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Soy tu puta

en Hetero: General

Soy tu puta,

Porque es lo que tú quieres que sea durante estos instantes en los que estaremos juntos. No quiero tu tiempo ni tus explicaciones; no busco más palabras que las que guardas en tu interior, esas que ni siquiera escribirías, esas que no dirías nunca. Palabras sin voz, sólo de fuego.

Soy tu puta sin nombre porque es lo que necesitas ahora mismo. Alguien que te excite, y lo que es más importante, que desee hacerlo; que sueñe con manosear tu polla dura con manos sudorosas y la boca medio abierta, llena de hambre. Que restriegue contra ti sus curvas temblorosas mientras se acaricia con disimulo el coño caliente detrás de la puerta, pensando que son tus manos y no las suyas las que hienden su piel de luna…

Alguien que tenga el cuerpo a reventar, a explotar, que estalle la ropa.

Pero, espera un momento… antes de excitarte pretendo que me sientas. Quiero pedirte que extiendas la mano y tomes el pulso de mi latido en cada palabra, porque más allá de todo lo que pensemos, y aunque yo no esté tal vez ahora al otro lado, te dejo aquí una huella impresa de fuego, sólo para ti. No te olvides de que soy real, de que existo. Un jirón de alma excitada se come las letras como pájaros…como prueba de que soy yo quien te habla ahora mismo, tu puta.

Y soy tu puta sólo porque eso es lo que deseo ahora.

Vamos, sigue sintiéndome, no te cortes ahora. Mi cuerpo de mujer está ardiendo en deseos por ser profanado…

El templo de mis nalgas redondeadas, y lo que hay más allá de ese cofre—un angosto pozo oscuro con olor a rosas podridas—te lo reservo como plato fuerte, porque adoro el sexo anal…lo confieso, me encanta. Me encanta que me den por el culo y que lo disfrutemos, adoro sentir el chocar de unas pelotas bien cargadas contra mi suave periné, cada vez más fuerte, cada vez con más desesperación. Adoro el paso previo a un orgasmo bien conquistado, cuando ya me has metido tu polla hasta el fondo, mi recto a reventar, mojado por los jugos de la flor de mi chochito que yo sola me acaricio mientras me penetras. Mis dedos van y vienen y me corro…apretando el culito que se come tu rabo hasta provocarte calambres en él, atrapándote cada vez más adentro de mí para que por fin te descargues y me llenes el culo de leche…

Pero ¡qué digo! He empezado contándote todo por el final…perdóname, es que estoy tan cachonda que no he podido contenerme, me moría de ganas de que me follaras el culo, amado desconocido. Me he dejado llevar por la fantasía, discúlpame.

No te he hablado de lo que pienso hacer con mi lengua, aparte de lamer la tuya mientras te como la boca y te la sello con mis labios de bruja, para empaparme de tu excitación y de tu deseo. Mi coño se deshace en jugos con cada lengüetazo, pero a menos que me toques tú no podrás darte cuenta…

Tócame. Tócame el coño. Ese lugar ardiente que te llama a gritos, esa otra boca de rosados labios palpitantes con olor a miel marina. Sé que no te conformarás con agitar tus dedos—con más o menos fortuna—en su interior, buceando en sus resbaladizas profundidades; sé que te apetecerá comértelo, penetrarlo con tu lengua sedienta de carne y orgasmos. Mientras los muslos me tiemblan puedo sentir la calidez de tu lengua, húmeda y tímida al principio, que se va envalentonando cuando el vaivén de mis caderas y mi culo alzado le indican el camino.

Apártate, déjalo. Quiero…

Quiero quitarte los pantalones, aunque tenga para ello que morder tu cinturón y arrancártelo con los dientes. Siento cómo tu dureza pugna por salir de su cárcel de tela, y cuando finalmente te bajo los calzoncillos de golpe, hasta las rodillas, tu erección descomunal y caliente me golpea en la frente—recuerda que te estaba desnudando con los dientes… ---y llena la piel de mi cara de un olor animal a sexo contenido.

Déjame que observe un momento tu polla. El tamaño no importa demasiado, pero ayuda, y la verdad es que da gloria verla, erguida y desafiante como un estandarte pidiendo guerra. Yo se la voy a dar. Tu glande rezuma pequeñas gotitas transparentes que lamo con fruición, al tiempo que acaricio con los dientes la esponjosa y violentamente roja protuberancia. Parece que la polla te late.

