miprimita.com

Naufragios: Naufragio

en Grandes Series

Los relatos que publicamos bajo el título genérico de NAUFRAGIOS, son fruto de un ejercicio de creación literaria en el que se han embarcado varios de los habituales autores de TODORELATOS. El ejercicio consiste en crear un relato que contenga los elementos "compañeros de empresa mal avenidos", "viaje en barco organizado por la empresa", "naufragio" y "isla desierta". En esta primera entrega podréis, además de disfrutar de la lectura, demostrar vuestra capacidad de reconocer a los autores que se esconden detrás de cada una de las obras. Para hacerlo más fácil, os diremos que en esta aventura se han embarcado: Carletto, Horny, ElEscribidor, AlienaDelValle, Navegante, Escorpiona, Kenwood, Lydia, Erotika y Trazada30.

 

NAUFRAGIOS: NAUFRAGIO.

Eran las ocho de la tarde y allí estaba, al final de la Rambla esperando a Elena. Aquel viaje a Mallorca en yate y con todos los compañeros de la oficina, no me hacía demasiada ilusión, pero nuestro jefe el Sr. Anglada decía que nos iría bien, para mejorar nuestra relación laboral. ¿Mejorar la relación con el baboso de Óscar?, ¿Con la cursi de Aída?, ¿Con el tonto de Alberto? Sólo Elena, valía la pena de todos ellos. Bueno y luego estaban Jordi y Oriol, los hijos del Sr. Anglada, que estaban para parar un tren. Pero con ellos era fácil llevarse bien.

Ya eran las ocho y diez, cuando la vi aparecer a lo lejos. Elena, mi dulce Elena. Nos conocíamos desde hacía cuatro años, cuando ambas entramos a trabajar en el departamento de administración de aquella pequeña empresa de conservas. Cuando llegó junto a mí, me dio un beso en cada mejilla y luego se disculpó:

Ya lo sé, llego tarde, lo siento.

Venga, que segura que llegamos las últimas – me quejé.

Y qué más da – protestó Elena – casi preferiría no llegar.

Ya, y entonces el Sr. Anglada te lo descontaría del sueldo.

Ya, eso es lo malo.

Corrimos hacía el puerto deportivo y buscamos el yate. Subiendo por la rampita vimos a Alberto, que al vernos gritó:

Venga, que nos vamos sin vosotras.

¡Qué rollo, tener que pasar el fin de semana con esa peña! – se quejó Elena.

Sí.

Llegamos al yate y subimos.

Bienvenidas – nos dijo el Sr. Anglada – venid.

Nos enseñó el yate que tenía una cocina-comedor, luego por un pequeño pasillo nos dirigimos a los camarotes, había una suite con cama de matrimonio y un baño, y luego dos camarotes con dos literas y un baño para ambos camarotes. Nos dejó en nuestro camarote que, además, deberíamos compartir con Aída.

Espero que estéis cómodas.

Gracias, Sr. Anglada - le dijo Elena.

El Sr. Anglada, nos dejó a solas. Dejamos las bolsas sobre las camas, sacamos la ropa y la pusimos en el armario, el yate arrancó.

Vaya fin de semana nos espera – dijo Elena, mientras se ponía el bañador.

Yo también saqué el bañador de la bolsa y me quité las braguitas.

Si te viera Óscar de esa guisa se te echaría encima ahora mismo – apuntó Elena.

Pobre de él como me toque un pelo, ni aunque fuera el último hombre sobre la tierra me liaría con él.

Sr. Anglada compórtese, puede vernos cualquiera. – Se oyó la ridícula voz de Aída en el pasillo.

Seguro que la está sobando de arriba abajo – señaló Elena.

Sí, no sé como ella se atreve con un viejo como ese. Si por lo menos fuera guapo.

El Sr. Anglada tenía casi 60 años, era gordo y calvo y con los ojos saltones como los sapos. Era viudo.

Habíamos acabado de vestirnos cuando alguien llamó a la puerta e inmediatamente ésta se abrió.

No sé si podremos tomar mucho el sol – dijo Aída entrando – se ven algunas nubes a lo lejos y, además, dentro de poco ya será de noche.

