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Mujer Amante - Vieri32

en Hetero: General

La luz de la luna entra por la ventana del departamento y baña su piel perlada de sudor. Allí está, parada frente a mí, deleitándome con su caminar sensual, con sus ojos picarones y dedicándome su sonrisa tan oscura como una noche de cielo negro. Como aquella lejana noche de cielo negro.

Y se aleja, deja de ser "ella" y empieza a ser quien verdaderamente es. Es allí cuando cuecen los recuerdos, son mi eterna condena de la que no puedo librarme ni en mis sueños. Hace tanto… tanto tiempo.

Todo parece sanar cuando la veo, cuando me hundo en sus ojos miel y la hago mía. Sí, soy adicto a su cuerpo de mujer, es la única solución para mi insana mente y no hace sino que recordar sea menos pesado.

Pero ahora se aleja… y sólo me queda la luz de la luna.

* * *

Como chiquillos emocionados avanzamos por el pasillo del aquel hotel que distaba de ser cinco… cuatro… siquiera tres estrellas. Giro para sonreírle y ella me la devuelve, mirada picarona incluida. Tengo ganas de tomarla y hacerla mía allí mismo, desnudarla, enredar mis dedos en su pelo y morirme en sus ojos miel… no puedo evitarlo, es tan hermosa. Es lo lógico, se trata de mi esposa.

- Sofía – le susurro, acercándome, cercándola contra la pared. Gime al sentir mi mordisco en su cuello que se convierte en una lamida que va surcándola hasta el lóbulo. Le encanta, es una tigresa tras su apariencia fina y el vestido elegante … la conozco de punta a punta. Una mano suya se cuelga de mi cinturón, la otra baja la bragueta y… y simplemente me siento en el cielo cuando sus manitos juegan con mi sexo, cuando ronronea, cuando su cuello se tensa ante mis besos – te amo – digo al apartarme y con mi hombría levemente erecta, atrapada en sus garras.

- Humm… - Se retuerce, puedo ver un dejo de molestia en su rostro, una sonrisa oscureciéndose tras las ondulaciones de su pelo, oscura como aquella lejana noche de cielo negro. Se aparta, guarda mi sexo, cierra la bragueta y me toma de la mano –. Será mejor que avancemos.

Me guía, ella adelante y estirándome casi forzadamente. Puedo ver las curvas de su cintura enmarcándose en el vestido que le había regalado cuando éramos novios…¡aún le queda perfecto!, el pelo balanceándose de un lado a otro, toda su aura… la amo, es mi esposa, cómo no hacerlo.

Y llegamos a la habitación en la que nos aislaríamos del mundo por una noche. ¡Por fin! Quiero hacerla mía, toda la noche estuve aguantándome las ganas. Aseguro la puerta para luego acercarme.

- No tan rápido, corazón – pone ambas mano en mi pecho. Sonríe, señalándome con la vista el sillón mullido de una esquina. – Hoy te haré algo especial… - y violentamente abre mi camisa, caen algunos botones al suelo, aunque uno llegó a saltar y desaparecer entre sus senos.

- ¿Especial? – tomo su trasero para atraerla junto a mí.

- Un baile erótico – se aparta.

- ¡Ah, eso! No, no… con lo caliente que me dejaste allá en el pasillo… no me jodas con sandeces eróticas ahora, vamos.

- ¡Deja de pensar con la polla! – dice mientras sus manos van desde mi pecho hasta el cinturón, arañando dolorosamente, dejándome varias estelas rojas ardiéndome y una falsa cara de no-me-duele-nada.

- ¿Lo harás como aquella vez? – pregunto.

- ¿Como aquella…? Ah, digo.. sí, como aquella vez.

Retrocedo un par de pasos hasta llegar al sillón. Me acomodo y mis ojos le dicen que empiece. Cómo no va a pillarlo, es mi esposa, me entiende.

Separa sus piernas, esbeltas, poderosas, al límite del vestido… y lentamente se lo retira con poses eróticas. Sonrío, me excito… recuerdo.

