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Enfrentarse al pasado

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LOS RELATOS FANTÁSTICOS DE LOS AUTORES DE TR. LA BIBLIOTECA

Enfrentarse al pasado – por Lucía Misterio



Ese día llovía, hacía frío y Luis no tenía nada en la nevera. Cinco minutos más.


Cuando sonó el teléfono se dio por vencido y se levantó para ir a atender la llamada tapándose con el batín que Clara había olvidado cuando se marchó de casa hecha una furia la última - y parecía que definitiva - vez.


¿Diga?

Luis, soy Leonardo, te tengo que pedir un favor.


Acabo de levantarme, por si no lo has notado está lloviendo, hoy no me pienso alimentar con tal de no salir de casa y tengo que poner en funcionamiento la neurona si quiero cobrar a final de mes. Si puedo hacer algo por ti desde casa dímelo y si no llama a tu vecino.

Bien, bien… déjate de historias. No te revuelques más en la miseria, vístete y plántate en mi casa en 15 minutos. – Y colgó.

 

Luis no sabía cómo lo hacía su amigo de la infancia pero tenía un poder sobre él, siempre tan resuelto y decidido con los demás, que era digno de ser estudiado, analizado, embotellado y patentado. De todos modos Leo jamás le pedía nada y su estomago comenzaba a reclamar alimentos.


Dejaremos el ayuno para cuando me haga practicante…

 

En 20 minutos se encontraba llamando al telefonillo de su mejor amigo, en una finca de principios de siglo remodelada hacía un par de años.


Llegas tarde.

Abre, capullo. – gruñó.

 

Leonardo le tenía preparado un desayuno que ya quisieran los hoteles de cinco estrellas.


Estás perdonado – le dijo con la boca llena de la inusitada mezcla de cereales smacks y crepes de chocolate.

 

Leonardo le miraba entre divertido y preocupado. Respiró hondo y se preparó para pedirle a su amigo el favor del año. Sabía que no le iba a hacer ni pizca de gracia. Lo sabía. Pero no tenía más remedio; después de todo Luis era el único ser vivo capaz de controlar a Eliza; o al menos de aguantarla. Y él no tenía tiempo, tenía que terminar de documentarse para la exposición de gastronomía extremeña de la Edad Media.

Leo era lo que conocemos comúnmente por un culo inquieto. Había estudiado un poco de casi todas las carreras que se ofrecían en la ciudad; era como una esponja, lo absorbía todo, y luego en su cabeza forjaba ideas, para otros descabelladas, que en sus manos resultaban finalmente de lo más "chic". O algo así decía el articulo que salió en el dominical de hacia 3 semanas que hizo comprar a todos sus amigos en el que le dedicaban página y media.


Es Eliza. – Soltó a bocajarro.

¿Eliza? ¿Qué pasa con Eliza? – Se atragantó Luis.

Viene a pasar una semana a la ciudad. Sabes que no tiene a nadie aquí, y sabes mejor que nadie que esta semana es crítica, no puedo dedicarle un minuto. – Le dijo acercándole la jarra de zumo de naranja recién exprimido.

 

Luis cerró los ojos. Vio a una niña pecosa e impertinente diciéndoles "llevadme con vosotros a la feria" y ante su negativa gritando "¡Mamá! Leo y Luis se han saltado las clases hoy". "Quiero ir al cine" y cuando ellos le dijeron que habían quedado con otros amigos…"¡Mamá! ¡Leo y Luis han quedado con dos guarras de la ciudad!". "Quiero dar un paseo en la moto", "Eres muy pequeña Eliza", "Si no me llevas le diré a mi madre que emborrachaste a Leo el viernes pasado".


Volvió a abrir los ojos y se encontró los de Leonardo clavados en su cara. No podía decirle que no pero ya hacía tiempo que había conseguido desligarse de todo lo que le recordaba al pueblo y aunque aguantar a Eliza unos días podía ser exasperante lo que más miedo le daba era afrontar sus recuerdos del pasado. Sacudió la cabeza quitándose los recuerdos de golpe y antes de que su amigo interpretase el gesto como una negativa musitó:


De acuerdo… ¿Cuándo viene?


