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Naufragios: Libertad

en Grandes Series

Los relatos que publicamos bajo el título genérico de NAUFRAGIOS, son fruto de un ejercicio de creación literaria en el que se han embarcado varios de los habituales autores de TODORELATOS. El ejercicio consiste en crear un relato que contenga los elementos "compañeros de empresa mal avenidos", "viaje en barco organizado por la empresa", "naufragio" y "isla desierta". En esta primera entrega podréis, además de disfrutar de la lectura, demostrar vuestra capacidad de reconocer a los autores que se esconden detrás de cada una de las obras. Para hacerlo más fácil, os diremos que en esta aventura se han embarcado: Carletto, Horny, ElEscribidor, AlienaDelValle, Navegante, Escorpiona, Kenwood, Lydia, Erotika y Trazada30.

 

NAUFRAGIOS: LIBERTAD.

A las cuatro de la tarde del 23 de agosto de 1987, los miembros de la directiva de TARSA, una de las empresas más prósperas de México, dedicadas a la venta de tabaco, hacían sus maletas, y se embarcaban en un crucero por las costas del inmenso Pacífico.

El único objetivo del viaje era el descanso y la recuperación de sus miembros, que tras quince días se verían de nuevo inmersos en la rutina profesional. Quizás otra razón por la que el dueño y señor empresario organizó la travesía, era el conocimiento personal entre sus trabajadores; pues siempre bajo la tensión del trabajo es difícil entablar otro tipo de relaciones.

Eran exactamente trece aspirantes al ambiente vacacional. Siete de ellos mujeres, seis varones de lo más caballeroso. Sus edades eran de lo más dispersas, la más joven, una mujer con sus veinticinco años era toda una ejecutiva agresiva. Adriana que así se llamaba, una mujer soltera y muy atractiva, de pelo largo rubio y ojos color miel.

La mayor de ellas rondaba los cincuenta y... era la directora de producción. Una mujer de carácter, viuda, con dos hijos mayores.

En cuanto a los hombres, cuatro de ellos tenían su vida hecha. Hombres de familia, educados, buenos mozos y trabajadores. Los otros dos restantes eran dos jovencitos con la carrera recién acabada, soñadores ambiciosos.

A parte de estos trece personajes, había un capitán de barco contratado expresamente para el viaje: Beto, un hombre de talante varonil, marcado físicamente por la vida marítima, cercano a los cincuenta pero aparentemente envejecido, víctima de los efectos solares. Rodolfo, su ayudante, era un joven estudiante aficionado a la navegación.

Todos ellos zarparon aquella tarde, alegres, ilusos, de camino al descanso. El sol brillaba con fuerza, en el cielo sólo se veían gaviotas, ni una sola nube se interponía entre los rayos solares.

La primera tarde y parte de los dos días siguientes fueron realmente agradables para todos, cada día se alejaban un poquito más de la civilización, adentrándose en el mar. Por el día, tomaban el sol y daban uso a la pequeña piscina construida en la cubierta principal. Las noches eran apacibles, impregnadas de un ambiente húmedo con sabor a sal. No faltaba la cerveza, y una serie de botellas interminables de alcohol. Ron Habana y el buen Chivas 15 años. El objetivo estaba saliendo a la perfección. Risas, tiempo de ocio y el buen comer, entre otros, ayudaron a fortalecer las relaciones entre los miembros de la conocida TARSA.

Conforme pasaban los días, la atracción entre hombres y mujeres brotaba como lo hacen las flores en primavera. Incluso los maduros hombres de su casa, como era el ejemplo de Joaquín, un individuo alto, moreno y atractivo, padre de un hijo con futuro prometedor, jefe de ventas, se había ido a fijar en la más joven de sus compañeras. Adriana, y sus dorados cabellos parecían estar volviendo loco al gran empresario. La quinta noche en el barco, tras beberse unas cervezas de más, Joaquín se acercó un tanto patoso a su admirada rubia, la cuál reposaba en una hamaca, en compañía de su copa a medio tomar. Charlaron amistosamente, lanzando miradas seductoras, gestos de complicidad. Había una conexión especial entre ellos. Adriana se levantó y despidiéndose de Joaquín se dirigió a su camarote. Él la siguió.

