miprimita.com

Relatos Históricos: En manos del enemigo

en Otros Textos

(Nota: Numancia, una de las principales ciudades de celtas, estaba situada a 7 Km aproximadamente de la actual Soria. Cuando los romanos quisieron conquistarla, mantuvo una dura resistencia de veinte años, entre 153 ac y el 133 ac, hasta que el famoso Publio Cornelio Escipión la sitio durante once meses y consiguió que la ciudad se rindiera y cayera, por fin, en manos de los romanos).

Britta se sentía extraña en aquel lugar, miraba su ciudad desde la cima y pensaba en todo lo sucedido: en Como, en la guerra, en las muertes. Sentía que había traicionado a su pueblo y todo por amor, por aquel extraño, pero fuerte, amor hacía Antonio. Antonio, aquel romano al que había ¿empezado odiando? y al que tanto amaba ahora.

Trató de recordar, por qué, cómo había sucedido todo hasta llegar a aquel momento.

Britta no podía recordar un momento de paz en aquella ciudad. Desde que había nacido diecisiete años atrás, Numancia había estado en una permanente guerra con los extranjeros que habían venido del noroeste, romanos los llamaban. Venían de un lugar lejano, hablaban una lengua muy diferente a la suya y querían quedarse con la ciudad y todo lo que había en ella. Britta había perdido a su padre y varios tíos en aquella guerra y también a dos de sus hermanos.

Por eso, Como y ella decidieron casarse antes de que Como saliera hacía el frente para combatir, igual que hacían la mayoría de hombres de aquella ciudad. Se casaron, y durante una semana no salieron de su modesta casa.

Britta conoció el placer del amor junto a su amado Como. La noche de bodas fue especial. Cuando se quedaron solos en la casa, Como la llevó hasta la que a partir de aquel momento sería su habitación. La besó con suavidad, acarició todo su cuerpo despacio, por encima de la ropa, y luego empezó a desnudarla muy despacio, quitándole una prenda tras otra. Britta estaba nerviosa, pero la seguridad de Como la envolvía haciendo que también ella moviera sus manos sobre la ropa de su esposo. Cuando estuvo totalmente desnuda, Como la hizo acostar sobre la seca paja que hacía de cama, la que ambos habían colocado sobre el suelo el día anterior. Entonces fue él el que se desnudó despacio. Para Britta, Como era el primer hombre al que veía desnudo, pero no le sorprendió su aspecto, ni aquello tan erecto y duro que tenía entre las piernas, pues sus amigas casadas ya le habían contado algo de aquello. Como se acostó junto a su esposa y volvió a besarla suavemente. Cogió la mano de ésta y la llevó hasta su miembro.

- Acaríciala, cielo – le suplicó.

Y Britta obedeció, acariciando el erecto miembro con suavidad. Como gimió al sentir la suave y caliente mano de su esposa alrededor de su verga. El feliz esposo se aventuró entonces a introducir su mano entre las piernas de su esposa, y buscar aquel mágico botón del placer que días a atrás le había enseñado aquella puta, con la que había aprendido lo necesario para que esa, su primera noche de amor con su esposa, fuera perfecta. Britta gimoteó al sentir aquel agradable placer en aquel inhóspito lugar para ella. Tan placentera fue la caricia de Como, que sin saber cómo, sintió que su cuerpo subía hasta el cielo y volvía a bajar de golpe. Un placer que la obligó a gemir y retorcerse, y cuando terminó de hacerlo, Como se puso sobre ella, con el duro mástil apuntando hacía su sexo. Britta instintivamente abrió las piernas y dejó que Como se alojara entre ellas. Luego el muchacho acercó su pene al húmedo sexo femenino y muy despacio empezó a penetrarla. Britta se extrañó al no sentir aquel dolor del que tanto le habían hablado sus amigas, pero a pesar de eso, trató de disfrutar del momento, y sintió como su esposo formaba parte de ella, como sus cuerpos se unían en una perfecta comunión. Ambos empezaron a moverse al mismo ritmo y poco a poco ambos alcanzaron el máximo placer.

Tras aquella noche, las siguientes fueron igual de apasionadas y placenteras, hasta que llegó el día en que Como tuvo que despedirse de su esposa. Ambos estaban tristes, pero Como debía partir hacía el frente para combatir.

