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La noche de los cuernos

en Hetero: Infidelidad

LA NOCHE DE LOS CUERNOS

Unas largas vacaciones en familia en un camping. A simple vista puede resultar algo aburrido para alguien que ya ha dejado la adolescencia atrás, pero las cosas se pueden poner interesantes si uno es las sabe arreglar para ello. Así que, en mi situación, sola como estaba, necesitaba ponerme las pilas y sacar mi fábrica de sonrisas encantadoras si quería disfrutar de algún encuentro fugaz de verano. Y no me puedo quejar, porque me fueron saliendo al paso varios ligues.

La intimidad en un camping es algo difícil de conseguir, puesto que se hace vida al aire libre y las parcelas se juntas unas con otras, con apenas una pequeña valla de bajos arbustos (eso en algunos). La relación con los vecinos es inevitable. Y, además, se suele andar siempre ligeritos de ropa...

Aquella noche, mi familia y yo, después de cenar, estábamos hablando abiertamente de sexo. Lo hacemos de vez en cuando puesto que no existe ningún tabú al respecto. Estaba dando yo mi punto de vista cuando me di cuenta de que alguien ajeno me estaba mirando; era el yerno de nuestra vecina de atrás. Se dirigía a los baños públicos a darse una ducha, pero se detuvo un momento a escuchar. No era la primera vez que lo sorprendía mirándome, pero si la primera en hacerlo de forma tan descarada.

Amaneció nublada la mañana siguiente y la playa estaba alterada como para poder disfrutar de ella. Así que tocó quedarse a aliviar el bochorno en las piscinas del camping. Y ahí estaba yo metida, con los brazos apoyados en uno de los bordes de la piscina y el cuerpo sumergido en el agua, cuando oí que alguien me habló a la espalda.

-¿De verdad ese es tu punto de vista sobre la infidelidad sexual?

Me giré y vi que era el yerno de la vecina. Ni siquiera sabía como se llamaba y me entró con semejante pregunta. Le respondí con la misma soltura y descaro con el que él me había preguntado. En su mirada el vicio se dejaba ver. Aquello me gustó, francamente.

-Por cierto, me llamo Ramón.

Desde ese instante, roto el hielo, cada vez que nos cruzábamos en cualquier lugar, nos acompañábamos de miraditas y palabras furtivas, ya podía ser en el bar, en el supermercado o en las piscinas. Una tarde de esas, en el parque, mientras su hijo y mis primas pequeñas jugaban, se me acercó y se sentó a mi lado en el banco en el que yo estaba.

-He podido convencer a mi mujer para ir o a pescar esta noche a la playa. ¿te podrías escapar?

-Haré lo que pueda. Dime dónde estarás y, si me escapo, te voy a buscar.

La breve y sigilosa conversación fue interrumpida por una de mis primillas, que quería ir al baño.

Estuve toda aquella tarde pensando si iba a ir o no. En otras circunstancias, no habría tenido duda alguna en saltarme las reglas y colaborar en la infidelidad de otro, pero esta vez, estando tan extremadamente cerca, me daba algo de miedo poder causar un problema a otra persona, alguien que no tenía culpa y vivía ignorando la realidad de su pareja. Ella podría enterarse en cualquier momento, pero, aunque eso me angustiaba, acabé decidiendo ir al encuentro, quizás porque significaba un reto, quizás por el simple morbo a lo prohibido.

-Mami, me voy a dar un buen paseo con la perra por ahí.

Dirigí mi caminar hacia la playa en cuanto salí del camping. Mi familia no podía sospechar lo que iba a hacer, puesto que tenía costumbre de desaparecer con esa misma excusa. ¡Ay si mi perra hablara! No tardé demasiado en encontrar a Ramón entre la oscuridad. Su descaro seguía sorprendiéndome: en cuanto me vio, una de sus manos se dirigió rápidamente a mi culo.

-Me moría por hacer eso...

