miprimita.com

Angelo da morte

en Otros Textos

Y le conocían como Ángelo da Morte. Giordano D’Angelis, alias Ángelo Ferrara, alias Giorgio Simoni, alias Giordano Tadelli, alias Ángelo da Morte, era uno de los sicarios más buscados por la Interpol. Sospechoso de más de una veintena de asesinatos sólo en Europa, su sello era la más absoluta pulcritud. Ni una huella, ni un cabello, ni un testigo. ¿Balas? Cuando las había, sólo dejaba una. No le hacían falta más. Ponerse a tiro de su rifle de francotirador era condenarse a muerte. Pero el cuerpo a cuerpo no era tampoco un punto débil del Ángel de la Muerte (si es que ese ser, a medio camino del hombre y la leyenda tenía algún punto débil), y ya había perdido la cuenta de las gargantas que había atravesado a cuchilladas

Tirado al sol de Ipanema, Giordano recordaba lo bien que le había salido la jugada de trabajar para la mafia calabresa. Como había previsto, la Cosa Nostra, la mafia siciliana, a pesar de todo el cine que llevaba a sus espaldas, estaba decayendo poco a poco, vencida ante las duras tácticas de la ‘Ndrangheta. Ahora, él era uno de los mejores "eliminadores" de la mafia calabresa, y sus servicios se pagaban muy bien.

Bajó la montura de sus gafas de sol para clavar la vista en el deslumbrante cuerpo de dos brasileñas que pasaban ante él, con ese soberbio culo duro de samba bailoteando ante sus ojos. Sin embargo, el sonido del teléfono móvil le obligó a dejar la contemplación de tan bellos cuerpos.

- ¿Diga?

- ¿Angelo?- contestó la voz al teléfono con acento italiano.

- Depende de quien lo pregunte.

- Soy Carlo. Te espero el lunes en Buenos Aires, sé que no estás lejos. En el bar de siempre. Tenemos el trabajo del siglo.- Y colgó.

Carlo. A Giordano ya le extrañaba que tardara tanto en llamar. Casi hacían ¿Cuánto? ¿Cuatro, cinco meses, desde el último trabajo? ¡Bah, no importaba! Un trabajo siempre es un trabajo, y más aún cuando lo pagaba Carlo Costacurta.

* * *

El lunes a primera hora, tomaba asiento en uno de los bares más famosos de la capital bonaerense. Carlo no tardó en llegar a la mesa, con una sonrisa de oreja a oreja y una mirada alegre bajo su pelo canoso.

- ¿Cómo te va la vida, Ángelo?

- No hemos venido aquí a hablar de mi vida, sino de la de otro.

- Bene, bene… Lo que tú quieras. Veo que, como siempre, tienes las cosas claras. En fin, tengo un nombre y una cuenta en un banco de Suiza, ¿Qué es lo que quieres ver primero?

- Por supuesto, el nombre.- Regla número uno, jamás aceptar el dinero de la ‘Ndrangheta sin saber para qué lo dan.

- Muy bien…- Disimuladamente, Carlo sacó un papel del bolsillo y lo puso encima de la mesa. Lentamente, lo arrastró por la superficie blanca hasta dejarlo al alcance de Giordano. Con una sonrisa, lo cogió y lo miró.

La sonrisa se le borró automáticamente de la cara cuando leyó el nombre que Carlo le había pasado. "Imposible", pensó.

- Ni lo sueñes.- contestó, devolviendo el papel a la mesa, arrastrándolo de nuevo hacia el mafioso.

- Dos millones de euros.- Carlo lo dijo sin decisión. Pese a que la cifra era astronómica, sabía que no era nada comparado con la magnitud del nombre.

- No.

- Muy bien, Giordano. Tú lo has querido.- Con fastidio, sacó unas fotos del maletín y se las pasó. En ella había dos niños jugando en un jardín, una mujer en la puerta de una casa, la misma mujer llevando a los niños al colegio… Sus caras no le podían ser desconocidas al mercenario.

- Mi familia…- suspiró.

- Exacto, y no creo que te gustase que les pasara nada. ¿Verdad?- La sonrisa de triunfo de Carlo Costacurta parecía salírsele de la cara.

- ¿Sabes cuánto tiempo llevo sin visitarlos? Al mayor todavía no le habían salido los dientes cuando los vi por última vez. ¿De verdad te crees que si me importaran iba a estar tanto tiempo sin verlos?

La expresión de Carlo mudó de la confianza a la rabia. No se esperaba eso. Se esperaba de todo, menos eso. Se esperaba que Giordano hubiera hecho algún movimiento que hubiera obligado al francotirador que tenía apostado en el edificio de enfrente a volarle la tapa de los sesos. Total, Giordano D’Ángelis se estaba volviendo demasiado poderoso, tenía demasiada fama y eso no le convenía a la ‘Ndrangheta. Muerto, la mafia se guardaba la leyenda… Vivo, el hombre podía joderlos.

- Dos millones y medio de euros.- Carlo echaba el resto por el contrato.