Durante los siguientes tres meses, Como estuvo combatiendo en el frente en una dura batalla contra los Romanos. Alguna noche volvía a casa para estar junto a su esposa y amarla como aquella primera noche. Una de aquellas noches, Britta le dio la agradable noticia.

Como, estoy embarazada. – le dijo.

Como se sintió el hombre más feliz del mundo al saber aquello, y sin decir nada, abrazó a su amada con fuerza, dándole las gracias por aquel hijo.

En los días sucesivos, Como trató de regresar a su casa con más frecuencia, para poder estar con su esposa y cuidarla como se merecía, pero lamentablemente, las noticias que corrían por el frente y por aquella ciudad eran cada vez peores.

Decían que desde el oeste de la península, venía un general romano, capaz de enfrentarse al más temible de los ejércitos y vencer. Todo el mundo estaba muy desanimado, y más cuando supieron que el territorio de los vacceos había sido devastado y todos ellos muertos a manos de los romanos.

Britta tuvo un terrible presentimiento entonces. Y este se hizo real unos pocos días después. Britta estaba barriendo la entrada de su casa, cuando un par de hombres, a los que ella había visto algunas veces con Como cuando volvía del frente, se acercaron a ella.

Tenemos algo que decirte Britta – le dijeron –, pero será mejor que entres en tu casa y te sientes.

Britta supo enseguida de que se trataba.

Esta muerto ¿verdad? ¿Esos malditos romanos lo han matado, verdad?

Los dos hombres respondieron afirmativamente moviendo la cabeza. Britta empezó a llorar desconsoladamente. Por culpa de aquellos "malditos romanos" se había quedado viuda y además su hijo no nacido aún se había quedado sin padre.

Como fue incinerado un par de días más tarde, como se hacía con los héroes que daban su vida por defender Numancia. Britta lloró desconsolada la perdida. Nada ni nadie podía devolverle a su amado Como.

Los días pasaron, el general romano al que esperaban llegó con su enorme ejercito, rodeó la ciudad, estableciendo siete campamentos que unió a través de un sólido muro de 9 Km. de perímetro, defendido éste con un foso y una estacada de madera, y disponiendo dos fortines en los ríos. Así se aseguró el control total de la ciudad. Nadie podía entrar ni salir. Los alimentos no llegaban a la ciudad de ninguna manera, por lo que los habitantes de Numancia tuvieron que arreglárselas con el grano que tenían almacenado. Pero a los cinco meses de esa situación el grano tuvo que empezar a ser racionado para poder resistir algunos meses más.

Britta estaba demacrada, hundida, y a punto de dar a luz. Desde que Como había muerto, tanto su situación personal como la situación de la ciudad, habían ido de mal en peor. La gente había empezado a morir de hambre, otros al ver que la situación les llevaría a una muerte segura, y puesto que no querían rendirse ante los romanos, preferían suicidarse. Así lo hizo la madre de Britta. Una tarde llegó a casa de su hija y le dijo:

Hija, creo que el suicidio es la mejor solución. Sobre todo para alguien como yo, que ya soy mayor.

Pero madre... – se lamentó Britta.

Así tu podrás quedarte mi grano, que lo necesitas más que yo, para que ese niño crezca grande y sano.

Mamá....

Hija, debo hacerlo. Sólo he venido a despedirme.

Ambas mujeres se abrazaron con fuerza. Luego la madre de Britta, partió hacía su casa.

A la mañana siguiente y como su madre le había indicado, Britta fue hacía la casa familiar, aquella donde había crecido. Buscó a un par de hombres y pidió que llevaran a su madre a la fosa común, donde eran enterrados la mayoría de los muertos. Recogió el grano que quedaba en la casa y volvió a la suya. Las calles estaban cada vez más desiertas, la ciudad agonizaba por el hambre. ¿Cómo podría tener a su hijo en un lugar como aquel, en una situación como aquélla? ¿Cómo podría criarlo ella sola?

Durante los siguientes días no hizo más que dar vueltas a aquella idea. La hora del alumbramiento se acercaba y no quería estar sola en aquel momento y tampoco quería parirlo allí, en aquella ciudad fantasma. Pero no podía salir de la ciudad. Sólo cabía una posibilidad, pero era tan..... Estuvo pensando en ello varios días. Hasta que finalmente tomó la decisión. Sí, lo haría. Iría a pedir clemencia y ayuda a esos malditos romanos, pero sólo por su hijo, porque merecía algo mejor y seguro que aquellos romanos podían dárselo.

