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Deportista Dominada (1 de 9)

en Dominación

Deportista Dominada. (1 de 9)

Julieta, era una buena deportista de 20 años. Su condición física era inmejorable y muchos de sus compañeros del club en el cual se entrenaba, la deseaban, pero ella no había permitido a varón alguno acercarse. Podría decirse que era orgullosa y pagada de sí misma.

Anualmente todos los/las deportistas del club debían concurrir a un exhaustivo examen médico. Ese año, por reformas en el consultorio, debieron improvisar uno en un local destinado a depósito, pero hete aquí que Damián conocía muy bien el lugar y sabía la existencia de una abertura, cerca del techo, desde la cual podía observarse el interior.

Damián, remero de cuatro largos sin timonel, era uno de los que siempre había estado caliente con Julieta y sistemáticamente había sido rechazado, aunque todos los compañeros guardaban cierta familiaridad entre ellos y en los "terceros tiempos" siempre compartían sus tiempos juntos, tanto los varones como las mujeres.

Cuando Damián se enteró del lugar provisorio del consultorio, verificó que desde su mirador podría observar sin dificultad a las señoritas que debían concurrir y no pensaba desaprovechar semejante oportunidad.

A las mujeres las revisaba una médica bastante joven de la escuela de Estados Unidos, país en el cual los médicos al revisar a sus pacientes suelen solicitarles que se desnuden completamente. Esta médica seguía esa costumbre al pie de la letra. Por ser mujer, ninguna de las deportistas femeninas se oponían a esa práctica no frecuente en otras partes del mundo, aunque les disgustaba.

Con el primer turno, Damián se ubicó convenientemente para observar los cuerpos de sus compañeras que desfilarían por el consultorio. De todas maneras se cuidaría mucho de comentarlo con sus amigos, porque el alboroto que se produciría, desbarataba los planes de Damián de verlas a todas desnudas.

Efectivamente la primera en entrar, luego de ser interrogada con las preguntas usuales, la médica le pidió que se desnudara. La joven lo hizo pero se quedó con la bombacha y el corpiño.

-No, necesito que te quites, todo, incluso la ropa interior.-

A regañadientes, la muchacha se quitó las prendas con su cubrió las tetas con las manos.

-Mira, debes dejarme ver todo tu cuerpo. Supongo que no tendrás vergüenza. Hace cinco años que ejerzo la profesión y he visto cientos de cuerpos de mujeres y varones, de jóvenes y viejos, desnudos. Levanta un poco los brazos y separa las piernas.-

Así lo hizo la joven en cuestión. Damián estaba por el momento gozando de la visión del culito de la muchacha.

-Ahora voltéate y luego agáchate para observarte la espalda, el trasero, el ano y la vulva.-

La muchacha giró sobre sus talones y ahora Damián gozaba de la visión completa del cuerpo de frente. No pudo evitar una erección.

Así siguieron las diez muchachas que ese día debían obtener el certificado de buena salud, pera beneplácito de Damián que había tenido la mejor visión de sus compañeras desnudas. Al finalizar, había tomado una decisión. Llevaría su cámara para fotografiar esos cuerpos que tanto le calentaban. Efectivamente así lo hizo el día siguiente de revisación de las jóvenes deportistas.

Tomaba fotos de todas, pero algunas las descartaba. Retenía solamente aquellas cuyos cuerpos estuvieran en forma. Por supuesto entre las deportistas que debían pasar por el consultorio, estaba Julieta.

Quiso el destino que mientras esta siendo revisada por la médica, ésta recibió un llamado telefónico urgente en su celular por lo cual se demoró diez minutos extras con Julieta desnuda, que, inquieta, recorrió el consultorio dos veces. Demás está decir que fue aprovechado por Damián para tomar una foto tras otra.

Terminada la tarea diaria, Damián corrió a su computadora a descargar las imágenes. Sin duda había sido un día de suerte. En las distintas tomas, podían observarse a Julieta con los pezones algo duros, quizás por el fresco del local, masajeándose las tetas, agachándose y mostrando su culo, etc. Era un material muy valioso, que quizás más tarde podría usar.