A los pocos minutos de esperar tras la puerta de la habitación de Adriana, Joaquín tocó...dulcemente la puerta. Tenía una excusa perfecta, ella había olvidado su chaqueta en la hamaca. Adriana abrió, y con cara de sorpresa y en camisón miró detenidamente a Joaquín, que alcanzó a decir:

Siempre hubo caballeros, señores y piedras de mechero...

Y con aires de señor, devolvió a la chica su chaqueta. Adriana, sola y melancólica por problemas que no vienen al caso, tomó a Joaquín del brazo invitándole a pasar. Se acercó a él, pegándose contra su pecho, haciéndole notar su respiración bajo su barbilla y su corazón tremendamente agitado...estaba temblorosa, padecía una lucha interna entre la moral y el deseo. Pero no tuvo tiempo de mucha reflexión, porque Joaquín agarrándola de la cintura la besó apasionadamente, acariciando su espalda en toda su extensión, bajando por sus nalgas dibujando su silueta a la perfección. Sus lenguas se encontraron, a un ritmo frenético. Los movimientos del barco no eran nada comparados con el poder de su iniciativa, de su fogoso e insaciable deseo.

Adriana...he soñado tantas veces contigo...

Dijo él...susurrando y alternando con cálidos besos en la femenina piel.

Las prendas comenzaban a caer, dejando al descubierto sus cuerpos, perlados en sudor.

Una de las ventanas de la habitación daba a la cubierta, a la popa. Muy cerca del lugar de trabajo de Beto, el navegante. Las luces estaban encendidas, el inoportuno encuentro era culpable de aquel desliz. Cualquiera podría ver la escena desde fuera. No era difícil que Beto o Rodolfo pasaran por allí.

Joaquín tumbó sobre la cama a su hembra, ambos desnudos, besándose incansables. Sus cuerpos eran recorridos por los labios del otro, lamidos por la lengua ajena, ensalivados, amados...deseados. Colocándose detrás de ella, ambos tumbados de perfil, Joaquín levantó con delicadeza una de las piernas de Adriana, dirigiendo su erecto pene de tamaño natural a la entrada de la cueva rebosante de jugos. Tras varios intentos en los que su pene resbaló recorriendo cada uno de los recovecos de la vagina de Adriana, logró introducirse dentro de ella, robándole un suspiro ahogado. Las manos de ella agarraban con fuerza las nalgas de Joaquín, en una necesidad imperiosa de sentirlo lo más profundo posible...

El descuido de las luces fue esencial aquella noche. Beto había avistado una pequeña isla a pocos kilómetros giró el timón. Rodolfo, que se dirigía a buscar un encargo, no pudo evitar pasar por allí. Casualidades de la vida; probablemente ese era su destino. La imagen le dejó petrificado. Se veía a la perfección, una película porno en directo, algo inimaginable para el chaval. Observó durante unos segundos y corrió a la timonera. Tras informar del suceso a su maestro de navegación, Beto acompañó al chico. La curiosidad pudo con él.

Joaquín y Adriana disfrutaban de su pasión, muy lejos de imaginar que estaban siendo espiados nada más y nada menos que por el navegante y su aprendiz. Beto se entusiasmó tanto con el espectáculo que descuidó el mando del barco. De repente una sacudida inmensa, violenta, acompañada por el sonido del crujir de las planchas hizo estremecer al barco. Beto y Rodolfo corrieron hacia el timón. Habían chocado, sin saber como, ni con qué. Al parecer el hueco formado en uno de los laterales del barco era tan profundo que no había forma humana de evitar la catástrofe que se les vino encima. El barco comenzaba a hundirse, a un ritmo vertiginoso. Todos pasajeros habían sentido el estruendo, incluso Adriana y Joaquín, que gozaban insaciables. Se vistieron dejando a medias el encuentro, y en pocos minutos estaban todos a proa, contemplando el rostro horrorizado de Beto.

Zafarrancho de abandono.... - dijo Beto con la voz entrecortada.

Los demás no articularon palabra. Sólo miraban... se miraban entre ellos, atemorizados.

¡A los botes! He avistado una isla muy cerca. Yo iré primero, ¡seguidme...!

Beto y Rodolfo soltaron las cuerdas del bote, y los quince subieron en él.

No tardaron mucho en alejarse. Vieron el hundimiento del barco en un abrir y cerrar de ojos.