Recogió sus cosas y una tarde se encaminó hacía uno de los campamentos romanos. Era casi de noche cuando llegó, sólo le faltaban unos metros, se veía luz dentro de las tiendas de campaña y se oían las voces de los soldados, hablando y bromeando entre sí. Britta no podía entender lo que decían, pero oía sus risas. De repente, sintió un pinchazo en el bajo vientre que la hizo retorcerse y gritar, cayendo al suelo, había llegado el momento de que su hijo naciera.

El grito que Britta profirió puso en alerta a los soldados romanos y algunos salieron de sus tiendas, uno de ellos, grande, alto, moreno, se acercó hasta ella y le dijo algo, pero Britta no entendió nada y sólo pudo decir:

Voy a parir, necesito ayuda.

Un par de hombre intentaron abalanzarse hacía ella, pero el romano moreno los detuvo, se agachó frente a ella y la miró a los ojos. Britta vio compasión en aquellos hermosos ojos. El hombre la cogió en brazos y la llevó hasta la tienda de donde él había salido, ordenando al resto de los hombres que se quedaran fuera. Britta adivinó que probablemente se trataba de algún capitán del ejército, ya que todos los hombres le obedecían. Una vez en la tienda, el romano la tendió sobre su cama. Para Britta aquello era algo nuevo y extraño. Había oído hablar de las camas que usaban los romanos para dormir, pero nunca había visto ninguna y mucho menos había estado encima hasta aquel momento. El romano posó sus manos sobre el vientre abultado de Britta y luego dijo algo.

Sí, ya viene, está aquí – le dijo Britta, mirándolo a los ojos.

El soldado dijo algo que por la cara que puso, a Britta le pareció que decía:

No te preocupes, todo irá bien.

A pesar de no entenderse, sus miradas hablaban por ellos y Britta podía entender casi todo lo que el romano le decía.

El hombre salió de la tienda y Britta oyó como les decía algo a sus soldados, indudablemente por el tono de voz, les estaba dando órdenes. Cuando terminó volvió a entrar en la tienda.

Un nuevo y fuerte dolor hizo gritar y retorcerse a Britta otra vez. El romano corrió a su lado y le tomó la mano, Britta la apretó con fuerza mientras el hombre decía algo como si quisiera tratar de calmarla. Sin saber por qué, aquel guapo romano, en lugar de intimidarla, como los demás, la hacía sentirse segura. Casi todos la miraban con odio, pero él no, él parecía mirarla con compasión e incluso con... Britta no se atrevía ni siquiera a pensarlo. El dolor se calmó y un hombre entró en la tienda. Era un hombre de cierta edad, con el pelo cano y bastantes arrugas en la cara. Llevaba un pequeño maletín. Empezó a discutir con el romano, parecía quererse ir de la tienda, miraba a Britta con desprecio y movía la cabeza en sentido negativo, mientras el joven romano, imploraba o le ordenaba algo con la voz cada vez más firme. Otro dolor paralizó a Britta y la hizo gritar, en ese momento el hombre mayor pareció claudicar y abriendo el maletín sacó algunos instrumentos. Tras eso la hizo abrir de piernas y le subió el vestido por encima de la cintura.

Un par de soldados entraron en ese momento, uno llevaba una gran olla de barro con agua humeante. El otro traía trapos y sábanas limpios. El hombre mayor lo cogió y lo puso todo a su lado. Los soldados volvieron a salir.

Con la ayuda de aquel hombre mayor, que Britta dedujo que era un médico, y la del guapo romano, tuvo a su hijo. Pero cuando el médico, tras darle un par de palmadas en el culito, la miró de aquella forma, al igual que el guapo romano, Britta empezó a ponerse nerviosa.

¿Qué pasa?, ¿por qué no llora? – gritó desesperada.

É morto – dijo el guapo romano.

Aquella fue una de las pocas cosas que Britta entendió perfectamente aquel día y aprendió con suma rapidez.

No puede ser, no, mi niño ¡¡¡¡¡¡¡¡noooooooo!!!!!! – gritó, y empezó a llorar desconsolada.

El guapo romano le dio un par de ordenes al médico, que terminó de hacer su trabajo, limpió los utensilios, envolvió al niño muerto en una de las sábanas blancas que le habían traído y luego salió de la tienda. El chico se acercó a Britta, que seguía llorando. La abrazó con fuerza y le secó las lágrimas tratando de consolarla. Aquélla fue la primera de muchas noches juntos.

