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Las Amigas de Sofía

en Sadomaso

Las Amigas de Sofía

Autor; Ricardo Erecto

Personajes

Nicolás Aranguren. Joven emprendedor de negocios

Sofía. Hermana de Nicolás

Patricia. Amiga de Sofía

Natalia. Amiga de Sofía

Yvette. Amiga de Sofía

Romina. Amiga de Sofía

Mariana. Amiga de Sofía

Areta. Amiga de Sofía

Román, Quién alquila a Sofía por primera vez

Carina. Ex compañera de Patricia

Sandra. Prima de Mariana

Brenda, Joven que busca trabajo

 

Nicolás conoce a las amigas de su hermana Sofía desde hace muchos años, ya que eran compañeras del colegio. A alguna de ellas desde que tenía 5 años. Frente a la desorientación de las chicas, indecisas sobre que rumbo tomar en la vida, Nicolás se toma la ardua tarea de encaminarlas.

 

Capítulo I

Los Comienzos

Nicolás era un joven de 26 años que había finalizado sus estudios universitarios. Había logrado su título de Doctor en Leyes con una de las más altas calificaciones en la historia de la Universidad. Todos los que lo conocieron en los claustros universitarios le auguraban un brillante futuro.

Con algún dinero ahorrado más un préstamo compró una espaciosa casa en las afueras de la ciudad. Había pertenecido a un acaudalado empresario, que por motivos de seguridad, todo el predio, unos 15.000 metros cuadrados de terreno, estaba rodeado de un muro de casi tres metros de altura, que ocultaba la casa principal, un chalet de 850 metros cuadrados desarrollados en tres plantas y sótano. Todos se preguntaban para qué quería una casa tan grande, pero Nicolás había aprovechado una oferta en el precio porque se decía que la casa estaba embrujada.

Con motivo de inaugurar su casa, dio una pequeña fiesta a la cual invitó a algunos de sus compañeros universitarios y a su hermana Sofía con las amigas, ex compañeras del Colegio de la Congregación de las Vírgenes, dirigido por monjas muy estrictas en sus conceptos morales y que los habían inculcado a sus alumnas. Su hermana había cumplido los 20 años y sus amigas rondaban la misma edad. Habían dejado el colegio hacía dos años.

Todo transcurrió como puede suponerse en una fiesta de jóvenes. Música, charla, baile, algunas copas, no muchas y algo de cigarrillos. Ya avanzada la noche se fueron retirando los varones y por pedido de su hermana Nicolás asintió a las chicas hicieran noche en la casa para no volver solas de noche desde un lugar retirado.

La casa tenía comodidades más que suficientes. Nicolás ocupó un dormitorio y las chicas de a dos en habitaciones desocupadas. Como eran un número impar de mujeres, siete en total, Sofía durmió sola en otra habitación.

Se reunieron todos a desayunar a las diez de la mañana del día siguiente. El tema de conversación se volcó a las alternativas de la fiesta.

-Si he de ser sincera, comentó Yvette, me siento un poco frustrada. Ya tengo casi 20 y he tenido relaciones dos o tres veces, a pesar que siempre ando caliente. Esperaba anoche que alguno de los muchachos me propusiera acostarse conmigo.-

-A mí me pasa lo mismo. No sé qué hacer con mi vida. Aquí que estamos en confianza y a Nico que lo conozco desde hace muchos años, puedo confesarme. Tengo unas ganas de coger que me muero. Hasta quisiera meterme a puta.- dijo Mariana.

Sofía, dirigiéndose a Nico, el mayor de todos y ahora abogado le preguntó. ¿Puedes aconsejarnos qué hacer con nuestras vidas? Creo que lo que dijeron Yvette y Mariana nos pasa a todas. ¿Qué nos recomiendas?.

-Lo primero que hay que saber es exactamente qué es lo que buscan, afirmó Nico. ¿Quieren todas coger, independientemente de con quién sea?-

Areta: No sé si es tan así. Yo por mi parte te diré que tengo fantasías de ser raptada y llevada al Oriente para ser parte de un harén.

Nico. Me parece que así encontraremos la respuesta. Que cada una diga su fantasía.

Mariana. Yo ya lo dije. Ser una puta de alto nivel trabajando en un prostíbulo.

Patricia. Mi fantasía es ser vendida en un mercado de esclavos. Estar expuesta y que los hombres estén dispuestos a pagar por llevarme.

Natalia. Yo quisiera trabajar de puta pero en los grandes hoteles, pasar la noche con hombres ricos

Yvette. Me gustaría ser raptada por hombres que me lleven al bosque, y me violen.

Romina. Mi fantasía es ser tomada prisionera por el ejército enemigo y ser violada por los soldados

Sofía. A pesar que está presente mi hermano la diré. Mi fantasía es ser vendida a un prostíbulo en un remate de putas

Nico, Resumiendo entonces.

Areta, Raptada y estar en un harén

Mariana. Puta en un prostíbulo

Patricia Vendida en un mercado de esclavas

Natalia Puta en un hotel

Yvette, Violada en un bosque

Romina, Violada por soldados,

Y mi hermanita quiere ser vendida en un remate para trabajar de puta.

Por lo que veo hay una fuerte tendencia a convertirse en putas o ser violadas. Les propongo una cosa. Avancemos en las fantasías.

Veamos la fantasía de Mariana. Póngase en fila, como si todas fueran las putas de un prostíbulo y yo elegiré una. Pero atención, no se hagan ilusiones. No voy a coger a ninguna de ustedes.

Las jóvenes de inmediato se pusieron frente a Nico.

-Quiero elegir la puta que me voy a coger. A ver, levántese las polleras que quiero ver esos culitos.-

Las siete levantaron sus polleras arriba de la cintura. Siete culitos cubiertos por diminutas y transparentes bragas se presentaron ante los ojos de Nico, quién se levantó de su silla y palpó a gusto los siete culos y entrepiernas, incluidos los de su hermana.

-Desabróchense las blusas. Quiero evaluarles las tetas.-

Todas de inmediato se abrieron sus prendas mostrando los corpiños cubriendo sus senos. Nico palpó todas y cada uno de los pechos que se le presentaron.

-Me parece que elegiré esta puta. A ver Mariana, quítate el corpiño.-

Mariana se lo aflojó mostrando sus tetas al natural.. Luego le ordenó que se quitara la pollera y se quedara sólo con la bombacha y las medias, cosa que hizo de inmediato.

-Bien, ahora quiero que te desnudes totalmente y me muestras bien tu cuerpo para ver si te elijo como la puta que me cogeré hoy.-

Mariana se quitó ambas prendas que aún tenía puestas y con las piernas separadas se presentó frente a Nico, que le palpó nuevamente el culo y la vulva.

-Bien, me quedo con ésta. Terminó esta fantasía. Puedes vestirte.-

Todas coincidieron que la experiencia había sido excitante y querían que se continuara con la fantasía de cada una de ellas.

-Vamos a Romina. Dos de las chicas serán soldados femeninas que me traen a la prisionera.

Romina es tomada de los brazos y presentada a Nico. Una de los soldados informa que acaba de ser capturada.

-¿Nombre?.-

-Romina.-

-Bien, desnuden a Romina que la vamos a interrogar primero. Tiene un lindo cuerpo y aquí en campaña hace mucho que no vemos una mujer desnuda.-

De inmediato las dos amigas-soldados comenzaron a desnudar a Romina que opuso alguna resistencia. Nico se acercó a ella mientras las dos mujeres le mantenían los brazos inmovilizados. Nico la observó de cerca tocándole sus partes íntimas.

-Creo que no hace falta que confieses nada. Te vamos a violar. Mis soldados varones tendrán mucho gusto en cogerte por tus agujeros. Átenle los brazos y llamen a varios varones que se hagan cargo de ella. Tienen permitido abusar como quieran.-

Nico les acercó una cuerda con la cual fijaron los brazos de Romina en la espalda y la acostaron en el suelo con las piernas bien separadas. Nico se ubicó frente a conchita abierta de Romina y comenzó a tocarla. Luego de un momento, dio por terminada la representación.

Romina, mientras se vestía le dijo: No sabes cuánto te agradezco lo que me has hecho. Me hubiese gustado completarlo con algunas pichas en la concha y en el culo, pero avanzamos bastante.

-Seguiremos ahora contigo. Natalia, me han llamado del hotel. Quieren que les envíe una puta que tenga buen cuerpo y esté dispuesta a todo. Es para un empresario turco con mucho dinero, que pagará bien los servicios. Exige que esté depilada. Irás tú.

-No señor Nico. No quiero ir. Me la puede meter por el culo o tener que tragar el semen, ya que dice que esté dispuesta a todo. Por otra parte no quiero depilarme la concha totalmente.

No me importa lo que quieras o no quieras. Si yo te ordeno que vayas tú, vas y complaces al turco. ¿Quién te crees que eres para desafiarme?. Y que no me entere que no hiciste todo lo que te pidió. Sácate la bombacha que quiero ver los pelos que tienes y qué debes depilarte. Luego que estés perladita te quiero ver otra vez. No te olvides que eres una puta que me debes respeto!

-Perdóname Nico. Ya mismo me depilo para veas cómo quedé.- Decía Natalia mientras se sacaba la bombacha para mostrar a su chulo o cafishio cómo tenía ahora su pubis y concha.

-Fin de la representación, Ahora a Patricia. Procederemos a rematarla en el mercado de esclavas en el extremo oriente, hace doscientos o trescientos años. La traen desde otra habitación dos ayudantes del rematador, vistiendo sólo la bombacha y con las manos atadas en la espalda y una soga alrededor de su cuello.-

Minutos después Patricia era traída por dos de sus compañeras devenidas en ayudantes del rematador, con los atuendos indicados, dando comienzo al remate por parte de Nico.

-Por esta esclava, ¿Cuánto pagan? Y acercándose a ella y tomándole los pezones y levantando sus tetas, Miren que tetas. Es una esclava valiosa. Cien monedas de oro por allá. Vale mucho más. Bájenle la bombacha para que muestre el culo. Miren qué culo! Ciento cincuenta monedas allá. ¿Y esta concha? Observen. Es una esclava que vale mucho. El que quiera puede tocarla para comprobarlo y dándole una palmada en el culo dijo, Miren qué carnes firmes! Doscientas monedas ofrecen. Vamos, que esta esclava vale mucho más. Puede ser vendida luego en mucho más. Será mejor que le saquen las bragas para que muestre bien su rajita. Vamos señores, esa conchita vale más. Trescientas monedas. Voy a vender. Trescientas monedas de oro por esta esclava! Vendo, vendo, Vendí esta esclava en trescientas monedas de oro. Al comprador, ¿la quiere encadenada, desnuda, atada o cómo se la llevará?. Bueno terminó este remate. Ahora venderemos a mi hermanita a un prostíbulo. Espero sacar buen dinero de esta puta.-

Sofía, ubícate allí para que todos puedan verte. Ahora vamos a proceder a la venta de esta puta. Creo que es una de buen valor. Tiene antecedentes de haber trabajado en la calle sacando buen dinero, pero ahora la venderemos a un prostíbulo. Y dirigiéndose a Sofía. A ver puta, sácate el vestido para que los compradores puedan ver tu puto culo. Sofía se quedó con el sostén y las bragas.

Miren qué tetas, siguió "el rematador". En cuanto a ese culo está bien acostumbrado a recibirla por atrás. A ver puta, sácate la bombacha y ábrete las nalgas para mostrar a estos compradores como tienes el agujero del culo. Eso así, bien abierto. Como verán en una reputa total. Mejor Sofía desnúdate totalmente para que puedan apreciar.

Tengo una oferta de 30.000 dólares. Es un regalo. 35 allá, cuarenta mil. Vamos que la vendo. Cuarenta y cinco. ¿Nadie da más por esta puta?. Hermanita te vendo en 45.000. Puedes vestirte y acompañas a este chulo.

Así terminaba el simulacro de otra de las fantasías. Era el turno de Yvette.

Dos de Uds. la toman de los brazos y la llevamos al parque de la casa. Yo buscaré algunas cuerdas.

Llegaron a una zona del parque. Nico clavó cuatro estacas en la tierra y comenzó, con la ayuda de las otras mujeres a desnudar a Yvette hasta que le sacaron la última prenda. Yvette trató de defenderse sin resultado. Nico arrolló una cuerda en la muñeca derecha y la fijó a una de las estacas. Repitió la operación con la otra muñeca y con los tobillos.

