miprimita.com

Máscaras

en Hetero: Infidelidad

Máscaras

Por fin había llegado la noche de las máscaras... el evento organizado por la empresa donde trabaja mi marido para celebrar su 25 aniversario. Se trataba de una fiesta para todo el staff de la compañía y  a la que nos habían invitado a Carlos y a mí, con el único requisito de tener que llevar la cara cubierta con un antifaz e ir ataviados con un disfraz de época.

En principio todo me pareció fabuloso, incluso preparé con esmero mi vestimenta sin que Carlos se enterara de nada, para sorprenderle precisamente en esa noche; sin embargo, a última hora, justo cuando teníamos previsto dirigirnos a la fiesta, a mí se me quitaron las ganas por completo . No sé, no me atraía nada en absoluto tener que aguantar a Javier, el súper jefe de mi marido, tan pedante, tan chulo… soportando, como viene siendo habitual, sus bromitas salidas de tono y sus impertinencias de todo tipo. El caso, es que a última hora, muy melosamente, le comenté a Carlos que no estaba nada animada para ir a la fiesta, que me dolía la cabeza y que por favor fuera sin mí... pobrecito, la verdad es que no me puso pegas en absoluto.

Me dijo que lo entendía perfectamente y que él mismo intentaría escaquearse más pronto que tarde. Le pegué un morreo de esos de agradecimiento, pidiéndole que se divirtiera por los dos, prometiéndole que cuando volviera, le esperaría despierta, para darle un masaje reparador, con algún extra…de esos que solo él y yo sabemos.

Tras media hora tumbada en el sofá, pasando cansinamente varias veces todos los canales de la tele, me arrepentí de no haber acompañado a Carlos a la fiesta, pues sabía lo importante que era para él mantener con el jefe una buena relación. Pensé que, definitivamente, me había comportado como una tonta. Total, que al final me decidí a ir y de paso poner todo de mi parte para intentar aguantar de la mejor manera posible a su odiado jefe, junto a todas sus estupideces;  aunque solo fuera por estar junto a mi marido y hacerle compañía. Rebusqué en el armario hasta localizar mi vestido de ceñido corpiño, modelo María Antonieta, que tan celosamente tenía preparado para la ocasión, junto a unas botas de media caña y mi máscara blanca, que me cubría el rostro por completo. Debajo del vestido no necesitaría nada, así jugaríamos a algo divertido de regreso de la celebración, para hacer la nuestra mucho más privada. Solo de pensar en lo que depararía el final de la noche, me fui calentando yo sola.

Como sabía que Carlos desconocía por completo mi indumentaria, quise darle una sorpresa al llegar a la fiesta. En cambio, la realmente sorprendida fui yo, cuando buscando a mi maridito por toda la discoteca, entre tanta gente, conseguí  descubrirle al fin con su disfraz de Luis XIV, bastante más entretenido de lo que cabía esperar y… tal y como parecía, no echándome de menos precisamente. Se encontraba bebiendo en la barra, junto a dos chicas que se divertían de lo lindo con él. Mientras una le enseñaba las tetas, abriéndose el escote de cortesana que llevaba, la otra le daba mordisquitos en el cuello como una gata en celo, y rozando su cuerpo lascivamente sobre el de mi infiel esposo. Me enfurecí nada más verlo y me dio un ataque de celos tremendo, con la única idea de dirigirme corriendo  a abofetearle allí mismo, además de arrancarles la cabellera a ese par de golfas que le acechaban sin parar, aunque después me detuve a pensar que seguramente me estaba comportando como  una histérica, atisbando demonios donde no debía haberlos y que seguramente el comportamiento de Carlos no iba más allá de un simple coqueteo y el de ellas a seguirle la corriente con la travesura. Así que me acerqué sigilosamente, colocándome junto a él, intentando por un lado que me reconociera, y por otro, jugar al mismo juego en el que participaban sus nuevas amiguitas.  

