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Club de Campo

en Sadomaso

Club de Campo

Autor: Ricardo Erecto.

Un grupo de amigos había leído la historia que he narrado titulada "La Sorpresa" y sobre esa base quisieron fundar un Club de Campo. También se habían inspirado en el excelente relato CLUB X, escrito por Sifaxnumida, publicados en este mismo foro

Sucintamente en La Sorpresa se describían las actividades de un club cuyos socios acudían a castigar y violar mujeres que se prestaban voluntariamente para eso por su condición de masoquistas.

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Luego de comprar una pequeña granja, muy arbolada, acondicionaron unas pocas habitaciones y construcciones aledañas en las cuales se desarrollaría la actividad principal del club. El problema era atraer mujeres que se prestaran al juego. Finalmente y a sugerencia de uno de los socios fundadores se reglamentó que para ser socio activo debía comprometer la asistencia como esclava de una o más mujeres por lo menos una vez por mes.

El primer grupo fue de cincuenta socios fundadores, que comprometieron la asistencia de sobrinas, hermanas, amantes, hijas, cuñadas, etc. Una vez por semana (los viernes por la noche) se procedería a entregar al mejor postor la esclava que se presentara ese día, para disponer de ella por 36 horas. De lo producido el 40% era para la esclava y el 60% para el club.

Se había organizado de tal manera que a medida que llegaban las mujeres y luego de desnudarlas completamente se les colocaba un collar que por medio de una cadena se unía a las demás mujeres que esperaban, en un estrado elevado, el momento de ser rematadas. También eran esposadas con sus manos en la espalda.

El reglamento no permitía que ninguna de las mujeres fuera alquilada por quién la había traído, para evitar incestos y u otros entrecruzamientos.

Unos de los socios fundadores era don Luís Ocampo Villaverde, hacendado del lugar que había quedado viudo hacía seis meses También su hermano se había asociado, prometiendo la presentación de una prima lejana, pero no participaría de inmediato en las actividades del club

Don Luís aportaría tres sobrinas (19; 22 y 25 años hijas de su hermano) y sus dos hijas (18 y 19 años), quienes ignoraban qué ocurría exactamente en el club.

Don Luís, hombre prudente, dejó pasar el primer fin de semana sin insistir que las jóvenes propuestas fueran al Club. En la segunda semana, se las ingenió para que las cinco se presentaran en el Club, (así estarán acompañadas, les indicó).

Durante el tiempo que medió entre la promesa de aportar mujeres y la efectiva presentación, Don Luís se encargó de sugerirles a las cinco, lo conveniente de relacionarse con hombres a fin de conocer las "cosas de la vida"

Las cinco jóvenes hicieron algunas preguntas que Luís, hábilmente eludió contestar. Quería que fuese una sorpresa para ellas verse sometidas tal como estaba previsto en las actividades del Club.

Si bien el remate se iniciaba a las 9 de la noche. Don Luís llegó con las cinco mujeres un poco después de las 7 y media.

Antes de dejarlas en la parte de atrás del edificio, Don Luís les recomendó que siguieran todas las instrucciones que Guillermina (La encargada de las esclavas) les dará y que no se preocuparan por nada porque todo estaba previsto. Él entraría por la puerta principal pero las invitadas debían hacerlo por la puerta trasera.

Alegremente las jóvenes saludaron a Guillermina que las condujo a una habitación del interior de la casa. Todavía no imaginaban lo que allí sucedería.

-Ahora chicas deben quitarse toda la ropa. Allí tienen armarios donde dejar sus prendas y efectos personales. Mientras ustedes se acomodan, yo llenaré las fichas de cada una de ustedes.

-Por qué debemos desnudarnos.-

-Porque necesito saber algunas cosas de ustedes y para que puedan ser observadas mejor. Comencemos contigo. ¿Cómo te llamas?-

-Silvina Ocampo Gazcón-

-¿Edad?-

-22 años-

-¿Virgen de vagina?-

-No, pero ¿por qué me pregunta de vagina?-

-Tú contesta. ¿Virgen de culo?-

-Ahhh. Ahora entiendo. Sí, virgen de culo.-

-¿Boca?-

-No la he chupado nunca.-

-¿Cuánto mides de busto?-

-100 centímetros-

-¿Cintura?-

-67 centímetros.-

-¿Culo?-

-93.-

-La próxima vez que vengas debes traer el coño depilado. ¿Te han amordazado con bolas, cinta o algo?-

-No, nunca me amordazaron.-

-¿Te suspendieron de las muñecas o los tobillos?-

-No.-

-¿Y de las tetas?-

-¡Tampoco!-

-¿Has recibido azotes con cañas, látigos, fustas en alguna parte de tu cuerpo?-

-Una vez me pegaron con un cinturón en el culo. Me dolió bastante.-

-¿Acostumbras a masturbarte con consoladores o vibradores?-

-No, a veces me hago una pajita con los dedos.-

-¿Te han meado sobre tu cuerpo o cara? ¿Has bebido orina?-

-¡Noooo!-

-¿Alguna vez, te ataron, encadenaron o te metieron al alguna jaula? ¿Has sido tratada como una yegua arrastrando carros?-

-No. Pero por qué me hace todas esas preguntas. Algunas son muy íntimas.-

-El que te "acompañe" querrá saber éstas y muchas otras cosas. Responde a mis preguntas y nada más.

