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La Actriz

en Hetero: General

La Actriz

Autor: Ricardo Erecto

Personajes.

Débora Hernández

Ulises Murat

Úrsula Ibáñez

Andrea Urriberrea

 

Introducción.

Débora había estudia arte dramático en una de las escuelas más prestigiosas. Había actuado en algunas obras de teatro pero quería incursionar en el cine. Su tío, un conocido director y productor cinematográfico podía ayudarla.

 

Capítulo I

Débora habló con su tío Ulises para pedirle si la podía recomendar para alguna película, motivo por el cual fue a verlo a su oficina. Hacía unos meses que no se veían por lo que fue un gusto para él volver a ver a su sobrina. Hablaron de cine, de teatro, de televisión y de radio. Finalmente Débora comentó el motivo de su visita.

-Me he recibido en la Escuela Superior de Arte Dramático y quiero hacer cine. Tú conoces productores y directores y quizás me puedas ayudar.-

-Por lo que entiendo quieres incursionar en el cine. Justamente estoy preparando una nueva producción y me han traído el guión pero no encuentro el perfil de la actriz para el personaje femenino. Es difícil pero creo que una actriz joven estará más dispuesta a asumir el papel que una con algo de experiencia. Tú sabes que soy muy cuidadoso con los actores y actrices. Hago pocas películas pero con muchas horas de trabajo porque quiero que salgan bien. Recordarás que gané dos premios internacionales.-

-Si que lo recuerdo pero no pensé, justamente por mi inexperiencia, en que pudiera intervenir en una de tus películas.-

-Mira, el tema no es fácil. El personaje es una puta que trabaja en un prostíbulo y luego se convierte en la puta-amante de un prominente hombre de negocios. Comprenderás que es un papel un poco difícil, especialmente para quién no tiene mucho contacto con el mundo de la prostitución. Por eso he pensado que quién asuma ese papel debería estar algunas semanas en una casa de putas para familiarizarse con el personaje.-

-Supongo que no querrás que me meta a puta para acceder a ese papel.-

-Yo no quiero ni dejo de querer. Mis películas han sido siempre con artistas que conocen bien lo que deben hacer y ésta no será una excepción. Piénsalo, creo que es una buena oportunidad.-

-Pero ¿qué debo hacer?. ¿Presentarme en una casa de putas y decirles que quiero trabajar allí y todo eso?-

-No es tan así. Conozco muy bien a una madama que maneja un local de reputación..-

-Sí lleno de putas, por eso de reputación..-

-Déjate de decir pavadas. Este prostíbulo es frecuentado por senadores, ministros y otros funcionarios del gobierno como así también por empresarios importantes. Todo se maneja de manera muy discreta. Yo puedo hablar con Úrsula y arreglar las cosas.-

-¿Me insinúas que trabaje en el prostíbulo de esa tal Úrsula?-

-Es para conocer ese mundo. No te estoy diciendo que tu futuro es ser puta. Una buena actriz debe conocer a fondo su papel.-

-Tío Ulises. La propuesta es muy dura. ¿Te imaginas lo que me propones?-

-¡Claro que sé qué te propongo!.Dime, ¿tienes novio?.-

-No, no tengo novio.-

-Pero sí has tenido experiencias sexuales.-

-No soy virgen si eso es lo que preguntas.-

-Exactamente. Si no tienes novio, la cosa puede resultar más fácil. Piénsalo, pero te pido que me contestes rápido porque estoy en busca de la actriz para este papel.-

-Está bien, mañana te contesto. Quiero pensarlo un poco.-

Se despidieron y Débora salió con mil ideas distintas en su cabeza. ¡Trabajar unas semanas de puta!. Ella tenía un título de la Escuela de Arte Dramático, no de meretriz profesional. La propuesta de trabajar con su tío era muy interesante. No sería difícil que luego la buscaran para otros papeles. Todas las películas que había dirigido habían tenido un resonante éxito. A pesar que no acostumbraba a beber, entró en una confitería y pidió un sándwich tostado y un whisky. Estaba muy nerviosa.

Esa noche casi no pudo dormir. ¡Hacer de puta!. ¡Qué precio tan alto para ser famosa!-¿Tan alto? Quizás fuera menos terrible de lo que imaginaba. Si eran funcionarios, Senadores y eso, por lo menos serían educados. Suponía que no le pedirían cosas raras....

Se cuentan tantas cosas. Que van allí para hacer lo que sus mujeres no quieren, que aparecen depravaciones, que creen que tienen derecho a hacer cualquier cosa... ¿Qué hacer?¿Qué hacer?... Quedó dormida cerca de las cuatro de la madrugada. Cuando despertó ya era mediodía.

Mientras desayunaba, tomó la decisión de, por lo menos, hablar con esa tal Úrsula. Si no le gustaba el asunto, no aceptaría. Con esta decisión, llamó a Ulises para comunicarle su decisión.-Bien, te espero a las cinco de la tarde y vamos a ver a Úrsula. A esa hora hay poco movimiento y podremos hablar con ella todo lo necesario.-

A la hora convenida se encontraron cerca de prostíbulo al cual se dirigieron de inmediato. Allí los recibió Úrsula que estaba al tanto de lo que se buscaba.

-Mejor vamos a mi despacho para poder conversar tranquilos y que nadie nos moleste.-

Se ubicaron en cómodos sillones y Ulises tomó la palabra.

-Como te había adelantado Úrsula mi sobrina es actriz y quiero que represente un papel de puta. Recurro a tus consejos y conocimientos para que, en el menor tiempo posible conozca los secretos de esta profesión para mejor interpretar su papel.-

-Bien, yo le enseñaré todo lo que sé y le daré los mejores consejos, pero sabes que trabajando es como mejor se aprende. Creo que con tres o cuatro semanas, ejerciendo como si fuera una meretriz su cuerpo y observando las reacciones de los clientes, tomará suficiente experiencia. Considerando que es una mujer joven y bonita seguramente tendrá muchos clientes en ese tiempo.-

-Tú sabes que aparte de este prostíbulo que manejo yo directamente tengo otro cerca del puerto al cual acuden hombres un poco rudos. También suministramos acompañantes a importantes ejecutivos.-

-Vamos a colocar una cámara de video en su habitación para que luego, terminada la jornada, pueda volver a mirar y sacar conclusiones y observar cómo se ve su trabajo desde una cámara. Me parece observar que tiene un muy lindo cuerpo. Débora, ¿te puede quitar la blusa y los pantalones?. Quiero verte.-

-Señora, ¿delante de mi tío?-

-Yo me puedo retirar si te sentirás incómoda.-

-¡Cómo se va a sentir incómoda que su tío la vea en ropa interior si luego se desnudará ante desconocidos y cuando tenga que filmar, supongo que no lo hará vestida!.-

-Tiene razón señora.- dijo la joven mientras se desabrochaba la blusa y asomaban dos hermosas tetas ya que no llevaba corpiño. Luego se quitó los pantalones. Presentó su cuerpo luciendo una diminuta tanga.

-Voltéate para que te mire de todos los ángulos. Bien. Así. Mejor quítate las bragas. Quiero verte el coño.-

Débora se quitó las bragas quedando completamente desnuda.

-Tienes un cuerpo hermoso y el velloncito que tienes allí abajo te queda muy bien. Seguro que te buscarán repetidamente.-

-¿Puedo vestirme?-

-No, espera un momento. Siéntate si quieres pera quédate sin ropas. Te propongo que vengas de ocho de la noche a dos de la madrugada. Es el momento de más movimiento.-

-¿Cómo seguimos?- preguntó la joven.

