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Romy y la Sumisión

en Dominación

Romy y la Sumisión

 

Dedicado  Romy a pedido suyo (ID: 1309851)

Autor: Ricardo Erecto

 

Manuel, conversando con su amigo Pepe, le comenta lo que últimamente le estaba ocurriendo con Romy.

-Tú sabes que Romy y yo estamos viviendo juntos desde hace un año, pero ocurre que desde hace unos dos meses se niega a que se la meta por el culo.-

-¡Pero es completamente inadmisible! ¿Cómo va negarse a prestar su culo para que lo uses?-

-Pepe, y eso no es todo. Desde hace un mes apenas la he podido coger por la concha 3 o 4 veces en total. Por una cosa u otra se niega.-

-Dime Manuel, ¿eres tonto o qué? Tienes que hacer algo.-

-He pensado en desprenderme de ella. ¿Qué me aconsejas?-

-Creo que Rogelio es el hombre indicado para Romy. Él es un entrenador de esclavas y pobre de aquella que se niegue a obedecer. Prepara esclavas para tres categorías: Esclavas, Putas Esclavas y Pony Girls. Es muy exitoso en su trabajo. Debes llevar a Romy a la casa de Rogelio y él se encargará de librarte de ella.-

Así, Manuel se puso en contacto con Rogelio y quedaron que al día siguiente los recibiría a las 2 de la tarde.

-Romy, mañana, luego del almuerzo iremos a visitar a un amigo.-

-Espero que sea una reunión agradable.-

-Seguro que sí. Rogelio es muy amable, especialmente con las muchachas.-

Así puntualmente a la hora convenida Manuel entraba a la casa de Rogelio acompañado por Romy. Los hicieron pasar a una sala en la cual estaba Rogelio y dos hombres a su lado.

-Rogelio, ésta es Romy, la muchacha de la cual le hablé.-

-Parece tener buen cuerpo. Romy, ¡denúdate!.-

-¿Quééé? ¿Qué me desnude?.-

-Sí y pronto.-

-No me desnudaré nada. ¿Quién cree que soy? -

Rogelio, dirigiéndose a los dos hombres que estaban con él, simplemente les dijo: “Procedan”. Ambos se ubicaron a los costados de Romy, y luego de amordazarla la comenzaron a desvestir. Una vez que le quitaron la camisa y el corpiño le ataron las muñecas y las unieron a una cuerda pendiente del techo. Romy quería protestar pero solamente se escuchaban unos sonidos incomprensibles debido ala mordaza. Ademásse movía en un vano intento por defenderse. Poco después estaba completamente desnuda y con sus brazos firmemente amarrados en lo alto. Sus pies apenas apoyaban en el suelo.

Rogelio se acercó a la joven y comenzó a inspeccionarla. Primero las tetas. Las palpó, las apretó y comprobó su firmeza. Los pezones también fueros apretados. Luego siguió por la espalda en busca de marcas que disminuyeran su valor. Bajó sus manos hasta el culo. Separó los glúteos para observar el ano e introdujo una falange en el mismo. Romy intentó dar un respingo para evitar la penetración pero la otra mano de Rogelio, sobre el pubis, se lo impidió.

Luego se puso frente a ella y observó el vientre y el pubis, cubierto de vello castaño claro. Tomó su pierna izquierda y la levantó lo suficiente como dejar su concha ala vista. Conla otra mano tomó los labios vaginales, los separó e introdujo un dedo en la vagina.

-No está malla puta. Vamosa tener que depilarla. No me gustan las conchas con vello. Usaremos laser para depilación definitiva.-

-Rogelio, si no me equivoco el laser es efectivo con vello negro, no con vello castaño.-

-Es cuestión de potencia. Con más potencia también es efectivo con pelos más claros aunque la piel queda un poco ardida. Ya le dejaremos la concha bien ala vista. Ademástendremos que esterilizarla para poder cogerla sin forro y no embarazarla.-

Mientras tanto Romy no podía contener las lágrimas. Se sentía humillada como nunca lo había sido antes, pero aun faltaba algo que no imaginaba.