-¿Te has presentado desnuda delante de más de un hombre?-

-No. Solamente estuve desnuda delante de un chaval con el cual cogimos. Fueron tres veces. ¡Ahora estoy desnuda delante de varias persona!-

-Bueno, como ya estás lista para el desfile. Te pondré el collar y las esposas. Voltéate.-

Silvina le dio su espalda a Guillermina que le colocó el collar de cuero y las esposas. Luego escribió sobre su pecho SOG, correspondiente a las iniciales de su nombre. Si había dos o más con la misma sigla, la siguiente tendría un número 2 o 3, etc.

-Espera parada allí hasta que termine con ellas. La siguiente. ¿Nombre?-

Así fue completando la ficha de cada una de las mujeres a las cuales les colocó el collar y las esposas. Una vez completado y sus collares unidos por una cadena llevó a las cinco mujeres al estrado, que ahora estaba oscuro y un grueso telón lo separaba del público reunido del otro lado.

Sucesivamente llegaros tres mujeres más traídas por otros tantos socios, que también debieron desnudarse y responder las preguntas de Guillermina. Una vez todas en el estrado se esperarían hasta las 8:30 para correr el telón y exponer la mercadería a rematar.

Mientras tanto Luís comentaba con otros asistentes su especial interés en ver a una de sus sobrinas.

-Se puede adivinar cuando está vestida, como yo siempre la he visto, un cuerpo delicioso. Ahora por fin podré verla desnuda. Tiene unas tetas no muy grandes pero firmes como dos conos y un culito redondo que invita a pellizcarlo, azotarlo y penetrarlo. ¡Debe estar tan apretadito! ¡Lástima que yo no pueda intervenir en el remate!-

-Que yo sepa nunca le rompieron el culo. Me enteré que cogió con dos jóvenes que fueron sus novios, pero creo que ni siquiera la chupó una vez.-

-Entonces, ¿no tiene entrenamiento?, preguntó uno de los oyentes del relato.-

-No, Te aseguro que nunca le dieron un buen paletazo en el culo. No quiero imaginarme cómo va a chillar cuando el látigo caiga sobre su cuerpo.-

-Por lo que me dices Luís, es un ejemplar por el que se puede pagar bien. Poco entrenamiento. Pocas cogidas y algo gritona. Es posible que la alquile yo.

Así continuaron los comentarios hasta tanto se abriera el telón y aparecieran sobre el estrado las mujeres en cuestión. En una pantalla gigante se proyectaban las fichas con los datos de cada una de ellas para que los asistentes conocieran lo que iban a alquilar.

Luís continuó conversando con los demás asistentes entre los que reinaba un verdadero entusiasmo. Los que conocían a sus hijas estaban dispuestos a pagar un buen dinero. Eran unas jóvenes apetecibles no solamente para cogerlas sino para disciplinarlas un poco. Estaban seguros que gozarían aplicándole unos buenos azotes en el culo. Por su parte Luís tenía la esperanza que se vendiera el uso de alguna otra joven.

A las 8:30 en punto se levantó el telón y unos poderos focos iluminaron el estrado donde estaban las jóvenes, en fila de frente al los asistentes, encadenadas por sus cuellos, esposadas con las manos en la espalda y, por supuesto, completamente desnudas.

Cuando las jóvenes se acostumbraron a la luz, pudieron ver el nutrido grupo de hombres que las observaban. Quisieron protestar pero nadie prestó atención a sus reclamos. Tampoco podían ni cubrirse sus partes íntimas ni salir del lugar ya que la cadena unida a sus cuellos estaban fijas entre dos postes a los costados del escenario.

Allí tomaron conciencia que estaban expuestas sin ropas ante la vista de mucha gente y que serían alquiladas para que ellos dispusieran de sus cuerpos.

Por su parte Luís estaba muy interesado en ver a sus tres sobrinas desnudas, pero en especial a Victoria, la mayor. Concentraba su vista en las tetitas de la joven y no pudo evitar una erección. A continuación el maestro de ceremonias les indicó que se dieran vuelta para que los asistentes pudieran apreciar sus culos.

Con bastante vergüenza y mucha resignación giraron sobre sus talones para mostrar la parte de atrás de sus cuerpos, pero su vergüenza aumentó cuando se les indicó que inclinaran sus cuerpos hacia delante y separaran con sus manos los glúteos para que los asistentes pudiesen observar la entrada de la vagina y el ano. Luego de desenganchas las cadenas de los postes, les indicó que desfilaran alrededor de la tarima de manera de mostrar sus cuerpos adecuadamente.

Luís pudo mirar a Victoria a gusto, lo que logró una erección más pronunciada. También sus otras dos sobrinas presentaban unos buenos cuerpos y se sorprendió a sí mismo no haberlo descubierto antes.