Bueno, ya lo veremos – le contestó Elena.

Ambas salimos del camarote para dirigirnos a la cubierta. Una vez allí Oriol se acercó a nosotras.

¿Queréis tomar algo?

No, gracias. ¿Dónde está tu hermano? – le pregunté.

En el camarote de los chicos – me respondió - ¿os gusta el yate?

Sí, está bien – le respondió Elena.

Entonces miré al horizonte y vi la tormenta de la que hablaba Aída. El cielo estaba negro y se veía el resplandor de los rayos cayendo.

¡Vaya tormenta!

No te preocupes, no creo que se acerqué aquí – trató de tranquilizarme Oriol.

Eso espero.

¡Hola chicas! – dijo la voz de Óscar tras de mí - ¡Qué guapa estás!

Me giré hacía él y tras mirarle de arriba abajo le dije:

Pues tú pareces un payaso con esos pantalones.

Jordi que estaba tras él lanzó una sonora carcajada.

Óscar llevaba unos pantalones tipo pirata de color rojo que le sentaban como un tiro.

Venga, Amparo, no seas mala con él - dijo Jordi – encima que te piropea.

Suspiré tratando de no ponerme nerviosa.

Anda, vamos a tomar el sol. – me dijo Elena cogiéndome del brazo.

Nos dirigimos hacía la proa, nos tumbamos sobre un par de hamacas que allí había, me puse las gafas de sol y justo tras cerrar los ojos la voz dulce de Jordi me dijo:

Toma.

Abrí los ojos y le vi junto a mí, ofreciéndome su vaso, que contenía un líquido oscuro, lo cogí, bebí un sorbo; era martini rosso, mi bebida preferida.

Pasa de ese imbécil y disfruta del viaje – me aconsejó, sentándose a los pies de la hamaca.

Le devolví su vaso y le dije:

Lo intentaré, pero no sé si podré.

No te preocupes, yo estoy aquí contigo, ya te dije que este viaje podía cambiarnos la vida.

Acercó sus labios a los míos y me dio un ligero beso, luego se marchó.

¿Ha sucedido de verdad o estoy soñando? – le pregunté a Elena que me miraba con sorpresa.

Yo creo que no lo has soñado.

No podía creérmelo, cuando ya casi había perdido las esperanzas de tener algo con él, va y me da un beso en los labios.

Pero si anteayer me confesó que estaba enamorado de otra.

Chicas, vamos a cenar – gritó el Sr. Anglada antes de que Elena pudiera contestarme.

La cena fue ligera y amena, Jordi se sentó a mi lado y no dejó de colmarme de atenciones. Fuera, la tormenta se iba acercando y el mar se iba picando cada vez más. Al terminar la cena, cuando todos estábamos cansados y deseosos de ir a descansar, el yate se movía sin cesar de un lado hacía otro, haciendo que la lámpara se balanceara y que se cayeran los vasos y los platos de plástico al suelo.

Empecé a marearme e intenté levantarme del banco.

¡Uf, Dios, qué vueltas me da todo! – dije al sentir el mareo al levantarme.

Espera, te acompañaré – se ofreció Jordi que estaba recogiendo los platos.

Se acercó a mí, me cogió del brazo y me ayudó a caminar los pocos metros que había hasta el camarote. Cuando llegamos junto a la puerta, la abrió y me ayudó a entrar.

¿Quieres que te ayude a cambiarte? – me preguntó.

No, no hace falta. Gracias, has sido muy amable ¿Puedo hacerte una pregunta?

Claro.

¿Por qué me has besado antes?

Porque lo deseaba – me respondió – Buenas noches.

Y de nuevo volvió a besarme en los labios. Luego salió del camarote.

Me acosté en la litera de abajo e intenté dormir, pero el ruido de la tormenta y el movimiento me lo impidieron. Llevaría casi una hora en la cama cuando llegaron Elena y Aída.

Vaya tormenta – susurró Elena.

No hace falta que lo digas – le dije.

Pensé que estarías durmiendo.

Sí, te crees que es fácil con lo que se mueve este cacharro.

Tranquilas chicas, no pasará nada – dijo Aída.

En ese momento el yate dio un fuerte bandazo y casi llegó a volcarse.