Yvette yacía desnuda, con la espalda apoyada en el césped, con sus cuatro extremidades atadas a las estacas, las piernas separadas y su sexo expuesto.

Ahora te violaremos todos. Vendrán varios hombres que gozarán de tu cuerpo, te la clavarán bien adentro, te magrearán las tetas y saldrán satisfechos luego de violarte. La dejaron un rato así expuesta a la curiosidad de las seis jóvenes y de Nico, que aprovechaba a pasarle el dedo por la vulva que estaba cada vez más húmeda. Finalizó la representación de la fantasía

Finalmente quedaba Areta. Ser secuestrada y llevada a un harén. No era sencillo montar la escena.

Nico tomó una capucha y unas cuerdas y se acercó a Areta. Le colocó la capucha y procedió a atarle las manos y los pies.

Ya tenemos esta esclava lista. Llevémosla al harén de Abu Majir. Dicho esto y con la ayuda de otras dos jóvenes la levantaron y la condujeron al sótano de la casa.

Todavía encapuchada procedieron a desnudarla y atarle los brazos a unos caños que pasaban cerca del techo del sótano. Luego le quitaron la capucha. Llamemos a Abu Majir para mostrarle esta esclava que hemos secuestrado. Creo que la comprará para su harén. Es una buena pieza, decía Nico, el secuestrador, mientras tocaba todas las partes íntimas de la supuesta esclava raptada. Dejémosla aquí hasta que venga el Emir..

Terminaba así la representación de las fantasías de las siete mujeres. Subieron a la sala a tomar un café y platicar.

Patricia: Fue una experiencia interesante ser vendida como esclava en el mercado por monedas de oro. No sé si lo notaste, pero estaba húmeda y me quedé caliente. Te agradezco haber simulado mi fantasía.

Natalia. Realmente me hiciste sentir como una puta que se iba a encamar con el turco. Luego quiero hablar contigo Nico.

Romina. Lástima que no había soldados para que violaran a la prisionera. Te felicito por la puesta en escena Nico.

Sofía. Por momentos creí que mi hermano me estaba vendiendo al prostíbulo. ¡Hasta me hizo desnudar para mostrar a los compradores mis intimidades!

Mariana. Estar en la fila de las putas y ser elegida por el cliente es excitante. Nico, tú has aprovechado para tocarme por todas partes!

Nico. ¿Crees que alguien que se va a coger una puta y tiene varias para elegir, no va a tocar la mercadería.? ¡No faltaba más!.

Areta. Por momentos me sentí en Arabia o algo así. Estar atada, desnuda, sin poder defenderme para ser usada por el Emir, me hizo casi llegar al orgasmo. Muy bueno lo tuyo Nico.

Ivette. Esa era realmente mi fantasía. Lástima que no había varios jóvenes para violarme de verdad. No se imaginan lo que se siente estar como yo debí mostrarme. Les aseguro que es para recordar.

Nico. Creo que ahora estamos más cerca de que Uds. definan lo que quieren. Ya pasaron parte de su fantasía. ¿Cómo seguirán?

Natalia. Nico, tú conoces mucha gente en todos lados. Quisiera probar un día trabajar de puta en un hotel. ¿Podrías conseguirme algo? .

Mira conozco al gerente del hotel Honoris, el más grande de la ciudad. ¿Quieres que te ofrezca como puta para algún viajero?

Natalia. Estoy un poco avergonzada pero me gustaría probar qué se siente de verdad. Pensando que es un viajero, no me conocerá y el secreto puede quedar entre nosotros.

Debería llevar algunas fotos tuyas. Por ejemplo en ropa interior, desnuda, etc. ¿Estás dispuesta a que te tome fotos ahora?

-Sí, por supuesto. Mis amigas me pueden prestar sus ropas íntimas para que tengas con distintos modelos.

Mariana. Yo también quiero. Por lo menos una vez quiero.

Sofía. Nico, si cuentas no nada en casa, también yo quiero probar.

Nico fue en busca de su cámara. La primera fue Natalia. Le tomó fotos con tres conjuntos de ropa interior que fueron cedidas por sus amigas. Las dos o tres primeras veces, se retiraban al baño ambas para intercambiarse ropa, pero luego sencillamente se comenzaron a desnudar y se colocaban las prendas allí mismo. Siguió luego Mariana y Sofía. Tomó unas diez fotos de cada una. Siete con ropa interior y tres desnudas.

Ya estaba terminando cuando Patricia preguntó: Para ser vendida en el mercado, ¿no deberías tomarme fotos a mí también?

Nico no sabía exactamente qué quería Patricia pero le tomó fotos similares a la de las otras jóvenes. Luego Areta le pidió que le tomara fotos en el sótano, atada como había estado antes. Las otras dos jóvenes también le pidieron que les tomara fotos similares a las anteriores.

Nico: ¿Qué quieren que haga con estas fotos? ¿Que haga ampliaciones grandes y se las envíe por correo a sus casas? ¿Que las pegue en la cartelera de la Universidad?

Todas dieron un grito de espanto. Natalia tomó la palabra para decir: Nico, te lo digo en serio. Quiero que me alquiles como puta una noche en el hotel.

Sofía: Mejor puedes hacer un álbum con las fotos de las siete y nos ofreces en el hotel. El compromiso debe ser que por lo menos una vez nos alquiles a cada una.

Si lo dicen en serio, me puedo ocupar del asunto. ¿Cuales serían las tarifas de Uds.?

Mariana: Nico, no hacemos esto, por ahora, para ganar dinero. Tú pide lo que quieras y te quedas con todo. Después de todo nos estás haciendo un favor y es lo mínimo que podemos hacer.

Areta. Nico, ¿no crees que antes de ofrecernos deberías cogernos para ver cómo lo hacemos y así apreciar nuestras cualidades?

Es una posibilidad. Pero entre Uds. Está mi hermanita. No pensarán que me la voy a coger a ella.

Patricia: ¿Y por qué no? ¿Acaso no está tan caliente como nosotras y tiene una concha similar a la nuestra?

Sofía: Nico. Si vamos a probar ser putas aunque sea por una noche y tú nos conseguirás la oportunidad, no veo motivo para que no me cojas a mí también. Somos hermanos pero si no se te para por eso, te la podemos chupar nosotras hasta que esté en forma.

Nico: Paremos la cosa. Sofía. Por ahora no puedo cogerte. Debo elaborar todo esto, que comenzó como una fiesta por la inauguración de la casa. Ahora vayan a sus casas. Prepararé las fotos y haré mis contactos. Luego les aviso.

Areta: Yo no me voy. Quiero que me encierres en el sótano y me cojas cuando lo decidas. Mi fantasía era el harén. Eso no puede ser pero si vamos a ser putas y tú tienes que probar a todas, quiero ya y que sea así.

Nico: Bien, acompañaré a tus seis amigas y luego te llevaré al sótano. Luego de acompañarlas pasaré por la ferretería para comprar unas cuerdas y otras cosas.

Areta. Te espero.

A su regreso Nico llegó con una bolsa importante. Había no solamente sogas, sino cadenas, candados y correas. Dirigiéndose a Areta le indicó que bajara al sótano. Una vez allí le ordenó que se desnudara completamente y le ató las muñecas como lo había hecho antes. Luego rodeó su cuello con una cadena que la fijó también en el techo. Con una de las correas le ajustó todo lo posible la cintura. Luego apagó la luz y dejó a Areta sumida en la oscuridad. La joven no pudo determinar el tiempo que estuvo así. Se sentía verdaderamente secuestrada.

Entró Nico que sin decir palabra comenzó a tocar todo el cuerpo de la joven. Comenzó por las tetas y los pezones, luego la espalda y el culo, para finalmente meterle un dedo en la concha. Estaba muy húmeda.

Nico: Esclava, debes darme placer o serás azotada. Te han traído aquí para que me des placer. Separa las piernas que voy a violarte.

Areta abrió las piernas para ser penetrada. Su excitación estaba llegando al máximo. Creía que iba a acabar antes siquiera de ser totalmente penetrada. Poco después ambos llegaban a un orgasmo fenomenal.

La desató y la acostó en el suelo y luego de una mamada volvió a penetrarla. Estuvieron largo rato acariciándose. Finalmente Areta se vistió y se fue a su casa. Los tres días sucesivos pasaron por la casa de Nico Mariana, Yvette y Romina.

Quedaban por ser cogidas por Nico, Patricia, Natalia y su hermana Sofía. Las siete mujeres y Nico se reunieron para tomar el té y arreglar algunas cosa más.

Nico: Bien, ya me he cogido a cuatro de Uds. Quedan Patricia, Natalia y el Sofía. No sé qué hacer con Sofía.

Yvette: Tienes una sola cosa que hacer. Cogerla como a las demás. No pienses que es tu hermana sino una de las siete putas a las que orientarás en el trabajo. Te propongo que ya mismo desnudemos a Sofía y la cojas delante de nosotras.

Sofía: Será verdaderamente humillante ser cogida delante de ustedes pero me parece bien. Nico debes tratarme como a las demás. Piensa que somos todas putas iguales.

Nico: bien. No perdamos tiempo. Sofía, desnúdate inmediatamente.

Nico procedió a cogerla olvidando su relación. Se la metió en la boca y la concha, pero no por el culo.

 

Unos días después Nico visitó a su amigo, el gerente del hotel con las fotos que había tomado. Luego de informarle el motivo de la visita, el gerente pidió ver el álbum.

Gerente. Qué buen material. Son todas chicas muy jóvenes. Seguro que tendremos trabajo para ellas. Generalmente primero pruebo una de ellas. ¿Cuál es el precio de estas putas?

Nico: por toda la noche 500 dólares y por tres horas 250 dólares.

Gerente. Muy buen precio. Para mí debes hacerme un descuento del 50 %. Me quedaré con una toda la noche.

Nico: de acuerdo, elige una.

El gerente volvió a repasar el álbum. Finalmente eligió una. Era Sofía.

Gerente. Me quedo con ésta. Tiene un cuerpo magnífico y un aspecto de ser una puta complaciente. La espero mañana a las diez de la noche. Que venga directamente a la habitación 510, que la estaré esperando.

Nico: Esa es mi hermana. Se comportará como una verdadera puta. Seguro que te hará gozar.

Gerente: No sabía que era tu hermana era puta. ¿Quieres que elija otra?

Nico: No es necesario. Son todas putas y ella es como cualquier otra.

Nico llamó de inmediato a su hermana para comentarle la novedad. Sofía estuvo nerviosa todo el resto de ese día y el siguiente hasta el momento de salir para el hotel. Fue directamente a la habitación 510 y golpeó. Apareció en la puerta el gerente, un hombre de 40 años.

-Tú eres la chica que envía Nicolás ¿no es así?-

-Sí señor. He venido para servirlo.-

-Me gustan las putas jóvenes. Desnúdate enseguida porque aunque pasaremos toda la noche quiero mirar en vivo el cuerpo que vi en las fotos. ¿Cómo te llamas?

-Sofía.-

-¡Cierto! Ahora recuerdo que eres la hermana de Nicolás. Te llamaré mi putita Sofía. Tienes aspecto de una puta complaciente. ¿Te gusta que te le metan por el culo putita Sofía?-

-Sí señor. Me gusta todo y haré lo que me indique.-

Para no entrar en detalles, diremos que Sofía probó varias posiciones y entrada por sus tres agujeros. Se comportó muy bien y como una puta de gran experiencia. Tan conforme quedó el gerente que le dio cien dólares de propina.

Dos días después el gerente llamó a Nico.

-Nico, la semana que viene se hace el IV Congreso Internacional de Uñas Encarnadas y vienen más de setecientos médicos. Quiero a las siete putas en el hotel a las ocho de la noche. Seguramente se ocuparán por tres horas que es lo normal en este caso. No te olvides.-

A las ocho en punto se presentaron las siete que Uds. ya conocen. Casi no debían esperar para dirigirse a distintas habitaciones. Antes de las 8:15 las siete se estaban quitando toda la ropa y antes de las 11 de noche ya estaban saliendo del hotel. Nico las había convocado para una reunión urgente para el día siguiente.

Nico: Mis putas han sido un éxito Me llamó el gerente diciéndome que recibió sólo comentarios favorables del material que se le había enviado. Por otra parte comentó su experiencia con Sofía. Me comentó que la putita Sofía, como él la llama, es realmente una puta complaciente y me auguró un buen futuro para ella. Por lo tanto hermanita deberás decidirte qué hacer. Me parece que tienes trabajo asegurado.

Sofía enrojeció de vergüenza. Pero a instancias de sus amigas contó lo ocurrido esa noche, con todo detalles.

