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Mi Sobrino Visita a Sandra Raquel

en Sadomaso

Mi Sobrino Visita a Sandra Raquel

Ricardo Erecto

Hace unos meses mi sobrino Juanillo me comentó que viajaría a España a visitar familiares y amigos. Es un verdadero “andalú” ya que a pesar que ha pasado muchos años en Argentina, su acento no lo ha perdido. Tiene 32 años y es ingeniero electrónico.

Sabiendo que estaría por esas tierras, quise hacerle llegar un pequeño presente a Sandra. Se trataba de una lámina que mostraba una esclava medieval que era azotada mientras permanecía amarrada en un árbol. Así le entregué el presente y la dirección de Sandra con una advertencia.

-Sandra es una buena amiga. No me hagas quedar mal con alguna de tus locuras.-

-¡Pero que vaaa! Si es amiga tuya, me cuidaré.-

Partió en un vuelo de Iberia y regresó tres semanas más tarde. Nos encontramos para que me contara cosas de su tierra natal. Luego de varios episodios, le pregunté por Sandra.

-Es una tía que vale mil. ¡Y su culo! Redondo, firme. Fue una delicia azotarla con una vara.-

¡Quéééé! ¿Azotarle el culo con una vara? Espero que no hayas sido capaz de eso.-

-Pues de eso y mucho más. No solamente le dejé rojo el culo sino que además me adentré en sus profundidades.-

-¡No de digas que también la sodomizaste!-

-¡Hombre! Sí. ¡Está tan buena que no iba a perder la oportunidad de cogerla! También  su coño depilado, apretadito y bien lubricado era una delicia penetrarlo.-

-¡Menos mal que te dije que no me hicieras quedar mal! ¿Qué más le has hecho?-

-Pues algunos azotes en las tetas. Antes de clavársela en el coño, nada mejor que escucharla gemir. Por eso primero algo en las tetas y los pezones y luego, vamos, ¡a clavársela!-

-Juanillo, Juanillo, eres incorregible. Le escribiré una carta a Sandra pidiéndole disculpas.-

-¿Por qué disculpas?-

-Pues porque supongo que no le gustó nada.-

-No creas, me pidió que me quedara esa noche con ella.-

-¿Y volviste a castigarla y cogerla?-

-¡Pues claro! No iba a ser para tomar una manzanilla.-

-¿Y qué le has hecho?-

-Mira, como  ya te he dicho, es una tía que tiene un cuerpo espectacular y que deja hacerse de todo. Así, salimos primero a comer algo en El Museo del Jamón, unas tapas y unas cañas. Luego volvimos y nos metimos enla cama. Lehabía hecho tomar unas cervezas demás porque quería que se durmiera profundo.-

-Como te dije, luego de quitarle la ropa, no fuimos a la cama y desnudos estuvimos jugando un rato hasta que nos corrimos, Luego ella se quedó dormida, cosa que aproveché para atarle las manos en la espalda. ¡Que visión! Cuerpo longuilíneo, bien formado.-

-Cuando despertó, quiso moverse y se encontró con las manos atadas. Entonces aproveché a pellizcarle los pezones hasta ponérselos duros y luego, pese a su aparente resistencia, le separé las piernas y se la clavé en la vagina hasta el fondo.-

-¡Eres un bruto!-

-Déjame terminar. Ambos nos corrimos. Luego la llevé a la salita que tiene con algunos instrumentos y le até las manos en alto. Luego de darle unos quince azotes, algunos en el culo, otros en el vientre y otros en la espalda, noté que su coño estaba mojadito nuevamente. No me pude resistir y levantándole las piernas se la metí bien adentro otra vez.-

-¡Pobre Sandra! ¡Lo que habrá sufrido!-

-Yo diría ¡lo que habrá gozado! No te imaginas cómo se movía hasta que se corrió, con la respiración alterada, los ojos entrecerrados y su boca húmeda. ¡Una maravilla de mujer!-

-¿Estás seguro que no la estabas forzando?-

-Tío, que no es la primera vez que mojo la chaucha, como dices tú. Sé muy bien distinguir cuando una mujer lo hace con ganas y cuando sin ganas y esta tía ¡lo hacía con ganas!-