Chicas, todas a cubierta, coged los salvavidas – gritó Oriol desde el pasillo.

Como pude, me puse el pie. Buscamos los salvavidas dentro del armario y a duras penas nos los pusimos. Luego y como pudimos llegamos hasta la cubierta.

Allí el agua caía por todas partes y el yate se movía poniéndose a veces en vertical.

Ha entrado agua, la bodega está inundada – gritó el Sr. Anglada.

Vamos a tener que saltar – anunció Jordi.

¿Pero no hay barcas? – preguntó Aída inocentemente.

No, venga – le gritó el Sr. Anglada saltando al agua, tras cogerla de la mano.

Entre la confusión sentí que alguien tiraba de mi mano obligándome a saltar.

Ya en el agua oí la voz de Jordi animándome:

Venga, nademos.

Empezamos a nadar, no sé hacía donde, Jordi me sujetaba la mano haciendo todo lo posible para que no me soltara.

No sé cuanto tiempo estuvimos nadando, pero era casi el amanecer cuando llegamos a una playa, nos tumbamos en la arena agotados y creo que nos dormimos.

Cuando desperté miré a mi alrededor, Jordi seguía a mi lado adormilado. Había cacharros y cosas del yate a nuestro alrededor, algunos metros más allá vi un cuerpo inerte, me puse en pie, me acerqué, y a medida que me acercaba veía que era Óscar.

Me arrodillé junto a él, estaba boca abajo y le di la vuelta, tenía un fuerte golpe en la cabeza:

Óscar, Óscar – le di unas palmadas en la cara, pero no me respondía, miré a su pecho...

¡Jordiiiii! – grité asustada, Óscar estaba muerto.

¡Amparo! – me respondió Jordi.

Empecé a llorar desconsolada, Jordi llegó junto a mí, y se arrodilló a mi lado para consolarme.

Vamos, tranquila, tenemos que buscar a los demás.

Nos levantamos y miramos al mar.

Mira, allí hay alguien – dijo Jordi lanzándose al mar sin vacilar.

Llegó hasta el cuerpo y lo sacó del agua. Cuando me acercaba a él me di cuenta, era su padre y también estaba muerto, Jordi lloraba silenciosamente. Depositó el cuerpo inerte en la arena y le dio un beso en la frente.

¡Eh, chicos! – gritó alguien a los lejos, ambos alzamos la vista, eran Oriol y Elena.

Corrí hacía mi amiga, mientras Jordi corría hacía su hermano, y nos fundimos en un fuerte abrazo.

¿Cómo estáis? – preguntó Oriol.

Bien – respondí yo.

Y ¿papá? – le preguntó a su hermano.

Lo siento – le dijo Jordi y lo abrazó con fuerza.

Óscar también ha... muerto – dije yo con la voz ahogada. Elena me abrazó.

¿Y Aída y Alberto? – preguntó Oriol.

No lo sé – respondió Jordi – Aída saltó con papá, pero no la hemos encontrado.

Vamos hacía el otro lado de la playa, hacía aquella loma – propuso Oriol.

Los cuatro, serios y apenados, no dirigimos hacía el otro lado de la playa, pasando junto al cuerpo del Sr. Anglada. Oriol se acercó, se arrodilló y le dio un beso en la frente como había echo Jordi. Luego volvió junto a nosotros y continuamos caminando.

Esto está muy desierto, ¿dónde estaremos? – preguntó Elena.

Quizá en Formentera.

Llegamos al otro lado de la playa, subimos a la loma y desde allí pudimos divisar toda la isla.

Esto es más pequeño que Formentera – señaló Oriol – y está desierto.

Sí, será alguna de las islas que le rodean – dijo Jordi.

Si te referías a esto cuando dijiste que este viaje nos iba a cambiar la vida casi hubiera preferido que se quedara como estaba – dije yo.

No, no era por esto, evidentemente. Era porque me había propuesto declararte mis verdaderos sentimientos.

Vaya, creo que es mejor que vayamos a dar una vuelta – le dijo Oriol a Elena cogiéndola de la mano.

