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Selene

en Lésbicos

Selene.

La veo aproximarse hacia mí, tan hermosa y etérea como siempre, su suave y pálida piel parece cincelada en mármol, ella me observa, me sonríe, me hipnotiza con aquel par de deslumbrantes ojos que me hechizan, son grandes y azules, de un azul tan intenso como el del océano, me deleito con la increíble visión de su presencia, la contemplo en silencio, mientras descuento la distancia que nos separa, pensamientos atropellados acuden a mi cerebro,…y de nueva cuenta, no puedo…no quiero sustraerme de su encanto.

-Levántate floja- me dice Miguel al mismo tiempo que se levanta, y me arroja una almohada al rostro, sonriendo cansadamente trato de despabilarme, no logro enfocarlo bien, mientras me estiro perezosa en la cama, por fin lo distingo, frente a mí, el hombre de mi vida, quien me hace suspirar, quien me llena y complementa, quien me arranca los suspiros y me hace volar, Miguel…, o al menos así solía ser.

Me levanto de la cama, y aún medio dormida me dirijo a la cocina, a prepararle algo de desayunar, mientras tanto él se baña y se arregla, su trabajo lo reclama desde muy temprano, su trabajo me lo quita muy a menudo, se lo lleva de convención y cursos por todo el país, es como una hembra celosa y posesiva, contra la cual nada puedo hacer.

Come con rapidez, se levanta dejándome los platos sucios en la mesa, me da un rápido beso en la frente y sale de casa, dejándome sentada frente a la mesita del comedor, y con sus platos sucios que fregar, tomo un tazón, me sirvo cereal con leche y como tantas mañanas desayuno completamente sola, en un silencio abrumador, sin notarlo y sin poderlo evitar, una lágrima recorre mi rostro.

Así transcurre una semana y nada, la misma rutina, me preocupo, quizá me este descuidando, ¿me estaré poniendo gorda y fea?, ¿Tal vez ya no soy deseable, he dejado de atraerle como mujer?, pienso una y otra vez, cuando el sale a trabajar por la mañana, sin despedirse efusivamente de mí, sin ninguna muestra de cariño, más tarde, al salir del baño me observo largamente en el espejo, mis 25 años me han tratado bien, soy una mujer menuda, pero con curvas pronunciadas, de piel muy morena y de nombre Celeste, mis ojos negros hacen juego con mi cabellera, lacia y a los hombros, No, no puedo ser yo, pienso, me mantengo en forma, mi nariz un poco ancha no luce mal con lo carnosos que son mis labios, besables, mordibles, lástima que no haya quien lo haga, tengo un par de tetas muy antojables, paraditas, tersas y duritas, mis aureolas son aún más oscuras que mi piel, pero mis pezones, son amplios, comestibles; mis caderas son anchas, tengo un trasero hermoso, grande como la mayoría de las mujeres de la costa, mis piernas son torneadas, sin estrías, suaves y acariciables, no tengo mucho vello, a excepción de mi pubis…No, definitivamente, mi cuerpo no es el causante, de tan pocas caricias y atenciones.

Por la noche, es la tercera vez que ceno sola esta semana, sin más afán de nada, me quito la ropa, dejándome tan solo una blusa floja y un short de algodón para dormir, es otra noche tórrida, como casi todas las que vivimos en los meses de Primavera, y Verano, me quedo profundamente dormida, no sé a qué hora regresa a casa, ni a qué hora se volvió a ir, al otro lado de mi pedacito de cama, solo una nota, avisándome que tiene que salir de viaje, un curso o una conferencia, el resultado es el mismo.

Al otro día, después de los cotidianos quehaceres, me dirijo un rato a la playa, nuestra pequeña casita de interés social, se halla a las afueras del pueblo, un lugar al menos seguro, silencioso y privado, caminando de mi casa unos 10 minutos puedo contemplar al gran azul, me tranquiliza aspirar la brisa, me arrulla el vaivén de las olas, a lo lejos un grupo de pescadores se afana en obtener la mayor cantidad de peces, las horas vuelan, el sol se tiñe de rojo, y mis pensamientos van de las olas y la sal, a una parvada de pelicanos que rayan el horizonte…si al menos pudiera volar.

De vuelta a la casa, no me apetece esta vez cenar sola, me cambio de ropa, realizo mi ritual nocturno y me dispongo a dormir, una noche más…sola, pero no puedo, son muchas las cosas que ocupan mi cabeza, por otro lado el asfixiante calor que reina en la habitación, me hace sudar, me sofoca, salgo con mi short y mi blusa de la casa, quizá me haga bien caminar un poco.

No sé cómo, ni cuánto tiempo ha trascurrido, solo sé que estoy en una pequeña bahía contemplando sin mirar las olas del mar, la fresca brisa al menos se ha llevado el calor del ambiente, no así de mi cuerpo, la luna llena me saluda brillante, no hay nadie más por ahí, solo me hacen compañía algunos cangrejos que me miran curiosos.

No sé que me lleva a querer darme un baño, quizá mi subconsciente piense que el agua del mar, podrá aliviar mis ardores, me despojo de las prendas que cubren mi intimidad, y así desnuda camino hacia el oleaje, fascinada, muy despacio, sintiendo primero el agua recorrer mis pies, luego trepar por mis tobillos, a mis muslos, con cada acometida del oleaje, sigo avanzando, esa agua fría toca mi sexo, avanza por mi vientre y en ese momento decido detenerme.

El oleaje me mueve, me pierdo con el murmullo que hace al chocar con la arena, observo el cielo estrellado, pero las traviesas olas en vez de apagar mis deseos, han avivado la llama con sus vaivenes, sin pensarlo llevo una mano hacia mi pubis, acaricio la mata de vellos que protegen mi sexo, y sin más comienzo a penetrarme lentamente con un dedo.