Ya no es la chiquilla nerviosa que una vez besé por primera vez bajo una lluvia de junio. Peor no podía ser aquella ocasión para ambos; sus padres se divorciaban, tenía el brazo derecho enyesado tras un accidente en bicicleta… y yo, con un diente doliéndome demonios, mi cabeza andaba peor tras haber pillado a mi madre metiéndole lengua... a mi profesor de lengua… materia que nunca entendía cómo aprobaba y aprobaba… hasta aquella tarde, claro.

Pero todos nuestros problemas desaparecían cuando estábamos solos, por eso la llamé para encontrarnos en la plaza. Por eso no rechazó la oferta pese al mal clima. Queríamos joder el tiempo, olvidarnos del mundo por un rato… y cuando llegó nuestro primer beso, el mundo desapareció. Yo teniendo cuidado de no lastimarle el brazo, y ella apretujando dulcemente mi labio inferior con los suyos para no intentar rozar el jodido diente. No fue la postal más bonita, pero jamás podría olvidarme.

Ya no es aquella muchacha que lloraba cuando le decía que la amaba y que nunca nos separaríamos. Ahora es otra - aunque el mundo sigue desapareciendo cuando estoy con ella - ahora despliega confianza, es más erotica… más… más…

- ¿Y me cuentas cómo fue aquella vez? – pregunta al tiempo en que su tanga cae en la cama, justo sobre el vestido. Por allí pude ver el botoncito rebelde.

- ¿No lo recuerdas?

Me mira como si estuviera loco. Sonrío, disfruto de la vista - tía buena con medias de red y liguero - y me vuelvo a acomodar en el sillón; - Intentaste hacer un baile erótico en la sala de tu casa… no estaba nadie y aprovechamos… vamos, que todo comenzó de lujo pero por un movimiento torpe terminaste en el suelo con el tobillo inflamado.

- ¿Y luego? – Las medias y el liguero acompañaron al vestido, el tanga y el botoncito.

- Pues mucho llanto, muchos besos míos… y unos minutos después, nuestra primera vez.

- ¿Con el tobillo inflamado? – pregunta poniendo sus manos en su cintura, inclinando el rostro dulcemente, acercándose.

- Así de desesperados estábamos – se sienta a horcajadas. Besa mi pecho herido, sube, sube, sube y clava sus ojos en mí para decirme;

- Eres muy especial.

Sus manos buscan mi sexo y empieza a pajearlo sin siquiera soltar sus ojos de mí.

- ¿Qué pasó con el baile, Sofía?

- Pues no quiero lastimarme el tobillo otra vez, así que lo dejamos para otra – ríe.

Y me besa, me pajea, restriega su cuerpo cuerpo contra el mío. Me despoja de la camisa ( o de lo que quedaba de ella). Se arrodilla ante mí para retirarme los zapatos, las medias y luego el pantalón como una tierna sumisa. Sé lo que hará. Es tan morbosa, tan viciosa… por algo es mi esposa.

Con una mano toma mi sexo, con la otra, mis más preciadas pertenencias. Sus ojos picarones se clavan en mi mirada mientras su lengua serpentea por el glande. Se aleja, un halo de saliva cuelga entre la punta y su labio inferior… joder… abre la boquita y la come como niña golosa, sólo una porción… se queda estática por unos segundos que me duran eternidades… y muerde el glande, no dejando escapar cada gesto que hago.

Juega, juega y juega con la misma estrategia, se la mete entera, se la mete un trozo, que su lengua recorre el tronco, que su mano juega dolorosamente más abajo, que la otra me la casca mientras chupa la puntita… joder, es imposible resistirse. Es la mejor amante. Es mi esposa.

Se levanta, alejándose de la silla. Gira sobre su hombro para preguntarme:

- ¿Te vienes?

Sube a la cama como una perrita, meneando su sabroso culito adrede, mirándome sobre su hombro con una sonrisa oscura como aquella lejana noche de mis recuerdos.

- Te amo - me arrodillo en la cama, con mi sexo palpitante y a escasos centímetros de su jugoso coñito, la tomo de la cintura para guiar mis dedos por la raja su culo, me mira por última vez sobre su hombro… La penetro, mi verga en su coñito, la punta de dos dedos en su ano.

- ¡Agghhmm!