Patricia: ¿Hasta te la metió por el culo?. ¡Que suerte que tuviste!. El médico que me cogió sólo lo hizo por vagina. No pude ni siquiera darle una chupadita a su picha.

Nico: No nos desviemos del tema. Es el momento de decidir cómo seguimos. ¿Quieren seguir trabajando de putas? ¿Terminamos aquí la cosa y cada una a su casa?

Patricia. A mí me gusta algo más fuerte. Ser sólo una puta no me gusta mucho. Cuando simulaste mi venta en el mercado, presentada atada y encadenada, me complació más. ¿No se conseguirá que me alquiles para eso?

Areta. A mí también me gusta algo más fuerte.

Natalia. Me gustó el trabajo en el hotel. A mí me tocó servir a un médico muy joven y muy imaginativo. Las tres horas que estuve con él me pasaron volando. Yo quiero seguir de puta.

Yvette. Quizás la propuesta de Patricia es buena

Romina: Estoy de acuerdo, algo más fuerte.

Mariana. Podemos seguir probando así

Sofía: Estoy un poco avergonzada de decirlo delante de mi hermano, pero me gustó trabajar en el hotel. Creo Nico que deberías cogerme otra vez y sin público para valorar mis polvos y así venderme mejor.

Nico: por lo que veo a las siete les gustó la tarea. Estamos en presencia de siete putas de muy buena calidad. Tengo una propuesta para empezar. Ya que Patricia quiere algo más fuerte, supongamos que el día de la venta fue comprada por un hombre que ya tenía algunas esclavas y quería incorporar una más. Montaremos la escena en el sótano en la cual habrá seis esclavas presenciando cómo es castigada y violada la esclava que acaba de ingresar. Las invito a que vayan pasando al sótano a medida que yo las venga a buscar. La protagonista será Patricia.

Todas asintieron entusiasmadas. Nico bajó al sótano y puso seis sillas de madera en forma de medialuna, una banqueta alta enfrente de las mismas y preparó varias sogas. Buscó también un rebenque y un látigo que usaba en sus prácticas de equitación. Fue en busca de la primera de las jóvenes. Trajo a Romina. Una vez en el sótano, la obligó a desnudarse completamente y la ató a una de las sillas. Sus brazos cruzados por detrás del respaldo de la silla, sus piernas separadas atadas a las patas de la silla. Otra cuerda unió también su cintura al respaldo de la silla.

Nico: Romina, ¿te encuentras bien inmovilizada? ¿Te sientes como una esclava?

Romina. Sí, no puedo moverme en absoluto. Estoy bien.

Nico fue a buscar a la siguiente, Mariana a la cual también hizo desnudar y ató a la silla Así completó a las seis dejando para el final a Patricia la que debió desnudarse en la sala en que estaban, le colocó una cadena alrededor de su cuello, le ató las manos en la espalda y se encaminaron al sótano.

Una vez allí la obligó a doblarse sobre la banqueta de manera tal que su culo y espalda quedaran expuestos para ser castigados mientras que su concha, ligeramente abierta, también quedaba accesible para su uso posterior. Le ató firmemente tanto las piernas como los brazos a las patas de la banqueta.

Nico: esta es una nueva esclava que se incorpora a todas ustedes. Como otras veces, será primero azotada y luego la violaré, en el rito que siempre hago cuando se incorpora una nueva.

Tomando la fusta de montar, comenzó con algunos golpes suaves en el culo de Patricia, que fue tomando un color rosado pálido. Luego pasó a la espalda de la muchacha, golpeando con más fuerza. Patricia deba un gemido con cada azote. Luego cambió por el látigo con el cual comenzó a azotarle el culo. Ahora se notaban las marcas rojas sobre el trasero. Patricia gemía mas fuerte pero no pedía que cesara el castigo. A continuación descargó tres azotes en su espalda. Tres nítidas marcas quedaron sobre la blanca piel.

Era el momento de cogerla. Sin embargo luego de desnudarse, ya estaba con una notable erección, acercándose a cada una de las jóvenes que estaban atadas a las sillas, las obligó a pasar las lenguas por la glande y besar la punta. Cuando llegó el turno de Sofía, ésta abrió la boca e introdujo parte del pene en su boca mientras con la lengua acariciaba la glande. Había sido más efusiva que sus amigas.

Una vez finalizada la tarea por la última de las mujeres, se ubicó detrás de Patricia y abriéndole los labios de la vagina la penetró.

A las seis "esclavas" que presenciaban el espectáculo les subía la temperatura de sus respectivas conchitas. Les hubiese gustado por lo menos poderse pajear pero las manos que estaban fuertemente aseguradas. Finalmente Nico acabó en el interior de Patricia. Ésta también llegó al orgasmo, evidenciado por un profundo suspiro.

Nico se retiró para higienizarse mientras las siete mujeres permanecían inmovilizadas. La única que estaba satisfecha era Patricia. Se había avanzado un paso más en lo que más le gustaba. Por el contrario las otras seis se encontraban frustradas por no poder llegar al orgasmo. Luego de un rato regresó Nico al sótano y comenzó a desatar a Patricia. Una vez libre de las ligaduras abrazó a Nico y le dio un profundo beso.

Nico no se pudo contener y comenzó a acariciar las tetas y la concha de Patricia. Ambos se calentaron y bajándose nuevamente los pantalones, ahora la penetró apoyándola contra una de las paredes del sótano. Ambos llegaron otra vez al orgasmo.

Patricia: Nico, me has hecho muy feliz. Esos azotes en el culo y la espalda me calentaron más de lo que estaba. Sos muy bueno tratando rudo a las mujeres. Me gustó mucho.

Areta: Tú estarás agradecida pero nosotras nos quedamos con las ganas. Ni siquiera un dedito en la concha. Estoy que no doy más. Nico, debes hacerme acabar ya mismo.

Nico: no soy un padrillo que aguanta polvo tras polvo. Las seis están recalientes pero no me las puedo coger ahora a todas.

Mariana. Por lo menos podés meter tus dedos en nuestras conchas y hacernos acabar. Por favor Nico, una pajita.

Nico desató a Mariana y la masturbó. Siguió con todas y cada una dejando a su hermana para el final. Luego de meter los dedos en todas las conchas y acariciar los culitos y las tetas, su picha estaba erecta otra vez. Era el momento de complacer a su hermana. La acostó sobre el piso y la penetró con suma facilidad. Sofía tenía la concha muy mojada.

Terminada la faena. Todos se vistieron. Si bien las siete mujeres y Nico estaban sonrientes, quiénes no podían ocultar su enorme alegría eran Patricia y Sofía. Ésta por fin había sido cogida por su hermano por iniciativa de él mismo. Se dirigieron todos a la sala de la casa.

Esta es la primer parte de mi propuesta. ¿Qué les pareció?

Areta: ¿Te queda alguna duda? Lo único que lamentamos es que no hubiera suficientes penes para ser penetradas todas como Patricia y Sofía, pero es parte de nuestra fantasía. Las que estamos en el harén debemos seguir los caprichos del amo.

Nico: bueno creo que debemos hacer planes para seguir adelante. Yo les propongo que esta casa se convierta en un prostíbulo de alto nivel, con ustedes siete como putas, por lo menos por ahora, quizás luego incorporemos alguna más. Podemos acondicionar el sótano para el que quiera putas esclavas para castigar. Para esa parte podrían estar Areta, Patricia, Yvette y Romina y como putas de salón Mariana, Natalia y Sofía. Esto no quiere decir que las cuatro primeras no sean putas de salón también. Las siete pueden ser también alquiladas en el hotel. ¿Qué les parece la idea?

Todas estuvieron de acuerdo aunque Areta pidió que Nico la entrenara unos días para ser una puta esclava eficiente.

Areta: Estoy segura que serás un buen entrenador. He visto cómo tratabas a Patricia hace un rato y no me cabe duda de tus habilidades. Habrá que comprar algunos elementos de tortura. Quisiera ser la primera en ser entrenada.

Con el acuerdo de las partes, se puso manos a la obra para acondicionar el sótano para esclavas y las otras habitaciones para las putas. Unos quince días después estaba todo listo para abrir la casa de putas. Nico, como abogado, había llenado todos los requisitos legales para tener todo en orden. Su reputación en los fueros judiciales, alejaba a cualquier chulo que quisiera molestar.

Formaron una Sociedad Anónima en la cual Nico tenía el 65 % de las acciones y cada una de las putas el 5%. Si se contrataban otras en el futuro no serían socias. El sábado 7 de marzo de 1998 abrió sus puertas "Las Misioneras" que tenía por misión, como rezaban los volantes que repartieron, dar y recibir en un ambiente seguro.

Areta había sido parcialmente entrenada en este período. Varias noches fue llevada por Nico al sótano, para ser encadenada, azotada, vejada y todo aquello que predispusiera a la puta para la tarea que le esperaba.

Uno de los primeros clientes, casualmente, fue nada menos que el gerente del hotel Honoris. Las mujeres esperaban en el salón vistiendo ropa interior alguna con un corsé ajustado, otras con portaligas y medias, alguna con vestidos transparentes. Apenas llegó el gerente y vio a Sofía se dirigió directamente a ella.

-¿Cómo estás putita? Déjame palparte las tetas para ver si están tan firmes como cuando te conocí. A ver el culito.-

Sofía se dejó tocar y se aflojó el corpiño. También se bajó la bombacha para que le tocara el culo a gusto. Luego el gerente viendo a Mariana se decidió por ella.

-Hoy me voy a coger a esta otra putita. Supongo que estarás preparada para todo. Me gusta el sexo fuerte.-

Nico: para eso te recomiendo a Areta para llevarla a sótano.-

Gerente: ¿Qué tienen en el sótano y por qué esta otra puta?.

Nico: Areta es especialista en sado y le gusta que la castiguen. En el sótano tienes elementos para castigarla y cogerla. No te arrepentirás.

 

El gerente se dirigió al sótano llevando a Areta. La emoción de la puta no tenía límites. Sería la esclava de un desconocido. Estaba ansiosa por esta nueva experiencia.

Otros clientes fueron eligiendo diferentes putas al límite que en el salón nunca hubo más de dos desocupadas y a la espera de complacer. Luego de unas dos horas subieron el gerente y Areta. De inmediato y luego de dejar una buena propina para Areta, Nico la llamó a su oficina.

-¿Cómo te ha ido Areta? ¿Te ha castigado mucho?.-

Areta: Un poco. Me dejó algunas marcas en el culo, pero no puedo verme.

Nico: Desnúdate que quiero verte.

Areta se quitó la poca ropa que tenía puesta. Seis marcas rojas adornaban su trasero. Nico le revisó la vulva, estaba bien sin signos de castigos en esa zona. Luego quería revisarle el agujero del culo. Éste se mostraba muy rojo. Era producto de la dilatación que acababa de sufrir. Luego le preguntó si la había pasado bien.

-Sí Nico, la pasé muy bien. El castigo no fue muy riguroso. ¿No tienes algún amigo de confianza que pueda castigarme más?. Podríamos cobrar más si a la puta la torturan con otros aparatos. Por mi parte puedes contar con mi cuerpo para lo que quieras.

Veremos Areta qué podemos hacer. Quería estar seguro que te encontrabas bien. Volvé al salón.

La casa de putas cerraba a las dos de la madrugada. Luego de esa hora se reunieron todos para analizar este primer día de trabajo.

Hoy hemos recibido en total 32 visitas, lo que da un promedio de algo más de cuatro por puta. No está mal. Uds., ¿cómo la han pasado?

Las distintas mujeres dieron sus versiones pero en general estaban todas conformes con este primer día. Nico quiso revisar los cuerpos de todas y cada una de las pupilas del lugar. Para ello disponía de una camilla en las cuales las mujeres estaban cómodas separando sus piernas o mostrando cualquier parte de sus intimidades. Nico quedó conforme aunque tuvo que reprender a su hermana porque observó las marcas de unos dientes en una de las tetas.

-Si alguien quiere algo más, se cobra como extra. No quiero que ninguna de mis putas se deje hacer algo que no está dentro del servicio contratado.-

Unos días después y habiéndose difundido la noticia que en Las Misioneras se podía practicar algo de sado, se presentó un joven liberiano proponiendo llevarse una joven por una semana para torturarla en su casa.

Nico: no señor. No cedemos putas fuera del local por esos tiempos.

Visitante: Le pago dos mil dólares por una semana. Quiero que sea una puta sin mucho entrenamiento en sado. Quisiera hacerla sufrir bastante.