Mi anhelante vagina responde con rapidez, han sido muchos los días de ayuno, a un dedo se le une otro, ambos se deslizan con facilidad, quedos gemidos salen de mi boca, con la otra mano comienzo a acariciar mis senos, a pellizcar y jalar mis pezones, mis turgentes chupones se levantan, se endurecen, mientras mi coño tiene en su interior tres dedos visitantes, me olvido de todo y me concentro en proporcionarme placer.

Dejo en paz por un rato mi sexo, con ambas manos aprieto mis senos, cada vez más fuerte, para luego jugar con mis chupones, apretando ambos los jalo, como queriendo ordeñarme, mis manos se deslizan por mi vientre hasta llegar a mi cueva, una mano abre gentilmente mis labios, invitando a la otra a entrar a ese cálido interior, dos dedos no rechazan la oferta, empiezo a dedearme lentamente primero, rápido después, mi otra mano aferra una de mis nalgas, clavándome las uñas, los minutos vuelan, solo la pálida luna en el firmamento es testigo de mi lascivia autocomplaciente.

Presa de agitación y lujuria, mi cuerpo se convulsiona, se relaja, explota, mis jugos fluyen de mi raja liberando así un orgasmo mucho tiempo contenido, a lo lejos la luna parece rozar el mar, solo veo su estela que se funde con mis fluidos, no sé cuánto tiempo llevo masturbándome, ni que horas son, pero la luna me indica que es hora de volver, pronto amanecerá, salgo del mar, tranquila, contenta, me pongo mis prendas y regreso a casa con una enorme sonrisa en el rostro.

Miguel regresó después de pasados dos días, vuelve trayéndome una caja de chocolates, por cierto derretidos y un par de besos, no más, en cuanto entra a nuestra casa, se quita la ropa, no me hago ilusiones, me sonríe, me desea buenas noches y se dispone a dormir, sin hacer ruido me desvisto también y ocupo mi lugarcito en la cama, nada más pasará esa noche.

Martes por la mañana, mientras él come el desayuno que le preparé, estoy a la espera de oír noticias de su boca, casi deseando que se marche para poder regresar al mar en la noche, anhelando sentir mis dedos hendirse en mi raja, añorando la sensación de mi cuerpo estremeciéndose cuando alcanzo el clímax, pero nada, se levanta, me besa en la frente, cierra la puerta, se marcha, y yo tomo mi tazón preferido y le vierto leche a mi cereal.

Llegado el Viernes, Miguel me anuncia que saldrá de viaje, se irá tres días, le respondo que se cuide lacónicamente, y regreso a la recamara dejándole su desayuno en la mesa, por la noche abandono contenta mi casa, ingreso al oscuro mar, tenuemente iluminado por la luna llena, que no se deja ver por completo, debido a un cielo encapotado, yo me dispongo a disfrutar de mi ritual secreto de amor, de nueva cuenta mis dedos ansiosos penetran mi hendidura, perdiéndose en sus profundidades.

Mis amantes dedos, revuelven el café de mi taza, como es costumbre, es el día que Miguel partirá, concordando con una nueva luna llena, han pasado 6, desde que me hice adicta a la masturbación "marina", o tan solo, pretendo engañarme, cubrir el hecho de que el no me ama, que ya no me desea y que mi cuerpo arde febril sin respuesta masculina.

Por la noche, mi ánimo ha mejorado, me siento renovada, ansiosa, como una colegiala, me maquillo un poco, me pongo un vestido ceñido, arriba de las rodillas, el cual resalta mi linda figura, me agrada la imagen que me devuelve el espejo, y por debajo del vestido…nada de ropa interior, es más cómodo y fresco, prestándose más a mis propósitos, luego abandono mi casa, al despuntar los primeros rayos de un sol naranja en el atardecer.

Esa noche es un poco diferente a las demás, no sé explicar el porqué, solo lo siento, quizá la brisa, que por ser invierno es más fresca, hace la diferencia, quizá el viento que hoy mece mas fuerte a las palmeras, o el fulgor mortecino de la luna en el cielo, no lo sé, despejo mi mente y trato de enfocarme en lo que vendrá, como siempre, ni una sola alma en los alrededores, me aproximo a mi refugio, a mi templo del placer, caminando lentamente, no tengo prisa, cerca de la playa de mi caleta escondida, comienzo a bajarme el vestido, me detengo, a la orilla del mar diviso una figura, me acerco para contemplarla mejor.

A pocos pasos de distancia, descubro a una mujer hincada, de piel muy, muy blanca, una larga cabellera rubio platinado, aún no la veo bien, mantiene su rostro agachado, observándola descubro que la chica en cuestión esta desnuda, se prende un foco en mi cabeza, ¡dios!, quizá la acaban de asaltar y violar, sin pensarlo más y sin acomodarme la blusa, me hinco también.

No pretendo ser brusca ni torpe, le toco el hombro, -¿Amiga, estas bien, te sucede algo?-, ella no me responde, agacho mi rostro a escasa distancia de su cabeza, -¿Qué haces aquí, cómo te llamas, necesitas ayuda?-, y de nuevo nada, solo silencio, considero que la pobre chica podría estar en shock, tomándola de los hombros, la sacudo, - ¡Hey amiga!, respóndeme, quieres que pida ayuda, ¿Qué te sucede?- tratando de hacerla reaccionar, lentamente levanta su cara, contemplo el rostro más bello que haya visto en mi vida, sus facciones son finas y delicadas, como muñequita china de porcelana,, una nariz recta, pequeña, cincelada, unos pálidos labios, muy delgados, y unos enormes y expresivos ojos del azul más intenso me deslumbran, me mira, pero no dice nada, a su lado compruebo que no presenta señales de violencia, -¿Te atacaron amiga, alguien te ha robado, o…? no hay rasguños, moretones ni heridas, tal vez este equivocada, me relajo, -Uuff, otra gringa borracha y desenfrenada-, y libero una carcajada nerviosa.