Llegaron a la isla conmocionados, sin nada encima. Tan sólo lo puesto. Todas sus pertenencias descansaban en lo más profundo del océano. Para entonces, ya estaba amaneciendo, el sol hacía su aparición. Estaban solos, perdidos y sin nada. En medio de una pequeña isla desierta. Joaquín y Adriana, tenían sus manos unidas con fuerza, detrás de la espalda, evitando miradas ajenas o algún que otro reproche. Aún no eran conscientes del hecho.

Dejaron el bote en la orilla. Bajaron y se distribuyeron para analizar la isla, buscar alimentos y lo más importante, agua. Joaquín y Adriana desaparecieron juntos, atravesaron arbustos, juncos y palmerales. Ella sollozaba, caminando con la mirada perdida mientras Joaquín seguía sus pasos. En un momento de debilidad se dejó caer al suelo. El gran empresario, o lo que quedaba de él, se agachó y apretó a la joven Adriana entre sus brazos. La besó una y otra vez en la frente, enterrando su propia desesperación. De nuevo sus labios recuperaron el momento dejado atrás, pausado por la tragedia del barco. Tenían las ropas mojadas y estaban semidesnudos. Entre ajetreos, besos y achuchones escucharon el sonido del agua. Era un río, al parecer de agua potable. Al menos habían descartado la muerte por deshidratación, y descubierto un lugar para bañarse y...aprovechar el momento.

Se desnudaron, y se metieron al agua como críos juguetones, salpicándose, besándose y excitándose en medio de una isla sin escapatoria. Los instintos ya habían hecho su aparición, y no tardarían en aparecer en todos los demás.

Joaquín estaba asalvajado, poseído por el deseo y la intimidad. Sus gemidos eran inagotables mientras se dejaba hacer por Adriana. Ella acariciaba su pene por debajo del agua, totalmente erecto y apuntando al infinito y más allá. Joaquín la levantó sin mucho esfuerzo y la colocó sobre sus caderas, y ella rodeándole con sus piernas se dejó penetrar. Al principio con dulzura, una dulzura que se fue convirtiendo en ferocidad. Joaquín embestía con fuerza, siempre sin dejar de besarse y lamerse. Dos animales copulando en medio del río.

Mientras los demás buscaban algún posible alimento, no mucho más que árboles frutales. Estaban cansados, no habían dormido y la nueva situación les tenía a todos en un estado de confusión terrible. No era fácil asimilar que no había forma posible de ser rescatados, al menos en mucho tiempo... quien sabe cuánto.

Joaquín y Adriana seguían su cópula eterna. Gritaron desfallecidos cuando un espasmo se apoderó de sus cuerpos. Desplomados de placer, y arropados por el agua recuperaron aliento. Debían volver al punto de encuentro y anunciar el descubrimiento del río.

Una vez reunidos todos, compartieron hallazgos. Amontonaron las frutas, entre ellas plátanos, cocos y alguna que otra piña. Era todo lo que tenían.

Beto y Rodolfo estaban unidos, unidos por el sentimiento de culpa de haber sido culpables directos de la catástrofe. Nadie sabía por qué... sólo ellos. Conversando sobre su desliz se adentraron entre la maleza, observando el terreno. Una de las veces en las que Rodolfo se giró para comentarle algo al capitán del barco hundido, le sorprendió acariciándose la entrepierna por encima del pantalón. Beto se dio cuenta...

Uno tiene instintos, muchacho...

Rodolfo se acercó y tímidamente imitó al capitán.

¿Puedo? - Dijo tembloroso.

Claro... cómo no.

Beto bajó la cremallera de su pantalón, y se sacó aquel instrumento de mediano tamaño y de grosor considerable. Comenzó a masturbarse delante del chico, y éste, arrodillándose puso su boca a la altura del hinchado y enrojecido miembro. Beto comenzó a moverse, metiendo y sacando el pene de la boca de su aprendiz. Mientras tanto, Rodolfo dejó salir el suyo, que oprimía con fuerza sus pantalones. Se masturbaba y lamía firmemente el pene de Beto, que se volvía loco de placer. Fue Rodolfo el que primero dejó caer su semen sobre la tierra, apretando con fuerza el pene de Beto, aprisionándolo entre sus labios. El fogoso capitán llegó a su punto cumbre, rociando la cara del chico. Su nariz, su boca e incluso su pelo, chorreaban de semen. Era todo un espectáculo digno de ver... y se vio. Fue a parar allí por motivos personales la mismísima directora de producción, la viuda sola y olvidada, que muy a su pesar se perdió la mayor parte del acontecimiento. Allí, tras la maleza estaban los tres. Beto y Rodolfo, con los pantalones en el suelo, y sus partidas de nacimiento en estado semiflácido.