Nico: Le repito que no. Nuestras putas trabajan aquí.

Visitante: Cuatro mil.

Nico: no

Visitante: Ponga el precio Ud.

Nico. En principio no pero veamos. Primero ¿a qué puta quisiera torturar? ¿Ya la eligió?

Visitante: No señor.

Nico. Bien, elija una y otra como alternativa. Yo consultaré con ellas si aceptan y pensaré cuánto cobrar. Venga mañana. Todas las putas tienen en el cuello una placa identificatoria con el nombre.

El visitante salió al salón y comenzó a revisar a las seis putas que en ese momento estaban en el lugar. Faltaba Natalia. Luego del análisis volvió hacia Nico y le dijo.

-Como primera prioridad Sofía y como segunda Yvette.-

Nico: Bien hablaré con ellas.

Terminada la jornada de trabajo, Nico las reunió para comentar el pedido recibido.

-Como primera prioridad quiere a mi hermanita y como segunda a Yvette. Es una semana en la cual la elegida será torturada. Luego hablamos del precio. ¿Qué dices Sofía?-

Sofía: no lo sé, me toma de sorpresa. Una cosa es ser una puta y otra una esclava y otra mucho más diferente ser una esclava una semana en la casa del sadista.

Nico: El requerimiento no es pavada. Puedes ser castigada mucho, aunque específicamente pidió una con poco entrenamiento. Si no quieres veremos qué opina Yvette.

Yvette. Sabes que yo aceptaría, pero quiero quitarle esa oportunidad a Sofía. Será bueno que vaya ella. Es una manera de ir conociendo la rigurosidad de los castigos.

Sofía: Tengo un poco de miedo. ¿Crees que querrá torturarme?.

Nico: ¡Por supuesto que quiere torturarte! ¿o crees que es para llevarte al cine?

Areta: Nico, puedes ahora mismo hacerle una demostración de qué pueden hacerle. Por qué no comienzas ya mismo torturándola y que después decida.

Sofía: no es una mala idea. ¿Qué te parece Nico?.

Nico: Si estás dispuesta a probar, vayamos ya mismo al sótano. Hoy justamente traje dos aparatos nuevos para torturar mujeres. Podríamos probarlos en tu cuerpo.

Sofía: de acuerdo, vamos.

Nico: vengan todas así conocen el aparato y cómo se usa. Me parece que todas deberán estar dispuestas a ser putas y esclavas.

Se dirigieron al sótano. Sofía se desnudó aguardando el castigo. Primero le ató las muñecas dejando sus brazos en alto. Tomó dos pequeñas pinzas que fijó en los pezones de Sofía. Luego se dirigió al armario para buscar un rebenque. Apenas la esclava lo vio comenzó a temblar de miedo. Los azotes no se hicieron esperar. Primero en el culo, luego en la espalda y finalmente entre el vientre y en la parte inferior de las tetas. No más de veinte azotes en total.

Sofía lloraba y gemía pero no pedía detener el castigo. Luego se le ataron los tobillos a sendas sogas pendientes del techo y sus piernas fueron levantadas. Manteniéndolas separadas. La concha estaba accesible. Nico abrió los labios apareciendo el clítoris hinchado, en inequívoca muestra de excitación. Tomando una aguja Nico pinchó esa sensible parte. Sofía dio un grito de dolor e intentó cerrar las piernas.

Nico: ¡Qué te crees puta! Si te estoy torturando en la concha, la dejarás expuesta para que continúe, Me parece que deberé castigarte por lo que has hecho.

Sofía: ¡es que me dolió mucho!.

Nico: Me importa un bledo si te duele o no. Si yo te estoy torturando en la concha, dejas las piernas separadas y se acabó. No toleraré semejante impertinencia.

Dicho esto se dirigió al armario y tomó un pequeño aparato negro similar a una linterna. Lo apoyo sobre uno de los pezones y apretó un botón. Una fuerte descarga eléctrica sacudió todo su cuerpo, acompañado por un grito y otro movimiento en el intento de retirar su teta del aparato.

Nico ¡Te dije que te quedes quieta puta! ¡Voy a torturarte más para que aprendas a obedecerme!. No me gustan las putas que se sublevan.

Dicho esto le volvió a apoyar el aparato sobre una de las tetas y volvió a apretar el botón, pero ahora había regulado para que la descarga fuese más fuerte. Ahora Sofía gritaba pero no se movía. Nico retiró el aparato de las tetas para apoyarlo en la concha y volver a producir una descarga. Sofía gritaba con desesperación. Las demás putas miraban con curiosidad y algo de excitación.

Finalmente Nico retiró el aparato y tomando ambos pezones entre sus dedos comenzó a retorcerlos con rudeza. Finalmente se bajó los pantalones y la penetró. Las demás putas admiraban la firmeza de Nico. No le tembló el pulso cuando debió castigar y luego coger a su hermana. Era un muy buen director de prostíbulo.

Luego la desató y le permitió incorporarse. Sofía hizo el movimiento de ponerse las bragas, pero Nico no se lo permitió. -Yo no te he dado permiso para ponerte las bragas. No me obligues a que continúe castigándote.-

De inmediato Sofía dejó las bragas a un lado y aguardo nuevas órdenes de Nico. Éste dirigiéndose a las demás les ordenó que se desnudaran. –Quiero probar sobre cada una de Uds. este aparato. Espero que se comporten como putas sumisas que son y no traten de escapar de las descargas que voy a aplicarles. Se acuestan todas en el piso, boca arriba y con las manos entrelazadas debajo de sus cabezas.-

Todas obedecieron, incluso Sofía formaba parte del grupo. Nico tomó el aparato y lo apoyó en una teta de Areta Y apretó el botón. La esclava emitió un corto quejido pero soportó la descarga. Luego lo mismo en la otra teta y finalmente debió separar las piernas para recibir otra descarga en la vulva. El mismo tratamiento recibieron todas, incluyendo a Sofía que ahora no se quejó ni hizo movimiento alguno para evitar la descarga.

-Putas y esclavas. Pueden levantarse y vestirse. Sofía, serás alquilada como esclava. Prepara tu cuerpo para ser torturada. Mejor que no tenga quejas del cliente, caso contrario te acordarás de tu desobediencia.- Sin decir más Nico se retiró del lugar. De inmediato llamó al visitante que había requerido a Sofía, diciéndole que finalmente aceptaba pasar una semana en su casa contra el pago seis mil dólares. El visitante aceptó de inmediato, quedando en pasar a buscarla al día siguiente.

Por su parte tanto Sofía como las demás putas tomaron conciencia que con Nico no se jugaba y cada vez se afirmaba más su condición de jefe o chulo. No importaba si era o no su hermana, todas eran putas de las cuales había que conseguir dinero.

Cuando el personaje pasó a buscar a Sofía fue recibido por Nico.

-Aquí está la puta y esclava Sofía. Puede torturarla a gusto. Espero que lo satisfaga adecuadamente. Si no lo hace ya sabe lo que le espera a su regreso.-

Apenas Sofía entró en la casa a la que era llevada se estremeció. Grandes cuadros por todas partes mostrando mujeres mostrando signos de haber sido torturadas, Atadas de diversas maneras, colgadas, en extraños aparatos y siendo torturadas por una o varias personas. Pasaron de inmediato a una sala que Sofía, acertadamente, pensó que sería el reducto en el cual pasaría la semana. Le ordenó que se desnudara completamente.

Una vez despojada de todas sus ropas, le vendó los ojos. Luego sintió que algo rodeaba su cuello. Era un collar de cuero del que pendía una cadena. Sus brazos fueros inmovilizados a su espalda por un arnés también de cuero. Una mordaza en su boca le quitaba el habla.

Sintió que tiraba de la cadena para hacerla avanzar. Luego notó que la cadena era fijada a la pared por un candado, dejando apenas tres eslabones desde su collar a la pared. Prácticamente no podía moverse de la posición en que estaba, de espaldas a la pared.

Román, nombre de fantasía del enigmático personaje que alquiló a Sofía, le indicó que sería castigada con un látigo toda su parte anterior desde arriba de las tetas hasta los tobillos y que no evitara esquivar los azotes. Sofía, imposibilitada de hablar y sin ver el instrumento que usaría sobre ella asintió con la cabeza.

-Me gusta flagelar esclavas jóvenes. No debes tener más de veinte o veintiún años. ¡Qué placer azotarte!. Hacía mucho tiempo que deseaba tener una esclava joven para torturar!-

El primer latigazo fue a la cintura justo sobre el ombligo. Sofía emitió un gruñido de dolor, por no hizo movimiento alguno. Se fueron sucediendo los azotes, ahora los muslos, luego las tetas, más tarde el vientre, posteriormente las pantorrillas, vuelta a las tetas. El cuerpo de Sofía se iba llenando de marcas, mientras los ojos de Román brillaban cada vez más de lujuria y excitación. Ya le dolía el pene de tener que estar dentro del calzoncillo. No esperó más.

Detuvo los azotes para separarle las piernas de la esclava y bajándose los pantalones y liberando su erecto miembro, la penetró. Tal era su excitación que apenas hizo algunos movimientos de vaivén, acabó dentro de la vagina de Sofía. Se alejó para observar su cuerpo. Sin ser exhaustivo contó más de cuarenta marcas de otros tantos azotes. Quedó conforme.

Mientras tanto Sofía lloraba en silencio. Haber sido penetrada por un desconocido ya era casi de rutina pero los azotes que había recibido, le causaban un enorme dolor físico y moral. Sintió que le aflojaba el candado que la fijaba a la pared y la condujo a otra parte del recinto. Allí debió acostarse en una camilla, que luego sabría que era una camilla de ginecólogo, que permite tener las piernas levantadas y bien separadas. Le quitó el arnés que mantenía fijos sus brazos para ser atados con correas a la camilla, lo mismo que sus piernas.

No había tomado conciencia que su concha estaba abierta y a merced de su torturador que de inmediato comenzó a aprovechar esta situación. Con los dedos separó bien los labios para dejar al descubierto el conducto vaginal. Entonces tomando unas hojas de una planta irritante (es posible que fueran ortigas) comenzó a introducirlas en la vagina y frotarlas por la vulva incluyendo el clítoris. Casi de inmediato Sofía comenzó a sentir la picazón en su parte más íntima. Quiso revolverse en la camilla pero las correas, ubicadas certeramente, le impedían todo movimiento.

Sintió que le retiraba la mordaza de la boca. Como la irritación iba en aumento, comenzó a gemir, logrando entonces que Román le introdujera más hojas en la vagina.

-Dentro de unos minutos vas a gritar con desesperación. Estas hojas que dejarán la concha muy inflamada, momento ideal para castigarte allí con un rebenque.-

-¡Por favor!. No me castigue más. Haré to..-

No pudo continuar. Un sonoro golpe de un látigo dio de lleno en su concha. El sufrimiento era indescriptible. Recibió tantos azotes hasta la concha, hichada, estaba al rojo vivo. Los castigos recién comenzaban. Le aguardaban muchos días de castigos similares o peores.

Mientras tanto en "Las Misioneras" se llevaba a cabo el siguiente diálogo entre el Dr. Nicolás Aranguren (antes era Nico pero ahora todas debían dirigirse a él como Dr. Aranguren) y las seis putas.

-Debido a pedidos concretos que tenemos, debemos incorporar más putas. Ustedes se dedicarán casi exclusivamente como esclavas pero necesitamos más mujeres. En particular necesitamos una de tetas muy pequeñas pero muy firmes. Por supuesto quiero putas jóvenes. Ustedes deben ser las encargadas de conseguirlas.

Patricia: Había una compañera de nuestro colegio, Carina, de la cual nos mofábamos por sus senos tan pequeños. Quizás esa sirva.

Mariana: yo puedo llamar a una prima mía. Tiene dieciséis años pero una buena figura.

Nico: Bien Patricia y Mariana. Busquen putas. Que vengan que las entrevistaré y probaré sus cualidades.

Dos días después de haber llegado Sofía a la casa de Román, Nico quiso verificar que todo estuviera en orden, por lo cual se dirigió al domicilio sin previo aviso. Román se sorprendió de la visita, pero hizo pasar a Nico a sala donde tenía recluida a Sofía.

-Justamente acabo de torturarla y ahora está en un descanso.-

Al entrar Nico vi a su hermana con las manos atadas en lo alto, en punta de pies y con marcas de látigo por todo su cuerpo. Además observó algo metido en la concha con un cable que sobresalía del mismo. Era un electrodo para descargas eléctricas que en ese momento no estaba en funcionamiento.

