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Impulsando su Propia Esclavitud

en Sadomaso

Impulsando su Propia Esclavitud

 

Autor: Ricardo Erecto

Dos o tres meses más tarde de mi regreso de España, que he relatado en “La Herencia”, me llamó Romy, diciéndome que quería hablar conmigo para contarme algo.

 Pare evitar malos entendidos preferí invitarla a cenar a un  restaurante de La Recoleta y no encontrarnos en mi oficina o mi casa. La noche siguiente nos encontramos tal como habíamos programado.

-Un gusto volver a verte, Romy. ¿Qué es de tu vida?

-Terminé la filmación de una película hace unos días. Todavía tengo el culo dolorido.-

-Por lo que veo era un film sado.

-Sí, por supuesto. Sabes que no me disgusta que me calienten el culo, pero en ésta, era casi lo único que hacían. Usaron una paleta de cuero que en cada azote, además de doler, me dejaba picando la parte afectada. ¡No sabes las que he pasado!

-Pero creo que no te disgustó mucho.

-En realidad, no. Como acabo de decirte, me gusta que me traten así.

-Entonces no te quejes. Que tengas el culo rojo, te queda muy bien y lo he podido comprobar en España.

-Muchas gracias Ricardo por el piropo. ¿Me queda muy bien el culo rojo?

-¡Claro! Tienes un culo hermoso y con colores, mucho mejor. Puedo seguir elogiando distintas partes de tu cuerpo, pero vayamos al motivo de este encuentro. Me has sorprendido con el llamado para contarme “algo”.

-Mira, es una historia que conocía desde hace unos meses pero no estaba segura de compartirla contigo. Al final me decidí porque quizás te sirva para escribir algunas de esas historias que sueles publicar.

-Soy todo oídos y tomaré algunas notas.- Le dije

-No preguntes los detalles de cómo me enteré, pero… me enteré.

-Nunca pregunto las fuentes. Lo único que me interesa es conocer alguna historia para luego volcarla al papel, agregando siempre algo de imaginación. Caso contrario sería simplemente una crónica.

-Ya lo creo que tienes imaginación. Todavía recuerdo algunas cosas que me hiciste cuando estuvimos en  España. No me las esperaba

-Esa ya es historia antigua. Cuéntame lo que sabes.

-Recordarás que estuve internada en la casa del entrenador Rogelio y que logré escaparme cuando me estaban por enviar a África como esclava.

-Sí lo recuerdo perfectamente.

-Cuando estuve en la casa de Rogelio, conocí a otra esclava, Julieta, con la cual compartimos violaciones y castigos. Luego no la había visto más y hasta que me encontré con ella hace un tiempo, en una fiesta que dio su actual dueño y a la cual fui invitada, pero apenas pude hablar. Parece que su dueño es muy estricto.

-La historia es bastante interesante de cómo se inició en la sumisión y esclavitud y creo que será un buen material para tus escritos.

-Seguramente lo es.

-Creo que lo mejor es que ella misma te cuente todo.

-Si está esclavizada no podré tener contacto con ella.

-Yo creo que sí. Su amo es Rodrigo Saladillo y por las referencias que tengo, si tú le hablas, le dices que será una nueva humillación para ella, que sabes manejar esclavas, quizás te deje entrevistarla o te la preste unos días para que te cuente todo.

-Lo veo difícil, pero la peor gestión es la que no se hace. Hablaré con Rodrigo para que me deje entrevistar a Julieta en su casa.

-Quizás también la puedas coger.

-No hay que mezclar trabajo con diversión. Si me entrevisto con ella es por motivos de trabajo y no para gozarla.

Romy de dio los datos personales de Rodrigo y tres días más tarde lo visitaba en su casa.

-Como le adelanté por teléfono soy escritor y quería narrar, de manera novelada, la experiencia por la que pasó su esclava Julieta.