Mucho más tranquilo, el joven cocinero pasó a dar un detallado informe sobre lo que pretendía Eliza en la ciudad.


Dos días después Luis se encontró a sí mismo tratando de imaginarse a una Eliza adulta. ¿Cuántos años debía tener ahora? Si cuando ellos tenían 15 ella tenia 8 ahora debía rondar los 25. Hacía más de 10 años que no la veía y la última imagen de ella que tenía era la de una pelirroja con aparatos que comenzaba a maquillarse a escondidas de sus padres para tapar sus numerosas pecas.


Por favor – suplicó en silencio – que me deje algún minuto de tranquilidad.



La recordaba muy habladora y exigente. Había utilizado la mayor parte de las últimas 48 horas para relajarse. Había dejado de lado su novela y mintió a su editor esa misma mañana al decirle que tenía la cabeza llena de ideas y la historia en plena acción.


Una multitud de gente se acercaba arrastrando maletas con ruedas y buscando la mirada en dirección a Luis; él, a su vez, hizo otro tanto al contrario, pero no veía a la muchacha por ningún lado. De pronto alguien le tocó el hombro y se encontró frente a frente con una sonrisa cansada.


Hola, cuánto tiempo – Al mismo tiempo que se inclinaba hacia el a besarle en las mejillas.


Un momento, un momento, - pensó Luis – ¿Eliza?


Sus ojos le mostraban a una bonita chica de melena corta y lisa de un pelirrojo oscuro, rostro pálido y cansado, con unos ojos grandes de un marrón oscuro que hacía recordar una tableta de chocolate que parecían esconder una gran tristeza. De pronto se olvidó de la inquieta y frívola niña y se encontró con una mujer que parecía haber vivido más de lo que le correspondía.


Hola Eliza – la voz le salió falsamente alegre, se sintió pillado en falta tras guardar unos segundos de incómodo silencio.

Muchas gracias por ofrecerte a ayudarme estos días, creo que sin ti iba a estar perdida – Luis se sintió culpable por haber accedido a ayudarle solo tras un chantaje estomacal.

No tiene importancia, estaré encantado de ser tu guía turístico, la lástima es que llevo dos inviernos sin paraguas y no sé si podrás seguirme…


Habían roto el hielo y todo pareció mucho más fácil desde ese momento. Fueron a dejar la maleta al piso de Leonardo (Luis tenía una llave que para tal fin le había dejado su amigo). Y una vez acomodadas las pocas ropas que había traído la joven, salieron dispuestos a aprovechar el día a tope. Eliza parecía llena de energía y él se alegro al pensar que su imaginación se había desbordado al recibirla, simplemente estaba cansada, no triste.


La tarde fue divertida aunque en los planes de Eliza solo entrase comprar, comprar y comprar en los Centro Comerciales de la gran ciudad. Hicieron un alto para merendar en una hamburguesería llena de quinceañeros, y Luis se complació en regalarle un muñequito desmontable que regalaban con el menú para niños, y más aún al ver como éste no acababa olvidado en la bandeja o tirado en algún cubo de basura, sino en el bolso que llevaba en bandolera la chica. Hablaron sin cesar y Luis se sorprendió a sí mismo cantándole el argumento de su próxima novela y revelándole que se había estancado por falta de datos. Ella le animó y le dijo que precisamente ella estaba deseando conocer la biblioteca del centro histórico, pues según tenía entendido era una maravilla arquitectónica, así que con un poco de suerte podía encontrar información detallada sobre los piratas de las islas del mediterráneo a lo largo de los tiempos.


¿Dónde estaba esa Eliza caprichosa como la que, de joven, se auto-implantó una z en su nombre con aires de grandeza? No tenía claro si ella siempre había sido así y él había actuado como un adolescente creído al ignorarla y tratarla como una cría o algo había sucedido para convertirla en esa criatura dulce, perspicaz y divertida con la que se estaba divirtiendo como hacía tiempo que no lo hacía.


