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Orgía en el contenedor

en Trios

Txascus returns…

¡¡A ver si hay güevos pa leerlo!!

ORGÍA EN EL CONTENEDOR

Queridos ustedes, soy Txascus, aquel que el mes pasado casi se deshace en mierda, ¿recuerdan?, mientras era medio violado por una presidiaria ninfómana en el cuarto de baño de la cárcel de menores. Dicho así resulta heavy (y lo fue) así que por favor no hagamos hincapié en dicho episodio…ya tuve bastante con escribirlo y mandárselo a ustedes en su momento, con todo lujo de detalles.

Disculpen si cometo alguna falta gramatical u ortográfica al escribirles en estos momentos, pero es que… cómo decirles, me encuentro en una "posición" un tanto complicada.

De hecho es un milagro que pueda concentrarme, pues estoy hecho un ocho dentro de un contenedor—sí, no he dicho "comedor" ni "corredor", han leído bien: CONTENEDOR—de basura, con un mechero dentro de la boca (uno que le mangué al Rata el otro día), y con la libreta mugrosa que llevo conmigo a todas partes en una mano, sujetándola contra mis rodillas, y el bolígrafo en la otra.

El mechero del Rata lo tengo en la boca no por gusto ni porque yo sea gilipollas, sino porque es un "mechero-linterna" que a su vez él mangó de los chinos la semana pasada, el último grito en moda cutre-fashion. Estaba entre mangar un rascamoños de esos patilargos que dan masaje en el coco, o el súper mechero; y al final—por suerte para mí, pues si no, no podría estar escribiéndoles en estos momentos—se decidió por el súper mechero. Bendice Señor al Rata por proporcionarme estos momentos de iluminación, por Jesucristo Superstar, amén.

Hay básicamente dos razones que me impiden salir del contenedor en estos momentos:

La primera, que todavía está la policía patrullando por aquí. No los oigo pero que están ahí, es como si pudiera olerlos. Puta madera.

La segunda, porque aunque quisiera salir no podría ya que tengo el pie derecho destrozado gracias a que el Macaco me lo ha machacado con un extintor. Sin querer, claro. Puto Macaco. Si no fuera porque tengo la linterna entre los dientes estaría dando ahora mismo aullidos de dolor…

Se preguntarán qué hago aquí, metido en un infecto contenedor de basura (encima, de los amarillos; no tengo puta idea de cómo va eso de reciclar así que no sé qué tipo de mierda tiene, pero huele como si hubiera mil muertos aquí dentro), y con el pie hecho fosfatina gracias al impacto de un extintor.

Bien, voy a contárselo. Más que nada por si me muero de un "paralís" cerebral algún día o si con el paso de los años la policía me encuentra y me mete en Alcatraz. Aprovecho para comentarles que, al ser consciente de la precariedad de mi existencia, he decidido escribir un libro. Lo llamaré "Memorias de Txascus" o algo así, todavía no lo tengo pensado. Y en él recopilaré mis apasionantes historias cargadas de riesgo y—por qué no decirlo—heroína…no hostias, heroicidad…heroísmo…hedonismo…bah, ¡al carajo! Cargadas de hostias en vinagre y lo que coño sea, yo qué sé. Porque me estoy dando cuenta de que tengo cosas que contar y como nadie me escucha (lo entiendo, soy un coñazo) voy a escribirlas. Es que, dios*, lo que me pasa a mí no le pasa a nadie…

Bueno, pues les cuento. Ustedes se acuerdan de que allí en la cárcel siempre andamos con apuestas a cuál más chorra, ¿verdad? Pues la última idea—idea de un gran amigo que tengo llamado Chang, apodado "El Chino"—consistía en nada menos que robar un extintor de los que hay en el centro comercial. Sabemos dónde está el centro comercial porque a veces nos llevan de excursión o salimos nosotros "de moto propia", con permiso, claro. Ya les dije que el centro de menores donde estamos tiene régimen abierto ente comillas. Así que a simple vista la idea parecía fácil…

By the way, escapar temporalmente de la cárcel, si uno se lo propone, es un juego de niños. Sólo hay que esperar a que esté de guardia "Mochilo" (también llamado "El Raro": un educador fascista como él solo pero tonto a las tres, cheposo el pobre hasta parecer que el culo le empieza en el cuello), distraerle con cualquier falacia, coger las llaves de la puerta que está cerrada por dentro y salir. Vamos, trabajo en equipo; y nosotros para eso estamos coordinados de puta madre.

Ir al centro tampoco es ninguna cosa del otro mundo, se coge el bus y punto pelota. Si tienes dinero para el bus pues cojonudo, si no, pues también, porque siempre se puede uno colar por la puerta de atrás y si el conductor se pone chulo porque no has pagado, improvisar algo. A no ser que saque un palo, como nos pasó una vez, que el tío salió corriendo detrás de nosotros esgrimiendo un maderámen que tenía un clavo atornillado y tuvimos que salir echando hostias. Pero dejando aparte que te puede tocar un conductor esquizofrénico, ir al centro comercial es fácil si sabes cómo. En el peor de los casos se puede ir a pata, en lo que llaman el coche de san Fernando…mangar un carro no conviene, aunque seas un genio haciendo puentecitos, porque te puede costar cara la broma si te trincan. En fin, lo dicho, ningún problema.

El extintor parecía un objetivo sencillo también. Sólo había que descolgarlo y ya está, ni que fuera la joya de la corona, joder. Claro, quién me iba a decir a mí que pesaría mil kilos y que el Macaco me metería tal viaje que me iba a fracturar siete huesos…Lo único que me dijo el hijo puta antes de salir corriendo fue "al menos no te has partido la polla…" (Aclaro que se refería a fracturarse, no a reírse). Y es que el macaco piensa—lo juro—que en la polla tenemos un hueso, que por eso se pone dura. Fíjense si será bruto el tío. Yo a veces creo que es un poco retrasado, porque si no, lo suyo no tiene explicación.

Pero en fin. Retomando el hilo, pues nada; como estábamos aburridos, al Chan-chino se le ocurrió esa brillante idea. No teníamos cabezas de turco así que jugamos a la botella para ver quien se encargaría de "La Misión", y de paso pegarnos un lotazo con la Ninfo, que también andaba por allí.

Nos tocó a Cabeza Miembro, a Piri y a mí. Hubiéramos ido los tres de no ser porque Macaco se puso hecho un fiera y se empeñó en que él también quería ir…no sé si será retrasado, masoquista o qué. Así que nada, sarna con gusto ya se sabe, al final se unió a nosotros; se debía creer que éramos "La Comunidad del Anillo" o algo así, es que su vida entera es una inmensa paja mental. En fin, no tiene remedio.

--¡Yo voy, yo voy!

--¡Pero Macaco, si a ti no te ha tocao!

--Además es una misión que entraña un gran riesgo…

--¡Me gusta el riesgo!—había contestado él, alborozado, con ojos de loco--¡vivir al límite, al filo de la navaja!