Mira podemos seguir conversando de las cosas que te van a pedir. Por supuesto que te querrán penetrar, pero bajo ningún concepto sin condón. Lo más frecuente es que lo quieran hacer por adelante, pero alguno te pedirá por atrás y otro que la mames.-

-¿Cómo por atrás? ¿Cómo lo hacen los perros?.-

-No querida. Cuando digo por atrás es que te penetren por el ano. Algunos le gusta follarse a la puta por el ano y recuerda que aquí eres una puta. Es posible que la primera vez te duela un poco, pero pasa, no debes preocuparte.-

-¿Y eso de mamarla?.-

-Pues que te la pongas en la boca. Tienes que tener previsto que alguno querrá acabar en la boca, pero siempre con condón. No debes tocar el semen bajo ninguna circunstancia.-

-¿Ponerme el pene en la boca? ¡Eso es horrible!.-

-No lo creas. Es como cualquier otra fantasía sexual.-

-Creo que será duro para mí hacer todo eso.-

-No creas. Son todos hombres muy educados y si bien te piden fornicarte por el culo, verás que lo hacer con delicadeza. No creas en esas historias que lo hombres le meten objetos enormes en los culos o las vaginas de las putas. Por lo menos, aquí, no.-

-¿Cuándo cree que podría empezar?.-

-Creo que mañana mismo. Debo hablar con las otras chicas para que te traten bien. Les diré que eres familiar mío. De esa manera no se atreverán a molestarte. Te propongo que vengas, como he dicho, de ocho a dos.-

-Lo que me pone un poco nerviosa es el primer cliente. Alguien me elige, voy para la habitación ¿y?.-

-Y haces exactamente lo que te pide. Que te quites la ropa, que bailes, que lo beses, que te dejes succionar un pezón, etc. Sé que el primer cliente es el más difícil, pero te tengo una propuesta. El primer cliente puede ser tu tío.-

Tío y sobrina dieron un respingo en sus respectivas sillas.

-Úrsula, ¿cómo insinúas que me acueste con mi sobrina?.-

Ulises, no te hagas el inocente. Vienes cada semana y te coges alguna de mis chicas. Tu sobrina estará acá para servir a los clientes. Puedes suponer que simplemente es una chica nueva y te olvidas que es tu sobrina. Tú tienes experiencia en andar con putas y puedes enseñarle algo. Y en cuanto a ti mi querida Débora, qué más da coger con el senador tal, al cual no conoces y al cual deberás complacerlo, o coger con tu tío que te tratará mejor que nadie, en especial siendo la primera vez. A ver párate.-

-Muéstrale tu cuerpo al señor Ulises que quiere tomar un turno contigo. Espero que comportes bien ya que el señor es un importante cliente. Y en cuanto a usted Ulises, mire qué ejemplar. No me va a decir que no está apetecible. Querida, sepárate los glúteos y muéstrale al señor la entrada de tu culito.-

Casi inconscientemente Débora se ubicó de espaldas a su tío, se inclinó ligeramente para adelante y con sus manos se separó las nalgas, mostrando el agujero del culo, pero también los labios vaginales. Ulises disfrutó de la visión. Después de todo esta una joven que podía ser suya pagando el arancel de cinto cincuenta dólares, como lo hacía con otras jóvenes. Efectivamente Débora tenía un lindo culito.

-Dígame señor Ulises. ¿No le gusta la señorita que le estoy ofreciendo? Es nuevita tanto en esta casa como en la profesión. Estoy segura que no lo va a defraudar. Así es como trataría a un cliente que no conozco, pero a ti no necesito mostrarte las bondades del cuerpo de esta joven. ¿Qué dices?.-

-Qué dices tú Débora. Si para mí no es fácil acostarme contigo, supongo que lo será menos para ti.-

-Mira, depende. Es cierto que le entregaré mi cuerpo a quién quiera usarlo. Ya me han advertido que me penetrarán por la vagina, quizás por el ano y quizás por la boca. También es cierto que si me haces tú tendrás más consideración sabiendo que es la primera vez. Si te parece bien vienes mañana a las ocho y sigues la rutina habitual para elegir con quien quieres acostarte, me eliges a mí y haces todo como si no me conocieras. Por supuesto de todo esto ni una palabra a papá y mamá.-

-No me creas tan necio. Por supuesto que ellos no sabrán nada de nada. Esto queda entre nosotros tres.

-Bien en ese caso los espero a los dos mañana. Tú Débora diez minutos antes para cambiarte y usar ropa adecuada para el trabajo y tú a las ocho en punto, no vaya a ser que otro la elija primero.-

Así quedaron en encontrarse en ese lugar al día siguiente. Al salir del prostíbulo Débora preguntó a su tío cómo era que conocía a Úrsula.

-Vendo un par de veces por mes para gozar a algunas de las chicas.-

-¿Te acuestas con putas y pagas?-

-¿Y qué tiene de malo. Las putas de esta casa son alegres dicharacheras y tienen unos cuerpos deliciosos. ¿Qué motivo hay para que me prive de eso?. Sé que es una profesión algo dura, pero yo las trato bien y ellas me tratan bien. Qué quieres que te diga, me gustan las putas educadas como las de aquí.-

Débora calló. Estaba sorprendida de estas declaraciones de Ulises. Era soltero, nunca quiso tener pareja estable, pero de allí a que le gustaran las putas... Comenzaba a descubrir un mundo nuevo que no había imaginado.

 

Capítulo II

A la hora convenida Débora entraba en el prostíbulo. Se sentía un poco nerviosa y con un ligero cosquilleo en el culo y la concha, una mezcla de excitación, miedo y vergüenza. Fue en busca de Úrsula que la recibió muy amablemente y luego de presentarla a las demás pupilas del lugar como su ahijada, la invitó al vestuario para que se pusiese la ropa adecuada.

Luego de algunas pruebas quedó finalmente vestida con un corsé que apenas tapaba sus pezones, unas bragas negras de encaje, unas medias también negras con portaligas y unos zapatos de tacones.

El aspecto de Débora era de una verdadera puta y no desentonaba con el resto de las pupilas excepto por su juventud y su hermosura. Seguramente sería elegida con frecuencia.

La norma de la casa era que los turnos fueran de una hora, de manera tal que todo se hiciera sin apuros. Difícilmente alguien tomara más de un turno. Sin embargo también era norma de la casa que podían excederse en 10 minutos sin costo adicional. Estaba todo perfectamente organizado.

Débora estaba en la sala de espera de espera con otras seis putas cuando llegó Ulises, su tío.

Sin duda Ulises era conocido allí ya que al llegar fue saludado con cierta familiaridad. Una de las pupilas le dijo:

-Ulises, hay una nueva. Espero que no te olvides de nosotras.-

-Carne fresca, a ver... ¿cómo te llamas?.-

-Débora.-

-Débora, voltéate que quiero ver tu culito. Mmmmm.. Lindo cuerpo y joven. ¿Hace mucho que estás aquí?.-

-No señor, acabo de comenzar a trabajar. A pesar de ser nueva verá que si me toma a mí quedará agradecido.-

-Antes de llevarte a la habitación, ¿me muestras las tetas?. Los corsés son un poco engañadores.-

Débora se bajó la parte del sostén del corsé para mostrar sus pechos.