- ¿Por qué?- preguntó Giordano, y la pregunta descolocó al capo.

- ¿Por qué qué?

- ¿Por qué quieres, queréis, matarlo?

- Ese cabrón ha revalidado su contrato con la Cosa Nostra. Su institución es la más importante de las que siguen apoyando a los malditos sicilianos. Mátalo, demuestra que la Cosa Nostra no vale una mierda, y que su sucesor debe elegir a la ‘Ndrangheta.

Giordano rió. Una risa franca. Era una mierda de motivo para asesinar, la mafia no ganaba demasiado y el objetivo era demasiado costoso. Una misión suicida para que el mejor eliminador fuera capturado o asesinado. Aún así, quiso saber cuánto eran capaces de dar por el trabajo, por que él, sólo él, Giordano D’Ángelis, Ángelo da Morte, era capaz de hacer el trabajo. Y él, sólo él, iba a reírse en las narices de la ‘Ndrangheta cuando volviera con un periódico cuya primera página proclamara la muerte del objetivo.

- Cinco millones de euros y…- un instante de tensión se abrió paso en la mesa.- éste será el último trabajo. Ángelo da Morte se retira.- Dijo el mercenario sin cambiar la expresión sonriente de su rostro. No podía seguir trabajando para quien le quería muerto.

- Hecho.- Carlo contestó con seguridad y mirándole a los ojos. Había trato. Por última vez, deslizó el papel con el nombre por la mesa hasta dejarlo justo delante de Giordano que, esta vez sí, se lo guardó sonriendo.

A Carlo le entusiasmó la decisión de Giordano, aunque supo controlar las emociones que reflejaba su cara. Ya no habría más problemas con Angelo da Morte. Si lograba salir de ese trabajo con vida, la ‘Ndrangheta ganaría algo más de poder y Giordano D’Ángelis se dedicaría a vivir de las rentas lejos de todo el mundo.

Ese mismo día, 6 de junio, Giordano cogía un vuelo directo a España. A media tarde aterrizaba en el aeropuerto del Prat, y de ahí se fue a recoger el armamento que le tenía preparado un conocido, y luego partiría hacia Valencia, allí estaría su objetivo. Éste era el sexto trabajo que hacía en España. Él era el único eliminador que sabía hablar español, a excepción de tres o cuatro pistoleros mediocres que se ocupaban de alguna tarea sencilla en la Costa del Sol de vez en cuando.

* * *

Giordano inspeccionaba detalladamente las armas que le había proporcionado Josep. Fuera de sus ideologías políticas (Josep era miembro de un partido neonazi), quizá fuera el mejor comerciante de armas de toda España. En ningún otro sitio podría encontrar un rifle de francotirador PDI M24 Socom por menos de doscientos euros, Y una Desert Eagle nueva por 20 euros.

Giordano abrió, para celebrar la venta, la botella de whisky que Josep había sacado con una sonrisa y un "¿Hace un whiskito, Ángel?" en la garganta. Después de poner tres hielos en un vaso, fue derramando el licor ambarino en él. Tras darle un buen trago, comenzó a hablar.

- ¿Sabes una cosa, Josep? Cuando comparas el hecho de asesinar una persona con el de matar a un perro, empiezas a subestimar la vida humana. Cuando te das cuenta de lo fácil que es matar, desarrollas rápidamente una vena sádica… Las personas dejan de importarte y se convierten en seres ideados para recibir la muerte en tus manos. Lo que no debería ser más que trabajo, empieza a gustarte… Comienzas a disfrutar quedándote a ver cómo tu víctima se desangra, con una puñalada en el estómago, la boca escupiendo sangre, intentando maldecirte, insultarte, pero sin poder siquiera moverse. Empiezas a violar a las mujeres antes de matarlas, y a asesinar a familias enteras sólo por que el padre te ha visto la cara. Y no te importa matar una y otra vez, por que te das cuenta de que la vida no vale una mierda. ¿Entiendes? Sí, supongo que ya lo has entendido.

Con rudeza, Giordano apuró el vaso de whisky y lo dejó con un golpe sobre la mesa. Luego recogió todas sus armas en una bolsa de deporte negra y salió de la casa. Al otro lado de la mesa, Josep seguía sentado en la otra silla, y la sonrisa estúpida de su rostro no se había borrado a pesar del agujero sanguinolento que tenía en la cabeza, vomitando sangre que resbalaba por la cara, tintando de vivo carmesí la amarillenta dentadura y la camiseta que había perdido cualquier rastro de su blanco original bajo una capa de suciedad. La pared, a sus espaldas, aparecía salpicada de restos de masa cerebral, en medio de una roja explosión de sangre.

* * *

Cuando el tren que había cogido lo dejó en Valencia, ya hacía tiempo que había caído la noche. Giordano supo esquivar sin problemas a cada policía para vigilar la zona donde tendría que cometer el crimen. No tardó en encontrar defectos imperdonables en el cinturón de seguridad instalado, y memorizó todos y cada uno de los edificios de las inmediaciones del viejo cauce del río Turia. En poco tiempo el sencillo plan estaba ideado, así que volvió a la casa que Carlo le había proporcionado, lejos del lugar, para no levantar sospechas, y se puso a dormir.