Ambos se alejaron, mientras Jordi empezó a hablar:

Quería aprovechar este viaje para decirte, que tú me gustas muchos – me puse frente a él, cara a cara – y que me gustaría salir contigo, pero ahora...

Le miré a los ojos, le acaricié la mejilla y acerqué mis labios a los suyos para besarle, cuando nos separamos le dije:

No te preocupes, lo superaremos juntos.

Entonces nos abrazamos y justo en aquel momento empezó a oírse un helicóptero.

Nos acercamos hacía Elena y Oriol y empezamos a hacer señales al helicóptero, que poco a poco, se fue acercando.

Tranquilos, chicos, enseguida bajamos – dijo una voz a través de un altavoz.

Al ir bajando pudimos ver a Aída y a Alberto saludándonos desde el helicóptero. Estábamos salvados.

Desde entonces han pasado cinco años y a pesar de la desgracia Jordi y yo nos casamos hace un año. La experiencia afianzo nuestro amor y ahora sé que nada nos separará. Elena y Oriol estuvieron saliendo algún tiempo tras aquello, pero su relación no funcionó y ahora cada uno va por su lado, a pesar de que siguen trabajando juntos, al igual que Jordi y yo. Jordi es ahora el dueño y presidente de la conservera Anglada y yo su secretaria personal, Oriol es el director general y Elena su secretaria. Alberto también sigue trabajando con nosotros como contable y Aída dejó el trabajo justo al regresar de aquella lamentable aventura y por lo que sabemos trabaja en la competencia como secretaria del Presidente, un hombre de 55 años gordo y feo, con el que le hemos visto ya varias veces haciendo manitas.

FIN

 

Lector, no dejes de leer los demás relatos ya publicados de la serie Naufragios:

El naufragio del Zamboanga

La invitación

Enemigos

Háblame del mar, marinero

Mas de EJERCICIO

La asombrosa historia de la Thermo mix

La verdadera historia del Inquisidor Ortuño

Vengándome de Sara

He visto el futuro

La tormenta

El Monasterio del Tiempo

La cuenta atrás

Bucle

Ejercicio XIXX: Cambio de fecha.

Ejercicio XXIX: Viajes en el tiempo

Ejercicio XXIX

Redención

Los pecados capitales de una madre

Manos

El poder de Natacha

El hombre que me excita

El toro por los cuernos

Valentina

Pulsión maternal

XXVIII Ejercicio: Los siete pecados capitales

La hormiga

Masturbación fugaz

Las musas (¡y su puta madre!)

Querido Carlos...

Asmodeo

En la oscuridad

La maldición

El desquite de Érica

Eva Marina

La viuda

Noche de copas

La despedida

La llamada

Cine de madrugada

La pareja de moda

Testigo 85-C

Diez minutos

Las tetas de Tatiana

Por el cuello o por los cojones

Fisioterapeuta

Guapo, rico y tengo un pollón

Inmóvil

¡Siéntate bien!

La obsesión de Diana

El Cuerpo

Descenso

Mía (Ejercicio)

Serrvirr de ejemplo

La espera

Despatarrada

Primera infidelidad

Caricias

Mi amante, Pascual

Sexogenaria

La heteroxesual confundida.

La ira viste de cuero

Homenaje

Indefensa

Reencuentro

XXVII Ejercicio: relación de relatos

XXVII Ejercicio de Autores: microrrelatos

El principio del fin

Como Cristiano Ronaldo

Supercalientes

Paso del noroeste

Pérdida personal

Naufraghost

Marinos y caballeros

La manzana, fruta de pasiones y venganzas

El naufragio del Te Erre

En un mundo salvaje

La última travesía del “Tsimtsum

Sentinelî

Me llamaban Viernes.

Naufragio del Trintia: Selena y Philip

La isla

El huracán Francine

Fin

La sirena del Báltico

Nunca Jamás

El Último Vuelo del Electra

Relatos XXVI Ejercicio

Naufragios: Namori se está ahogando

Naufragios: amantes en potencia

Naufragios: Libertad

Naufragios: Outdoor Training

Naufragios: Naufragio

Naufragios: Crucero de Empresa

Naufragios: Háblame del mar, marinero

Naufragios: Enemigos

Naufragios: La Invitación

Naufragios: El naufragio del Zamboanga

Homenaje a todos

XXVI Ejercicio de Autores

Final del Ejercicio XXV

Sus ojos

Vecinos de dúplex en la costa

Pauline o la lascivia del poder

¡No hay huevos!