Luego de haber sido observadas de todos los ángulos comenzaba la subasta del uso de las mismas por un día y medio. Tanto a las mujeres como al club mismo les interesaba que los precios fueran los más altos posibles ya que tanto unas como otros se beneficiaban.

La puja fue importante y el mayor precio lo logró una de las hijas de Luís, la menor (1.200 euros por la noche), seguida por Victoria, 1.050 euros.

Finalizada la subasta los adquirentes se dirigieron con las mujeres a la sala de preparación. Allí eran preparadas para el camino que recorrerían a pie hasta las cabañas, donde serían sometidas, que distaban unos 500 metros desde el lugar en que estaban.

Los demás asistentes si dirigieron a la vera del camino para observar el paso de las ocasionales esclavas conducidas por sus ocasionales amos. Todo el camino estaba muy iluminado de manera que no pudiese perderse detalle. Luís se ubicó casi al final del camino.

Tiempo después divisó el avance de las mujeres y sus amos. Su sobrina Victoria tenía un cilindro por mordaza de cuyos extremos partían sendas correas que eran usadas para conducirla. Sus brazos estaban cruzados en la espalda dejando su culo libre para algunos azotes si no obedecía. Sus tobillos estaban unidos por una corta cadena que le impedía dar pasos largos.

De sus tetas colgaban dos pequeñas campanas sostenidas por pinzas a sus pezones. Su amo le aplicaba algunos azotes para que apurara el paso. Justamente cuando estuvo frente Luís, éste pudo observar varias gruesas rayas en el culo producto de otros tantos azotes recibidos en el trayecto. Éste era el motivo por el cual Luís se ubicó cerca del final del camino.

La hija mayor de Luís estaba conducida en condiciones peores que su prima. Lucía un collar de cuero provisto de argollas a las cuales se unían las muñequeras de la joven, dejando sus brazos casi cruzados detrás de la nuca.

También debía caminar con grilletes en los tobillos y era conducida por una cuerda unida a unas anillas fijas en los labios de la vulva. De esta manera debía obedecer a su conductor so pena de sentir los tirones en la concha. Luís pudo observar tres marcas sobre las tetas producto de otros tantos azotes recibidos allí y de casi una docena de marcas en el culo. Alguna lágrima humedecía sus mejillas.

Cuando pasó la hija menor de Luís, éste pudo observar que su boca estaba sellada con cinta para embalar. También sus brazos estaban unidos con la misma cinta en la espalda. Su conductor la dirigía desde dos cuerdas arrolladas y anudadas alrededor de los pezones. Las marcas en los muslos y el culo indicaban haber recibido ya un castigo importante.

Luís tuvo la convicción que sus hijas no solamente ya no serían vírgenes cuando salieran de allí (obvio) sino que además tendrían unas cuántas marcas de látigo en sus cuerpos. Sin duda su amo temporario, que tan bien había pagado por gozar de esta joven, no se vería defraudado. Su cuerpo, a pesar de sus jóvenes 18 años ya estaba completamente formado y con unas tetas y culo de una firmeza extraordinaria.

Cada una de las mujeres fueron introducidas en las cabañas y a partir de ese momento comenzaba el verdadero suplicio de las jóvenes. Se sucederían las torturas y los polvos limitados solamente por la imaginación de sus verdugos.

El domingo, cuando finalizaba el alquiler, Luís volvió al Club de Campo a buscar a las jóvenes. Cuando salieron, se movían con dificultad. Todo lo soportado en las últimas 36 horas había dejado su huella. Una a una fueron subiendo a la camioneta.

-Bueno, cuéntenme cómo lo han pasado.-

-Tío, esto ha sido terrible. Tú nos habías dicho nada de lo que nos esperaba. El hombre que me alquiló me torturó sin piedad.-

-Pero también te habrá cogido.-

-Sí, ¡claro que me cogió! Y muchas veces.-

-Y entonces, ¿de qué te quejas? Has cogido muchas veces y te vuelves con unos buenos fajos de billetes. ¿Qué más quieres?-

-Sí, gané buen dinero pero no sabes cómo me castigaba con el látigo. Apenas me puedo sentar. Mi culo está lastimado de tantos azotes.-

-¿Te azotó solamente en el culo?-

-Nooo. El culo me duele porque ahora estoy sentada, pero me duele también porque me metió una polla enorme que creí que lo rompería en pedazos. No te digo cómo tengo las tetas de los azotes que me dio allí. ¡No sé cómo pudiste traerme aquí!-

-No exageres. Creo que tus hermanas y primas no están tan disconformes. Dime Victoria tú que ganaste más de cuatrocientos euros, ¿cómo la pasaste?-

-Tío, te diré. Al principio estaba un poco asustada porque era tratada como una esclava, pero cuando vi la polla del hombre, me excité mucho. Era de un buen tamaño, pero sobre todo muy larga. Cuando llegamos a la cabaña, me azotó en las tetas y casi de inmediato me la metió profundo. Luego de descargar su leche me ató de diversas maneras., incluso me colgó de los tobillos.-