Todo es como si fuera una primera vez, su chorreante coñito abrazándome con fuerza, casi queriendo exprimirme a la fuerza, su apretado agujero trasero, rebelde, rugoso, cálido. Como aquel primer beso, trato de hacerlo delicadamente, como si aún fuera aquella que lloró cataratas en nuestra primera vez. Como si aún fuera la chica frágil y tierna… sí, había olvidado que ella cambió, ahora es más… más…

- Hummm… bebé, ¿por qué la ternura? – Comienza a ir y venir, pegando su culo contra mi pelvis, meneándolo, adelante, atrás… maldición, una diosa del sexo, la perfecta amante - pensé que estabas como para follar toda la noche.

Me vuelvo loco, ¡no sé qué decirle!, simplemente… simplente me convence con su carita para follarla con fuerza, violencia, rápido, duro, casi forzándola. Ella grita, gime, se retuerce, ríe, araña la cama con fuerza… el mundo no existe para nosotros.

* * * * *

La luz de la luna entra por la ventana del departamento y baña su piel perlada de sudor. Allí está, parada frente a mí, deleitándome con su caminar sensual, con sus ojos picarones y dedicándome su sonrisa tan oscura como una noche de cielo negro. Como aquella lejana noche de cielo negro.

Mi cara lo dice todo. Como en nuestra época de adolescentes follamos como si no hubiera mañana, como si no hubiera tabúes ni pecados.

Se dirige al baño. Al cabo de unos minutos sale con una faldita y un top que se ciñe deliciosamente.

- Me pareces una persona muy especial – dice retirándose el anillo para dejarlo en el sillón – y aunque a veces me asustas, sigues siendo mi preferido.

Toma mi jean que estaba tirado en suelo, y de allí retira mi billetera para abrirla.

- Me molesta cuando me llamas Sofía, me haces sentir como un mero instrumento que te sirve para recordarla… pero bueno, vale la pena – me muestra un fajo de dinero. Mi dinero.

Se dirige hacia la puerta, gira el pomo, prosigue sin mirarme:

- El anillo te lo dejé en el sofá y el vestido está cerca de tus pies… sólo me llevé lo que usualmente suelo cobrar. De todos modos, a estas alturas ya deberías confiar en mí, ¿no? Dos años ya…

Suena chirriante la puerta al abrirla.

- ¿Sabes? A veces me siento halagada cuando dices que me parezco a tu difunta esposa y que te hago recordarla… pero… por más terrible que pueda sonar esto; me gustaría que un día folláramos simplemente como prostituta y cliente. Me gustaría que digas mi nombre cuando te corres en mi cara o cuando me rodeas en tus brazos... cuando me besas… simplemente…

Da un par de pasos para retirarse, gira para proseguir;

- Y discúlpame por no saber devolverte los "te amo", corazón.

Y se aleja, deja de ser "ella" y empieza a ser quien verdaderamente es. Es allí cuando cuecen los recuerdos, son mi eterna condena y no puedo evitarlo ni en mis sueños. Hace tanto… tanto tiempo.

Todo parece sanar cuando la veo, cuando me hundo en sus ojos miel y la hago mía. Sí, soy adicto a su cuerpo de mujer, es la única solución para mi insana mente y no hace sino que recordar sea menos pesado.

Pero ahora se aleja… y sólo me queda la luz de la luna.

Si no fuera por la luna, me mataría por no saber soportar el dolor. Si no fuera por la maldita luna, la noche sería tan oscura como aquella vez en que la perdí. Como aquella lejana noche de cielo negro.

En el sillón resplandece el anillo. El vestido negro, el tanga y el botoncito yacen al borde de la cama, mi billetera en el suelo, seguramente con menos dinero de lo que debería haber.

La veo irse, la puerta se cierra… y una vez más mi mundo se derrumba, una vez más muero sin consuelo, mi sonrisa se borra con mis propias lágrimas, una vez más mi corazón se queda sin dios al que rezar ni al cual pedir que me saque de mi dolorosa verdad… ella… ella no es mi esposa.

Vieri32

"Mujer Amante", de Rata Blanca.