El siete de junio lo dedicó a repasar los movimientos que debía dar, a elegir un edificio y a trazar milimétricamente el plan, que desarrollaría al día siguiente. Comió algo en un restaurante cercano, y malgastó la tarde paseando. Al caer la noche, se fue a un pub que quedaba cerca, a celebrar sus últimas veinticuatro horas como mercenario de la ‘Ndrangheta.

Mientras apuraba un buen lingotazo de crema de whisky, comenzó a mirar a las muchachas que bebían como él, algunas acompañadas, algunas solas, todas entre los quince y los treinta. Giordano se fijó en una mujer joven, morena, alta y de buenas curvas resaltadas por un caro vestido rojo, a juego con sus zapatos de tacón.

- No hay muchas mujeres a las que les guste el "Queen Margot".- dijo Giordano, acercándose a la mujer, a la que le acababan de servir de la misma botella que él llevaba esquilmando toda la noche.

- Claro, a nosotras nos gusta más el champán suave y llevar un delantal ¿No?… coglioni.- Respondió ella, de mala gana, con un leve acento italiano.

- ¡Che sorpresa! ¡Anche io sono italiano!

- ¿También eres italiano? ¿Has venido por…?

- Sí, por él…- respondió Giordano con una sonrisa.

- ¡Camarero! ¡Pónganos una botella a los italianos!- Gritó la mujer entre risas.

Tres copas más tarde se besaban. Cuatro besos después salían del pub abrazados, directos al piso franco de Giordano.

Cayeron sobre la espartana cama y comenzaron a desnudarse. Giordano estaba eufórico. Gran final para su pertenencia a la ‘Ndrangheta. Con besos en las piernas, iba descendiendo por el cuerpo de la mujer hasta quitarle sus rojos zapatos de tacón. Desabrochó el vestido de Daniela, se llamaba Daniela, o eso le había dicho, y se apropió de los enormes senos de la italiana, que respondía a sus caricias con gemidos calientes.

Cuando los pezones, los dos, grandes y erectos, ya estuvieron cubiertos de una capa de saliva, Giordano fue descendiendo por el vientre, al tiempo que iba quitándole las braguitas. Lamió el sexo depilado de Daniela con renovado vigor, recordando aquellas noches tranquilas con su mujer, cuando no mataba por dinero, cuando odiaba mancharse de sangre, y hacer el amor con su esposa era lo más excitante que conocía.

Los dos sexos ya estaban dispuestos para el acoplamiento. Giordano se colocó en posición y penetró de un golpe a Daniela. Al mercenario le parecía escuchar, en los gemidos de la muchacha recién conocida, los de su mujer, María, la madre de sus hijos, la del sexo ardiente y el salvaje cuerpo desnudo. Mientras atravesaba una y otra vez a Daniela, soñaba con María gimiéndole, gritándole todo lo que Daniela le gritaba, pidiéndole más y más como ella, intercalando un suspirado "Signore" cuando Giordano le besaba los pezones, arqueando la espalda, sin sacar su verga de la vagina compañera.

Tras varios minutos más de embestidas y cambios de postura, y después de arrancarle otros dos orgasmos a la italiana, Giordano se corrió dentro de la mujer. Esa noche lo hicieron dos veces más, antes de que ella se quedara durmiendo plácidamente, exhausta.

Giordano, en cambio, no podía dormir. Tenía demasiadas cosas en las que pensar. "Adiós a la ‘Ndrangheta", se repetía una y otra vez, y seguía sin creérselo. Por fin podría volver con su familia, con la que llevaba años sin comunicarse para protegerla. ¿Cómo la habría encontrado Carlo? No importaba. Lo que importaba es que podría, al fin, retomar esa vida tranquila que se truncó a golpe de trabajos para la mafia, a golpe de dinero. Y mientras las cuentas corrientes de Giordano y de su familia se hinchaban, lo que se deshinchaba era la humanidad de Giordano, que, poco a poco, se convirtió en el mayor asesino a sangre fría de Europa. Y ahora todo, finalmente, iba a acabar gracias a ese gran último trabajo. La despedida de Angelo da Morte iba a ser por la puerta grande.

No había pegado ojo cuando se levantó. Afortunadamente, era capaz de trabajar sin problemas aún en condiciones peores que esas. Todavía no había salido el sol y él ya se estaba vistiendo. Recogió la bolsa con las armas del suelo y se fue de la habitación, tropezando con uno de los zapatos rojos de tacón de Daniela, que dormía plácidamente en la cama.

* * *

Eran las nueve de la mañana cuando alguien tocó al timbre de la puerta número veintitrés de un edificio cualquiera en la ciudad de Valencia.