Antonia, que así se llamaba la viuda, en aquellos momentos dejó de ser la directora de producción. Ahora era una salvaje, cuyos instintos habían sido despertados. Se abalanzó a ambos, con una mano a cada lado, acariciando esos dos fabulosos instrumentos que tenía a su entera disposición. No tardaron mucho en avivarse y recuperar su tamaño. Despojaron entre los dos a Antonia de su ropa. Su cuerpo era señal evidente del paso del tiempo, Beto acarició sus pezones y los acercó a su boca, mordisqueándolos y chupándolos a la vez que los amasaba. Rodolfo llevó su mano a la entrepierna de Antonia, y resbaló uno de sus dedos desde el clítoris hasta lo más profundo de su vagina, arrancando gemido tras gemido a la insaciable mujer. Beto la colocó a cuatro patas, poniéndose tras de ella la penetró sin miramientos. Los tres escucharon los sonidos que emitía el pene del capitán embistiendo contra las abultadas nalgas de la gran mujer. Antonia, engulló con ansia el regalo que Rodolfo tenía para ella mientras era copulada por Beto. Lamió su herramienta hasta más no poder. Posiblemente no había disfrutado tanto en su vida.

Agua, frutas, descontrol, desconcierto, abandono, soledad, confusión, instintos...y ellos mismos. Quince personas, una isla, una lucha de supervivencia. Joaquín y Adriana se embarcaban ahora en un posible romance. Antonia, el humilde capitán y el joven aprendiz desbordados por el deseo carnal. Los diez restantes mantenían la calma. Ha pasado mucho tiempo desde entonces. Hoy, a 17 de septiembre de 2008 recuerdo aquel hecho que marcó la vida de muchos. Es lógico preguntarse... ¿qué sucedió con TARSA, mientras sus más importantes miembros estaban atrapados en una isla desierta? ¿Cuánto tiempo estuvieron allí...? ¿Quién fue testigo de todo esto? Pues bien, TARSA siguió en marcha. Familiares y socios ayudados y respaldados por conocidos introducidos en el campo empresarial consiguieron mantenerla a flote. Nos sustituyeron. Fue exactamente un año lo que estuvimos allí. Pero un año es suficiente para muchas cosas. Para cambiar vidas, para empezar una nueva. El tiempo vuela, como las gaviotas que se avistaban desde el barco. Durante la estancia perdimos muchas nociones, entre ellas la del tiempo.

El día 1 de Septiembre, cuando un helicóptero vino en nuestra busca, no se encontró con los 13 ambiciosos, ni con los 13 luchadores, trabajadores, empresarios competentes. Encontraron a 13 personas conviviendo como salvajes, descuidados, sin querer nos convertimos en animales. A la vuelta, algunos recuperaron su trabajo, otros no, e incluso perdieron mucho. Joaquín y Adriana ahora viven juntos. Él dejó a su mujer para casarse con ella. Tuvieron un bebé en la isla, una niña a la que llamaron Libertad.

Beto continúa con sus barcos, Rodolfo es independiente. Antonia murió a causa de la enfermedad maldita 5 años después.

Y yo... Yo soy uno más, uno que estuvo allí quizás más observador, que en vez de participar me mantuve al margen. Pueden llamarme "voyeur".

Y sí... libertad, para mí y para todos, esa es la palabra perfecta que define nuestras "vacaciones".

 

Lector, no dejes de leer los demás relatos ya publicados de la serie Naufragios:

El naufragio del Zamboanga

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Háblame del mar, marinero

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XXVIII Ejercicio: Los siete pecados capitales

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Las musas (¡y su puta madre!)

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Asmodeo

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El desquite de Érica

Eva Marina

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Cine de madrugada

La pareja de moda

Testigo 85-C

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Las tetas de Tatiana

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Guapo, rico y tengo un pollón

Inmóvil

¡Siéntate bien!

La obsesión de Diana

El Cuerpo

Descenso

Mía (Ejercicio)

Serrvirr de ejemplo

La espera

Despatarrada

Primera infidelidad

Caricias

Mi amante, Pascual

Sexogenaria

La heteroxesual confundida.