-Lindas tetas mi querida Débora. Te chuparé esos pezones con ganas. Vamos para la habitación.-

Subieron por la escalera como puta y cliente. Nadie podía imaginar que se trataba de su propio tío. Penetraron en la habitación y Ulises cerró la puerta.

-Me gustas tus tetas. Yo te sacaré el corsé.-

Ulises se ubicó detrás de Débora y bajó el cierre automático retirando completamente la prenda. Apoyó su picha (ya dura) contra el culo de la joven y con las manos comenzó a acariciarle los pezones. ¡Que tetas tan suaves pero firmes!. ¡Qué pezones tan erectos!. Quedó largo rato acariciándola mientras fregaba su falo contra el cu culito de Débora. Poco después bajando sus manos le quitó las bragas.

Ahora estaba con medias y portaligas. El vellón abundante y oscuro ocultaba la conchita húmeda de Débora. Ulises, que continuaba a sus espaldas, mientras se acariciaba con una mano las tetas, con la otra buscaba la entrada de la vagina para comprobar lo abierta que estaba. La joven tenía las piernas separadas y el clítoris asomaba por fuera de los labios de la vulva.

-Me parece que estás muy caliente, putita. ¿Te gustará recibirla bien adentro?-

A Débora se le hizo un nudo en la garganta. Era cierto que se había calentado pero le costaba admitir que fuera con su tío, y que podría haber sido con cualquier otro. Esas manos le quemaban las tetas o era que las tetas quemaban las manos de Ulises. Sin duda estaba muy excitada.

-Primero te la voy a poner por el culito. ¿Tienes el culito dispuesto para que papito te coja por allí?. ¿Vas a complacer a papito?-

-Señor, me va a doler mucho si me la pone por el culito. Piense que hoy es el primer día que empiezo a trabajar.-

-No te preocupes, en el botiquín del baño siempre dejan Lubricol® que sirve tanto para culitos como para vaginas secas, que es tu caso porque veo que estás mojada.-

-Sí señor, por adelante estoy mojada. Póngame Lubricol en el agujero.-

Ulises procedió a lubricarle la entrada del ano, se puso el preservativo y apoyó su verga contre el esfínter mientras continuaba acariciándola en sus partes íntimas. Lentamente se fue abriendo paso hasta que estuvo completamente adentro.

-¿Te gusta putita tenerla toda adentro por el culo? ¿Viste que no es tan terrible como pensaste?. Una buena entrada por atrás les hace bien a las chicas.

Luego de algunos movimientos, Ulises retiró el pene del culo de su sobrina, sacó el preservativo y lo cambió por uno nuevo.

-Una chupadita para ver cómo lo haces con la boca.-

Débora se arrodilló y mientras acariciaba los huevos se fue introduciendo la verga en la boca. Le disgustaba un poco que tuviera que chupar la goma, pero era conciente de la necesidad de protegerse. Por otra parte si llegaba a eyacular, no se iría a su garganta. Poco después nuevamente Ulises retiró el pene del estuche en el cual estaba e inclinó a Débora sobre la cama y la penetró por la vagina mientras succionaba sus pezones. No mucho tiempo después ambos llegaban al orgasmo.

-¿Qué te han parecido estas penetraciones. ¿Te gustó chupármela?.-

-Sí señor, pocas veces e he disfrutado tanto cogiendo. Usted lo hace muy bien. ¿Puedo servirlo en algo más?.-

-Sí, descansaremos un poco mientras tú me la chupas para que se pare de nuevo mientras yo te acaricio.-

Ambos se acostaron en la cama en una especie de 69 y mientras Débora se dedicaba a agrandar la picha, Ulises acariciaba el culo de la joven e introducía el dedo índice en el esfínter. Débora comenzó a calentarse nuevamente. Era posible que ese dedo que jugaba en su recto también tuviera un efecto excitante. Cuando lo que tenía en la boca estaba de buen tamaño, ambos se acomodaron para penetrar y ser penetrada.

Este segundo polvo fue un poco mas lento pero luego de caricias y un movimiento constante, primero Débora y luego Ulises se corrieron. Quedaron abrazados unos minutos. El turno estaba llegando a su fin. Se vistieron y cuando salían de la habitación, Úrsula quiso hablar con ambos.

-¿Cómo les fue en esta primera relación de puta a cliente?-

-Creo que Débora será una excelente actriz. Se comportó como una verdadera puta asumiendo el papel que debía representar. Seguramente debe pulir alguna forma, ser un poco más efusiva pero lo hizo bien. Incluso la recibió por atrás y se la puso en la boca. ¿Qué opinas tú Débora?.-

Respecto de mi comportamiento no puedo opinar. Hice mi mayor esfuerzo para comportarme como se espera que lo haga. Chuparla con la goma no es muy agradable. Quizás al natural sea mejor.-

-¡Nunca la chuparás sin preservativo! ¡Es una orden y quién manda aquí soy yo!. No seas una chiquilla insolente.-

-Estoy de acuerdo que deberé ponérmela en la boca con la goma. De eso no tenga dudas señora.-

-Dime, tu tío te la metió por el culo. ¿Te dolió?.-

-Me dolió y me duele un poco. Ya le había dicho que nunca la había probado por atrás.-

-Muéstrame el esfínter que quiero ver cómo está y si lo puedes seguir usando de inmediato.-

Débora se bajó las bragas, se inclinó hacia delante y con ambas manos se separó los cachetes del culo, mostrando la entrada.

-Está un poquito colorado, pero no es nada. Podrás seguir usándola. ¿No te parece así Ulises?.¡Fíjate bien!-

-Sí, es cierto, estoy seguro que puede seguir usándolo hoy mismo. Es un culito muy bueno que nadie querrá desperdiciar.-

-Bueno Débora, creo que estas en condiciones de pasar al salón y esperar que otro cliente te elija.. No todos serán tan considerados como tu tío, pero debes dejarlos conformes. Dos cosas más. Alguno puede pedirte alguna prenda tuya. Puedes darles el portaligas, que tenemos repuesto. Otros te pedirán una foto tuya autografiada. Por supuesto nada de fotos. Más adelante podrían reconocerte y arruinar tu carrera. Las otras pupilas de aquí tienen fotos de ellas desnudas para regalar, pero tú no.-

Ulises se retiró a su casa mientras Débora se mostraba voluptuosa frente a un cliente que había entrado al lugar. Parece que convenció las dotes de la joven ya que luego de palparle las tetas y darle una palmada en el culo le indicó que fueran a la habitación. Éste era el primer cliente de verdad. El corazón de Débora latía con fuerza. Sería su debut oficial de puta.

Se trataba de un diputado que visitaba con cierta frecuencia el lugar. La presencia de una cara nueva, bonita y joven llamó su atención. Subieron a la habitación y el hombre pidió desnudarla él mismo. Débora se acercó para que comenzara bajándole el cierre del corsé. Aparecieron ante la vista del hombre las dos hermosas tetas que de inmediato comenzó a acariciar a besar. Luego le quitó las medias, el portaligas y sacó la bombacha.. Ahora Débora estaba completamente desnuda frente al hombre que atónito apreciaba la hermosura del cuerpo de esta mujer que gozaría por sólo doscientos dólares. Siguió besando su vientre y pasó su lengua por la conchita de la puta que dócilmente presentaba sus distintas partes para ser acariciada y lamida.