- ¿Quién e…?- Leticia Sánchez Salazar abrió despreocupadamente la puerta. Sus palabras se cayeron cuando se encontró de frente al cañón de una pistola de gran calibre. Su chillido llenó la casa y alertó a su marido e hijos.

- ¿Se puede pasar?- preguntó Giordano, con una sonrisa bailando en el rostro, apuntándole a la cabeza con la Desert Eagle y entrando mientras la mujer caminaba lentamente hacia atrás, sin atreverse a separar su vista del negro ojo del arma.

- Leticia ¿Qué ha pasado?

Rápidamente la pistola cambió de objetivo y apuntó al pecho del hombre que recién entraba en el recibidor.

- Ni un solo movimiento o tu queridísima esposa tendrá que limpiar tu sangre del suelo.- El hombre se paró en seco, fijos sus ojos en la pistola que brillaba con un destello macabro.

No le costó inmovilizar a toda la familia. Los ató y los dejó en una habitación, sentados en un rincón, amenazados de muerte si se les ocurría alguna idiotez.

- ¡Qué jovencita más guapa!- dijo el italiano mientras acariciaba las mejillas de una bella joven de unos diecisiete años.

- ¡Déjala cabrón o…!- El culatazo en la sien calló a su hermano, que se desplomó inconsciente en el suelo.

- ¿Qué has hecho hijo de…?- empezó a decir el padre de la familia.

- ¡Una voz más y empiezo a cargarme gente! No creo que te guste ver cómo le disparo a tu queridísima hijita ¿Verdad?- Giordano acarició con el cañón de la pistola las mejillas de la muchacha, bajando por el cuello y colándola por el escote de la camiseta hasta golpear con sus pequeños pechos, del tamaño de una manzana.

- Si le haces algo a mi familia…

- ¿Qué? ¿Vendrás a matarme? ¡Ponte a la cola, desgraciado! ¿Ves esta carita? Pues está en todas las putas comisarías de Europa, así que no me jodas o convierto esto en una masacre- Luego, girándose hacia la joven, añadió.- Quizá tú y yo tengamos luego algo más que palabras. Depende de vuestra actitud. No me deis problemas y me esfumaré de aquí tal y como he venido. Jodedme, y llenaré la casa con tanta sangre que esto parecerá el maldito mar rojo. ¿Capisci?

El hombre asintió mientras madre e hija rompían a llorar. Giordano salió de la habitación y se dispuso a montar el rifle de francotirador en la ventana. Ése era su trabajo más importante, no podría permitirse un fallo. Tenía que montarlo de forma que fuera imposible verle desde el exterior, pero que pudiera apuntar directamente a su objetivo. Finalmente, cuando todo estuvo dispuesto, dirigió la mira hacia él. Tras Giordano, de ruido de fondo, el sollozo ininterrumpido de las dos mujeres.

- ¡Haz callar a esas mujeres!- gritó, y los lloros enmudecieron casi de inmediato. No debía ponerse furioso, no quería asesinar a esa familia. No ahora que sabía que era su último trabajo y que después de eso desaparecería. Angelo da Morte debía bajar el telón con la mínima sangre posible. No más muertes de inocentes.

Volvió a colocar el ojo en la mira del rifle. Necesitaba tranquilidad, sólo iba a tener una oportunidad. La gente llenaba las calles. Jóvenes y ancianos, más de los segundos que de los primeros, se agrupaban en el cauce de lo que antaño fue un río que atravesaba Valencia, y ahora es sólo un cauce seco reconvertido en un respiro de verde entre el gris del asfalto. Y allí en medio, subido en el altar construido para la ocasión, engalanado con sus ostentosos ropajes con bordados en oro, estaba él. Su objetivo. Por última vez, sacó del bolsillo el pequeño papel que Carlo le había proporcionado y releyó el nombre con una sonrisa. "Joseph Ratzinger. Benedicto XVI. Il Papa". El Papa.

Sí. Así era. Le habían encargado matar al hombre que dirigía toda la cristiandad. Y lo iba a hacer. Por cinco millones de euros, por su familia, por vivir tranquilo el resto de su vida. Cerró un momento los ojos para cronometrarse con sus propios latidos. Sólo iba a tener una oportunidad. Una oportunidad de la que dependían demasiadas cosas. Su vida, por ejemplo. Si fallaba, más le valía que la policía lo pillara, por que la opción del fracaso no está bien vista en la ‘Ndrangheta, y menos para un eliminador. Pero su familia también estaba en peligro, y por ellos no podía fallar. Abrió los ojos y centró el punto de mira en la cabeza del Papa. En la cruz de la mira telescópica se marcó la cabellera canosa del Santo Padre. Luego, apuntó ligeramente arriba para compensar la caída de la bala en la distancia. Con esa bala irían esos cinco millones de euros que Carlo le había prometido y que le permitirían un retiro dorado si lograba escapar. Al fin, dejaría el crimen y podría volver con su querida familia, la que lo esperaba en Nápoles sin saber dónde estaba ni qué hacía. Al fin podría volver con ellos y llevárselos a otro país. Quizá Marruecos, quizá Argentina, a cualquier país donde pudiera pasar desapercibido y vivir de las rentas. Su dedo abrazó el gatillo.