-Juanillo, no sé qué decirte. Sandra Raquel es una amiga y si bien escribe cosas un tanto atrevidas… del dicho al hecho, hay buen trecho. Espero no perder una amiga.-

-No creo, tanto es así que compró luego un libro para ti. Aquí está. Se titula “Azotes Excitantes” y según leí en la contratapa describe cómo azotar a una mujer para excitarla. Creo que ahora será más amiga tuya y seguramente espera tu visita. Me preguntó si tú me habías enseñado esas cosas.-

-Ya no tengo edad para andar en esos menesteres. Por supuesto que no he dejado de coger, pero de allí a tener la fuerza de un hombre como tú, con cinco polvos seguidos, ¡Joder! ¡Hay una diferencia!-

-Vamos tío, que las mujeres hablan… y cuentan cosas.-

-¿Crees que soy Berlusconi? No tengo esa suerte. Además no he sido de andar por allí… De todas maneras le escribiré una carta a Sandra pidiéndole disculpas por lo sucedido. No te creo que ella estuviera feliz con recibir azotes en el culo.-

-Haz lo que quieras, pero sabiendo dónde vive, cada vez que vuelva a mi tierra, pues la visitaré, le daré unos azotes y … a metérsela.-

-Eres un grosero. Así no se trata a una mujer.-

-¿Qué estás diciendo? He leído tus cuentos. No te hagas el inocente.-

-Te repito lo que te dije de Sandra. Una cosa es escribir y otra proceder. Que te hubieras cogido a Sandra es una cuestión de ella y tuya, que le hayas roto el culo es otra cosa y que la hayas azotado hasta en las tetas, pues, eso es ya pasarse de la raya.-

-No es otra cosa. Yo le habré roto el culo, pero ella lo puso para que se lo rompiera. Le habré castigado en la tetas, pero ella las puso a mi disposición. Es una cosa entre ella y yo, así de sencillo.-

-Y dime, ¿quedó muy marcada con los azotes?-

-Quedó con marcas muy notables pero luego se puso una crema… no recuerdo la marca y se le fueron bastante rápido. No sabes lo lindo que estaba su cuerpo cruzado por rayas rojas. Uno de los azotes cayó sobre los pezones. ¡Qué bien le quedaban las tetas así!-

-Oye Juanillo, me parece que puedes tomar mi lugar escribiendo historias. Tienes buena imaginación y experiencias prácticas.-

-No tanto. Francamente Sandra me tentó, la vi predispuesta y adiviné un cuerpo… que vamos. ¡Qué tía!-

-Bueno, lo importante que lo hayan basado bien ambos. Si es cierto que ella lo hizo con gusto y disfrutó de los polvos, pues ¡Alabado sea el Señor! Y dime, ¿puedes describirme su cuerpo, ya que la has visto desnuda y desde todos los ángulos?-

-Pues te diré. Se nota que toma sol en bolas, supongo que en la Costa del Sol. Su cuerpo no tenía ni una marca de traje de baño. Sus tetas, la de una muchacha de 18 años, firmes, rozagantes, con unos pezones rojos prominentes que dan ganas de besarlos, chuparlos, morderlos.-

-Su culo también firme, bien paradito, con trabajo de gimnasio, de piel suave y tersa, ¡una delicia! En cuanto a su pubis, con el vello bien recortadito, apenas una mata arriba de la raja y sus labios vaginales prominentes, carnosos, una verdadera fiesta para los ojos. Sus piernas, bien formadas y de piel tersa. ¿Qué te puedo decir? ¡Un espectáculo verla desnuda!-

-Veo que no has perdido detalle de su cuerpo.-

-No, para nada. Una tía así no se olvida fácilmente. Lo único que no quiso fue que le tomara fotos desnuda. Espero que la próxima vez que la visite, pueda hacerlo.-

Así finalizaba esa conversación con mi sobrino. Estoy indeciso si escribirle a Sandra Raquel  mencionando el hecho o callarme la boca y crea en la discreción de mi sobrino. No quiero perder una amiga pero tampoco quiero pasar por un gilipollas y que se pitorreen de mí. Creo que lo consultaré con HombreFX que tiene larga experiencia en relaciones humanas…

Capítulo 2

Finalmente le escribí una conceptuosa carta a Sandra Raquel en la cual le comenté alguna de las cosas que mi sobrino Juanillo me había dicho. Me respondió diciéndome que había sido un gusto encontrarse con él.