Mis planes cambiaron cuando noté que inmediatamente se fijó en mí, pero desconociendo por completo quién era la que estaba bajo aquel disfraz. Muy al contrario, lo que él creía tener ante sí, no era precisamente su amante y fiel esposa, sino una María Antonieta de lo más sexy, que se le acercaba insinuante, moviendo lascivamente sus caderas y a la que él seguía libidinosamente con la vista.

Antes de que me decidiera a pronunciar su nombre y darme a conocer ante él, sorprendiéndole, quise seguir ocultando mi identidad, dispuesta a averiguar hasta donde podría llegar en sus "travesuras" y comprobar por mi misma si sus maniobras con aquellas golfas eran tan inocentes como yo suponía, ahora conmigo… con una presunta desconocida. Me situé de espaldas a él y me fui contoneando al ritmo de la música, que sonaba atronadora mientras aproximaba mi culo hasta su paquete, que enseguida percibí bien durito entre mis glúteos...  Como cabía esperar, no tardó mucho en cogerme por la cintura y apretarse aún más contra mí... No podía ver su cara, pero le imaginaba disfrutando como otras veces, con sus ojos cerrados, más si cabe, porque seguramente aquella anónima y cachonda María Antonieta le estaba causando más morbo y mayor excitación que nunca. Al mismo tiempo, yo misma me sentía muy animada y desde luego no estaba segura de nada… menos de mí misma. La combinación de ese juego prohibido, público y notorio que por otra parte lo llenaba todo de misterio y dudas, ese hecho de sentirme caliente y no revelar mi identidad ante un marido salido, eran el detonante para multiplicar las sensaciones más placenteras en todo mi cuerpo.

Quise ir más allá y demostrarme a mí misma que Carlos no sería capaz de seguirle el juego a una mujer desconocida que le estaba calentando poco a poco, sin embargo volví a equivocarme, pues cuando acerqué mi mano hasta su miembro y lo acaricié suavemente sobre su ropa, no tardó ni un segundo en hacer lo propio con mis tetas y sobarlas con desvergüenza sobre mi escote. Aun cuando ambos íbamos ocultos, no me atraía la idea de que nos vieran metiéndonos mano con tanto descaro, así que le hice una seña para que me siguiera hasta el parking. No dudó ni un instante en hacerlo.

Allí afuera estaba todo bastante oscuro y nadie podría adivinar cuales podrían ser nuestras fechorías, así que me adentré entre cientos de vehículos aparcados en la penumbra. Mi primera intención era ir hacia mi coche, pero después lo pensé y preferí no hacerlo, segura como estaba de que él seguía sin reconocerme, por lo que quise seguir con mis averiguaciones y los límites de mi cachondo marido. Continué de coche en coche, buscando alguno que estuviera abierto, pero Carlos estaba tan caliente que casi no me dejaba moverme; no hacía más que meterme mano sin cesar, unas veces hacia mis pechos, que manoseaba con todo el descaro y desesperación, otras, bajo mi falda, intentando abrirse paso entre mis muslos. Estaba más salido que nunca... imagino que esa caliente desconocida no le hacía detenerse, sino más bien al contrario, aquello era toda una invitación para aprovechar la coyuntura de una noche bien especial y meterle mano por doquier a esa cachonda que le provocaba, sin mediar palabra y sin saber que ella… una desvergonzada María Antonieta, era su propia esposa.  

Yo, para no ser menos,  también estaba fuera de mis cabales, más incluso de lo que hubiera deseado, pues aun debiendo estar más que cabreada con él, seguía urdiendo mi plan de provocación, añadiendo más morbo si cabe a esa carga erótica que envolvía el ambiente, a ese juego de los desconocidos en una fiesta de disfraces. Bueno… eso y por no hablar de sus manos, que conseguían alcanzar en más de una ocasión todos mis puntos débiles, esos que inevitablemente me dejaban poco margen de maniobra y de sensatez. Apenas llegué al último coche de aquel parking, Carlos, repentinamente, me cogió de nuevo por la cintura,  pegando completamente su cuerpo a mi espalda, apretándome contra él. Nuevamente pude ver que su erección era espectacular. Para colmo, su respiración y su fogosidad junto a mi oído, me encendían más de lo racional.