Esa noche le costó conciliar el sueño. Era el único que había visto a Julieta desnuda, que había admirado esas tetas al natural, sin ropas que las cubriese, lo mismo que ese espectacular culo y el pubis, casi totalmente depilado. Finalmente decidió extorsionarla.

Imprimió cuatro de las fotos en tamaño postal y en un momento de descuido puso el sobre conteniéndolas, en el bolso de Julieta, de manera sigilosa, pero sin ninguna nota.

Ese día la muchacha finalizó el entrenamiento y al llegar a su casa y sacar las cosas del bolso, encontró el sobre, lo abrió y ¡casi se desmaya! Cuatro fotos en la que ella aparecía desnuda y no podía adivinar dónde habían sido tomadas. Quedó algo preocupada, pero las guardó de la vista de todos.

Al día siguiente, sin que ella pudiera notar el momento en que ocurrió, otro sobre con dos fotos más y una nota:

Julieta, supongo que no querrás que estas fotos se difundan. Ya te indicaré las condiciones

Julieta no sabía qué hacer. Si lo comentaba con sus padres, éstos se enojarían mucho por haber permitido que la fotografiaran desnuda. La denuncia en el club, no podía hacerla porque sería un escándalo. Decidió esperar.

Al día siguiente recibió un mensaje en cu celular (de origen desconocido) que decía:

Por el asunto de las fotos comprometidas para ti. Te espero en la confitería de la calle Rojas y Mercedes a las 18. Ubícate en la mesa 12 (tiene número)

Muy a su pesar fue a la confitería indicada y se sentó en la mesa 12. Faltaban unos minutos para las 18 horas cuando vio entrar a Damián que al verla se acercó a su mesa. Julieta se puso pálida. La vería con la persona que le había tomado las fotos.

-¡Hola Julieta! ¿Cómo estás?-

-Bien, pero Damián, estoy esperando a alguien, por favor déjame sola.-

-Yo creía que me estabas esperando a mí. ¿No recibiste una nota en la que te citaba en la mesa 12?-

-¿Tú me tomaste esas fotos? ¡Sos un hijo de puta!-

-Cálmate, todo se puede arreglar.-

-¿Cuánto quieres para darme los originales?-

-No busco dinero.-

-¿Qué quieres entonces, hijo de puta?-

-No me trates así. Yo no te he insultado.-

-¿Qué quieres?-

-Tener un momento íntimo contigo.-

-¡Hijo de re mil putas!-

-Si no quieres, me lo dices y ya está. A los muchachos les gustará verte desnudita.-

-Hijo de re mil putas.-

-Ya te dije, no me insultes. Te propongo que vengas a mi casa el sábado por la mañana, antes del entrenamiento. Nadie sospechará nada, puedes decir que viniste a buscar algo, cualquier cosa. Tienes tres días para pensarlo.-

-Hijo de re mil putas.-

-Por favor no insistas con eso. Yo no te insulté.-

Julieta estaba roja de rabia. Había caído en una trampa y le resultaba difícil salir. Damián no era un mal tipo, pero tener que entregarle su virginidad a la fuerza no era lo que ella quería. Tenía tres días para pensar.

-Si quieres te acompaño a tu casa. Veo que no te sientes bien y quizás te sientas más segura.-

-¿Segura? ¿Por quién me tomas?-

-Bueno Julieta, no te enojes. Pago la consumición y desaparezco. Espero tu confirmación y arreglamos el encuentro.-

Alguna lágrima asomó en el rostro de Julieta.

Fueron tres días de nervios y desazón para Julieta. No encontraba salida. Finalmente buscó a Damián en el club.