Después de aquello Britta se quedó con el romano, al que poco a poco fue conociendo. Con él aprendió a hablar latín y así supo que se llamaba Antonio, que era capitán de un pelotón, que tenía veintitrés años, que era soltero... Poco a poco y a medida que fueron conociéndose, el amor fue surgiendo entre ellos (aunque en realidad había estado entre ellos desde el momento en que se vieron por primera vez), a la vez que en aquella devastada ciudad que tenían a sus pies la gente iba muriendo. Al llegar el verano, la ciudad estaba casi desierta, muchos de sus habitantes se había suicidado y otros fueron apresados por los romanos y vendidos como esclavos.

Así Escipión decidió marchar sobre la ciudad para tomar posesión de ella, junto a todo su ejército. Britta iría acompañando a Antonio como si fuera su esposa, a pesar de que aún no se habían casado. En aquellos meses, el rechazo que muchos soldados romanos tuvieron hacía ella en un principio, se fue convirtiendo poco a poco en amistad y admiración, en cambio sus vecinos y amigos la rechazaban.

Britta había vuelto a la ciudad un mes después de tener a su hijo, recuperada ya del parto y acompañada de Antonio, que no quiso dejarla ir sola. Y pudo comprobar entonces como muchos de sus vecinos ni siquiera le contestaban cuando ella los saludaba, y además la miraban con recelo, sobre todo al verla acompañada de aquel romano.

Desde entonces, Britta no había vuelto a pisar su ciudad, y ahora lo haría subida a caballo y en el bando que hasta hacía unos meses había sido su enemigo.

Seguía contemplando la desolada ciudad cuando sintió que Antonio se acercaba a ella. Conocía perfectamente el sonido de sus sandalias sobre la hierba.

¿Qué piensas, Princesa? – le preguntó su amado.

En como ha cambiado mi vida en este último año, en que nunca imaginé que estaría a este lado.

Antonio la abrazó y besó su cuello con ternura.

Sí, la vida siempre nos trae cosas inesperadas. Yo hace un año tampoco imaginaba que me enamoraría de una mujer extranjera.

Tenemos tanto de común a pesar de venir de lugares tan diferentes – apostilló Britta girándose hacía Antonio y abrazándole.

Sí. ¿Sabes? Te amo – le dijo él, mirándola fijamente a los ojos.

Yo también te amo.

Y se fundieron en un apasionado beso teniendo la ciudad de Numancia como testigo de aquel extraño amor.

Erotikakarenc.

 

Esta obra está bajo una licencia Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 2.5 Spain de Creative Commons. Para ver una copia de esta licencia, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/es/ o envie una carta a Creative Commons, 559 Nathan Abbott Way, Stanford, California 94305, USA.

Mas de EJERCICIO

La asombrosa historia de la Thermo mix

La verdadera historia del Inquisidor Ortuño

Vengándome de Sara

He visto el futuro

La tormenta

El Monasterio del Tiempo

La cuenta atrás

Bucle

Ejercicio XIXX: Cambio de fecha.

Ejercicio XXIX: Viajes en el tiempo

Ejercicio XXIX

Redención

Los pecados capitales de una madre

Manos

El poder de Natacha

El hombre que me excita

El toro por los cuernos

Valentina

Pulsión maternal

XXVIII Ejercicio: Los siete pecados capitales

La hormiga

Masturbación fugaz

Las musas (¡y su puta madre!)

Querido Carlos...

Asmodeo

En la oscuridad

La maldición

El desquite de Érica

Eva Marina

La viuda

Noche de copas

La despedida

La llamada

Cine de madrugada

La pareja de moda

Testigo 85-C

Diez minutos

Las tetas de Tatiana

Por el cuello o por los cojones

Fisioterapeuta

Guapo, rico y tengo un pollón

Inmóvil

¡Siéntate bien!

La obsesión de Diana

El Cuerpo

Descenso

Mía (Ejercicio)

Serrvirr de ejemplo

La espera

Despatarrada

Primera infidelidad

Caricias

Mi amante, Pascual

Sexogenaria

La heteroxesual confundida.