Sofía, al verlo imploró: -Nico por favor sácame de aquí. Me está torturando sin piedad. Mira cómo me ha azotado y las descargas que me da en la concha. ¡No puedo más!-

-Puta, no es manera de dirigirte a mí. Primero me dices Dr. Aranguren y segundo estás aquí para ser torturada. Espero que no hayas molestado al Sr. Román con tus quejas. Veo que estás recibiendo el tratamiento que hemos acordado cuando te alquilé.-

Y dirigiéndose a Román. –No permita que lo moleste. Esta puta debe saber que ha venido aquí para complacerlo en todo. Ud. sabe que si no obedece como se espera debe torturarla. Si tiene alguna queja luego le daremos su merecido en Las Misioneras. Estas putas son incorregibles y sólo castigándolas sin piedad aprenden. A propósito, no conocía el aparato que tiene en la concha. Me gustaría verlo funcionar.-

De inmediato Román lo conectó. Ni bien comenzaron las descargas Sofía se estremecía y temblaba con cada descarga. Gemía con fuerza y pedía perdón. Intentaba por todos los medios conmover a Román y a su hermano que miraba la escena satisfecho.

-Me interesa disponer de un aparato similar. Veo que la puta se estremece al recibir las descargas como no lo he visto antes. Conéctelo de nuevo y aumente la corriente que quiero observar. Esta puta se lo merece. Luego me indica dónde lo compró, porque necesitaré por lo menos uno para Las Misioneras.-

Román volvió a conectar el aparato. Sofía recibía las descargas y gritaba y lloraba con desesperación. Luego Nico pidió que lo desconectara y se retiró del lugar. Sofía continuaría siendo torturada por Román, queizás ahora con más dureza por las sugerencias de su hermano. Le quedaban cinco días todavía.

Román era un adicto a la electricidad. El aparato que tanto había interesado a Nico contaba con varias posibilidades. Diversos electrodos que se adherían a la piel podían ser ubicados en cualquier parte del cuerpo. El aparato contaba con cuatro pares de electrodos. Un par generalmente iban a parar a los pezones y los otros se distribuían por el cuerpo. Sofía, amarrada de distintas maneras a caballetes, escaleras, sillas, cepos y jaulas debía, además, soportar las descargas que Román decidía con frecuencia aplicarle.

Desde todo punto de vista la esclava era castigada sin piedad, facilitado, como queda dicho, por las expresiones de su hermano, que había instado a torturarla si no obedecía sus órdenes.

Al día siguiente la compañera de Patricia, de las tetas chiquitas se presentó en Las Misioneras. Nico quiso entrevistarla en presencia de Patricia.

Nico: me han dicho que tienes tetas pequeñas y muy firmes. Es lo que necesitamos en este momento por pedidos concretos.

Carina: ¿Cuál sería mi trabajo?

Nico: Atención al público. Deber complacer los pedidos de los clientes. El sueldo es alto pero primero debo saber si sirves. Quítate la camisa y el corpiño.

Carina, algo confundida miró a Patricia quién se acercó para aflojarle la ropa. Carina quedó desnuda de la cintura para arriba. Nico se acercó y comprobó el reducido tamaño de sus tetas y las palpó para comprobar su firmeza.

Nico: De tetas estás bien. Patricia ayúdala a desnudarse completamente que quiero ver sus otras partes.-

Carina estaba roja de vergüenza pero comenzó a quitarse toda la ropa hasta quedar totalmente desnuda. Nico le hizo darse vuelta, que separara sus glúteos, que abriera las piernas, etc. No quedó parte sin investigar.

Nico: Carina, supongo que no eres virgen. ¿Recuerdas cuántos hombres te han cogido?

Carina: han sido tres. El último fue mi novio con el que rompimos hace quince días.

Nico: bien, pasemos a la sala contigua. Tú Patricia nos esperas aquí mientras penetro a esta jovencita. Quiero saber cómo coge o si tendremos que enseñarles algo.

Carina: ¡No quiero que me coja!. No he venido para eso!.

Nico: No me importa que hayas venido o no para eso. Si yo quiero cogerte, pues tú separaras las piernas y abres tu concha para recibir mi pene y no me hagas perder tiempo.

Patricia: debes hacerle caso al Dr. Todo lo hace es por tu bien. Debes darle placer para lograr que puedas trabajar en su establecimiento.

Carina: Si es el precio por trabajar, lo acepto.

Pasaron a la sala contigua, Carina se recostó en la cama y separó las piernas esperando la penetración inmediata de Nico, que no se hizo esperar.

Terminado el polvo, entró en la habitación Patricia que felicitó a Carina por su comportamiento, ayudándola a vestirse.

El Dr. quedó muy conforme contigo. Puedes comenzar mañana. Me alegro mucho que estemos juntas otra vez.

Carina: ¿Me puedes decir qué tarea deberé hacer para satisfacer los pedidos de los clientes?

Patricia: No me digas que no te lo imaginas. Deberás desnudarte y hacer todo lo que los clientes te piden. Algunos te la querrán meter por el culo. Al principio duele, pero es sólo las primeras veces. Creo que serás una puta muy buscada aquí en Las Misioneras.

Carina: ¡Trabajar de puta!. Patricia, ¡no quiero trabajar de puta!. Yo no sabía que ese era el trabajo de atención al público.

Patricia: Pero Carina, no seas ridícula ni boluda!. Aquí estamos Areta, Mariana, Natalia, Yvette Romina y Sofía, que es la hermana del Dr.

Carina: ¿Sofía también?.¿Dónde está ella ahora?

Patricia: En la casa de una persona que la alquiló por una semana para torturarla. Nosotras siete somos putas esclavas pero tú serías, por ahora, solamente puta. No te equivoques. Esta es una oportunidad muy buena. Pídele permiso al Dr. y dile que te permita que le chupes su pene y se lo acaricias con tu lengua. Te ayudará en dejarlo más contento.

Carina: Está bien. Si tú lo dices se la chuparé y me quedaré a trabajar aquí. Luego me cuentas eso de putas esclavas.

Por la tarde se presentó Sandra, la prima de Mariana. Fue recibida por Nico, que sin muchas vueltas le explicó cuál era el trabajo.

Nico: te estoy entrevistando y dándote esta posibilidad gracias a tu prima Mariana. Las putas de mi establecimiento tienen que ser dóciles, tener un buen cuerpo y estar dispuestas no sólo a coger como buenas putas sino también ser capaces de convertirse en esclavas. Si no estás dispuesta, mejor que te vayas ya mismo.

Sandra: Señor, no me eche. Puedo ser una buena puta.

Nico. Bien, denúdate que quiero ver tu cuerpo y luego comprobaremos tus habilidades cogiendo.

Sandra comenzó a desnudarse. Estaba un poco avergonzada de hacerlo delante de un hombre. Era la primera vez que lo hacía. Era virgen y estaba próxima a dejar de serlo. Una vez despojada de todas sus ropas, debió acostarse en una mesa para que el Dr. la revisara. Como siempre hablaban del doctor, Sandra creía que era un médico que la revisaría como un profesional de medicina.

Cuando le metió el dedo en el culo y le separó los labios de la concha comenzó a sospechar que no era médico. Como le seguía tocando el clítoris y otras partes sensibles, estuvo a punto de acabar, cosa que no conocía aun. Cuando tuvo que arrodillarse para chupársela le quedó claro que no era una revisación profesional. Luego le preguntó si había cogido alguna vez.

-No señor, soy virgen. Nunca he estado desnuda delante de ningún hombre. No tengo experiencia. Esta es la primera vez que me pongo una pija en la boca-

-Tendrás que adquirir experiencia rápidamente. Te voy a desvirgar. Separa las piernas bien.-

Sandra hubiera querido ser desvirgada de otra manera pero la autoridad que emanaba el Dr. no dejaba lugar a dudas. Poco a poco Nico introdujo su pene. Como era virgen y aun no tenía ningún dispositivo para prevenir embarazos, no quiso acabar en la vagina por lo que luego de la introducción y varios movimientos de vaivén la retiró para ocupar nuevamente la boca de Sandra, dónde finalmente acabó.

-Estás bien. Te falta experiencia pero ya la podrás adquirir. Antes de aceptarte como puta, quiero tenerte una hora en el sótano. Vamos para allá.-

-Dr. ¿así desnuda deberé salir de aquí y dirigirme al sótano?.

-Sí. No me hagas perder tiempo. Las putas deben obedecer y nada más. Ya te verá mucha gente desnuda.-

Una vez en el sótano Nico tomó unas cuerdas y ató a Sandra a una columna, inmovilizándola completamente. La joven calló y soportó las ligaduras, que apretaban su cuerpo, sin decir palabra alguna. Así quedo largo rato sumida en sus propios pensamientos. Cuando llegó a Las Misioneras lo hizo con algo de curiosidad, no imaginando que en tan corto tiempo sería desvirgada, debiera pasar por el salón desnuda y ahora permanecer atada a ese poste.

Luego de una hora Nico regresó y luego de palparle y pellizcarle los pezones, meterle un dedo en la concha y tirarle de los pelos del pubis, la desató y le comunicó que a partir de ese momento se convertía en la puta Sandra de Las Misioneras. Ella no tenía pensado ese desenlace, pero ya era una de las putas de la casa.

El establecimiento contaba ahora con nueve putas, siete de ellas esclavas. Debido a los favores que Nico debía al gerente del hotel Honoris lo mejor era ofrecerle esta puta que acababa de ser desvirgada. El gerente quedó agradecido por el ofrecimiento y citó a Sandra para la noche siguiente, que fue instruida por su prima Mariana de cómo satisfacer adecuadamente a su cliente.

Mientras tanto Sofía continua sufriendo los castigos que, ahora con más intensidad, le eran aplicados. Justamente Román comenzaba con uno nuevo para ella. Luego de pasarle una gruesa correa que mantenía sus ´piernas plegadas sobre el cuerpo haciendo tocar las rodillas con las tetas, la llevó a una mesa que tenía adicionado un cepo. El cuello y las muñecas ocuparon los agujeros de manera tal que aparte de estar inmovilizada su concha y agujero del culo quedaban bien expuestos.

Por la posición en que se encontraba Román decidió comenzar clavando agujas primero en la periferia del ano. Debió forzar bastante la aguja para que penetrara en el músculo del esfínter. El gemido de la esclava resonó en el recinto. Se sucedieron otros pinchazos hasta casi no quedar lugar donde clavar más agujas. Entonces pasó a la concha, primero en los labios exteriores y luego en el clítoris que asomaba en la raja..

Sofía apenas podía soportar el dolor. Román estaba alentado por lo que dos días antes su hermano, el Dr. Aranguren, le había dicho de castigarla sin piedad. En total tenía clavadas más de dos docenas de agujas entre el culo y la concha, que su amo dejó por más de una hora antes de retirarlas y liberarla del cepo en el cual estaba amarrada. Había sido una experiencia muy dura para ella y muy satisfactoria para Román.

Al cumplirse el tiempo de alquiler de Sofía, ésta regresó a Las Misioneras. Nico quiso que todas las putas del lugar vieran con detalle el cuerpo de la esclava que volvía de ser torturada. Fue así que Sofía se desnudó mostró todas y cada una de sus partes que habían sufrido distintos castigos. No había parte de ella, excepto su cabeza y las plantas de los pies que no hubiera sido torturada.

Sofía: Nico, no quiero que nunca más me alquiles para que me atormenten.

Nico: Primero puta, me llamas Dr. Aranguren como todas las putas de este lugar y segundo te alquilaré todas las veces que crea conveniente hacerlo. No estoy dispuesto a que una simple puta esclava me de indicaciones de qué debo hacer!.

Sofía: ¡Yo también soy Aranguren!

Nico: Con la diferencia que yo soy el Dr. Aranguren y tú eres la puta esclava Aranguren. ¿Me entiendes bien? LA PUTA Aranguren. LA PUTA. Y no quiero escuchar hablar más que esto no lo quiero hacer, o lo que sea ¿O es que quieres que yo te continúe torturando?

Sofía: No Dr. Aranguren. Alquíleme como esclava cuando Ud. lo considere conveniente. Yo estaré siempre dispuesta a comportarme como una puta que soy y a tratarlo con el respeto debido. Le pido que perdone a esta reputa que está a sus pies doctor.

Nico. Así me gusta más y para que veas qué considerado soy con mis putas, puedes retirarte a tu habitación lo que resta del día de hoy y todo el día de mañana para que te recuperes del castigo recibido antes de recomenzar.