Cuando aún podría haberle dicho a qué coño estaba jugando, y que era un cerdo salido, por irse con una María Antonieta a la que no conocía de nada…y a la que magreaba sin piedad, sus dedos llegaron a posarse levemente entre mis ingles, logrando pellizcar de forma notoria mis labios vaginales, que se encontraban más hinchados que nunca. ¡Dios!, cuando llegó ese momento, ya no podía hacer nada sino dejarme girar completamente hasta quedar frente a él, y posteriormente, permitirle que me tumbara sobre el capó de aquel deportivo, que me subiera el vuelo de la falda hasta cubrirme la cabeza, y dejar mi sexo expuesto a su insaciable lengua. No tardó ni un segundo en apoderarse de cada uno de sus pliegues… succionando mi sexo como si la vida le fuera en ello. A partir del primer lengüetazo de mi marido, creí morirme de gusto y no sé si turbada por la situación, por el morbo de aquel juego prohibido o por el hecho de saberme tomada por otra, en una infidelidad a toda regla, además de que literalmente me estuviera comiendo el coño como nunca, dejé que lo hiciera hasta que me provocó uno y mil gemidos. Rápidamente, y antes de que nadie pudiera sorprendernos, mi Luis XIV se apresuró en sacar su miembro a la luz, o más bien a la escasa luz… pero la suficiente para comprobar que estaba más desbocado que nunca, tanto que me colocó su polla a la entrada de mi sexo, sin tiempo a que le dijera que era un insensato por follarse a la primera putilla que se le ponía a tiro, sin tan siquiera usar protección. No hubo tiempo para nada, sino para relajar todos mis músculos y entregarme a mi infiel esposo.

Velozmente  introdujo su miembro en mi interior, que noté más grande que nunca, follándome ferozmente, mientras yo me agarraba a sus brazos, incapaz de decir nada, solo de sacar por mi garganta, uno tras otro, los jadeos más intensos de mi vida.

Lo único cierto es que yo misma disfrutaba como una loca, de sentirme empalada de esa forma tan bestial y turbada por mi propio placer al tiempo de disfrutar de mi marido haciéndolo de forma bien distinta a la que usaba conmigo en la intimidad. En ese momento, el muy salido, se estaba follando de forma salvaje a una María Antonieta más que dispuesta, completamente abierta de piernas sobre el capó de un coche en una noche mágica y creyéndose anónimo ante ella.

No tardó mucho en llegarme el orgasmo, y sujetándome a su culo, quise que se corriera dentro: sentir como me inundaba con su leche, hasta quedar saciado con aquella zorra que tanto le había provocado. Y así fue, no pasó mucho tiempo hasta que conseguí que se corriera dentro de mí, arañando su culo y su espalda cuando me sentí el coño completamente encharcado, rebosante, inundado... Los chorros surgieron de su verga con la misma potencia que los roncos bramidos de su garganta.

Unos segundos después, ambos estábamos completamente exhaustos y jadeantes tras ese polvo salvaje, con nuestras respiraciones entrecortadas y su cuerpo echado prácticamente sobre el mío. Entonces, justo cuando iba a quitarme la máscara, volví a pensármelo una vez más y no lo hice… quería saber cuánto podría tener de hipócrita, para contarme esa noche lo que le había sucedido en la fiesta…

Apresuradamente me desprendí de él como pude, desapareciendo sin que le diera prácticamente tiempo a reaccionar… Llegué a casa, me duché a toda prisa y me metí en la cama a esperarle, para que me relatara con todo tipo de detalles, lo acontecido en aquel evento tan especial.