Comienzo a masajearla lentamente—no quiero que esto se quede en una paja rápida sin más—para calentarla un poquito antes de introducírmela en la boca. Mientras te acaricio paso sin querer la lengua por mis labios llenos de ansia, y con la otra mano masajeo mis turgentes pechos, cuyos pezones están erectos como dos garbanzos a punto de estallar.

Lámeme las tetas. Las noto a explotar. Saca del todo mis pechos del sujetador, pero no me lo quites. Me gusta que el encaje negro dibuje el contorno de mis flanes blancos, como si de un arnés se tratase. Soy tu puta, soy de tu propiedad, aunque sólo sea por poco tiempo, hasta que me canse. Pero ahora chúpame, muérdeme los pezones, y sentirás en tu mano cómo mi coño se calienta más aún y vuelve a mojarse contra tus dedos, como si me estuviera casi meando.

Soy tu puta, pero haz lo que te digo.

Ahora te voy a comer la polla y más vale que te estés quieto, porque te voy a hacer la mejor mamada de tu vida.

Me gusta lamer tus huevos y la alfombra de pelo negro que tienes debajo del ombligo; quiero dejarte seco, pero no sólo de la manera que piensas, quiero beberme el sudor de cada rincón de tu piel. Paso con ansia mi lengua ya reseca, aunque me la humedezca una y otra vez, por tus caderas, tu ombligo, tus ingles…no quiero dejarme ninguna parte sin conquistar. Déjame dibujar con mi saliva trazos de lujuria en tu estómago, en tu escroto, en tu periné que es donde tienes la piel más suave, como si aún fueras un niño.

En realidad ahora eres lo más parecido a un niño que disfruta sin pudor dejándose llevar. Muy bien, querido desconocido, eso es lo que quiero: tu instinto sin preocupaciones, tu goce más primitivo y más pleno. Gime, rebuzna, retuércete... ¡bravo!

Suavemente deslizo un dedito insalivado en tu ano, sin llegar a meterlo, y jugueteo ante tu estupor en esa guarida inexpugnable que tenéis los hombres. Reconoce que te gusta…

Una vez con la punta de mi dedito insolente a las puertas de tu culo—te dejo que me des unos azotes por mala, después—me introduzco tu ávido y pulsante glande dentro de mi boca bien abierta, para ir cerrando poco a poco mis labios en torno a él, mientras lo acaricio con la lengua como si fuera mi helado favorito. Ahora lo es.

HGmmmmmm!! Cómo me estás poniendo, cerdo, no lo sabes bien.

No puedo resistirme y me meto la totalidad de tu polla hasta la garganta, atragantándome, y no me hace falta ir y venir haciendo retroceder tu goloso capullo…no me hace falta…no, tú has empezado a follarme la boca sin consideración, clavándomela hasta la campanilla, sin importarte mis arcadas…

¿Es que vas a vaciarte ya dentro de mí? ¿Tan pronto?

¿Por qué no abandonas mi cálida boca y te decides a probar las delicias de mi coño?

Te estoy esperando con las piernas abiertas, pero…

¡AY!... Explotas en mi boca sin remedio, disparando contra mi paladar un torrente semi-sólido --¿cuánto tiempo llevabas sin correrte así, amor mío?—de cuajarones de leche caliente, al tiempo que tu abdomen se contrae y tu culo aprieta mi dedo con ansia, desencadenando en mí un ahogado gemido de yegua por tan tremendo disfrute.

Adoro el olor y el sabor de tu semen de caballo. Lo trago hasta la última gota sin rechistar, en parte porque no me dejas más opción, con tu rabo luchando dentro de mi boca que se esfuerza por recibirle…y en parte porque lo deseo, porque soy una zorra caliente y me gusta paladearlo.

Hasta aquí ha llegado la historia.

Me he corrido unas cuantas veces, no sé si te habrás dado cuenta…

Pero ahora ni arrumacos, ni besitos, ni mariconadas. No somos novios de pega. Somos amantes del sexo en una noche en la que ambos, por no estar solos, hemos disfrutado juntos.

Tal vez otro día te permita follar mi coño jugoso…otro día que me apetezca comerte entero de nuevo como la puta que sólo yo puedo ser.

Otro día, en otra ocasión.

Buenas noches, amor mío…que tengas bonitos sueños.

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