-¿Y cuánto me puede pagar por ella? Tiene buen cuerpo y es joven.-

-¿Cuántos años tiene?-

-Veinticuatro. Estaba conviviendo con ella desde hace un año, pero últimamente se niega a coger, pone remilgos y excusas.-

-Aquí le vamos a enseñar a no negarse a nada, pero si esa es su postura, nos llevará un poco más de tiempo. Puedo pagarle cinco mil euros.-

Fue entonces cuando Romy comenzó a llorar. ¡La estaba vendiendo! ¡Debería someterse a ese hombre que así la estaba tratando! Ninguno de los presente prestó atención a sus lágrimas.

-Me parece que vale más de cinco mil. ¿Qué destino le dará?-

-Tenemos tres categorías. Las más buscadas son las putas esclavas, que creo podría adaptarse a ella.-

-Me gustaría que la venda luego como pony girl. Estará bueno verla por las calles arrastrando un vehículo.-

-Puede ser, pero para definir la categoría en la cual la voy a entrenar y luego vender o alquilar, necesito conocerla más.-

-¿Nada más que cinco mil?-

-Mi último precio es cinco mil doscientos. Si le parece poco puede llevársela de vuelta.-

-Está bien. Arreglemos en cinco mil doscientos.-

Romy estaba desconsolada. Pagaban por ella cinco mil doscientos, ese era el valor que le daban. Hasta una buena potranca podía costar más que eso. ¿Cuál sería su futuro?-

No tuvo mucho tiempo para pensar, cuando escuchó que Rogelio, dirigiéndose a los dos hombres que la habían desnudado les dijo:

-Primero la depilan y luego prepárenla para sodomizarla.-

Se llevaron a Romy y los dos hombres terminaron de arreglar las cuentas.

-Ha sido un gusto señor Manuel de conocerlo. Éste es mi trabajo y si necesita vender o comprar esclavas, putas o potrancas, ya sabe dónde me encuentra.-

-Mucha s Gracias señor Rogelio.-

Así finalizaba este encuentro. Romy sería sometida a duros castigos por negarse a coger con los hombres quela trataban. Rogeliodebía decidir si sería entrenada como potranca o puta esclava, pero en cualquier caso, en por lo menos seis meses, su cuerpo sería maltratado.

Una vez que fue depilada en toda la zona del pubis y la concha la llevaron a una sala y la colocaron en un cepo que la mantenía doblada hacia delante  y sus tobillos fueron atados separados de manera que su culo y su concha quedaban expuestos. Debió permanecer en esa posición media hora.

Sentía impotencia y rabia por lo que tenía que afrontar en ese momento y lo que le esperaba en el futuro. Comenzó a llorar en silencio. Poco después entró Rogelio. Sin mediar palabra, primero pasó la mano por el culo de Romy, le separó los glúteos y le pasó los dedos porla concha. Tomandoun pote de crema, untó la entrada del ano.

Romy comprendió que se acercaba su sodomización. Ahora debía aceptarlo sin remedio cuando antes se había negado a que lo hiciera Manuel de manera más suave. Se arrepentía de ello, pero ahora era muy tarde. Esperaba de un momento a otro sentir el glande apoyado en su culo. Sin embargo luego de un momento de silencio escuchó el silbar del látigo en el aire que impactó en el medio del culo.

No pudo contener el grito mezcla de dolor y sorpresa. Quiso llevar sus manos a la parte recién castigada, olvidando que estaban fijas en los agujeros del cepo. Quiso moverse para salir de la posición en que estaba cuando recibió otro impacto en el culo. Ahora su llanto era abundante, sus gemidos incontrolados.

Rogelio no pronunciaba palabra alguna, simplemente se dedicada a azotar ese culito blanco, redondo y bien formado que tenía delante suyo y que muy pronto sería penetrado por su pija. Los gemidos y el llanto de Romy aumentaban con cada azote mientras aparecían nuevas rayas rojas. Diez marcas quedaron sobre la piel cuando Rogelio dejó el látigo sobre una mesa. Se abrió el pantalón y acercó su pija, ahora muy dura a la entrada del culo.