--¿Pero a ti te faltó oxígeno al nacer o qué?

Bueno, al final vino. Yo sabía—intuía, barruntaba—que de alguna manera nos iba a crear problemas, que nos iba a retrasar. Corre despacio porque tiene los pies planos y es miope. Pero qué le iba a hacer, si no viene se muere.

Los otros integrantes de la patrulla X éramos todos bastante eficientes, hay que reconocerlo.

Cabeza Miembro es un tío de puta madre que nunca se mete en líos. Está internado en la cárcel porque se le fue la olla con su abuela e intentó matarla con un cuchillo de sierra, pero es buen tío. Es que su abuela era el demonio hecho carne. Yo en su lugar no sé si me la habría cargado, pero ganas no me iban a faltar…lo peor es que Cabeza Miembro la dejó viva y ella llamó a la policía, la muy asquerosa. Les contó mil movidas de que si Cabeza Miembro era un niño problemático, que si se metía pastillas, que si se metía por el culo los rábanos del huerto…aunque sea verdad esto último, ¿qué más da? Cabeza Miembro es un tío cojonudo.

La Piri es una tía muy maja también. "Piri" viene de Pirata porque tiene un parche en un ojo. En realidad creo que lo que tiene debajo del parche es un ojo de cristal, pero le da palo enseñarlo. Su viejo le sacó el ojo de un cinturonazo y ahora lleva una prótesis. Piri está internada por repetidos desórdenes mentales y delitos menores que no incluyen el homicidio, creo. Si la pillas de buenas es una joya de tía… aunque bajo presión le dan unos yeyos* un poco chungos, la verdad. Además es guapísima…no se trata de que esté buena, no sé, no tiene unas tetas que te caes para atrás como la Ninfo…pero tiene una carita, y una sonrisa…y el ojo (el sano, el otro no sé) más bonito del mundo. Lo dejo que me pongo tonto.

En fin, pues como les decía, la noche de la guardia de Mochilo, a una hora como las ocho y media, el Rata inició sus maniobras de distracción preferidas—creo que fingió un ataque epiléptico y casi se traga la lengua de verdad, el gilipollas—y nosotros salimos de la cárcel sigilosamente.

La Piri y Cabeza Miembro nos prestaron dinero a Maca y a mí para el bus, porque como no suelen dar problemas siempre les dan su paga semanal (tres cochinos euros, creo que ya se lo dije). Así que viajamos como personas normales y llegamos al centro comercial sin tropiezos.

El plan era esperar a que el centro cerrara (una media hora aproximadamente), distraer al segurata –un guardia obeso con cara de perro amable—forzar la cerradura de las puertas de entrada y, una vez en el vestíbulo, coger el extintor y volver con él al centro de menores. Hasta ahora no habíamos pensado qué haríamos luego, dónde lo íbamos a esconder o cómo carajo subiríamos a un autobús con un extintor debajo del brazo. Fuimos un poco impulsivos en ese sentido. Un poco oligofrénicos, debería decir. Pero fue por el ansia de triunfo y el calor del momento: la visión de la pronta victoria nos había cegado. Yo me di cuenta nada más llegar de que había cabos sueltos en el plan, pero no dije nada para no aguarles la fiesta a estos. Al fin y al cabo, ya pensaríamos lo que haríamos. La cuestión, una vez allí, era divertirse. ¿O no?

--Bueno, Macaco— Macaco había sido el elegido para distraer al guardia, por su cara extraña de niño anormal con problemas y su falta de agilidad—repasemos, ¿qué le vas a decir al segurata?

--Que me he roto una pierna—contestó el aludido con una sonrisa triunfal.

--No, no…--me desesperé mientras la Piri se echaba las manos a la cabeza—pero vamos a ver, gilipollas, ¿Cómo le vas a decir que te has roto una pierna si te acercas a él caminando?

Hay que explicarle las cosas varias veces y con mucha paciencia, porque si no se atolondra.

--Ah, joder, es verdad…

--Claro, hombre…tienes que decirle que tu amigo se partió una pierna, ¿recuerdas?—repetí por enésima vez—tu amigo, Macaco, no tú. ¿Lo has entendido?

--Que sí, hostias, que no soy tonto.

Normalmente no es bueno que empiece a cabrearse. No, porque entonces es capaz de hacer cualquier gilipollez y enviarlo todo a la mierda.

--Bien…--me giré a mirar a Cabeza Miembro y a Piri—Y entonces, cuando Macaco se lleve al segurata al descampado que hay detrás—señalé la tierra de Mordor que nos circundaba—nosotros vamos a la puerta principal, entramos y cogemos el extintor, ¿de acuerdo?

--De acuerdo—asintió Cabeza Miembro con gesto serio.

La Piri no paraba de dar vueltas—es un poco hiperactiva—escrutando las tinieblas con el ojo sano.

--Está todo despejado, no se ve a nadie—murmuró—Anda, Macaco, ve a buscar al gordo. Probablemente esté cerca, dando un rodeo.

--Ya sabes quién es—me apresuré a decirle, con miedo a que abordase a cualquier persona sobrada de peso—el que va de marrón y lleva una gorra en la que pone "Securitas Direct"…

--Sí, sí…--asintió él, todo ansioso, y acto seguido echó a correr perdiéndose en la oscuridad.

Piri me miró con gesto de preocupación.

--Bueno…--resolví sin mucha seguridad en mí mismo—vamos al lío… ¿has traído la ganzúa, Piri? Te recuerdo que el alambre del pan de molde no sirve…

Nos plantamos en la puerta principal y forcejeamos un poco con la cerradura, pero si algo se me da bien a mí es descojonar puertas, así que en un pis-pas ya estábamos dentro buscando el condenado extintor. Alarmas no había porque ese centro comercial es una jodida cutrez; algunos comercios sí que las tenían, pero el edificio donde estábamos sólo lo protegía la cerradura de la puerta…y el segurata, claro.

--Txascus…tengo un mal presentimiento—murmuró Cabeza Miembro con la mano a escasos centímetros del objeto de la búsqueda—Creo que nos van a pillar…

La verdad es que no se veían cámaras por ninguna parte, aunque eso no significaba que no las hubiera…

--Joder tronco, no seas cenizo—le dije—además es un extintor, por amor de dios, no vamos a ir a la cárcel por esto…

La Piri sofocó una carcajada.

--¿A la cárcel?—se mofó—pero si ya estamos en ella…

Me encogí de hombros.

--Es verdad—admití—no tenemos mucho que perder…venga tío, cógelo.

--¿Y por qué no lo coges tú?—respondió, con un ataque de pánico que le dio sin venir a cuento.

--Joder, porque tú eres más grande—es verdad, el cabrón mide como tres metros, y yo uno cincuenta. Soy un enano coñón—y tienes más fuerza, que yo soy un mierda. Vamos—apremié—cógelo ya.

"Dios mío" pensé, al ver que Cabeza Miembro retrocedía unos pasos "¡cagüenmivieja! ¡Se está rajando!"…si es que es demasiado bueno este chaval. Para que luego digan.