-Luego me la hizo chupar hasta que estuviera bien grande. Yo nunca había chupado una polla, pero me gustó. Cuando la tenía bien grande me separó las nalgas y apuntó derecho al agujero del culo. Creo que había puesto algo porque entró de un empujón. Comenzó a moverse y cogerme por el culo. Tampoco yo había cogido nunca por el culo.-

-Cuando se corrió, la sacó y me anunció que me iba a torturar para calentarse nuevamente. Me ató as muñecas sobre mi cabeza y comenzó a darme puñetazos en el vientre y las tetas. Casi de inmediato vi como se le paraba de nuevo. Cuanto más me castigaba, más dura se le ponía. No esperó mucho más y me clavó nuevamente por adelante.-

-El resto del tiempo me azotó, me golpeó me retorció los pezones y tiró de los labios de la concha, pero todo eso lo excitaba por que me cogía de nuevo. En total acabó unas ocho veces en el tiempo que me tuvo a su disposición.-

-No te digo que no me duele, pero me cogió varias veces y tengo ahora 400 euros en mi bolsillo. Tío, quiero que me lleves otras veces.-

-Veo que has disfrutado. ¿Te dolió mucho cuando te rompió el culo? ¿Te duele todavía?-

-Como te dije me dolió un poco pero ya no. Ahora tengo marcas del látigo por todo el cuerpo. ¿Quieres ver?-

-¡Victoria! ¿Cómo te vas a desnudar delante de papá?, dijo la hija menor de Luís.-

-A todas nos ha visto desnudas cuando estábamos en el estrado y cuando nos llevaban a las cabañas como prisioneras, encadenadas, atadas y desnudas. ¿Por qué no me podría ver ahora desnuda? Yo le debo tanto a tu papá. ¿Cómo podría pagarle?-

-Puedes pagarme con algo que tienes entre las piernas, pero siempre es un gusto ver un cuerpo joven desnudo auque sea de mi sobrina, pero no creo que sea el momento. Es cierto que te vi desnuda y te diré que tuve una erección. Me gustan tus tetas.-

-¡Papá! ¡Lo único que falta es que te la quieras coger!-

-¿Y por qué no, prima? Después de todo es un hombre y siempre quieren cogerse a una mujer. Por otra parte la tía murió hace un tiempo y tío debe necesitar coger. Por otra parte yo le debo un favor y si puedo devolvérselo así, ¿por qué no?-

-Cambiemos de tema. Tú hija, que fuiste alquilada en el precio más alto, ¿Cómo te fue?-

-No sé qué decirte. Perdí mi virginidad, me marcó con el látigo, tuve que chuparla y tragarme la leche, me la dio por el culo y aquí estoy, algo indecisa si volver o no. ¿Crees que deberé trabajar de puta?-

-¡Nooooo! ¡De ninguna manera deberás ser una puta! Una cosa es ir al Club, que te pelen el culo a latigazos y te cojan y otra muy distinta ser una puta. Estoy seguro que te ha mejorado ese culo respingón después de los azotes.-

-Creo que sí. Luego que dejemos a las primas, vamos a casa y me miras cómo dejaron el culito de tu hijita.-

-Mejor vamos todos a casa y me muestran cómo quedaron los culos de las cinco, y también otras partes. Así podremos comparar.-

La otra hija, algo temerosa, aceptó que todos fueran a la casa. Ni bien llegaron las cinco comenzaron a desnudarse.

-Bueno, de a una me van mostrando lo que le hicieron a sus cuerpos. Me imagino que Guillermina les habrá dicho que para la próxima vez deberán ir con esas conchitas depiladitas. Dejaremos a Victoria para que sea la última, a la cual deberé hacerle un examen muy exhaustivo. Póngase en fila.-

Las cuatro primeras mostraron las marcas de sus cuerpos. Alguna todavía tenía los labios vaginales rojos por algunos azotes recibidos allí o las pollas que las penetraron. Finalmente era el turno de Victoria.

-Me gustaría que me revisaras encadenada, con esposas, mordazas, etc. ¿No tienes esos elementos aquí?-

-No Victoria. Vamos a revisarte libre de toda restricción, así puedes separar bien las piernas o abrirte las nalgas para mirarte el ano. Acuéstate en la cama.-

-Está bien, tío. Como tú indiques. ¿Por dónde quieres empezar?-

-Vamos a revisarte bien el culo. Ponte boca abajo en la cama y tu hermana te separará los cachetes.-

-Por favor con cuidado que tengo muchos azotes en el culo.-

Su hermana le separó los cachetes y fue revisada con detenimiento. Incluso Luís le metió un dedo en el culo.

-El culo está bien. Has sido azotada pero esas nalgas resisten muchos más azotes.-

-Tío, ¿quieres azotarlo tú hasta que creas que está bien azotado?-

Victoria, no tengo siquiera un látigo.-

-Usa tu cinturón. He visto en películas que se puede golpear muy bien con un cinturón. Por favor, tío, hazlo.-

Luís se quitó el cinturón, arrolló una vuelta en su mano derecha y los descargó sin piedad en el culo de Victoria. Un prolongado gemido partió de su garganta. ¿Qué se le había ocurrido sugerirle que usara su cinturón? A ese primer azote le siguieron otros más. Pronto el culo de Victoria estaba cubierto de bandas rojas. Luís decidió continuar con la espalda.