Comenzó a empujar lentamente. Tenía que tantear la estrechez del agujero y la reacción dela muchacha. Siemprehabía tenido en claro que más allá de las humillaciones y castigos había que conservar el valor de la mercadería que manejaba. Las lágrimas manaban sin cesar y corrían por el rostro dela mujer. Lepareció que era una pija de menor diámetro quela de Manuel, que había entrado varias veces por el agujero. Le dolía menos.

Rogelio sin apuro la clavó hasta el fondo. Esos eran los momentos en que más gozaba. Tener a las muchachas a su entera disposición y hacer con ellas lo que quisiera, pero sobre todas las cosas que se sintieran humilladas. Quizás por ese motivo era que prefería sodomizarlas a cogerlas por la concha.

Sin apuro y con movimientos lentos se corrió dentro del recto. Ahora Romy sollozaba en silencio. La sacó del culo, se limpió y se retiró del lugar. Minutos más tarde entró uno de los guardias, abrió el cepo y la condujo a una sala en la cual había una camilla ginecológica a la cual fue amarrada.

-Vamos a hacerte una pequeña operación para esterilizarte . No te asustes, simplemente pondremos un electrodo profundamente en la concha y haremos pasar corriente eléctrica. Eso no permitirá embarazarte, con lo cual te podrán coger sin protección alguna. ¿Cuántos años tienes?-

-Veinticuatro.-

-Podrás servir como esclava unos cuántos años. Con esa edad resistirás muchos castigos y cogidas.-

Le introdujeron el electrodo y le hicieron la descarga eléctrica. Un grito llenó el lugar, pero la descarga duró solamente dos segundos.

-Ya es suficiente. Podrás coger todo lo que quieras sin problemas.-

Romy no contestó. No era ella la que se desesperaba por coger, justamente había disminuido el apetito sexual. Ignoraba que lo recuperaría muy pronto. Luego la condujeron a una celda aislada, colocándole un collar metálico rodeando su cuello unido a una cadena fija ala pared. Sesentía desolada.

El verdadero entrenamiento comenzaría al día siguiente. Todavía con dolor en el culo por los azotes y en la vagina por las descargas eléctricas (el ano se había recuperado) debió levantarse y la llevaron a desayunar. Allí estaban las mujeres esclavas, las putas esclavas y las recién llegadas. Todas estaban desnudas y la mayoría presentaba marcas de castigos recientemente recibidos. Cuando Rogelio hizo su entrada en el lugar, todas se arrodillaron mientras repetían: “Gracias Señor Rogelio por darnos el alimento” a una señal del amo, todas se levantaron y continuaron con la comida.

A Romy le extrañó no ver a ninguna que pareciera una pony, de acuerdo con lo que había escuchado. Ignoraba que las ponies estaban en los establos alimentándose en cuencos en el suelo. Rogelio se acercó a Romy.

-Has visto lo que han hecho otras mujeres aquí. A partir de mañana harás lo mismo. Cuando yo llegue te arrodillas y agradeces recibir alimento.-

-No pienso hacer semejante cosa.-

-Quizás luego cambies de idea.-

Tomándola del cabello la levantó de la silla y la llevó a una de las salas de castigo. A pesar de sus movimientos por soltarse no pudo evitar que le atara los tobillos y la suspendiera, con la cabeza hacia abajo, de una cadena pendiente del techo. Sus muñecas también fueron atadas y fijas a una argolla en el piso. Tomó conciencia que su cuerpo estaba expuesto.

Sin decir palabra alguna Rogelio tomó una fusta y se acercó a Romy. Le palpó las tetas y le apretó los pezones. Luego tomó distancia y descargó un fuerte golpe precisamente en las tetas. Todo el cuerpo de la muchacha tembló de dolor. Sus tetas, que siempre habían sido su orgullo porque estaban bien formadas, firmes y de piel suave, ahora presentaba una gruesa raya carmesí. No se había recuperado de ese azote cuando recibió otro en el vientre y de inmediato otro en las tetas nuevamente.