Sofía: Muchas gracias Dr.

Una vez más las demás mujeres tuvieron la certeza que el Dr. Aranguren era un gran conductor y que hasta su propia hermana debía someterse a la voluntad absoluta de él.

Tres años después de la inauguración del Las Misioneras el lugar había crecido bastante tanto en número de putas y esclavas como en servicios que prestaba. Por ejemplo fue el primer prostíbulo del que se tenga noticias que ofreció el servicio de putas y esclavas en ambiente ecológico.

Efectivamente, debido al enorme parque con el cual contaba la casa y el alto muro que la rodeaba, se ofrecía el servicio de cogerse a las putas en el parque, entre las flores y el aroma de los pinos. Respecto de las esclavas se las podía torturar también en el parque en un sector destinado al efecto.

Para ello se disponían de postes especiales, troncos de árboles con argollas, cruces romanas y de San Andrés, y lugares para colgar a las esclavas de sus muñecas, tobillos o cualquier otra forma que se decidiera hacerlo.

Para esta fecha aparte de las nueve mujeres que ya se nombraron, que ahora eran todas putas esclavas, se contaba con cinco más en estas condiciones de putas esclavas y doce putas solamente. Nico castigaba con frecuencia a cualquiera de las esclavas en el sótano, incluyendo por supuesto a su hermana, para mantenerlas en buen estado de resistencia.

En particular y luego de recibir algunos elementos de castigo nuevos, llamó a Natalia para anunciarle que al día siguiente a las 2 de la tarde comenzaría a torturarla, posiblemente hasta entrada la noche. Debía estar descansada para poder soportar los castigos que le tenía reservados. La sesión sería privada, es decir sin la presencia de otras putas o esclavas. Natalia estaba orgullosa de haber sido la elegida y lo comentó a sus compañeras, que la envidiaban por el hecho de ser sometida por Nico.

A la hora indicada ya aguardaba Natalia en el sótano, esperando la llegada de Nico, que lo hizo a las 2 en punto. Le ordenó que se desnudara. A continuación tomó una madera redonda, muy resistente, de cinco centímetros de diámetro por un metro cincuenta de largo y apoyándolo sobre la espalda de Natalia a la altura de los hombros, procedió a fijarle los brazos al mismo. Luego procedió a fijar los extremos de la madera a dos cables de acero que descendían del techo. Accionando un motor, los cables se tensaron y levantaron a Natalia por los brazos, evitando poder apoyar los pies en el suelo.

Le colocó algo similar a un consolador en la concha y otro en el culo y luego le ajustó una correa que pasaba entre sus piernas, para evitar la expulsión de ambos cilindros. Una cuerda unió sus tobillos. Conectó un extremo de los cables a cada uno de los consoladores y el otro extremo a un aparato, desconocido para Natalia hasta ese momento. Nico accionó algunas perillas una fuerte descarga eléctrica atravesó el cuerpo de Natalia entre el culo y la vagina, quién no pudo contener un grito de terror.

Las descargas no cesaron sino luego de más de veinte minutos. Natalia imploraba desesperadamente piedad. Sus brazos también dolían a causa de soportar todo su peso. Nico retiró los aparatos del interior de Natalia, que se sintió aliviada, sensación que sólo le duró un instante, ya que observó a Nico acercarse con el pequeño aparato negro similar a una linterna que ya había usado sobre ellas.

Nico lo colocó sobre la teta izquierda y ajustando una perilla accionó el botón que producía la descarga. En esta oportunidad la descarga fue mucho mayor que aquella primera vez. Natalia sentía que le quemaba el pezón. El mismo tratamiento sufrió su otra teta. En ambos casos no pudo contener un grito desgarrador.

Ahora era el momento de atarle los tobillos a cuerdas pendientes del techo y colgarla cabeza abajo, pero manteniendo la madera en sus brazos. Quedó invertida y con las piernas separadas. Su concha, que ya había sido maltratada, estaba siendo preparada para recibir otro castigo, que no se hizo esperar. Nico comenzó a clavar agujas en todas las partes carnosas expuestas. Natalia estaba soportando ahora los pinchazos conteniendo los gritos pero no las lágrimas que fluían abundantes de sus ojos.

Mientras estaban clavadas las agujas, Nico tomó un rebenque y comenzó a azotar la parte interior de los muslos. Como la piel es muy sensible de inmediato se tiñeron de rojo. Terminada la azotaína en los muslos era el tiempo de hacerla mamar la leche de Nico, quién se quitó los pantalones para dar vía libre a su picha, que estaba hinchada y con ganas de expulsar su contenido. La acercó a la boca de la esclava que de inmediato comenzó a succionar en una carrera por hacerlo acabar, cosa que hizo muy pronto. Luego, con gran esfuerzo por su posición invertida, tragó todo el contenido de su boca.

Observando el cuerpo de Natalia que se balanceaba libremente, quiso acompañar ese movimiento. Para ello tomando un látigo comenzó a azotar el culo de la esclava. Las agujas clavadas en su vulva y estos azotes en el culo la estaban dejando sin fuerzas y en la total desesperanza. El castigo que estaba recibiendo era riguroso, pero todavía Nico debía probar otros nuevos instrumentos sobre ella.

Cuando cesó el castigo del culo, comenzó a retirarle todas las agujas que tenía clavadas. La desató, pudiendo entonces la esclava mover sus brazos, pero no por mucho tiempo.

La acercó a una nueva silla que había adquirido. Se trataba de una silla de madera en la cual se fijaba el cuerpo de la esclava por medio de correas, lo mismo que sus brazos. El asiento propiamente dicho era de muy reducidas dimensiones de manera tal que tanto el agujero del culo como su concha quedaban expuestos porque sus piernas quedaban recogidas y separadas.

Como adicional, esta silla podía girar sobre un eje lateral de manera que era una silla reclinable pero cuyo giro era de la vuelta completa. Una vez ubicada y amarrada en la misma Natalia tenía sus partes íntimas completamente accesibles, pero primero Nico quería castigarla en las tetas para luego volver a su coño y culo.

Tomando una jeringa y aguja hipodérmicas, comenzó a inyectar en cada una de las tetas, muy cerca del pezón, un líquido oleoso. El producto se dirigía justamente al pezón provocando un aumento de su tamaño y erección del mismo. Pocos minutos después de finalizada la inyección los pezones habían adquirido gran tamaño. Sobresalían más de un centímetro y medio y estaban de un hermoso color carmesí.

La prominencia y inflamación de esos pezones hacían propicia la fijación de algunas pinzas sobre los mismos. Nada mejor que unas pinzas usadas por los cirujanos para estrangular arterias. Se colocó una en cada pezón y las apretó hasta que Natalia, no pudo contener el gemido de dolor. Luego volvería sobre esas tetas. El efecto de las inyecciones duraba mucho tiempo. Era el momento de ir al agujero del culo.

Giró la silla hasta que, casi cabeza abajo, su ano quedaba cómodo para trabajar en él. Lo observó con detenimiento. La entrada tanto de pijas de gran tamaño como de otros objetos había provocado la dilatación del orificio. Lo lubricó con vaselina y le introdujo un vibrador de alta frecuencia muy profundamente y lo puso a funcionar.

El vibrador en cuestión no era para dar placer sino que provocaba una importante inflamación y distensión de los músculos, que era seguida por una intensa picazón. A este efecto se sumaba el diámetro del aparato que causaba un dolor adicional.

Solo habían pasado unos minutos cuando el dolor en el culo de Natalia se hacía insoportable y sus quejidos más audibles, por lo que Nico decidió amordazarla para continuar con otros castigos adicionales. Le hubiera gustado marcarla con fuego, con un hierro caliente, pero eso podía disminuir su valor al momento de alquilarla. Por lo menos por ahora no lo haría.

Comenzó a jugar con la vulva. Separando los labios exteriores, introduciendo varios dedos en la vagina, pellizcando el clítoris. Frente a las sensaciones que tenía la esclava en el culo y las tetas, ni siquiera sentía que Nico le estaba tocando la concha hasta que su torturador decidió colocarle unas pinzas cocodrilo tomando cada labio del clítoris. Entonces sí Natalia sintió un intenso dolor también en esa delicada parte.

Nico estaba realmente satisfecho con las nuevas adquisiciones de instrumentos para su sótano. Estaba disfrutando mucho tener a Natalia en esta nueva silla reclinable. Estaba tan excitado que quería coger a alguna de las putas disponibles. Subió al salón para ver quién estaba libre. Era Areta. Fueron a uno de los dormitorios y tuvo sexo con ella. Ya bajada su presión de leche podría volver al sótano para continuar con los castigos de Natalia.

La liberó de las restricciones, vibrador y pinzas. Era el momento de atarla a un caballete para dejar su culo bien expuesto y comenzar con una paleta de cuero. Quería que las nalgas de la esclava quedaran bien rojas y que no pudiera sentarse por lo menos por un buen tiempo. Fue en busca del instrumento para comenzar la golpiza.

La técnica era no golpear muy fuerte pero constante y con muchos golpes. En un comienzo Natalia comenzó a soportar razonablemente bien el castigo pero luego de recibir durante más de veinte minutos golpe tras golpe, su culo estaba ardiendo, y ya resultaba imposible soportarlo. La mordaza en su boca continuaba firme y por lo tanto no podía siquiera implorar que cesara el castigo.

Cuando al fin Nico cesó de castigarla, los dos globos del culo estaban de un color rojo oscuro, sin parte alguna que no hubiera recibido la banda de cuero. Nico le separó las nalgas para observar el estado del esfínter. Todavía presentaba un extraño color rojo morado producto del vibrador que había tenido introducido hasta hacía poco.

Nico consideró que lo más adecuado ahora era pasar una cadena entre sus piernas y mantenerla levantada, apoyando su concha y su culo con esa cadena suspendida desde el techo. Sus piernas serían atadas el tobillo con el muslo con una correa y sus manos esposadas en la espalda. Otra cadena pendiente del techo rodeaba su cuello para evitar que perdiera el equilibrio. Esta era una imagen que agradaba a su vista, por lo que decidió tomarle algunas fotos para luego adornar la entrada del establecimiento. La cara de Natalia denotaba el sufrimiento a la que estaba sometida.

Terminado de tomar las fotos, se retiró dejando el sótano oscuro y a Natalia con su sufrimiento. Así permaneció hasta medianoche, momento en que fue liberada de los castigos que le había impuesto.

Este había sido un castigo prolongado y riguroso. Si bien todas las esclavas y aun las putas de Las Misioneras pasaban periódicamente por el sótano para ser sometidas por Nico, nunca era tan riguroso, en especial con las putas. Justamente las putas debían soportar castigos suaves, generalmente permanecer atadas pero nunca eran azotadas o torturadas. Se pretendía que esos fueran los primeros pasos para convertirse en putas esclavas.

En este momento el Doctor Nicolás Aranguren era un próspero abogado que comerciaba con carne femenina. Entre las putas que manejaba estaba su hermana que había resultado una excelente esclava buscada por varios clientes frecuentes. Sofía también había sido capaz de recolectar material humado para ofrecer como mercancía en Las Misioneras.

Nico quería tener nuevas figuras en el plantel pero las catorce esclavas y las doce putas que había en el establecimiento colmaban su capacidad. Quizás fuese el momento de proceder a la venta de alguna de las mujeres. La pregunta que se hacía era ¿Cuál? Estaban en un buen momento para la venta de cualquiera de ellas. Eran todas muy jóvenes y seguro que habría interesados en poner mucho dinero para disponer de alguna de las jóvenes.

Una muy buscada era su hermana. Sería una posibilidad venderla ya que sacaría buen dinero, pero era un gusto para él mismo cogerla y atormentarla periódicamente. Patricia había tenido la fantasía de ser vendida en un mercado de esclavas. Sería bueno tenerla expuesta para que ofertaran por llevársela. En cuanto a Guadalupe, una de las putas más jóvenes, apenas se estaba acostumbrando a su tarea de puta. De todas maneras la vendería como esclava. ¿Quién podría oponerse? ¡Qué cara pondría cuando se viera envuelta en una subasta!

Lo estuvo meditando varios días hasta que decidió hacer un pequeño remate con las tres. En la casa de su amigo Luis había una habitación que tenía tres columnas, lugar ideal para exponer atadas a las tres.

Arregló todo para una semana después. Llevaría a las tres mujeres sin decirles para qué. Ya se enterarían después. Se contactó con diferentes clientes asiduos que podían estar interesados en la compra. Los citó para el miércoles siguiente a las diez de la mañana en la casa de Luis.