La hermana mayor que todos compartimos

Ana y la pausa de los anuncios

Moonlight

Guerrera en celo

Aburridas

El canalla

Y todo por una apuesta

Un gol por la escuadra

Dos primos muy primos

Mi hija apuesta por nuestro futuro

La puerta oscura del transexual

Relación de relatos del Ejercicio XXV

Ejercicio XXV

Final del ejercicio XXIV

El fin del racionamiento

Amores eternos

La clínica

Halley

La mujer más guapa del mundo

Cuatro años y un día

El hombre de mi vida

Algo muy especial.

Marcha atrás

El friki

El payaso y la preñada

Justicia o venganza

Noche de cuernos

Velocidad de escape

Mi adorable desconocida

Accidente a plena luz

Relación del relatos del XXIV Ejercicio de Autores

XXIV Ejercicio de Autores

Votación temas XXIV Ejercicio de Autores

Convocatoria ejercicio XXIV

Final del XXIII Ejercicio

El holandés errante

El Pirata

El torero

En el cielo

Campanilla y el sexo

Ser Paco Payne

Príncipe azul

Silvia salió del armario

Cambio

Mátame suavemente

Un divertido juego

Tres palabras

El semen del padre

Salvajes

Día de la marmota

Los tres Eduardos

Sheena es una punker

El legendario guerrillero de Simauria

El converso y la mujer adúltera

Órdago a todo

La bicicleta

Janies got a gun

Difurciada

Relación de relatos del XXIII Ejercicio

XXIII Ejercicio de autores de Todorelatos

Votación de las propuestas para el XXIII Ejercicio

Convocatoria del XXIII Ejercicio de Autores

La historia del monaguillo o el final del XXII

La reducción

Es palabra de Dios

Tren de medianoche

Hermana mayor

Una historia inmoral

Venceremos... venceremos... algún día

El vicario

Cielo e infierno

Reencuentros en la tercera fase

La Señora Eulalia

La pregunta

Juguetes rotos

Génesis 1,27

La entrevista

La mafia de los mantos blancos

Las cosas no son tan simples

XXII Ejercicio: lista de relatos

XXII Ejercicio de Autores de TodoRelatos

Votación de las propuestas para el XXII Ejercicio

Convocatoria del XXII Ejercicio de autores

Avance del XXII Ejercicio

Resultado del XXI Ejercicio de Autores

Con su blanca palidez

Adios mundo cruel

Tribal

Mi sueño del Fin del Mundo

El Pianista Virtuoso

A ciegas

La Ceremonia

Blanca del Segundo Origen

Hotel California

El tren del fin del mundo

100 años después

El fin del mundo. La tormenta solar perfecta.

Un último deseo

El convite

Demiurgo

Diario

El Gato de Chesire

Relacion relatos XXI Ejercicio

XXI Ejercicio de Autores

Votaciones para el XXI Ejercicio de Autores

Propuesta de ideas para el XXI Ejercicio Autores

Revisión de las normas

Gracias por participar del XX Ejercicio de Autores

Aprender a contracorriente [gatacolorada]

Vida estropeada [Estela Plateada]

En las crisis ganan los banqueros[ana del alba 20]

El rescate de Benilde [voralamar]

Se alquila habitación [Ginés Linares]

Sin tetas no hay trabajo [doctorbp]

El Préstamo [Lydia]

Liberar tensiones [Bubu]

Parásito [SideShift]

El Sacrificio de mi Mamá [Garganta de Cuero]

Ladrona [Neón]

Maldita Crisis [EROTIKA]

Las ventajas del poder [gatacolorada]

La crisis del coño [ana del alba 20]

¿Por Qué Lloras? [Silvade]

del amor. La máquina [erostres]

Los viajeros temporales [Estela Plateada]

Relato casi erótico [Alba_longa]

Grande y felicísimamente armado [voralamar]

El Fotógrafo [Vieri32]