Cuando Carlos regresó a casa, intentó no despertarme, pero yo me desperecé como si hubiera estado dormida hasta entonces. Le pregunté por la fiesta y me dijo que no hubo nada fuera de lo normal… que si fue bastante aburrida, que si la gente de siempre… que si tal, que si cual… pero yo insistí en que me hablara, que me detallara con pelos y señales, todo lo que había sucedido. Sus palabras me dejaron petrificada:

-          Pues nada, cariño, verás, después de acudir a la fiesta me encontré con Javier que iba bastante mal ataviado con un traje negro y me comentó que el mío era mucho más favorecedor; por tanto me pidió que nos los intercambiáramos esa noche, que me estaría eternamente agradecido, que le gustaba mucho mi estilo Luis XIV… total, que se lo cambié. Y sí que debió funcionarle, porque apenas unos minutos después de habérselo puesto, ligó con todas las chicas de la fiesta, hasta incluso con una que aún no sé quién es y que llegó hecha una golfa de mucho cuidado, vestida de María Antonieta acercándosele como una gata en celo, y a la que, según me dijo él después, se folló en el parking sobre un coche… en un visto y no visto, aunque no sé si será cierto, ya sabes cómo es Javier de fanfarrón con esas cosas…

Apenas me dejó reaccionar… tan solo tragar saliva a duras penas y darle la razón.

-          No, claro que no será verdad, cariño, ¿Cómo va a hacer el amor con una desconocida así de buenas a primeras? – comenté angustiada.

-          Eso le dije yo… y menos follársela a pelo como me dijo… menudo trolero que puede llegar a ser…

Ni que decir tiene que no necesité más explicaciones, ni mucho menos que yo le montara ningún tipo de numerito, al contrario, sino callarme cuando quiso echarme el polvo prometido y disimular… quedándome con una congoja y una desazón que todavía no se me han quitado de encima.

(Esta historia, según parece, es totalmente cierta… o al menos eso me dijeron…)

Lydia

Mas de EJERCICIO

La asombrosa historia de la Thermo mix

La verdadera historia del Inquisidor Ortuño

Vengándome de Sara

He visto el futuro

La tormenta

El Monasterio del Tiempo

La cuenta atrás

Bucle

Ejercicio XIXX: Cambio de fecha.

Ejercicio XXIX: Viajes en el tiempo

Ejercicio XXIX

Redención

Los pecados capitales de una madre

Manos

El poder de Natacha

El toro por los cuernos

El hombre que me excita

Valentina

Pulsión maternal

XXVIII Ejercicio: Los siete pecados capitales

La hormiga

Masturbación fugaz

Las musas (¡y su puta madre!)

Querido Carlos...

Asmodeo

En la oscuridad

La maldición

El desquite de Érica

Eva Marina

La viuda

Noche de copas

La despedida

La llamada

Cine de madrugada

La pareja de moda

Testigo 85-C

Diez minutos

Las tetas de Tatiana

Por el cuello o por los cojones

Fisioterapeuta

Guapo, rico y tengo un pollón

Inmóvil

¡Siéntate bien!

La obsesión de Diana

El Cuerpo

Descenso

Mía (Ejercicio)

Serrvirr de ejemplo

La espera

Despatarrada

Primera infidelidad

Caricias

Mi amante, Pascual

Sexogenaria

La heteroxesual confundida.

La ira viste de cuero

Homenaje

Indefensa

Reencuentro

XXVII Ejercicio: relación de relatos

XXVII Ejercicio de Autores: microrrelatos

El principio del fin

Como Cristiano Ronaldo

Supercalientes

Paso del noroeste

Pérdida personal

Naufraghost

Marinos y caballeros

La manzana, fruta de pasiones y venganzas

El naufragio del Te Erre

En un mundo salvaje

La última travesía del “Tsimtsum

Sentinelî

Me llamaban Viernes.

Naufragio del Trintia: Selena y Philip

La isla

El huracán Francine

Fin

La sirena del Báltico

Nunca Jamás

El Último Vuelo del Electra

Relatos XXVI Ejercicio

Naufragios: Namori se está ahogando

Naufragios: amantes en potencia

Naufragios: Libertad

Naufragios: Outdoor Training

Naufragios: Naufragio

Naufragios: Crucero de Empresa

Naufragios: Háblame del mar, marinero

Naufragios: Enemigos

Naufragios: La Invitación

Naufragios: El naufragio del Zamboanga

Homenaje a todos

XXVI Ejercicio de Autores

Final del Ejercicio XXV

Sus ojos

Vecinos de dúplex en la costa

Pauline o la lascivia del poder

¡No hay huevos!