La ira viste de cuero

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XXVII Ejercicio: relación de relatos

XXVII Ejercicio de Autores: microrrelatos

El principio del fin

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Sentinelî

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Naufragio del Trintia: Selena y Philip

La isla

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Fin

La sirena del Báltico

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El Último Vuelo del Electra

Relatos XXVI Ejercicio

Naufragios: Namori se está ahogando

Naufragios: amantes en potencia

Naufragios: Libertad

Naufragios: Outdoor Training

Naufragios: Naufragio

Naufragios: Crucero de Empresa

Naufragios: Háblame del mar, marinero

Naufragios: Enemigos

Naufragios: La Invitación

Naufragios: El naufragio del Zamboanga

Homenaje a todos

XXVI Ejercicio de Autores

Final del Ejercicio XXV

Sus ojos

Vecinos de dúplex en la costa

Pauline o la lascivia del poder

¡No hay huevos!

La hermana mayor que todos compartimos

Ana y la pausa de los anuncios

Moonlight

Guerrera en celo

Aburridas

El canalla

Y todo por una apuesta

Un gol por la escuadra

Dos primos muy primos

Mi hija apuesta por nuestro futuro

La puerta oscura del transexual

Relación de relatos del Ejercicio XXV

Ejercicio XXV

Final del ejercicio XXIV

El fin del racionamiento

Amores eternos

La clínica

Halley

La mujer más guapa del mundo

Cuatro años y un día

El hombre de mi vida

Algo muy especial.

Marcha atrás

El friki

El payaso y la preñada

Justicia o venganza

Noche de cuernos

Velocidad de escape

Mi adorable desconocida

Accidente a plena luz

Relación del relatos del XXIV Ejercicio de Autores

XXIV Ejercicio de Autores

Votación temas XXIV Ejercicio de Autores

Convocatoria ejercicio XXIV

Final del XXIII Ejercicio

El holandés errante

El Pirata

El torero

En el cielo

Campanilla y el sexo

Ser Paco Payne

Príncipe azul

Silvia salió del armario

Cambio

Mátame suavemente

Un divertido juego

Tres palabras

El semen del padre

Salvajes

Día de la marmota

Los tres Eduardos

Sheena es una punker

El legendario guerrillero de Simauria

El converso y la mujer adúltera

Órdago a todo

La bicicleta

Janies got a gun

Difurciada

Relación de relatos del XXIII Ejercicio

XXIII Ejercicio de autores de Todorelatos

Votación de las propuestas para el XXIII Ejercicio

Convocatoria del XXIII Ejercicio de Autores

La historia del monaguillo o el final del XXII

La reducción

Es palabra de Dios

Tren de medianoche

Hermana mayor

Una historia inmoral

Venceremos... venceremos... algún día

El vicario

Cielo e infierno

Reencuentros en la tercera fase

La Señora Eulalia

La pregunta

Juguetes rotos

Génesis 1,27

La entrevista

La mafia de los mantos blancos

Las cosas no son tan simples

XXII Ejercicio: lista de relatos

XXII Ejercicio de Autores de TodoRelatos

Votación de las propuestas para el XXII Ejercicio

Convocatoria del XXII Ejercicio de autores

Avance del XXII Ejercicio

Resultado del XXI Ejercicio de Autores

Con su blanca palidez

Adios mundo cruel

Tribal

Mi sueño del Fin del Mundo

El Pianista Virtuoso

A ciegas

La Ceremonia

Blanca del Segundo Origen

Hotel California

El tren del fin del mundo

100 años después

El fin del mundo. La tormenta solar perfecta.

Un último deseo

El convite

Demiurgo

Diario

El Gato de Chesire

Relacion relatos XXI Ejercicio

XXI Ejercicio de Autores

Votaciones para el XXI Ejercicio de Autores

Propuesta de ideas para el XXI Ejercicio Autores

Revisión de las normas

Gracias por participar del XX Ejercicio de Autores

Aprender a contracorriente [gatacolorada]

Vida estropeada [Estela Plateada]

En las crisis ganan los banqueros[ana del alba 20]

El rescate de Benilde [voralamar]

Se alquila habitación [Ginés Linares]

Sin tetas no hay trabajo [doctorbp]

El Préstamo [Lydia]

Liberar tensiones [Bubu]

