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El Legado de Manuel Ocaña (6 de 7)

en Dominación

El Legado de Manuel Ocaña (6 de 7)

Minutos más tarde se presentaba Julieta.

-¿Mi amo me ha llamado?-

-Sí, quiero que me cuentes con todo detalle cómo has sido esclavizada y has venido a parar a esta casa.-

-La historia es larga, pero si me lo permite debo comenzar con algunas consideraciones previas.-

-Te he dicho que quiero que me cuentes la historia con todo detalle.-

-Bien, primero le diré que mi madre ejerció la prostitución desde los 15 años hasta los 48, momento en dejó de prostituirse porque los clientes quería mujeres más jóvenes. Por otra parte ya estaba conviviendo con un hombre que podía mantenerla.-

-Cuando ella tenía 33 años, quedó embarazada de algún cliente que no sabe exactamente quién fue y así me concibió. Cuando cumplí los 15 años ella dejó de trabajar.-

-A partir de allí comencé a hacer algunos trabajos en casas de familia y al llegar a los 18 mi madre y mi padrastro, me comunicaron que debía comenzar a ganarme más efectivamente el sustento y que lo más conveniente era que ofreciera mi cuerpo. Yo ya no era virgen porque en una de las casas donde trabajaba, el señor me obligó a coger con él en varias oportunidades.-

-Planteada así la cosa, no tenía otra alternativa que prostituirme. Compré ropa adecuada y salí a callejear. En el primer mes pasé más tiempo en la Comisaría que en la calle. Confrecuencia era detenida y llevada al cuartel, en el cual, con frecuencia, también debía satisfacer a los policías para que me liberaran.-

-De esta manera era poco lo que podía ganar a pesar de los muchos interesados que tenía en cogerme. Un día se me acercó un señor y me dijo que para evitar esos problemas, lo mejor era ponerme bajo su protección. Ramón, así se llamaba el proxeneta, me ofreció casa, comida y protección por el 90 por ciento de lo que ganara, dejándome las propinas y el 10 % para mis gastos. No tuve opción y acepté.-

-A partir de ese momento nadie más me molestó en el trabajo. Estaba todo el tiempo ocupada con clientes que me requerían todo tipo de servicios, desde una simple mamada a participar en una sesión con tres o cuatro hombres. En esa época aprendí a hacer buenas mamadas y me dilataron tanto el culo que ya no me dolía cuando me cogían por atrás.-

-Así estuve trabajando algo más de un año sin descanso, los siete días a la semana con jornadas de hasta doce horas. Apenas veía a mi madre en algún rato libre que no debía estar en la cama, la mayoría de las veces con las piernas separadas.-

-Recuerdo que fue un sábado cuando Ramón me indicó que me vistiera porque deberíamos salir con una de mis compañeras. Así lo hicimos y subimos al auto. No sabíamos a dónde nos dirigíamos. Finalmente paramos frente a “las Amorosas” conocido prostíbulo de la ciudad. Bajamos y nos dirigimos, siguiendo a Ramón, a la oficina de la regenta del lugar.-

-Luego de saludarla y sin ningún prolegómeno le dijo.-

-Éstas son las dos putas de las que te hablé. Por cien mil te vendo a ambas.-

-Ramón, no vayas tan rápido. Quiero verlas, por lo menos desnudas, para evaluar sus cuerpos. Además sabes que no compro putas si antes nos las pruebo dos o tres días.-

-Ramón nos ordenó que nos desnudáramos y así nos presentamos frente a la regente, que exploró nuestros cuerpos de forma exhaustiva. Metió sus dedos en nuestras conchas y nuestros culos.-

-No está mal, pero cien mil por las dos es mucha plata. No te doy más de sesenta mil.-

-Así comenzaron a negociar nuestra venta. Yo estaba horrorizada de pensar que me estaban vendiendo como a un animal, pero no tenía alternativa. Casi sin dinero, sin documentos y con antecedentes de puta. ¿Qué podía hacer? Finalmente cerraron trato en setenta mil por ambas. Debimos trabajar dos días antes que confirmaranla venta. Así quedaba definitivamente integrada al plantel de meretrices de esa casa.-

-Ahora no debía callejear. La protección la tenía en mismo lupanar y aunque la Regenta era severa, cuidaba el material de su casa de putas. Allí debía trabajar sin cobrar nada, ya que ella se quedaba con todo, excepto la mitad de las propinas. Era muy difícil ocultar lo que nos daban de regalo.-