Romy se movía en todas direcciones mientras sus lágrimas brotaban sin cesar. Por su parte Rogelio, sin inmutarse continuaba descargando azotes en distintas partes del cuerpo. Así ora iban dirigidos al culo, ora a las piernas, ora nuevamente a las tetas. Luego de unos veinte, se detuvo.

-Romy, quizás ahora estés más obediente. ¿Estás dispuesta a mamarla o quieres que continúe con el castigo?-

-No, por favor. No más castigos.-

-Abre la boca y chúpala como una puta.-

Romy, no tenía alternativa. Abrió su boca e introdujo el pene mientras la lengua acariciaba el glande. Hacía varios años que mamaba pijas. La primera vez fue cuando tenía quince años, la de un compañero de colegio. Cuando tenía dieciséis fue la primera vez que se tragó toda la corrida, también de un compañero. Por ese motivo tenía alguna habilidad en las chupadas. Antes de correrse, Rogelio retiró la pija de su boca.

-Eres un poco rebelde. Me encargaré que te comportes como una sumisa en poco tiempo y si debo torturarte, no me temblará el pulso en hacerlo.-

Romy se asustó. Y esas palabras “…y si debo torturarte, no me temblará el pulso en hacerlo” le resonaron en sus oídos como una sentencia terrible. Poco después la desató y uno de los guardias la condujo a la celda, lugar en el que, luego de encadenarla,la violó. Pocodespués otro de los guardias también hizo uso de su conchita.

El día siguiente fue más duro para Romy. Luego del desayuno fue llevada a las cercanías de los establos. Allí se alojaban las ponies en preparación. Rogelio le ató las manos en alto a uno de los postes de doma. Había otras cuatro jóvenes en igual situación. Las marcas en sus cuerpos indicaban que ya habían sido flageladas numerosas veces. Romy miraba atenta a lo que ocurría a su alrededor.

Fue entonces cuando vio acercarse a Rogelio portando un aparato en sus manos. Cuando pudo distinguir las dos puntas pintadas de rojo comprendió que se trataba de una picana eléctrica de las usadas para conducir la tropa de animales. Quiso cubrir sus tetas apoyándolas contra el poste al cual estaba atada, pero de pronto sintió una fuerte descarga en el culo que la hizo girar, oportunidad que Rogelio aprovechó para apoyar ambas puntas sobre su teta izquierda.

La descarga fue terrible así como los gritos de la muchacha que se movía sin cesar. Precisamente por este hecho, la ató de espaldas al poste dejando ahora no solamente las tetas sino también su concha expuesta a las descargas. Una y otra vez las puntas se apoyaron sobre su cuerpo. Creía que iba a desmayarse, pero no fue así.

-Espero que estos castigos te hagan reflexionar y comiences a obedecer.-

-Obedezco, pero no me torture más.-

Volvió a apoyar las puntas sobre una teta mientras le preguntaba: “¿Estás segura que vas a obedecer?”

Romy, con el rostro desencajado y cubierto de lágrimas, prometía y juraba que haría todo lo que se le indicara. Para ella cesó el castigo pero debió presenciar la doma de otras cuatro mujeres. Se mezclaban los sonidos de los azotes contra los cuerpos desnudos de las infortunadas con los gemidos y gritos de las mismas. Romy entendió que quizás ese fuera su futuro. No se equivocó. Rogelio le anunció que sería entrenada como potranca.

A partir de ese momento se alojó en la cuadra destinada a las ponies. Debía dormir sobre un montón de paja, orinar en un balde y comer en un cuenco.

Al día siguiente hizo su primera salida arrastrando un  pequeño vehículo. En el culo le habían puesto un cilindro que terminaba en unas crines sintéticas. Un ajustado corsé que tomaba desde el ombligo hasta debajo de las tetas, modelaba su figura y era lo que se fijaba al vehículo. Un arnés en su boca hacía las veces de freno, que continuaba en las correas de conducción. Sus manos estaban unidas a la altura de la cintura al mismo corsé. Una vez fija al carro, uno de los guardias se subió y dándole un latigazo en la espalda le indicó que comenzara el trote.

