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Las Vacaciones de Julieta VIII

en Amor filial

Las Vacaciones de Julieta VIII

Autor: Ricardo Erecto

Al día siguiente, luego de desayunar, el padre de Cintia llevó Julieta a unos de los dormitorios, mientras que el padre de Julieta, tendría a Cintia a su disposición.

Julieta, conocedora de sus obligaciones, de inmediato se puso a las órdenes del hombre.

-Julieta, recordaba que siempre me pareció que tenías un lindo cuerpo, pero ahora que puedo apreciarlo mejor y gozarlo, estoy convencido de ello. Desde que tu padre me contó que se cogía a ambas, no he podido dejar de pensar en cogerte a ti también.-

-Espero poder ofrecerle lo mejor de mí. ¿Prefiere comenzar por el culo, una mamada o por la concha? También puede comenzar azotándome para luego cogerme.-

-Quiero primero una mamada, pero para dejarla más dura y luego metértela en el culo.-

De inmediato Julieta se arrodilló y abriéndole el cierre del pantalón, se puso la pija en la boca.

Lo que siguió no era novedad. Luego de lograr una buena erección, el hombre acomodó a la muchacha para poder introducírsela por el culo y bombeó hasta correrse en el agujero.

Luego de un pequeño descanso, decidió usar la concha de la muchacha, por lo cual luego de higienizarse, simplemente le impartió la orden: -Acuéstate y separa las piernas. Quiero usar tu concha.-

Julieta se acomodó en la cama y separando las piernas ofreció su rosado agujero. No se demoró en estar ocupado por la pija que se introdujo en un solo movimiento.

Para la muchacha no dejaba de ser una experiencia nueva. Había comenzado cogiendo con su tío Marcos, luego su padre y ahora el padre de su amiga y compañera de esclavitud. Estaba feliz de la situación que le tocaba vivir. Sentir el semen que penetraba en su vagina, en su culo o que llenaba su boca la hacía sentir una verdadera esclava y eso la satisfacía.

Finalizado la serie de polvos, Julieta se ofreció para ser castigada.

-He visto que ayer ha castigado a Cintia con cinco azotes en el culo. ¿Me va a castigar?-

-Sí, pensaba hacerlo. Tienes un cuerpo hermoso y veo que ya has recibido algunos azotes. Quiero pegarte en las tetas.-

-¿Prefiere hacerlo aquí o me lleva a la sala?-

-Lo haré aquí. Primero te pondré un precinto en las muñecas y luego con la fusta castigaré esas tetas.-

Julieta se puso de espaldas para que le colocara el precinto y luego se volteó, dejando sus tetas a disposición del hombre.

Descargó cinco azotes en cada teta, dos de ellos directamente sobre los pezones. Julieta hizo un gran esfuerzo por no gritar. Habían sido azotes  muy fuertes y en una sensible parte. Le dolieron mucho pero al finalizar el castigo, respondió con un “Gracias señor por educarme como esclava”.

Por su parte el padre de Julieta se dedicaba a Cintia, gozando de su cuerpo, pero de manera lenta. Quería prolongar el placer de disponer de esta joven muchacha. Finalizó cerca del mediodía.

Durante el almuerzo, el padre de Cintia, dirigiéndose a Marcos, le comentó que quería hablar con él en privado. Finalizada la comida, Marcos lo invitó a su despacho.

-Usted dirá qué quiere comentarme.-

-Mi mujer y yo estamos prácticamente separados, motivo por el cual tengo un amante. Esta señora, viuda, tiene una hija de diecinueve años y le hace la vida imposible, y también me la hace a mí.-

-Marcos, quiero preguntarle su usted puede esclavizar a Romina, la hija de mi amante.-

-Por lo que me dice no sería una esclavización por propia voluntad sino que sería forzada.-

-Efectivamente. Para esclavizarla veo que tiene elementos suficientes como para convencerla.-

-Todo se puede hacer, incluso podemos lograr tener la autorización del juez, aunque ella no quiera. Creo que si usted logra que venga a esta casa, lo demás será sencillo, pero con una salvedad. No tengo lugar para tres esclavas permanentes, por lo cual debe pensar que tendré que alquilarla ya sea como esclava o como puta.-

-Eso no sería un problema, puede hacer con ella lo que quiera, incluso venderla si tiene oportunidad. Lo único que quisiera es poder cogerla algunas veces.-

-Respecto de cogerla, por supuesto no habría problemas. Otro tema es que quizás también tenga que alquilar a Cintia. Julieta no es alquilable en ninguna circunstancia.-

-No tengo ningún inconveniente que alquile a mi hija. Ella lo eligió y creo que como puta no tendrá dificultad en encontrar algún cliente. Para traer a Romina he pensado en invitarla a cabalgar en su finca.-

-No tengo caballos pero si usted la trae a la hora del almuerzo, Julieta y Cintia se encargarán de ello.-

-¿Cuál es su plan?-

-Sucintamente es así: Ustedes llegan y nos sentamos a la mesa a almorzar. Cintia y Julieta estarán vestidas como personal de servicio. En el plato de Romina habrá una buena dosis de extracto de mandurraga, una hierba que es un poderoso somnífero. Una vez dormida, la llevaremos a una celda y comenzará su sumisión.