--No sé Txas…todo esto me da mal rollo…

De pronto, la Piri dio un paso al frente.

--¡Pero vaya par de mierdas que sois!—exclamó furibunda, antes de que yo pudiera hacer nada—apartad, malditos, que ya lo cojo yo…

Alargó ambos brazos, nervudos y delgados como pajitas, agarró el extintor y lo descolgó de un brusco tirón. Madre mía, casi se parte la espalda al hacerlo.

--Pero dónde vas, muchacha, que es más grande que tú…

--Quita de en medio, joder—me espetó, apartándome a duras penas--¡puedo sola!

Les juro que le crujieron todos los huesos mientras decía aquello.

Justo en ese momento comprendí que algo había salido mal, porque, de pronto, se oyó un portazo bestial y apareció el Macaco corriendo, con la cara roja, casi sin respiración, sudando a borbotones.

--¡Chicos, chicos, que viene! ¡Que viene el gordo!

Al grito de "que viene el gordo" se pueden imaginar que, como es lógico, pusimos pies en polvorosa dejando todo lo que teníamos entre manos; no nos llegaron las piernas al culo para salir corriendo sin dirección, blancos de susto.

--¡¡Os dejáis esto!!—Macaco agarró el extintor como si fuera un arma arrojadiza y echó a correr pisándose sus propios pies, y entonces fue cuando me atizó. Tropezó, y el extintor dio un vuelco y resbaló de sus manos sudorosas, yendo a caer justo encima de mi escafoides con una aceleración de nueve coma ocho metros por segundo al cuadrado, aparte de la que Macaco le imprimió con el lanzamiento.

--¡Joder, joder, me cago en tus putos muertos!—fui capaz de soltar mientras corría y saltaba a la pata coja, agarrándome la pezuña.

El extintor cayó al suelo enlosado y alcancé a oír la voz del gordo por encima del estruendo.

--¿Pero qué pasa ahí?

"Dios mío, corre" fue lo único que pensé, a pesar de estar viendo las estrellas y las lunas de Saturno, e imaginando cómo le retorcía el pescuezo a Macaco debajo de un chorro de aceite hirviendo "corre aunque sea lo último que hagas".

No me atreví a girarme para mirar al gordo, no quería perder tiempo, pero por el rabillo del ojo distinguí su movimiento. Avanzaba como una gigantesca pelota de blandiblú, resollando, sus grasas ondeando a diestro y siniestro, intentando apresurarse. Sentí que se detenía unos segundos junto al extintor caído en el suelo.

--¡Jodidos delincuentes!

No podíamos salir del centro comercial. Para correr hacia la puerta había que pasar por donde estaba el gordo, sería prácticamente ir a su encuentro. Había otra puerta de salida en el piso superior pero no estaba seguro de poder forzarla a tiempo…y desde luego estaría cerrada.

--Vamos, vamos, corred…

Por encima de mi hombro vi a la Piri que comenzaba a cansarse. Macaco se había desviado hacia la derecha no sé con qué propósito, raudo como el rayo hacia el escaparate de una heladería como si allí hubiera visto a dios. Cabeza Miembro corría como un jodido atleta, dejándonos atrás a la Piri y a mí, más aún cuando yo reduje la marcha a propósito pues veía que ella se estaba rezagando. No quería que la pillasen; la verdad es que me entró pánico de pensar en dejarla sola.

Y cómo me dolía el pie, señores. Decir que me dolía y que me acordaba de toda la parentela del Macaco es poco.

Doblamos un recodo y desaparecimos por un segundo de la vista del segurata. A mi izquierda distinguí entonces la entrada de los aseos, y se me encendió la bombilla: era nuestra única salvación.

--Piri, tía, vamos…

--Qué dices, ahí no…

Sin hacer caso de su negativa, le cogí la mano y tiré de ella hacia los aseos. Creía recordar que en ellos había una tercera salida, una de emergencia…quizá pudiésemos…

--¡Eso es una tontería, nos encontrará!—la Piri comenzó a pegarme con los puños cerrados, a ciegas, como una desesperada. Traté en vano de reducirla pero tiene una fuerza tremenda cuando se asusta, y reacciona sin pensar, como un animalito con arranques psicóticos.

--Venga, Piri, no jodas…tranquila, tranquila…

El pie me estallaba literalmente cuando traspasé la puerta de los aseos con la Piri casi en volandas, caminando yo con todo el peso sobre la pierna contraria y deslizando la puntita del otro pie como una bailarina.

--Piri, por favor…así no me ayudas…

Pero no atendía a razones. Sólo se calmó cuando vio ante sí la puerta de emergencia que era nuestra única esperanza. Entonces se detuvo en seco, con la sangre helada en las venas y el corazón latiendo a mil por hora.

A lo lejos se oían las gomosas zancadas del guardia que, aunque no nos pisaba los talones, continuaba recalcitrante la persecución.

Prácticamente me arrojé contra la puerta sobre la cual se leía "EXIT" (¿por qué carajo lo pondrán en inglés?) y casi caigo rodando escaleras abajo porque al presionar el picaporte ésta se abrió de pronto, ligera como una pluma, yendo yo a dar con mis huesos en el primer peldaño de una escalera exterior. El aire frío de la noche golpeó mi frente y apenas me dio tiempo a pensar cuando las palmas de mis manos se extendieron para parar el golpe inminente tras la pérdida de equilibrio.

--¡Joder!—alcancé a maldecir, no obstante loco de alegría porque habíamos conseguido salir. Tenía las palmas de las manos sin piel, abrasadas por el roce del suelo que era como puto papel de lija, pero al menos la Piri ya no me pegaba sino que tiraba de mi pobre cuerpo intentando levantarme.

--¡Oh, Txas, eres la polla record!—recuerdo que gritó, alborozada—vamos, vamos, corre…levántate…

Me puse de rodillas como buenamente pude pero no bien hube conseguido erguirme volví a caer, porque el pie machacado me falló. Caí justo en el regazo de la Piri, comiéndome sus tetas por el camino, y el cuerpo de ella se venció hacia atrás con un impulso tremendo por la fuerza de mi peso, quedando yo patéticamente encima de ella mientras la pobre manoteaba panza arriba como una cucarachita.

--¡Pero qué haces, imbécil…!

--Perdona, perdona…--acerté a balbucear mientras esquivaba sus hostias y me levantaba de nuevo, esta vez con más cuidado.

--Venga, corre—me apremiaba la desalmada—es nuestra única oportunidad…

"No hay dolor" me dije, poseído por el espíritu de Stalone en "Rambo III". ¿O era en Rocky? La verdad es que en Stalone no estoy nada puesto…

A trompicones bajamos la escalera de incendios y una vez en la explanada corrimos, corrimos…sin mirar atrás.

--¡Hey!—nos llegó de pronto una voz conocida desde algún punto cercano.