La joven, que estaba boca abajo y no veía a su tío, pegó un respingo cuando el cinturón dio de lleno en su espalda. Sin embargo permaneció quieta para recibir todos aquellos lonjazos que su tío decidiera darle. Luego que la espalda de su sobrina quedara también cubierta de marcas, le ordenó que se volteara y quedara boca arriba

Le palpó largamente las tetas y le pellizcó los labios vaginales. Luego le dijo:

-Creo que unos azotes en las tetas y el vientre te sentarían bien. ¿Qué opinas?-

-Tío, tú tienes experiencia. Si crees que debes azotarme en las tetas y el vientre, aquí estoy preparada.-

Luís tomo el cinturón nuevamente y descargó un fuerte azote sobre las tetas de Victoria., quién no pudo contener una prolongado gemido. Luís prosiguió hasta dejar la piel roja. A estas alturas su excitación estaba al máximo. Victoria observó el bulto en el pantalón de Luís. Las demás mujeres, que permanecían desnudas, contemplaban la escena.

-Veo que estás excitado. ¿Prefieres continuar castigándome las tetas o cogerme? -

-Ahora prefiero cogerte. Te penetraré primero por la vagina para luego correrme en tu culo.-

Victoria separó sus piernas invitando a su tío a penetrarla. Éste la clavó sin dificultad, ya que estaba húmeda. Sus hermanas y primas observaban la escena, mientras sentían un escozor entre sus piernas. Alguna llevó su mano a la concha para aliviarse.

Luego le indicó que se arrodillara e inclinara su cuerpo hacia delante y se separara las nalgas. Un apretado agujero estaba listo también para ser penetrado.

Esta entrada fue un poco dolorosa pero Victoria la disfrutó. Se movió como poseída hasta que sintió el líquido caliente en sus entrañas. Por su parte Luís, casi sin proponérselo se había cogido a su sobrina y cumplido parte de su fantasía.

-Tío, tienes que comprar algunas cadenas y cuerdas para poder jugar con mi cuerpo.-

-Algunas cuerdas tengo como para atarte. También podría atar a tus hermanas que hasta ahora han sido solamente espectadoras y veo que se están tocando la conchita, claro indicio de que se están poniendo cachondas.-

-¿Y dónde vas a atarnos?-

-Estoy pensando en el parque del fondo. Hay varios árboles con troncos adecuados como para alojar niñas que se portan mal. Mis nenas podrían ayudarme a atar a sus primas, pero que todas permanezcan desnudas.-

Luís fue en busca de algunas cuerdas que tenía en el desván. Nunca pensó que podría usarlas para atar a sus sobrinas en los árboles del fondo de la casa. Conduciría las cosas para luego tomarles algunas fotos. Ya se estaba calentando nuevamente ahora con Patricia, otra de sus sobrinas.

Patricia era la más joven de sus sobrinas. 19 años, un metro sesenta y ocho centímetros de altura, 63 Kg. Sus tetas eran más bien pequeñas pero firmes y erguidas, de las cuales sobresalían unos hermosos pezones rosados.

Su culo había sufrido mucho en el Club de Campo. Estaba rojo por los impactos de una paleta de cuero, pero observó que no sobraba ni un gramo de grasa. Firme y redondo como le gustaba a Luís. Su conchita estaba parcialmente oculta por una pequeña mata de vello. Como a Patricia le gustaba usar bañadores muy cavados, solamente una cinta de pelos subía desde la raja. Luís decidió que sería la próxima en coger, aunque primero la tendría un buen rato atada mientras magreaba todo su cuerpo.

Con un manojo de cuerdas, les indicó a las cinco jóvenes que se dirigieran para el fondo de la casa. Allí había un pequeño bosque de añosos eucaliptos. Sus troncos, lisos y pulidos serían buenos postes dónde atar a las jóvenes.

-¿Quién quiere ser la primera en ser atada? Les prometo no apretar mucho las ligaduras pero los nudos serán lo suficientemente ajustados como para que no puedan escapar. ¿Tú primero Victoria?-

-Sí tío. Átame a mí primero, pero asegúrate que no pueda moverme. Piensa que querré zafarme de las ligaduras.-

Luís, con la ayuda de sus hijas, colocó a Victoria de espaldas a uno de los troncos. Arrolló y anudó un extremo de la cuerda en una muñeca y luego en otra.. Pasó la soga por detrás del tronco y para volver a apretar su cuerpo por debajo de las tetas y anudarla lejos de sus manos.

Con otra cuerda dio tres vueltas alrededor del cuello de la joven y también anudó los extremos. Otra cuerda rodeo la cintura, ajustando el talle y luego, con otro trozo de cuerda, ató los tobillos.