Tiempo después me encontré con Juanillo

-Dime tío, ¿le has escrito a Sandra?-

-Sí y me respondió que había sido un gusto encontrarse contigo.-

-¿Te dijo algo más?-

-No, nada. ¿Por qué?-

-Pues porque te he contado solamente la mitad de las cosas.-

-¿Pasó algo más?-

-Pues sí. Ella me propuso que volviera el fin de semana siguiente. Entonces le pedí que me esperara esposada co0n las manos en la espalda y solamente con bragas puestas.-

-¿Y?-

-Ella me esperó como le pedí. Ni bien entrar y para que entendiera quién mandaba, le di una bofetada y le ordené que se arrodillara y se presentara. Entonces, obedeciendo me dijo:”Amo Juan, esta esclava está a su disposición”-

-Le indiqué que se pudiera de pie y tomándola del cabello la conduje a la salita que ella tiene para estos menesteres. Allí le puse una cuerda alrededor del cuello fija a un gancho enla pared. Asíno podía moverse de allí. Procedí entonces a jugar con sus pezones. Los apreté, los retorcí y hasta le clavé los dientes.-

-¡Eres un completo demente! ¿Cómo le has hecho eso a Sandra?-

-¿No te dijo que fue un gusto encontrarse conmigo?-

-Sí, pero…. –

-Pero nada. Estaba dispuesta a que continuara. Entonces le bajé las bragas hasta las rodillas y tomando una fusta le descargué algunos azotes. Primero en el pubis, luego en las tetas y finalmente en los muslos. Me cuidé de no tocarle la concha, porque la quería en condiciones de usar sin problemas.-

-Cuando le dejé unas buenas marcas, le metí un dedo enla vagina. Estababien húmeda y lubricada. Entonces le quité las bragas, le separé las piernas y sin mucho protocolo se la clavé hasta el fondo. Una mezcla de suspiros con gemidos me indicó que era lo que necesitaba en ese momento.-

-Sandra estaba tan caliente que se corrió casi de inmediato. Apenas me dio tiempo para vaciar mis huevos. La visión de ella, con sus movimientos limitados y algunas marcas de la fusta en su cuerpo era un placer observarla. Creo haber descubierto en su mirada algo así como agradecimiento. Me acerqué a ella y la abracé y le hice algunas caricias en el culo. Tío, ¡Qué hembra!-

Como tenía ganas de seguir jugando con su cuerpo, decidía desatarla y quitarle las esposas para ubicarla en una camilla ginecológica que ella tiene allí. Luego de tenerla bien amarrada (se dejó atar sin moverse y prestándose a  que la acomodara como quisiera, como buena sumisa que es), comencé a recorrer su cuerpo con mis dedos. Un poco en los pezones y las tetas, el vientre y el ombligo, el pubis y la vulva, los muslos.-

-Tiene unas tetas hermosas, que aproveché a darle algunos cachetazos. Mientras dejaba mis dedos marcados en la piel, observé que los pezones se ponían cada vez más duros, que aproveché a pellizacarlos nuevamente. Gimió un poco por dolor y creo que potro poco de placer.-

-¡Que suavidad de piel, aunque tenía algunas marcas de los azotes! Como la tenía bastante inclinada, incluso el agujero del culo quedaba expuesto. Me tenté y le metí un dedo, Creo que pensó que le iba a introducir algo por allí, porque relajó los músculos.-

-Después de esta recorrida por su cuerpo, había llegado el momento de someterla a otro castigo. Busqué en el armario qué otras cosas tenía y me encontré con una pinzas cocodrilo pero de tamaño mayor al normal y de resorte más fuerte. Los tomé y cuando me acerqué a ella, vi que sus ojos se nublaban de lágrimas. En cualquier lugar que se las colocara, serían dolorosas y ella ya lo sabía, pero se dispuso a lo que yo decidiera, sin protestar, cosa que no se lo hubiera permitido.-