Me detuve en seco para escrutar durante unos segundos la oscuridad, y distinguí la manita de Cabeza Miembro que asomaba tímidamente desde dentro de un contenedor de basura (el mismo en el que ahora me encuentro, como habrán tal vez imaginado).

--¡Vamos, Piri!—tiré de ella y ambos nos zambullimos de cabeza en el maldito contenedor, casi por instinto. No me paré a pensar si era la mejor solución, la verdad, pero el caso es que el pie me estaba matando y ya no me sentía con demasiadas fuerzas para seguir corriendo…

++++++++++++++++++++++++++

--Joder, Cabeza Miembro, aquí dentro huele como una mierda…

La Piri maldecía mientras se arrellanaba para hacerse un hueco entre la basura.

--Dios, no sabía que íbamos a terminar en un sitio como este…

Cabeza Miembro parecía deprimido, derrotado. Pensé que en esto de las apuestas todavía estaba un poco "virgen", porque era relativamente nuevo en la institución y, claro, aún tenía que acostumbrarse. En fin, las escapadas son así, uno nunca sabe cómo va a terminar… yo reconozco que hasta le estoy cogiendo gustillo a la incertidumbre. Aunque bueno, lo de la basura era asqueroso, no puedo negarlo.

--Piri, por favor, levanta un poco tu culo que me estás aplastando el pie—al pie malo me refería, evidentemente, que latía ardiendo por debajo de la zapatilla como si tuviera su propio corazón.

--Joder, qué quieres que haga…--contestó ella airada—aquí me estoy muriendo de asco, no puedo moverme…

--Espera, que hago sitio—Cabeza Miembro se apartó solícito, como pudo, dejando un poco de espacio para que la Piri se arregostara. "Este Cabeza Miembro es un caballero aunque la mierda le coma y le devore", pensé.

--Gracias, joder, me lo estabas haciendo polvo…

--Chstt…hablad más bajo, que se nos va a oír…

Apoyé la oreja en la sucia pared interna del contenedor. El frío contacto de la superficie, rugosa de mierda, casi me provocó una arcada. Pero aparte de mi propio corazón latiendo furioso en mi pecho, luchando por reponerse, no escuche nada. Absolutamente nada al otro lado. De hecho, tanto silencio resultaba mosqueante.

--¿Tú crees que el gordo habrá llamado a la policía?—le susurré a Cabeza Miembro con sincera inquietud.

--No lo sé—contestó este—Por cierto, ¿dónde está Macaco?

Cerré los ojos con fuerza para recordar dónde le había visto la última vez.

--Ah, pues…no lo sé—respondí—la última vez que le vi corría hacia la heladería…

--¿A la heladería?—se extrañó Cabeza Member--¿y por qué?

--Pues ni idea—dije con total sinceridad—vete a saber…

--Ya…

Me giré y traté de enfocar en la oscuridad del contenedor a la Piri, cuyos movimientos de sardina en lata me estaban poniendo nervioso.

--Tía, haz el favor de parar de moverte ya que me estás poniendo negro.

--Cállate—me espetó ella—estoy buscando una cosa…

La tía rasguñaba en sus bolsillos cosa mala, irguiéndose los pocos centímetros que la tapa de nuestro encierro le permitía como si le fuera la vida en ello.

--¿Qué pasa, has perdido un billete premiado por la lotería o qué?—me mofé por joderla un rato.

Pero ella no me hizo caso y extrajo de su bolsillo una bolsita de plástico.

--Je,je—le salió un poco risa de loca—aquí lo tengo…

--¿Qué haces? ¿Qué es eso?—inquirió Cabeza Miembro tratando de mirar por encima de los huesudos hombros de la Piri.

--Pues un costo que te cagas—respondió ella—el otro día me aburría y lié un porro.

Cabeza Miembro parecía desencajado.

--¿Un porro? Pero por favor, de dónde has sacado eso… ¿Tu fumas maría?

La Piri se rió con ganas, dejando escapar una carcajada gutural.

--María y lo que se tercie…

Plástico, orégano, nuez moscada, la canela de las natillas, el papelito de los sugus o las pelotillas del calcetín. De todos es sabido que la Piri es una fumeta; pero realmente lo es porque tiene una personalidad de esas que tiene tendencia a hacerse adicta a todo, la pobre. Por eso es importante que tenga drogas como dios manda a mano; si no las tiene, se fuma la tierra de las macetas y se muere. Y las tiene, doy fe, porque…bueno, porque se las consigo yo, qué joder. Ni se te ocurra preguntarme cómo porque no te lo voy a decir; consíguete un camello, yo no te he dicho nada. ¿Drogas? ¿Qué es eso? Io no parlo spagnioli…

--Txasquito, saca el mechero, que nos vamos a lucir…

Bueno, aquello sí que era la leche. No contenta con el pestazo a basura, la Piri pretendía crear ahí dentro el submarino amarillo de los hippies.

--Lo que faltaba, tía—negué rotundamente con la cabeza--¿no estarás pensando en fumártelo aquí?

--Eh, tronco, que esta mierda es buena—sonrió ella con un deje enigmático—la Ninfo se fumó uno el otro día y dice que el costo este es lo más, que se puso taco cachonda…

--La Ninfo se pone cachonda siempre—respondí al momento--a cualquier hora del día…No es por el costo, es porque ella es así.

--Precisamente así—asintió Cabeza Miembro como si fuera el abogado del diablo.

--Ya, bueno…--la Piri se encogió de hombros—pero dice que se puso mucho más…

--Eso me extraña, porque nos hubiéramos enterado—rebatió Cabeza Miembro en un arranque de lucidez.

--Sobre todo Txascus—la Piri soltó una risotada girándose hacia mí—dicen por ahí que te comió la polla en un baño, ¿es cierto?

Menos mal que estaba oscuro y ninguno de los dos pudo ver la cara que se me puso entonces. Odio infinito hacia la Ninfo transfiguró mis facciones, a la par que un intenso calor se agitó en mi periné y a punto estuvo de ponérmela tiesa con sólo recordar la guarrada que me hizo. Mi cerebro es un capullo. No hace más que ponerme trampas continuamente. Y sí, es un capullo también porque la mayoría de las veces pienso con la polla, pero qué le vamos a hacer. Es un defecto de serie.

--Hmmm…--gruñí sin querer dar una respuesta.

--Vaya, ¡Ya veo que sí!—la Piri batía palmas alborozada. Observé con horror que había encontrado su propio mechero entre sus pertenencias y que se disponía a encender un tremendo petardo del tamaño de un obús. Pude verlo porque de pronto saltaron chispas y una llamita anaranjada brotó en la oscuridad.

--Joer, tía, abre ahí arriba por lo menos, que vamos a salir ardiendo…

--¡No, no abras la condenada tapa!—exclamó Cabeza Miembro, los ojos desorbitados.