Luego de un largo rato de caricias y besos se quitó él mismo toda la ropa y recostándola sobre la cama la penetró con suavidad. Fue un polvo lento, apacible, sin apuros. Débora misma pensaba en su papel de puta y hacía los mejores esfuerzos para comportarse como tal. No estaba gozando este polvo pero tampoco era tan terrible como había imaginado. Un dedo del señor diputado se estaba introduciendo en su culo. Casi sin darse cuenta se corrió casi junto con el hombre.

Descansaron un momento mientras el cliente pasaba su mano una y otra vez por las tetas de Débora cuyos pezones comenzaban nuevamente a ponerse duros. Luego el hombre bajó la mano hasta alcanzar el clítoris. Débora se estaba calentando nuevamente pero poco después sentía una nueva penetración en su vagina. Aunque algo más lentamente, también ambos llegaron al orgasmo.

Débora pensaba si ella era realmente una puta que se había ocultado a sí misma esta condición. Meditaba lo que podía ganar así y quizás distaba mucho de la especialidad de actriz que había elegido. Pero no, ella era una chica decente ¿decente?, para hacer de puta. Volvió de sus pensamientos cuando el diputado le pidió una foto de ella desnuda autografiada. Úrsula sabía los requerimientos de sus clientes. Ya esta preparada.

-Puedes pedirme lo que quieras. Que me la meta en la boca o en el culo, que te bese los huevos o que me hagas masajes en las tetas pero fotos no.-

-¡Que lástima!. Me hubiera gustado tener en mi despacho una foto tuya desnuda, mostrando tu conchita y con tu firma. ¿No me podrás dar una la próxima vez que venga? ¿Te puedo dar una buena propina a cambio de la foto.-

-No, he dicho que no. Fotos mías, no.-

-¡Qué rebelde!. Me voy a quejar a Úrsula que no quieres darme una foto tuya. Las demás pupilas de aquí me han dado sus fotos.-

-Pues quéjate.-

El señor diputado vio a Úrsula cuando salía de la habitación con Débora y la increpó diciéndole que esta putita se había negado a darle una foto.

-Débora tiene terminantemente prohibido dar fotos de ella. No ha hecho otra cosa que cumplir con su deber y me extraña que un hombre importante como usted maltrate a casi una niña como ésta.-

-Bueno, no se ponga así. Creía que era como las demás putas.-

-Es como las demás putas pero no quiero que fotos de ella anden por allí. Es una orden mía y se acabó.-

El señor diputado, algo sorprendido se retiró. Y bueno, no siempre se puede tener fotos autografiadas de mujeres tan hermosas.

Al finalizar el día de trabajo de Débora habían pasado por su vagina cuatro pollas distintas, aparte de la de su tío. Ninguno le había pedido metérsela por el culo y se la había chupado a uno solo. Se cambió con sus ropas de calle y antes de retirarse fue a ver a Úrsula.

-He estado viendo por circuito cerrado mientras estabas en con los clientes. En general lo has hecho bien, pero debes excitarlos un poco más. Si no te acarician el chocho, debes llevar la mano ellos hasta allí. No tengas miedo que te metan un dedo en la vagina. A ellos les gusta. Otra cosa que haremos es darte alguna ropa que deje ver sus tetas a través de la tela. No necesitas corsé. En eso me equivoqué. Realmente los puedes excitar mostrando tu cuerpo a través de una camisa transparente. Mañana tendrás una.

Débora salió a la calle. El aire fresco de la madrugada renovó su confianza en que aprendería pronto cómo actuar como una puta en la película de su tío. Fue a su casa, se dio un baño de inmersión para limpiar hasta el último resto de semen que podía haber quedado y la última gota de saliva de las chupadas y besos y se acostó a descansar. Al día siguiente a la hora convenida estaba en el prostíbulo nuevamente. Ahora calzaba una diminuta tanga que apenas cubría los pelos del pubis. La tira que pasaba para atrás, se le metía en la raya del culo, perdiéndose entre los cachetes. La camisa, de gasa blanca, dejaba ver una tetas firmes y turgentes con hermosos pezones hinchados que invitaban a ser besados. Esta segunda noche en las seis horas que Débora estuvo a disposición de los clientes, fue requerida en cinco oportunidades, es decir cinco horas.

 

Capítulo III

Habían pasado tres semanas desde el primer día en que Débora vistió las ropas de puta y ejerció como tal. Muchas pijas se habían introducido en su vagina pero en ese tiempo también se habían metido en su culo y en su boca. Había aprendido mucho y cada vez era más requerida. En alguna oportunidad hubo hombres esperándola por lo cual las seis horas de su horario las pasó trabajando. Era el momento de hacer un balance y Úrsula llamó a Ulises y a la misma Débora para analizar lo acontecido.

-Como administradora de esta casa, puedo afirmar que Débora se ha comportado muy satisfactoriamente y ha aprendido a ser una verdadera puta para el estrato socioeconómico que concurre a este lugar. Qué tienes para decir tú, Ulises, que la quieres utilizar en una película.-

-Me alegra que haya aprendido a moverse en este mundo. Tengo una sugerencia pero antes quiero escuchar la opinión de Débora.-

-Mira, ser puta me parecía mucho más difícil de lo que resultó efectivamente. Me alegra haber cumplido con las expectativas de Úrsula que me ha enseñado muchísimas cosas. Creo estar en condiciones de iniciar la filmación.

-Sobrina, lo que quería decir es que deberías trabajar en un prostíbulo dirigido a otro nivel de gente, con menos recursos.-

-Es decir que quieres que sea una puta barata.-

-Algo así. Fíjate que no todas las putas tienen la oportunidad de manejarse con políticos y empresarios. Por eso quería pedir a Úrsula si no puede estar en la otra casa de putas que ella tiene.-

-¿Qué otra casa de putas? ¿Debo seguir trabajando así?.-

Mira Débora, lo que dice tu tío en cierto y justamente iba a proponer trasladarte a la otra casa, cuyos clientes son otra cosa. Imagina que los turnos son de media hora y en lugar de doscientos por hora cobramos 30 por media hora. Es cierto, son putas más baratas.-

-¿Les parece que debo ejercer allí?.-

-Aprenderás muchas más cosas. Olor a transpiración, metidas por el culo más frecuentes, menos caricias y más penetradas, pero eso también es la realidad y para mi película lo necesito. Quizás no necesites más que otras tres semanas.-

-Es un poco duro para mí dar otra vuelta de tuerca, pero si tú tío lo consideras conveniente y Úrsula está de acuerdo, creo que será conveniente que comience allí. Por lo que me dices mi culito va a trabajar mucho más.-

-¡Imagínate!. En seis horas tienes doce turnos. Por lo menos media docena de veces por noche te la meterán por el culo.-

-Pero me lo van a dejar hecho un desastre, agrandado y quizás lastimado.-

-No hay motivo para lastimarlo. Lo que tienes que hacer es que en cada turno tú misma te pongas en el culo con Lubricol antes de bajar a buscar nuevos clientes. En cuanto a agrandarlo, recuerda que eres joven y los músculos del culo son muy elásticos. No se te va a agrandar por el frecuente uso.-

-¿Y cómo estaré vestida en la sala esperando clientes?.-

-A ellos les gustará verte con menos ropa. Una diminuta braga, sin sostén y medias con ligas pero sin portaligas. Zapatos con tacones y muy pintada.-