Una vez en la biblioteca y aprovechando la poca gente que quedaba a esas alturas de la tarde se separaron, ella para curiosear a su antojo cada rincón y él para buscar documentación para su trabajo. El ambiente era relajado, se oía alguna risa proveniente de un par de mesas con estudiantes pero en general reinaba un recogedor silencio. Cuando Luis dio con un libro que podía servirle de ayuda y fue a cogerlo notó como una fuerza se lo arrebataba hacia otro lado; lo soltó entre sorprendido y asustado, pero no tardó en sonreír al ver por hueco dejado por el libro unos ojos conocidos que le hacían un guiño, siguió la estantería hasta llegar al pasillo y se encontró con Eliza que le tendía alegre el libro. Él sintió un vuelco en el corazón, y se ordenó a sí mismo serenidad.


Salieron de la biblioteca y ella le preguntó por algún lugar agradable para cenar, esperando que él se ofreciese a llevarla pero él le dejó las indicaciones y dándole un beso rápido en la mejilla le dijo que tenía que irse.


Al llegar a casa se acusó de cobarde, pero metiéndose en la ducha se pidió control. Lo que menos necesitaba ahora era líos con ninguna mujer. Y menos con Eliza. Se sintió culpable el resto de la noche por haberla dejado tirada así, y aunque sabía que Leo no se lo tiraría en cara, él mismo se sintió en deuda. A altas horas de la madrugada consiguió concentrarse en el libro que habían sacado de la biblioteca y al menos le sirvió de bastante provecho…


A la mañana siguiente llamó a casa de su amigo sabiendo que le contestaría su hermana. Lo raro fue que no fue así.


Dime corsario, ¿qué tal la noche? – contestó Leo, que sin duda había visto su número en el teléfono.

¿Qué haces en casa? – inquirió sin saludar Luis.

Limpiar las cortinas, - contestó con voz irónica – me ha sentado mal algo y estoy en cama. Parece que tenía ganas de probar las dotes de enfermera de mi hermana, la he tenido toda la noche cuidándome, a falta de un plan mejor.

 

Sintió un nuevo vuelco en su interior pero esta vez en el estómago y se asemejaba bastante a un ataque de culpabilidad.


Deja de aprovecharte de tu hermana, cretino, y llama al médico. Pasaré en un rato a por ella, si no tiene nada mejor que hacer.

 

Y así fue. En media hora aparecía por la puerta del caro piso de su amigo, y nada mas ver los cansados ojos de Eliza sintió derrumbar todo el muro de fortaleza que había estado construyéndose la pasada noche.


¿Puedo recompensar tu noche en vela de alguna manera?


Mmm… podrías hacerme pasar otra noche en vela – ante la cara de aturullo del chico, ella sonrió - ¿Por qué no me enseñas las zonas de marcha?


No sé si estoy ya para estos trotes pero de alguna forma te he de compensar.

 

Pasaron otro estupendo día, con plan turístico que incluía fotos en los monumentos más conocidos de la ciudad. "Un poco más atrás… un poco más atrás… solo un poco más" ¡¡¡Plaf!!! Se chocó contra un abuelote sentado en el banco de delante de la fuente del Ayuntamiento.


¡Te voy a dar yo a ti un poco mas atrás!- salió corriendo tras Luis…

 

Fueron a comer a un restaurante italiano de moda en la ciudad en el que podías servirte de lo que quisieras dentro de una gran variedad de pastas y ensaladas.


Sorpréndeme – sonrió Eliza tras sus pecas sentándose a esperarle.

 

Desde la cola del buffet Luis saludó con la mano a una Eliza que parecía ausente. Al volver junto a ella por detrás suyo le vio una nota de dolor en los ojos que le hizo recordar su primera impresión. Charlaron animadamente y ella le comentó que podrían volver a la biblioteca a buscarle información al enfermito. Después de comer, dando un paseo con la agradable luz del otoño por las tardes se acercaron otra vez a la biblioteca y tras separarse de nuevo, Luis esperaba ver una sonrisa tras cada libro que sacaba.


Cuando finalmente se encontraron a la salida de la biblioteca, cuando apagaron las luces, Luis le tendió un libro a Eliza sobre la arquitectura de la ciudad, pues había descubierto en esos dos días que Eliza era un chica inteligente y sensible interesada por el arte.


Decidieron ir a cenar junto a Leo, quien les agradeció que se ocuparan "de un moribundo en sus últimas horas". Entre risas prepararon algunos platos con parte de la cantidad de ingredientes que encontraron en la cocina. Pusieron la mesa en la salita de estar y bromearon sobre la "ultima cena".