 

Siento el calor de toda tu piel
en mi cuerpo otra vez.
estrella fugaz, enciende mi sed,
misteriosa mujer.
Con tu amor sensual, cuánto me das.
Haz que mi sueño sea una verdad.
Dame tu alma hoy, haz el ritual,
llévame al mundo donde pueda soñar.
¡Uh…! Debo saber si es verdad
que en algún lado estás.
Voy a buscar una señal, una canción.
¡Uh….! Debo saber si en verdad,
en algún lado estás,
solo el amor que tu me das, me ayudará.
Al amanecer tu imagen se va,
misteriosa mujer.
dejaste en mí lujuria total,
hermosa y sensual.
Corazón sin dios, dame un lugar.
en ese mundo tibio, casi irreal.
Deberé buscar una señal,
en aquel camino por el que vas.

¡Uh…! Debo saber si es verdad
que en algún lado estás.
Voy a buscar una señal, una canción…

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Relación de relatos del XX Ejercicio de Autores

XX Ejercicio de Autores

XX Ejercicio de Autores: Votación de tema

Propuesta de ideas para XX Ejercicio de Autores

Gracias por participar en el XIX ejercicio

Legión de Ángeles

Eva al desnudo

En el fondo de su mente

Las viejas tamaleras

Una canción en 100 años

Del amor, la guerra y otras lindezas

Canción de despedida

Noches de luna llena

Almas

El sobre azul

Nunca subas a la chica de la curva

Aunque tu no lo sepas

El Cid

La puta de mi novia y su despedida

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M & M… y sí, son unos bombones adictivos

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Relación de relatos del XIX ejercicio

XIX Ejercicio de autores

XIX Ejercicio de autores: Votación de tema

Propuesta de ideas para XIX Ejercicio de Autores

Brevísimo balance del XVIII Ejercicio de Autores

Con todos ustedes....¡el increíble bebé barbudo!

Noche mágica

Pínchame, amor (Segunda parte)

Noche de suerte

Extraños en la noche

Por fin pude ver a mi esposa montada en un joven

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Cómo recuerdo el día en que llegó a mi casa

La primera noche de mi nueva vida

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La prueba

La mejor noche de un actor porno

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Ivette, mi princesa árabe

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Pasión y lujuria en la Barceloneta

Relación de relatos del XVIII Ejercicio de Autores

Noticias sobre el XVIII Ejercicio de Autores

XVIII Ejercicio de autores

XVIII Ejercicio: Votación del tema

Propuesta de ideas. XVIII Ejercicio de Autores

Crucigrama. GatitaKarabo.

Flores. Dark Silver.

¡Maldita sea! Izar

Fugados. Dark Silver.

Superbotellón. MariCruz29

El Pelao. GatitaKarabo.

Raquelísima. Moonlight.

Oración. Masulokunoxo

El despertar. GatitaKarabo

Media tarde. Trazada.

La noche es bella. Lydia

Apetecible. Paul Sheldon.

Play. Un Típico Sobi.

Zanahorias de Haití. Masulokunoxo.

Charla de alcoba. Trazada.

XVII. Ejercicio de autores.

XVII Ejercicio. Votación del tema.

Propuesta de ideas. XVII ejercicio de autores

PsicóTRico.

Mi primer día.

Desde el fondo de la pecera

Un chico normal

La increíble historia de Mandy y su locura felina

Carta blanca

Amigo mío, ¿qué hice mal?

La psicología del miedo

El diablo nunca

El salto atrás de Paco.

Contacto humano

Identidad

Una muñeca vestida de azul.

AVISO - XVI Ejercicio - RELATO PSIQUIÁTRICO

XVI. Ejercicio de autores. Relato psiquiátrico

Votación del tema. XVI Ejercicio

Propuesta de ideas. XVI ejercicio de autores

¿Qué es el ejercicio?

La leyenda del demoniaco jinete sodomizador

¿Por qué las ancianas tienen obsesión...?

El visitante

Amantes en apuros

El hotel

El cementerio

La leyenda urbana de TR, ¿Quién es el Calavera?

