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Entre tres y cuatro me hicieron mujer

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Entre tres y cuatro me hicieron mujer.

Confesión recibida en el lecho.

No. En el lecho de muerte no.

En la cama, después de una noche espectacular, que se suponía sin consecuencias. Bastante fuerte.

Todavía no sé si fue bueno o malo. Lo cierto es que me siento bastante confuso al respecto. Supongo que por eso quiero escribir la historia. Tal vez entonces acabe de entender como me siento al respecto.

 

 

Se llamaba… bueno, en la pila del bautismo le pusieron otro nombre, pero cuando la conocí y me contó su historia, se llamaba Natalia.

Y era una belleza impresionantemente sensual. Me hipnotizó con el movimiento de su cuerpo antes que con sus preciosos ojos.

El día que el destino puso en mi camino a esa menuda criatura enloquecedoramente sexy, se lució. El destino, digo. Eso no se hace.

No puedo decir que lo que me deparó no fuera apasionante.

De haber sabido por anticipado lo que me esperaba, yo hubiese elegido otros caminos, pero ya se sabe como van estas cosas cuando el destino decide intervenir.

NOS CONOCIMOS

Eran más de las dos de la madrugada. La música del local invitaba… a ir despejando, que ya era muy tarde. Música melancólica y difícil de identificar. A volumen reducido por exigencias de la comunidad de vecinos y las ordenanzas municipales.

Entonces la vi. No era una diosa ni de sueños ni de anuncios… pero menudo polvo tenía la rubia canija, pensé. El que esa semana me tocara ser conductor del grupo y por ello no hubiese tenido la oportunidad de beber nada de alcohol, me dio más seguridad en el criterio que guiaba esa primera impresión, pese a lo avanzado de la hora.

Cabello corto, rubio ceniza. Cuerpo macizo, estilizado en su menudez atlética y muy sensualmente bronceado en lo que se podía ver. La cara tenía algunos rasgos duros en el mentón, pero sus labios voluptuosos y sus impresionantes ojos azules, cautivaban.

No bailaba, se movía como una gata ronroneando sensualmente al ritmo de la música, en una danza hipnótica.

La luz de la pista hacía transparentar sus formas cubiertas por el vestido blanco corto sin mangas. Los pezones puntiagudos que apuntalaban la tela que cubría las siluetas de sus firmes pechos a contraluz, dejaban claro que no llevaba sujetador. Sus bronceados muslos brillaban con gotas de sudor.

Pasé dos veces cerca de ella camino del bar (a por mi enésima tónica de la noche) y, cada vez, "torpemente" me las arreglé para entrar brevemente en contacto con ella. En el primer viaje, me ignoró por completo. En el segundo, a la ida, la viva mirada de sus ojos azules me reprochó silenciosamente el contacto. A la vuelta, con el vaso en la mano, intenté danzar sin gracia a su alrededor y acabamos casi abrazados, yo como un oso patoso y ella en posición de defensa, sobre todo intentando evitar que le vertiera mi bebida encima.

"¿Bailas?" Me atreví a preguntarle.

Mis ojos de cordero degollado (por amor no era, el sueño por lo avanzado de la hora debía tener algo que ver con la poca energía de mi mirada) coincidieron con los suyos, magnéticos, intensos, poderosos. Unos instantes después, empezó a reírse a carcajadas, sin articular palabra. Tardó un rato en calmarse.

Sí que bailaba. Profesionalmente además, según me dijo. Era bailarina y coreógrafa. Evidentemente, no lo hacía en ese antro de forma habitual, pero le gustaba escaparse de vez en cuando para bailar a su aire.

Como, tras mis torpes movimientos a su alrededor, era igual de evidente que el baile era lo suyo y no era lo mío, me apresuré a desviar la atención del tema y conseguí que me acompañara a un rincón, alejado de la zona en que estaban mis amigos.

NOS GUSTAMOS

Sentados en un rincón del local, cada vez más vacío, Natalia, sudada por el baile y alegre, porque así era ella, dio buena cuenta de la mayor parte de una cerveza de diseño.

La espuma que le quedó en el labio superior, a modo de bigote blancuzco, no le pegaba nada. Se la aparté con una caricia de mi índice. Sus dos manos menudas, aunque de una fuerza que me sorprendió, retuvieron la mía. La forma en que succionó la espuma de cerveza de mi dedo, acompañando con caricias de su lengua cada milímetro de su avance, me excitó al máximo.

No podíamos estar mucho más rato allí.

Luces se encendían, camareros retiraban vasos… además de cerrar el local, nos estaban echando.