¿Me acercas la sal maldón, tete?

No puedo estirar el brazo, me duele el estomago – gimió con voz dolorida Leonardo.

No seas maleducado friegaplatos de tres al cuarto – le regañó Luis y le acercó la sal a su amiga.

 

Y sin venir a cuento, la cara se le ensombreció a la joven.


Eres tan distinto a tu hermano…

 

Se hizo el silencio absoluto – parecía que los perros que estaba discutiendo hace unos segundos se había callado por arte de gracia, la televisión enmudeció y Leonardo tragó saliva. Nadie mencionaba jamás al hermano de Luis, ni a su hermano ni a sus padres.


Años atrás, en el pueblo cuando aún vivía la familia juntos, hubo una terrible discusión en la familia, según habían deducido con el tiempo, se oyeron gritos en la casa una trágica noche y Cisco, el hermano de Luis mató a su padre con un cuchillo de cocina, delante de su hermano pequeño y de su madre, quien no pudo resistir el shock y cayó inconsciente en el suelo. El adolescente Luis, con los ojos abiertos como platos y sin poder emitir un sonido huyó de casa y se dirigió a casa de su mejor amigo, arrastró consigo al padre de este y lo llevo hasta su casa. El resto parecía confuso en su cabeza. Solo recordaba las investigaciones, el juicio a su hermano y cuando meses después sin poder superarlo murió su madre, no recordaba la versión oficial, porque el sabia que murió de pena. Después de eso vendió las pertenencias del pueblo y se fue a la ciudad junto a Leonardo.


El silencio se prolongó un par d minutos más hasta que Eliza con dos lagrimas surcándole la cara, haciendo camino hacia su barbilla dijo en un susurro.


Lo siento.


No pasa na… - no consiguió acabar la frase parecía que su garganta se negaba a hablar de ello.


Yo confié en él – cuatro ojos se clavaron en su cara – Hace 3 años le dieron la libertad condicional a tu hermano, se había estado portando bien en la cárcel y pudo beneficiarse de unos cambios en el reglamento o no sé muy bien el qué. Me lo encontré en el pueblo, cerca del cementerio un día y lo reconocí, nos reconocimos. Se me acercó y me pidió que no me asustase, me dio su versión de los hechos, me pareció sincero y después de todo vosotros me habías abandonado hacia tiempo en el pueblo. Fui una tonta pero confié en el. Al cabo de poco tiempo, sin que lo supiesen los papás comencé a salir con él. Le costó tiempo ganarse la confianza de la gente del pueblo, seguramente no la terminó de ganar del todo pero las cosas mejoraron como para admitir abiertamente que estábamos juntos – A esas alturas de relato Luis sentía su corazón palpitar mas rápido que nunca y a la vez lo notaba como si lo tuviese a trocitos. – No hay mucho más que decir, la verdad es que me dio muy mala vida… - No pudo acabar pues tenía un nudo en la garganta y el rostro inundado en lágrimas.

 

Leonardo salió al balcón furioso. Furioso por haber dejado a su hermana y no preocuparse por ella. Luis se levantó, dio un paso hacia la puerta, se giró y agachándose hacia Eliza le aparto las manos de la cara y bebió sus lágrimas amargas.


La acerco a su pecho y la medió hasta que dejo de hipar y alzó su mirada triste y cansada de la mala vida cruzándola con los ojos profundos, comprensivos y llenos de amor que le prometían cuidarle como debía haber hecho desde hacia años.


Aún tengo mi vieja moto…

 

Este sería el final de la historia si no fuese porque Luis con el corazón oprimido no se estuviese preguntando que si Eliza había estado los últimos 6 meses con su hermano quien era el tipo a quien había atropellado "accidentalmente" a la salida de la cárcel 7 meses atrás cuando acudió a la llamada de su hermano mayor para hablar con motivo de su salida de prisión…

 

 

© Lucía Misterio - 2005.