Well…Do you need help?, What is your name?, de nuevo nada, podría tratarse de una turista Europea, -Do you Speak English?..¿no?, Español, Français, respóndeme Girl…-la ayudo a levantarse, -No te preocupes, estarás bien, puedo llevarte hasta el hospital más cercano, antes te prestaré algo de ropa claro-, le hablo para tranquilizarla, continúa vigilándome con esa expresión desconcertada y de miedo, finalmente de pie me sonríe, se me acerca, me abraza, siento su cuerpo desnudo, pese a la brisa marina está cálido, una fragancia que no puedo describir se desprende de su ser, le sonrío, y la abrazo también, -Dont worry, todo estará bien-.

La siento más tranquila, nos separamos, la tomo de la mano, no llevo más que mi frugal vestido, no tengo más que ofrecerle, no sé si ella no me entienda nada, o quizá sea muda, pero no intercambiamos palabra alguna, hago que se recueste en la arena, a mi lado, -Ves hacia ese lado, do you see that?, ahí vivo yo, allá esta my house-, ella me mira atenta, sin hacer ni un gesto de afirmación o negación, pero no puedo separar mi vista de sus hermosos ojos.

-Celeste, my name is Celeste,- le digo mientras me señalo, -C E L E S T E-, no responde, solo se acerca más a mí, con esa enigmática y turbadora sonrisa, vuelve a abrazarme, esta vez más efusivamente, pienso que debe estar perdida, y diablos, qué más da, estamos solas, la abrazo también, permanecimos así por largos minutos en pleno silencio, mirando el mar, viendo navegar a la luna, en su carrera hacia el horizonte,, -Ven vamos a mi casa, ahí podrás abrigarte, quedarte esta noche si quieres, ¿Tú donde vives?-, acompaño mi pregunta con gestos

Me mira pensativa, abre la boca pero no sale ningún sonido de ella, me señala hacia la luna, que en su recorrido casi al final, se encuentra posada besando al mar, formando un camino de luz hasta la playa, -No entiendo, ¿Al otro lado del mar, eres extranjera, de otro continente?-, desconcertada me toma de la mano y me lleva al mar, se agacha, mete la mano en el agua y saca el coral multi color más hermoso que haya visto, como si fuera una gema preciosa brilla a la luz de la luna llena, -Wow, es muy bonito linda, ¿Dónde lo encontraste?-, a un movimiento elegante de su mano, la sumerge de nuevo y ante mi incrédula vista el coral se convierte en peces brillantes, pequeñitos de mil colores, que nadan alrededor de su mano, la saca de nuevo y esta vez los pece se transforman en esfera de luz que se elevan hacia el cielo.

-¿Pero..Qué demonios sucede?, no es posible, ¿Quién o qué eres?- le grito asustada, ante el cambio en mi rostro y el tono de voz empleado, ella se asusta, me empuja fuerte, caigo en la arena, tardo en reaccionar y cuando lo hago, ella, mi desconocida misteriosa ha desaparecido; Atónita observo el mar y el disco naranja del sol empieza a asomarse para coronar el Cielo.

Volví la noche siguiente, así como muchas otras más, pero no la encontré, había algo en ella que me fascinaba, tenia mil preguntas que hacerle, esto era increíble, surreal…mágico, pero no la vi más y así pasaron días, semanas…

Cumplido un mes del enigmático suceso, mi marido tuvo la gentileza de avisarme por teléfono que no quería saber nada mas de mi, que quería el divorcio, -Seguramente tienes una amante, ¡Cabrón, hijo de puta!, pero no esperes que firme el divorcio, no te será tan fácil deshacerte de mí-, furiosa le grité, para después colgar el teléfono, me encontraba deshecha y muy, muy encabronada, enjugándome las lagrimas me metí a bañar, no quería estar en casa, no quería saber nada de él, me arreglé y me enfilé hacia la playa, el masturbarme me tranquilizaría, por lo menos me ayudaría a olvidarlo.

De nueva cuenta la encontré ahí, desnuda, de pie, observando, como si esperara mi regreso, su hermosa carita se notaba nerviosa, estaba asustada, ella me temía, -Hola amiga, que gusto verte de nuevo-, le dije afable y sonriente, mientras me acercaba a ella, hizo un ademán de querer huir, -Tranquila amiga, no pasa nada, no voy a lastimarte, solo quiero acercarme a ti, todo estar bien, dont worry friend-.

Su rostro cambió, de huraño a dulce en segundos, me sonrió, yo estaba hipnotizada, ante aquella aparición divina…o lo que fuera que fuese, ,-Celeste ¿recuerdas?, soy yo, tu amiga, C E L E S T E-, terminada la frase la tome de las manos, luego instintivamente nos abrazamos.

Las estrellas se mueven y la noche camina, no sé cuánto tiempo llevamos así, juntas, abrazadas, sin nada que decirnos, extrañamente me sentía muy en paz, en calma, tranquila, muy bien, de repente, ya acercándose el amanecer, voltea a verme, me sonríe y me cierra sus bellísimos ojos, la contemplo embelesada, sin más, me besa, un beso casto, dulce, lleno de amor y ternura, sin malicia, tardo en reaccionar, pese a que me ha gustado mucho la sensación de sus labios en los míos, pueden más mis prejuicios, la suelto bruscamente, me levanto, -¿Qué te sucede amiga?, yo no soy lesbiana, me largo-, le suelto furiosa y me echo a correr con rumbo a casa, solo volteo una vez, ella sigue de pie, mirándome, sin alejarse de la playa, no me sigue, debió entender el mensaje, limpio unas lagrimas de coraje y de amargura, y entro a mi casa, por hoy mi velada romántica masturbatoria se ha ido al traste.