--Pero es que vamos a morir aquí atrincheraos…en algún momento habrá que salir…

Ni la Piri ni Cabeza Miembro quisieron abrir la puta escotilla. Cerrando los ojos, me apoyé contra la asquerosa superficie del contenedor y me preparé para morir…

--Joder, cómo raspa…--carraspeó la Piri tras una calada de treinta minutos de duración (en sentido figurado, claro)—a ver si me coloca…

--Tronca, ¿pero para qué te quieres colocar?—pregunté desesperado—vamos, que igual yo estoy subnormal y no me cosco, pero estamos escondidos huyendo de un guardia de seguridad y casi seguro de la policía. No creo que sea el mejor momento para colocarse, Piri, joder.

Ella exhaló una bocanada de denso humo azul que penetró instantáneamente en mis pulmones, y se echó a reír con todas sus ganas.

--Déjame en paz, que esto está de puta madre. Por cierto, no te pienso dar—añadió, atizándome un codazo que descolocó mis costillas—te vas a joder, porque este canuto pienso fumármelo yo sola…

--joder Piri, cuando fumas te pones insoportable.

La Piri, a lo tonto, se agarró una cogorza que ni el mismísimo Yeltsin, sólo que con porros. "No te preocupes, no se lo va a fumar entero ella sola" le había dicho yo a Cabeza Miembro, pensando realmente que no sería capaz. "Ni de coña". No debí subestimarla… nos ha jodido que si se lo fumó, no le quedó ni la chusta, lo juro.

--Tronco, Txasss…--dijo la Piri cuando ya no quedaba nada del inmenso porro, arrastrando las palabras—estoy jodida tío, estoy muy jodida…

--Piri, por favor, no me pidas que encima te aguante con un mal viaje porque no lo voy a hacer…

Estaba que me moría del asco en el contenedor ese del demonio. Además después del fumarrón de la Piri olía a chustaza y a mierda quemada.

--Tu padre se mete caballo, Txas…

Me eché a reír. Cabeza Miembro fruncía las cejas extrañado como si no supiera dónde estaba el truco.

--No conozco a mi padre, tía, ya lo sabes. Pero probablemente se lo meta, sí…

--Pues iiiioo al míiio síii lo conozco…--afirmó la Piri con contundencia—Y es un hijo- de- puta, le odio, quiero que se muera… ¡que se mueeeraaa!

--Tía yo creo que te ha sentado un poco mal el peta—se atrevió a decir Cabeza Miembro.

--¿El peta? ¿quéee peta?...Ah sí, el que me he fumao…

Supongo que en parte Cabeza Miembro y yo estábamos un poco tocados, porque habíamos sido fumadores "pasivos" dentro de aquel contenedor de mala muerte, y me entraron como cosquillas en el cerebro, como muchas ganas de reír. De pronto me sentí metido en una película surrealista de serie Z; todo nos salía mal, éramos unos desgraciados.

--Somos unos desgraciaos…--dije según lo pensé, carcajeándome.

--Túu si que eres un desgraciao, tío…que en todo este tiempo no has sido capaz de darme una buena polla para que me folle…

Cabeza Miembro se echó a reír histérico, y yo me quedé de una pieza, con la boca abierta.

--Pero Piri, tronca, qué dices…

--Sssí tío—replicó ésta—tanta droga y tanta mierda, pero no me has follao…¿qué pasa, que la Piri es fea, que sólo tiene un ojo? Uuyy pobreciiita que sólo tiene un ojo…¡pero yo no follo por el ojo, capullo!

Me estaba dejando de piedra con aquel discurso, pero yo no podía parar de reír.

--Eres lo peor, Piri…

--Y túu…—se giró de plano hacia Cabeza Miembro, que retrocedió asustado ante el dedo acusador que ella le plantó delante de las narices—túu lo que eres es un mierda, ¡porrque tampoco me follass!

Cabeza Miembro se replegó sobre sí mismo deseando que se lo tragara la tierra.

--Y yo quiero follar—sollozó la Piri, apretando los dientes--¡nadie lo entiende, joder!

--Piri, anda, cariño…tranquilízate un poco, estás diciendo tonterías…--traté de calmarla, porque se estaba poniendo histérica.

--¡No me da la gana!

--Chsstt, baja la voz, joder, que te van a oír…

--Ess que no lo entendéisss, capulloss de mierda—sacudía la cabeza desesperada, deprimidísima. Pensé que tendría que hablar muy seriamente con mi proveedor particular...--una chica, una tía, necesssita que la follen…pero que la follen bien, ¡que la follen bien! Y no en plan tontería…

--Piri, como sea la única manera de callarte, tía, te juro que te meto la polla en la boca…

--Joder, joder…--repetía Cabeza Miembro, basculando alternativamente adelante y atrás como un niño autista.

--Essstoy segura de que ssi me bajo las bragassss aquí mismo no tieness cojonesss para metérmela…

Lo de la Piri la pasaba ya de castaño oscuro.

--Tengo calor en el coño, Txasss—me dijo, acorralándome contra la esquina del contenedor—tengo ganasss de follar…

--¿A-ahora?—balbucí sin dar crédito—pero tía, que estamos en un contenedor…y además está Cabeza Miembro, que le vas a asustar…

--Ya lo sssé que está Cabeza Miembro, imbécil—replicó—y me va a follar él también… aunque todavía no lo ssabe, ¿verdad, Cabeza Miembro?

Sin admitir resistencia por mi parte agarró mi mano y la colocó directamente en su entrepierna. Me sobrecogí al notar la súbita humedad de su coño por encima de las bragas, ¡joder! Estaba empapada…

Jadeé sin poder evitarlo.

--Piri, tía…que luego te vas a arrepentir de esto…

Pero ella no me escuchaba, y hacía fuerza con mi mano sobre su coño a rebosar, al tiempo que emitía pequeños gemidos. Vaya costo, qué fuerte. Menudo lote llevaba la tía.

--No… no me voy a arrepentir porque no me voy a acordar…—se rió—tíosss, estoy muy cachonda, pero cachonda. Estoy dispuesta a comerosss las pollas, a que me deiss por el culo, lo que queráiss…con tal de que me folléis…los dos.

A decir verdad, yo ya estaba bastante burro al oírla decir aquellas palabras. Quizá fueron el detonante; quizá la palabra "polla" en su pequeña boquita quedaba demasiado obscena para ser pasada por alto…pero lo cierto era que su coñito pedía guerra, parecía un bizcocho que yo me moría de ganas de atravesar y de mojar con toda mi leche, porque uno no es de piedra…

Miré por encima de la Piri para ver si apreciaba cómo se encontraba Cabeza Miembro. Intenté establecer algún tipo de contacto mental con él, pero estaba fuera de sí, jadeando contra la pared del contenedor; ya no sé si porque estaba cachondo también u horrorizado.

--Txas, bájate los pantalones…

--Pero Piri…

Yo tenía miedo, para qué negarlo. La Piri me tenía acojonado, ahí contra la espada y la pared. Tenía voz de psicótica y todo. Me dio canguelo pensar que, si no actuaba como ella quería, podía hasta matarme con un destornillador, por ejemplo…

--"Amos", cerdo, te voy a dejar con una erección que vas a parecer un caballo…

--Joder…--Cabeza Miembro se quedaba sin voz, pero había comenzado a hacer ruiditos raros. Yo creo que se estaba frotando, el cabrón de él.