Me pidió que la acompañara a su casa y, débil como cualquier otro hombre abandonando compromisos firmados con sangre con amigos de verdad, me disculpé con mis compañeros de noche que, borrachos y solos como estaban, me perdonaron enseguida el que les fuera a tocar buscarse uno o varios taxis a altas horas de la madrugada para llegar a casa, al ver que Natalia era sin duda una muy buena causa.

NOS BESAMOS

Hasta besó a mis amigos al despedirnos de ellos que, con ojos brillantes por la hora, la ingestión alcohólica y la belleza de Natalia, le devolvieron los besos, acercándose tanto como pudieron a sus labios y se agarraron de donde les fue posible, con efusividades poco adecuadas pero aceptadas por todos.

Natalia era besucona, eso estaba claro.

Una vez solos, nos besamos durante mucho rato en un encuentro de lenguas y bocas.

Nos besamos a las puertas del local. Nos besamos en el parking al pagar en la máquina. Nos besamos cuando le abrí la puerta del coche. El calor de su cuerpo y la humedad de sus labios me hacían desear poseerla allí mismo.

Acaricié sus pechos, duros, pequeños, de pezones puntiagudos que se marcaban insistentemente bajo ese vestido blanco que casi se transparentaba mojado por el sudor que lo había empapado durante su baile en la pista.

Su lengua me llenaba la boca. Era amplia, voluptuosa, Lenta al recorrer mi boca, húmeda al recorrer mi cuello. En mi ansiedad, yo la devoraba a lamidas cual cachorro enloquecido mientras mis manos buscaban mayor intimidad con su cuerpo.

LO HICIMOS

Me indicó como llegar a su casa. En el trayecto, mis manos no se apartaban de sus muslos aunque brevemente debían mantenerse al volante en algunos momentos.

Entramos en su casa, un recibidor de colores vivos daba paso a un salón de muebles cómodos. Llegamos entre achuchones al sofá.

La pasión que sus muslos me despertaban, me hizo hundirme entre sus piernas. Sus caricias me sobaban los huevos y la polla, liberándome tan rápidamente de la ropa como yo a ella.

Pronto estuvimos envueltos en un delicioso 69. Mis caricias en su cuerpo potenciaron sus sensaciones. Los juegos de manos que me hacía, unidos a sus juegos de lengua, me hicieron correr en su boca entre gemidos de placer.

REPETIMOS

Creo que, agotado, me quedé medio dormido unos instantes. Me despertó su lengua lamiendo mis labios y su dedo jugueteando en mi ano. Entré en erección y la proximidad de su cálida cueva me indicó claramente hacia donde dirigirme. Sentí el calor de su vagina y mi pene presionó lentamente hasta introducirse en el estrecho orificio. Bombeando cada vez más rápido dentro de su coño, empecé a sentir mi orgasmo y no pude evitar soltar un profundo gemido de placer, seguido de otro, y otro, casi convertido en grito.

Nunca había gozado tanto. Casi embriagado por el intenso placer del orgasmo, la besé y atraje hacia mi, lamiendo su piel un poco sudada.

ELLA NO OBTUVO TANTO PLACER

Calmada mi pasión, abrazado a ella, con nuestros cuerpos sudados, jadeantes y contentos, tras unos minutos me volví a fijar en su deliciosa boca. Mis labios la buscaron y ella respondió con un lento y profundo beso.

La experiencia que acabábamos de compartir se iba repitiendo en cámara lenta en mi cabeza.

Ella era una artista (bailarina, coreógrafa…). Me entró en la cabeza que hubiese estado actuando.

Yo había gozado enormemente. ¿Había fingido ella?

Se lo pregunté directamente.

No había fingido, aseguró. Era otra cosa.

¿Otra cosa?

No lo entendía y tuve que insistirle mucho para acabar obteniendo una respuesta.

OTRA COSA. FINALMENTE LO CONFESÓ:

Era la primera vez que un hombre la había penetrado vaginalmente, dijo. ¿Una virgen de casi 30 años con ese cuerpo y esa sensualidad?

No me lo creí.

Insistió en lo de la "primera vez" y admitió que no había llegado al orgasmo.

Me contó su historia.

ANTECEDENTES:

Con su cuerpo muy pegado al mío, besando mis hombros, nerviosa, asustada, con la respiración agitada y algunas lágrimas que se le escapaban, inició el relato de su historia:

Me costó aceptar el inicio.

"Yo antes me llamaba Salvador"

Fue un jarro de agua fría que me hizo apartar de un empujón al cuerpo que tenía junto a mí. La miré con mala cara.

Me siguió besando dulcemente.