Sin demora, nos dirigimos hacia unos altos matorrales. Até la cadena de mi perra a la rama de un fuerte arbusto y me senté en la fresca arena junto a Ramón.

-Algo me decía que acabarías viniendo.

Sus manos se desataron y buscaban mi cuerpo por encima de la ropa. Me senté sobre él envolviendo su cintura con mis piernas. Sostuve entre mis manos su cara antes de darle el primer beso apasionado. Las manos de Ramón me agarraban con fuerza el culo por dentro del pantalón mientras yo me deslizaba hacia adelante y hacia atrás. Esa fricción me hizo empezar a notar entre mis piernas la dureza que iba adquiriendo su paquete. Excitados hasta más no poder, nos desnudamos rápidamente, cosa que no costó mucho, porque la ropa que llevábamos era más bien poca.

En pelotas, nos dejamos caer sobre la arena. Besé su fuerte torso antes de dejar que mi diestra buscara el erecto rabo de Ramón. Sus suspiros iban intensificándose con mi particular masaje. No dudé en meterme aquella polla en la boca y lamerla con profundidad de arriba a abajo. Mi lengua jugaba con su glande hasta que, de repente, me sorprendió su corrida. La leche de Ramón me inundó por completo la boca. Fui soltando el semen dejándolo caer por su polla.

-Perdona, tía, no he podido remediarlo.

-Tranquilo.

En otra ocasión, me habría ido después de eso, pero esa noche estaba tan cachonda, que quería más. Y su mano atrapando mi entrepierna fue un argumento de peso para querer quedarme. Sus dedos mojados, por todo aquel flujo que salía de mí, se movían y se hundían en mi coño con suma maestría, a pesar de que él decía no poder realizar estas cosas con regularidad. Sentí como si la cara y el pecho se me incendiaran cuando el temblor de mis piernas ya me indicaba que el orgasmo estaba próximo. Me corrí por largo rato mientras la lengua de Ramón se apresuraba por recoger los fluidos que echaba mi coño. Agarré su cabeza del pelo con ambas manos para obligarlo a que se apartara de ahí y me dejara vivir el orgasmo con intensidad. Ramón pasó su lengua por mi boca entreabierta.

-Prueba tu coñito, zorrita... Está rico, ¿verdad?

Me volvieron loca esas simples palabras, excitándome todavía más. Nos besamos con devoción, haciendo tropezar nuestras lenguas, como si fuéramos torpes y principiantes adolescentes. La saliva chorreaba barbillas abajo y, besándonos así, volvimos a caer sobre la arena, él tumbado sobre mí. Fue entonces cuando volví a notar la dura presencia de su verga clavándose en uno de mis muslos. Mi coño yacía palpitante, ávido de guerra.

Abrí mis piernas y con una mano situé su polla en la entrada de mi coño para que a él le quedara claro que era eso lo que yo quería. Y parece que ambos estábamos completamente de acuerdo. Sin más dilación, su rabo comenzó a abrirse paso en mi raja. Restregando su capullo primero de arriba a abajo, regalando un involuntario pequeño masaje estimulante a mi clítoris, Ramón encontró mi agujero empapado de excitación. Su polla fue entrando poco a poco sin problema alguno y enseguida alcanzó un ritmo de movimiento frenético. Con sus fuertes embestidas era difícil para mí no dejar escapar algún que otro imparable gemido. Intentaba ahogarlos, pero resultaba imposible.

-¿Y por el culito, puta de mierda? Te gusta que de lo peten, ¿verdad? ¿Verdad que me vas a dejar entrar ahí? ¿Verdad, puta? Dime que si... Dime que si, venga...

-Si, si, siiiiii... ¡Fóllame, cabrón!