--Vamos, joder, que tengo telarañas en el chocho, no tengo todo el día…

--Piri, tía…

Palpó la entrepierna de mis vaqueros y comenzó a frotarme vigorosamente por encima de la tela. Apretó mi polla contra la palma de su mano, caliente y completamente abierta, y empezó a dar pequeños saltitos, incrustándose en su sexo su propio talón.

--Oh, Txas…qué dura y qué gorda la tienes…así es como me gusta…--gemía con glotonería mientras me masajeaba como si quisiera hacerme una cartografía.

--Joder…

"Rasss" . Escuché la cremallera de los pantalones de Cabeza Miembro, y a continuación, casi con inmediatez, un firme chapoteo.

--Tronco, te la estás cascando—afirmé, sólo por sacarlo a colación. No esperaba respuesta, pero me llegó un gruñido de confirmación por su parte.

--Me encantan las pollass…--decía la Piri en tono sádico—me encantan las pollass de mis amigos…necesito laas pooollass de mis amigos; dadme polla, por favooor…

Hablaba como el bicho codicioso del Señor de los Anillos, ese que dice "Mi tesoooroo…" arrastrando las vocales y las eses de las palabras, sin poderse controlar.

--Ven aquí, puta—dijo de pronto Cabeza Miembro, rompiendo el delirio de la Piri—que te voy a dar de comer…

En estado normal, la Piri le hubiera metido tal hostia a Cabeza Member que le hubiera dado vueltas la cabeza. Pero fumada como estaba, no le hizo falta a ella escuchar nada más. Violentamente se agachó y fue a por la polla de Cabeza Miembro, a destajo, para dejarla limpia y reluciente de saliva. Comenzó a pajearle y a mamarle con furia, al tiempo que levantaba las caderas y separaba las piernas para ofrecerme su culito tembloroso.

--Agghh…ahhhmmm…ooommmfff…uuuhh…sigue…--Cabeza Miembro estaba a punto de estallarse de placer. Resollaba y su polla desaparecía una y otra vez dentro de las fauces de la Piri, que se la metía hasta la garganta, como si quisiera fagocitarla.

--A qué esperass Txas, joder…--silbó ella, sacándose por un momento de la boca el pollón de mi amigo—Bájame las bragas y fóllame…

Pienso que dentro de lo que cabe reaccioné deprisa. Me había quedado helado, enganchado a los jadeos que emitía Cabeza Miembro, que parecía al borde de la demencia…

--Vamos, joder…--me apremiaba la Piri, mi linda Piri, moviendo las caderas en círculos y con la boca llena de polla--¿a qué coño esperas?...

--Al tuyo…--gruñí, y metí una mano debajo de su falda para, de un violento tirón, bajarle las bragas.

Qué coño, de perdidos al río.

Toqué su culito frío que no cesaba de moverse en círculos frenéticos y mi polla protestó, reclamando de nuevo atenciones.

--Tienes el culo cachondo…--murmuré, con la voz quebrada por la excitación, mientras me acariciaba por encima de los vaqueros—qué gusto me iba a dar ese culo, dios mío…

Con el coñito al aire, ella gimió y aumentó el ritmo de sus caderas, que danzaban con una cadencia animal, grotesca, delante de mi cara.

--Síii…--jadeó—tócame el culo, tócamelo todo…

Froté con mis dedos la rajita de su coño chorreante, e introduje la punta de un dedito mojado en su culo.

--Ohhh…--gimió, trazando círculos en torno a mi dedo—¡¡hmmmm…!!

Su vulva mojadísima palpitaba y empapaba los dedos de mi mano, que culebreaban dentro de ella sin cesar, penetrándola con suavidad—tampoco quería hacerle daño—frotando fuerte su clítoris erecto con las yemas, volviendo una y otra vez a su periné y a su culo.

--Joder, Txass… ¿qué me estáss haciendo?—jadeaba clavándose en mis dedos, con el coño rabiando, caliente y cada vez más goteante.

--¿Te gusta?—pregunté

--¡¡Me vuelve loca!!

Acaricié su sexo con redoblado vigor y le di un azote en el culo.

--¿Te importa que me saque la polla y así me pajeo?—mascullé, sorprendiéndome de la lujuria y las ganas que teñían mi propia voz.

--Oh sí, joder, sácatela, tronco…

--Ya voy…

De un trallazo desabroché los botones de mis vaqueros y me los bajé hasta las rodillas. Me bajé también los calzoncillos y agarré por fin mi polla, caliente y dura como un garrote, para pajearme bien a gusto mientras acariciaba su coño insaciable.

La leche, si era eso lo que quería, eso era lo que iba a tener...

--Joder, qué gusto…

Cabeza Miembro gemía y se retorcía. Tenía a la Piri agarrada de los pelos; lo sé porque ella gritaba que no dejara de hacerlo, que le tirara fuerte, que le follara la boca.

Yo tenía tanto deseo por comerme y follarme el culo de la Piri que empecé a marearme.

--Tía…me quiero correeeer…--gimió Cabeza Miembro, culeando en el aire contra la boca abierta de ella.

La Piri se apartó bruscamente y se secó los labios con el dorso de la mano. El miembro de Cabeza idem osciló como un pedazo de goma, golpeándole la barriga, mientras ella lo contemplaba con regocijo.

--No, todavía no…--le instó, mientras le daba un breve empujón para ponerle de nuevo contra las paredes del contenedor—quiero que mi coño pruebe ese pollón antes de que te corras…

Dicho lo cual se movió trabajosamente para cambiar de posición, y le ofreció a Cabeza Miembro su coñito rebosante de jugos.

--Joder, Piri, mierda—le recriminé, porque me había rozado con la mano mi maltratado pie, haciéndome recordar que aún me dolía como el demonio—ten cuidado…

Pero mis palabras se congelaron cuando sentí mi polla inmersa en su boca caliente, y su lengua juguetona golpeando suavemente mi ya inflamado glande.

--Oh, dios…lámeme bien—le rogué con un punto de exigencia, de desesperación. Cómo deseaba que me la chupara—cómeme la polla, Piri…

Ella gimió de gusto paladeando mi glande cuando Cabeza Miembro le separó bruscamente las nalgas y colocó su gran polla a las puertas de su coño. Le sujetó las caderas con ambas manos y la atrajo hacia sí, penetrándola con la punta de su cargado miembro. Comenzó a trajinársela adelante y atrás…recuerdo que me dio muchísima rabia, porque me hubiera gustado ser el primero, pero también me puso cachondo como un burro porque sentí a la Piri gozar de verdad, como una auténtica cerda.

