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Julieta y los viajes (3 de 4)

en Amor filial

Julieta y los Viajes (3 de 4)

De regreso al hotel ambos se dispusieron a descansar Habían caminado bastante. Tomaron un baño, que lo hicieron juntos, y se recostaron enla cama. Ainstancias de Julieta ambos permanecían desnudos. A pesar de los deseos de Julieta, ambos se quedaron dormidos, tal era el cansancio. Al día siguiente se levantaron y nuevamente comenzaron la recorrida porla ciudad. Ambosacordaron regresar más temprano para gozar mutuamente de sus cuerpos.

Regresaron y Julieta ingreso primero en el baño para tomar una ducha. Salió, desnuda como lo hacía habitualmente en los últimos días y se recostó enla cama. Damiána su vez también tomó una ducha reparadora. Cuando se disponía a acostarse, observó una pequeña tira que salía de la concha de Julieta.

-Te ha venidola regla. Tehas puesto un tampón.-

-Sí, no podremos coger por la concha.-

-Poder, se puede, no habría problema.-

-¿No hay problema coger con la regla?-

-No, si tu pareja no tiene inconveniente.-

-De todas maneras quería proponerte algo. No sé cómo decirlo.-

-Vamos Julieta, me parece que a esta altura de los acontecimientos puedes decirme cualquier cosa. ¿De qué se trata?-

-Quería… quería… que me la pongas por el culo.-

-¿Quieres experimentar algo nuevo?-

-Sí. He leído que duele un poco que te la meten por el culo, pero quiero saber qué es eso aunque no me corra.-

-Creo que podré hacerte correr de todas maneras. Te va  a doler un poco pero lo haremos de manera que sea lo menor posible.-

-Dime qué debo hacer. No tengo la menor idea en eso.-

-Primero busquemos la crema que tú usas para el cuerpo para untar bien el agujero del culo.-

Julieta buscó el pote de su crema y se puso abundante crema enla entrada. Damiáncomenzó a jugar con el agujero e introdujo el pulgar.

-¿Te duele?-

-No para nada. Siento que tienes un dedo metido pero no me molesta.-

-Te pondré el mango del cepillo de pelo que tú tienes. Es redondo y muy liso y de buen diámetro.-

-Alguna vez lo usé para metérmelo en la concha y simular que me estaban cogiendo.-

Lentamente fue empujando y dilatando el agujero hasta que el mango atravesó el esfínter.

-¿Te duele ahora?-

-Poco, sigue.-

Damián retiró el mango y observó el agujero. Estaba un poco abierto. Puso más crema y acercó el glande ala entrada. Antesde empujar comenzó a acariciar las tetas y en especial los pezones de la muchacha que casi de inmediato comenzaron a ponerse más duros. Al notarlo, Damián comenzó a empujar para iniciar la penetración.

Una de sus manos bajaron a la concha para comenzar la manipulación también allí. Ubicó el clítoris e inició las caricias. Julieta sentía sensaciones en todo su cuerpo. La penetración estaba siendo menos dolorosa de lo que suponía y esas caricias en sus tetas y en la concha la estaban poniendo muy caliente.

Damián continuó con las caricias mientras la metía más adentro. Una vez que sus bolas ya tocaban el culo aumentóla manipulación. Julietasolamente atinó a preguntar si ya la tenía toda adentro, a lo que Damián respondió afirmativamente.

Entonces comenzó el movimiento de meter y sacar mientras continuaba la manipulación de las sensibles partes de Julieta. Damián quería que primero se corriera ella y luego él para que mejor apreciara sus espasmos y la leche en su interior. Así continuaron y por momentos detenían el movimiento para prolongar el polvo. De pronto Julieta no pudo retener más su orgasmo y se corrió. Cuando finalizaron las contracciones de la vagina entonces Damián apuró el ritmo vació  sus huevos en el recto de su compañera. Así permanecieron unos minutos hasta que,  una vez que su  pija estuvo flácida, la retiró del culo.