La ira viste de cuero

Homenaje

Indefensa

Reencuentro

XXVII Ejercicio: relación de relatos

XXVII Ejercicio de Autores: microrrelatos

El principio del fin

Como Cristiano Ronaldo

Supercalientes

Paso del noroeste

Pérdida personal

Naufraghost

Marinos y caballeros

La manzana, fruta de pasiones y venganzas

El naufragio del Te Erre

En un mundo salvaje

La última travesía del “Tsimtsum

Sentinelî

Me llamaban Viernes.

Naufragio del Trintia: Selena y Philip

La isla

El huracán Francine

Fin

La sirena del Báltico

Nunca Jamás

El Último Vuelo del Electra

Relatos XXVI Ejercicio

Naufragios: Namori se está ahogando

Naufragios: amantes en potencia

Naufragios: Libertad

Naufragios: Outdoor Training

Naufragios: Naufragio

Naufragios: Crucero de Empresa

Naufragios: Háblame del mar, marinero

Naufragios: Enemigos

Naufragios: La Invitación

Naufragios: El naufragio del Zamboanga

Homenaje a todos

XXVI Ejercicio de Autores

Final del Ejercicio XXV

Sus ojos

Vecinos de dúplex en la costa

Pauline o la lascivia del poder

¡No hay huevos!

La hermana mayor que todos compartimos

Ana y la pausa de los anuncios

Moonlight

Guerrera en celo

Aburridas

El canalla

Y todo por una apuesta

Un gol por la escuadra

Dos primos muy primos

Mi hija apuesta por nuestro futuro

La puerta oscura del transexual

Relación de relatos del Ejercicio XXV

Ejercicio XXV

Final del ejercicio XXIV

El fin del racionamiento

Amores eternos

La clínica

Halley

La mujer más guapa del mundo

Cuatro años y un día

El hombre de mi vida

Algo muy especial.

Marcha atrás

El friki

El payaso y la preñada

Justicia o venganza

Noche de cuernos

Velocidad de escape

Mi adorable desconocida

Accidente a plena luz

Relación del relatos del XXIV Ejercicio de Autores

XXIV Ejercicio de Autores

Votación temas XXIV Ejercicio de Autores

Convocatoria ejercicio XXIV

Final del XXIII Ejercicio

El holandés errante

El Pirata

El torero

En el cielo

Campanilla y el sexo

Ser Paco Payne

Príncipe azul

Silvia salió del armario

Cambio

Mátame suavemente

Un divertido juego

Tres palabras

El semen del padre

Salvajes

Día de la marmota

Los tres Eduardos

Sheena es una punker

El legendario guerrillero de Simauria

El converso y la mujer adúltera

Órdago a todo

La bicicleta

Janies got a gun

Difurciada

Relación de relatos del XXIII Ejercicio

XXIII Ejercicio de autores de Todorelatos

Votación de las propuestas para el XXIII Ejercicio

Convocatoria del XXIII Ejercicio de Autores

La historia del monaguillo o el final del XXII

La reducción

Es palabra de Dios

Tren de medianoche

Hermana mayor

Una historia inmoral

Venceremos... venceremos... algún día

El vicario

Cielo e infierno

Reencuentros en la tercera fase

La Señora Eulalia

La pregunta

Juguetes rotos

Génesis 1,27

La entrevista

La mafia de los mantos blancos

Las cosas no son tan simples

XXII Ejercicio: lista de relatos

XXII Ejercicio de Autores de TodoRelatos

Votación de las propuestas para el XXII Ejercicio

Convocatoria del XXII Ejercicio de autores

Avance del XXII Ejercicio

Resultado del XXI Ejercicio de Autores

Con su blanca palidez

Adios mundo cruel

Tribal

Mi sueño del Fin del Mundo

El Pianista Virtuoso

A ciegas

La Ceremonia

Blanca del Segundo Origen

Hotel California

El tren del fin del mundo

100 años después

El fin del mundo. La tormenta solar perfecta.