Ese día hizo levantar temprano a las tres mujeres (Guadalupe, Patricia y Sofía, su hermana) y se encaminaron a la casa de Luis. Una vez allí las hizo desnudar y las ató prolijamente a las columnas. Como buenas sumisas no se atrevieron a preguntar para qué las había llevado allí.. Una vez concluida la tarea Nico dispuso algunas sillas frente a las mujeres a ser vendidas. Poco después llegaron los posibles compradores.

Una vez que estaban todos ubicados en sus sillas, Nico tomó la palabra y les explicó a los presentes que las tres jóvenes allí expuestas serían vendidas al mejor postor. En ese momento las tres comprendieron cuál sería su futuro. Si bien a las tres se les hizo un nudo en el culo, ninguna se atrevió a decir palabra.

Nico: Comiencen sus ofertas. Por cualquiera de las tres.

Uno de los presentes ofertó cuarenta mil dólares por Guadalupe. Otro subió la oferta a cuarenta y cinco. El primero aumentó a cincuenta. Uno de los presente se levantó acercándose a Guadalupe para palparle las tetas y el culo. Parece que no cubría sus expectativas porque no mejoró el precio ni tampoco lo hizo ninguno de los presentes.

Nico: Bien, Guadalupe ha sido vendida en cincuenta mil. Y dirigiéndose al comprador le preguntó: ¿La desatamos ya o esperamos al final?.

Comprador 1: -Podemos esperar al final. Es muy lindo verla atada y con esa cara de desesperación. Propongo que luego que las tres sean vendidas les tomemos fotos para tener un recuerdo de este lindo momento.- Todos estuvieron de acuerdo

Nico. Quedan dos esclavas. ¿Alguna oferta?

Otro de los presentes ofertó 65.000 dólares por Sofía

Nico: Bien hermanita parece que te cotizas bien. 65 no está mal para comenzar.

-¿Es su hermana de verdad Dr. Aranguren?-

Nico: sí. Trabajó primero de puta y ahora como esclava en Las Misioneras desde que se inauguró. Se las recomiendo. No es porque sea mi hermana pero es una puta esclava de primera. Resiste muy bien las torturas. Es especial para aquel que quiera una esclava que soporte todo. Por su concha han pasado gran de instrumentos de tortura. Si quieres mirar, sepárale los labios y verás algunas marcas de la picana eléctrica que yo mismo le apliqué.

-Será excitante torturar a su hermana. Ofrezco setenta mil-

El anterior: ochenta. Yo quiero quedarme con esa puta. La conozco de Las Misioneras, pero no sabía que era hermana del Dr. Lo tendré al tanto de los castigos que le aplicaré.

Nico: no habiendo más ofertas se la lleva el señor por ochenta mil. Y dirigiéndose a Sofía. Gracias puta, te he vendido en un muy buen precio.

Por su parte Sofía tenía sentimientos encontrados otra vez. La desconcertaba que su propio hermano la hubiera vendido como esclava, pero por otro lado era una nueva aventura que la excitaba.

Otro asistente que había permanecido callado, hizo la oferta por Patricia. 35.000

Nico: Patricia, ¡que poco que vales! Tu fantasía de ser vendida en un mercado de esclavas ha quedado en eso, en fantasía. Sólo 35.000. ¡Eres una puta barata!

Otro asistente: Ofrezco 38.000. Así esta puta no se siente tan mal.

El primer oferente de Patricia. Yo quiero torturar a esta puta. 45.000 para llevármela.

El otro oferente: Subo a cincuenta. Esta hembra tiene unas tetitas ideales para hacerles de todo. Patricia, ¡No sabes lo que te espera!. El Marqués tenía poca imaginación frente a las cosas que se me ocurren a mí.

Nadie más hizo oferta alguna. Patricia era vendida en 50.000 dólares.

Bien, si quieren tomar fotografías aprovechen ahora. Todavía dejaremos a las tres putas atadas, mientras brindamos con una copa de champagne francés y sandwiches el resultado de esta subasta.

Los hombres conversaban animadamente mientras brindaban por las adquisiciones. Las tres mujeres que permanecían atadas y desnudas esperando ser llevadas a quién sabe a qué mazmorra, lloraban en silencio. Sofía, que se sentía segura ser regenteada por su hermano, ahora la había vendido. Su nuevo dueño ¿Sería muy riguroso en los castigos y torturas? Pronto lo sabría.

Guadalupe había trabajado sólo de puta y ahora era vendida como esclava. Estaba temerosa. Había visto que algunas de sus compañeras salían del sótano o del porque con sus cuerpos muy marcados y doloridos.¿Eso le pasaría a ella?. Seguramente sí. Temblaba de miedo.

Ninguna de las tres tenía certeza de lo que vendría. Ninguna de las tres imaginaba, cuando salieron de Las Misioneras, que serían rematadas como ganado, pero la suerte estaba echada. El Dr Aranguren así lo había decidido. Ahora serían esclavas permanentes.

Por su parte Nico ahora buscaría tres putas nuevas para completar el plantel. Quería carne fresca y bien joven por lo que sólo incorporaría putas de no más de dieciocho años. A su regreso a Las Misioneras les comunicó a las restantes putas que tres esclavas acababan de ser rematadas y vendidas a hombres que seguramente las torturarían sin piedad. Entre las vendidas estaba Sofía, que había logrado el precio de ochenta mil dólares, el precio más alto de las tres.

Todas las mujeres quedaron consternadas. No imaginaban que Nico vendería ninguna de las esclavas y mucho menos a su hermana. Una vez más tomaron conciencia que con el Dr. Nicolás Aranguren no se juega.

 

 

Capítulo II

El Regreso de Sofía

Había pasado algo más de un año y medio desde que Sofía había sido vendida. Una mañana, la secretaria de Las Misioneras le anunció al Dr. Aranguren que la señorita Sofía Aranguren quería verlo.

-Que pase.-

La secretaria la acompañó al despacho del Director.

-Buenos días hermanita puta, que sorpresa. No te esperaba por aquí. ¿Qué pasó con tu amo?

-Verá doctor. Mi amo se fue a esquiar a Banf, mientras yo quedaba en la casa, pero tuvo un accidente grave y murió. En el testamente dejaba todas sus pertenencias a su sobrina. Por supuesto entre sus pertenencias estaba yo pero la sobrina no quiso tenerme más. Le propuse entonces que me vendiera pero no quiso. Simplemente me echó de la casa. Por eso he recurrido a Ud. Para que me dé albergue.-

-Por supuesto que siempre habrá un camastro y un plato de comida para las putas que pasaron por aquí. Por lo que dices ahora estás libre y sin dueño.-

-Efectivamente. Por eso quisiera ver si puedo volver a trabajar aquí como puta, esclava o si Ud. quiere venderme nuevamente.-

-Primero quiero ver el estado de tu cuerpo. Desnúdate y cuéntame lo que has pasado en la casa de tu amo.-

Sofía comenzó a desnudarse hasta quitarse la última prenda mientras comentaba las alternativas en la casa de la cual provenía.

-Realmente era muy duro conmigo. Cuando se disponía a torturarme se preguntaba cómo iba a soportar la hermanita del Dr. los castigos que tenía preparados. He sufrido largas sesiones de castigos en la concha, como podrá ver por las marcas que tengo. También he sido marcada en el culo con hierro caliente y aquí en el vientre quiso tatuarme "Esclava" como podrá apreciar.-

-Algo frecuente era colgarme de los tabillos. Tanto es así que estoy muy acostumbrada a pasar largo tiempo en esa posición. En una oportunidad me tuvo suspendida cinco horas y media, tiempo que aprovechó a azotarme hasta el último rincón de mi cuerpo incluyendo la concha que tenía expuesta.-

-Veo que tienes el agujero del culo bastante dilatado. ¿Te cogía con frecuencia por allí?.-

-No casi nunca me cogía por el culo, pero sí me ha introducido diferentes consoladores, vibradores y otros objetos muy dolorosos y dilatantes. Por eso verá el ano abierto. También he desarrollado una especial capacidad para la felatio. Debido a los frecuentes castigos en la vulva y vagina, no podía ser penetrada por ese agujero, por lo que debía recibir su semen en mi boca. Por otra parte hubo días en que ese era el único alimento que recibía.-

Mirando exhaustivamente las distintas partes del cuerpo de su hermana el Dr. le preguntó cuánto hacía que no cogía.

-Hace quince días, desde que mi amo se fue a esquiar.-

-Antes de trabajar en mi establecimiento quiero asegurarme que estás perfectamente sana. Ve a ver al Dr. Ventura para que te haga una revisación a fondo. Sólo cuando él te dé el certificado podrás trabajar como puta o esclava.-

Sofía se retiró dirigiéndose de inmediato al consultorio del Dr Ventura. Luego de revisarla, incluyendo la penetración por sus tres agujeros, extendió el certificado. Sofía volvió de inmediato a Las Misioneras.

-Aquí tengo el certificado Nico.-

-Ya sabes que soy el Dr. Aranguren y tú la puta Sofía. Nada de llamarme Nico o tomarte confianza porque soy tu hermano. Exijo respeto.-

-Le pido que me perdone Dr. Quizás merezca un castigo por esta impertinencia.-

-No usaré tiempo en castigar un puta como tú ahora. Ve al salón, que te suministren la ropa adecuada y te pones a trabajar como puta y esclava. Veré si puedo venderte nuevamente a un amo que te trate como mereces.-

Cuando Sofía regresó al salón tenía puesto un vestido muy transparente, con unas bragas de reducidas dimensiones, portando grilletes en sus tobillos y esposas en sus muñecas. Muy poco tiempo después uno de los clientes requirió sus servicios, llevándola a la zona del parque destinada al uso de esclavas.

Los primeros azotes que dieron de lleno en sus tetas le causaron profundo dolor. Hacía quince días que no era castigada en absoluto y había perdido parte del entrenamiento. Esto enardeció al cliente que azotó más fuerte aun el cuerpo de Sofía antes de penetrarla primero por el culo y luego por la vagina.

Llegada la hora del cierre del lupanar, como era habitual, Nicolás reunió a todas las putas y esclavas. Era el momento para hacer los comentarios de lo ocurrido durante el día y elegir alguna de las mujeres para pasar la noche con ella. Nico, dirigiéndose a ellas les dijo:

-Ha regresado mi hermana Sofía. Alguna de ustedes recordará que la había vendido como esclava hace un tiempo, pero ahora está de regreso. Ya decidiré si se queda aquí como puta y esclava o la vuelvo a vender.

Esta noche me quedaré con ella ya que quiero conocer lo aprendido en este tiempo. Espero Sofía que tengas tus tres agujeros en condiciones porque pienso usar los tres. Primero te llevaré al sótano para torturarte un rato y luego estarás en una jaula mientras yo descanso en mi dormitorio-

-Sí Dr. Aranguren. Tendré mucho gusto en complacerlo en todo lo que desee. Estoy a su disposición para que me torture como Ud. tan sabiamente sabe hacerlo.-

De inmediato se dirigieron al sótano. Las demás mujeres se fueron cada una a sus habitaciones a descansar. Alguna de ellas no conocía en detalle la historia de Las Misioneras y quedaron sorprendidas que Sofía fuera la hermana de Nico y que fuera tratada así. Una de ellas, mientras se retiraban preguntó a otra:

-¿Y el Dr. se va a torturar y coger a su hermana?-

-No veo motivo para no hacerlo. Es una puta como cualquiera de nosotras con los mismos órganos para dar placer a los hombres. ¿Por qué no la torturaría para luego cogérsela a ella también como hace con cualquiera de nosotras?.-

La pregunta quedó sin respuesta. En tanto Sofía, luego de desnudarse debió soportar varias perversidades de su hermano. Nico gozaba especialmente en aplicarle descargas eléctricas en la concha. Luego la azotó con los más temibles látigos.

Sofía sugirió que la azotara en la concha con unas disciplinas ya que esa parte sólo había sufrido descargas eléctricas. Nico asistió y luego de amarrarla a un sillón que dejaba expuesta su concha, le asestó unos quince latigazos en la vulva. Luego la penetró por sus tres agujeros acabando en la boca de Sofía que tragó el semen en un acto de total sumisión. Cuando Nico quedó sexualmente satisfecho encadenó a Sofía y le permitió dormir en una jaula que al efecto tenía en su dormitorio.