La hermana mayor que todos compartimos

Ana y la pausa de los anuncios

Moonlight

Guerrera en celo

Aburridas

El canalla

Y todo por una apuesta

Un gol por la escuadra

Dos primos muy primos

Mi hija apuesta por nuestro futuro

La puerta oscura del transexual

Relación de relatos del Ejercicio XXV

Ejercicio XXV

Final del ejercicio XXIV

El fin del racionamiento

Amores eternos

La clínica

Halley

La mujer más guapa del mundo

Cuatro años y un día

El hombre de mi vida

Algo muy especial.

Marcha atrás

El friki

El payaso y la preñada

Justicia o venganza

Noche de cuernos

Velocidad de escape

Mi adorable desconocida

Accidente a plena luz

Relación del relatos del XXIV Ejercicio de Autores

XXIV Ejercicio de Autores

Votación temas XXIV Ejercicio de Autores

Convocatoria ejercicio XXIV

Final del XXIII Ejercicio

El holandés errante

El Pirata

El torero

En el cielo

Campanilla y el sexo

Ser Paco Payne

Príncipe azul

Silvia salió del armario

Cambio

Mátame suavemente

Un divertido juego

Tres palabras

El semen del padre

Salvajes

Día de la marmota

Los tres Eduardos

Sheena es una punker

El legendario guerrillero de Simauria

El converso y la mujer adúltera

Órdago a todo

La bicicleta

Janies got a gun

Difurciada

Relación de relatos del XXIII Ejercicio

XXIII Ejercicio de autores de Todorelatos

Votación de las propuestas para el XXIII Ejercicio

Convocatoria del XXIII Ejercicio de Autores

La historia del monaguillo o el final del XXII

La reducción

Es palabra de Dios

Tren de medianoche

Hermana mayor

Una historia inmoral

Venceremos... venceremos... algún día

El vicario

Cielo e infierno

Reencuentros en la tercera fase

La Señora Eulalia

La pregunta

Juguetes rotos

Génesis 1,27

La entrevista

La mafia de los mantos blancos

Las cosas no son tan simples

XXII Ejercicio: lista de relatos

XXII Ejercicio de Autores de TodoRelatos

Votación de las propuestas para el XXII Ejercicio

Convocatoria del XXII Ejercicio de autores

Avance del XXII Ejercicio

Resultado del XXI Ejercicio de Autores

Con su blanca palidez

Adios mundo cruel

Tribal

Mi sueño del Fin del Mundo

El Pianista Virtuoso

A ciegas

La Ceremonia

Blanca del Segundo Origen

Hotel California

El tren del fin del mundo

100 años después

El fin del mundo. La tormenta solar perfecta.

Un último deseo

El convite

Demiurgo

Diario

El Gato de Chesire

Relacion relatos XXI Ejercicio

XXI Ejercicio de Autores

Votaciones para el XXI Ejercicio de Autores

Propuesta de ideas para el XXI Ejercicio Autores

Revisión de las normas

Gracias por participar del XX Ejercicio de Autores

Aprender a contracorriente [gatacolorada]

Vida estropeada [Estela Plateada]

En las crisis ganan los banqueros[ana del alba 20]

El rescate de Benilde [voralamar]

Se alquila habitación [Ginés Linares]

Sin tetas no hay trabajo [doctorbp]

El Préstamo [Lydia]

Liberar tensiones [Bubu]

Parásito [SideShift]

El Sacrificio de mi Mamá [Garganta de Cuero]

Ladrona [Neón]

Maldita Crisis [EROTIKA]

Las ventajas del poder [gatacolorada]

La crisis del coño [ana del alba 20]

¿Por Qué Lloras? [Silvade]

del amor. La máquina [erostres]

Los viajeros temporales [Estela Plateada]

Relato casi erótico [Alba_longa]

Grande y felicísimamente armado [voralamar]

El Fotógrafo [Vieri32]

¿Algo para reír o para llorar? [MilkaMousse]

Nyotaimori [Ginés Linares]

Muñecos Rotos [pokovirgen]