¿Algo para reír o para llorar? [MilkaMousse]

Nyotaimori [Ginés Linares]

Muñecos Rotos [pokovirgen]

Relación de relatos del XX Ejercicio de Autores

XX Ejercicio de Autores

XX Ejercicio de Autores: Votación de tema

Propuesta de ideas para XX Ejercicio de Autores

Gracias por participar en el XIX ejercicio

Legión de Ángeles

Eva al desnudo

En el fondo de su mente

Las viejas tamaleras

Una canción en 100 años

Del amor, la guerra y otras lindezas

Canción de despedida

Noches de luna llena

Almas

El sobre azul

Nunca subas a la chica de la curva

Aunque tu no lo sepas

El Cid

La puta de mi novia y su despedida

Por toda la casa

El suicidio del Samurai

Causa y efecto

La fiesta de Navidad

Diálogos para un ejercicio

La barbería

Por los beneficios

Cenizas del deseo

M & M… y sí, son unos bombones adictivos

Lazos oscuros y desconocidos

Relación de relatos del XIX ejercicio

XIX Ejercicio de autores

XIX Ejercicio de autores: Votación de tema

Propuesta de ideas para XIX Ejercicio de Autores

Brevísimo balance del XVIII Ejercicio de Autores

Pínchame, amor (Segunda parte)

Noche mágica

Con todos ustedes....¡el increíble bebé barbudo!

Extraños en la noche

Noche de suerte

Por fin pude ver a mi esposa montada en un joven

La chica de la revista

Vida de casado

Una manera de sentir

Trovadores de la noche

Después de la feria según Lucas

Después de la feria según Marcos

La morochita villera

Cómo recuerdo el día en que llegó a mi casa

Amo las mujeres que desagradan a otros

¡Pínchame, amor! (1)

La primera noche de mi nueva vida

La mejor noche de un actor porno

La prueba

Paparazzi

Ivette, mi princesa árabe

El montoncillo y la gata

Pasión y lujuria en la Barceloneta

Relación de relatos del XVIII Ejercicio de Autores

Noticias sobre el XVIII Ejercicio de Autores

XVIII Ejercicio de autores

XVIII Ejercicio: Votación del tema

Propuesta de ideas. XVIII Ejercicio de Autores

Crucigrama. GatitaKarabo.

Flores. Dark Silver.

¡Maldita sea! Izar

Fugados. Dark Silver.

Superbotellón. MariCruz29

El Pelao. GatitaKarabo.

Raquelísima. Moonlight.

Oración. Masulokunoxo

El despertar. GatitaKarabo

Media tarde. Trazada.

La noche es bella. Lydia

Apetecible. Paul Sheldon.

Play. Un Típico Sobi.

Zanahorias de Haití. Masulokunoxo.

Charla de alcoba. Trazada.

XVII. Ejercicio de autores.

XVII Ejercicio. Votación del tema.

Propuesta de ideas. XVII ejercicio de autores

PsicóTRico.

Mi primer día.

Desde el fondo de la pecera

Un chico normal

La increíble historia de Mandy y su locura felina

Carta blanca

Amigo mío, ¿qué hice mal?

La psicología del miedo

El diablo nunca

El salto atrás de Paco.

Contacto humano

Identidad

Una muñeca vestida de azul.

AVISO - XVI Ejercicio - RELATO PSIQUIÁTRICO

XVI. Ejercicio de autores. Relato psiquiátrico

Votación del tema. XVI Ejercicio

Propuesta de ideas. XVI ejercicio de autores

¿Qué es el ejercicio?

La leyenda del demoniaco jinete sodomizador

¿Por qué las ancianas tienen obsesión...?

El visitante

Amantes en apuros

El hotel

El cementerio

La leyenda urbana de TR, ¿Quién es el Calavera?

Mascherata a Venezia

La cadena

Mujer sola

Electo ateneo

La Dama de los Siguanes

Libertina libertad

Máscaras

El engaño del Cadejo

Los veintiún gramos del alma

Examen oral

En el espejo

El Greenpalace

Una leyenda urbana

Sorpresa, sorpresa

Gotitas milagrosas

Información del XV ejercicio

XV Ejercicio de autores - Leyendas urbanas

Propuestas e ideas para el XV ejercicio de autores

Cambio de carpas

Con mi pa en la playa

Con sabor a mar

La luna, único testigo

Duna

Selene

Acheron

Una noche en la playa

¿Dónde está Fred?