Parásito [SideShift]

El Sacrificio de mi Mamá [Garganta de Cuero]

Ladrona [Neón]

Maldita Crisis [EROTIKA]

Las ventajas del poder [gatacolorada]

La crisis del coño [ana del alba 20]

¿Por Qué Lloras? [Silvade]

del amor. La máquina [erostres]

Los viajeros temporales [Estela Plateada]

Relato casi erótico [Alba_longa]

Grande y felicísimamente armado [voralamar]

El Fotógrafo [Vieri32]

¿Algo para reír o para llorar? [MilkaMousse]

Nyotaimori [Ginés Linares]

Muñecos Rotos [pokovirgen]

Relación de relatos del XX Ejercicio de Autores

XX Ejercicio de Autores

XX Ejercicio de Autores: Votación de tema

Propuesta de ideas para XX Ejercicio de Autores

Gracias por participar en el XIX ejercicio

Legión de Ángeles

Eva al desnudo

En el fondo de su mente

Las viejas tamaleras

Una canción en 100 años

Del amor, la guerra y otras lindezas

Canción de despedida

Noches de luna llena

Almas

El sobre azul

Nunca subas a la chica de la curva

Aunque tu no lo sepas

El Cid

La puta de mi novia y su despedida

Por toda la casa

El suicidio del Samurai

Causa y efecto

La fiesta de Navidad

Diálogos para un ejercicio

La barbería

Por los beneficios

Cenizas del deseo

M & M… y sí, son unos bombones adictivos

Lazos oscuros y desconocidos

Relación de relatos del XIX ejercicio

XIX Ejercicio de autores

XIX Ejercicio de autores: Votación de tema

Propuesta de ideas para XIX Ejercicio de Autores

Brevísimo balance del XVIII Ejercicio de Autores

Pínchame, amor (Segunda parte)

Noche mágica

Con todos ustedes....¡el increíble bebé barbudo!

Extraños en la noche

Noche de suerte

Por fin pude ver a mi esposa montada en un joven

La chica de la revista

Vida de casado

Una manera de sentir

Trovadores de la noche

Después de la feria según Lucas

Después de la feria según Marcos

La morochita villera

Cómo recuerdo el día en que llegó a mi casa

Amo las mujeres que desagradan a otros

¡Pínchame, amor! (1)

La primera noche de mi nueva vida

La mejor noche de un actor porno

La prueba

Paparazzi

Ivette, mi princesa árabe

El montoncillo y la gata

Pasión y lujuria en la Barceloneta

Relación de relatos del XVIII Ejercicio de Autores

Noticias sobre el XVIII Ejercicio de Autores

XVIII Ejercicio de autores

XVIII Ejercicio: Votación del tema

Propuesta de ideas. XVIII Ejercicio de Autores

Crucigrama. GatitaKarabo.

Flores. Dark Silver.

¡Maldita sea! Izar

Fugados. Dark Silver.

Superbotellón. MariCruz29

El Pelao. GatitaKarabo.

Raquelísima. Moonlight.

Oración. Masulokunoxo

El despertar. GatitaKarabo

Media tarde. Trazada.

La noche es bella. Lydia

Apetecible. Paul Sheldon.

Play. Un Típico Sobi.

Zanahorias de Haití. Masulokunoxo.

Charla de alcoba. Trazada.

XVII. Ejercicio de autores.

XVII Ejercicio. Votación del tema.

Propuesta de ideas. XVII ejercicio de autores

PsicóTRico.

Mi primer día.

Desde el fondo de la pecera

Un chico normal

La increíble historia de Mandy y su locura felina

Carta blanca

Amigo mío, ¿qué hice mal?

La psicología del miedo

El diablo nunca

El salto atrás de Paco.

Contacto humano

Identidad

Una muñeca vestida de azul.

AVISO - XVI Ejercicio - RELATO PSIQUIÁTRICO

XVI. Ejercicio de autores. Relato psiquiátrico

Votación del tema. XVI Ejercicio

Propuesta de ideas. XVI ejercicio de autores

¿Qué es el ejercicio?

La leyenda del demoniaco jinete sodomizador

¿Por qué las ancianas tienen obsesión...?

El visitante

Amantes en apuros

El hotel

El cementerio

La leyenda urbana de TR, ¿Quién es el Calavera?