Despierto hecha un desastre, con unas horribles ojeras, frustrada, muy enojada, molesta, pero no con la extraña tipa aquella, sino conmigo mismo, ¿Qué había hecho?, no me comporte como una mujer madura, hasta antes del beso, me la estaba pasando de lo mejor, me sentía en calma y feliz, ¿Por que reaccioné así?, pude haberme separado dulcemente y explicarle que aquello no me apetecía, sin más, me comporté como una niña, furiosa aventé mi tazón de cereal a la puerta.

No sé por qué regresé a la playa esa noche de luna llena, me sentía terrible, quería disculparme con aquella chica que nada malo me había hecho, siendo honesta, no había dejado de pensar en ella en todo ese tiempo, la tenia grabada en mi mente, marcada en mi alma, era una noche muy calurosa, llevaba puestas mis sandalias, mi cabello amarrado en una cola de caballo, una blusa blanca ligera, amarrada arriba del ombligo, y un shorcito pescador, como esperaba, ahí estaba ella, desnuda, sentada, de frente a mí, como si también ella esperara mi regreso, supongo o al menos quería creer, que ella me necesitaba tanto como yo a ella, al verme acercar se levantó, me sonrió dulcemente, me miraba con infinita ternura y amor, dio unos pasos hacia mí.

Me quité las sandalias para sentir la arena en mis pies, caminé hacia su encuentro, me tomó de las manos y me perdí en su mirada, dulce, romántica, auténtica, la solté suavemente y puse mis manos en sus mejillas, esta vez, fui yo quien la besó en la boca, un beso tierno, que se prolongó por varios minutos, del cual nos separamos lentamente.

Ella me miraba radiante, feliz, todavía hoy me pregunto, el por qué lo hice, no sé, posiblemente quería lavar mis culpas, pedir perdón por mi comportamiento anterior, lo que sucedió después sí lo sé, yo lo quise así, el clima era muy agradable, caluroso casi sin viento, las olas canturreaban en la playa, frente a ella, comencé a desnudarme también, muy lentamente, sin apartar mis ojos de su mirada, con la brillante luna iluminándonos, como única testigo de esa llama que amenazaba quemarnos.

No sentía repulsión, no sentía vergüenza, su sola presencia me calmaba e infundía un vigor nuevo en mí, despertaba sensaciones ocultas, mantenía mis sentimientos a flor de piel, la contemplé a la luz de la luna llena, parecía una escultura de mármol viviente, perfecta, celestial, una criatura mágica…misteriosa; sostenía su hermoso rostro un cuello de cisne, largo y delgado, tenía una espalda equilibrada, unos senos pequeños muy antojables, sus pezones eran de un rosa muy pálido, paraditos, se adivinaban duros, un vientre plano, y más abajo, de su feminidad asomaba un pequeño mecho platinado que le cubría su sexo, ella me miraba también, sonreía, me tomó de las manos y me atrajo hacia ella.

Nuestra bocas se encontraron a medio camino, lentamente abrí mis labios, permitiendo que su tersa lengua se deslizara por ellos, recorriendo mis dientes, lamiendo mi lengua, hasta que éstas luchaban encarnizadamente, abrazándose, sofocándonos, en un bellísimo cuadro de un beso pasional, mis manos jugaban con su cabellera, alborotándola, mientras sus finos dedos recorrían mi espalda, sentía sus puntas abrirse paso, haciendo surcos de placer en mi piel, hasta posarse en mis nalgas, apretándolas, cada vez más fuerte, arrancándome gemidos involuntarios.

Me sorprendí a mí misma besando sus delicados pezones, apretando sus senos con lascivia, estaba tan necesitada de amor, de caricias, que no me importaba obtener placer de otra chica, no me importaba entregarme a aquella desconocida que tanto bien me hacía, quería con toda el alma pertenecerle, sin saber quién o qué era ella, tomé sus pezones gentilmente con mis dientes, mordiéndolos con cariño, luego succionaba sus senos, repetía lo de mis dientes con mayor firmeza hasta casi hacerle daño, ella abrió su boca y se convulsionó, pero ningún sonido brotó de su garganta, seguía acariciándome, amamantándome, permitiéndome gozarla.

Me tumbé en la fina arena, ella se agachó hacia mi entrepierna, sin pensarlo dos veces, abrí mis piernas sin dejar de sonreírle, alzó su vista, destellándome con sus increíbles ojos celestes, como agradeciéndome, era la mirada más dulce y apasionada a la vez que jamás había visto, luego lentamente posó su boca en mi pubis, frotando sus mejillas en mi colchón de vellos, para finalmente ayudarse con ambas manos, y separar mis labios vaginales, yo gemía quedo, con mis mejillas muy rojas de la excitación, era algo sublime.

Dejó de torturarme y comenzó a lamer mi sexo turbadoramente despacio, prodigándome un placer suave, dulce, extraño y sin igual, su hábil lengua recorría mi sexo, metiéndose por ratos en mi vagina, atesorando mi botoncito entre sus dientes, caricias hábiles que me tenían chorreando, muy cachonda, le agradecí a mi experimentada amante su dedicación con mi primer orgasmo, ella golosa, seguía lamiéndome, tomándose mis jugos, mientras yo ya gritaba desesperada, y me retorcía presa del placer.

Ella no se contentó con solo beber de mí, ambas queríamos más, nuestros anhelos largamente soñados se hacían realidad, yo la sujetaba de su cabeza y la atraía hacia mi sexo, ella no dejaba de lamerme, lentamente sentí como abría aún más mis piernas con sus rodillas, sentí su cálida respiración en mi entrepierna, sin previo aviso dos dedos comenzaron a deslizarse hacia el interior de mi vagina, mi muda y misteriosa amante, empezaba a dedearme con pasión, a esos dos dedos uno más se les unió, ella penetraba mi raja, era delicioso como hundía sus dedos en mi cueva, como me rasgaba por dentro, yo solo podía gemir más fuerte retorcerme de placer, ella aumentó su frenético ritmo, lo cual me convirtió en la hembra mas lujuriosa, comencé a lubricar de nuevo.