-Es muy reticente a hablar de su pasado. Tendrá que castigarla duro para que se disponga a contar su historia. Puede contar con las instalaciones de esta casa. Encontrará látigos, paletas, picana, de todo para torturarla hasta que hable.

-No pienso ir tan lejos. Que me cuente lo que quiera contarme.

-Se nota que usted no ha tenido esclavas en su casa. Al principio son sumisas pero luego se rebelan. Entonces, látigo hasta que cedan y se comporten como lo que son: esclavas..

-No he tenido esclavas pero no quiero llegar a semejante cosa. Lo que cuente será lo que me de pie para escribir.

-Venga mañana que la tendré preparada.

Así me despedía de Rodrigo, el actual dueño de Julieta.

Al día siguiente llegué bastante temprano a la entrevista, provisto de mi grabador para no perder detalle. Rodrigo me llevó dónde permanecía Julieta.

-Aquí la tienes, si no responde como tú quieres, te he dejado esta picana para que la castigues en el lugar que quieras. Verás que la he atado con las piernas separadas para que puedas picanearla en la concha, si necesitas,-

-Muchas gracias Rodrigo. Quizás no sea necesario.

-Si lo es, no dudes en las descargas, en el lugar que quieras. Los dejo para que hablen tranquilos.

Julieta estaba amarrada a un pesado sillón de madera, inmovilizada por cuerdas puestas, sin duda, por un experto. No podía moverse ni un centímetro, estando sus piernas bien separadas, dejando ver unos labios interiores rosados y un pubis depilado. Sus tetas eran de regular tamaño, duras y firmes, pero luego de tocarlas comprobé que eran naturales, sin “rellenos”. No pude resistirme a pasarle los dedos por los labios vaginales. Suaves y húmedos. Comencé el interrogatorio.

-¿Cuántos años tienes?

-Veintitrés.

-¿Cómo y a qué edad te iniciaste en la sumisión y esclavitud?

-Tenía diecinueve años recién cumplidos. No tengo familiares y en ese momento trabajaba en una casa todo el día haciendo los menesteres, pero vinieron tiempos malos y me dijeron que no podían seguir contratándome y que me podía quedar un mes con lugar para dormir y comer, pero sin paga. Que buscara trabajo.

-Busqué desesperadamente pero no conseguía nada hasta que encontré un aviso que pedía muchacha para todo servicio 24/7. Yo no sabía qué era 24/7 pero me presenté y el diálogo con el dueño de casa, Luís, fue más o menos así:

-Vengo por el aviso.

-¿Estás dispuesta a 24/7?

-No se qué es 24/7 pero estoy dispuesta a cualquier cosa. En dos días debo dejar la casa en que me alojo.

-¿Sabes lo que es una esclava?

-Eran las que traían de África para América.

-Eso era antes. Ahora las esclavas lo hacen por propia voluntad y están dispuestas a ser usadas sexualmente o de cualquier otra manera y si no cumplen con las órdenes, son castigadas.-

-¿Ser usadas sexualmente es que… deberé bajarme las bragas?

-Eso y mucho más.

-Soy virgen, no he tenido relaciones sexuales.

-En ese caso será un placer desvirgarte, pero quiero estar seguro que aceptas ser mi esclava y veo que no sabes mucho del asunto. Aquí tengo unos videos que narra la vida de las esclavas y a qué son sometidas. Quiero que los veas y, si estás de acuerdo, serás mi esclava.

-Señor, acepto lo que sea, no tengo alternativa. No necesito ver los videos.

-Será mejor que lo mires, Luego no hay retorno.

-Fue así dispuso el aparato y comenzó a pasar el video. No podía creer lo que estaba viendo. Una joven era azotada en su parte más íntima, mientras gritaba con desesperación. Otra era sometida a descargas eléctricas en sus pezones, una tercera era atada a una cruz y flagelada.