Fin de semana en la playa

La noche del sacrificio

Nuestra playa

Aquella noche en la playa

La indígena

Sacrificio a la luna

El Círculo de Therion

Hijo de puta

Como olas de pasión

Hija de la luna

XIV ejercicio de autores – ampliación de plazo

La noche de los cuernos

Citas Playeras S.A.

XIV Ejercicio de Relatos Una noche en la playa

Yo quería y no quería

Información sobre el XIV Ejercicio de Relatos

La soledad y la mujer

Una oración por Rivas

Inocente ¿de qué?

El te amo menos cotizado de la Internet

Esquizos

Ella

Pesadilla 2

Dios, el puto y la monja

Mi recuerdo

Nada es completo

Pesadilla (1)

Remembranzas

Pimpollo

Un momento (3)

Hodie mihi cras tibi

Hastío

La sonrisa

Tu camino

Duelo de titanes

La madre de Nadia Lerma

XIII ejercicio sobre microrelatos

Mujer Amante - Vieri32

No tengo tiempo para olvidar - Lymaryn

Un ramito de violetas - Lydia

Palabras de amor - Trazada

Bend and break - GatitaKarabo

Tú me acostumbraste - Avizor

Por cincuenta talentos de plata - Estado Virgen

Äalborg [Sywyn]

El peor pirata de la Historia [Caronte]

Mi encuentro con el placer [Apasionada29]

El pirata que robó mi corazón [Lydia]

Trailer [Zesna]

A 1000 pies de altura [Lymarim]

Me aburrí muchísimo [Parisién]

En el océano de la noche [Kosuke]

U-331 [Solharis]

Sansón y Dalila

Kitsune

El sueño de Inocencia

La esencia de Zeus

Ángeles y demonios

Lilith

Hércules y las hijas del rey Tespio

Invitación para el X Ejercicio: Mitología Erótica

Tren nocturno a Bilbao

Aun no te conozco... pero ya te deseo

He encontrado tu foto en Internet

Entre tres y cuatro me hicieron mujer

Memorias de un sanitario

Sex-appeal

Sexo, anillos y marihuana

Talla XXL

Goth

Cayendo al vacío

Afilándome los cuernos

Plumas y cuchillas

IX Ejercicio: 2ª Invitación

IX Ejercicio de relatos eróticos

Pesadillas de robot

Promethea

Mi dulce mascota

Involución

Déjà vu

Eros vence a Tanatos

El instrumento de Data

El corazón de Zobe

Fuga de la torre del placer

Comer, beber, follar y ser feliz

El caminante

Pecado

Maldito destino

Madre

Decisión mortal

Yo te vi morir

Angelo da morte

Azul intenso

Pecado y redención

Mátame

Cuando suena el timbre

El purificador

El último beso

Mi instinto básico

Ella quería tener más

Hospital

Fábula de la viuda negra

Por una buena causa

Seven years

El opositor

¿Tanto te apetece morir?