-Algo que no le he dicho todavía de Romina es que es virgen. Justamente la semana pasada debió ir al ginecólogo y comprobó que su himen está intacto.-

-No tendré inconveniente en desvirgarla. Hace mucho tiempo que no lo hago, pero eso no es inconveniente. ¿Alguna otra particularidad?-

-Solamente decirle que cuando conocí a la hija de mi amante, me apeteció cogerla, pero eso era imposible.-

-¿Usted está seguro que la madre no nos hará problemas?-

-Absolutamente. Puedo decirle que si no regresa, ella no se preocupará.-

-En ese caso los espero el sábado. Por supuesto por la tarde y todo el domingo podrá cogerse a las otras dos esclavas. Ella no se enterará porque estará en la celda o en la sala de castigos.-

Así finalizaba la conversación. Luego de un pequeño descanso el padre de Cintia llevó nuevamente a Julieta a un dormitorio.

Durante la semana Marcos instruyó a sus dos esclavas cómo comportarse el sábado siguiente. Compró dos uniformes de personal de servicio. Ya acostumbradas a estar casi siempre desnudas, hasta se sentían incómodas teniendo que usar ropa. Prepararon todo para recibir a Romina.

Marcos les comentó que se trataba de la hija de la amante del padre de Cintia y que, dado que no se esclavizaría por propia voluntad, debía ser duro en el entrenamiento y además contar con la colaboración de ambas para convencerla de las bondades de la esclavitud.

-Como hay poco lugar para las tres de manera permanente, los primeros días una de ustedes dormirá conmigo, pero no descarto que Cintia deba ser alquilada como esclava o puta.-

-Tío, ¿me vas a alquilar a mí también?- preguntó Julieta.

-Sabes que por contrato y por mi voluntad no serás alquilada. Situación distinta es la de Cintia y más adelante la de Romina.-

Dadas las instrucciones estaba todo preparado para el sábado al mediodía. La comida casi lista, el extracto de mandurraga, la celda preparada, las esposas, cadenas, etc. Apenas antes del almuerzo llegó el padre de Cintia con Romina. Ésta no sabía que Cintia era la hija del amante de su madre.

Conversaron algo antes de sentarse a la mesa, especialmente de la cabalgata que harían por la tarde. Julieta fue la encargada de servirle a Romina la comida con la pócima.

Romina comió con ganas y acabó el plato. Poco después comenzó a bostezar y unos minutos más tarde caía sobre la mesa completamente dormida.

-Bueno esclavas, es hora que procedan con ella. Cuando le afeiten la concha tengan especial cuidado que es virgen, no sea el caso que se les ocurra meterle algo en la vagina.-

Entre ambas tomaron a Romina y la llevaron a una de las celdas. Allí la desnudaron completamente y procedieron a dejar su pubis libre de vello. Luego un collar metálico se cerró alrededor de su cuello unido por una cadena a una argolla de la celda, esposas en las muñecas con los brazos en la espalda y otras esposas en los tobillos. La cubrieron con una manta y se retiraron.

A continuación ambas se pusieron a las órdenes de sus respectivos padres para ser cogidas como otros fines de semana.

Mientras tanto Marcos estuvo atento a que Romina despertara, cosa que ocurrió una hora más tarde. El verse encadenada y desnuda comenzó a gritar pidiendo auxilio. Marcos demoró una media hora antes de acercarse a la celda. Cuando Romina lo vio, lo increpó con dureza.

-¿Qué es esto? ¿Por qué me encadenaron? ¿Qué pasa? ¡Suélteme inmediatamente!-

-Tranquila Romina. Cálmate. Te lo voy a explicar. Te hemos traído a esta celda para comenzar tu entrenamiento como esclava. Las dos mujeres que han servido la mesa y que has visto aquí son mis esclavas y tú serás la tercera.-

-¡Socorro! ¡Me han secuestrado!-

-No es un secuestro. Tú has venido a esta casa por tu propia voluntad.-

-Yo vine por una cabalgata.-

-Y estarás aquí hasta cuando lo crea conveniente. Tienes un hermoso cuerpo y quiero deleitarme mirándolo.-

Le quitó la manta y Romina, desnuda como estaba, no pudo evitar que se sonrojara por la vergüenza.

-¡Tápeme! ¡Estoy desnuda!-

-Ya veo que estás desnuda y que tienes la concha afeitada.-

-¿Cómo? ¿Qué me hicieron?-

-A mí me gustan las conchas sin vello. Es más fácil penetrarla y más limpio. Ya verás.-

Romina quiso incorporarse pero no pudo. Entre la cadena del collar, las esposas en las muñecas y los tobillos, le era casi imposible moverse. Marcos abrió la puerta de reja de la celda y entró. Se sentó en el piso al lado de Romina y comenzó a acariciarle las tetas. La muchacha ante la impotencia de poder defenderse comenzó a llorar, mientras susurraba –Déjeme, no me toque.-

El magreo de las tetas hizo que las mismas se fueran poniendo más duras y los pezones más voluminosos y turgentes. Luego bajó su mano al pubis.

-Ahora separarás un poco las piernas para que te pueda tocar la concha.-

La reacción de Romina no fue la más adecuada.-No, no me toque.-

Marcos tomó un pezón y apretándolo fuertemente lo retorció. El grito de la muchacha no se hizo esperar.

-Debes acostumbrarte a que cuando te doy una orden la cumples. Separa las piernas.-

Flexionando las rodillas, separó todo lo que pudo las piernas para que pudiera acceder a la concha.