Ahora Victoria estaba completamente inmovilizada y lista para recibir cualquier castigo. El contacto del tronco con el culo y la espalda le resultaba doloroso. No hacía mucho había recibido varios azotes en esas partes y aun le dolían. A pesar de su incomodidad y las veces que se había corrido en las últimas 48 horas, sentía que su concha estaba húmeda y hubiese deseado ser penetrada en ese momento.

La siguiente en ser atada fue Silvina. Había sido la más renuente a participar en este juego pero ahora estaba dispuesta a ser amarrada y quizás castigada. Su culo, que había sido duramente castigado con un látigo, aun le dolía y ni hablar del ano por el cual la enorme polla se había introducido sin piedad. Se sentía una esclava que debía complacer a cualquier hombre que lo requiriera. Su tío comenzó a atarla de manera similar a su hermana Victoria, con la diferencia que en lugar atar sus tobillos juntos, mantuvo las piernas separadas y… su concha muy accesible. Apenas terminó con las ligaduras, Luís tomó una rama verde y descargó un sonoro azote sobre las tetas de Silvina.

Un prolongado gemido partió de su garganta. No esperaba un azote en sus tetas tan rápido. Además había sido muy fuerte y una gruesa línea roja cruzaba apenas por encima de sus pezones. Luís sonrió mientras levantaba nuevamente la rama para hacer impacto apenas por encima del ombligo de la joven. Otro prolongado gemido acompañado de algunas lágrimas en el rostro fue la escena que siguió al impacto.

Era el turno de Patricia. Luís estaba dispuesto a penetrarla pero antes quería disponer de su cuerpo a gusto. Para sorpresa de la joven, Luís le comenzó atando los brazos cruzados en la espalda. Al finalizar las ataduras ya notó que los pezones se le habían puesto duros y turgentes, inequívoca señal que ella también se estaba poniendo cachonda.

Luego le ató los tobillos con varias vueltas de cuerda para, finalmente izarla de los tobillos quedando en posición invertida.

Mientras aun se balanceada, colgada de sus tobillos, Luís se acercó para observar su culito y la raja que apenas asomaba entre sus piernas. No podía azotarla en la concha pero tampoco era su intención ya que quería dejarla en condiciones para usarla más tarde. Observó nuevamente el culo y decidió que comenzaría con unos azotes allí. Tomó la rama que minutos antes había castigado los pechos de su hermana y comenzó con los azotes en los glúteos, sin mucha fuerza en el comienzo pero cada vez más rigurosos.

Las hijas de Luís observaban cómo sus primas eras castigadas, pero en especial Patricia. Pensaban cómo podía soportar estar suspendida de sus tobillos tanto tiempo, pero las clases de Yoga le iban a permitir estar horas en esa posición sin desmayarse. A medida que los azotes golpeaban en su culo, algunos estertores hacían balancear su cuerpo para deleite de Luís. Luego de unos treinta azotes en el culo y unos diez en las en el vientre, pasó a castigar a Silvina.

Le indicó a su hija menor que fuera hasta su dormitorio y trajera un cinturón de cuero, con el cual castigaría el cuerpo de su sobrina. Ella corrió a cumplir con su recado. Correr por el parque desnuda era una experiencia que nunca la había realizado antes. Poco después regresó con el cinturón.

-Mi querida sobrina, te sentarán bien recibir algunos lonjazos con este cinturón. Me gustará ver cómo se mueven tus tetas al recibir el impacto. Te daré en especial sobre esos pezones que parecen querer saltar de la areola.-

-No tío, con el cinturón en las tetas no. Me va a doler mucho, no me pegues con el cinturón.-

-¡Cállate! ¿O quieres que te amordace? Ahora soy yo quién manda aquí. Y si no quieres recibir un puntapié justo en la concha, ahora deberás pedirme que te azote con el cinturón.-

-No tío, por favor, con el zapato en la concha no.-

-¿Entonces qué debes decir?-

-Tío, azótame en las tetas y los pezones con el cinturón.-

-Ustedes la oyeron. Ella me pidió que la azote en las tetas y los pezones. Luego que no se queje. Aquí va el primero.-

Luís descargó con todas su fuerzas el cinturón contra los salientes pezones de Silvina, quién emitió un prolongado gemido, mezcla de dolor y terror.

Su tío no demoró en prepararse para descargar el segundo azote contra esas tetas. Silvina se movía tratando, sin lograrlo, de zafar de las ligaduras. Las cuerdas estaban bien firmes y debería resignarse a ser castigada tanto como su tío lo decidiera. No tenía opción.

Mientras tanto Luís había descubierto que Silvina también era apetecible para violarla y pensó que ya tendría oportunidad de cogerla.

Continuó azotándola en los pechos, el vientre y los muslos. Al finalizar Silvina estaba exhausta y su cuerpo cubierto de marcas recientes.

-Vamos a tomarle unas lindas fotos a Silvina. Creo que merece que perdure este momento. -Alcánzame la cámara- le pidió a su hija.

Luego de tomarle varias fotografías se acercó a Victoria.