Mascherata a Venezia

La cadena

Mujer sola

Electo ateneo

La Dama de los Siguanes

Libertina libertad

Máscaras

El engaño del Cadejo

Los veintiún gramos del alma

Examen oral

En el espejo

El Greenpalace

Una leyenda urbana

Sorpresa, sorpresa

Gotitas milagrosas

Información del XV ejercicio

XV Ejercicio de autores - Leyendas urbanas

Propuestas e ideas para el XV ejercicio de autores

Cambio de carpas

Con mi pa en la playa

Con sabor a mar

La luna, único testigo

Duna

Selene

Acheron

Una noche en la playa

¿Dónde está Fred?

Fin de semana en la playa

La noche del sacrificio

Nuestra playa

Aquella noche en la playa

La indígena

Sacrificio a la luna

El Círculo de Therion

Hijo de puta

Como olas de pasión

Hija de la luna

XIV ejercicio de autores – ampliación de plazo

La noche de los cuernos

Citas Playeras S.A.

Yo quería y no quería

XIV Ejercicio de Relatos Una noche en la playa

Información sobre el XIV Ejercicio de Relatos

La soledad y la mujer

Inocente ¿de qué?

Una oración por Rivas

El te amo menos cotizado de la Internet

Esquizos

Ella

Pesadilla 2

Dios, el puto y la monja

Mi recuerdo

Nada es completo

Pesadilla (1)

Remembranzas

Un momento (3)

Hodie mihi cras tibi

Pimpollo

La sonrisa

Hastío

Duelo de titanes

La madre de Nadia Lerma

Tu camino

XIII ejercicio sobre microrelatos

No tengo tiempo para olvidar - Lymaryn

Un ramito de violetas - Lydia

Palabras de amor - Trazada

Bend and break - GatitaKarabo

Tú me acostumbraste - Avizor

Por cincuenta talentos de plata - Estado Virgen

El peor pirata de la Historia [Caronte]

Mi encuentro con el placer [Apasionada29]

Äalborg [Sywyn]

El pirata que robó mi corazón [Lydia]

A 1000 pies de altura [Lymarim]

Trailer [Zesna]

Me aburrí muchísimo [Parisién]

En el océano de la noche [Kosuke]

U-331 [Solharis]

Sansón y Dalila

Kitsune

El sueño de Inocencia

La esencia de Zeus

Ángeles y demonios

Hércules y las hijas del rey Tespio

Lilith

Invitación para el X Ejercicio: Mitología Erótica

Aun no te conozco... pero ya te deseo

Tren nocturno a Bilbao

He encontrado tu foto en Internet

Entre tres y cuatro me hicieron mujer

Memorias de un sanitario

Sex-appeal

Sexo, anillos y marihuana

Talla XXL

Goth

Cayendo al vacío

Afilándome los cuernos

Plumas y cuchillas

IX Ejercicio: 2ª Invitación

IX Ejercicio de relatos eróticos

Pesadillas de robot

Mi dulce mascota

Promethea

Déjà vu

Involución

El instrumento de Data

Eros vence a Tanatos

Fuga de la torre del placer

El corazón de Zobe

Comer, beber, follar y ser feliz

Pecado

El caminante

Maldito destino

Yo te vi morir

Decisión mortal

Madre

Angelo da morte

Pecado y redención

Mátame

Cuando suena el timbre

Azul intenso

El purificador

El último beso

Ella quería tener más

Mi instinto básico

Fábula de la viuda negra

Hospital

Seven years

Por una buena causa

El opositor

¿Tanto te apetece morir?