Se detuvo, pausadamente sacó sus dedos de mi interior, los llevo a su nariz, los olió y probó frente de mí, luego volvió a recostarme, con ambas y decididas manos separó mis muslos para comerme de nuevo, parecía que mis jugos eran su obsesión, su alimento, su néctar, apretó brutalmente su bello y pálido rostro contra mi sexo, movía su lengua con rapidez, y con la misma se ayudaba para abrir mis labios, para saborearme a su entero placer, restregaba su rostro de lado a lado, subiendo y bajando, no pude contenerme más, de hecho no lo anhelaba, deseaba explotar, gratificar su trabajo con mis jugos.

Entre violentas convulsiones terminé en su boca, ella no despreciaba nada mi penetrante néctar, lo bebía como un sediento en el desierto, mientras aflojaba la presión en mis piernas, y yo, un poco más tranquila entre gemidos acariciaba su cabellera, siguió lamiéndome a pesar de que ya no manaba ningún liquido de mi cueva por unos minutos más, luego se separó, nos recostamos, nuestra muda relación se consolidaba, la abracé mientras en silencio observábamos las estrellas en el firmamento.

No sé en qué momento me quedé dormida, recobre la conciencia al amanecer con el barullo de las gaviotas y la crecida de las olas, estaba tendida en la arena, desnuda y sumamente feliz, sin prisa alguna me vestí, sin importarme que alguien pudiera verme, luego regresé a casa, sin poder olvidar a mi amada.

Me hice de comer sin dejar de tararear cursis canciones románticas, puse mayor énfasis en mi arreglo después de la ducha, me perfumé y salí radiante hacia la playa, en busca de mi amor, la luna menguante parecía sonreírme, mientras me acompañaba hacia el mar, pero esta vez fue en vano, ella no estaba ahí, a pesar de que la esperé por horas, ella nunca llegó.

Las siguientes semanas estuve de un humor terrible, el cual se agravó con la llegada de mi marido, quien me llevaba los papeles del divorcio, pensaba que quizá mi amada estuviera en nuestra playa, esperando por mí, y con él en casa, no podía salir a su encuentro, la siguiente luna nueva, el regreso de nueva cuenta para que le concediera el divorcio, tuvimos una discusión muy fuerte, .no quiero más pleitos Celeste, solo firma y podrás largarte a donde te dé la gana, como soy yo quien trabaja, me quedaré con la casa-, me dijo seriamente el muy cínico- ¿Qué estás diciendo cabrón, hijo de puta, no conforme con engañarme y dejarme, piensas echarme, sabes bien que no tengo a donde ir..- le grito fuera de sí, -Cálmate, no me hagas emplear la violencia, no soportaré tus insultos- me amenaza, le aventé varios platos de la cocina que el esquiva y se lanza hacia mí decidido a golpearme, logro eludirlo, llorando de rabia salí de la casa, él solo salió al portón a gritarme más improperios pero no hizo el menor intento de ir tras de mí, sin otro rumbo en mente me fui directo a la playa, ojala que la marea pudiera llevarse mi dolor.

Pero hoy…

De nuevo aquella luz plateada se vuelve cómplice de nuestro amor, de nueva cuenta nos sirve como fondo para un tórrido idilio, volvemos a mirarnos, tomadas de la mano, no necesitamos palabras, lo único que necesito, lo único que quiero está entre sus brazos, las palabras salen sobrando, nos fundimos en un beso, ella me desnuda lentamente, y nuestros gemidos se mezclan con el fuerte oleaje de la marea alta, mientras acariciándonos, vamos cayendo en nuestro lecho de arena, sonriéndole abro mis piernas lentamente y me dejo llevar de nuevo por el deseo.

Despierto al sentir unos cangrejitos mordisquearme los dedos, la luz del sol brilla claramente, en un cielo azul despejado, ¡dios!, debe ser tarde pienso, me arreglo rápidamente y corro hacia la casa, ahí me encuentro a Miguel, ojeroso, con un ceño sombrío, esperando mi regreso, ya arreglado para irse al trabajo, y con los papeles en la mesa, no le digo nada, solo entro a la cocina, en silencio me pongo a guisar, él se para como un autómata complacido ante mi sumisión, se sienta en su lugar habitual, esperando que le sirva, al cabo de unos minutos, salgo con un caliente y apetitoso desayuno, Huevos a la mexicana con jamón, leche y jugo de naranja en una bandeja, que me llevo a nuestra habitación, la cual cierro con seguro tras de mí, a él solo le he dejado en la mesa, un platón vacío y la caja de cereales, sale de la casa furioso azotando la puerta.

Pasado el mediodía tomo un largo baño caliente, me depilo piernas y axilas, así como mi pubis por completo, será una sorpresa que le dé a mi amante, pinto mis uñas, arreglo mi cabello y elijo el vestido más bonito y caro que tengo, apenas empieza a caer el atardecer aún hay bastante luz en el cielo, pero me voy de la casa, para evitar que el regrese y discutamos de nuevo, pacientemente veo la puesta de un bellísimo sol rojo que se hunde en el mar.

Espero impaciente que la luna llena se pose en el cielo, me distraigo unos minutos contemplándola, cuando vuelvo mi mirada, ella está ahí, mojada por las aguas del mar, desnuda y bellísima como una diosa, como siempre, no espero más me lanzo a sus brazos y comienzo a comérmela a besos.

El tiempo se licua en un torbellino de pasión, la entrega mutua ha sido total, siento que me ama, yo le pertenezco, nada más importa, cierro los ojos y vuelvo a sentir la gloria de su boca mamando mis fluidos.