-Así está mejor. Obedeces y no tienes que sufrir ningún castigo. Te imaginas que no estás en condiciones de imponer tus caprichos.-

Marcos continuó acariciando la vulva y el clítoris con una mano mientras que con la otra la pasaba reiteradamente por las tetas.

-Luego le pediré a mis dos esclavas que vengan y te cuenten cómo es la vida aquí. Creo que necesitas entrenamiento para acostumbrarte pero estoy seguro que sacaré de ti una esclava sumisa y complaciente.-

Romina estaba desvastada. Marcos hablaba pausadamente pero con una seguridad que no dejaba lugar a dudas que llevaría a cabo sus dichos.

-Ponte boca abajo que quiero revisarte el culo. Tienes un trasero muy adecuado para azotarlo y dejarlo bien rojo, pero no te preocupes, iré despacio.

La muchacha se volteó completamente que quedando apoyada sobre su parte delantera. Marcos incursionó entre los cachetes hasta llegar al mismo ano. Se veía un agujero cerrado y era muy posible que nunca haya entrado objeto alguno por allí. Otro agujero para desvirgar.

-Por lo que veo eres virgen de adelante y de atrás-

-Sí señor, soy virgen. No me viole.-

-No será enteramente una violación. Tú vas a aceptar entregarme tu himen cuando sea el momento adecuado, lo mismo que tu culo. Ni antes ni después.-

Dos horas más tarde y por indicación de Marcos Cintia y Julieta, completamente desnudas y con las marcas recientes de castigos de sus respectivos padres, se presentaron ante Romina. Fue Julieta la que mantuvo toda la conversación, mientras Cintia solamente asentía las aseveraciones de su amiga.

-Romina, nosotras estamos aquí como esclavas del señor Marcos. Él puede hacer con nosotras lo que quiera y cuando no acatamos las órdenes adecuadamente o por algún otro motivo, somos castigadas. Podrás ver ahora mismo algunos azotes que hemos recibido en el día de hoy y otros días atrás.-

-Junto a estas celdas hay una sala de castigos en la cual hay todo tipo de instrumentos que usa sobre nosotras, no solamente látigos, que tiene varios y de distinto tipo, sino también picana eléctrica, agujas, pinzas, etc. Y para amarrar nuestros cuerpos hay una cruz de San Andrés, columnas, caballetes y roldadas para colgarnos de nuestras muñecas o tobillos.-

-¡Pero eso es una verdadera sala de torturas! –Comentó Romina.- ¿Ustedes aceptan eso?-

-No solamente que lo aceptamos sino que lo elegimos. Ya verás lo caliente que te pones cuando el señor Marcos te castigue. Tiene una habilidad especial para hacerlo y por eso yo lo he elegido. El señor Marcos en mi tío, hermano de mi madre.-

-¿Y tu tío te tortura de esa forma?-

-Primero que para mí no son torturas, sino correcciones para aprender a ser una buena esclava y segundo que casi a diario usa mi cuerpo sexualmente. ¡No sabes lo feliz que soy de estar aquí! Ya también lo estarás tú.-

-¡Eso nunca! ¡No aceptaré ni que me torture ni que use mi cuerpo!-

-Acéptalo. Estás aquí para ser una esclava y no dudo que el señor Marcos lo logrará. Además te recomiendo que no te resistas, no puedes escaparte y deberás quedarte aquí y obedecer todo y aceptar que eres nada más que una esclava.-

Romina comenzó a llorar. No podía aceptar que le ocurriera eso y menos entendía a Julieta que hasta estaba orgullosa de ser una esclava de Marcos, ser castigada, como lo demostraba las marcas sobre su cuerpo, y que la cogiera casi a diario.

-Es posible que Cintia no permanezca aquí todo el tiempo ya que no hay lugar para que las tres estemos con la comodidad correspondiente a esclavas, por lo cual es posible que sea alquilada como puta.-

-¿Encima de ser usada por Marcos, además la alquila como puta? ¿Qué futuro me espera?-

-No serás alquilada antes que estés completamente sometida y aceptes tu condición. Tanto Cintia como yo hemos venido voluntariamente por lo cual no nos molesta si somos alquiladas ya sea como putas o como esclavas. Lo que el señor Marcos nos indique es lo mejor para nosotras. Contigo quizás tome más tiempo y algunos castigos más.-

En ese momento apareció Marcos en el lugar.

-Esclavas, retírense que tengo que comenzar con el entrenamiento de Romina.-

Ambas mujeres se retiraron y Marcos procedió a quitar las restricciones de Romina y conducirla al lugar de la sala, en la zona en que pendía una cadena del techo. Si bien la muchacha se negaba a moverse, la fuerza de Marcos pudo más y finalmente quedó con los brazos en alto y sus pies apenas apoyados en el piso.

-Como verás, estás completamente indefensa y podría castigarte muy  duro, pero considerando que es la primera vez, te daré solamente unos pocos azotes antes de llevarte nuevamente a la celda.-

Romina abrió los ojos desmesuradamente y puso cara de espanto. Era cierto que estaba a merced de ese hombre que ahora portaba un látigo en su mano. Hizo algunos movimientos para soltarse de las ligaduras que amarraban sus muñecas a la cadena pero le resultó infructuoso.