-Es decir una puta barata.-

-De alguna manera sí. A los clientes de ese lugar le gustan esas mujeres y debemos complacerlos. Estoy segura que no esperan contar con una puta de tu calidad y delicadeza. Será una nueva experiencia para ambos. Imagínate tener a una puta de 200 dólares o más la hora a 30 la media hora.-

-Úrsula, ¿me harás trabajar a ese valor?. Me siento degradada.-

-No Débora, de ninguna manera. Aprecio y valoro todo lo que estás haciendo para tu carrera. Todo lo hago por la amistad con tu tío. ¿Crees que me interesa entrenar una puta por tan poco tiempo?. ¿Haber mantenido las conversaciones que tuvimos y los consejos que te di para nada?. No Débora, no te equivoques. Hay un gran futuro para tía como actriz, pero debes conocer la miseria humana de cerca. La vida de las putas es dura, muy dura. Muchos creen que es divertido. Hasta tú misma dijiste que no era tan difícil ser puta como creías. Eso porque estabas aquí. ¿Sabes quién era ese hombre que te dejó trescientos de propina?. Pues el Gobernador del Estado de la Merced, Profesor titular de Derecho de familia. Todo una personaje a nivel nacional. Allá no encontrarás esos ejemplares. ¿Las propinas?. Ninguna.-

-Entonces, ¿Debo comenzar allá?.-

-Sobrina, creo que es lo mejor. De todas maneras si te parece demasiado fuerte para ti no lo hagas.-

-Ya hice la mitad del camino. Haré la otra mitad. Espero que allá no me reconozca ninguno de los clientes de aquí.-

-No temas. No te reconocerán. Los clientes son completamente distintos.-

-¿También me pedirán alguna prenda?.-

-No creo. Si lo hicieran te pedirán tus bragas, luego de fregártela por la concha, pero no creo que te pidan alguna prenda.-

-¿Y quién es la encargada de la otra casa?.-

-Es Andrea Urriberrea . Yo le hablaré, porque está acostumbrada a tratar con putas un tanto rebeldes. A veces es un poco ruda con ellas o con los clientes. Tiene buenas habilidades para la pelea y ha dejado fuera de combate a más de un marinero que quiso propasarse.-

Veo que estaré bien defendida.-

-Por supuesto. Cuidamos a nuestras pupilas. Entonces, si estás de acuerdo puedes comenzar mañana.-

A día siguiente, a las ocho de la noche en punto entraba Débora en el prostíbulo y luego de presentarse a Andrea, se puso el uniforme. Unas bragas rojas de reducidas dimensiones, medias también rojas. Sus pechos estaban descubiertos mostrando unos pezones rojos que sobresalían de las areolas de manera marcada. Las otras putas la miraban con desconfianza. Reconocían que estaba muy buena y que los clientes la elegirían por sobre las demás.

Para aclarar la situación, Andrea les dijo que se trataba de una familiar de Úrsula y que descontaba que la incorporarían como a una compañera más. Las demás pupilas entendieron el mensaje. Todas las putas eran iguales pero alguna era más igual que las otras ( De Rebelión en la Granja). Luego de esta pequeña introducción las pupilas se dirigieron al salón, donde aguardaban a sus clientes.

Poco después entrados a la casa dos jóvenes, uno de unos 22 años y otro de alrededor de 28 años. Ambos miraron a Débora y casi al unísono exclamaron: ¡Quiero coger a esa!. Sin embargo había una sola Débora y entre ellos acordaron tirar una moneda para echar la suerte. Ganó el joven de 22.

Se dirigieron a la habitación. No habían terminado de cerrar la puerta cuando el joven ya estaba con sus labios sobre las tetas de Débora chupándolas mientras con cuna mano pugnaba por bajar la bombacha roja que tenía puesta. No demoró mucho en acostarla sobre la cama y separarle las piernas para penetrarla mientas magreaba los pezones turgentes y e hinchados de la puta.

Luego de algunos movimientos le indicó que se diera vuelta para penetrarla por el culo. Afortunadamente Débora, siguiendo los consejos de Úrsula se había lubricado la entrada. Poco después sentía que un enorme falo se abría paso en su estrecho culo. Indudablemente el joven estaba muy caliente y apenas dio algunos bombazos un abundante chorro inundó el recto de Débora.

Retiró el pene del culo de la joven y nuevamente comenzó a masajearle las tetas e introducirle el dedo pulgar en la vagina. Todo fue tan rápido que Débora ni siquiera acabó con éste que era el primer polvo del día. Le quedó la sensación cierta que el trato que recibiría iba a diferir notablemente respecto de la otra casa. Unos minutos antes que se cumpliera el tiempo del turno, el joven salía de la habitación acompañado por Débora que ya se había puesto sus bragas rojas, mientras que sus pezones estaban un poco más encarnados por los chupones y masajes recibidos.

El descanso de Débora fue reducido, de apenas diez minutos antes que fuera elegida por otro cliente. Éste era un hombre de unos 45 años. Luego de entrar en la habitación y mientras se sacaba la camisa le dijo:

-No te había visto antes por aquí ramera. ¿Eres nueva?.-

-Soy nueva aquí. Antes trabajé en otra casa. ¿Cómo te gusta hacerlo?.-

-Me gusta sacarte las bragas y las medias y luego que me muestres lo que puedes ofrecerme.-

-Desde ya te puedo mostrar mi boquita. Creo que la chupo bien.-

-Me interesa más tu conchita y tu culito. Ya me ocuparé de esas tetas.-

-Tócalas, mira qué firmes son. No te habrás encontrado con muchas putas con estas tetas.-

-Es cierto, tienes unas buenas tetas y lindos pezones. Me parece que vendré siempre a esta casa. Tiene muy buenas putas.-

-Fue difícil que me aceptaran como puta. Son muy exigentes. Bueno ya estoy denuda. ¿Por dónde quieres comenzar?.-

-Me gustan las conchitas húmedas. ¿Cómo la tienes?.-

-¿Cómo quieres que la tenga?. Estoy recaliente pensando en que me vas a coger. Estoy segura que la tienes bien grande. Adivino el bulto debajo del pantalón.-

-Despacio putita. Te la voy a meter pero no tan rápido. A ver, muéstrame el culo. Quizás entre primero por allí.-

-También me gusta que me la metan por el culo. Te va a costar, pero tú empuja que entra.-

El hombre se quitó las ropas. Su rollo estaba ya en condiciones de penetrar. Ubicó a Débora arrodillada y con las manos sobre el piso mientras él separaba sus nalgas y apoyaba la glande en la entrada del culo. De un solo empujón la metió hasta el fondo.

Débora se quedó sin respiración. Por un lado le había sorprendido la rapidez con que se la metió adentro y por otro lado su ano no estaba preparado para tanto uso. Le dolió bastante pero se mordió los labios. Algunas lágrimas humedecieron sus ojos pero el cliente, a sus espaldas, no lo vio.

Mientras tanto con la mano derecha acariciaba su concha con insistencia. Comenzaba, muy levemente, a excitarse, pero dudaba que llegara al orgasmo aunque lo simulara y mintiera al respecto. Notaba que a medida que el pene entraba y salía de su ano, éste se lubricaba cada vez más y ya no sentía la sensación de dolor. Poco después el hombre la retiró de su culo, se cambió el preservativo y se dispuso a penetrarla por la vagina.