-Damián, sabes que soy virgen, nunca he cogido, no puedes desvirgarme. Si quieres te hago una mamada, pero no me la metas en la concha.-

-Una mamada es muy poco. Te propongo otra cosa. Este sábado me haces una mamada y me dejas acariciarte todo el cuerpo, pero no te la clavo. El sábado siguiente, lo mismo pero con una entradita apenas por el… ano y el tercer sábado mamada y culeada completa.-

-Estás loco. Tres sábados y encima romperme el culo.-

-Hagamos una cosa. Por ahora dejamos tu culito sin tocar. Mamada y acariciada desnuda por lo menos tres sábados. ¿No te parece razonable?-

-Sos un hijo de re mil putas.-

-¡Otra vez con eso! Te dejo la concha sin tocar y encima te enojas. ¡No es justo!-

- Bueno, creo que no tengo alternativa. ¿A qué hora paso por tu casa? Dame la dirección.-

Acordaron la hora del encuentro, dos horas antes del entrenamiento. Le dio la dirección y se despidieron. Julieta se sentía derrotada aunque había conservado su concha y su culo. Alguna vez sería la primera de una mamada.

A la hora convenida, Julieta llegaba a la casa de Damián.

-Hola Julieta, pasa y siéntete como en tu casa.-

Damián la abrazó y le pasó la mano debajo de la falda tocándole el culo por encina de la bombacha. Julieta dejaba hacer aunque todo su cuerpo estaba rígido.

-Por favor Julieta, relájate. Déjame que te acaricie ese hermoso culito que tienes.-

-¿Cómo quieres que me relaje? ¿Te parece una situación normal que venga a tu casa a hacerte una mamada y me toques el culo, todo contra mi voluntad, porque me sorprendiste desnuda?-

-Quizás tengas razón. ¿Me permites que te quite la ropa yo mismo?-

-Haz lo que quieras.-

Lentamente Damián le quitó primero la remera y comenzó a acariciar las tetas por encima del corpiño. Luego le quitó la falda y los zapatos. Ahora Julieta vestía solamente con ropa interior y Damián ya tenía una importante erección mientras pasaba sus manos por todo el cuerpo de la joven. Al llegar al broche del corpiño, lo soltó, retirándolo. Las hermosas tetas de Julieta quedaron a la vista con todo su esplendor mostrando unos pezones duros y erectos.

Finalmente le fue bajando lentamente la bombacha hasta mostrar su conchita blanca y depilada. Julieta ya estaba completamente desnuda, tal como había sido el trato. Se recostaron en la cama mientras Damián continuaba acariciando todo el cuerpo de la muchacha. De pronto se dio cuenta que aun permanecía con los pantalones puestos. Se los quitó, lo mismo que los bóxer y su pija apareció erecta y dura con la punta ligeramente húmeda de semen que ya comenzaba a escaparse.

Julieta entendió que se acercaba el momento de la mamada pero se quedó quieta hasta que Damián le susurró al oído que comenzara a chupársela. Pese a su aversión a hacerlo, Julieta inclinó su cabeza y acercó su boca a la pija enhiesta de Damián. Tocó el glande con la punta de la lengua y luego comenzó a introducirla en su boca.

Mientras tanto Damián acariciaba sin cesar las t6etas y en especial los pezones de su compañera que se ponían cada vez más duros, no pudiéndose resistir al roce de los dedos con sus partes sensibles. Mientras Julieta continuaba chupando y acariciando la pija con su lengua, Damián bajó una de sus manos a la concha y comenzó a magrearla. La excitación aumentaba y estaba próximo a correrse.

Julieta apenas notó el espasmo de la pija, la sacó de su boca, no pudiendo evitar que una pequeña cantidad de semen se depositara sobre la lengua aunque la mayor cantidad se desparramó sobre su cara.

-Lávate la cara, así podemos seguir jugando.-

-Me has llenado la cara de leche. No pensé que te saldría tanto.-

Julieta se levantó y se dirigió al baño, lavándose la cara y parte de sus tetas que también se había mojado con semen. Al finalizar, se dirigió nuevamente a la cama.