Satanas Death Show

Días de sangre y de swing

Voy a comprar cigarrillos y vuelvo

Relatos Históricos: Al-Andalus

Relatos Históricos: La copa de Dionisios

Invitación para el nuevo Ejercicio sobre CRÍMENES

Relatos Históricos: Franco ha muerto, viva el gay

Relatos Históricos: Qué golfa era Carmela

Relatos Históricos: 1968

Relatos Históricos: El soldado

Relatos Históricos: Campos de Cádiz

Relatos Históricos: El beso

Relatos Históricos: 1929 en Wall Street

Relatos Históricos: El primer vuelo

Relatos Históricos: Así asesiné al general Prim

Relatos Históricos: El primer gaucho

Relatos Históricos: En bandeja de plata

Relatos Históricos: Yo, el Rey

Relatos Históricos: La maja y el motín

Relatos Históricos: El niño del Kremlin

Relatos Históricos: Tenno Iga No Ran

Relatos Históricos: Un truhán en las Indias

Relatos Históricos: Las prisioneras de Argel

Relatos Históricos: Mar, mar, mar

Relatos Históricos: Un famoso frustrado

Relatos Históricos: Cantabria indomable

Relatos Históricos: El caballero don Bellido

Relatos Históricos: Clementina

Relatos Históricos: En manos del enemigo

Relatos Históricos: Nerón tal cual

Relatos Históricos: El juicio de Friné

Relatos Históricos: Alejandro en Persia

Relatos de Terror: Ojos violetas

Relatos de Terror: Silencio

Relatos de Terror: Nuria

Relatos de Terror: El nivel verde

Relatos de Terror: El bebé de Rosa María

Relatos de Terror: La puerta negra

Relatos de Terror: Aquella noche

Relatos de Terror: Sombras

Relatos de Terror: No juegues a la ouija

Relatos de Terror: Lola no puede descansar en paz

Relatos de Terror: Rojo y diabólico

Relatos de Terror: Asesino

Relatos de Terror: Aquel ruido

Relatos de Terror: Fotos en tu desván

Relatos de Terror: Estúpido hombre blanco

Relatos de Terror: Confesión

Relatos de Terror: Despertar

Relatos de Terror: No mires nunca atrás

Relatos de Terror: Viaje sin retorno

Relatos de Terror: La pesadilla

Relatos de Terror: La playa

Por un puñado de euros - por Yuste

Trópico - por Trazada30

Registro de tráfico ilegal - por Esther

Llámame si quieres - por Solharis

Una noche de invierno - por Dani

Clásico revisitado - por Desvestida

Lengua bífida - por Alesandra

Obediencia - por Némesis30

Hotmail - por Espir4l

Recuerdos - por Némesis30

Ese día estaba yo muy ansiosa - por Esther

Una noche de primavera - por Dani

La sopa - por Solharis

Diez minutos - por Sasha

Celos - por Scherezade

25 líneas dulcemente apasionadas - por Alesandra

Hay que compartir - por Espir4l

Trescientas palabras - por Trazada30

Esa sonrisa divertida - por Trazada30

Una noche de otoño - por Dani

La mujer de las pulseras - por Yuste

En el coche - por Locutus

Ciber amante - por Scherezade

Despertar - por Espir4l

Mi obra de arte - por Lydia

Los pequeños detalles - por Némesis30

Por el bien común - por Wasabi

La oportunidad llega sola - por Elpintor2

Sola - por Scherezade

La vida en un segundo - por Iván Sanluís

La ciclista - por Genio

16 añitos - por Locutus

45 segundos a euro - por Alesandra

Necesito una verga - por Esther

No soy tuya - por Donnar

Más que sustantivos - por Wasabi

Maldito alcohol - por Lachlainn

El preso - por Doro

De ocho a ocho y media - por Superjaime

Esperando - por Scherezade

Ladrón de coches - por Sociedad

Taxista nocturno,servicio especial - por ElPintor2

No me importa nada más - por Hera

Una noche de verano - por Dani

Vampirillos - por Desvestida

Siempre hay un hombro amigo - por Yuste

En mi interior - por Nemésis30

Almas - por Egraine

El tren de lavado - por Lydia

Despertar placentero - por Lince

Piel de manzana - por Sasha

Me fascina - por Erotika

Hace muchos años - por Trazada30

El dragón - por Lobo Nocturno

La fila - por Locutus

La cita - por Alesandra

Tardes eternas - por Ornella

La realidad supera la imaginación - por Genio

Instinto primario - por Espir4l

La sorpresa - por Solharis

38. La verdad en el fuego

Gönbölyuseg

Carta a un desconocido

Enfrentarse al pasado

Alejandría

La venganza de Aracne

Un relato inquietante

El libro maldito de Bartholomeus Nazarí

El apagón

El pasillo oscuro

Ejercicio 2 Las apariencias engañan - Va la novia

Naufragios: Libertad

Naufragios: Outdoor Training

Naufragios: Crucero de Empresa

Naufragios: Naufragio

Naufragios: Háblame del mar, marinero

Naufragios: Enemigos

Naufragios: La Invitación

Naufragios: El naufragio del Zamboanga