-Ahora sí que vas a conocer una verga en tu concha, puta. Verás cómo vas a gozar.-

-¡Aayyyy sí, métela bien adentro y cógeme con fuerza. No puedo más y en cualquier momento me corro.-

-No hay puta que no se corra cuando yo se las meto. Quedan todas extasiadas luego del polvo.-

-¡Claro!. ¡No es para menos! Con esa verga tan grande y dura que tienes, nos vuelves locas de alegría. Hace mucho que no gozo de un polvo así.-

Continuaron algunas flagrantes mentiras de Débora. Ella misma quería conocer la reacción del cliente. Debía aprovechar a aprender todo lo posible. No cabía duda su permanencia en esta casa de putas, le proporcionaría mucha más experiencia que en la anterior. Poco después un chorro de leche quedaba encerrado en el forro mientras ella fingía un orgasmo.

-Te ha gustado el polvito ¿eh?. En lugar de pagarte a ti, tú me deberías pagar a mí.-

-Si pudiera te pagaría por este polvo, que ha sido el mejor de mi vida, pero la madama Andrea quiere su dinero y no puedo hacer nada.-

-Mira, te mereces diez dólares de propina. Nunca doy propina a las putas pero creo que este polvo bien vale 40. Así te puedes comprar algo.-

-Muchas gracias. ¿No quiere metérmela en la boca?. Es para devolver el favor de los diez.-

-No, ya es la hora. Si me paso un minuto, Andrea me va a querer cobrar otro turno. Me debes la mamada para la próxima. Te aseguro que eres la mejor puta que he cogido.-

-Gracias señor. Espero que haya disfrutado de las penetraciones.-

Débora se comportaba de manera diferente a su costumbre. Quería estar compenetrada en su papel de puta, porque así lo tomaba. Ella era una actriz y ahora estaba representando a una puta de un prostíbulo de suburbios. Estaba convencida que lo hacía bien.

Ese primer día casi no le dieron descanso. Cuando a las 2:15 de la madrugada despedía a su último cliente, repasó este primer día. Once hombres se la habían cogido. Se palpó la vulva. –Pobre conchita, ¡cómo has tenido que trabajar hoy!.- se dijo a sí misma. Nunca pensó en tener semejante actividad sexual..

Unos días después mientras esperaba en el salón que algún cliente la eligiera entró en el prostíbulo un señor muy bien vestido que miró a todas las mujeres con cierto detenimiento. Cuando descubrió a Débora dijo:

-Por fin te encuentro. Te he estado buscando desde que no estás más en el la otra casa. Nadie quiso decirme dónde estabas, pero al fin te encontré. Vamos a la habitación.-

Quién decía estas palabras era un importante empresario que había conocido a Débora en su anterior lugar de trabajo y quería seguir teniendo relaciones con ella. Una vez en la habitación comentó: Te he buscado porque contigo he tenido uno de los mejores polvos de mi vida. ¿Por qué has venido a este prostíbulo de segunda?. Allá era otra cosa y, por supuesto, cobraban más caro porque tenían mejor material y tú eras la mejor de las mejores.-

-Mira, si quieres coger, me desnudo y tú también y lo hacemos como quieras. No me gustan las personas que preguntan mucho. ¿Quieres desnudarme tú o me saco las bragas yo?.-

-Pero Débora, ¿qué te pasa?.-

-No me pasa nada. Si se acaba el turno y no cogiste, no hay reclamos. ¿Quieres coger o no?.-

El empresario estaba más confundido que antes. Se quitó la ropa y se acostó con Débora pero lo hizo sin entusiasmo alguno. ¿Por qué había venido a este lugar? Él no podía frecuentar este prostíbulo. Si alguien lo viera aquí... Por lo menos en el otro estaba acorde con su nivel. Al retirarse intentó hablar con Andrea pero lo único que logró es que le dijeran que si ya había concluido el servicio, que se retirara.

La actividad sexual era interminable. Uno tras otro requerían sus servicios cuando la encontraban en el salón y ya algunos esperaban a que terminara un turno para solicitarla Terminaba su jornada agotada y varias veces debió prolongar su horario para complacer tantos pedidos.

Solamente habían pasado dos semanas desde que se incorporara a este prostíbulo cuando llamó a su tío para reunirse con él. Al día siguiente Ulises entraba a la casa de Débora.

-Tío, no puedo más de cansancio. Desde que llego al prostíbulo hasta que me voy estor en la cama cogiendo. Los turnos son cortos y todos me eligen a mí. ¿Qué me aconsejas?.-

-Antes de decirte algo quiero que me digas. ¿Crees que tus conocimientos del mundo de la prostitución son suficientes para encarar el papel que te propuse?.-

-No lo sé. Este segundo prostíbulo me enseñó mucho. Andrea también me enseñó mucho, pero ¿cómo puedo saber si he aprendido lo suficiente?. Siempre hay algo más pero ¿Será necesario?. No lo sé. ¡Ayúdame tío!-

-Ante todo debes tranquilizarte. Te puedes tomar uno o dos días de descanso. Le hablamos a Úrsula y ella dará las indicaciones convenientes a Andrea. ¿Tienes algún video de tus últimas actuaciones en la cama?.-

-Sí, tengo dos. ¿Quieres verlos?. Me da un poco de vergüenza mostrarte las cosa que hago.-

-Vamos Débora. Recuerda que fui tu primer "cliente"-

-Hago muchas más cosas nuevas de lo que tú conoces. Creo tener un lindo cuerpo y no me niego a nada. Casi todos los clientes me la meten por los tres lados, pero además...-

-Además ¿Qué?.-

-Bueno, mira los videos.-

En las filmaciones aparecía Débora lamiendo los huevos de los clientes, pasándose el pene por la cara y por su parte los clientes le chupaban el chocho, le apretaban los pezones le metían dedos en la concha y el culo y otros juegos más.-

-¿Me puedes decir de qué te avergüenzas?. Es lo más normal para una puta. No olvides que eres una actriz que está perfeccionando su conocimiento. Dime si te convocara para una comedia musical, ¿no tomarías clases de canto?.-

-Pero una cosa en tomar clases de canto y otras clases de puta.-

-¿Cuál es la diferencia?. Siempre un actor o una actriz debe conocer más y más acerca del personaje para interpretarlo mejor. Yo te diría lo siguiente. Toma dos días de descanso y luego vuelves al prostíbulo por una semana. Estimo que en ese tiempo habrás completado tus conocimientos.-

-¿Puede llamar tú a Úrsula?. Le tengo un poco de miedo a Andrea.-

-Por supuesto.-

Tomó el teléfono y habló con Úrsula a fin de comunicarle que su sobrina se tomaría dos días de descanso y que luego retornaría por una semana.-

Una vez arreglado esas mini vacaciones, Débora se dejó caer en el sillón aliviada. Agradeció a su tío la gestión, quien luego de saludarla se retiró a su lugar de trabajo.

 

Capítulo IV

Dos días después Débora retornaba al prostíbulo. Las demás pupilas ni siquiera se atrevieron a preguntar qué había pasado. Andrea les había reiterado que no molestaran a Débora, que por cuestiones personales había faltado dos días.

Se puso la ropa de "trabajo" con sus pechos descubiertos y nuevamente comenzó la sucesión de requerimientos para utilizar sus servicios. Una semana después se presentó su tío hacia última hora y sin darse a conocer llevó a su sobrina a la habitación.

