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El Historiador (4)

en Hetero: General

Capítulo IV.

Era la Fiesta de Santa Erudiges. Las calles estaban adornadas, las plazas llenas de paseantes. Todos comentaban la culminación de la fiesta en la Plaza Mayor, dónde se había instalado una tarima. El gran acontecimiento sería a las diez de la noche. Nadie me aclaraba en qué consistía el cierre de la fiesta o qué cosa particular pasaba en dicho cierre. Ya un rato antes de que comenzara, me dirigí a la Plaza Mayor y me ubiqué cerca de la tarima. No quería perder detalle.

A la hora señalada un señor con voz de tenor anunció que comenzaba el cierre de la fiesta. "Esta noche se presentarán diez jovencitas de los más prestigiosos prostíbulos de la provincia. Como siempre, luego de desfilar Uds. Podrán hacer las oferta bajo sobre para pasar una noche con ellas. Los dueños de los prostíbulos pueden negarse a aceptar la oferta si lo ofrecido está por debajo de la base.

El procedimiento era muy curioso. Las diez jóvenes llevaban un número (de 1 a 10) y desfilaban completamente cubiertas con vestidos bastante sueltos. Allí los presentes hacían sus ofertas para gozar de una noche con la elegida. Los sobres llevaban una inscripción que decía "Primera Vuelta".

Luego las muchachas desfilaban una segunda vez, ahora calzando un traje de baño enterizo. Ahora podían apreciarse mejor sus formas. Las ofertas, también en sobre cerrado, llevaban la inscripción "Segunda Vuelta"

Más tarde desfilaban calzando solamente unas bragas y sostén. Las ofertas iban en los sobres "Tercera Vuelta"

Finalmente se presentaban totalmente desnudas. Ahora podía apreciarse si sus tetas estaban caídas o eran firmes, el tamaño y la erección de sus pezones, si tenían sus rajas depiladas o no y en general cómo mostraban sus cuerpos. Se hacían las ofertas en sobre con "Cuarta Vuelta".

Se procedía entonces a abrir los sobres. Ganaba el que lograba mayor puntaje. Los puntos se calculaban así, para premiar al que tenía mejor ojo. El puntaje del primer sobre era el valor ofertado por 3. Los del segundo sobre, el valor ofertados por 2, los del tercer sobre el valor ofertado por 1,6 y los del cuarto sobre, el valor ofertado. Así aquel que elegía una puta cuando aun estaba vestida, podría cogérsela a un tercio del precio ofertado que cuando se presentaba desnuda.

Conocidos los resultados tanto los ganadores como las meretrices eran ovacionadas y todos felicitados. Javier estaba meditando mientras se desarrollaban estas escenas cuando un señor mayor, se le acercó diciéndole:

-Ud. es un señor respetable que me merece confianza. Aquí se ha pagado entre 500 y 1.000 dólares para acostarse con estas profesionales. Yo quisiera presentarle a una joven que se acostaría con Ud. por sólo 400 dólares.-

JGB: Realmente no tengo especial interés. He venido aquí un poco por curiosidad.-

-Le insisto en que no se arrepentirá. Se la dejo en 300.-

JGB: Y dígame, ¿por qué me la ofrece a mí por 300 si la hubiera puesto en el estrado sacaba más?

-Porque es tímida esta será la primera vez que lo haga por dinero. No trabaja en un prostíbulo sino que comienza en la profesión. No le diré que es virgen pero está muy poco usada.-

JGB: Ese cuento lo escuché muchas veces.

-Señor, no es un cuento. ¿Cuánto quiere pagar?-

JGB: En realidad no quiero pagar nada y mucho menos sin conocer qué es lo que me ofrece.

-Tengo algunas fotos de ella. Fue una experiencia un tanto dura porque en definitiva el cliente se fue sin pagar luego de lo que le hizo. Sólo me dejó las fotos-

El hombre sacó de su bolsillo un sobre y le pasó las fotos a Javier. Las tres primeras fotos eran de la joven totalmente desnuda en insinuantes posiciones pero en las siguientes... La cuarta foto aparecía con sus manos atadas por encima de la cabeza, de frente. La siguiente era cuando una caña asestaba un golpe en su trasero y podía verse la expresión de dolor de la joven. La siguiente mostraba su culo con varias marcas producidas por la caña, y así seguía.

Toda la serie de fotos era un desfile de infortunios de la joven mientras era castigada aun en sus partes más íntimas. Atada de diversas maneras, colgada de sus muñecas o sus tobillos, mientras era azotada, cuando le introducían gruesos consoladores en la vagina o el culo.