Mascherata a Venezia

La cadena

Mujer sola

Electo ateneo

La Dama de los Siguanes

Libertina libertad

Máscaras

El engaño del Cadejo

Los veintiún gramos del alma

Examen oral

En el espejo

El Greenpalace

Una leyenda urbana

Sorpresa, sorpresa

Gotitas milagrosas

Información del XV ejercicio

XV Ejercicio de autores - Leyendas urbanas

Propuestas e ideas para el XV ejercicio de autores

Cambio de carpas

Con mi pa en la playa

Con sabor a mar

La luna, único testigo

Duna

Selene

Acheron

Una noche en la playa

¿Dónde está Fred?

Fin de semana en la playa

La noche del sacrificio

Nuestra playa

Aquella noche en la playa

La indígena

Sacrificio a la luna

El Círculo de Therion

Hijo de puta

Como olas de pasión

Hija de la luna

XIV ejercicio de autores – ampliación de plazo

La noche de los cuernos

Citas Playeras S.A.

XIV Ejercicio de Relatos Una noche en la playa

Yo quería y no quería

Información sobre el XIV Ejercicio de Relatos

La soledad y la mujer

Una oración por Rivas

Inocente ¿de qué?

El te amo menos cotizado de la Internet

Esquizos

Ella

Pesadilla 2

Dios, el puto y la monja

Mi recuerdo

Nada es completo

Pesadilla (1)

Remembranzas

Pimpollo

Un momento (3)

Hodie mihi cras tibi

Hastío

La sonrisa

Tu camino

Duelo de titanes

La madre de Nadia Lerma

XIII ejercicio sobre microrelatos

Mujer Amante - Vieri32

No tengo tiempo para olvidar - Lymaryn

Un ramito de violetas - Lydia

Palabras de amor - Trazada

Bend and break - GatitaKarabo

Tú me acostumbraste - Avizor

Por cincuenta talentos de plata - Estado Virgen

Äalborg [Sywyn]

El peor pirata de la Historia [Caronte]

Mi encuentro con el placer [Apasionada29]

El pirata que robó mi corazón [Lydia]

Trailer [Zesna]

A 1000 pies de altura [Lymarim]

Me aburrí muchísimo [Parisién]

En el océano de la noche [Kosuke]

U-331 [Solharis]

Sansón y Dalila

Kitsune

El sueño de Inocencia

La esencia de Zeus

Ángeles y demonios

Lilith

Hércules y las hijas del rey Tespio

Invitación para el X Ejercicio: Mitología Erótica

Tren nocturno a Bilbao

Aun no te conozco... pero ya te deseo

He encontrado tu foto en Internet

Entre tres y cuatro me hicieron mujer

Memorias de un sanitario

Sex-appeal

Sexo, anillos y marihuana

Talla XXL

Goth

Cayendo al vacío

Afilándome los cuernos

Plumas y cuchillas

IX Ejercicio: 2ª Invitación

IX Ejercicio de relatos eróticos

Pesadillas de robot

Promethea

Mi dulce mascota

Involución

Déjà vu

Eros vence a Tanatos

El instrumento de Data

El corazón de Zobe

Fuga de la torre del placer

Comer, beber, follar y ser feliz

El caminante

Pecado

Maldito destino

Madre

Decisión mortal

Yo te vi morir

Angelo da morte

Azul intenso

Pecado y redención

Mátame

Cuando suena el timbre

El purificador

El último beso

Mi instinto básico

Ella quería tener más

Hospital

Fábula de la viuda negra

Por una buena causa

Seven years

El opositor

¿Tanto te apetece morir?