-Débora, creo que es suficiente. Has aprendido mucho y estás en condiciones de encarar el papel en mi película. Vístete con ropa de calle que nos vamos.-

-Andrea se enojará mucho si me voy ahora.-

Ulises tomó su teléfono celular y llamó a Úrsula. Le dijo, en tono firme y como dando una orden que llamara a Andrea Urriberrea y le dijera que Débora se retiraría para siempre con un señor que ahora la acompañaba.

Úrsula le dijo que la llamaría de inmediato y que le permitiera diez minutos antes de irse para arreglar las cosas. Exactamente a los quince minutos Ulises y Débora, ahora vestida de calle salieron de la habitación, bajaron la escalera a cuyo pie estaba Andrea. Se saludaron y subieron al auto de Ulises.

-Esta historia terminó. Has hecho un excelente trabajo.-

-Pero ¿cómo sabes que he hecho un excelente trabajo?.-

-Porque algunos de los clientes de esta última semana eran personas enviadas por mí para que me informaran. Todos han coincidido que lo haces muy bien y que sería imposible descubrir que no eras una puta con mucho oficio. Por eso te vine a buscar. Eso es todo. Te llevaré a tu casa y mañana por la tarde ven al estudio que empezaremos a trabajar con tu libreto.-

Para Débora era un sueño poder comenzar a filmar bajo la dirección de su tío. Por otra parte ya le estaba cansando esto de ser puta. Esa noche se acostó en la cama sin pensar en los hombres que al día siguiente la cogerían por unos pocos dólares.

De inmediato comenzaron con la filmación. Debía permanecer varias horas desnuda repitiendo las tomas una y otra vez. Ulises siempre buscaba la perfección en sus films. Solamente durante los descansos y cuando tomaban un piscolabis Débora se ponía una bata que cubría su cuerpo.

Durante la filmación, camarógrafos, sonidistas iluminadores, etc. podían apreciar las armoniosas de formas de Débora, pero ella ya se había acostumbrado a ser observada por lo que podía continuar con su actuación sin dificultades. Era toda una actriz profesional, lo cual enorgullecía a su tío. El esfuerzo que ella había hecho había sido provechoso. Luego de tres meses de arduo trabajo, las tomas habían finalizado y faltaba ahora la compaginación. Comenzaba un descanso para Débora.

Una tarde recibe una llamada telefónica de Úrsula que le propone encontrarse con ella en una confitería cercana. Luego de hablar del prostíbulo de una y de la película de otra, Úrsula entró en el tema para lo cual la había convocado.

-Todas las referencias que tengo son que tanto en la filmación como tu actuación en los dos locales donde aprendiste los secretos de la prostitución son excelentes y tengo una propuesta para ti.-

-La semana próxima está llegando al país un importante empresario de la industria automotriz. Este señor cuando viene por aquí me pide con anticipación una joven con la cual pasar algunas noches. He pensado que quizás a ti te pueda interesar la tarea.-

-Úrsula, voy a contarte un secreto. Estaba por llamarte para pedirte si podía ir algún día por semana a tu casa de putas. Me parece que me está faltando algo y esta propuesta de hacerlo con un empresario en lugar privado me interesa mucho.-

-Mira, cuando piden mujeres así, se paga muy bien. Generalmente te piden desde las 7 de la tarde hasta la mañana siguiente. Dependiendo de la mujer los precios varían pero por ti creo que se puede pedir dos mil dólares por noche. El treinta por ciento es para mí y el resto para ti.-

-¡Dos mil dólares! Y yo he cogido por treinta. ¿Cómo se hace para conseguir una noche así.?. ¡Me quedan mil cuatrocientos dólares!.-

-Tengo un álbum con las fotos de las chicas que ofrezco. Tengo dos fotos de cada una de ellas. En la primera aparecen vestidas con ropa de calle aunque algo atrevidas y en la segunda solamente con ropa interior, bragas y sostén.-

-No tengo fotos así.-

-No te preocupes. Hay un fotógrafo amigo que tiene ropa de calle para prestare y te puedes comprar un lindo conjunto de ropa interior. Puedes estar segura que él te tomará muy buenas fotos.-

Débora aceptó la propuesta de inmediato. Fue al estudio fotográfico en el cual le tomaron más de cincuenta fotos para luego seleccionar las mejores y hacer las ampliaciones correspondientes para el álbum de Úrsula. Débora estaba expectante aguardando el llamado para encontrarse con el empresario.

-A la llegada al hotel de la cadena Lincoln el hombre se puso en contacto de inmediato con Úrsula que le acercó el álbum, indicándole la nueva chica que integraba el plantel. Como era de suponer estuvo de acuerdo y esperaría a Débora al día siguiente en su habitación.

Úrsula le indicó a Débora que se dirigiera al día siguiente a la habitación 505 del hotel. Debía vestir ropas formales, de las que acostumbraba a usar, nada de llamar la atención.

-Mañana vas directamente a la habitación 505, llamas a la puerta y le dices que Úrsula Ibáñez que te ha pedido que fueras. Él te atenderá.-

-¿Debo hacer algo en especial?.-

-Nada. Cuando entras en la habitación, lo saludas con un beso y te quitas el abrigo. Le preguntas en qué puedes servirle. Ya te indicará lo que desea. No recuerdo bien sus gustos pero seguramente te pedirá que hagas un streap tease o algo así. Por supuesto tú le complaces en lo que quiera. Recuerda que no se hace nada sin preservativo.-

Tal como estaba previsto al día siguiente Débora se presentaba en el quinto piso del hotel Lincoln. Un hombre de unos cuarenta años escasos abrió la puerta.

-Vengo pro indicación de Úrsula Ibáñez quién..-

-Pasa, pasa,- la interrumpió.-

Una vez dentro de la habitación, Débora se quitó el abrigo, seguía las instrucciones, y aguardó la solicitud del cliente.

-Una vez más Úrsula no me ha defraudado. Me había anticipado que me visitaría una hermosa joven. ¿Quieres ir a cenar conmigo?.-

-Pues lo que tú quieras. Tengo toda la noche libre para hacerte conocer la ciudad o lo que quieras.-

-La ciudad ya la conozco. Prefiero conocer otras cosas, pero si te parece bien salimos a cenar y luego regresamos para ponernos más cómodos.-

-Como tú quieras, pero ¿por qué no pides algo para comer aquí en la habitación?. De esa manera podemos conversar más cómodos y más íntimamente.-

-Me parece una buena idea.-

Pidieron algo para cenar al servicio de habitaciones.

-Me dijo Úrsula que estás relacionado con la industria automotriz. Siempre me interesaron los pistones.-

L-Lo más interesante de los pistones es lo incansable que son entrando y saliendo de los cilindros. Lamentablemente en eso la máquinas nos superan a los hombres.-

-Sin embargo me imagino que tú tienes algo de esa fortaleza de los motores. Mucha fuerza, gran resistencia y gran capacidad para hacer lo que deban hacer.-

-Tienes un buen sentido del humor. ¿Por qué no te quitas la camisa para poner el motor en marcha?.-

-¿No será para poner el elevador en marcha?.

Débora se quitó la camisa y el cliente suavemente le quitó el sostén. Dos hermosas tetas aparecieron a la vista del hombre que de inmediato comenzó a acariciarlas y besarlas. Luego se sentó en un sillón poniendo a la joven en sus brazos mientras continuaba acariciándole los senos mientras los pezones se ponían más duros y erguidos. Luego llevó sus manos debajo de la falda en busca de las bragas de la joven, que poco después quitaba con suavidad.