-Y ahora ¿Qué quieres para darme los originales?-

-Recuerda que son tres sábados de mamadas. Quiero continuar admirando tu cuerpo y acariciándote.-

-No me sigas tocando la concha porque eso es pajearme y no estaba en el trato.-

-Creo que sí porque era disfrutar de tu cuerpo desnudo y tocarte y puede ser en la concha y el clítoris hasta que te corras. No me digas que nunca te hiciste una paja.-

-Me he hecho una paja cuando me caliento, no cuando me obligar a chupar una pija.-

-Déjame acariciarte. Tienes un cuerpo hermoso y quiero admirarlo.-

Julieta, resignada, dejó que Damián acariciara sus partes íntimas y metiera apenas el dedo en su concha, sin penetrar. Poco a poco se iba calentando y notó que se acercaba al orgasmo, cosa que no tardó mucho en ocurrir.

-Me alegro que tú también te hayas corrido. No soy tan egoísta que quería correrme yo solo. Mira mi pija, se está nuevamente comenzando a endurecer. ¿Me harías otra mamada?-

-¿Otra más? ¿No te alcanzó con una, que me llenó la cara de leche?-

-Sé buena Julieta, otra mamada que lo haces muy bien. ¿Sabes? Me gustó mucho cuando pasabas la lengua por el glande. Vamos, repítelo.-

Julieta no estaba en condiciones de rebelarse. Nuevamente acercó la boca al miembro de Damián u comenzó a pasar la lengua por el glande. Luego se lo puso en la boca y comenzó a chuparla y entrarla y sacarla.

Esta segunda corrida se demoró bastante más y solamente una pequeña cantidad de semen se depositó en la lengua de Julieta, que corrió a lavarse nuevamente, regresando a la cama donde Damián sonreía satisfecho.

-Ya podemos salir para el entrenamiento.-

-Julieta, es muy temprano y sospecharán si llegamos juntos tan temprano. Vamos a descansar acostados.-

-Contigo al lado dudo que pueda descansar.-

Damián abrazó a Julieta y deslizó una mano hacia el culo. Luego se metió entre los cachetes, buscando el ano.

-No me metas el dedo en el culo. No me gusta.-

-Solamente un poquito. Debo confesarte que nunca le metí el dedo en el culo a nadie. Solamente un poquito.-

-Es una chanchada meterme el dedo en culo.-

-Quizás sea así, pero déjame hacerlo.-

-Bueno, pero solamente un poquito.-

Damián se sorprendió. Julieta había cedido más fácilmente de lo que suponía. Lentamente fue penetrando el ano con su dedo índice. Primero fue una falange, luego dos y finalmente totalmente todo en dedo adentro y comenzó a moverlo en círculo.

-¿Me metiste todo el dedo adentro?-

-Sí.-

-Creí que iba a notarlo más. No sabría decirte si lo tienes apenas metido o todo.-

-¿Te gusta?-

-No sé. Creí que me disgustaría mucho más. Sácalo ya. Me has hecho de todo por esas putas fotos que tienes.-

-Vamos a tomar un baño juntos y luego nos vamos al club, a entrenar.-

-¿Eso también tengo que hacer?-

-Es solamente bañarnos. Si quieres puedo jabonarte toda y te dejo que me jabones a mí.-

-No gracias. Sé jabonarme sola y supongo que tú también. Terminemos esto cuanto antes.-

Una vez terminada la ducha, se secaron y comenzaron a vestirse.

-El sábado que viene creo que debería ponértela por el culo también. Creo que te gustará y así tu conchita queda intacta.-

-Otra vez con lo mismo. Ya bastante me metiste el dedo. Tu pija adentro ¡NO!-

-Julieta, cálmate que tengo tus fotos. El sábado que viene traes el culito limpio y luego de la mamada, con suavidad y crema lubricante, te la meto por atrás.-

-¡Grosero hijo de puta! ¡No voy a dejar que me cojas por el culo! Ya bastante que he tenido que aceptar chupártela y dejar que me toques toda, pero por el culo ¡NO!-

-Vamos a entrenar. Luego lo piensas con calma si prefieres que estrene tu culo o todos vean las fotos que te envié, y mira que tengo unas cuántas más.-

-Sos un hijo de re mil putas.-

-Julieta, quiero tu culito.-

Salieron para el club. Julieta no le dirigió la palabra en todo el camino y al llegar al entrenamiento, cada uno tomó su camino.

Continuará

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