Todo fue muy rápido. Todo fue una explosión de sangre y luego, silencio. Cuando quiso enterarse de lo que ocurría, su sangre manchaba el suelo del piso. El cuerpo de Giordano cayó al suelo, el cuello abierto en canal, la sangre explotando en una vomitona roja que manchaba tanto el suelo como el trípode que sostenía el rifle. El charco sanguinolento se extendía poco a poco por la alfombra, hasta manchar unos zapatos de tacón. Rojos zapatos de tacón.

- Silvio…- decía la mujer por el móvil que llevaba.

- Dime…- El teléfono traía una voz varonil, fuerte pero cansada.

- Obbiettivo eliminato.- dijo Daniela justo antes de cerrar el móvil y tirar el cuchillo empapado de sangre. Luego, girándose hacia el cadáver del mercenario añadió- No se juega con la Cosa Nostra, coglioni.

Mas de EJERCICIO

La asombrosa historia de la Thermo mix

La verdadera historia del Inquisidor Ortuño

Vengándome de Sara

He visto el futuro

La tormenta

El Monasterio del Tiempo

La cuenta atrás

Bucle

Ejercicio XIXX: Cambio de fecha.

Ejercicio XXIX: Viajes en el tiempo

Ejercicio XXIX

Redención

Los pecados capitales de una madre

Manos

El poder de Natacha

El hombre que me excita

El toro por los cuernos

Valentina

Pulsión maternal

XXVIII Ejercicio: Los siete pecados capitales

La hormiga

Masturbación fugaz

Las musas (¡y su puta madre!)

Querido Carlos...

Asmodeo

En la oscuridad

La maldición

El desquite de Érica

Eva Marina

La viuda

Noche de copas

La despedida

La llamada

Cine de madrugada

La pareja de moda

Testigo 85-C

Diez minutos

Las tetas de Tatiana

Por el cuello o por los cojones

Fisioterapeuta

Guapo, rico y tengo un pollón

Inmóvil

¡Siéntate bien!

La obsesión de Diana

El Cuerpo

Descenso

Mía (Ejercicio)

Serrvirr de ejemplo

La espera

Despatarrada

Primera infidelidad

Caricias

Mi amante, Pascual

Sexogenaria

La heteroxesual confundida.

La ira viste de cuero

Homenaje

Indefensa

Reencuentro

XXVII Ejercicio: relación de relatos

XXVII Ejercicio de Autores: microrrelatos

El principio del fin

Como Cristiano Ronaldo

Supercalientes

Paso del noroeste

Pérdida personal

Naufraghost

Marinos y caballeros

La manzana, fruta de pasiones y venganzas

El naufragio del Te Erre

En un mundo salvaje

La última travesía del “Tsimtsum

Sentinelî

Me llamaban Viernes.

Naufragio del Trintia: Selena y Philip

La isla

El huracán Francine

Fin

La sirena del Báltico

Nunca Jamás

El Último Vuelo del Electra

Relatos XXVI Ejercicio

Naufragios: Namori se está ahogando

Naufragios: amantes en potencia

Naufragios: Libertad

Naufragios: Outdoor Training

Naufragios: Naufragio

Naufragios: Crucero de Empresa

Naufragios: Háblame del mar, marinero

Naufragios: Enemigos

Naufragios: La Invitación

Naufragios: El naufragio del Zamboanga

Homenaje a todos

XXVI Ejercicio de Autores

Final del Ejercicio XXV

Sus ojos

Vecinos de dúplex en la costa

Pauline o la lascivia del poder

¡No hay huevos!

La hermana mayor que todos compartimos

Ana y la pausa de los anuncios

Moonlight

Guerrera en celo

Aburridas

El canalla

Y todo por una apuesta

Un gol por la escuadra

Dos primos muy primos

Mi hija apuesta por nuestro futuro

La puerta oscura del transexual

Relación de relatos del Ejercicio XXV

Ejercicio XXV

Final del ejercicio XXIV

El fin del racionamiento

Amores eternos

La clínica

Halley

La mujer más guapa del mundo

Cuatro años y un día

El hombre de mi vida

Algo muy especial.