-Ahora es tu turno. Te dejo que elijas el instrumento con el serás castigada. O una rama verde y flexible o el cinturón.-

-¿Otra vez seré castigada? ¿Por qué no me coges otra vez por el culo?-

-Primero porque yo decido qué te hago o te dejo de hacer y segundo porque tal como estás atada no puedo cogerte por el culo. Cállate ya y no quiero gemidos cuando recibas tu castigo. Además pídeme que te castigue-

-No tío, no gritaré. Por favor, castígame con el cinturón sin piedad.-

-Así me gusta. Veo que estás aprendiendo muy rápido como comportarte.-

El primer golpe del cinto fue directo a las tetas. La expresión de Victoria indicaba claramente que hacía un esfuerzo por no quejarse de semejante azote. Siguieron otros más durante los cuales puedo mantener la calma y no gritar. Varias bandas rojas se iban marcando en su cuerpo.

Mientras tanto Patricia permanecía suspendida de sus tobillos mientras observaba con dificultad cómo su hermana mayor era nuevamente sometida a un duro castigo con el cinturón de su tío.

Poco después Luís finalizaba la faena con Victoria, a quién le corrían abundantes lágrimas por su rostro. Se dirigió nuevamente hacia Patricia. Las tetas de la joven presentaban su lado inferior protegido de los azotes. Esa piel blanca estaría muy pronto roja y llena de marcas.

Luís fue en busca de una rama con muchas hojas y pequeñas ramas para que hiciera las veces de disciplinas. Con este látigo improvisado se acercó a la joven y sin mediar palabra descargó el primer azote sobre las delicadas y turgentes tetas de Patricia.

Su orgullo no le permitía gritar, gemir o implorar por lo que quedó callada mientras era castigada. Con la misma rama azotó también las piernas y nuevamente el vientre de la joven. Por su parte ella sentía los jugos que humedecían su concha.

Finalizado el castigo, Luís abrió su pantalón y acercó la verga erecta a la boca de la joven.

-Quiero que hagas una buena mamada. De eso depende que te continúe castigando o te permita descansar.-

Patricia no tenía alternativa. Suponía que no le gustaban las mamadas, pero no podía hacer nada. Era la primera vez que lo haría. En el Club de Campo se la habían metido por la concha y por el culo, desvirgándolos, pero nunca se la había puesto en la boca. Estaba segura que si se negaba su tío la castigaría sin piedad.

A pesar de su incómoda posición abrió la boca para recibir la polla de su tío. Estaba algo olorosa por los polvos anteriores pero a pesar del asco que le produjo hizo el mayor esfuerzo y cerró sus labios sobre la verga, acariciándola con la lengua y chupándola. Luís no quería correrse en la boca ya que deseaba gozar de la conchita de Patricia por lo que, antes de correrse la retiró. Todos pudieron ver lo erguida y grande que estaba. Victoria se humedeció pensando que quizás fuera ella la destinataria, pero se equivocó.

Luís desató a Patricia de la posición que tenía y la acostó en el suelo con las piernas separadas A continuación la penetró. La concha estaba muy húmeda y penetró sin dificultad. Por su parte la joven se movía tratando de desatar sus brazos para acariciar la espalda de quién la estaba cogiendo, pero las ligaduras eran firmes.

Luís sonreía viendo los movimientos de Patricia que no hicieron más que se acelerara la descarga de la leche. Continuó bombeando hasta que sintió las contracciones de la concha, indicando que la joven también se había corrido.

-Patricia, muy buen polvo. Sólo ayer te desvirgaron pero ya sabes hacerlo muy bien.-

Dirigiéndose a las otras dos hermanas de Patricia les preguntó si habían disfrutado viendo a su hermanita menor siendo violada por él. Victoria respondió de inmediato.

-Hubiera querido que me cogieras a mí y dejaras a Patricia.

-Sabes Victoria, siempre quise tener tu cuerpo. Me excita desde hace mucho tiempo y me hubiera gustado cogerte y azotarte antes, pero ahora el sueño se concretó.-

-¿Y allí terminará la cosa o habrá otras oportunidades para castigarme y cogerme?-

-Mira, hasta te hubiera invitado a pasar unos días conmigo, pero viendo el cuerpo de tu hermanita, tan delicado, tan joven, soñaré con tenerla a ella atada castigándola con un látigo en las tetas.-

-¿Por qué soñar? Podemos pasar unos días contigo las dos y ser tus esclavas. Nos castigas, nos coges, nos obligas a estar desnudas y todas esas cosas.-

-Hay que ver qué dice Patricia. No puedes hablar en nombre de ella, pero a ti Victoria, ¿te gustaría ser mi esclava?-

-¡Claro que sí! Podrás apreciar cómo la mamo.-

-Me parece que me inclinaría por Patricia. ¿Quieres Patricia ser mi esclava por unos días?-

-¡Sííí! Y podrás encadenarme, ponerme correas, azotarme y todo lo que quieras hacerme.-

-Bueno, creo que me quedaré con las dos, pero pongamos las cosas en claro. Yo aquí vivo con mis dos hijas que, por supuesto, no participan en esto. Que hoy estén aquí desnudas es una casualidad. Ellas seguirán haciendo la vida como hasta ahora pero ustedes deberán:

Vestir las ropas que les indique o estar desnudas, solamente de acuerdo a mis órdenes.