Débora ahora estaba vestida con falda y medias pero sin ropa interior. El cliente llegó hasta los labios de la vulva y acarició el clítoris. Débora creyó que iba a explotar. En toda su experiencia profesional de puta nunca había sido tan dulcemente tratada. Se estaba calentando de verdad, como nunca lo había hecho antes en su paso por los prostíbulos. El cliente no tenía apuro. Toda la noche por delante para disfrutar de ese hermoso cuerpo que vibraba bajos sus caricias. Golpearon a la puerta.

-Servicio de habitación-

Débora, medio desnuda se refugió en el baño mientras el hombre recibía la cena. Una vez que el mozo se retiró Débora volvió a la habitación.

-Querida, te propongo que comamos estas delicias dejando para el postre lo demás. Me gusta compartir la cena con la dueña de esas hermosas tetas.-

Comieron frugalmente. Tanto una como otro estaban con ganar de finalizar la comida para dedicarse al "postre". El cliente puso música e invitó a Débora a bailar. A estas alturas el cliente también se había quitado la camisa y los pantalones y tenía puesto solamente un slip que permitía mostrar una polla hinchada y de buen tamaño.

Apoyó su cuerpo contra el de Débora y con ambas manos le levantó la falda para acariciarle el culo. No pudieron terminar la pieza ya que Débora bajó sus manos tomando la polla entre sus dedos mientras el cliente acariciaba su clítoris y le metía el pulgar en el culo. Pocos minutos después estaban desnudos en la cama. Débora con sus piernas separadas y el cliente con la punta de su polla lista para introducirse en las profundidades de la vagina.

Estuvieron gozando de su cuerpo por espacio de más de dos horas. Ambos estaban relajados y exhaustos de tanto movimiento, besos, caricias y penetraciones. Se propusieron dormir un rato. A las dos de la madrugada, Débora se despertó cuando una mano acariciaba sus muslos y abría los labios de su concha.

-¡Qué delicioso es despertar así!. ¿Estás preparado para más?.-

-Sí. Me desperté con ganas de coger nuevamente. Podemos jugar y tener sexo nuevamente y luego completar nuestro descanso.-

Nuevamente caricias. Débora sintió la necesidad de introducirse la verga en la boca, cosa que hizo de inmediato para felicidad del hombre. Luego, mostrando su culo insinuó que fuera penetrada por allí. No había sido frecuente para él que las putas de los hoteles que visitaba le propusieran ser penetradas por el culo y las veces que lo había solicitado lo hacían de forma renuente. Acercó la glande a la entrada notó con beneplácito que comenzaba a introducirse sin dificultad.

Una vez que la tenía toda adentro y mientras iniciaba un lento movimiento, con sus manos acariciaba los pezones y el clítoris, que se notaba hinchado y excitado. Poco después tanto Débora, a fuerza de manipulación, y el cliente se corrían en un espasmódico polvo inolvidable.

-Debo confesarte que nunca he gozado de un polvo por atrás como éste. Tienes una habilidad especial para hacerlo.-

-Aprendí hace un tiempo pero no es algo que practique con frecuencia. Prefiero ser cogida en la vagina, pero me desperté con ganas de que me introdujeras por atrás.-

-Me gustó Débora. ¿Quieres seguir o dormimos otro rato?.-

-Prefiero dormir otro rato en tus brazos. Así ambos recuperaremos fuerzas para más tarde.-

Ambos se dispusieron a descansar nuevamente. Las manos del cliente acariciaban suavemente el culo desnudo de la joven, mientras Débora guardaba entre sus manos la polla, ahora flácida, de este hombre que ni siquiera sabía el nombre, pero que le estaba dando algunas satisfacciones que ni siquiera imaginaba cuando estaba en el ascensor camino a la habitación 505.

En la mañana siguiente se reanudaron las caricias y las penetraciones. Luego de una ducha ambos bajaron a desayunar para luego Débora despedirse. El cliente viajaría esa misma noche de regreso a su país pero quedó en pasar otra noche de lujuria y sexo cuando regresara. Por su parte Débora había disfrutado de la noche con su cliente.

 

Capítulo V

Luego del trabajo de edición y compaginación de la película, llegó el día del estreno. Se transcriben algunos comentarios de la prensa especializada:

El País: "El trabajo de esta joven actriz es un verdadero hallazgo del Director. Don Ulises nos tiene acostumbrados a buenas películas y ahora a la búsqueda de buenas actrices".

El Nacional: "…y merece un párrafo especial esta joven actriz, Débora Hernández que ha demostrado ser capaz de mimetizarse en tal difícil personaje".

Nuevo Día: "Luego ve ver a Débora Hernández quedé convencido que una nueva y brillante estrella iluminará nuestro cine. Le pronostico un futuro brillante".

El Correo de la Tarde: "Si no conociéramos la profesionalidad y seriedad de don Ulises Murat, hubiéramos pensado que había contratado una puta profesional, sacada de algún lupanar para representar a Isabel. La excelente actuación de Débora Hernández debe destacarse y creo que en el futuro la veremos con frecuencia en nuestras pantallas."

El Heraldo: "Ulises Murat siempre nos ha deleitado con buenas películas y ha contado con el mejor elenco, siempre experimentado. En esta oportunidad ha hecho su debut Débora Hernández, desconocida actriz que demostró tener sobresalientes dotes. Sean estas líneas la felicitación de esta columna tanto para el Director como para esta ACTRIZ, así con mayúscula, porque es, sin duda lo mejor del cine nacional".

Amaneciendo: "El papel que Hernández he debido interpretar como Isabel, una prostituta que es capaz de ofrecer su cuerpo sin tapujos por un puñado de dinero, es, si duda, muy difícil, pero esta novel actriz fue capaz de representarlo con una verisimilitud pocas veces visto antes. Muestra su solvencia actoral y la hábil mano del director".

Todo prometía que sería un verdadero éxito de taquilla. En los distintos medios todo eran elogios y Débora concedió innumerables entrevistas en las cuales explicaba que para interpretar tan difícil personaje había estudiado mucho el libreto y leído literatura relacionada con el personaje. Por supuesto de su tarea de puta, ni una palabra.

Úrsula volvió a comunicarse con Débora. Había otro cliente en puerta y ambas coincidieron que la tarifa por disponer del cuerpo de la joven por una noche no sería inferior a los diez mil dólares.

De esta manera Débora alternaba su trabajo en teatro, cine y televisión como actriz, con otros en hoteles, como puta de alto nivel, tarea que hacía con verdadero placer y profesionalismo.

Ya no le importaba si se la metían en la boca, por la concha o por el culo. Disfrutaba en todos los casos de esos polvos, que alternaba con otros que realizaba por propio gusto.

FIN

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Las Hermanitas Gutiérrez (3)

Las Hermanitas Gutiérrez (1)

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Captura y Venta de esclavas (8: El uso de Pilar)

Captura y Venta de Esclavas (7: Julieta se acost.)

Captura y Venta de Esclavas (6: El Castigo)

Captura y venta de Esclavas (5: La Humillación)

Captura y Venta de Esclavas (4: La Subasta)

Captura y Venta de Esclavas (3: Venta de Soledad)

Captura y Venta de Esclavas (1: La Captura)

Captura y Venta de Esclavas (2: El Sometimiento)

Consecuencias Inesperadas (3)

Consecuencias Inesperadas (2)

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