Después de la mejor sesión de sexo de mi vida, me acurruco a su lado me abraza lentamente, no deja de mirarme, una expresión dulce, tierna, como si supiera que tengo problemas, como si quisiera sanar mis heridas, me da románticos besos en la frente y en los parpados, obligándome a cerrar los ojos, mientras su mano acaricia largo tiempo mi cabellera, finjo dormir, esta vez no permitiré que me abandone, no quiero separarme de ella, no quiero volver a casa, así pasan las horas en su reconfortante arrullo, me deja suavemente, no muevo ni un pelo, se levanta y se dirige al mar, se mete lentamente y comienza a nadar siguiendo la estela que la luna deja, la veo alejarse y de repente desaparece.

Me levanto a toda velocidad, mi cabeza da miles de vueltas, siento que me desvanezco, ¿Qué ha sucedido?, ¿Qué está pasando?, sin haberlo digerido completamente en mi cabeza, tomo una decisión, camino con paso seguro y firme hacia el océano, siento mi carne enchinarse ante el rigor de sus frías aguas, desnuda y sin mirar atrás comienzo a nadar en pos de mi amada.

Llevo varios minutos luchando con el fiero oleaje, me he alejado bastante de la costa, mi amor y empeño son más fuertes que cualquier ola, nada más me importa que alcanzarla, que abrazarla de nuevo, que vivir llena de amor a su lado, sigo el camino de plata, sin voltear ni un segundo mi mirada de aquella blanca luz que me indica donde debo ir, sigo nadando…

Celeste continuó luchando con el mar, siguió nadando sin percatarse de la enorme aleta dorsal de color grisáceo, que ha emergido a pocos metros de distancia…

La estela que la luna deja en el mar, es un camino plateado que nos enlaza con ella, puede ser de ida o de vuelta, siempre que la luna esté besando el mar.

A Selene…que un día me hizo probar la gloria en la tierra.

Lilibeth Evenstar

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Marcha atrás

El friki

El payaso y la preñada

Justicia o venganza

Noche de cuernos

Velocidad de escape

Mi adorable desconocida

Accidente a plena luz

Relación del relatos del XXIV Ejercicio de Autores

XXIV Ejercicio de Autores

Votación temas XXIV Ejercicio de Autores

Convocatoria ejercicio XXIV

Final del XXIII Ejercicio

El holandés errante

El Pirata

El torero

En el cielo

Campanilla y el sexo

Ser Paco Payne

Príncipe azul

Silvia salió del armario

Cambio

Mátame suavemente

Un divertido juego

Tres palabras

El semen del padre

Salvajes

Día de la marmota

Los tres Eduardos

Sheena es una punker

El legendario guerrillero de Simauria

El converso y la mujer adúltera

Órdago a todo

La bicicleta

Janies got a gun

Difurciada

Relación de relatos del XXIII Ejercicio

XXIII Ejercicio de autores de Todorelatos

Votación de las propuestas para el XXIII Ejercicio

Convocatoria del XXIII Ejercicio de Autores

La historia del monaguillo o el final del XXII

La reducción

Es palabra de Dios

Tren de medianoche

Hermana mayor

Una historia inmoral

Venceremos... venceremos... algún día

El vicario

Cielo e infierno

Reencuentros en la tercera fase

La Señora Eulalia

La pregunta

Juguetes rotos

Génesis 1,27

La entrevista

La mafia de los mantos blancos

Las cosas no son tan simples

XXII Ejercicio: lista de relatos

XXII Ejercicio de Autores de TodoRelatos

Votación de las propuestas para el XXII Ejercicio

Convocatoria del XXII Ejercicio de autores

Avance del XXII Ejercicio

Resultado del XXI Ejercicio de Autores

Con su blanca palidez

Adios mundo cruel

Tribal

Mi sueño del Fin del Mundo

El Pianista Virtuoso

A ciegas

La Ceremonia

Blanca del Segundo Origen

Hotel California

El tren del fin del mundo

100 años después

El fin del mundo. La tormenta solar perfecta.

Un último deseo

El convite

Demiurgo

Diario

El Gato de Chesire

Relacion relatos XXI Ejercicio

XXI Ejercicio de Autores

Votaciones para el XXI Ejercicio de Autores

Propuesta de ideas para el XXI Ejercicio Autores

Revisión de las normas

Gracias por participar del XX Ejercicio de Autores

Aprender a contracorriente [gatacolorada]

Vida estropeada [Estela Plateada]

En las crisis ganan los banqueros[ana del alba 20]

El rescate de Benilde [voralamar]

Se alquila habitación [Ginés Linares]

Sin tetas no hay trabajo [doctorbp]

El Préstamo [Lydia]

Liberar tensiones [Bubu]

Parásito [SideShift]

El Sacrificio de mi Mamá [Garganta de Cuero]

Ladrona [Neón]

Maldita Crisis [EROTIKA]

Las ventajas del poder [gatacolorada]

La crisis del coño [ana del alba 20]

¿Por Qué Lloras? [Silvade]

del amor. La máquina [erostres]

Los viajeros temporales [Estela Plateada]

Relato casi erótico [Alba_longa]

Grande y felicísimamente armado [voralamar]

El Fotógrafo [Vieri32]

¿Algo para reír o para llorar? [MilkaMousse]

Nyotaimori [Ginés Linares]

Muñecos Rotos [pokovirgen]

Relación de relatos del XX Ejercicio de Autores

XX Ejercicio de Autores

XX Ejercicio de Autores: Votación de tema

Propuesta de ideas para XX Ejercicio de Autores

Gracias por participar en el XIX ejercicio

Legión de Ángeles

Eva al desnudo

En el fondo de su mente

Las viejas tamaleras

Una canción en 100 años

Del amor, la guerra y otras lindezas

Canción de despedida

Noches de luna llena

Almas

El sobre azul

Nunca subas a la chica de la curva

Aunque tu no lo sepas

El Cid

La puta de mi novia y su despedida

Por toda la casa

El suicidio del Samurai

Causa y efecto

La fiesta de Navidad

Diálogos para un ejercicio

La barbería

Por los beneficios

Cenizas del deseo

M & M… y sí, son unos bombones adictivos

Lazos oscuros y desconocidos

Relación de relatos del XIX ejercicio

XIX Ejercicio de autores

XIX Ejercicio de autores: Votación de tema

Propuesta de ideas para XIX Ejercicio de Autores

Brevísimo balance del XVIII Ejercicio de Autores

Pínchame, amor (Segunda parte)

Noche mágica

Con todos ustedes....¡el increíble bebé barbudo!