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Aprender a contracorriente [gatacolorada]

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Liberar tensiones [Bubu]

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El Sacrificio de mi Mamá [Garganta de Cuero]

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Maldita Crisis [EROTIKA]

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La crisis del coño [ana del alba 20]

¿Por Qué Lloras? [Silvade]

del amor. La máquina [erostres]

Los viajeros temporales [Estela Plateada]

Relato casi erótico [Alba_longa]

Grande y felicísimamente armado [voralamar]

El Fotógrafo [Vieri32]

¿Algo para reír o para llorar? [MilkaMousse]

Nyotaimori [Ginés Linares]

Muñecos Rotos [pokovirgen]

Relación de relatos del XX Ejercicio de Autores

XX Ejercicio de Autores

XX Ejercicio de Autores: Votación de tema

Propuesta de ideas para XX Ejercicio de Autores

Gracias por participar en el XIX ejercicio

Legión de Ángeles

Eva al desnudo

En el fondo de su mente

Las viejas tamaleras

Una canción en 100 años

Del amor, la guerra y otras lindezas

Canción de despedida

Noches de luna llena

Almas

El sobre azul

Nunca subas a la chica de la curva

Aunque tu no lo sepas

El Cid

La puta de mi novia y su despedida

Por toda la casa

El suicidio del Samurai

Causa y efecto

La fiesta de Navidad

Diálogos para un ejercicio

La barbería

Por los beneficios

Cenizas del deseo

M & M… y sí, son unos bombones adictivos

Lazos oscuros y desconocidos

Relación de relatos del XIX ejercicio

XIX Ejercicio de autores

XIX Ejercicio de autores: Votación de tema

Propuesta de ideas para XIX Ejercicio de Autores

Brevísimo balance del XVIII Ejercicio de Autores

Pínchame, amor (Segunda parte)

Noche mágica

Con todos ustedes....¡el increíble bebé barbudo!

Extraños en la noche

Noche de suerte

Por fin pude ver a mi esposa montada en un joven

La chica de la revista

Vida de casado

Una manera de sentir

Trovadores de la noche

Después de la feria según Lucas

Después de la feria según Marcos

La morochita villera

Cómo recuerdo el día en que llegó a mi casa

Amo las mujeres que desagradan a otros

¡Pínchame, amor! (1)

La primera noche de mi nueva vida

La mejor noche de un actor porno

La prueba

Paparazzi

Ivette, mi princesa árabe

El montoncillo y la gata

Pasión y lujuria en la Barceloneta

Relación de relatos del XVIII Ejercicio de Autores

Noticias sobre el XVIII Ejercicio de Autores

XVIII Ejercicio de autores

XVIII Ejercicio: Votación del tema

Propuesta de ideas. XVIII Ejercicio de Autores

Crucigrama. GatitaKarabo.

Flores. Dark Silver.

¡Maldita sea! Izar

Fugados. Dark Silver.

Superbotellón. MariCruz29

El Pelao. GatitaKarabo.

Raquelísima. Moonlight.

Oración. Masulokunoxo

El despertar. GatitaKarabo

Media tarde. Trazada.

La noche es bella. Lydia

Apetecible. Paul Sheldon.

Play. Un Típico Sobi.

Zanahorias de Haití. Masulokunoxo.

Charla de alcoba. Trazada.

XVII. Ejercicio de autores.

XVII Ejercicio. Votación del tema.

Propuesta de ideas. XVII ejercicio de autores

PsicóTRico.

Mi primer día.

Desde el fondo de la pecera

Un chico normal

La increíble historia de Mandy y su locura felina

Carta blanca

Amigo mío, ¿qué hice mal?

La psicología del miedo

El diablo nunca

El salto atrás de Paco.

Contacto humano

Identidad

Una muñeca vestida de azul.

AVISO - XVI Ejercicio - RELATO PSIQUIÁTRICO

XVI. Ejercicio de autores. Relato psiquiátrico

Votación del tema. XVI Ejercicio

Propuesta de ideas. XVI ejercicio de autores

¿Qué es el ejercicio?

La leyenda del demoniaco jinete sodomizador

¿Por qué las ancianas tienen obsesión...?

El visitante

Amantes en apuros

El hotel

El cementerio

La leyenda urbana de TR, ¿Quién es el Calavera?