Cada día era una humillación más. Arrastrar el carro como una potranca, siendo manejada por correas con el adminículo de hierro en su boca superaba todo lo que siquiera hubiera podido imaginar. Unos minutos más tarde la transpiración chorreaba entre sus piernas, el cansancio la vencía pero algunos azotes tanto en el culo como en la espalda la obligaban a seguir. En el camino se cruzó con otras ponies también corrían llevando cargas u otros personas.

Ya al día siguiente fue cogida en el mismo establo y a la vista de las otras ponies por los cuidadores, guardias y hasta visitas al lugar. No podía oponerse a nada ya que los castigos podían ser cada vez peores.

Los castigos de diversa índole se sucedían sin cesar. Látigos, ataduras con cuerdas y alambre, golpes de puño en las tetas y el vientre, alfileres clavados en el culo eran solo algunos de los que recibía casi a diario.

Dado su antecedente de no querer ser sodomizada, todas las noches debía dormir con un grueso cilindro metido en el culo y antes de emprender la práctica diaria alguno de los hombres la penetraba por atrás.

Los recorridos que debía hacer eran cada vez mayores y con cargas más pesadas. Sabía que solamente un milagro podía sacarla de ese lugar, pero era una esperanza que se desvanecía día a día. Así vio como eran vendidas las otras ponies que ya estaban entrenadas.

Una noche le pareció que algo especial estaba por ocurrir. Efectivamente era la noche de remate de esclavas y putas esclavas. Vio con angustia como las mujeres debían subir a un estrado mientras los posibles compradores pujaban por disponer de sus cuerpos. Le quedaba el consuelo que las ponies no se remataban, se vendían de a una.

Quizás por no haber querido brindar su cuerpo a Manuel, quizás porque gozaba de una muy buena figura, con hermosas tetas, culo firme, concha estrecha y habilidades en la mamada, Romy era cogida a diario por lo menos tres veces. Por supuesto había olvidado que no quería recibirla por el culo o que tenía excusas para no prestar su concha a ser penetrada. Habían doblegado completamente su voluntad en cuanto a lo sexual y se comportaba como una potranca, sin molestarse por su nueva condición.

Arrastraba los distintos carruajes a los cuales era atada, casi con orgullo, marchando erguida, moviendo sus piernas acompasadas, movimiento que era seguido por sus tetas. Con frecuencia debía salir por las calles llevando cargas o personas. Su concha depilada, siempre estaba brillante por los jugos que emanaban de su interior y ni siquiera ella misma comprendía cómo podía excitarse.

Exhibirse desnuda, vistiendo solamente un corsé que ajustaba su cintura elevando las tetas y dejando al mismo tiempo tanto la concha como el culo a la vista., con su porte elegante, hacía que muchos repararan en ella y esola enorgullecía. Sabíaque muy pronto sería vendida y por ese motivo era exhibida por las calles. Era una forma de mostrar la mercadería de Rogelio esperando encontrar quién estuviera dispuesto a pagar por ella una buena suma de dinero.

Esto no impedía que por lo menos una vez a la semana fuera azotada en las partes más sensibles de su cuerpo. Su concha era visitada con unas disciplinas con colas de cuero que la dejaban roja, hinchada y muy dolorida, pero Romy lo aceptaba como algo natural. Las tetas eran sometidas por un vibrador que activaba la circulación y las hacía más turgentes, pero al mismo tiempo quedaban por varias horas doloridas.

Sus pezones habían sido atravesados por anillas de las cuales con frecuencia colgaban pequeñas campanitas o cencerros que sonaban mientras trotaba. Para activar el paso de la potranca, usaban látigos o más frecuentemente, una picana con la cual le tocaban el culo. Las formas de sus piernas habían mejorado más aun, debido al ejercicio que debía realizar.