-Puedes gritar si te duele. Nadie te escuchará ni podrá auxiliarte. Dejaré algunas marcas en tu cuerpo.-

Respiraba aceleradamente y sus tetas subían y bajaban acompasadamente. Marcos se acercó y comenzó a tocarle los pezones y magrearlas. Luego bajó su mano hasta la concha que también manoseó a su gusto. Levantó el látigo y descargó el primer azote que fue dirigido al vientre, a la altura del ombligo. No fue un azote de los fuertes que estaba acostumbrado a aplicar pero para Romina fue terrible. El siguiente fue a las tetas. No imaginaba que pudiese azotarle las tetas aunque había visto en el cuerpo de Cintia una marca que ahora entendía era de un azote.

El siguiente, más fuerte, fue en los muslos. La muchacha se retorcía e intentaba soltarse de las ligaduras que la amarraban, pero era imposible. ¡Estaba a merced del látigo!

Siguieron algunos más en el pubis y otra vez a las tetas. Luego pasó a su parte trasera y aplicó cuatro directamente en el culo y dos en la espalda. Romina gemía y las lágrimas corrieron el maquillaje de sus ojos como dos hilos negros que se deslizaban por las mejillas.

-Romina, espero que entiendas que estás siendo entrenada como esclava. Deberás obedecerme sin condiciones y si te resistes, te castigaré hasta que comprendas que no tienes salida y has iniciado una nueva vida.-

-¿Por qué me hace esto? Yo no le he hecho nada.-

-No importa si me has hecho algo o no. Ahora estás en mis manos y haré contigo lo que quiera. Recuerda, comienzas una nueva vida, una vida de esclava.-

Dicho esto Marcos se retiró del lugar dejando a Romina en la posición en que estaba, sollozando.

Una hora más tarde fue en busca de Romina.

-Te llevaré a la biblioteca para que veas algunos videos. Creo que serán instructivos para ti.-

Le soltó las muñecas y la condujo a la biblioteca. Allí había un pesado sillón de madera en el cual debió sentarse la muchacha. Le dolía el culo por los latigazos pero era preferible a estar suspendida de sus muñecas. Marcos le fijó los brazos, las piernas, el cuello y el tronco de su cuerpo con cuerdas que le impedía moverse. Puso algunos de los videos que tenía y que tanto habían entusiasmado a Julieta, en la pantalla de la computadora.

-Mira estos videos. Te serán instructivos y entretenidos.-

Puso el aparato en marcha y se retiró.

Afuera los padres habían finalizado las cogidas de las chicas y se disponían a irse. Fue el padre de Cintia que preguntó por Romina.

-Ella acaba de recibir algunos azotes y ahora está viendo algunos videos. Tiene un cuerpo hermoso, muy proporcionado. Unas piernas que terminas por atrás en un culo redondo, firme y por adelante en una concha cerrada y carnosa. ¡Una maravilla de hembra! Mañana por la mañana voy a desvirgarla y posiblemente al día siguiente lo haga por el culo. Es un poco rebelde pero ya se acostumbrará. Tendrá que esperar un poco antes de cogerla.-

-Como usted diga Marcos. ¿Puedo venir el fin de semana que viene para usar a las otras chicas?-

-Mañana comienza Cinta a trabajar en el prostíbulo “las Amorosas” La he alquilado por dos semanas. Solamente estará Julieta disponible, pero creo que será conveniente que no venga por los dos días y en cuanto a ti cuñado, solamente podrás usarla el sábado, ya que tengo otros planes para el domingo para ella.-

Estuvieron de acuerdo y se despidieron. Marcos le indicó a Julieta, que presentaba unas marcas nuevas, que acompañara a Romina y le explicara lo que no comprendiera de los videos.

Cuando Julieta entró en la biblioteca se encontró a Romina llorando.

-¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras?-

-Porque creo que Marcos quiere hacerme todas las cosas que le hacen aquí a las mujeres. Es terrible cómo las castigan.-

-No te asustes. Todo se soporta muy bien. Justamente mira, tengo dos marcas nuevas en las tetas.-

-¿Y estás contenta por ello?-

-¡Claro! Eso quiere decir que soy importante y me cuidan para ser cada día una esclava mejor.-

-Estos videos me han trastornado.-

-Yo lo he visto todos. Tío tiene una gran colección. Justamente luego de ver los videos y leer algunos libros que él tiene, es que decidí que me esclavizara. Por suerte el juez ya me declaró esclava y propiedad de mi tío. Eso quiere decir que ya no podré dejar mi condición de esclava.-

-¿Y eso te place?-

-Sí y tienes que acostumbrarte y disfrutar de tu condición de esclava. ¡Verás lo lindo que es! ¿No te calienta ver esos videos?-

-Bueno… en algún momento creo que un poco sí.-

-¿Quieres que le pida a mi tío que te desvirgue ahora?-

-¡No me va a desvirgar!-

-Tarde o temprano lo hará, por las buenas, porque tú se lo pidas o por las malas, porque tú se lo pidas para que deje de torturarte. Es mejor que le pidas que te penetre.-

-¿Yo debo pedirle que me desvirgue?-

-Sí, es lo más razonable. Evitarás algunos castigos. ¿Estás segura que no quieres que le pida que te coja? Has visto en los videos lo que puede hacerte si se enoja.-

-Me resisto a ser violada.-

-No seas tonta. No sabes lo lindo que es coger, sentir la fuerza del hombre que te penetra, que se mete en tus entrañas y te deja la valiosa carga de su semen.-

-A mí me enseñaron otra cosa.-

-¡A la basura con lo que te enseñaron! Coge todo lo que puedas. No te arrepentirás.-

-Me da miedo Julieta. Hace un día que me secuestraron. Todo esto es muy extraño.-