-En el lupanar estuve otro año y medio, pero ocurrió algo que no me lo esperaba. Un día desapareció la regenta dejando una cantidad de acreedores que le había prestado dinero. ¡La casa de putas había quebrado!-

-Dos días más tarde se remataría todo lo que había en la casa, incluyendo el plantel de putas. Éramos en total 17 mujeres que ejercíamos la profesión en el lugar y no podíamos hacer nada. ¡Seríamos rematadas como en un mercado de esclavas!-

-Efectivamente dos días más tarde se vendieron todas las pertenencias materiales del prostíbulo y luego comenzó nuestra venta como putas o esclavas. Desnudas subimos al estrado y comenzóla subasta. Cada una que salía a remate debía soportar la inspección de los posibles compradores y luego comenzaban las ofertas.-

-Cuando llegó mi turno, se acercaron a examinarme varios hombres que lo hicieron de manera descarada sin el menor miramiento, mientras algunos de ellos hacían comentarios soeces sobre mi cuerpo. Comenzó luego la subasta.-

-La primera oferta fue por veinte mil, y comenzó la puja entre dos hombres hasta que uno de ellos ofreció cien mil y no hubo más ofertas. El rematador bajó el martillo y concretó mi venta.-

-El comprador indicó que me vistieran y me esposaran con las manos en la espalda y me acomodaran en el baúl del auto. Anduvimos un rato hasta que se detuvo, se abrió la tapa del baúl y… me encontraba en esta casa. El amo Manuel Ocaña me había comprado como esclava-

-A partir de ese día estuve a las órdenes del amo y secundariamente a las órdenes dela esclava Pilar.-

-Hasta ese momento yo era una puta, no una esclava, pero el amo Manuel me enseñó a comportarme como una esclava. Apenas llegué me ató con las manos en alto y luego de desnudarme tomó un látigo y comenzó a azotarme sin piedad. Mi cuerpo se iba llenando de marcas y quedé afónica de los gritos y gemidos. No puedo decirle cuántos azotes recibí, pero sí puedo asegurarle que fueron muchos. Solamente sobre las tetas tenía una docena de rayas. Imagine el resto del cuerpo.

-Látigos, picana, golpes, ataduras fueron, en poco tiempo, doblegándome completamente, hasta que comprendí que ya no podría dejar de ser una esclava y obedecer las órdenes del amo. Los castigos que recibí en la concha me hicieron pensar que quedaría inservible por siempre pero el amo Manuel conocía los límites y me castigó muy duro pero sin llegar a inutilizar las partes importantes de una esclava. Ahora mi condición  la asumo como algo natural y creo que será muy difícil que pueda dejar de serlo. Estoy aquí para servirlo de la manera que usted desee.-

-Sin duda Julieta, es una curiosa historia. ¿Puedes darme detalles del momento en que la casa de putas quebró y supiste que serías subastada?-

-Como dije éramos 17 putas que trabajábamos normalmente y con buen ritmo. A mi entender el negocio funcionaba bien y la “madama” estaba ganando buen dinero. Parece ser que había contraído deudas importantes en el juego y dejó de pagar tanto a los prestamistas como a otros proveedores del prostíbulo, que la llevaron a no poder afrontar las deudas y un buen día desapareció.-

-Esa misma tarde se presentó un abogado con la demanda y considerando que había que actuar rápido, nos comunicó que el prostíbulo cerraba sus puertas. Lo que no pensamos era que éramos parte del inventario del lupanar que y nos subastarían, cosa que nos enteramos unas horas más tarde.-

-No se imagina amo lo que fue aquello. Gritos, insultos, lloros, de todo, pero la decisión judicial estaba tomada y seríamos, irremediablemente, vendidas como putas o esclavas al mejor postor.-

-Faltaban dos días parala subasta. Dos días y dos noches terribles, de incertidumbre y de temor. ¿Qué sería de nuestras vidas? ¿Dónde seríamos enviadas? Según nos enteramos la mayor probabilidad esta terminar como esclavas, ya que el mercado requería mujeres en esa condición y no era fácil conseguirlas. Alguien deslizó la posibilidad de ser llevadas a tierras lejanas. Quizás la incertidumbre de esos dos días haya sido la peor tortura que sufrí, mucho más que los azotes y otros castigos. Finalmente llego el día.-

-Por la mañana nos bañaron y perfumaron y nos dieron de beber un líquido que nos excitó a todas. Nuestras vaginas se humedecieron y nuestros pezones se endurecieron. Cerca del mediodía nos esposaron con las manos en la espalda y nos vistieron con algo similar a un sayo que podía quitarse con facilidad y de esa manera ser expuestas desnudas en el momento de la subasta.-