SUCUMBÍ A SUS BESOS Y A ESCUCHAR SUS EXPLICACIONES.

Salvador, con su cuerpo menudo y sus inclinaciones femeninas, siempre había sufrido burlas en su entorno, desde su más tierna infancia.

Había decidido llegar a convertirse en una mujer aceptada por la sociedad.

Le costó, pero beneficiándose de la sensualidad de su cuerpo hormonado y sus curvas sensualizadas, sus coreografías llegaron a ser consideradas de las más eróticas y sensuales en su sector artístico al que poco le importaba el sexo de origen o de destino de los miembros de su industria. Había triunfado!

Durante los primeros años de éxito, su prestigio como coreógrafa solamente topaba con un "detalle", colgante, que muy pronto decidió cortar por lo sano, literalmente.

La cirugía empezó un jueves a las tres de la tarde. En menos de una hora, Salvador, aunque hacía tiempo que era ella y no él, se convirtió en Natalia.

Natalia era feliz en ese momento y yo no pude encontrar ningún motivo de queja, pese a lo sorprendente de su confesión.

OBTUVO LO QUE DESEABA Y MAS… Y YO CONTENTO

No nos hemos vuelto a ver, pero a veces lamento no haber conservado alguna forma de mantenerme en contacto con ella.

Me gustaría tener la oportunidad de volver a hacer el oso con vasos en la mano a su alrededor intentando no derramarle ninguna bebida encima mientras ella cambiaba su baile ronroneante por movimientos de autoprotección ante mi evidente torpeza… no creo que eso suceda…

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El Fotógrafo [Vieri32]

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Muñecos Rotos [pokovirgen]

Relación de relatos del XX Ejercicio de Autores

XX Ejercicio de Autores

XX Ejercicio de Autores: Votación de tema

Propuesta de ideas para XX Ejercicio de Autores

Gracias por participar en el XIX ejercicio

Legión de Ángeles

Eva al desnudo

En el fondo de su mente

Las viejas tamaleras

Una canción en 100 años

Del amor, la guerra y otras lindezas

Canción de despedida

Noches de luna llena

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El sobre azul

Nunca subas a la chica de la curva

Aunque tu no lo sepas

El Cid

La puta de mi novia y su despedida

Por toda la casa

El suicidio del Samurai

Causa y efecto

La fiesta de Navidad

Diálogos para un ejercicio

La barbería

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Cenizas del deseo

M & M… y sí, son unos bombones adictivos

Lazos oscuros y desconocidos

Relación de relatos del XIX ejercicio

XIX Ejercicio de autores

XIX Ejercicio de autores: Votación de tema

Propuesta de ideas para XIX Ejercicio de Autores

Brevísimo balance del XVIII Ejercicio de Autores

Pínchame, amor (Segunda parte)

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Extraños en la noche

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La chica de la revista

Vida de casado

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Trovadores de la noche

Después de la feria según Lucas

Después de la feria según Marcos

La morochita villera

Cómo recuerdo el día en que llegó a mi casa

Amo las mujeres que desagradan a otros

¡Pínchame, amor! (1)

La primera noche de mi nueva vida

La mejor noche de un actor porno

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Paparazzi

Ivette, mi princesa árabe

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Pasión y lujuria en la Barceloneta

Relación de relatos del XVIII Ejercicio de Autores

Noticias sobre el XVIII Ejercicio de Autores

XVIII Ejercicio de autores

XVIII Ejercicio: Votación del tema

Propuesta de ideas. XVIII Ejercicio de Autores

Crucigrama. GatitaKarabo.

Flores. Dark Silver.

¡Maldita sea! Izar

Fugados. Dark Silver.

Superbotellón. MariCruz29

El Pelao. GatitaKarabo.

Raquelísima. Moonlight.

Oración. Masulokunoxo

El despertar. GatitaKarabo

Media tarde. Trazada.

La noche es bella. Lydia

Apetecible. Paul Sheldon.

Play. Un Típico Sobi.

Zanahorias de Haití. Masulokunoxo.

Charla de alcoba. Trazada.

XVII. Ejercicio de autores.

XVII Ejercicio. Votación del tema.

Propuesta de ideas. XVII ejercicio de autores

PsicóTRico.

Mi primer día.

Desde el fondo de la pecera

Un chico normal

La increíble historia de Mandy y su locura felina

Carta blanca

Amigo mío, ¿qué hice mal?

La psicología del miedo

El diablo nunca

El salto atrás de Paco.

Contacto humano

Identidad

Una muñeca vestida de azul.