-En otro de los videos las esclavas eran sometidas a trabajos pesados, en una mina, casi desnudas y con capataces que portaban látigos que usaban si no trabajaban al ritmo requerido, otras eran sometidas sexualmente por diversos hombres y cuando no rendían lo suficiente, eran vendidas en mercados de esclavas en cuyo caso el futuro sería peor que el presente. Todo ello me horrorizó, pero no tenía alternativa, por lo cual dije que aceptaba la condición de esclava.

-De inmediato me ordenó que me desnudara. Me comencé a quitar la ropa pero mantuve el corpiño y las bragas, a lo que me respondió que me había dicho que me quedara desnuda. Entonces me quité el corpiño y me tapé las tetas con las manos. Recibí una cachetada mientras me decía que me quitara las bragas.

-Así lo hice y me inmediato me tiró al suelo y me violó. De esa manera perdía la virginidad, nunca había estado desnuda delante de un hombre y tampoco pensé que así sería penetrada por primera vez. Cuando me penetró no pude contener las lágrimas, de dolor, de humillación y de rabia.

-Cuando sus huevos se vaciaron, me indicó que fuera al baño y me lavara el culo, que iba a desvirgarme también me trasero. No tenía ni idea que una pija podía meterse por tan pequeño agujero y temí que fuera a lastimarme. Rogué que no me cogiera por el culo, pero como única respuesta recibí otra bofetada.

-Así rápidamente fui al baño, me lavé la concha que chorreaba semen y el culo, para dejarlo en condiciones de que me lo rompiera. Me puso en posición y puede observar que ya estaba al palo de nuevo. Cerré los ojos y ofrecí mi ano para que lo penetrara. ¡Que dolor! Piense que era la primera vez que me desvirgaban el culo y no sabía siquiera cómo relajarme.

-Lo que Luís tenía entre las piernas era un poste duro como una roca y no se amilanó en empujar hasta que la tuvo adentro. Cuando comenzó a moverse, tomó mis pezones y los comenzó a apretar y retorcer. Estaba haciendo conmigo cosas que nunca imaginé. Poco después sentía el líquido caliente que se metía en las tripas.

-Creo que no es necesario detallar los castigos y humillaciones a los cuales fui sometida en esa casa. Azotes, golpes de puño, quemaduras con cigarrillos, etc. Éstas fueron solamente algunas de las cosas que debí soportar.

-Era violada casi a diario ya fuera por la concha o por el culo y generalmente primero debía hacer una mamada para dejarla bien dura. Fue en esos días en que entendí qué era ser una esclava, solamente un pedazo de carne para ser usada mucho peor que un animal.

-Lo que sí debo reconocer que a fuerza de castigos de todo tipo, creo que a los dos meses me había doblegado completamente y obedecía sin resistirme cualquier orden que recibiera. Así estuve algo más de un año. Era cogida no solamente por mi amo sino también por sus amigos y creo que alguna oportunidad lo hizo con desconocidos a cambio de dinero, que en algunas ocasiones también me torturaban.

-Una mañana, me ató las manos y las piernas y desnuda como estaba me colocó en el baúl del auto, cerro la tapa y arrancó. No sabía cuál era mi destino, pero temí lo peor. Sabía que había unos acantilados a unos kilómetros de la casa y pensé que podía arrojarme por allí, pero no fue así. Anduvimos bastante tiempo hasta que detuvo el auto.

-Escuché unas voces y de pronto se abrió la puerta del baúl del auto y dos hombres me tomaron mientras mi dueño dialogaba con otra persona.

-La he traído aquí para que la eduquen como pony y luegola vendan. Nola quiero tener más conmigo, me aburrí de ella.

-En el estado en que está no le podré pagar más de dos mil. Quizás luego de entrenarla pueda hacer alguna diferencia enviándola al remate.

-No me importa lo que haga usted con ella, Rogelio. Lo único que quiero es desprenderme por dos mil.

-Trato hecho. Aquí tiene los dos mil.