Mascherata a Venezia

La cadena

Mujer sola

Electo ateneo

La Dama de los Siguanes

Libertina libertad

Máscaras

El engaño del Cadejo

Los veintiún gramos del alma

Examen oral

En el espejo

El Greenpalace

Una leyenda urbana

Sorpresa, sorpresa

Gotitas milagrosas

Información del XV ejercicio

XV Ejercicio de autores - Leyendas urbanas

Propuestas e ideas para el XV ejercicio de autores

Cambio de carpas

Con mi pa en la playa

Con sabor a mar

La luna, único testigo

Duna

Selene

Acheron

Una noche en la playa

¿Dónde está Fred?

Fin de semana en la playa

La noche del sacrificio

Nuestra playa

Aquella noche en la playa

La indígena

Sacrificio a la luna

El Círculo de Therion

Hijo de puta

Como olas de pasión

Hija de la luna

XIV ejercicio de autores – ampliación de plazo

La noche de los cuernos

Citas Playeras S.A.

XIV Ejercicio de Relatos Una noche en la playa

Yo quería y no quería

Información sobre el XIV Ejercicio de Relatos

La soledad y la mujer

Una oración por Rivas

Inocente ¿de qué?

El te amo menos cotizado de la Internet

Esquizos

Ella

Pesadilla 2

Dios, el puto y la monja

Mi recuerdo

Nada es completo

Pesadilla (1)

Remembranzas

Pimpollo

Un momento (3)

Hodie mihi cras tibi

Hastío

La sonrisa

Tu camino

Duelo de titanes

La madre de Nadia Lerma

XIII ejercicio sobre microrelatos

Mujer Amante - Vieri32

No tengo tiempo para olvidar - Lymaryn

Un ramito de violetas - Lydia

Palabras de amor - Trazada

Bend and break - GatitaKarabo

Tú me acostumbraste - Avizor

Por cincuenta talentos de plata - Estado Virgen

Äalborg [Sywyn]

El peor pirata de la Historia [Caronte]

Mi encuentro con el placer [Apasionada29]

El pirata que robó mi corazón [Lydia]

Trailer [Zesna]

A 1000 pies de altura [Lymarim]

Me aburrí muchísimo [Parisién]

En el océano de la noche [Kosuke]

U-331 [Solharis]

Sansón y Dalila

Kitsune

El sueño de Inocencia

La esencia de Zeus

Ángeles y demonios

Lilith

Hércules y las hijas del rey Tespio

Invitación para el X Ejercicio: Mitología Erótica

Tren nocturno a Bilbao

Aun no te conozco... pero ya te deseo

He encontrado tu foto en Internet

Entre tres y cuatro me hicieron mujer

Memorias de un sanitario

Sex-appeal

Sexo, anillos y marihuana

Talla XXL

Goth

Cayendo al vacío

Afilándome los cuernos

Plumas y cuchillas

IX Ejercicio: 2ª Invitación

IX Ejercicio de relatos eróticos

Pesadillas de robot

Promethea

Mi dulce mascota

Involución

Déjà vu

Eros vence a Tanatos

El instrumento de Data

El corazón de Zobe

Fuga de la torre del placer

Comer, beber, follar y ser feliz

El caminante

Pecado

Maldito destino

Madre

Decisión mortal

Yo te vi morir

Angelo da morte

Azul intenso

Pecado y redención

Mátame

Cuando suena el timbre

El purificador

El último beso

Mi instinto básico

Ella quería tener más

Hospital

Fábula de la viuda negra

Por una buena causa

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Voy a comprar cigarrillos y vuelvo

Satanas Death Show

Días de sangre y de swing

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Invitación para el nuevo Ejercicio sobre CRÍMENES

Relatos Históricos: Al-Andalus

Relatos Históricos: 1968

Relatos Históricos: Qué golfa era Carmela

Relatos Históricos: Franco ha muerto, viva el gay

Relatos Históricos: El beso

Relatos Históricos: El soldado

Relatos Históricos: Campos de Cádiz

Relatos Históricos: 1929 en Wall Street

Relatos Históricos: El primer vuelo

Relatos Históricos: El primer gaucho

Relatos Históricos: Así asesiné al general Prim

Relatos Históricos: En bandeja de plata

Relatos Históricos: La maja y el motín

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Relatos Históricos: Yo, el Rey