Un último deseo

El convite

Demiurgo

Diario

El Gato de Chesire

Relacion relatos XXI Ejercicio

XXI Ejercicio de Autores

Votaciones para el XXI Ejercicio de Autores

Propuesta de ideas para el XXI Ejercicio Autores

Revisión de las normas

Gracias por participar del XX Ejercicio de Autores

Aprender a contracorriente [gatacolorada]

Vida estropeada [Estela Plateada]

En las crisis ganan los banqueros[ana del alba 20]

El rescate de Benilde [voralamar]

Se alquila habitación [Ginés Linares]

Sin tetas no hay trabajo [doctorbp]

El Préstamo [Lydia]

Liberar tensiones [Bubu]

Parásito [SideShift]

El Sacrificio de mi Mamá [Garganta de Cuero]

Ladrona [Neón]

Maldita Crisis [EROTIKA]

Las ventajas del poder [gatacolorada]

La crisis del coño [ana del alba 20]

¿Por Qué Lloras? [Silvade]

del amor. La máquina [erostres]

Los viajeros temporales [Estela Plateada]

Relato casi erótico [Alba_longa]

Grande y felicísimamente armado [voralamar]

El Fotógrafo [Vieri32]

¿Algo para reír o para llorar? [MilkaMousse]

Nyotaimori [Ginés Linares]

Muñecos Rotos [pokovirgen]

Relación de relatos del XX Ejercicio de Autores

XX Ejercicio de Autores

XX Ejercicio de Autores: Votación de tema

Propuesta de ideas para XX Ejercicio de Autores

Gracias por participar en el XIX ejercicio

Legión de Ángeles

Eva al desnudo

En el fondo de su mente

Las viejas tamaleras

Una canción en 100 años

Del amor, la guerra y otras lindezas

Canción de despedida

Noches de luna llena

Almas

El sobre azul

Nunca subas a la chica de la curva

Aunque tu no lo sepas

El Cid

La puta de mi novia y su despedida

Por toda la casa

El suicidio del Samurai

Causa y efecto

La fiesta de Navidad

Diálogos para un ejercicio

La barbería

Por los beneficios

Cenizas del deseo

M & M… y sí, son unos bombones adictivos

Lazos oscuros y desconocidos

Relación de relatos del XIX ejercicio

XIX Ejercicio de autores

XIX Ejercicio de autores: Votación de tema

Propuesta de ideas para XIX Ejercicio de Autores

Brevísimo balance del XVIII Ejercicio de Autores

Pínchame, amor (Segunda parte)

Noche mágica

Con todos ustedes....¡el increíble bebé barbudo!

Extraños en la noche

Noche de suerte

Por fin pude ver a mi esposa montada en un joven

La chica de la revista

Vida de casado

Una manera de sentir

Trovadores de la noche

Después de la feria según Lucas

Después de la feria según Marcos

La morochita villera

Cómo recuerdo el día en que llegó a mi casa

Amo las mujeres que desagradan a otros

¡Pínchame, amor! (1)

La primera noche de mi nueva vida

La mejor noche de un actor porno

La prueba

Paparazzi

Ivette, mi princesa árabe

El montoncillo y la gata

Pasión y lujuria en la Barceloneta

Relación de relatos del XVIII Ejercicio de Autores

Noticias sobre el XVIII Ejercicio de Autores

XVIII Ejercicio de autores

XVIII Ejercicio: Votación del tema

Propuesta de ideas. XVIII Ejercicio de Autores

Crucigrama. GatitaKarabo.

Flores. Dark Silver.

¡Maldita sea! Izar

Fugados. Dark Silver.

Superbotellón. MariCruz29

El Pelao. GatitaKarabo.

Raquelísima. Moonlight.

Oración. Masulokunoxo

El despertar. GatitaKarabo

Media tarde. Trazada.

La noche es bella. Lydia

Apetecible. Paul Sheldon.

Play. Un Típico Sobi.

Zanahorias de Haití. Masulokunoxo.

Charla de alcoba. Trazada.

XVII. Ejercicio de autores.

XVII Ejercicio. Votación del tema.

Propuesta de ideas. XVII ejercicio de autores

PsicóTRico.

Mi primer día.

Desde el fondo de la pecera

Un chico normal

La increíble historia de Mandy y su locura felina

Carta blanca

Amigo mío, ¿qué hice mal?

La psicología del miedo

El diablo nunca

El salto atrás de Paco.

Contacto humano

Identidad

Una muñeca vestida de azul.

AVISO - XVI Ejercicio - RELATO PSIQUIÁTRICO

XVI. Ejercicio de autores. Relato psiquiátrico

Votación del tema. XVI Ejercicio

Propuesta de ideas. XVI ejercicio de autores

¿Qué es el ejercicio?

La leyenda del demoniaco jinete sodomizador

¿Por qué las ancianas tienen obsesión...?

El visitante

Amantes en apuros

El hotel

El cementerio

La leyenda urbana de TR, ¿Quién es el Calavera?