Extraños en la noche

Noche de suerte

Por fin pude ver a mi esposa montada en un joven

La chica de la revista

Vida de casado

Una manera de sentir

Trovadores de la noche

Después de la feria según Lucas

Después de la feria según Marcos

La morochita villera

Cómo recuerdo el día en que llegó a mi casa

Amo las mujeres que desagradan a otros

¡Pínchame, amor! (1)

La primera noche de mi nueva vida

La mejor noche de un actor porno

La prueba

Paparazzi

Ivette, mi princesa árabe

El montoncillo y la gata

Pasión y lujuria en la Barceloneta

Relación de relatos del XVIII Ejercicio de Autores

Noticias sobre el XVIII Ejercicio de Autores

XVIII Ejercicio de autores

XVIII Ejercicio: Votación del tema

Propuesta de ideas. XVIII Ejercicio de Autores

Crucigrama. GatitaKarabo.

Flores. Dark Silver.

¡Maldita sea! Izar

Fugados. Dark Silver.

Superbotellón. MariCruz29

El Pelao. GatitaKarabo.

Raquelísima. Moonlight.

Oración. Masulokunoxo

El despertar. GatitaKarabo

Media tarde. Trazada.

La noche es bella. Lydia

Apetecible. Paul Sheldon.

Play. Un Típico Sobi.

Zanahorias de Haití. Masulokunoxo.

Charla de alcoba. Trazada.

XVII. Ejercicio de autores.

XVII Ejercicio. Votación del tema.

Propuesta de ideas. XVII ejercicio de autores

PsicóTRico.

Mi primer día.

Desde el fondo de la pecera

Un chico normal

La increíble historia de Mandy y su locura felina

Carta blanca

Amigo mío, ¿qué hice mal?

La psicología del miedo

El diablo nunca

El salto atrás de Paco.

Contacto humano

Identidad

Una muñeca vestida de azul.

AVISO - XVI Ejercicio - RELATO PSIQUIÁTRICO

XVI. Ejercicio de autores. Relato psiquiátrico

Votación del tema. XVI Ejercicio

Propuesta de ideas. XVI ejercicio de autores

¿Qué es el ejercicio?

La leyenda del demoniaco jinete sodomizador

¿Por qué las ancianas tienen obsesión...?

El visitante

Amantes en apuros

El hotel

El cementerio

La leyenda urbana de TR, ¿Quién es el Calavera?

Mascherata a Venezia

La cadena

Mujer sola

Electo ateneo

La Dama de los Siguanes

Libertina libertad

Máscaras

El engaño del Cadejo

Los veintiún gramos del alma

Examen oral

En el espejo

El Greenpalace

Una leyenda urbana

Sorpresa, sorpresa

Gotitas milagrosas

Información del XV ejercicio

XV Ejercicio de autores - Leyendas urbanas

Propuestas e ideas para el XV ejercicio de autores

Cambio de carpas

Con mi pa en la playa

Con sabor a mar

La luna, único testigo

Duna

Acheron

Una noche en la playa

¿Dónde está Fred?

Fin de semana en la playa

La noche del sacrificio

Nuestra playa

Aquella noche en la playa

La indígena

Sacrificio a la luna

El Círculo de Therion

Hijo de puta

Como olas de pasión

Hija de la luna

XIV ejercicio de autores – ampliación de plazo

La noche de los cuernos

Citas Playeras S.A.

Yo quería y no quería

XIV Ejercicio de Relatos Una noche en la playa

Información sobre el XIV Ejercicio de Relatos

Una oración por Rivas

La soledad y la mujer

Inocente ¿de qué?

El te amo menos cotizado de la Internet

Esquizos

Ella

Mi recuerdo

Pesadilla 2

Dios, el puto y la monja

Remembranzas

Nada es completo

Pesadilla (1)

Hodie mihi cras tibi

Pimpollo

Un momento (3)

La sonrisa

Hastío

Duelo de titanes

Tu camino

La madre de Nadia Lerma

XIII ejercicio sobre microrelatos

Mujer Amante - Vieri32

No tengo tiempo para olvidar - Lymaryn

Un ramito de violetas - Lydia

Palabras de amor - Trazada

Bend and break - GatitaKarabo

Tú me acostumbraste - Avizor

Por cincuenta talentos de plata - Estado Virgen

Äalborg [Sywyn]

Mi encuentro con el placer [Apasionada29]

El peor pirata de la Historia [Caronte]

El pirata que robó mi corazón [Lydia]

A 1000 pies de altura [Lymarim]

Trailer [Zesna]

Me aburrí muchísimo [Parisién]

U-331 [Solharis]

En el océano de la noche [Kosuke]

Sansón y Dalila

Kitsune

Ángeles y demonios

La esencia de Zeus

El sueño de Inocencia

Lilith

Hércules y las hijas del rey Tespio

Invitación para el X Ejercicio: Mitología Erótica

Aun no te conozco... pero ya te deseo

Tren nocturno a Bilbao

He encontrado tu foto en Internet

Entre tres y cuatro me hicieron mujer

Memorias de un sanitario

Sexo, anillos y marihuana

Sex-appeal

Talla XXL

Goth

Cayendo al vacío

Afilándome los cuernos

Plumas y cuchillas

IX Ejercicio: 2ª Invitación

IX Ejercicio de relatos eróticos

Pesadillas de robot

Promethea

Mi dulce mascota

Déjà vu

Involución

El instrumento de Data

Eros vence a Tanatos

El corazón de Zobe

Fuga de la torre del placer

Comer, beber, follar y ser feliz

Maldito destino

Pecado

El caminante

Decisión mortal

Madre

Yo te vi morir

Angelo da morte

Mátame

Azul intenso

Pecado y redención

Cuando suena el timbre

El último beso

El purificador

Ella quería tener más

Mi instinto básico

Hospital

Fábula de la viuda negra

Seven years

Por una buena causa

El opositor

¿Tanto te apetece morir?