-Comienzas una nueva vida y los paradigmas son otros. Una esclava está para complacer a su amo, que la use sexualmente, que la castigue cuando quiera y para obedecer todos sus caprichos. Debes lucir con orgullo las marcas de las torturas.-

-Me desconciertas que hables así.-

-Te insisto. Si yo le pido que te viole, no se va a negar y tú te sacarás ese peso de encima que es ser virgen. ¿Para qué te sirve el himen? Es un consejo de esclava, cuanto antes te use, menos castigos recibirás.-

-Esta conversación me ha puesto un poco excitada. Si no tuviera las manos atadas, ya la tendría sobre la concha para pajearme.-

-¿Para qué pajearte si puedes tener una pija de verdad adentro? ¿Para qué fantasear si puedes ser violada de verdad y recibir el semen en tu interior? ¡Anímate!-

-Julieta, eso me cuesta mucho. Siempre he hecho lo que yo quería, no lo que otros querían. Pensaba que cuando fuera la primera vez, lo haría con alguien a quién quisiera de verdad, no para que evitar castigos.-

-Mira que los castigos pueden ser muy fuertes. A ti te ha dado unos pocos azotes y no muy fuertes. No sabes lo que es estar en la camilla ginecológica, con las piernas abiertas y la concha expuesta y te castigue con la picana. Piénsalo. Si quieres tienes la noche para meditarlo y mañana a la mañana puedes decidirte. Después del mediodía llevará a Cintia al prostíbulo donde la alquiló. Puede desvirgarte antes de eso.-

-Tú tienes experiencia en esto de ser esclavizada y no quiero desoír tus consejos. Nunca me guié por los consejos de nadie, pero esta situación es un poco distinta.-

-Insisto, ¡anímate! Tarde o temprano perderás tu virginidad. ¿Para qué soportar castigos?-

-¿Puedes venir mañana por la mañana y volvemos a hablar?-

-Sí Romina. Mañana iré a la celda luego de desayunar. Creo que deberé pasar la noche en la cama de Marcos, pero iré a verte.-

Poco después Marcos la desató del sillón en el cual estaba amarrada y la condujo a la celda. Imaginaba que podía haberse calentado y no quería que se masturbara. Le ató las muñecas y los codos en la espalda.

Efectivamente esa noche Julieta durmió en la cama con Marcos. Por supuesto totalmente desnuda y atenta a las necesidades sexuales de su tío. Antes de dormirse le comentó la conversación que había tenido con Romina.

-No creo que cambie de opinión fácilmente. Seguramente tendré que castigarla más duro para que acepte que la coja.-

-Veré si la puedo convencer, si tú me permites, antes que vayas a castigarla. Tiene un cuerpo hermoso y me imagino que te mueres de ganas de cogerla.-

-Sí, claro que quiero cogerla y el desvirgarla me gustará mucho. Hace mucho que no tengo ese privilegio, por lo menos por la concha.-

En la mañana siguiente, luego de desayunar, Julieta fue a la celda de Romina. Tenía aspecto de haber dormido poco, con los ojos llorosos.

-Romina, ¡que cara! ¿No has descansado en la noche?-

-He dormido poco y mal. Además me duelen los brazos de tenerlos atados así.-

-¿Te has decidido a pedirle a mi tío que te penetre?-

-No, no se lo voy a pedir. Que me torture y que viole por la fuerza, pero no se lo voy a pedir.-

-Entonces no le diré nada. Supongo que pronto estará por aquí.-

Poco después se acercó a la celda Marcos. Sin decir palabra, abrió la puerta de reja, la tomó de un brazo y se encaminaron a la mesa de castigos. La obligó a subirse a la misma y aun con los brazos atados, debió recostarse para que le amarrara los tobillos, con las piernas separadas. Luego le desató los brazos, los estiró y los amarró en el extremo de la mesa.

Romina estaba tensa. No podía defenderse de nada y a merced de Marcos. Quizás por el frío, por el miedo o por otra razón, sus pezones estaban hinchados en unas tetas también turgentes. Marcos  miró esos pezones y decidió que serían los destinatarios del castigo. ¿Fusta o agujas? ¿Pinzas o descargas eléctricas? Se decidió por lo más fácil. Tomó una fusta levantándola asestó un golpe sobre el pezón de la teta izquierda.

El dolor fue más fuerte de lo que podía suponer la muchacha. Le había dolido mucho pero resistió sin gemir. El segundo azote fue al pezón derecho. En este caso estuvo a punto de gritar, pero se contuvo. El tercero tuvo como destinatario nuevamente el pezón izquierdo y el dolor fue más intenso aun. Entonces Romina decidió capitular. No podría continuar siendo castigada de esa manera y con lágrimas en los ojos  pidió detener el castigo.

-¿Por qué quieres que detenga el castigo? ¿Qué me das a cambio?-

-¿Qué quiere de mí?-

-Ya sabes, que me pidas que te penetre y te rompa el himen. Yo no te voy a violar. Si me lo pides, entonces me correré dentro tuyo, pero solamente si me lo pides. En caso contrario, continuaré azotándote.-

-Señor Marcos, cójame, cójame si quiere pero no me castigue más.-

-¿Me estás pidiendo que te penetre?-

-Sí señor. No soporto los azotes.-

-Debes decirme: “Señor Marcos dejo mi concha  a su disposición y es un honor para mí ser desvirgada por usted”. Con esa simple declaración dejaré de castigarte.-

Romina titubeando comenzó a decir:

-Señor Marcos, dejo mi… dejo mi concha a su disposición y es un honor para mi ser… ser… ser desvirgada por usted.-

¿Me pides entonces que te penetre?-

-Sí señor.-

-Has visto que no te he violado. Voy a cogerte porque tú me lo pides.-

Romina no contestó. Nuevas lágrimas mojaron sus ojos.