Relación de relatos del XX Ejercicio de Autores

XX Ejercicio de Autores

XX Ejercicio de Autores: Votación de tema

Propuesta de ideas para XX Ejercicio de Autores

Gracias por participar en el XIX ejercicio

Legión de Ángeles

Eva al desnudo

En el fondo de su mente

Las viejas tamaleras

Una canción en 100 años

Del amor, la guerra y otras lindezas

Canción de despedida

Noches de luna llena

Almas

El sobre azul

Nunca subas a la chica de la curva

Aunque tu no lo sepas

El Cid

La puta de mi novia y su despedida

Por toda la casa

El suicidio del Samurai

Causa y efecto

La fiesta de Navidad

Diálogos para un ejercicio

La barbería

Por los beneficios

Cenizas del deseo

M & M… y sí, son unos bombones adictivos

Lazos oscuros y desconocidos

Relación de relatos del XIX ejercicio

XIX Ejercicio de autores

XIX Ejercicio de autores: Votación de tema

Propuesta de ideas para XIX Ejercicio de Autores

Brevísimo balance del XVIII Ejercicio de Autores

Con todos ustedes....¡el increíble bebé barbudo!

Noche mágica

Pínchame, amor (Segunda parte)

Noche de suerte

Extraños en la noche

Por fin pude ver a mi esposa montada en un joven

La chica de la revista

Una manera de sentir

Vida de casado

Después de la feria según Lucas

Trovadores de la noche

La morochita villera

Después de la feria según Marcos

Amo las mujeres que desagradan a otros

Cómo recuerdo el día en que llegó a mi casa

La primera noche de mi nueva vida

¡Pínchame, amor! (1)

La prueba

La mejor noche de un actor porno

Paparazzi

Ivette, mi princesa árabe

El montoncillo y la gata

Pasión y lujuria en la Barceloneta

Relación de relatos del XVIII Ejercicio de Autores

Noticias sobre el XVIII Ejercicio de Autores

XVIII Ejercicio de autores

XVIII Ejercicio: Votación del tema

Propuesta de ideas. XVIII Ejercicio de Autores

Crucigrama. GatitaKarabo.

Flores. Dark Silver.

¡Maldita sea! Izar

Fugados. Dark Silver.

Superbotellón. MariCruz29

El Pelao. GatitaKarabo.

Raquelísima. Moonlight.

Oración. Masulokunoxo

El despertar. GatitaKarabo

Media tarde. Trazada.

La noche es bella. Lydia

Apetecible. Paul Sheldon.

Play. Un Típico Sobi.

Zanahorias de Haití. Masulokunoxo.

Charla de alcoba. Trazada.

XVII. Ejercicio de autores.

XVII Ejercicio. Votación del tema.

Propuesta de ideas. XVII ejercicio de autores

PsicóTRico.

Mi primer día.

Desde el fondo de la pecera

Un chico normal

La increíble historia de Mandy y su locura felina

Carta blanca

Amigo mío, ¿qué hice mal?

La psicología del miedo

El diablo nunca

El salto atrás de Paco.

Contacto humano

Identidad

Una muñeca vestida de azul.

AVISO - XVI Ejercicio - RELATO PSIQUIÁTRICO

XVI. Ejercicio de autores. Relato psiquiátrico

Votación del tema. XVI Ejercicio

Propuesta de ideas. XVI ejercicio de autores

¿Qué es el ejercicio?

La leyenda del demoniaco jinete sodomizador

¿Por qué las ancianas tienen obsesión...?

El visitante

Amantes en apuros

El hotel

El cementerio

La leyenda urbana de TR, ¿Quién es el Calavera?

Mascherata a Venezia

La cadena

Mujer sola

Electo ateneo

La Dama de los Siguanes

Libertina libertad

El engaño del Cadejo

Los veintiún gramos del alma

Examen oral

En el espejo

El Greenpalace

Una leyenda urbana

Sorpresa, sorpresa

Gotitas milagrosas

Información del XV ejercicio

XV Ejercicio de autores - Leyendas urbanas

Propuestas e ideas para el XV ejercicio de autores

Cambio de carpas

Con mi pa en la playa

Con sabor a mar

La luna, único testigo

Duna

Selene

Acheron

Una noche en la playa

¿Dónde está Fred?