Relatos Históricos: Tenno Iga No Ran

Relatos Históricos: Las prisioneras de Argel

Relatos Históricos: Un truhán en las Indias

Relatos Históricos: Mar, mar, mar

Relatos Históricos: Un famoso frustrado

Relatos Históricos: El caballero don Bellido

Relatos Históricos: Clementina

Relatos Históricos: Cantabria indomable

Relatos Históricos: Nerón tal cual

Relatos Históricos: En manos del enemigo

Relatos Históricos: Alejandro en Persia

Relatos Históricos: El juicio de Friné

Relatos de Terror: Ojos violetas

Relatos de Terror: Silencio

Relatos de Terror: Nuria

Relatos de Terror: El bebé de Rosa María

Relatos de Terror: El nivel verde

Relatos de Terror: La puerta negra

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Relatos de Terror: No juegues a la ouija

Relatos de Terror: Sombras

Relatos de Terror: Rojo y diabólico

Relatos de Terror: Lola no puede descansar en paz

Relatos de Terror: Asesino

Relatos de Terror: Aquel ruido

Relatos de Terror: Fotos en tu desván

Relatos de Terror: Estúpido hombre blanco

Relatos de Terror: Confesión

Relatos de Terror: Despertar

Relatos de Terror: No mires nunca atrás

Relatos de Terror: Viaje sin retorno

Relatos de Terror: La pesadilla

Relatos de Terror: La playa

Por un puñado de euros - por Yuste

Trópico - por Trazada30

Registro de tráfico ilegal - por Esther

Llámame si quieres - por Solharis

Una noche de invierno - por Dani

Clásico revisitado - por Desvestida

Lengua bífida - por Alesandra

Obediencia - por Némesis30

Hotmail - por Espir4l

Recuerdos - por Némesis30

Ese día estaba yo muy ansiosa - por Esther

Una noche de primavera - por Dani

La sopa - por Solharis

Diez minutos - por Sasha

Celos - por Scherezade

25 líneas dulcemente apasionadas - por Alesandra

Hay que compartir - por Espir4l

Trescientas palabras - por Trazada30

Esa sonrisa divertida - por Trazada30

Una noche de otoño - por Dani

La mujer de las pulseras - por Yuste

En el coche - por Locutus

Ciber amante - por Scherezade

Despertar - por Espir4l

Mi obra de arte - por Lydia

Los pequeños detalles - por Némesis30

Por el bien común - por Wasabi

Sola - por Scherezade

La oportunidad llega sola - por Elpintor2

La vida en un segundo - por Iván Sanluís

La ciclista - por Genio

16 añitos - por Locutus

45 segundos a euro - por Alesandra

Necesito una verga - por Esther

No soy tuya - por Donnar

Más que sustantivos - por Wasabi

Maldito alcohol - por Lachlainn

El preso - por Doro

De ocho a ocho y media - por Superjaime

Esperando - por Scherezade

Ladrón de coches - por Sociedad

Taxista nocturno,servicio especial - por ElPintor2

No me importa nada más - por Hera

Una noche de verano - por Dani

Vampirillos - por Desvestida

Siempre hay un hombro amigo - por Yuste

En mi interior - por Nemésis30

Almas - por Egraine

El tren de lavado - por Lydia

Despertar placentero - por Lince

Piel de manzana - por Sasha

Me fascina - por Erotika

Hace muchos años - por Trazada30

El dragón - por Lobo Nocturno

La fila - por Locutus

La cita - por Alesandra

Tardes eternas - por Ornella

La realidad supera la imaginación - por Genio

Instinto primario - por Espir4l

La sorpresa - por Solharis

Gönbölyuseg

38. La verdad en el fuego

Carta a un desconocido

Un relato inquietante

La venganza de Aracne

Alejandría

El apagón

El pasillo oscuro

El libro maldito de Bartholomeus Nazarí

Ejercicio 2 Las apariencias engañan - Va la novia

Naufragios: Libertad

Naufragios: Outdoor Training

Naufragios: Crucero de Empresa

Naufragios: Naufragio

Naufragios: Háblame del mar, marinero

Naufragios: Enemigos

Naufragios: La Invitación

Naufragios: El naufragio del Zamboanga