JGB: ¡Pero la concha de esta jovencita habrá quedado inservible!

-Le puedo asegurar que no. Esa fu la única vez que debió someterse a semejantes caprichos. Estas fotos fueron tomadas hace unos dos meses. Ahora no verá ninguna marca en su cuerpo. Todo este tiempo no ha querido trabajar, por eso busqué una persona de aspecto respetable para alquilarla por un valor tan bajo para que comience a ganarse su alimento.

-Hay una canción que dice:

"Lo que como,

Lo gano con el lomo"

Aquí sería:

"Lo que como

Lo gano con el coño"

No rima mucho pero debe ser así. Y como le decía así va entrando en confianza para este trabajo. El comienzo fue con mala suerte. Como le comenté, se fue sin siquiera pagar por un polvo. Dígame cuánto quiere pagar por unos polvos a ver si llegamos a un acuerdo.-

Javier era naturalmente un curioso y auque dudó un momento, finalmente aceptó primero ver la mercadería y luego hacer la oferta para su uso. Se dirigieron a un apartamento de la zona. Al entrar, el desconocido de la plaza le dijo a la joven que estaba en un sillón:

-Sonia, el señor aceptaría hacerte compañía durante esta noche pero antes quiere ver qué le ofreces.-

Sonia, tal era el nombre de la joven, se levantó del sillón para que Javier pudiera observarla. Estaba vestida con ropa de calle y parecía una de las tantas empleadas de comercios de alto nivel o de bancos de primera línea. Alta, delgada, de muy buena figura, cabello largo muy bien cuidado.

Una vez parada comenzó a girar sobre sus talones para que Javier la apreciara de distintos ángulos. Luego de dar una vuelta completa tomó su pollera y comenzó a levantarla. Unas piernas bien formadas, de piel tersa y suave aparecieron a la vista de su posible cliente. La pollera continuó su marcha ascendente. Comenzó a vislumbrarse la parte inferior de la bombacha y luego las bragas completas. Ahora la pollera estaba arrollada al nivel de la cintura.

Nuevamente comenzó a girar sobre sus talones. La pequeñez de las bragas en su parte trasera hacía que se metiera en la raya del culo dejando sus cachetes a la vista. Eran redondos y bien firmes. No se observaba ninguna marca de los los azotes que parecía había recibido. Siguió girando hasta estar de frente. La tela era parcialmente transparente y se observaba apenas un pequeño vellón de pelo en el pubis.

JGB: ¿Tienes la concha depilada?

Sonia: Sí señor. Los labios de la vulva están completamente libres de pelos y en cuanto al pubis, como podrá observar a través de la bombacha, sólo me he dejado un poquito en la parte central. ¿Quiere que me baje la pantaleta?.

JGB: No todavía. Quiero observar primero otras partes de cuerpo.

Sonia dejó caer la pollera que otra vez la cubrieron su cuerpo de la cintura para abajo.

JGB: Quítate la camisa. Quiero ver cómo estás de los pechos.

Sonia se quitó la camisa. Sus tetas quedaron cubiertas solamente por el sostén. Comenzó nuevamente a girar. Su espalda tampoco denotaba marcas de los azotes que habría recibido. Cuando terminó el giro quedó nuevamente de frente a Javier. El corpiño era de una tela fina. Se marcaban a través de la misma la areola y los pezones. Las tetas eran de buen tamaño sin ser exageradas.

-Sonia, quítate el sostén, muéstrale lo que tienes allí,- ordenó el señor desconocido que acompañó a Javier.

La joven cruzó sus brazos en la espalda y aflojó el cierre. Lentamente dejó caer corpiño dejando sus senos al descubierto.

-Mire que tetas tiene. No me diga que el precio que le indiqué no es una verdadera ganga. Y ya verá en la cama, qué bien lo hace.

JGB: Ya le dije que no fui a la plaza para buscar una joven con quién divertirme. Si he venido aquí fue para comprobar si lo que ofrecía merecía discutir algún precio. Quiero todavía investigar un poco más antes de hacerle una oferta.

Ahora Sonia vestía sólo una pollera y debajo de ésta las bragas. A una indicación del desconocido Sonia bajó el cierre automático de la falda y comenzó a levantar la prenda para quitársela. Momentos después estaba en el centro de la sala vestida solamente con unas diminutas bragas y siendo observada por los dos hombres.