Marcos se quitó la ropa. Romina vio por primera vez una pija dura, con toda su dimensión. Se asustó del tamaño pensando que “eso” se metería en su concha. Cerró los ojos e hizo el esfuerzo por relajarse. De inmediato sintió el glande en la entrada de su vagina y la presión por pugnar a introducirse. De repente Marcos empujó de golpe y la pija se introdujo totalmente en la vagina venciendo la resistencia de himen.

Romina no pudo contener un grito de dolor. La rotura del himen y la penetración brusca se habían hecho sentir. Lo que ella había idealizado para la primera vez como algo placentero se había convertido en algo doloroso y hecho contra su voluntad a pesar del texto que debió repetir. Marcos bombeó rápidamente y se corrió dentro de la muchacha muy poco después, para frustración de ella que no logró correrse.

El resultado de su primer polvo no podía ser peor. Se sintió humillada y degradada, que era justamente lo que Marcos quería para quebrar su voluntad. Luego de retirar la pija de la concha se la acercó a la boca.

-Chúpala para probar la mezcla de semen con flujo vaginal. Debes acostumbrarte.-

Romina, resignada, abrió la boca y comenzó a pasar la lengua por el miembro hasta que fue el mismo Marcos el que dio por finalizada la mamada, retirando su pija de la boca de la esclava.

-Quiero que descanses un poco. Por la tarde quiero cogerte por el culo.-

Marcos volvió a la cocina. Allí estaba Julieta terminando de limpiando todo.

-¿Dónde está Cintia?-

-Se está cambiando para que la lleves a Las Amorosas. Está un poco triste tener que dejar esta casa y trabajar de puta. La he consolado diciéndole que será poco tiempo. No quiere defraudarte en su comportamiento.-

-Yo también la voy a extrañar. Si bien ahora tendré a Romina para reemplazarla, era una chica dócil que se dejaba hacer sin chistar.-

-Bueno tío, es lo que debe ser. No podría pensarse que una esclava va a desobedecer al amo.-

Minutos más tarde Cintia, llevada por Marcos, se dirigían al prostíbulo en el cual estaría por unos días, quedando a las órdenes del dueño del local.

Luego del almuerzo, (Romina debió comer en su celda), Marcos se dispuso a probar el culo de su nueva esclava.

-Romina, tal como te anticipé voy a cogerte por el culo. Seguramente te va a doler un poco, pero es algo que deberás soportar. Como te veo algo rebelde te ataré a un caballete.-

-Señor Marcos, no me trate así. Déjeme volver a mi casa. Ya me ha desvirgado, me ha castigado, me ha humillado ¿Qué más quiere de mí?-

-Normalmente un amo no da explicaciones a su esclava, pero haciendo una excepción, voy a explicarte algunas cosas que creo no entiendes.-

-El amante de tu madre te trajo aquí porque ambos estaban cansados de tu comportamiento rebelde y no quieren soportarte más. Te entrenaré como esclava y en su momento haré uso de mis derechos como tu dueño. No solamente voy a sodomizarte y castigarte si no aceptas mis órdenes, sino que podré castigarte por el solo placer de hacerlo. Recuerda que no tienes ningún derecho.-

-Ya has visto en los videos cómo se comportan las esclavas, cómo aceptan su condición y cómo se someten. También Julieta te ha hablado de eso. Debes resignarte a que no eres más que un pedazo de carne que usaré como quiera.-

-¿Soy solo eso? ¿Un pedazo de carne para que use como quiera?- preguntó Romina mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

-¿Por qué lloras? Has visto que Julieta y Cintia están felices con lo que les toca vivir. ¿Por qué angustiarse?-

-Es que yo quería otra cosa.-

-Pero esto es lo que te toca. Y basta de ya de charla. Prepara el culo para que te penetre. Te ataré a un caballete para que no te muevas y pueda hacerlo sin dificultad.-

La muchacha se puso a llorar de manera franca, mientras se encaminaba al caballete. Sabía que no podía resistirse. Se inclinó sobre el mueble mientras Marcos procedía a atarle las muñecas y los tobillos. Observó el culo de la muchacha. ¡Que buen culo! Redondo, firme de piel blanca y suave. Pasó su mano por los glúteos varias veces y los separó ligeramente.

Aparecía un agujerito cerrado, apretado y seco. Tomó un frasco con vaselina, dejó caer unas gotas sobre el ano y le pasó el dedo desparramando el líquido. Introdujo un dedo sin dificultad. Se bajó el pantalón y su pija ya estaba lo suficientemente dura como para comenzar la penetración. Mientras tanto la muchacha continuaba lagrimeando. Cuando sintió el glande apoyado justo en la entrada, prestó especial atención a la penetración. Marcos empujó todo lo que pudo y la pija se metió por el conducto sin dificultad. Romina gritó con fuerza. Le dolía mucho la dilatación y no había nada de placer.

Marcos comenzó el movimiento mientras le agarraba las tetas, pero evitando que se calentara y pudiera llegar al orgasmo. Cuando él mismo se había corrido, Romina estaba muy lejos de haber sentido placer, muy por el contrario todo había sido dolor y desilusión. Efectivamente había sido tratada como un pedazo de carne.