Fin de semana en la playa

La noche del sacrificio

Nuestra playa

Aquella noche en la playa

La indígena

Sacrificio a la luna

El Círculo de Therion

Hijo de puta

Como olas de pasión

Hija de la luna

XIV ejercicio de autores – ampliación de plazo

La noche de los cuernos

Citas Playeras S.A.

Yo quería y no quería

XIV Ejercicio de Relatos Una noche en la playa

Información sobre el XIV Ejercicio de Relatos

Una oración por Rivas

Inocente ¿de qué?

La soledad y la mujer

El te amo menos cotizado de la Internet

Esquizos

Dios, el puto y la monja

Mi recuerdo

Pesadilla 2

Ella

Nada es completo

Pesadilla (1)

Remembranzas

Un momento (3)

Hodie mihi cras tibi

Pimpollo

La sonrisa

Hastío

Tu camino

La madre de Nadia Lerma

Duelo de titanes

XIII ejercicio sobre microrelatos

Mujer Amante - Vieri32

No tengo tiempo para olvidar - Lymaryn

Un ramito de violetas - Lydia

Palabras de amor - Trazada

Bend and break - GatitaKarabo

Tú me acostumbraste - Avizor

Por cincuenta talentos de plata - Estado Virgen

El peor pirata de la Historia [Caronte]

Mi encuentro con el placer [Apasionada29]

Äalborg [Sywyn]

El pirata que robó mi corazón [Lydia]

A 1000 pies de altura [Lymarim]

Trailer [Zesna]

Me aburrí muchísimo [Parisién]

En el océano de la noche [Kosuke]

U-331 [Solharis]

Sansón y Dalila

Kitsune

El sueño de Inocencia

La esencia de Zeus

Ángeles y demonios

Hércules y las hijas del rey Tespio

Lilith

Invitación para el X Ejercicio: Mitología Erótica

Aun no te conozco... pero ya te deseo

Tren nocturno a Bilbao

He encontrado tu foto en Internet

Entre tres y cuatro me hicieron mujer

Memorias de un sanitario

Sex-appeal

Sexo, anillos y marihuana

Talla XXL

Goth

Cayendo al vacío

Afilándome los cuernos

Plumas y cuchillas

IX Ejercicio: 2ª Invitación

IX Ejercicio de relatos eróticos

Pesadillas de robot

Mi dulce mascota

Promethea

Déjà vu

Involución

El instrumento de Data

Eros vence a Tanatos

Fuga de la torre del placer

El corazón de Zobe

Comer, beber, follar y ser feliz

Pecado

El caminante

Maldito destino

Yo te vi morir

Decisión mortal

Madre

Angelo da morte

Pecado y redención

Mátame

Cuando suena el timbre

Azul intenso

El purificador

El último beso

Ella quería tener más

Mi instinto básico

Fábula de la viuda negra

Hospital

Seven years

Por una buena causa

El opositor

¿Tanto te apetece morir?