Me coloqué boca abajo con el culo ligeramente elevado, las rodillas clavadas en la arena. En esa posición, mi agujero trasero quedaba totalmente expuesto para que él lo utilizara a su antojo. Ramón se escupió en la punta de la polla y comenzó a meterla con suavidad. Noté como esa dura verga me iba dilatando el ano muriéndome de gusto hasta que se encajó por completo. Los primeros movimientos resultaron lentos y algo dificultosos por la falta de lubricación de esa cavidad, pero enseguida, con la fricción, se fue haciendo más y más apto. Ya con el agujero bien abierto, Ramón se podía mover a sus anchas y volvió a alcanzar un rapidísimo ritmo, con emboladas profundas que me ponían a mil.

-¡Toma, puta! Estás disfrutando, ¿verdad?

Me agarró del pelo y enterró el perfil derecho de mi cara en la arena. La sumisión que le mostraba parecía excitar mucho más a Ramón. Y yo también lo estaba a tope viviendo aquella sodomización con todos y cada uno de mis sentidos. Las deliciosas embestidas de su polla en mi culo empezaron a dar su fruto: un irremediable orgasmo estalló por cada rincón de mi cuerpo. Inevitable grito. Por mis muslos se deslizaba mi corrida. De la tensión previa pasé a aflojarme entera. Una sensación de vértigo al surfear las olas del orgasmo, me mareó, haciéndome perder durante un instante la conciencia del tiempo.

Cuando volví en mí, ya no noté a Ramón en mi culo; estaba de rodillas ante mi cara, meneándose la polla ya libre del condón. Sin decir ni una palabra, me incorporé, me sacudí un poco la arena que tenía pegada en la cara y me metí el rabo de aquel tío en la boca. La intensa mamada que le dediqué hizo que la corrida de Ramón volviera a llenarme la boca. Esta vez fue mucho más abundante. Tal cantidad de leche no podía albergar mi boca, así que rebosaba y resbalaba por mi barbilla, mi cuello y goteaba en mi pecho desnudo.

-Nenita, eres fantástica, joder.

-Ha estado genial, Ramón.

-Si, me has hecho disfrutar como nunca, guapa.

-Bueno, ahora me tengo que ir.

Con un pañuelo de papel, me limpié los restos de la corrida de Ramón, me sacudí toda la arena que pude de la cara y las manos, me vestí, me arreglé el pelo alborotado, desaté a mi perra y me marché de allí, en silencio, sin ni siquiera despedirme de Ramón. Al llegar al camping, vi que mi familia ya dormía. Entré silenciosamente a la caravana a coger la bolsita de aseo, una toalla y mi pijama y me fui al baño público a ducharme. Estaba toda llena de arena y mi cuerpo olía al semen de Ramón. Enjabonándome el pelo, lo que acababa de pasar aquella noche en la playa fue pasando por mi cabeza a modo de película. "Espero que su mujer no se entere", me dije a mí misma. Y también por esta cabecita mía se pasó una duda: aquellos ruidos que escuché entre los matorrales en los que estuve follando con Ramón, ¿serían los ruidos de algún espectador?

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¿Por Qué Lloras? [Silvade]

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Relato casi erótico [Alba_longa]

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El Fotógrafo [Vieri32]

¿Algo para reír o para llorar? [MilkaMousse]

Nyotaimori [Ginés Linares]

Muñecos Rotos [pokovirgen]

Relación de relatos del XX Ejercicio de Autores

XX Ejercicio de Autores

XX Ejercicio de Autores: Votación de tema

Propuesta de ideas para XX Ejercicio de Autores

Gracias por participar en el XIX ejercicio

Legión de Ángeles

Eva al desnudo

En el fondo de su mente

Las viejas tamaleras

Una canción en 100 años

Del amor, la guerra y otras lindezas

Canción de despedida

Noches de luna llena

Almas

El sobre azul

Nunca subas a la chica de la curva

Aunque tu no lo sepas

El Cid

La puta de mi novia y su despedida

Por toda la casa

El suicidio del Samurai

Causa y efecto

La fiesta de Navidad

Diálogos para un ejercicio

La barbería

Por los beneficios

Cenizas del deseo

M & M… y sí, son unos bombones adictivos

Lazos oscuros y desconocidos

Relación de relatos del XIX ejercicio

XIX Ejercicio de autores

XIX Ejercicio de autores: Votación de tema

Propuesta de ideas para XIX Ejercicio de Autores

Brevísimo balance del XVIII Ejercicio de Autores

Con todos ustedes....¡el increíble bebé barbudo!