-Así conocí a Rogelio, el entrenador de esclavas y allí conocí también a Romy que la habían dejado hacía unos días.

-Los hombres que me sacaron del auto, me llevaron a un establo, me desataron y, por supuesto, me violaron. Tenían unas pollas enormes y me la metieron tanto por la concha como por el culo, para luego encadenarme en unos de los boxes del establo. A pesar de todo lo sufrido hasta ese momento no puede contener el llanto pensando en las nuevas cosas que debería soportar. Por lo menos con mi anterior amo me había acostumbrado.

-Debo reconocer que los hombres que trabajaban con Rogelio eran muy hábiles en estrenar potrancas. En menos de un mes era capaz de arrastrar pesadas cargas a buen trote, aunque tenía el culo siempre color carmesí de los azotes con látigos, disciplinas y paletas a las que era casi de continuo sometida.

Debí realizar todo tipo de trabajo que se espera de una pony: Transportar persona o cargas y también realizar otras tareas dela granja. Permanecíadesnuda casi todo el tiempo

-Varias veces creí que sería vendida, pero a último momento me retiraban de la lista de las esclavas-potrancas a rematar. Así pasé varios meses y  he visto decenas de mujeres que pasaron por las manos de Rogelio.

-Un día llegó mi amo Rodrigo y revisó el conjunto de esclavas que había en ese momento. Me eligió y estuvo negociando el precio para comprarme llegando finalmente a un acuerdo y aquí me tiene. Ahora soy la esclava de mi amo Rodrigo Saladillo.

-¿Qué piensas de ser una esclava?

-Era mi única alternativa. Como esclava estoy bien alimentada y tengo techo. Si bien mi amo me castiga, lo puedo soportar bien, aunque cuando lo hace con la picana es lo que más temer me da. El látigo ya sea en el culo, la espalda o las tetas lo soporto bien. Verá que, justamente, tengo una marcas arriba de los pezones, que son de un castigo a ayer por la mañana.

-En cuanto a las cogidas, casi ni me doy cuenta que soy violada y estoy dispuesta a dar placer. Parece que lo amos gozan cogiéndonos cuando quieran y sin importarles nuestros cuerpos. Como dije antes somos un pedazo de carne, pero las esclavas nos acostumbramos.

Quedé bastante impresionado del relato de Julieta. Había hablado con total naturalidad, como si hubiese contado una historia ajena, en la cual ella no tuviera nada que ver. Me quedaba muy claro que no le disgustaba su destino, había asimilado la esclavitud como algo natural, no como una desgracia que le hubiera ocurrido. Cuando estaba terminando la entrevista, llegó justamente Rodrigo.

-¿Cómo se ha portado la esclava? ¿Tuvo que usar varias veces la picana?

-No tuve necesidad de usarla. Ha respondido todo lo que necesitaba saber.

-¿Ni un a descarga aunque sea en las tetas?

-No, no fue necesario y tampoco quería dañar sus pertenencias.

Entonces tomó el mismo la picana y la aplicó sobre una teta mientras apretaba un botón y una fuerte descarga eléctrica convulsionaba el cuerpo de la muchacha.

-Siempre hay que hacerles algo. Deben recordar que podemos torturarlas en cualquier momento. A propósito, ¿no quiere cogerla?

-Gracias señor Saladillo pero he venido solamente a que me contara su historia, no a cogerla.-

-De todas maneras si necesita más información no dude en venir y si usted no quiere torturarla lo puedo hacer yo hasta que cuente todo lo que quiera saber. Está acostumbrada a ser castigada y obedecer. Me gusta calentarle el culo con la vara.

Me retiré de allí bastante confundido. En qué había terminado esa muchacha que buscaba un trabajo, con su himen intacto y algunas ilusiones. Todavía me pregunto cómo pueden resistir. Se lo he preguntado a varias esclavas y otras que lo fueron, como Romy, pero ninguna pudo darme una respuesta satisfactoria.

FIN

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