Los clientes que habían conocido a Sofía antes de ser vendida se sorprendieron de verla nuevamente en Las Misioneras y para rememorar experiencias anteriores era una de las más buscadas en el prostíbulo. Tanto era así que su cuerpo muy pronto se llenó de marcas de todo tipo. Aprovechando la capacidad de Sofía de permanecer largo tiempo colgada de los tobillos, Nico hizo colocar unos ganchos en el techo del salón para exhibirla cabeza abajo. Fue así que todo el tiempo que estaba desocupada Sofía permanecía colgada de los tobillos, vistiendo solamente una braga y con sus muñecas esposadas. Era una mercancía muy buscada.

Diversas instituciones solicitaban a Nicolás alguna colaboración. En particular el Colegio de Abogados de la ciudad, de la cual el Dr. Aranguren era un socio importante y muy conocido, le solicitó un fin de año una colaboración. Nico no era aficionado a dar dinero pero en cambio sugirió donar horas de putas y esclavas de Las Misioneras. Así se organizó una rifa en la cual el primer premio eran 15 horas de putas o 10 horas de esclavas y el segundo premio 9 horas de putas o 6 de esclavas. Podían dividirse tal como lo quisiera el ganador sin término para ejercer el premio.

La rifa concitó el interés no sólo de la mayoría de los abogados socios del Colegio sino de muchas otras personas que veían un premio muy atractivo. Antes de la fecha del sorteo se habían vendido todos los números. Debido al éxito, muchas otras instituciones solicitaban este tipo de donaciones a Las Misioneras, por lo que fue necesario limitarlas, ya que muchos de los concurrentes lo hacían como beneficio de los premios.

Debido a los crecientes requerimientos, Nico decidió no vender por el momento a Sofía, que seguía siendo muy buscada, sino mantenerla como parte del plantel e incluso se iniciaron obras para ampliar las habitaciones para el trabajo de las putas y construir varias salas más para las esclavas. Cada día había más requerimientos de esclavas en desmedro de las putas, por lo que Nico se vio en la necesidad de obligar a algunas de las putas a convertirse en esclavas y recibir entonces no solamente la leche de sus clientes sino también los distintos castigos que les inflingían.

También debió recolectar más mujeres para las Misioneras, pero ya no era necesario poner avisos o recurrir a conocidos. Todas las semanas se presentaba alguna joven que quería integrar el plantel, por lo que podía seleccionarse los mejores ejemplares y los más dóciles. Ahora Nico era muy exigente.

Una de las tantas visitas de postulantes que llegó al burdel fue Brenda, una rubia australiana de muy buena figura. Pasó al despacho de Nico.

-Dr. quería entrevistarme con Ud. para que me diera la oportunidad de trabajar en Las Misioneras.-

-Está bien. Necesitamos esclavas y no putas. ¿Has trabajado ya de puta?.-

-No señor. Este sería mi primera incursión como puta.-

-Te dije que no necesitamos putas sino esclavas. Si estás dispuesta seguimos, si no te retiras porque no tengo tiempo.-

-Puedo ser esclava.-

-Entonces desnúdate y así sin ropas te diriges a la sala 3 y me esperas.-

Brenda se quitó rápidamente todas sus prendas y se dirigió, casi corriendo, a la sala 3. Estaba avergonzada de pasar por el salón y el pasillo desnuda. Allí aguardó la llegada de Nico mientras observaba los distintos objetos que estaban a su vista.

Cuando Nico entró, cerró la puerta y procedió a atarla a un caballete. Tomando un látigo descargó un sonoro azote en el blanco culo de Brenda que emitió un lastimero gemido. Nico procedió a amordazarla de inmediato y continuó con una docena más de azotes. Sin decir palabra la desató, le quitó la mordaza y le indicó que le mamara el miembro.

Brenda estaba asustada y confundida, pero comenzó de inmediato a chupar. Luego Nico le retiró el pene de la boca para introducírselo en la vagina, donde acabó poco después. Luego de eso, dirigiéndose de manera despectiva le dijo:

-Eres una puta que vales poco y nada como esclava . Deberé torturarte cruelmente durante un tiempo para ver si eres digna de trabajar aquí. Lo único que puedo hacer es tenerte como puta durante un par de semanas mientras en mis ratos libres te entreno como esclava. Si veo que sirves, podrías quedarte. Si no quizás te venda a otro prostíbulo para que hagas de puta barata.-

-Gracias doctor por la oportunidad. ¿Cree que mi cuerpo de puta puede interesar a los clientes?-

-Ya te dije. Como puta no vales mucho por ahora. No sabes coger como les gusta a los clientes que vienen a los prostíbulos. Te voy a entrenar como esclava para que complazcas a los clientes. Sufrirás todo tipo de vejaciones antes que te acepte definitivamente.-

-Está bien. Lo pensaré.-

-Nada de pensar. Si no aceptas ya mismo para quedarte aquí, te retiras de inmediato y no aparezcas nunca más. No quiero putitas con melindres. ¡O abren las piernas para coger y poner su cuerpo para ser torturadas o se van.!-

-Le pido que me perdone doctor. Me quedo ya mismo y espero sus órdenes o de quién Ud. indique.-

-Bien, tengo algo de tiempo. Comenzaré torturándote en la concha. No quiero ni un quejido. Si gritas te volverás a tu casa de inmediato.-

Brenda se acostó en una mesa donde fue amarrada con las piernas separadas mostrando su clítoris asomando por la vulva. Le colocó una pinzas que apretaban fuertemente los labios exteriores y el clítoris. El rostro de

Brenda se contraía de dolor pero permaneció callada. Tomando una jeringa inyectó en cada pezón dos centímetros cúbicos de solución isotónica. Ahora los pezones de Brenda estaban de gran tamaño y doloridos por el pinchazo y el líquido inyectado. Así permaneció algo más de una hora.

Esta fue una entrevista típica que Nico tenía cada vez que alguna joven quería entrar como puta en Las Misioneras. Muchas eran rechazadas apenas quedaban desnudas ante Nicolás. Si su cuerpo no le resultaba agradable, o eran torpes en mostrar sus intimidades eran despedidas de inmediato.

Brenda se hizo muy amiga de Sofía, quién le dio muchos y muy útiles consejos de manera que al cabo de dos semanas Nicolás aprobaba su permanencia en el establecimiento como esclava. El director no había tenido compasión en aplicarle todas y cada uno de los castigos más rigurosos para asegurarse que luego sería una esclava requerida por los clientes.

Mientras tanto Brenda estaba sorprendida de la permanencia de Sofía colgada de los tobillos y cómo era tratada por su propio hermano.

-No te confundas Brenda. Aquí somos nada más que unas putas, que a los hombres les gusta torturar y coger. Si no te adaptas a eso, la puedes pasar muy mal. No importa si soy su hermana o simplemente una joven que se presentó aquí como tú para trabajar. Todas somos unas putas que deben estar ocupadas con clientes el mayor tiempo posible para que Las Misioneras gane dinero y nada más.

El éxito de Las Misioneras se debe a la férrea conducción del doctor Aranguren que sabe cómo manejarnos. Por eso el hecho que yo sea su hermana no interesa a nadie Entonces me alquila, me vende o trabajo como esclava aquí adentro. Mi cuerpo debe estar a disposición de lo que él decida. Como te dije todas nosotras somos simple mercancía.-

Quizás por ser nueva, quizás por su juventud o quizás por méritos propios Brenda tenía cada vez clientes asiduos, por lo que Nicolás decidió aumentar el precio horario de la esclava. Se había acostumbrado a los castigos más crueles y junto con Sofía habían sido las elegidas para probar los distintos elementos de castigo que se compraban u otros nuevos y penosos castigos con conocidos instrumentos.

Seis meses luego de su ingreso Brenda tenía marcas de fuego y látigos en todo su cuerpo, sus pezones y su concha tenían anillas fijas y una perforación en el tabique de la nariz permitía que le colocaran una argolla también allí. Frecuentemente cuando llegaba la hora del cierre apenas estaba en condiciones de dirigirse a su habitación.

Nicolás estaba pensando en ampliar la base del negocio. Quería incursionar en el comercio exterior de carne fresca. Tenía referencias que estas putas podían venderse a buen precio fuera de límites del país. Fue a así que por medio de internet logró ponerse en contacto con importadores de Frankfurt y Oslo para hacer el primer embarque. Le solicitaban en total siete putas. Tres para Alemania y cuatro para Noruega.

Aprovechando las jóvenes que se presentaban y pudiendo renovar el plantel propio, en dos semanas reunió las siete jóvenes requeridas para ser exportadas. Cuatro eran putas que trabajaban en Las Misioneras desde hacía un tiempo y otras tres que se habían ofrecido para trabajar allí en esas dos semanas. Preparó toda la documentación y alquilando un avión privado embarcó las siete jóvenes esposadas y en jaulas individuales. Fueron desembarcadas en ambos aeropuertos sin dificultades y recibidas por los traficantes, que remitieron el dinero pactado. Todo el operativo había resultado un éxito con todos los recaudos legales de existentes (Ley 13.113, artículo 13, inciso h).

De esta manera había renovado cuatro de las putas que tenía por otras cuatro nuevas. Una de las que se incorporaban era una prima de Brenda, que apenas había cumplido la edad legal para integrarse al plantel profesional. Por su extrema juventud era útil como puta. Ya sería el momento de convertirla en esclava o venderla al exterior.

Poco tiempo después dedicaba una importante cantidad de su tiempo a reclutar putas para exportar. No es que fueran mejores o peores putas que las del país de destino. Simplemente eran distintas, algo más exóticas, lo que alentaba a los clientes a concurrir más asiduamente a los prostíbulos. Nicolás mismo intercambió en alguna oportunidad putas traídas desde Hungría, siempre con la documentación en regla como corresponde a un abogado serio y responsable. Había comprobado que eran muy buenas esclavas, sumisas y de gran resistencia física para los castigos.

Algunas de las mujeres de Las Misioneras eran alquiladas a un conocido fabricante de artículos sado para ensayar nuevos equipos y rediseños de otros ya conocidos. Las salidas eran por una semana y a su regreso las mujeres debían permanecer dos o tres días sin trabajar para poder recuperarse de los castigos sufridos. Este lucro cesante era compensado por el alto valor de la renta.

Las actividades de Nicolás se habían ido diversificando. Aquello que comenzó como una orientación de las amigas de Sofía, que lo único que tenían en claro era que estaban muy calientes a esta comercialización había un largo trecho, conducido muy hábilmente por el Dr. Aranguren

FIN

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Aprender a Obedecer (3)

Aprender a Obedecer (2)

Aprender a Obedecer (1)

El Periodista

El Juego es un Vicio

La Estudiante Ladrona

El Sindicato

Virginia

Deportista Dominada (15)

Deportista Dominada (14)

Hoja de vida de Ricardo Erecto

Deportista Dominada (13)

Deportista Dominada (12)

Deportista Dominada (11)

Reflexiones de Ricardo Erecto

Deportista Dominada (10)

Deportista Dominada (9 de 9)

Deportista Dominada (8 de 9)

Deportista Dominada (7 de 9)

Deportista Dominada (6 de 9)

Deportista Dominada (4 de 9)

Deportista Dominada (5 de 9)

Deportista Dominada (3 de 9)

Deportista Dominada (2 de 9)

Deportista Dominada (1 de 9)

Las Trillizas

De puta a esclava (4)

Las Hermanitas Gutiérrez (4) y final

Las Hermanitas Gutiérrez (3)

Las Hermanitas Gutiérrez (1)

Las Hermanitas Gutiérrez (2)

De puta a esclava (3)

La Religiosa (3)

La Religiosa (2)

La Religiosa (1)

Tradiciones

Captura y Venta de Esclavas (9: Final)

Captura y Venta de esclavas (8: El uso de Pilar)

Captura y Venta de Esclavas (7: Julieta se acost.)

Captura y Venta de Esclavas (6: El Castigo)

Captura y venta de Esclavas (5: La Humillación)

Captura y Venta de Esclavas (4: La Subasta)

Captura y Venta de Esclavas (3: Venta de Soledad)

Captura y Venta de Esclavas (1: La Captura)

Captura y Venta de Esclavas (2: El Sometimiento)

Consecuencias Inesperadas (3)

Consecuencias Inesperadas (2)

Consecuencias Inesperadas

De puta a esclava (2)

De puta a esclava

El Despertar de Julieta (2)

El Despertar de Julieta

El Marqués, Andrea y Cristina (4)

El Marqués, Andrea y Cristina (3)

El Marqués, Andrea y Cristina

El Marqués, Andrea y Cristina (2)

Siete mujeres para el guerrero

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