Noche mágica

Pínchame, amor (Segunda parte)

Noche de suerte

Extraños en la noche

Por fin pude ver a mi esposa montada en un joven

La chica de la revista

Vida de casado

Una manera de sentir

Después de la feria según Lucas

Trovadores de la noche

La morochita villera

Después de la feria según Marcos

Amo las mujeres que desagradan a otros

Cómo recuerdo el día en que llegó a mi casa

La primera noche de mi nueva vida

¡Pínchame, amor! (1)

La prueba

La mejor noche de un actor porno

Paparazzi

Ivette, mi princesa árabe

El montoncillo y la gata

Pasión y lujuria en la Barceloneta

Relación de relatos del XVIII Ejercicio de Autores

Noticias sobre el XVIII Ejercicio de Autores

XVIII Ejercicio de autores

XVIII Ejercicio: Votación del tema

Propuesta de ideas. XVIII Ejercicio de Autores

Crucigrama. GatitaKarabo.

Flores. Dark Silver.

¡Maldita sea! Izar

Fugados. Dark Silver.

Superbotellón. MariCruz29

El Pelao. GatitaKarabo.

Raquelísima. Moonlight.

Oración. Masulokunoxo

El despertar. GatitaKarabo

Media tarde. Trazada.

La noche es bella. Lydia

Apetecible. Paul Sheldon.

Play. Un Típico Sobi.

Zanahorias de Haití. Masulokunoxo.

Charla de alcoba. Trazada.

XVII. Ejercicio de autores.

XVII Ejercicio. Votación del tema.

Propuesta de ideas. XVII ejercicio de autores

PsicóTRico.

Mi primer día.

Desde el fondo de la pecera

Un chico normal

La increíble historia de Mandy y su locura felina

Carta blanca

Amigo mío, ¿qué hice mal?

La psicología del miedo

El diablo nunca

El salto atrás de Paco.

Contacto humano

Identidad

Una muñeca vestida de azul.

AVISO - XVI Ejercicio - RELATO PSIQUIÁTRICO

XVI. Ejercicio de autores. Relato psiquiátrico

Votación del tema. XVI Ejercicio

Propuesta de ideas. XVI ejercicio de autores

¿Qué es el ejercicio?

La leyenda del demoniaco jinete sodomizador

¿Por qué las ancianas tienen obsesión...?

El visitante

Amantes en apuros

El hotel

El cementerio

La leyenda urbana de TR, ¿Quién es el Calavera?

Mascherata a Venezia

La cadena

Mujer sola

Electo ateneo

La Dama de los Siguanes

Libertina libertad

Máscaras

El engaño del Cadejo

Los veintiún gramos del alma

Examen oral

En el espejo

El Greenpalace

Una leyenda urbana

Sorpresa, sorpresa

Gotitas milagrosas

Información del XV ejercicio

XV Ejercicio de autores - Leyendas urbanas

Propuestas e ideas para el XV ejercicio de autores

Cambio de carpas

Con mi pa en la playa

Con sabor a mar

La luna, único testigo

Duna

Selene

Acheron

Una noche en la playa

¿Dónde está Fred?

Fin de semana en la playa

La noche del sacrificio

Nuestra playa

Aquella noche en la playa

La indígena

Sacrificio a la luna

El Círculo de Therion

Hijo de puta

Como olas de pasión

Hija de la luna

XIV ejercicio de autores – ampliación de plazo

Citas Playeras S.A.