-Quedamos todas desnudas en un rincón del estrado y fuimos pasando una a una al centro dónde éramos examinadas y luego comenzabala venta. Una vez concretada la misma, pasaba la siguiente de las que estábamos en el rincón. Cuando llegó mi turno, ya se lo he contado y así fui traída a esta casa y comenzó mi entrenamiento como esclava.-

-¿Extrañas tu vida de puta o prefieres ésta de esclava?-

-Sin duda prefiero ésta, mientras tenga amos como usted. Apenas recibo un castigo semanal para recordarme lo que soy, pero nada más. Si estuviera en manos de un amo cruel, creo que preferiría ser una puta aunque deba trabajar catorce horas por día. Si un día decide venderme, entonces nuevamente estaré temerosa de mi futuro.-

-¿Qué sentiste cuando tu madre y tu padrastro te emputecieron?-

-Nada muy especial. Ya mi madre lo había sido y para mí fue una cosa casi natural prostituirme. Lo hacía como una cosa rutinaria. Mi vida en el prostíbulo me enseñó mucho en cuanto a darle placer a los hombres.-

-Muy interesante tu relato. Es decir que si bien había antecedentes de prostitución en tu familia, primero callejeaste por tu cuenta, luego bajo la protección de un proxeneta, finalmente trabajando en un prostíbulo antes de convertirte en esclava. ¿Pensaste cuando tenías 15 o 16 años que terminarías como esclava?-

-No, de ninguna manera. Pensaba que entregaría mi cuerpo al hombre que yo quisiera. Pero la vida da vueltas insospechadas y aquí me tiene para servirlo en lo que desee.-

-Bien Julieta, puedes retirarte.-

Juan tomo la decisión de esclavizar a Mercedes. Tomó el teléfono y la llamó.

-¿Cómo estás Mercedes?-

-Muy bien ¿Y tú?-

-Bien también. Quería invitarte para el próximo sábado que vengas a cenar a casa. Tengo una excelente cocinera.-

-¿Es una invitación como otras veces? ¿Con el postre en la cama?-

-Efectivamente. Podemos pasar un buen rato.-

-Seguro que podemos pasarla muy bien, pero debes arreglar el trato con Pedro.-

-¿Quién es Pedro?-

-Es el que maneja mi agenda y fija y recibe los honorarios por mis servicios.-

-No te entiendo. Explícate.-

-Pedro me está prostituyendo y él es quién maneja todo lo relacionado con los servicios que presto.-

-¿Te has prostituido?-

-Sí, desde hace un mes he comenzado a trabajar de puta y en ese camino me está guiando Pedro, pero realmente lo que quiere es convertirme en una esclava. Ser una puta sería un estadio intermedio antes de llegar a la esclavitud.-

-¡No lo puedo creer!-

-Me he acordado de ti cuando tuve que poner el culo por primera vez para que me penetraran. Recuerdo que tú me lo pediste varias veces pero yo me negué. Ahora no puedo negarme a nada. Si arreglas con Pedro, podrás metérmela por donde quieras e incluso he aprendido a tragar el semen. Pedro me dice que aprendo rápido y que espera hacer de mí una esclava en poco tiempo y podder venderme a buen precio.-

-Voy a confesarte algo Mercedes. En realidad quería invitarte para sondear la posibilidad de esclavizarte, que aceptaras estar a mis órdenes, pero veo que se me han adelantado.-

-Me gustaría ser tu esclava. ¿Por qué no hablas con Pedro y me compras? Si bien creo que quiere tenerme hasta que sea una verdadera esclava para sacar más dinero por mi venta o alquiler, puede que lleguen a un acuerdo.-

-No Mercedes. Quiero comenzar con una joven desde sus inicios. Tú ya tienes un camino como puta.-

-Pero no como esclava. ¿Serías un amo cruel? ¡Cómprame! No te voy a defraudar.-

-Sería todo lo cruel necesario para convertirte en una esclava sumisa y que cumplas todas mis órdenes-

-¿Y si no las cumpliera?-

-El látigo se encargará de convencerte. Unos buenos azotes en el culo o las tetas suelen ser efectivos y si no alcanza, unas disciplinas golpeando en la concha o unas descargas eléctricas te convencerían irremediablemente.-

-Habla con Pedro, alquílame aunque sea para cogerme por el culo como querías.-

-Por lo que me has contado, para cogerte hay que pagar y eso no estoy dispuesto a hacer.-