Los días siguientes fueron de castigos y cogidas de Romina. Permanecía mucho tiempo en la celda más pequeña, recuperándose para volver a ser castigada. Por su parte Julieta había visto incrementado su trabajo ya que ella sola, sin Cintia, debía afrontar las cosas de la casa, pero tenía su compensación. Dormía todas las noches en la cama con Marcos.

Días más tarde Marcos recibió el llamado del dueño de Las Amorosas, indicándole si podía prolongar el alquiler de Cintia. Estaba superando a todas las demás putas en clientes diarios. Acordaron que permanecería en el prostíbulo un mes más.

Diez días más tarde de la desvirgada del culo de Romina, Marcos consideró que era el momento que el amante de su madre procediera a cogerla, lo mismo que el padre de Julieta.

Cuando se presentaron ambos hombres, Julieta procedió a presentarle a su padre, indicándole que luego ella debía entregarle su cuerpo. Cuando apareció el hombre que la había llevado allí, pensó que venía a rescatarla. Fue Marcos el que se encargó de desmentirla.

-No ha venido a llevarte. Mujer que entra a esta casa no tiene retorno. Ha venido a cogerte y entregarás tu cuerpo como una puta, prestarás tus agujeros y obedecerás todo lo que quiera pedirte. Ya le he dicho que si no respondes adecuadamente, tiene un látigo para castigarte y luego yo mismo te enseñaré buenos modales.-

Romina estaba desconcertada. Se coge a su madre, la trajo aquí engañada y ahora encima intentará cogerla. Pensó en rebelarse pero al instante recordó la picana en la concha. Era inútil, debería someterse.

-Romina, desde la primera vez que te vi en casa de tu madre fantaseé con cogerte, pero no encontraba la forma de hacerlo con tu madre y contigo. Ahora tendré la oportunidad de probar tu conchita, tu boquita y tu culito. Usaré los tres.-

-¿No le alcanza con cogerse a mi madre? ¿Qué tengo que ver yo con todo eso?-

-No sé si tienes o no que ver. Simplemente quiero cogerte, como he cogido a mi hija Cintia y a Julieta.-

La llevó al dormitorio. Ya estaba completamente desnuda por lo que ni siquiera era necesario quitarle la ropa. Observó el cuerpo con lasciva. Buenas tetas, buen culo, piernas bien formadas, concha depilada. Gozaría de ese cuerpo hasta el agotamiento.

-Acuéstate y separa las piernas. Las manos debajo del culo para no molestarme- fue la terminante orden.

Romina se puso de espalda y, tímidamente, comenzó a separar las piernas mientras metía las manos debajo del culo. Una concha rosada, bastante cerrada y con trazas de flujo vaginal que asomaba entre los labios se presentó ante los ojos del varón. Al mismo tiempo el clítoris comenzó a aumentar su protuberancia mientras los pezones también se agrandaban.

Mientras las manos del hombre recorrían las distintas partes del cuerpo de la joven, ésta, aunque no quisiera, se estaba calentando más y más. Nunca hubiera pensado que el amante de su madre podría calentarla. Sus sentimientos eran encontrados. Por un lado sentía que iba a ser violada y vejada y por otro estaba deseando sentir la pija abriéndose paso en su concha.

Olvidando quién era el que estaba por cogerla, tenía ganas de abrazarlo y apurar la penetrada pero debía permanecer con las manos debajo del culo y estaba dispuesta a obedecer como le estaban ensañando desde que llegó al lugar. Poco después sintió el falo apoyándose en la entrada de la concha. Separó más las piernas para facilitar la penetración. Sentía que su vagina estaba muy mojada.

El glande fue entrando lentamente hasta que los huevos chocaron con la entrada de la vagina. Si bien conocía solamente la pija de Marcos, ésta le pareció más grande. Se movía muy lentamente con lo cual aumentaba momento a momento la excitación de Romina que quería correrse lo antes posible. El orgasmo no se demoró en llegar mientras la pija seguí entrando y saliendo con exasperante ritmo. Finalmente sintió que el semen le llenaba la vagina.

-Me gusta cogerte más que a tu madre. A veces es un poco inquieta en cambio tú te has mantenido sin moverte.-

-Si no lo satisfago adecuadamente sé que seré castigada.-

-Ahora quiero que me la chupes, así con semen y flujo tuyo. A ver cómo te portas con la mamada.-

No era en absoluto de su gusto lamer una pija con semen y menos con su propio flujo vaginal, pero nuevamente primó el recuerdo de los castigos sobre sus gustos y se puso la pija en la boca y comenzó a pasar al lengua y succionarla a fin de lograr una nueva erección, cosa que logró luego de algunos minutos.

-Ahora prepara el culo. Espero que sea más apretado que el de tu madre, que ya lo tiene bastante abierto.-

Romina no respondió. Solamente se puso en cuatro y con sus manos se separó los cachetes dejando listo el agujero para ser penetrado. Supuso que le iba a doler, pero apretó los dientes para no quejarse. Casi de inmediato sintió la presión de la pija por entrar en su culo. Efectivamente la dilatación no fue fácil. A pesar de hacer el mayor esfuerzo por relajarse, le dolía bastante mientras la pija entraba y salía. Quedó callada y dejó hacer sin quejarse. Finalmente sintió el líquido caliente entrando en sus tripas.