Yo quería y no quería

XIV Ejercicio de Relatos Una noche en la playa

Información sobre el XIV Ejercicio de Relatos

Inocente ¿de qué?

Una oración por Rivas

La soledad y la mujer

El te amo menos cotizado de la Internet

Esquizos

Ella

Pesadilla 2

Dios, el puto y la monja

Mi recuerdo

Remembranzas

Nada es completo

Pesadilla (1)

Un momento (3)

Pimpollo

Hodie mihi cras tibi

Hastío

La sonrisa

La madre de Nadia Lerma

Tu camino

Duelo de titanes

XIII ejercicio sobre microrelatos

Mujer Amante - Vieri32

No tengo tiempo para olvidar - Lymaryn

Un ramito de violetas - Lydia

Palabras de amor - Trazada

Bend and break - GatitaKarabo

Tú me acostumbraste - Avizor

Por cincuenta talentos de plata - Estado Virgen

El peor pirata de la Historia [Caronte]

Mi encuentro con el placer [Apasionada29]

Äalborg [Sywyn]

El pirata que robó mi corazón [Lydia]

A 1000 pies de altura [Lymarim]

Trailer [Zesna]

Me aburrí muchísimo [Parisién]

En el océano de la noche [Kosuke]

U-331 [Solharis]

Sansón y Dalila

Kitsune

El sueño de Inocencia

La esencia de Zeus

Ángeles y demonios

Hércules y las hijas del rey Tespio

Lilith

Invitación para el X Ejercicio: Mitología Erótica

Aun no te conozco... pero ya te deseo

Tren nocturno a Bilbao

He encontrado tu foto en Internet

Entre tres y cuatro me hicieron mujer

Memorias de un sanitario

Sex-appeal

Sexo, anillos y marihuana

Talla XXL

Goth

Cayendo al vacío

Afilándome los cuernos

Plumas y cuchillas

IX Ejercicio: 2ª Invitación

IX Ejercicio de relatos eróticos

Pesadillas de robot

Mi dulce mascota

Promethea

Déjà vu

Involución

El instrumento de Data

Eros vence a Tanatos

Fuga de la torre del placer

El corazón de Zobe

Comer, beber, follar y ser feliz

Pecado

El caminante

Maldito destino

Yo te vi morir

Decisión mortal

Madre

Angelo da morte

Pecado y redención

Mátame

Cuando suena el timbre

Azul intenso

El purificador

El último beso

Ella quería tener más

Mi instinto básico

Fábula de la viuda negra

Hospital

Seven years

Por una buena causa

El opositor

¿Tanto te apetece morir?