AVISO - XVI Ejercicio - RELATO PSIQUIÁTRICO

XVI. Ejercicio de autores. Relato psiquiátrico

Votación del tema. XVI Ejercicio

Propuesta de ideas. XVI ejercicio de autores

¿Qué es el ejercicio?

La leyenda del demoniaco jinete sodomizador

¿Por qué las ancianas tienen obsesión...?

El visitante

Amantes en apuros

El hotel

El cementerio

La leyenda urbana de TR, ¿Quién es el Calavera?

Mascherata a Venezia

La cadena

Mujer sola

Electo ateneo

La Dama de los Siguanes

Libertina libertad

Máscaras

El engaño del Cadejo

Los veintiún gramos del alma

Examen oral

En el espejo

El Greenpalace

Una leyenda urbana

Sorpresa, sorpresa

Gotitas milagrosas

Información del XV ejercicio

XV Ejercicio de autores - Leyendas urbanas

Propuestas e ideas para el XV ejercicio de autores

Cambio de carpas

Con mi pa en la playa

Con sabor a mar

La luna, único testigo

Duna

Selene

Acheron

Una noche en la playa

¿Dónde está Fred?

Fin de semana en la playa

La noche del sacrificio

Nuestra playa

Aquella noche en la playa

La indígena

Sacrificio a la luna

El Círculo de Therion

Hijo de puta

Como olas de pasión

Hija de la luna

XIV ejercicio de autores – ampliación de plazo

La noche de los cuernos

Citas Playeras S.A.

Yo quería y no quería

XIV Ejercicio de Relatos Una noche en la playa

Información sobre el XIV Ejercicio de Relatos

Inocente ¿de qué?

Una oración por Rivas

La soledad y la mujer

El te amo menos cotizado de la Internet

Esquizos

Dios, el puto y la monja

Pesadilla 2

Ella

Mi recuerdo

Remembranzas

Nada es completo

Pesadilla (1)

Un momento (3)

Pimpollo

Hodie mihi cras tibi

La sonrisa

Hastío

Tu camino

La madre de Nadia Lerma

Duelo de titanes

XIII ejercicio sobre microrelatos

Mujer Amante - Vieri32

No tengo tiempo para olvidar - Lymaryn

Un ramito de violetas - Lydia

Palabras de amor - Trazada

Bend and break - GatitaKarabo

Tú me acostumbraste - Avizor

Por cincuenta talentos de plata - Estado Virgen

El peor pirata de la Historia [Caronte]

Mi encuentro con el placer [Apasionada29]

Äalborg [Sywyn]

El pirata que robó mi corazón [Lydia]

Trailer [Zesna]

A 1000 pies de altura [Lymarim]

Me aburrí muchísimo [Parisién]

U-331 [Solharis]

En el océano de la noche [Kosuke]

Sansón y Dalila

Kitsune

Ángeles y demonios

La esencia de Zeus

El sueño de Inocencia

Lilith

Hércules y las hijas del rey Tespio

Invitación para el X Ejercicio: Mitología Erótica

Tren nocturno a Bilbao

Aun no te conozco... pero ya te deseo

He encontrado tu foto en Internet

Memorias de un sanitario

Sexo, anillos y marihuana

Sex-appeal

Talla XXL

Goth

Cayendo al vacío

Afilándome los cuernos

Plumas y cuchillas

IX Ejercicio: 2ª Invitación

IX Ejercicio de relatos eróticos

Pesadillas de robot

Promethea

Mi dulce mascota

Involución

Déjà vu

El instrumento de Data

Eros vence a Tanatos

El corazón de Zobe

Fuga de la torre del placer

Comer, beber, follar y ser feliz

El caminante

Pecado

Maldito destino

Decisión mortal

Yo te vi morir

Madre

Angelo da morte

Cuando suena el timbre

Pecado y redención

Mátame

Azul intenso

El purificador

El último beso

Ella quería tener más

Mi instinto básico

Fábula de la viuda negra

Hospital

Seven years

Por una buena causa

¿Tanto te apetece morir?