Satanas Death Show

Días de sangre y de swing

Voy a comprar cigarrillos y vuelvo

Relatos Históricos: Al-Andalus

Relatos Históricos: La copa de Dionisios

Invitación para el nuevo Ejercicio sobre CRÍMENES

Relatos Históricos: Franco ha muerto, viva el gay

Relatos Históricos: Qué golfa era Carmela

Relatos Históricos: 1968

Relatos Históricos: El soldado

Relatos Históricos: Campos de Cádiz

Relatos Históricos: El beso

Relatos Históricos: 1929 en Wall Street

Relatos Históricos: El primer vuelo

Relatos Históricos: Así asesiné al general Prim

Relatos Históricos: El primer gaucho

Relatos Históricos: En bandeja de plata

Relatos Históricos: Yo, el Rey

Relatos Históricos: La maja y el motín

Relatos Históricos: El niño del Kremlin

Relatos Históricos: Tenno Iga No Ran

Relatos Históricos: Un truhán en las Indias

Relatos Históricos: Las prisioneras de Argel

Relatos Históricos: Mar, mar, mar

Relatos Históricos: Un famoso frustrado

Relatos Históricos: Cantabria indomable

Relatos Históricos: El caballero don Bellido

Relatos Históricos: Clementina

Relatos Históricos: En manos del enemigo

Relatos Históricos: Nerón tal cual

Relatos Históricos: El juicio de Friné

Relatos Históricos: Alejandro en Persia

Relatos de Terror: Ojos violetas

Relatos de Terror: Silencio

Relatos de Terror: Nuria

Relatos de Terror: El nivel verde

Relatos de Terror: El bebé de Rosa María

Relatos de Terror: La puerta negra

Relatos de Terror: Aquella noche

Relatos de Terror: Sombras

Relatos de Terror: No juegues a la ouija

Relatos de Terror: Lola no puede descansar en paz

Relatos de Terror: Rojo y diabólico

Relatos de Terror: Asesino

Relatos de Terror: Aquel ruido

Relatos de Terror: Fotos en tu desván

Relatos de Terror: Estúpido hombre blanco

Relatos de Terror: Confesión

Relatos de Terror: Despertar

Relatos de Terror: No mires nunca atrás

Relatos de Terror: Viaje sin retorno

Relatos de Terror: La pesadilla

Relatos de Terror: La playa

Por un puñado de euros - por Yuste

Trópico - por Trazada30

Registro de tráfico ilegal - por Esther

Llámame si quieres - por Solharis

Una noche de invierno - por Dani

Clásico revisitado - por Desvestida

Lengua bífida - por Alesandra

Obediencia - por Némesis30

Hotmail - por Espir4l

Recuerdos - por Némesis30

Ese día estaba yo muy ansiosa - por Esther

Una noche de primavera - por Dani

La sopa - por Solharis

Diez minutos - por Sasha

Celos - por Scherezade

25 líneas dulcemente apasionadas - por Alesandra

Hay que compartir - por Espir4l

Trescientas palabras - por Trazada30

Esa sonrisa divertida - por Trazada30

Una noche de otoño - por Dani

La mujer de las pulseras - por Yuste

En el coche - por Locutus

Ciber amante - por Scherezade

Despertar - por Espir4l

Mi obra de arte - por Lydia

Los pequeños detalles - por Némesis30

Por el bien común - por Wasabi

La oportunidad llega sola - por Elpintor2

Sola - por Scherezade

La vida en un segundo - por Iván Sanluís

La ciclista - por Genio

16 añitos - por Locutus

45 segundos a euro - por Alesandra

Necesito una verga - por Esther

No soy tuya - por Donnar

Más que sustantivos - por Wasabi

Maldito alcohol - por Lachlainn

El preso - por Doro

De ocho a ocho y media - por Superjaime

Esperando - por Scherezade

Ladrón de coches - por Sociedad

Taxista nocturno,servicio especial - por ElPintor2

No me importa nada más - por Hera

Una noche de verano - por Dani

Vampirillos - por Desvestida

Siempre hay un hombro amigo - por Yuste

En mi interior - por Nemésis30

Almas - por Egraine

El tren de lavado - por Lydia

Despertar placentero - por Lince

Piel de manzana - por Sasha

Me fascina - por Erotika

Hace muchos años - por Trazada30

El dragón - por Lobo Nocturno

La fila - por Locutus

La cita - por Alesandra

Tardes eternas - por Ornella

La realidad supera la imaginación - por Genio

Instinto primario - por Espir4l

La sorpresa - por Solharis

38. La verdad en el fuego

Gönbölyuseg

Carta a un desconocido

Enfrentarse al pasado

Alejandría

La venganza de Aracne

Un relato inquietante

El libro maldito de Bartholomeus Nazarí

El apagón

El pasillo oscuro

Ejercicio 2 Las apariencias engañan - Va la novia

Naufragios: Libertad

Naufragios: Outdoor Training

Naufragios: Crucero de Empresa

Naufragios: Naufragio

Naufragios: Háblame del mar, marinero

Naufragios: Enemigos

Naufragios: La Invitación

Naufragios: El naufragio del Zamboanga