Marcha atrás

El friki

El payaso y la preñada

Justicia o venganza

Noche de cuernos

Velocidad de escape

Mi adorable desconocida

Accidente a plena luz

Relación del relatos del XXIV Ejercicio de Autores

XXIV Ejercicio de Autores

Votación temas XXIV Ejercicio de Autores

Convocatoria ejercicio XXIV

Final del XXIII Ejercicio

El holandés errante

El Pirata

El torero

En el cielo

Campanilla y el sexo

Ser Paco Payne

Príncipe azul

Silvia salió del armario

Cambio

Mátame suavemente

Un divertido juego

Tres palabras

El semen del padre

Salvajes

Día de la marmota

Los tres Eduardos

Sheena es una punker

El legendario guerrillero de Simauria

El converso y la mujer adúltera

Órdago a todo

La bicicleta

Janies got a gun

Difurciada

Relación de relatos del XXIII Ejercicio

XXIII Ejercicio de autores de Todorelatos

Votación de las propuestas para el XXIII Ejercicio

Convocatoria del XXIII Ejercicio de Autores

La historia del monaguillo o el final del XXII

La reducción

Es palabra de Dios

Tren de medianoche

Hermana mayor

Una historia inmoral

Venceremos... venceremos... algún día

El vicario

Cielo e infierno

Reencuentros en la tercera fase

La Señora Eulalia

La pregunta

Juguetes rotos

Génesis 1,27

La entrevista

La mafia de los mantos blancos

Las cosas no son tan simples

XXII Ejercicio: lista de relatos

XXII Ejercicio de Autores de TodoRelatos

Votación de las propuestas para el XXII Ejercicio

Convocatoria del XXII Ejercicio de autores

Avance del XXII Ejercicio

Resultado del XXI Ejercicio de Autores

Con su blanca palidez

Adios mundo cruel

Tribal

Mi sueño del Fin del Mundo

El Pianista Virtuoso

A ciegas

La Ceremonia

Blanca del Segundo Origen

Hotel California

El tren del fin del mundo

100 años después

El fin del mundo. La tormenta solar perfecta.

Un último deseo

El convite

Demiurgo

Diario

El Gato de Chesire

Relacion relatos XXI Ejercicio

XXI Ejercicio de Autores

Votaciones para el XXI Ejercicio de Autores

Propuesta de ideas para el XXI Ejercicio Autores

Revisión de las normas

Gracias por participar del XX Ejercicio de Autores

Aprender a contracorriente [gatacolorada]

Vida estropeada [Estela Plateada]

En las crisis ganan los banqueros[ana del alba 20]

El rescate de Benilde [voralamar]

Se alquila habitación [Ginés Linares]

Sin tetas no hay trabajo [doctorbp]

El Préstamo [Lydia]

Liberar tensiones [Bubu]

Parásito [SideShift]

El Sacrificio de mi Mamá [Garganta de Cuero]

Ladrona [Neón]

Maldita Crisis [EROTIKA]

Las ventajas del poder [gatacolorada]

La crisis del coño [ana del alba 20]

¿Por Qué Lloras? [Silvade]

del amor. La máquina [erostres]

Los viajeros temporales [Estela Plateada]

Relato casi erótico [Alba_longa]

Grande y felicísimamente armado [voralamar]

El Fotógrafo [Vieri32]

¿Algo para reír o para llorar? [MilkaMousse]

Nyotaimori [Ginés Linares]

Muñecos Rotos [pokovirgen]

Relación de relatos del XX Ejercicio de Autores

XX Ejercicio de Autores

XX Ejercicio de Autores: Votación de tema

Propuesta de ideas para XX Ejercicio de Autores

Gracias por participar en el XIX ejercicio

Legión de Ángeles

Eva al desnudo

En el fondo de su mente

Las viejas tamaleras

Una canción en 100 años

Del amor, la guerra y otras lindezas

Canción de despedida

Noches de luna llena

Almas

El sobre azul

Nunca subas a la chica de la curva

Aunque tu no lo sepas

El Cid

La puta de mi novia y su despedida

Por toda la casa

El suicidio del Samurai

Causa y efecto

La fiesta de Navidad

Diálogos para un ejercicio

La barbería

Por los beneficios

Cenizas del deseo

M & M… y sí, son unos bombones adictivos

Lazos oscuros y desconocidos

Relación de relatos del XIX ejercicio

XIX Ejercicio de autores

XIX Ejercicio de autores: Votación de tema

Propuesta de ideas para XIX Ejercicio de Autores

Brevísimo balance del XVIII Ejercicio de Autores

Pínchame, amor (Segunda parte)

Noche mágica

Con todos ustedes....¡el increíble bebé barbudo!

Extraños en la noche

Noche de suerte

Por fin pude ver a mi esposa montada en un joven

La chica de la revista

Vida de casado

Una manera de sentir

Trovadores de la noche

Después de la feria según Lucas

Después de la feria según Marcos

La morochita villera

Cómo recuerdo el día en que llegó a mi casa

Amo las mujeres que desagradan a otros

¡Pínchame, amor! (1)

La primera noche de mi nueva vida

La mejor noche de un actor porno

La prueba

Paparazzi

Ivette, mi princesa árabe

El montoncillo y la gata

Pasión y lujuria en la Barceloneta

Relación de relatos del XVIII Ejercicio de Autores

Noticias sobre el XVIII Ejercicio de Autores

XVIII Ejercicio de autores

XVIII Ejercicio: Votación del tema

Propuesta de ideas. XVIII Ejercicio de Autores

Crucigrama. GatitaKarabo.

Flores. Dark Silver.

¡Maldita sea! Izar

Fugados. Dark Silver.

Superbotellón. MariCruz29

El Pelao. GatitaKarabo.