Estar dispuestas a ser castigadas con cualquier instrumento que yo decida

Estar dispuestas a ser castigadas en cualquier momento del día o la noche

Disponer sus agujeros para mi uso en cualquier momento del día o de la noche

Mantener sus conchas siempre depiladas.

Tomar una ducha a la mañana al levantarse y otra al acostarse.

Dormir en los lugares que les indique, el sótano, jaulas, atadas a árboles, estacadas en el parque, o cualquier otro lugar que decida y de la manera que decida.

-Estamos de acuerdo.- dijeron ambas jóvenes al unísono. –Podrás hacer de nosotras lo que quieras pero te pedimos que nos permitas corrernos por lo menos dos veces por semana. Podrás torturarnos hasta marcar nuestros cuerpos o hacer de ellos lo que quieras, pero déjanos corrernos.

-Las esclavas no ponen condiciones. Se correrán cuando yo lo decida.-

Entonces intervino Silvina

-¿Y yo, que? ¿Me tendré que conformar haciéndome una paja? Yo también quiero estar aquí contigo tío.-

-Más de dos esclavas no quiero. Puedes volver con tu padre.-

-Pero papá no va a cogerme. Quiero quedarme aquí y ser tu esclava, tío.-

-Eso no es posible.-

-Tío, he oído decir que las esclavas pueden ser vendidas o cedidas a otras personas. ¿Tú también podrás vendernos o cedernos a otros hombres?- preguntó Patricia.

-Efectivamente podré venderlas o cederlas a otros hombres u otras mujeres. Las esclavas no son más personas ni tienen preferencias. Algunas mujeres les gustan jugar con mujeres y podrán ser esclavas de ellas. Eso no es incumbencia de ustedes. Serán mis esclavas, mis putas o lo que decida hacer con ustedes. Pueden estar seguras que no las venderé pronto. Tengo muchas cosas que hacer en esos cuerpos. Irán todos los fines de semana al Club.-

-Se me ocurren algunas torturas en las cuales se retorcerán de dolor, implorarán piedad y hasta quizás se arrepientan de haber elegido este camino. ¿Te imaginas Patricia las cosas que se pueden hacer con tus tetas? ¿Y en ese hermoso culito redondo cuando las disciplinas golpeen sin cesar mientras permaneces atada con alambre de acero que se clava en tus muñecas, tus tobillos y otras partes?-

-He visto hace poco como una joven colgada de sus muñecas era salvajemente golpeada por un boxeador profesional. ¿Se imaginan cómo les quedaron las tetas? Quizás tú tengas la misma suerte.-

-Pero papá, ¿qué dirá tu hermano, el padre de mis primas?-

Supongo que nada. Creo que ustedes dos podrán pasar una temporada en casa de mi hermano para hacerle olvidar que sus hijas están siendo tratadas como esclavas.-

-¿Quieres decir nosotras nos convirtamos en esclavas de tío?-

-¿Y por qué no? Habrá que ver si a él le apetece vuestros cuerpos y está dispuesto a torturarlos. Son jóvenes y resistirán bien cuando reciban descargas eléctricas en sus pezones o en la conchita.-

Ambas quedaron calladas. No esperaban este final. Pensaron que seguramente ambos hermanos ya tenían todo planeado y las cinco fueron las gilipollas que se prestaron al juego.

-En particular tú, que eres la menor, seguramente serás la que más atenciones recibirás de mi hermano. Además espero verte algunas veces en el Club, pero no perdamos tiempo. Las desataré a las tres. Mis hijas irán a casa de mi hermano con Silvina y se ofrecerán como esclavas para compensar que dos de sus hijas estarán a mi servicio. Espero que tenga la bondad de aceptarlas.-

-Tú Silvina, luego de unos días con tu padre y ayudándolo a domar a tus primitas, puedes ser una interna permanente del Club. Allí encontrarás de todo y quizás seas la más afortunada. Pollas de distinto tamaño, color y olor se introducirán en tus agujeros. Están comprando nuevos instrumentos de tortura que usarán sobre las jóvenes que se ofrecen. Por lo tanto no tienes nada de qué preocuparte. Sólo prepara tu culo, tu concha y tu boca para cuando quieran usarlos. Las esclavas permanente del club, no se subastan, simplemente pueden ser usadas por los socios.-

-Gracias tío, no sabes cuánto te agradezco todo los que haces por nosotras. ¿Qué harás con las fotos que nos tomaste a las tres mientras estábamos atadas?-

-No lo sé todavía, pero es posible que las venda a alguna revista especializada. También les tomaré algunos videos mientras son violadas o torturadas. Los pagan muy bien.-

Las cinco mujeres no pudieron evitar tocarse sus conchas. Estaban húmedas

Nota. No es seguro que continuaré este relato, tanto en la casa de Don Luís como en la de su hermano.

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