Satanas Death Show

Días de sangre y de swing

Voy a comprar cigarrillos y vuelvo

Relatos Históricos: Al-Andalus

Relatos Históricos: La copa de Dionisios

Invitación para el nuevo Ejercicio sobre CRÍMENES

Relatos Históricos: Franco ha muerto, viva el gay

Relatos Históricos: Qué golfa era Carmela

Relatos Históricos: 1968

Relatos Históricos: El soldado

Relatos Históricos: Campos de Cádiz

Relatos Históricos: El beso

Relatos Históricos: 1929 en Wall Street

Relatos Históricos: El primer vuelo

Relatos Históricos: Así asesiné al general Prim

Relatos Históricos: El primer gaucho

Relatos Históricos: En bandeja de plata

Relatos Históricos: Yo, el Rey

Relatos Históricos: La maja y el motín

Relatos Históricos: El niño del Kremlin

Relatos Históricos: Tenno Iga No Ran

Relatos Históricos: Un truhán en las Indias

Relatos Históricos: Las prisioneras de Argel

Relatos Históricos: Mar, mar, mar

Relatos Históricos: Un famoso frustrado

Relatos Históricos: Cantabria indomable

Relatos Históricos: El caballero don Bellido

Relatos Históricos: Clementina

Relatos Históricos: En manos del enemigo

Relatos Históricos: Nerón tal cual

Relatos Históricos: El juicio de Friné

Relatos Históricos: Alejandro en Persia

Relatos de Terror: Ojos violetas

Relatos de Terror: Silencio

Relatos de Terror: Nuria

Relatos de Terror: El nivel verde

Relatos de Terror: El bebé de Rosa María

Relatos de Terror: La puerta negra

Relatos de Terror: Aquella noche

Relatos de Terror: Sombras

Relatos de Terror: No juegues a la ouija

Relatos de Terror: Lola no puede descansar en paz

Relatos de Terror: Rojo y diabólico

Relatos de Terror: Asesino

Relatos de Terror: Aquel ruido

Relatos de Terror: Fotos en tu desván

Relatos de Terror: Estúpido hombre blanco

Relatos de Terror: Confesión

Relatos de Terror: Despertar

Relatos de Terror: No mires nunca atrás

Relatos de Terror: Viaje sin retorno

Relatos de Terror: La pesadilla

Relatos de Terror: La playa

Por un puñado de euros - por Yuste

Trópico - por Trazada30

Registro de tráfico ilegal - por Esther

Llámame si quieres - por Solharis

Una noche de invierno - por Dani

Clásico revisitado - por Desvestida

Lengua bífida - por Alesandra

Obediencia - por Némesis30

Hotmail - por Espir4l

Recuerdos - por Némesis30

Ese día estaba yo muy ansiosa - por Esther

Una noche de primavera - por Dani

La sopa - por Solharis

Diez minutos - por Sasha

Celos - por Scherezade

25 líneas dulcemente apasionadas - por Alesandra

Hay que compartir - por Espir4l

Trescientas palabras - por Trazada30

Esa sonrisa divertida - por Trazada30

Una noche de otoño - por Dani

La mujer de las pulseras - por Yuste

En el coche - por Locutus

Ciber amante - por Scherezade

Despertar - por Espir4l

Mi obra de arte - por Lydia

Los pequeños detalles - por Némesis30

Por el bien común - por Wasabi

La oportunidad llega sola - por Elpintor2

Sola - por Scherezade

La vida en un segundo - por Iván Sanluís

La ciclista - por Genio

16 añitos - por Locutus

45 segundos a euro - por Alesandra

Necesito una verga - por Esther

No soy tuya - por Donnar

Más que sustantivos - por Wasabi

Maldito alcohol - por Lachlainn

El preso - por Doro

De ocho a ocho y media - por Superjaime

Esperando - por Scherezade

Ladrón de coches - por Sociedad

Taxista nocturno,servicio especial - por ElPintor2

No me importa nada más - por Hera

Una noche de verano - por Dani

Vampirillos - por Desvestida

Siempre hay un hombro amigo - por Yuste

En mi interior - por Nemésis30

Almas - por Egraine

El tren de lavado - por Lydia

Despertar placentero - por Lince

Piel de manzana - por Sasha

Me fascina - por Erotika

Hace muchos años - por Trazada30

El dragón - por Lobo Nocturno

La fila - por Locutus

La cita - por Alesandra

Tardes eternas - por Ornella

La realidad supera la imaginación - por Genio

Instinto primario - por Espir4l

La sorpresa - por Solharis

38. La verdad en el fuego

Gönbölyuseg

Carta a un desconocido

Enfrentarse al pasado

Alejandría

La venganza de Aracne

Un relato inquietante

El libro maldito de Bartholomeus Nazarí

El apagón

El pasillo oscuro

Ejercicio 2 Las apariencias engañan - Va la novia

Naufragios: Libertad

Naufragios: Outdoor Training

Naufragios: Crucero de Empresa

Naufragios: Naufragio

Naufragios: Háblame del mar, marinero

Naufragios: Enemigos

Naufragios: La Invitación

Naufragios: El naufragio del Zamboanga