-Ya te dije, soy una puta y a las putas se le paga para cogerlas.-

-¿Y qué hará Pedro cuando te convierta en una esclava?-

-No lo sé. Eso es asunto de él. Cuando me esclavice completamente decidirá qué hacer conmigo. Como te dije creo que me alquilará o me venderá.-

-Francamente me sorprendes, que tomes las cosas así. De estudiante de derecho a esclava. ¡Menudo cambio!-

-Todavía no soy una esclava. Por ahora solo una puta y tú querías esclavizarme.-

-¿Cómo comenzaste?-

-Pedro me invitó un fin de semana a su casa de campo. Luego del sábado me dijo que quería dirigir mis pasos en algo que me convendría. Intrigada le pregunté a dónde mi iba a dirigir y obtuve como respuesta. –Primero serás una puta y luego una esclava. No te arrepentirás.- No lo tomé en serio hasta que al día siguiente llegaron cuatro amigos de Pedro y los recibió diciendo:

-Muchachos, ésta es la chica que voy a prostituir. Tiene buen culo, unas tetas firmes y una concha con poco uso. Quería que comenzara con ustedes. Considérenla una puta y pídanle lo que quieran que ella accederá.-

-Casi de inmediato comenzaron a tocarme hasta que uno me dijo: -vamos puta al dormitorio que estoy ansioso por cogerte.- Me llevó al dormitorio y me ordenó que me desnudara. Creo que no hace falta dar más detalles. Me cogieron los cuatro hasta que se cansaron.-

-A partir de ese momento he cogido con aquellos que Pedro me ordena. Por eso si arreglas con él haré lo que quieras, incluso cogerme por el culo tal como me habías pedido.-

-No insistas. No pagaré por cogerte y mucho menos por comprarte.-

Juan quedó completamente desconcertado. Saludó y colgó el teléfono. Había llegado tarde. Por dudar del consejo de Pilar no pudo concretar lo que se proponía. En el mejor de los casos podría comprarla luego que fuera esclavizada por Pedro, pero esa no era la idea. Ahora Juan quería esclavizar una joven, para sentirse respetado.

Imaginó a Mercedes desnuda, con los brazos en alto mientras Pedro, cuyo rostro no conocía, empuñaba un látigo y dejaba por primera vez marcas en el delicado cuerpo dela muchacha. Ese privilegio hubiera querido tenerlo él.

Cada día descubría algo nuevo. Nunca hubiera imaginado que Mercedes hubiera accedido a convertirse en una puta y/o esclava tan fácilmente. ¿Por qué lo hizo? Hay razones que no son completamente racionales, pero existen. Se preguntaba cómo descubrir otra “Mercedes” para poder ejercer el poder sobre ella. Tenía que encontrar una solución.

Llamó a Pilar para ponerla al tanto de los acontecimientos.

-Pilar, había decidido esclavizar a Mercedes y la llamé por teléfono. Ha sido prostituida por un tío que quiere esclavizarla y venderla o alquilarla. He llegado tarde.-

-Mi señor, Mercedes no es la única joven que puede esclavizar. Hay cientos de ellas por las calles. ¿Mercedes no era una estudiante universitaria? ¡Qué mejor que ella para recomendarle una joven para esclavizar! Con un buen engaño puede traerla a esta casa y aquí nos encargaremos nosotras de evitar que se escape dejándola a su disposición. Me permito aconsejarle que desde el comienzo sienta el rigor del látigo. Mi señor debe comenzar castigándola fuerte para que se someta a su voluntad y no ponga en duda su autoridad.-

-¿Qué sugieres?-

-Mercedes puede ayudarle. Pregúntele cuál de sus compañeras puede seguir los pasos de ella. Que usted quiere esclavizar a una de ellas. Creo que siendo directo tendrá la respuesta adecuada.-

-Me parece improcedente actuar así. Preguntarle cuál de sus compañeras podrá estar dispuesta a ser esclavizada no es razonable.-

-Mi Señor, no piense si es razonable o no. Si usted logra que una joven entre en esta casa, tendrá una esclava a su disposición y cuanto más riguroso sea con ella más rápido se someterá a su voluntad.-

-Pilar, toma el otro teléfono y escucha la conversación con Mercedes. Ya la llamo.-

Juan lo volvió a meditar y comenzó a marcar.