-Las dos primeras pinzas iban destinadas al lóbulo de sus orejas. Cuando los afilados dientes apretaron la piel, un gesto de dolor se marcó en su rostro. Luego el otro lóbulo. Las siguientes dos las destiné a las aletas dela nariz. Entoncessí me pidió que fuera compasivo con ella, cosa a la cual me negué.-

-Otras pinzas cocodrilo las destiné a los pezones y otras a los labios dela concha. Ahoragemía mientras algunas lágrimas se deslizaban sobre sus mejillas. Me retiré de la habitación y cuando estaba trasponiendo la puerta, no pudo contener los sollozos. No sabía cuándo regresaría y por tanto cuándo cesaría su dolor. No quise demorar mucho y regresé a los diez minutos.-

-La visión me impresionó. Estaba sollozando y ahora no eran algunas lágrimas que corrían por sus mejillas, eran muchas que mojaban sus tetas y se deslizaban hasta el suelo. Entonces nuevamente me rogó que le quitara las pinzas. Dirigiéndome a ella le pregunté:-

-¿Estás dispuesta a recibir veinte azotes con la paleta de cuero en el culo?-

-Sí amo, azóteme el culo pero por favor quíteme estas pinzas. ¡No puedo más!-

-Le quité las pinzas, la desaté de la camilla y se ubicó sobre un caballete, dejándome el culo expuesto. Preferí no atarla para que pudiera demostrarme su sumisión. Yo había visto en uno de los armarios, justamente una paleta con una banda de cuero. Fui en busca dela misma. Laprobé contra la palma de mi mano, de manera suave. Aun así me quedó la mano picando por el golpe. Imaginé lo que serían veinte, dados fuerte, en el culo.-

-El primero que descargué lo hice bien fuerte. No te imaginas el grito de Sandra. Realmente había sido fuerte y le había dolido mucho. El culo casi de inmediato se puso rojo. Le di otros azotes con la paleta de cuero pero de manera más moderada que antes y solamente diez. Veinte hubiera sido una exageración. Sandra no tenía descanso, desde las pinzas en sus partes sensibles a un culo machucado. Sin embargo cuando le metí un dedo en la vagina ¡nuevamente estaba húmeda!-

-Di la vuelta al caballete y le exigí que me la mamara hasta que quedara en forma, cosa que hizo con una habilidad prodigiosa. Entonces me ubiqué detrás de ella y nuevamentela penetré. Unavez que ambos nos corrimos, dimos por terminado, por el momento, el juego.-

-Tomamos una ducha juntos y luego se recostó en la cama boca abajo y le pasé, especialmente por el culo, la crema que ella tiene para borrar marcas. Luego algo de crema por el frente y nos quedamos tendidos en la cama conversando, pero verla allí, desnuda y con las piernas ligeramente abiertas, me tenté y le puse el pulgar dentro dela concha. Nosquedamos así hasta que se hizo mediodía. Salimos a almorzar y luego de acompañarla a su casa y prometerle que le daría otras lecciones de obediencia, me fui al hotel.-

-Si esto te lo hubiera contado antes que ella te escribiera, seguro que te hubieras enojado seriamente conmigo.-

-¡Hombre! Nunca imaginé que Sandra se sometería de esa forma, pero si ambos han quedado conformes… pues no tengo nada que decir. ¿No ocurrió nada más entre ustedes?-

-Pues no, ¿te parece poco?-

-No, no me parece poco pero como me lo cuentas en capítulos… -

-No, eso es todo. Sandra es una gran hembra sumisa. Puedes tenerlo en cuenta.-

-Lo único que me queda por decirte es que eres un gran pillo que aprovechas de las muchachas inocentes.-

-Creo que no tan inocentes…  Pienso regresar a visitarla y hacerle algunas cosas más. Esas tetas se merecen un maltrato mayor y esa conchita… muchas penetraciones.-

Nota. Quizás en el futuro visite personalmente a Sandra Raquel y la interne en una casa que tengo por allá, parte de una herencia de mis mayores. No es fácil viajar desde Buenos Aires a España así como así.

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