Con frecuencia era usada por el mismo Rogelio, cuando debía trasladarse a lugares relativamente cerca de su establecimiento. Gozaba viéndola trotar, mover el culo y esforzándose por mantenerla velocidad. Tambiénla usaba sexualmente y cuando visitaba el establo, siempre tenía algún contacto sexual con Romy, ya fuera una mamada, una penetrada en la vagina o una culeada.

Aunque antes no se había hecho nunca, Rogelio decidió marcar a fuego el culo dela muchacha. Consultócon diversos especialistas y todos coincidieron en la conveniencia de marcar a fuego el glúteo pero no ni las tetas ni el vientre. Cuando le comunicó a Romy que sería marcada, ésta, aunque resignada, dejó escapar unas lágrimas.

Por un lado sabía que resultaba muy dolorosa tanto la marcada en sí como la recuperación y por otro lado era una humillación y degradación más. ¿Qué más podía hacer con ella?

Había visto pasar varias mujeres por la granja de Rogelio, pero no recordaba que ninguna fuera tan castigada y violada como ella y ahora, además, marcada a fuego. Se convertía así en una potranca sin retorno.

Si bien toda la situación le daba temor, bajó su mano hasta la concha y mientras con un dedo acariciaba el clítoris, otros eran introducidos en la vagina alcanzando un orgasmo. No sabía por qué pero otra vez se había excitado ante una nueva humillación.

La mayor excitación la había tenido una vez, que luego de arrastrar un carro por un largo trecho, sus piernas comenzaron a aflojar. Esto enfureció al conductor y de regreso al establo decidió castigarla.

Le amarró los tabillos a una barra para separarle las piernas y comenzó a izarla de dicha barra quedando suspendida de sus tobillos y con las piernas bien separadas. Cuando el hombre tomó el látigo Romy se cubrió las tetas, ya que pensó que allí se dirigirían los azotes. Sin embargo, con un hábil movimiento, su verdugo dirigió la cola del látigo a su culo.

¡Como había dolido ese azote! Si bien no era la primera vez que el látigo golpeaba su trasero, ésta había sido la más fuerte. Llevó entonces sus manos al culo para acariciarse y cubrirse de otro azote, pero ahora sí el látigo impactó en las tetas. Entonces cruzó un brazo sobre las tetas y otro sobre el culo, pero el hábil verdugo le azotó los muslos. Parte que dejaba sin cubrir, allí golpeaba el látigo. Cuando decidió que había sido suficiente, el cuerpo de la muchacha-potranca tenía marcas en todo su cuerpo. Se había deleitado castigándola sin piedad, sintiendo que podía hacer con ella cuanto quisiera.

Dejó a Romy un breve tiempo todavía suspendida cabeza abajo. Su cuerpo ardía pero llevó sus manos a la concha y notó que estaba húmeda, sedienta de ser satisfecha. Se masturbó. Eso le permitió olvidar el escozor de su piel.

Recordaba también la humillación que sufrió ese día cuando ya estaba todo listo para amarrarla al vehículo cuando tres de los guardias decidieron cogerla. Dos de ellos le dejaron su carga en la vagina y el otro en el culo. No le permitieron lavarse y debió salir con el semen en su interior. Ya con los primeros pasos la leche comenzó a deslizarse por sus muslos, dándole un aspecto de potranca puta. De regreso en establo, lloró por lo sucedido. Eso había ocurrido hacía ya unos meses. Tanta veces le había ocurrido que ya se había acostumbrado a que el semen escapara de su concha y fuera visible por todos.

Algo similar le ocurrió tiempo después. Ya estaba amarrada al carro, incluso con sus manos a las barras del vehículo para transportar a Rogelio, cuando éste tuvo ganas de una mamada. La obligó a arrodillarse y se la metió enla boca. Romyestaba haciendo el trabajo muy eficazmente pero justo antes de correrse, Rogelio la retiró y el chorro de semen lo descargó sobre la cara de la pony. Ésta debió andar de esa manera hasta su regreso al establo. Eso mismo le había ocurrido más tarde, pero ya no le importaba su aspecto. Estaba convencida que era solamente una potranca para ser usada de la manera que quisieran.