Terminado este segundo polvo, ambos fueron a tomar una ducha. Estaban en silencio hasta que el hombre, comenzó a hablar.

-Tienes un cuerpo y una manera de coger mejor que tu madre. Tienes que moverte un poco más cuando la tienes adentro, especialmente cuando eres sodomizada. Me gustan que las putas como tú se muevan como felinos cuando las cogen.-

-No soy una puta. Usted me ha traído aquí para esclavizarme y poder cogerme, pero yo no soy una puta.-

-Pronto lo serás y tendrás que trabajar de puta. Creo que es lo único que mereces. Espero poder cogerte sin pagar tus servicios de ramera ya que he sido yo el que permitió que te esclavizaran y emputecieran.-

La manera de hablar era muy dura y nuevamente Romina no pudo contener el llanto. Nunca había sido tratada así.

-Además voy a calentarte el culo con el látigo y te dejaré alguna marca más de las que tienes. Me gusta disponer de tu cuerpo para castigarlo. Vamos a la sala.-

Sollozando se encaminaron a la sala que tan bien conocía por Romina. Había sido dócil, no se había quejado del dolor cuando se la metió por el culo, se la había puesto en boca con los fluidos de la cogida, hizo todo lo que le pidió. ¿Por qué castigarla? No tenía respuesta.

Ya en la sala le ordenó que se acostara boca abajo en la mesa de torturas con los brazos expendidos. Comenzó atándole los tobillos y luego las muñecas, estirando su cuerpo todo lo posible, Luego pasó una cuerda rodeando su cintura y pasándola por debajo de la mesa para rematar las puntas con un nudo. Así tendida e inmovilizada estaba lista para ser azotada. Buscó un látigo de cola corta.

Estaba dispuesto a marcar tanto el culo como las piernas y la espalda de la joven. Era una oportunidad que pocas veces se daba. Había azotado a su hija y a Julieta, aunque muy moderadamente, Ahora quería hacerlo de manera tal que la joven recordara el castigo por mucho tiempo.

El primer azote le cruzó ambos glúteos de lado a lado. Un prolongado gemido se escuchó en la sala. La marca de la cola del látigo apareció casi de inmediato. Le sucedieron dos más en el culo y luego pasó a la espalda, que recibió media docena. Luego los muslos, otros cuatro. Romina lloraba desconsoladamente. Eran azotes fuertes, que picaban en la piel.

Luego de unos minutos reanudó los azotes. Otra vez en el culo, pero ahora fueron diez tan o más fuertes que los anteriores. Luego otra media docena en la espalda y otros cuatro en los muslos.  Lloraba desconsoladamente, le escocía toda su parte trasera y no sabía si continuaría o no con el castigo. Por la posición en que estaba no podía ver a su verdugo, que se retiró del lugar en silencio.

Se encontró con Marcos en el pasillo.

--¿Cómo te ha ido con Romina? Si vienes de la sala es porque no te ha satisfecho.-

-Hizo todo lo que le pedía pero me apetecía azotarle la espalda y el culo y eso es lo que hice.-

-Bien, ¿crees que yo deba darle otro merecido? ¿Azotarla por adelante?-

-Creo que no. Ha quedado muy marcada. La dejé atada a la mesa de castigos.-

-Puede quedarse allí por un par de horas.-

-Dime, ¿has enviado a mi hija al prostíbulo?-

-Sí y ha sido tal éxito que me han pedido alquilarla más tiempo y lo he consentido. Creo que Romina seguirá el mismo camino, por lo menos al principio. Creo que estar un tiempo como puta le sentará bien para Lugo alquilarla como esclava o venderla.-

-¿Ya el juez la ha declarado esclava de tu propiedad?-

-Todavía no. Lo haré la semana que viene. Me gustará verle la cara cuando sepa que no tiene posibilidad de retorno y que me pertenece.-

-La verdad es que yo también quisiera estar presente. Es medio llorona y seguramente también lo hará en ese momento.-

-Te avisaré para que vengas cuando tenga todo listo. ¿Quieres cogerte luego del almuerzo a Julieta?-

-Si tu lo permites, sí. Julieta también coge muy bien y es un gusto usarla.-

Conclusión.

El futuro de Julieta será permanecer con su tío como su esclava exclusiva. La gran mayoría de las noche dormiría en la cama con su tío, lógicamente, desnuda. No sería ni alquilada ni vendida. Muy pronto ni su cuñado ni otro hombre la usaría sexualmente. Recibirá por lo menos un castigo por semana que podrá ser permanecer atada a un árbol, ser azotada en cualquier parte se su cuerpo, ser torturada con picana eléctrica o cualquier otro castigo que Marcos decida.

También será posible que solamente fuera visitada por su familia para fin año como se hacía habitualmente, pero mantendría su condición de esclava, pudiendo su padre, en esos días, gozar del cuerpo de Julieta.

Cintia podría ser alquilada (como lo era en este momento) y eventualmente vendida como puta o esclava. Su padre no podrá disponer de ella como lo ha hecho hasta el momento.

El caso de Romina era un poco diferente. Si bien Marcos había declarado que la alquilaría o vendería, le resultaba atractivo el cuerpo de la muchacha y esa rebeldía que había mostrado era un buen motivo para descargar en ella los castigos que tanto le satisfacían.  Por ese motivo podría quedar en la casa como esclava permanente con un status menor al de Julieta. Era un punto en el cual no tenía decisión tomada.

FIN

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