-¿Mercedes? Habla Juan.-

-¡Hola Juan! ¿Quieres hablar con Pedro para arreglar mis servicios?-

-No, quiero hablar contigo. ¿Puedes recomendarme alguna de tus compañeras o amigas para convertirla en mi esclava?-

-¿Quéee? ¿Quieres esclavizar a una muchacha? ¡Para eso hace falta experiencia! Mejor compra una esclava en el mercado de mujeres.-

-Mira Mercedes, no serás tú la que me tiene que decir qué hacer. ¿No querías que te comprara a tí para esclavizarte? Yo te he hecho una pregunta y tú la contestas. Es una orden.-

-Te desconozco Juan. Nunca me habías tratado así.-

-Y tú nunca me cobraste por cogerte. Ahora no eres más que una puta que trabaja para un chulo. Quiero que me recomiendes una compañera que tenga un buen cuerpo, buenas tetas, buen culo, etc. Ya sabes lo que quiero.-

-Tienes razón, perdóname mi impertinencia. Tú sabrás qué hacer con una joven para esclavizarla. Lo único que se me ocurre es que te encuentres con Luciana, una compañera que quizás te interese. Vive sola y tiene buen cuerpo. Alguna vez la cogieron a cambio de un trabajo para la universidad. Si bien no es una ramera, se abrió de piernas para conseguir una monografía que debía presentar.-

-Es una buena candidata. Si fue capaz de separar las piernas por un trabajo de la universidad, es una puta en potencia y de allí a esclavizarla me costará poco.-

-Te doy el número del móvil. No le digas que yo te lo di ni me nombres.-

-Está bien, me pondré contacto con ella.-

Mariana le pasó el número que anotó en su libreta.

-Pilar, ¿Qué te ha parecido la conversación?-

-Estoy segura que Mi Señor encontrará pronto la esclava que busca. Creo que por lo menos debería verla desnuda y de ser posible cogerla por lo menos una vez para estar seguro que lo satisface. Hágale una buena oferta de dinero para cogerla que seguro aceptará. Programe un encuentro para ofrecerle una beca o algo así.-

-Es una buena idea. Decirle que ha ganado una beca para tener un encuentro y allí ofrecerle el dinero para que se preste a ser cogida.-

De inmediato Juan llamó a Luciana anunciándole que había sido acreedora de una beca. Quedaron en encontrarse en la recepción del Hotel Velásquez. Se encontraron ese mismo día a las 5 de la tarde.

Luego de presentarse Juan encaró la conversación así:

-Mira Luciana, esta es una beca un tanto particular, que viene en dos cuotas. Una que puedo entregarte el dinero ya mismo, son cinco mil euros y aquí están, con una pequeña condición, que te avengas a pasar un rato conmigo en la habitación. Si todo va bien, la segunda cuota de otros 5.000 te la daré en una semana.-

-Cinco mil por un polvo, si no entiendo mal y los otros cinco, ¿serán por otro polvo?-

-No, los otros cinco son si firmamos los papeles de la beca y el dinero que te entregué, pero no me negaré a tenerte nuevamente en la cama si tú lo permites.-

-¿Los primeros cinco mil me los dará ahora?-

-Sí, si te desnudas en la habitación y puedo… admirar tu cuerpo.-

-Admirarme y cogerme, supongo.-

-Sí, admirarte y cogerte.-

-Bien, aceptola propuesta. Cinco mil me vienen muy bien.-

Dejaron la recepción y se dirigieron a la habitación que previamente había sido reservada por Juan. El mismo Juan que fue quitando la ropa de la joven hasta que quedó desnuda. Si Mercedes le había parecido un buen ejemplar, Luciana no tenía nada que envidiarle. Se metieron en la cama.

Fue algo más de una hora en que ambos gozaron el uno del otro. Luciana apreció también el atlético cuerpo de Juan y hasta se puso la pija en boca (nunca lo había hecho antes).

Terminada la relación, quedaron en que se encontrarían en ese mismo lugar una semana más tarde para dirigirse a “oficina” para firmar los papeles y entregarle la segunda cuota. Luciana estaba eufórica. Aunque fueran solamente esos cinco mil por un polvo, era un gran negocio.

A su regreso le indicó a Pilar que en una semana traería a la nueva esclava y que preparara todo para ese momento.

-Mi Señor, luego de la firma y entrega de la segunda cuota, festejaremos con un pequeño refrigerio con un poderoso sedante. Luego del mismo usted le propondrá tener nuevamente relaciones, cosa que no negará. No demorará mucho en quedar dormida, quizás sin que mi señor pueda cogerla.-

-Que no la pueda coger ese día no es importante. Tendré muchos días para gozar de su cuerpo.-

Pasó una semana con bastante excitación por parte de Juan. No podía alejar de su imaginación las cosas que haría para esclavizar y doblegar completamente la voluntad de Luciana. Su cuerpo invitaba a ser creativo con los castigos.

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