El opositor

Voy a comprar cigarrillos y vuelvo

Días de sangre y de swing

Satanas Death Show

Relatos Históricos: La copa de Dionisios

Invitación para el nuevo Ejercicio sobre CRÍMENES

Relatos Históricos: Al-Andalus

Relatos Históricos: Qué golfa era Carmela

Relatos Históricos: Franco ha muerto, viva el gay

Relatos Históricos: 1968

Relatos Históricos: El soldado

Relatos Históricos: Campos de Cádiz

Relatos Históricos: El beso

Relatos Históricos: 1929 en Wall Street

Relatos Históricos: El primer vuelo

Relatos Históricos: Así asesiné al general Prim

Relatos Históricos: El primer gaucho

Relatos Históricos: En bandeja de plata

Relatos Históricos: La maja y el motín

Relatos Históricos: El niño del Kremlin

Relatos Históricos: Yo, el Rey

Relatos Históricos: Las prisioneras de Argel

Relatos Históricos: Un truhán en las Indias

Relatos Históricos: Tenno Iga No Ran

Relatos Históricos: Un famoso frustrado

Relatos Históricos: Mar, mar, mar

Relatos Históricos: Clementina

Relatos Históricos: Cantabria indomable

Relatos Históricos: El caballero don Bellido

Relatos Históricos: Nerón tal cual

Relatos Históricos: En manos del enemigo

Relatos Históricos: Alejandro en Persia

Relatos Históricos: El juicio de Friné

Relatos de Terror: Ojos violetas

Relatos de Terror: Nuria

Relatos de Terror: Silencio

Relatos de Terror: El nivel verde

Relatos de Terror: El bebé de Rosa María

Relatos de Terror: Aquella noche

Relatos de Terror: La puerta negra

Relatos de Terror: Sombras

Relatos de Terror: No juegues a la ouija

Relatos de Terror: Rojo y diabólico

Relatos de Terror: Lola no puede descansar en paz

Relatos de Terror: Aquel ruido

Relatos de Terror: Asesino

Relatos de Terror: Estúpido hombre blanco

Relatos de Terror: Fotos en tu desván

Relatos de Terror: Confesión

Relatos de Terror: Despertar

Relatos de Terror: Viaje sin retorno

Relatos de Terror: No mires nunca atrás

Relatos de Terror: La pesadilla

Relatos de Terror: La playa

Obediencia - por Némesis30

Por un puñado de euros - por Yuste

Trópico - por Trazada30

Registro de tráfico ilegal - por Esther

Llámame si quieres - por Solharis

Una noche de invierno - por Dani

Clásico revisitado - por Desvestida

Lengua bífida - por Alesandra

Hotmail - por Espir4l

Recuerdos - por Némesis30

Ese día estaba yo muy ansiosa - por Esther

Una noche de primavera - por Dani

La sopa - por Solharis

Diez minutos - por Sasha

Celos - por Scherezade

25 líneas dulcemente apasionadas - por Alesandra

Hay que compartir - por Espir4l

Trescientas palabras - por Trazada30

La mujer de las pulseras - por Yuste

Mi obra de arte - por Lydia

En el coche - por Locutus

Esa sonrisa divertida - por Trazada30

Una noche de otoño - por Dani

Ciber amante - por Scherezade

Despertar - por Espir4l

Los pequeños detalles - por Némesis30

Por el bien común - por Wasabi

La oportunidad llega sola - por Elpintor2

Sola - por Scherezade

La vida en un segundo - por Iván Sanluís

La ciclista - por Genio

16 añitos - por Locutus

45 segundos a euro - por Alesandra

Necesito una verga - por Esther

No soy tuya - por Donnar

Más que sustantivos - por Wasabi

Maldito alcohol - por Lachlainn

De ocho a ocho y media - por Superjaime

Esperando - por Scherezade

Ladrón de coches - por Sociedad

El preso - por Doro

Taxista nocturno,servicio especial - por ElPintor2

Siempre hay un hombro amigo - por Yuste

Una noche de verano - por Dani

Vampirillos - por Desvestida

No me importa nada más - por Hera

En mi interior - por Nemésis30

Almas - por Egraine

El tren de lavado - por Lydia

Despertar placentero - por Lince

Piel de manzana - por Sasha

Me fascina - por Erotika

Hace muchos años - por Trazada30

El dragón - por Lobo Nocturno

La fila - por Locutus

La cita - por Alesandra

Tardes eternas - por Ornella

La realidad supera la imaginación - por Genio

Instinto primario - por Espir4l

La sorpresa - por Solharis

38. La verdad en el fuego

Gönbölyuseg

Carta a un desconocido

Enfrentarse al pasado

Alejandría

La venganza de Aracne

Un relato inquietante

El libro maldito de Bartholomeus Nazarí

El apagón

El pasillo oscuro

Ejercicio 2 Las apariencias engañan - Va la novia

Naufragios: Libertad

Naufragios: Outdoor Training

Naufragios: Crucero de Empresa

Naufragios: Naufragio

Naufragios: Enemigos

Naufragios: Háblame del mar, marinero

Naufragios: La Invitación

Naufragios: El naufragio del Zamboanga