Días de sangre y de swing

Satanas Death Show

Voy a comprar cigarrillos y vuelvo

Invitación para el nuevo Ejercicio sobre CRÍMENES

Relatos Históricos: La copa de Dionisios

Relatos Históricos: Al-Andalus

Relatos Históricos: 1968

Relatos Históricos: Qué golfa era Carmela

Relatos Históricos: Franco ha muerto, viva el gay

Relatos Históricos: Campos de Cádiz

Relatos Históricos: El soldado

Relatos Históricos: El beso

Relatos Históricos: El primer vuelo

Relatos Históricos: 1929 en Wall Street

Relatos Históricos: En bandeja de plata

Relatos Históricos: Así asesiné al general Prim

Relatos Históricos: El primer gaucho

Relatos Históricos: Yo, el Rey

Relatos Históricos: La maja y el motín

Relatos Históricos: El niño del Kremlin

Relatos Históricos: Tenno Iga No Ran

Relatos Históricos: Las prisioneras de Argel

Relatos Históricos: Un truhán en las Indias

Relatos Históricos: Mar, mar, mar

Relatos Históricos: Un famoso frustrado

Relatos Históricos: Clementina

Relatos Históricos: El caballero don Bellido

Relatos Históricos: Cantabria indomable

Relatos Históricos: En manos del enemigo

Relatos Históricos: Nerón tal cual

Relatos Históricos: Alejandro en Persia

Relatos Históricos: El juicio de Friné

Relatos de Terror: Ojos violetas

Relatos de Terror: Silencio

Relatos de Terror: Nuria

Relatos de Terror: El bebé de Rosa María

Relatos de Terror: El nivel verde

Relatos de Terror: La puerta negra

Relatos de Terror: Aquella noche

Relatos de Terror: Sombras

Relatos de Terror: No juegues a la ouija

Relatos de Terror: Rojo y diabólico

Relatos de Terror: Lola no puede descansar en paz

Relatos de Terror: Aquel ruido

Relatos de Terror: Asesino

Relatos de Terror: Fotos en tu desván

Relatos de Terror: Estúpido hombre blanco

Relatos de Terror: Despertar

Relatos de Terror: Confesión

Relatos de Terror: No mires nunca atrás

Relatos de Terror: Viaje sin retorno

Relatos de Terror: La pesadilla

Relatos de Terror: La playa

Registro de tráfico ilegal - por Esther

Llámame si quieres - por Solharis

Una noche de invierno - por Dani

Clásico revisitado - por Desvestida

Trópico - por Trazada30

Por un puñado de euros - por Yuste

Lengua bífida - por Alesandra

Obediencia - por Némesis30

Hotmail - por Espir4l

Recuerdos - por Némesis30

Ese día estaba yo muy ansiosa - por Esther

Una noche de primavera - por Dani

La sopa - por Solharis

Diez minutos - por Sasha

Celos - por Scherezade

25 líneas dulcemente apasionadas - por Alesandra

Hay que compartir - por Espir4l

Trescientas palabras - por Trazada30

Mi obra de arte - por Lydia

Esa sonrisa divertida - por Trazada30

Ciber amante - por Scherezade

Una noche de otoño - por Dani

Despertar - por Espir4l

En el coche - por Locutus

La mujer de las pulseras - por Yuste

Los pequeños detalles - por Némesis30

Sola - por Scherezade

La oportunidad llega sola - por Elpintor2

Por el bien común - por Wasabi

La vida en un segundo - por Iván Sanluís

La ciclista - por Genio

16 añitos - por Locutus

45 segundos a euro - por Alesandra

Necesito una verga - por Esther

No soy tuya - por Donnar

Más que sustantivos - por Wasabi

Maldito alcohol - por Lachlainn

El preso - por Doro

De ocho a ocho y media - por Superjaime

Esperando - por Scherezade

Ladrón de coches - por Sociedad

Taxista nocturno,servicio especial - por ElPintor2

No me importa nada más - por Hera

Una noche de verano - por Dani

Vampirillos - por Desvestida

Siempre hay un hombro amigo - por Yuste

En mi interior - por Nemésis30

Almas - por Egraine

El tren de lavado - por Lydia

Despertar placentero - por Lince

Piel de manzana - por Sasha

Me fascina - por Erotika

Hace muchos años - por Trazada30

El dragón - por Lobo Nocturno

La fila - por Locutus

La cita - por Alesandra

Tardes eternas - por Ornella

La realidad supera la imaginación - por Genio

Instinto primario - por Espir4l

La sorpresa - por Solharis

38. La verdad en el fuego

Gönbölyuseg

Carta a un desconocido

Enfrentarse al pasado

Alejandría

La venganza de Aracne

Un relato inquietante

El libro maldito de Bartholomeus Nazarí

El apagón

El pasillo oscuro

Ejercicio 2 Las apariencias engañan - Va la novia

Naufragios: Libertad

Naufragios: Outdoor Training

Naufragios: Crucero de Empresa

Naufragios: Naufragio

Naufragios: Háblame del mar, marinero

Naufragios: Enemigos

Naufragios: La Invitación

Naufragios: El naufragio del Zamboanga