Mascherata a Venezia

La cadena

Mujer sola

Electo ateneo

La Dama de los Siguanes

Libertina libertad

Máscaras

El engaño del Cadejo

Los veintiún gramos del alma

Examen oral

En el espejo

El Greenpalace

Una leyenda urbana

Sorpresa, sorpresa

Gotitas milagrosas

Información del XV ejercicio

XV Ejercicio de autores - Leyendas urbanas

Propuestas e ideas para el XV ejercicio de autores

Cambio de carpas

Con mi pa en la playa

Con sabor a mar

La luna, único testigo

Duna

Selene

Acheron

Una noche en la playa

¿Dónde está Fred?

Fin de semana en la playa

La noche del sacrificio

Nuestra playa

Aquella noche en la playa

La indígena

Sacrificio a la luna

El Círculo de Therion

Hijo de puta

Como olas de pasión

Hija de la luna

XIV ejercicio de autores – ampliación de plazo

La noche de los cuernos

Citas Playeras S.A.

XIV Ejercicio de Relatos Una noche en la playa

Yo quería y no quería

Información sobre el XIV Ejercicio de Relatos

La soledad y la mujer

Una oración por Rivas

Inocente ¿de qué?

El te amo menos cotizado de la Internet

Esquizos

Ella

Pesadilla 2

Dios, el puto y la monja

Mi recuerdo

Nada es completo

Pesadilla (1)

Remembranzas

Pimpollo

Un momento (3)

Hodie mihi cras tibi

Hastío

La sonrisa

Tu camino

Duelo de titanes

La madre de Nadia Lerma

XIII ejercicio sobre microrelatos

Mujer Amante - Vieri32

No tengo tiempo para olvidar - Lymaryn

Un ramito de violetas - Lydia

Palabras de amor - Trazada

Bend and break - GatitaKarabo

Tú me acostumbraste - Avizor

Por cincuenta talentos de plata - Estado Virgen

Äalborg [Sywyn]

El peor pirata de la Historia [Caronte]

Mi encuentro con el placer [Apasionada29]

El pirata que robó mi corazón [Lydia]

Trailer [Zesna]

A 1000 pies de altura [Lymarim]

Me aburrí muchísimo [Parisién]

En el océano de la noche [Kosuke]

U-331 [Solharis]

Sansón y Dalila

Kitsune

El sueño de Inocencia

La esencia de Zeus

Ángeles y demonios

Lilith

Hércules y las hijas del rey Tespio

Invitación para el X Ejercicio: Mitología Erótica

Tren nocturno a Bilbao

Aun no te conozco... pero ya te deseo

He encontrado tu foto en Internet

Entre tres y cuatro me hicieron mujer

Memorias de un sanitario

Sex-appeal

Sexo, anillos y marihuana

Talla XXL

Goth

Cayendo al vacío

Afilándome los cuernos

Plumas y cuchillas

IX Ejercicio: 2ª Invitación

IX Ejercicio de relatos eróticos

Pesadillas de robot

Promethea

Mi dulce mascota

Involución

Déjà vu

Eros vence a Tanatos

El instrumento de Data

El corazón de Zobe

Fuga de la torre del placer

Comer, beber, follar y ser feliz

El caminante

Pecado

Maldito destino

Madre

Decisión mortal

Yo te vi morir

Angelo da morte

Azul intenso

Pecado y redención

Mátame

Cuando suena el timbre

El purificador

El último beso

Mi instinto básico

Ella quería tener más

Hospital

Fábula de la viuda negra

Por una buena causa

Seven years

El opositor

¿Tanto te apetece morir?