Nuevamente comenzó a girar para que Javier observara sus virtudes. Estando de espalda calzó sus pulgares en el elástico de la bombacha y comenzó a bajarla. Se inclinó hasta llegar con la prenda sus tobillos. Allí se detuvo. Javier podía observar los labios apretados de su concha. Efectivamente estaban totalmente depilados. Luego de quitarse totalmente la prenda se incorporó y comenzó a girar nuevamente. Ahora se presentaba de frente, totalmente desnuda, su piel blanca contrastando con el vellón negro de su pubis.

Cruzó sus manos en la nuca para levantar un poco más sus tetas. El cuerpo era efectivamente espectacular. Javier estaba indeciso si hacer una oferta o no para gozarla. No había sido esa su intención cuando quiso participar de la fiesta de Santa Erudiges, pero la vista se semejante cuerpo que se le ofrecía por unos pocos dólares le hizo dudar.

JGB: ¿Que tal eres para las mamadas?

Sonia: Dicen que soy buena para las mamadas y para recibirla por atrás también. Como verá podrá hacer uso de todos mis agujeros.

JGB: Muéstrame mejor la vulva. Vi las fotos cuando te estaban castigando en esa parte. No quisiera que haya quedado inservible.

Sonia: No señor está en condiciones. Puede observar y tocar.

En tanto Sonia separaba sus piernas y exponía su sexo a la consideración de Javier.

JGB: Acuéstate en el sillón y levanta bien las piernas. Quiero observar esa conchita con cuidado.

Sonia obedeció. Ahora sus piernas en alto dejaban a la vista los labios de la vulva, rosados y bien depilados. Ningún signo de castigo anterior quedaba a la vista. Parecía que nada podría haber dañado esta parte.

Sonia: Señor tómeme. Se lo pido por favor. Ud. será el primero en pagar algo por mis servicios. Aunque sea una suma pequeña, tómeme. Se lo voy a agradecer.

JGB: ¿Por qué tanta insistencia en que acepte tus servicios?

Sonia: Quiero poner este primer dinero que gano con mi cuerpo en una alcancía como recuerdo. No he podido hacerlo antes. Le ruego que me tome por esta noche. Haré todo lo que Ud. quiera, lo complaceré en todo, pero tómeme.

JGB: Te pagaré ciento cincuenta dólares pero debes comportarte como una ramera muy complaciente y dispuesta a todo. Deberás ganarte esa suma haciendo que yo goce como nunca antes. A este chulo, ¿cuántos debes darle?

Sonia: No es ningún chulo. Es mi padre que me cuida y me enseña cómo se trabaja. Tiene una larga experiencia con putas. Ya encaminó a mis hermanas y a mis primas. Debo devolverle con dinero todo lo que ha hecho por mí. Por mi parte acepto. No se arrepentirá. Seré la mejor puta que haya cogido en su vida.

El padre de Sonia se retiró del lugar, dejando a su hija con Javier. Sonia se puso a disposición de su primer cliente, quién usó su cuerpo durante más de seis horas. Javier estaba exhausto de tanto polvo, penetrada, chupada, etc. Sonia también estaba agotada. Sonia se acostó a descansar mientras que Javier regresaba a su hotel.

Al día siguiente Javier recibió un paquete. Era un regalo de Sonia, consistente en una serie de fotos de ella, distintas de las mostradas por su padre. Aquí aparecía desnuda en diferentes posiciones pero nunca sometida a castigos. Incluía también una pequeña cajita con una nota "Te envío en esta cajita unos pelitos que recogí de mi concha cuando me depilé. Espero que te gusten".

Cuando le pregunté el destino de ambos regalos me informó: La cajita con pelos y todo la tiré. ¿Para qué quería los pelos de la concha de esta puta?. En cuanto a las fotos, que estaban buenas, se las regalé a mi sobrino. Las tiene pegadas en la puerta del armario del club.

Luego de contarme lo sucedido, estuvimos platicando de tan extraña experiencia. Por un lado la Fiesta de Santa Erudiges era sin duda una fiesta muy particular, pero las costumbres de cada lugar también son particulares.

Luego los extendimos largamente en el análisis de lo ocurrido con Sonia. En algún momento creímos que todo era una farsa, pero luego de algunas averiguaciones que el mismo Javier había hecho, concluimos que Sonia era efectivamente una aprendiz de puta, impulsada por su padre.

Por supuesto coincidimos que El Historiador, ni lerdo ni perezoso había aprovechado la situación para gozar de esta joven que se ofrecía de tan particular manera.

Luego de estas charlas continuamos con nuestro trabajo. Se hacía tarde y quedamos en continuar la entrevista al día siguiente.

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