--¿Tenías ganas de polla, eh?—jadeaba Cabeza Miembro mientras sus caderas golpeaban con un ruido hueco contra las nalgas de la Piri—vamos, disfruta…

--Ahhhhhmmm…sigue, por dios, dame bien…

--Chúpame y calla…--murmuré yo mientras le acariciaba el pelo. No quería que se olvidara de mí—quiero correrme en tu cara…

--Ohhh…

De nuevo se llenó la boca de mi polla, apoyándose sobre un codo en el suelo para masturbarme con la otra mano contra su lengua, al tiempo que levantaba aún más el culo para absorber las acometidas de Cabeza Miembro.

--Joder—resollaba este último, bombeándola cada vez con más fiereza—qué coño tienes, que perra eres…

--Tronco, tienes que dejarme un poco…--acerté a decir, haciendo esfuerzos por retrasar el orgasmo que ya se perfilaba en el horizonte. Tenía las pelotas a reventar, las sentía muy calientes. Joder, cómo estaba disfrutando con todo aquello. Quién coño me iba a decir a mí que la cosa terminaría así…definitivamente, estaba en racha.

--Fóllame, mamón—exigía la Piri, despatarrada, clavándose en el coño la polla de Cabeza Miembro sin dejar de masturbarme, sin darme tregua. Lamía, succionaba, mordisqueaba el tronco de mi polla hasta hacerlo palpitar…Oh, joder, me estoy empalmando según escribo y lo recuerdo.

Mi dulce Piri… ¡se había convertido en un monstruo!

Y nosotros dos también, Cabeza Miembro y yo. También éramos monstruos, éramos putos coyotes salidos.

Cuando más rápidas se hicieron los movimientos de Cabeza Miembro, y más intensas sus embestidas, a punto él de perder el control, la Piri se apartó bruscamente y la reluciente polla de mi amigo rebotó contra su culo con un chasquido gomoso. Era grande la tranca de Cabeza Miembro; alcancé a ver sus contornos en la oscuridad. Grande, cabezona y brillante. Pero no obstante sonreí… porque la mía era más gorda. Y me moría de ganas de darle placer a mi amiga Piri…

--Gírate, guapa…--la animé, agarrándola de las caderas como pude, sin lograr aguantarme más—ven aquí que vas a saber tú lo que es bueno…

--¿De verdad crees que soy guapa, Txas?—inquirió ella arqueando la espalda para acoplarse a mí. Su voz tembló, descreída e insegura.

--Pues claro que eres guapa, eres guapísima—jadeé, al tiempo que me incrustaba en ella con cuidado, pero con decisión—estás como un queso…

Siempre me ha hecho gracia esa frase, pero no sé, la dije de verdad. Me salió de dentro, de las entrañas, lo juro.

--Estás buena y eres muy linda…--la arrullé mientras comenzaba a follarla rapidito. Tenía unas ganas que ni les cuento—y me encanta tu coño…

La voz se me distorsionó en esa última parte de la frase, y al oír su jadeo de respuesta empecé a clavársela con salvajismo, a tiempo de ver como ella volvía a meterse en la boca la polla de Cabeza Miembro y la succionaba con fuerza.

--Ooooohhh..gggg…--Mi pobre amigo virgen no daba abasto, golpeando con el culo las paredes del contenedor, al borde del abismo. Sus gemidos contenidos estaban encharcados de saliva, de cachondez terrible.

--¿Puedo correrme dentro?—acerté a preguntar, mientras me movía contra ella sin ninguna piedad.

--Tomo la pastilla, ¿ya no te acuerdas?…ahhhmmm…

Es verdad. Se la compré yo en la farmacia hacía una semana. Si es que me gusta tanto hacer cosas por la Piri que luego ni me acuerdo…

--Vale…

No iba a durar mucho más. La Piri se retorcía de gusto contra mi polla, que estaba a explotar, enorme, chapoteando y desapareciendo dentro de las profundidades de su coño a una velocidad de vértigo. Parecía que mi preciosa Piri no tenía fondo…y cómo disfrutaba, joder, podía sentirla temblar, a escasa distancia también ella de un brutal orgasmo.

Alargué mi mano derecha—con la izquierda seguía sujetando férreamente sus caderas—para acariciarla el coñito por delante. Cuando sintió de nuevo mis dedos jugando en las inmediaciones de su clítoris, la Piri ahogó un grito de becerra y separó violentamente las piernas en un espasmo feliz. Pensé que le había mordido la polla a Cabeza Miembro…

…pero éste continuaba gimiendo entre dientes, sujetándole la cabeza, con los ojos en blanco.

--Oh, joder…me voy a correr, Piri…--le dije, justo cuando mi amigo comenzó a derramarse en chorros hirvientes que resbalaban por entre los labios de ella.

Mi amiga movió el culo gozosa y meneó la polla de Cabeza Miembro para aprovechar hasta la última gota de su corrida. No se la tragó, sino que dejó que chorreara por su frente, sus mejillas, sus párpados…dejó que la leche salpicara su camiseta y su cuello; se embadurnó en ella restregándose la polla de mi amigo contra sus mejillas, con los ojos cerrados, notando cada espasmo de él, cada estremecimiento. Jamás pensé que eso pudiera ponerme tan cachondo.

--Oh,…dios mío, joder…

Cabeza Miembro había muerto, había quedado fuera de combate. Ya sólo quedábamos la Piri y yo, dispuestos a disfrutar al máximo: ella de mi polla que seguía penetrándola sin descanso, yo de su coño caliente y de su culo que temblaba y se restregaba contra mi estómago tenso.

--Oh, por dios…

Se giró un poco con una flexibilidad de boa constrictor, y sin dejar escapar mi verga de su coño, pasó la lengua por mis labios.

--Dame lengua, Txas…--no era una petición, era una orden.

Acaricié su mejilla tiernamente con el dorso de mi mano, reduciendo el ritmo de la follada, y limpié los restos de semen para besarle la boca entre abierta. Claro, no era plan de comerme toda la lefa de Cabeza Miembro…

--Vamos, Txas, bésame…

Mordí su labio inferior y acaricié con la lengua las paredes internas de su boca, para sumergirme acto seguido en una espiral de húmedas lamidas, persiguiéndola constantemente, apresándola entre mis dientes. Besarla me puso a cien, y me corrí como un cerdo atornillando la lengua contra ella, gimiendo desesperado dentro de su boca.

Al sentirme, la Piri comenzó a moverse más rápidamente. Note que se corría también, y me abandoné a las leyes naturales de los mamíferos, volcándome en ella, llenándola. Oh, señor, qué placer…les juro que pensé que iba a morirme.

La Piri danzó en círculos devorando mi polla, insultándome en hebreo como una poseída entre estertores orgásmicos, hasta que por fin la violenta ola de placer se calmó y ella se derrumbó desmadejada sobre el lecho de inmundicia. Estábamos rodeados de basura, no lo olviden, aunque yo creo que en esos momentos ella no era muy consciente…

De hecho se quedó patitiesa, como si se hubiera muerto.

Poco a poco abrí los ojos y los oídos, y percibí la bronca respiración de Cabeza Miembro que parecía estar volviendo en sí.