Voy a comprar cigarrillos y vuelvo

Satanas Death Show

Días de sangre y de swing

Relatos Históricos: La copa de Dionisios

Invitación para el nuevo Ejercicio sobre CRÍMENES

Relatos Históricos: Al-Andalus

Relatos Históricos: 1968

Relatos Históricos: Qué golfa era Carmela

Relatos Históricos: Franco ha muerto, viva el gay

Relatos Históricos: El beso

Relatos Históricos: El soldado

Relatos Históricos: Campos de Cádiz

Relatos Históricos: 1929 en Wall Street

Relatos Históricos: El primer vuelo

Relatos Históricos: El primer gaucho

Relatos Históricos: Así asesiné al general Prim

Relatos Históricos: En bandeja de plata

Relatos Históricos: La maja y el motín

Relatos Históricos: El niño del Kremlin

Relatos Históricos: Yo, el Rey

Relatos Históricos: Tenno Iga No Ran

Relatos Históricos: Las prisioneras de Argel

Relatos Históricos: Un truhán en las Indias

Relatos Históricos: Mar, mar, mar

Relatos Históricos: Un famoso frustrado

Relatos Históricos: El caballero don Bellido

Relatos Históricos: Clementina

Relatos Históricos: Cantabria indomable

Relatos Históricos: Nerón tal cual

Relatos Históricos: El juicio de Friné

Relatos Históricos: Alejandro en Persia

Relatos de Terror: Ojos violetas

Relatos de Terror: Nuria

Relatos de Terror: Silencio

Relatos de Terror: El nivel verde

Relatos de Terror: El bebé de Rosa María

Relatos de Terror: Aquella noche

Relatos de Terror: La puerta negra

Relatos de Terror: Sombras

Relatos de Terror: No juegues a la ouija

Relatos de Terror: Rojo y diabólico

Relatos de Terror: Lola no puede descansar en paz

Relatos de Terror: Asesino

Relatos de Terror: Aquel ruido

Relatos de Terror: Fotos en tu desván

Relatos de Terror: Estúpido hombre blanco

Relatos de Terror: Confesión

Relatos de Terror: Despertar

Relatos de Terror: No mires nunca atrás

Relatos de Terror: Viaje sin retorno

Relatos de Terror: La pesadilla

Relatos de Terror: La playa

Por un puñado de euros - por Yuste

Trópico - por Trazada30

Registro de tráfico ilegal - por Esther

Llámame si quieres - por Solharis

Una noche de invierno - por Dani

Clásico revisitado - por Desvestida

Lengua bífida - por Alesandra

Obediencia - por Némesis30

Hotmail - por Espir4l

Recuerdos - por Némesis30

Ese día estaba yo muy ansiosa - por Esther

Una noche de primavera - por Dani

La sopa - por Solharis

Diez minutos - por Sasha

Celos - por Scherezade

25 líneas dulcemente apasionadas - por Alesandra

Hay que compartir - por Espir4l

Trescientas palabras - por Trazada30

Esa sonrisa divertida - por Trazada30

Una noche de otoño - por Dani

La mujer de las pulseras - por Yuste

En el coche - por Locutus

Ciber amante - por Scherezade

Despertar - por Espir4l

Mi obra de arte - por Lydia

Los pequeños detalles - por Némesis30

Por el bien común - por Wasabi

La oportunidad llega sola - por Elpintor2

Sola - por Scherezade

La vida en un segundo - por Iván Sanluís

La ciclista - por Genio

16 añitos - por Locutus

45 segundos a euro - por Alesandra

Necesito una verga - por Esther

No soy tuya - por Donnar

Más que sustantivos - por Wasabi

Maldito alcohol - por Lachlainn

El preso - por Doro

De ocho a ocho y media - por Superjaime

Esperando - por Scherezade

Ladrón de coches - por Sociedad

Taxista nocturno,servicio especial - por ElPintor2

No me importa nada más - por Hera

Una noche de verano - por Dani

Vampirillos - por Desvestida

Siempre hay un hombro amigo - por Yuste

En mi interior - por Nemésis30

Almas - por Egraine

El tren de lavado - por Lydia

Despertar placentero - por Lince

Piel de manzana - por Sasha

Me fascina - por Erotika

Hace muchos años - por Trazada30

El dragón - por Lobo Nocturno

La fila - por Locutus

La cita - por Alesandra

Tardes eternas - por Ornella

La realidad supera la imaginación - por Genio

Instinto primario - por Espir4l

La sorpresa - por Solharis

38. La verdad en el fuego

Gönbölyuseg

Carta a un desconocido

Enfrentarse al pasado

Alejandría

La venganza de Aracne

Un relato inquietante

El libro maldito de Bartholomeus Nazarí

El apagón

El pasillo oscuro

Ejercicio 2 Las apariencias engañan - Va la novia

Naufragios: Libertad

Naufragios: Outdoor Training

Naufragios: Crucero de Empresa

Naufragios: Naufragio

Naufragios: Háblame del mar, marinero

Naufragios: Enemigos

Naufragios: La Invitación

Naufragios: El naufragio del Zamboanga