Voy a comprar cigarrillos y vuelvo

Satanas Death Show

Días de sangre y de swing

Relatos Históricos: La copa de Dionisios

Invitación para el nuevo Ejercicio sobre CRÍMENES

Relatos Históricos: Al-Andalus

Relatos Históricos: 1968

Relatos Históricos: Qué golfa era Carmela

Relatos Históricos: Franco ha muerto, viva el gay

Relatos Históricos: El beso

Relatos Históricos: El soldado

Relatos Históricos: Campos de Cádiz

Relatos Históricos: 1929 en Wall Street

Relatos Históricos: El primer vuelo

Relatos Históricos: El primer gaucho

Relatos Históricos: Así asesiné al general Prim

Relatos Históricos: En bandeja de plata

Relatos Históricos: La maja y el motín

Relatos Históricos: El niño del Kremlin

Relatos Históricos: Yo, el Rey

Relatos Históricos: Tenno Iga No Ran

Relatos Históricos: Las prisioneras de Argel

Relatos Históricos: Un truhán en las Indias

Relatos Históricos: Mar, mar, mar

Relatos Históricos: Un famoso frustrado

Relatos Históricos: El caballero don Bellido

Relatos Históricos: Clementina

Relatos Históricos: Cantabria indomable

Relatos Históricos: Nerón tal cual

Relatos Históricos: En manos del enemigo

Relatos Históricos: Alejandro en Persia

Relatos Históricos: El juicio de Friné

Relatos de Terror: Ojos violetas

Relatos de Terror: Silencio

Relatos de Terror: Nuria

Relatos de Terror: El bebé de Rosa María

Relatos de Terror: El nivel verde

Relatos de Terror: La puerta negra

Relatos de Terror: Aquella noche

Relatos de Terror: No juegues a la ouija

Relatos de Terror: Sombras

Relatos de Terror: Rojo y diabólico

Relatos de Terror: Lola no puede descansar en paz

Relatos de Terror: Asesino

Relatos de Terror: Aquel ruido

Relatos de Terror: Fotos en tu desván

Relatos de Terror: Estúpido hombre blanco

Relatos de Terror: Confesión

Relatos de Terror: Despertar

Relatos de Terror: No mires nunca atrás

Relatos de Terror: Viaje sin retorno

Relatos de Terror: La pesadilla

Relatos de Terror: La playa

Por un puñado de euros - por Yuste

Trópico - por Trazada30

Registro de tráfico ilegal - por Esther

Llámame si quieres - por Solharis

Una noche de invierno - por Dani

Clásico revisitado - por Desvestida

Lengua bífida - por Alesandra

Obediencia - por Némesis30

Hotmail - por Espir4l

Recuerdos - por Némesis30

Ese día estaba yo muy ansiosa - por Esther

Una noche de primavera - por Dani

La sopa - por Solharis

Diez minutos - por Sasha

Celos - por Scherezade

25 líneas dulcemente apasionadas - por Alesandra

Hay que compartir - por Espir4l

Trescientas palabras - por Trazada30

Esa sonrisa divertida - por Trazada30

Una noche de otoño - por Dani

La mujer de las pulseras - por Yuste

En el coche - por Locutus

Ciber amante - por Scherezade

Despertar - por Espir4l

Mi obra de arte - por Lydia

Los pequeños detalles - por Némesis30

Por el bien común - por Wasabi

La oportunidad llega sola - por Elpintor2

Sola - por Scherezade

La vida en un segundo - por Iván Sanluís

La ciclista - por Genio

16 añitos - por Locutus

45 segundos a euro - por Alesandra

Necesito una verga - por Esther

No soy tuya - por Donnar

Más que sustantivos - por Wasabi

Maldito alcohol - por Lachlainn

El preso - por Doro

De ocho a ocho y media - por Superjaime

Esperando - por Scherezade

Ladrón de coches - por Sociedad

Taxista nocturno,servicio especial - por ElPintor2

No me importa nada más - por Hera

Una noche de verano - por Dani

Vampirillos - por Desvestida

Siempre hay un hombro amigo - por Yuste

En mi interior - por Nemésis30

Almas - por Egraine

El tren de lavado - por Lydia

Despertar placentero - por Lince

Piel de manzana - por Sasha

La cita - por Alesandra

Hace muchos años - por Trazada30

El dragón - por Lobo Nocturno

La fila - por Locutus

Me fascina - por Erotika

Tardes eternas - por Ornella

La realidad supera la imaginación - por Genio

Instinto primario - por Espir4l

La sorpresa - por Solharis

38. La verdad en el fuego

Gönbölyuseg

Carta a un desconocido

Enfrentarse al pasado

Alejandría

La venganza de Aracne

Un relato inquietante

El libro maldito de Bartholomeus Nazarí

El apagón

El pasillo oscuro

Ejercicio 2 Las apariencias engañan - Va la novia

Naufragios: Outdoor Training

Naufragios: Crucero de Empresa

Naufragios: Naufragio

Naufragios: Háblame del mar, marinero

Naufragios: Enemigos

Naufragios: La Invitación

Naufragios: El naufragio del Zamboanga