Desenganché la polla del coño de la Piri y le di un suave meneo, para ver si reaccionaba.

--Piri…oye…

Pero la tía ni se movió.

--Ha muerto—sentenció lacónicamente Cabeza Miembro.

--Piri, tronca, di algo, que me estás asustando…

La meneé con más fuerza, y entonces ella emitió una protesta ininteligible y rodó de costado sobre la porquería que tapizaba el interior del contenedor.

--Joder, tío…

Miré a Cabeza Miembro, que contemplaba a la Piri con los ojos muy abiertos, empañados después del brutal orgasmo.

--Tronco, a ver si la va a dar un chungo…

La Piri se echó a reír a carcajada limpia de improviso.

--Pues parece que se lo está pasando de puta madre…--murmuró mi amigo con voz temblorosa.

El estado de la Piri era lamentable. Era malo de verdad. Durante diez minutos seguidos no paró de reírse y de decir cosas sin sentido, como los locos, ahogándose con su propia baba.

--Piri, es la última vez que te fumas un peta tú sola…

Tuve que decírselo aunque la verdad me encantaría follarla así todos los días. Pero joder, me da mucho miedo que le pase algo. Creo que la quiero. De hecho, creo que es la única persona de la cárcel a quien yo salvaría la vida. Pues vaya forma de salvarla, ¿verdad? Menudo ángel de la guardia que estoy hecho, es que cuando hay drogas por medio me desvío de mi objetivo y me atoro.

Pues poco más que contarles, al final decidimos que era mejor llevarla fuera, que le diera el aire. Salir suponía un riesgo muy grande pero el cuelgue que llevaba la Piri era un motivo de fuerza mayor para abandonar nuestra guarida.

No obstante, como se trataba de echar patas, decidimos que se la llevaría Cabeza Miembro, ya que yo no podía correr, y que la depositaría en el centro de menores o al menos en el bus, si es que ella era capaz de volver sola.

Yo me quedé esperando y ahora se supone que Cabeza Member tiene que venir a rescatarme, porque creo que para moverme medianamente rápido voy a necesitar ayuda, al menos un hombro para apoyarme. Estoy fatal, se lo aseguro. Me siento como una princesita nenaza en un castillo de mierda. Literalmente. El pie me está matando.

Estoy un poco paranoico con todo lo que ha ocurrido, la verdad. Lo de la follada ya lo pensaré en frío (me valdrá para las pajas del próximo mes, por lo menos) pero el caso es que ahora estoy como atontao, oigo movidas por todos los lados, pasos, voces, ruidos…

De hecho no sé si ahora será paranoia mía pero estoy escuchando pasos clarísimos…lo mismo es Macaco, que no tengo ni puta idea de lo que se ha hecho de él, o lo mismo es Cabeza Miembro que se acerca…

Voy a dejar de escribir para asomarme con disimulo. Ahora tengo que dejarles, pero nos veremos en otra ocasión. Fumen, follen y beban, pero sobre todo follen. Hasta pronto.

 

 

 

ANEXO DE VOCABULARIO (Por si no se me entiende):

Esto me he tomado la molestia de redactarlo después de leer, cuando pasó todo este rollo. Frecuentemente me resulto incomprensible a mí mismo, así que se lo adjunto por si hay algo que no les ha quedado claro.

Yeyo: (del inglés "yes", o también "ou yea"). Cualquier trastorno transitorio (generalmente grave) que sufre tu cuerpo cuando te has quedado flipao con algo. Se aplica en expresiones rústicas generalmente, por ejemplo: "menudo yeyo me dio el otro día cuando me fumé ese canuto" (ou yea qué flipe). También significa "miedo", "canguelo", ej.: "Era tan feo que me dio yeyo"; vamos, que te has cagao cuando lo has visto. Expresiones similares: "menudo patatús""menuda castaña" y en casos extremos "hostia qué jamaco".

Dios: (1) Entelequia que la gente coloca en cualquier parte. Normalmente es en la infancia donde se fragua esta identificación. Puede tratarse del vino ("El vino es mi Dios") o de la reencarnación de un tío con barba muy majo que hacía gimnasia y murió en el potro ("Dios me ha dicho que os lleve a la tierra prometida). (2): interjección enfática sin valor, pudiendo sustituirse por otras como "coño", "joder", etc. Ej: ¡Dios!, ¡menudo jamaco! (3): Apelativo que utilizas para referirte a alguien que es la hostia, Ej: "Fulanito es dios, ¡menudo jamaco lleva!"

Mordor: Muy lejos. Se utiliza para referirse a algo que está a tomar por culo, ej.: "Fui a Mordor a comprar el pan, menudo coñazo". También es aplicable cuando hablas de un sitio muy sórdido, tétrico, ej.: "El descampado era la tierra de Mordor, que yeyo me dio".

Ser cenizo: Ser alguien pesimista y coñazo, y normalmente también gafe. Ej.: "Ese fulano es un cenizo, siempre le entra mal rollo, nos va a joder el plan".

Enano coñón: Alguien bajito y con mala leche, generalmente con dotes de mando aunque no es mi caso. Ej.: "Mi jefe es un enano coñón, cómo le odio"

Rajarse: (1) acojonarse, amilanarse. Adj.: "rajao". Ej.: "Manolo se rajó, no se atrevió a meter la polla en el enchufe. Es un rajao". (2): tirarse un pedo. Ej.: "Mi abuela se rajó, menuda peste".

Escafoides: En el pie, uno de los tres huesos proximales del tarso. Se articula con el calcáneo, con el astrágalo y con el australopitecus. Ej.: Me di tal hostia en el escafoides que no podía andar.

Blandiblú: Material verde y gelatinoso semejante a un moco que se vendía en comercios de baja estofa.

La polla record: Algo o alguien anormal, brutal, fuera de serie. Sinónimo: Dios. Ej.: "Tronco soy un master, soy la polla record".

Arregostarse: Según el diccionario, aficionarse, enviciarse, coger gustillo a algo. Según yo: repanchingarse, acomodarse. Ej.: "No te arregostes, cabrón, que vamos a salir".

Atorarse: (1): trabucarse, bloquearse. Ej.: "Se atoró, le dio un cortocircuito en la mente y se quedó subnormal". (2): hacerse uno la picha un lío. (3): írsele a uno la olla a Camboya y hacer algo con consecuencias nefastas, ej.: Maté a mi vecino porque iba de farlopa y me atoré.

Entrañas: Hígado, corazón, bazo, etc. Cuando la gente es cruel se dice que no las tiene, ej: Manolo es un hijo de puta que no tiene entrañas. (Aparte de un rajao)

Sugus: Caramelo cuadrado que se vende al por mayor. Frecuentemente aparece en lugares insólitos, donde menos te lo esperas (un bolsillo, el fondo de un cajón…). Si tiene edad centenaria, que es lo más probable, se te pega a los dientes; pero no importa, te lo comes igual. El mejor el de piña.

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