Los recuerdos se agolpaban en su mente. Desde aquel día en que ingresó, en el cual estaba muy lejos de su pensamiento convertirse en una pony, hasta el presente. ¡Todas las cosas que habían ocurrido! ¡Todos los castigos recibidos! Sin embargo no estaba disconforme. Se pasó la mano por el culo y notó los cordones que todavía quedaban desde el último castigo en el culo. Se miró las tetas, apenas unas rayas rojas eran el vestigio de la última flagelación. Llevó su mano ala concha. Estabahúmeda. Iba a comenzar a pajearse cuando escuchó que uno de los guardias entraba. Si la veían masturbarse, podía decidir castigarla. Retiró la mano.

-Romy, quiero cogerte. Separa las piernas.-

Pocas veces le había ocurrido algo así. Caliente y con ganas de coger y justamente uno de los guardias, el que más le agradaba, le ordenaba separar las piernas para penetrarla. Obedeció de inmediato mostrando su capullo rojo y brillante. El guardia no se demoró en meterla hasta el fondo. El movimiento era lento lo cual excitaba más a Romy que poco después se corría con un espasmódico orgasmo. El guardia se demoró un poco más en descargar sus huevos.

Luego de relajarse y debido al cansancio, se quedó dormida profundamente. El día siguiente sería marcada.

La mañana pasó sin novedad pero no le dieron comida para el almuerzo. A las tres de la tarde fue llevada al patio del establo. Allí, sobre un banco de madera, fue atada boca abajo, con firmes cuerdas especialmente justo debajo y arriba del culo.

Fue el propio Rogelio que una vez caliente la marca sería el que la estamparía sobre el cachete derecho. Romy comenzó a gemir anticipándose a lo que iba a sufrir. Todos los presentes admiraban el redondo culo de la potranca y coincidían que una marca a fuego realzaría aun más las formas. Poco después Rogelio le anunciaba que ya el hierro estaba listo. Romy cerró los ojos y apretó su boca ante la inminencia de un dolor intenso. Poco después no pudo evitar un grito fuerte, profundo mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

Permaneció varios minutos llorando mientras uno de los guardias le aplicaba un apósito para evitar la posterior infección. Luego la desataron y la condujeron al establo. Allí quedó tendida boca abajo.

Sus sentimientos eran encontrados. Por un lado el dolor del culo no menguaba. Por otra parte ahora tenía una diferenciación. No había visto ni en esa granja ni en otras ponies marcas a fuego en el culo. Era una distinción que en lugar de humillarla,la enorgullecía. Bajósu mano hasta la concha y no pudo evitar hacerse una pajita. Estaba otra vez caliente.

No sabía cuál sería su futuro. ¿Sería vendida muy pronto? ¿El señor Rogelio la tendría para su uso personal? Lo que sí podía afirmar que por lo menos las últimas semanas había sido cogida reiteradamente por todos sus agujeros y eso compensaba otras penurias.

Poco después entró Rogelio para ver el estado dela potranca. Esaera la primera vez que una de sus pupilas era marcaba a fuego y no estaba seguro que el procedimiento hubiera sido el correcto. Revisó la quemadura y pudo además observar la humedad que escapaba de la concha de Romy. Todo estaba en orden y Romy seguía siendo una potranca calentona y había dejado atrás aquello por lo cual había sido traída al lugar, su negativa a coger.

Pasaron los días Romy retornó a sus habituales tareas de arrastrar carros con cargas o personas y por lo menos una vez a la semana era azotada con látigos, fustas, cañas, disciplinas u otros elementos.

Rogelio era envidiado por la posesión de semejante ejemplar. De buena figura, ágil, joven pero por sobre todas las cosas obediente, aun cuando era castigada severamente. Especialmente cuando debía llevar a Rogelio, estaba más erguida que nunca, mostrando sus tetas turgentes y su culo firme, siempre con una cola postiza de crines de caballo, que salía de su ano, ya muy acostumbrado a tener insertado ese adminículo.

 NOTA.

En principio, doy por finalizada esta historia de fantasía.

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