Raquelísima. Moonlight.

Oración. Masulokunoxo

El despertar. GatitaKarabo

Media tarde. Trazada.

La noche es bella. Lydia

Apetecible. Paul Sheldon.

Play. Un Típico Sobi.

Zanahorias de Haití. Masulokunoxo.

Charla de alcoba. Trazada.

XVII. Ejercicio de autores.

XVII Ejercicio. Votación del tema.

Propuesta de ideas. XVII ejercicio de autores

PsicóTRico.

Mi primer día.

Desde el fondo de la pecera

Un chico normal

La increíble historia de Mandy y su locura felina

Carta blanca

Amigo mío, ¿qué hice mal?

La psicología del miedo

El diablo nunca

El salto atrás de Paco.

Contacto humano

Identidad

Una muñeca vestida de azul.

AVISO - XVI Ejercicio - RELATO PSIQUIÁTRICO

XVI. Ejercicio de autores. Relato psiquiátrico

Votación del tema. XVI Ejercicio

Propuesta de ideas. XVI ejercicio de autores

¿Qué es el ejercicio?

La leyenda del demoniaco jinete sodomizador

¿Por qué las ancianas tienen obsesión...?

El visitante

Amantes en apuros

El hotel

El cementerio

La leyenda urbana de TR, ¿Quién es el Calavera?

Mascherata a Venezia

La cadena

Mujer sola

Electo ateneo

La Dama de los Siguanes

Libertina libertad

Máscaras

El engaño del Cadejo

Los veintiún gramos del alma

Examen oral

En el espejo

El Greenpalace

Una leyenda urbana

Sorpresa, sorpresa

Gotitas milagrosas

Información del XV ejercicio

XV Ejercicio de autores - Leyendas urbanas

Propuestas e ideas para el XV ejercicio de autores

Cambio de carpas

Con mi pa en la playa

Con sabor a mar

La luna, único testigo

Duna

Selene

Acheron

Una noche en la playa

¿Dónde está Fred?

Fin de semana en la playa

La noche del sacrificio

Nuestra playa

Aquella noche en la playa

La indígena

Sacrificio a la luna

El Círculo de Therion

Hijo de puta

Como olas de pasión

Hija de la luna

XIV ejercicio de autores – ampliación de plazo

La noche de los cuernos

Citas Playeras S.A.

Yo quería y no quería

XIV Ejercicio de Relatos Una noche en la playa

Información sobre el XIV Ejercicio de Relatos

Inocente ¿de qué?

La soledad y la mujer

Una oración por Rivas

El te amo menos cotizado de la Internet

Esquizos

Mi recuerdo

Pesadilla 2

Dios, el puto y la monja

Ella

Pesadilla (1)

Remembranzas

Nada es completo

Hodie mihi cras tibi

Pimpollo

Un momento (3)

Hastío

La sonrisa

Tu camino

Duelo de titanes

La madre de Nadia Lerma

XIII ejercicio sobre microrelatos

Mujer Amante - Vieri32

No tengo tiempo para olvidar - Lymaryn

Un ramito de violetas - Lydia

Palabras de amor - Trazada

Bend and break - GatitaKarabo

Tú me acostumbraste - Avizor

Por cincuenta talentos de plata - Estado Virgen

Mi encuentro con el placer [Apasionada29]

El peor pirata de la Historia [Caronte]

Äalborg [Sywyn]

El pirata que robó mi corazón [Lydia]

A 1000 pies de altura [Lymarim]

Trailer [Zesna]

Me aburrí muchísimo [Parisién]

U-331 [Solharis]

En el océano de la noche [Kosuke]

Sansón y Dalila

Kitsune

La esencia de Zeus

El sueño de Inocencia

Ángeles y demonios

Lilith

Hércules y las hijas del rey Tespio

Invitación para el X Ejercicio: Mitología Erótica

Aun no te conozco... pero ya te deseo

Tren nocturno a Bilbao

He encontrado tu foto en Internet

Entre tres y cuatro me hicieron mujer

Memorias de un sanitario

Sexo, anillos y marihuana

Sex-appeal

Talla XXL

Goth

Cayendo al vacío

Afilándome los cuernos

Plumas y cuchillas

IX Ejercicio: 2ª Invitación

IX Ejercicio de relatos eróticos

Pesadillas de robot

Promethea

Mi dulce mascota

Déjà vu

Involución

El instrumento de Data

Eros vence a Tanatos

El corazón de Zobe

Fuga de la torre del placer

Comer, beber, follar y ser feliz

El caminante

Maldito destino

Pecado

Yo te vi morir

Decisión mortal

Madre

Pecado y redención

Azul intenso

Cuando suena el timbre

Mátame

El purificador

El último beso

Mi instinto básico

Ella quería tener más

Hospital

Fábula de la viuda negra

Por una buena causa

Seven years

¿Tanto te apetece morir?