Voy a comprar cigarrillos y vuelvo

Satanas Death Show

Días de sangre y de swing

Relatos Históricos: La copa de Dionisios

Invitación para el nuevo Ejercicio sobre CRÍMENES

Relatos Históricos: Al-Andalus

Relatos Históricos: 1968

Relatos Históricos: Qué golfa era Carmela

Relatos Históricos: Franco ha muerto, viva el gay

Relatos Históricos: El beso

Relatos Históricos: El soldado

Relatos Históricos: Campos de Cádiz

Relatos Históricos: 1929 en Wall Street

Relatos Históricos: El primer vuelo

Relatos Históricos: El primer gaucho

Relatos Históricos: Así asesiné al general Prim

Relatos Históricos: En bandeja de plata

Relatos Históricos: La maja y el motín

Relatos Históricos: El niño del Kremlin

Relatos Históricos: Yo, el Rey

Relatos Históricos: Tenno Iga No Ran

Relatos Históricos: Las prisioneras de Argel

Relatos Históricos: Un truhán en las Indias

Relatos Históricos: Mar, mar, mar

Relatos Históricos: Un famoso frustrado

Relatos Históricos: El caballero don Bellido

Relatos Históricos: Clementina

Relatos Históricos: Cantabria indomable

Relatos Históricos: Nerón tal cual

Relatos Históricos: En manos del enemigo

Relatos Históricos: Alejandro en Persia

Relatos Históricos: El juicio de Friné

Relatos de Terror: Ojos violetas

Relatos de Terror: Silencio

Relatos de Terror: Nuria

Relatos de Terror: El bebé de Rosa María

Relatos de Terror: El nivel verde

Relatos de Terror: La puerta negra

Relatos de Terror: Aquella noche

Relatos de Terror: No juegues a la ouija

Relatos de Terror: Sombras

Relatos de Terror: Rojo y diabólico

Relatos de Terror: Lola no puede descansar en paz

Relatos de Terror: Asesino

Relatos de Terror: Aquel ruido

Relatos de Terror: Fotos en tu desván

Relatos de Terror: Estúpido hombre blanco

Relatos de Terror: Confesión

Relatos de Terror: Despertar

Relatos de Terror: No mires nunca atrás

Relatos de Terror: Viaje sin retorno

Relatos de Terror: La pesadilla

Relatos de Terror: La playa

Por un puñado de euros - por Yuste

Trópico - por Trazada30

Registro de tráfico ilegal - por Esther

Llámame si quieres - por Solharis

Una noche de invierno - por Dani

Clásico revisitado - por Desvestida

Lengua bífida - por Alesandra

Obediencia - por Némesis30

Hotmail - por Espir4l

Recuerdos - por Némesis30

Ese día estaba yo muy ansiosa - por Esther

Una noche de primavera - por Dani

La sopa - por Solharis

Diez minutos - por Sasha

Celos - por Scherezade

25 líneas dulcemente apasionadas - por Alesandra

Hay que compartir - por Espir4l

Trescientas palabras - por Trazada30

Esa sonrisa divertida - por Trazada30

Una noche de otoño - por Dani

La mujer de las pulseras - por Yuste

En el coche - por Locutus

Ciber amante - por Scherezade

Despertar - por Espir4l

Mi obra de arte - por Lydia

Los pequeños detalles - por Némesis30

Por el bien común - por Wasabi

La oportunidad llega sola - por Elpintor2

Sola - por Scherezade

La vida en un segundo - por Iván Sanluís

La ciclista - por Genio

16 añitos - por Locutus

45 segundos a euro - por Alesandra

Necesito una verga - por Esther

No soy tuya - por Donnar

Más que sustantivos - por Wasabi

Maldito alcohol - por Lachlainn

El preso - por Doro

De ocho a ocho y media - por Superjaime

Esperando - por Scherezade

Ladrón de coches - por Sociedad

Taxista nocturno,servicio especial - por ElPintor2

No me importa nada más - por Hera

Una noche de verano - por Dani

Vampirillos - por Desvestida

Siempre hay un hombro amigo - por Yuste

En mi interior - por Nemésis30

Almas - por Egraine

El tren de lavado - por Lydia

Despertar placentero - por Lince

Piel de manzana - por Sasha

La cita - por Alesandra

Hace muchos años - por Trazada30

El dragón - por Lobo Nocturno

La fila - por Locutus

Me fascina - por Erotika

Tardes eternas - por Ornella

La realidad supera la imaginación - por Genio

Instinto primario - por Espir4l

La sorpresa - por Solharis

38. La verdad en el fuego

Gönbölyuseg

Carta a un desconocido

Enfrentarse al pasado

Alejandría

La venganza de Aracne

Un relato inquietante

El libro maldito de Bartholomeus Nazarí

El apagón

El pasillo oscuro

Ejercicio 2 Las apariencias engañan - Va la novia

Naufragios: Libertad

Naufragios: Outdoor Training

Naufragios: Crucero de Empresa

Naufragios: Enemigos

Naufragios: Háblame del mar, marinero

Naufragios: La Invitación

Naufragios: El naufragio del Zamboanga