El opositor

Satanas Death Show

Días de sangre y de swing

Voy a comprar cigarrillos y vuelvo

Invitación para el nuevo Ejercicio sobre CRÍMENES

Relatos Históricos: La copa de Dionisios

Relatos Históricos: Al-Andalus

Relatos Históricos: 1968

Relatos Históricos: Qué golfa era Carmela

Relatos Históricos: Franco ha muerto, viva el gay

Relatos Históricos: Campos de Cádiz

Relatos Históricos: El soldado

Relatos Históricos: El beso

Relatos Históricos: El primer vuelo

Relatos Históricos: 1929 en Wall Street

Relatos Históricos: En bandeja de plata

Relatos Históricos: Así asesiné al general Prim

Relatos Históricos: El primer gaucho

Relatos Históricos: Yo, el Rey

Relatos Históricos: La maja y el motín

Relatos Históricos: El niño del Kremlin

Relatos Históricos: Tenno Iga No Ran

Relatos Históricos: Las prisioneras de Argel

Relatos Históricos: Un truhán en las Indias

Relatos Históricos: Mar, mar, mar

Relatos Históricos: Un famoso frustrado

Relatos Históricos: Clementina

Relatos Históricos: El caballero don Bellido

Relatos Históricos: Cantabria indomable

Relatos Históricos: En manos del enemigo

Relatos Históricos: Nerón tal cual

Relatos Históricos: Alejandro en Persia

Relatos Históricos: El juicio de Friné

Relatos de Terror: Ojos violetas

Relatos de Terror: Silencio

Relatos de Terror: Nuria

Relatos de Terror: El bebé de Rosa María

Relatos de Terror: El nivel verde

Relatos de Terror: La puerta negra

Relatos de Terror: Aquella noche

Relatos de Terror: Sombras

Relatos de Terror: No juegues a la ouija

Relatos de Terror: Rojo y diabólico

Relatos de Terror: Lola no puede descansar en paz

Relatos de Terror: Aquel ruido

Relatos de Terror: Asesino

Relatos de Terror: Fotos en tu desván

Relatos de Terror: Estúpido hombre blanco

Relatos de Terror: Despertar

Relatos de Terror: Confesión

Relatos de Terror: No mires nunca atrás

Relatos de Terror: Viaje sin retorno

Relatos de Terror: La pesadilla

Relatos de Terror: La playa

Registro de tráfico ilegal - por Esther

Llámame si quieres - por Solharis

Una noche de invierno - por Dani

Clásico revisitado - por Desvestida

Trópico - por Trazada30

Por un puñado de euros - por Yuste

Lengua bífida - por Alesandra

Obediencia - por Némesis30

Hotmail - por Espir4l

Recuerdos - por Némesis30

Ese día estaba yo muy ansiosa - por Esther

Una noche de primavera - por Dani

La sopa - por Solharis

Diez minutos - por Sasha

Celos - por Scherezade

25 líneas dulcemente apasionadas - por Alesandra

Hay que compartir - por Espir4l

Trescientas palabras - por Trazada30

Mi obra de arte - por Lydia

Esa sonrisa divertida - por Trazada30

Ciber amante - por Scherezade

Una noche de otoño - por Dani

Despertar - por Espir4l

En el coche - por Locutus

La mujer de las pulseras - por Yuste

Los pequeños detalles - por Némesis30

Sola - por Scherezade

La oportunidad llega sola - por Elpintor2

Por el bien común - por Wasabi

La vida en un segundo - por Iván Sanluís

La ciclista - por Genio

16 añitos - por Locutus

45 segundos a euro - por Alesandra

Necesito una verga - por Esther

No soy tuya - por Donnar

Más que sustantivos - por Wasabi

Maldito alcohol - por Lachlainn

El preso - por Doro

De ocho a ocho y media - por Superjaime

Esperando - por Scherezade

Ladrón de coches - por Sociedad

Taxista nocturno,servicio especial - por ElPintor2

No me importa nada más - por Hera

Una noche de verano - por Dani

Vampirillos - por Desvestida

Siempre hay un hombro amigo - por Yuste

En mi interior - por Nemésis30

Almas - por Egraine

El tren de lavado - por Lydia

Despertar placentero - por Lince

Piel de manzana - por Sasha

Me fascina - por Erotika

Hace muchos años - por Trazada30

El dragón - por Lobo Nocturno

La fila - por Locutus

La cita - por Alesandra

Tardes eternas - por Ornella

La realidad supera la imaginación - por Genio

Instinto primario - por Espir4l

La sorpresa - por Solharis

38. La verdad en el fuego

Gönbölyuseg

Carta a un desconocido

Enfrentarse al pasado

Alejandría

La venganza de Aracne

Un relato inquietante

El libro maldito de Bartholomeus Nazarí

El apagón

El pasillo oscuro

Ejercicio 2 Las apariencias engañan - Va la novia

Naufragios: Libertad

Naufragios: Outdoor Training

Naufragios: Crucero de Empresa

Naufragios: Naufragio

Naufragios: Háblame del mar, marinero

Naufragios: Enemigos

Naufragios: La Invitación

Naufragios: El naufragio del Zamboanga