-Pensé me iba a doler mucho más. Es cierto que sentí algo de dolor pero me gustó y me gustó mucho más que me hicieras correr.-

-Me alegro que lo hayas disfrutado. Vamos a lavarnos.-

Se dirigieron al baño. Julieta se puso una mano en el culo para evitar que el semen depositado cayera en la alfombra.

-Damián eres un maestro, mi verdadero profesor. En una semana me has enseñado tantas cosas que no lo puedo creer. Ha sido una suerte que hayamos compartido habitación. Así podemos tener estas intimidades más fácilmente.-

-Sin duda ha sido un placer enseñarte lo que conozco en este rubro. Podrás imaginar que estas noches las estoy pasando de maravilla, pudiéndote enseñar con ejemplos prácticos.-

-¿Te gusta cogerme?-

-¿Tienes alguna duda? Creo que ningún varón en su sano juicio puede no gustarle tenerte entre sus brazos (y entre sus piernas).-

Estuvieron platicando un rato más y luego se dispusieron a dormir. Julieta estaba viviendo uno de los mejores momentos de su vida. Estaba en París y estaba aprendiendo muchas cosas del sexo, pero sobre todo, a gozar del sexo, sin tabúes ni miedos. Damián era un hombre que le llevaba años y no pretendía que la cosa fuera mucho más allá, pero ahora lo estaban pasando muy bien.

La mañana siguiente Damián se levantó para ir a su trabajo. Julieta también se levantó y fueron a desayunar juntos. Damián presintió que quería decirle algo, pero no se animaba. ¿Qué tendría pensado? Finalmente la increpó.

-Tú me quieres decir algo y me parece que no te animas. ¿Me equivoco?-

-No no te equivocas. Quisiera que me dejaras dormir con algún pijama o camisón.-

-Juli, fuiste tú la que quiso andar en bolas por la habitación y dormir también así. Yo no te lo he pedido, por lo que no tienes que pedirme permiso pñara usar alguna prenda.-

-¿Prefieres pijama, baby doll o camisón?-

-Lo que tú hayas traído. Me voy porque ya deben estar esperando.-

Julieta estuvo caminando por la calles de París. Entró en una casa de lencería y pidió un camisón bien transparente. La vendedora preguntó:

-¿Es para tu noche de bodas?-

-No exactamente pero quiero que me vea sexy.-

-Aquí tenemos uno muy transparente que se traslucen perfectamente los pezones y en cuanto al tanga tengo uno que es pequeño y transparente.-

-Bien, llevo ambas prendas.-

Al regreso de Damián de su trabajo, Julieta ya estaba vestida con el las prendas recién adquiridas.

-¿Qué te parece este conjunto? ¿Te gusta?-

-¡Mujer! Que estás casi desnuda como estos días pasados.-

-¡Hay señor! ¡Que soy una chica muy recatada y no me puedo presentar desnuda delante de un desconocido!-

-Vamos Juli. Te queda precioso., pero dime ¿No íbamos a salir a cenar al Barrio Latino?-

-Sí, me cambio en un minuto. Quería tu opinión de esta ropa.-

-Veo que eres insaciable. Cenemos y luego regresamos para el “postre”.-

Efectivamente al regreso, Julieta se puso el camisón pero esta vez sin el tanga. Damián se acercó a ella y comenzó a magrearle las tetas, primero por encina de la transparente prenda y luego por debajo. Poco después estaban acostados y Julieta se quitó la prenda quedando desnuda. Lo que siguió pueden imaginarlo.

Los sucesivos días continuaron casi sin novedades, una mamada y/o una penetración en la concha y/o largas caricias en los cuerpos de ambos, no necesariamente finalizando en penetración.

Llegó el viernes por la noche y debían partir a Copenhague. Armaron las valijas y tomaron el vuelo a esa ciudad. Al llegar ambos estaban muy cansados por lo que se acostaron y casi de inmediato quedaron dormidos. Durante el sábado y el domingo recorrieron la ciudad y esos dos días, sus partes íntimas tomaron un descanso.

El lunes Damián regresó más o menos temprano al hotel.

-¿Qué tienes ganas de hacer? ¿Vamos a algún museo o prefieres algún espectáculo?-

-Prefiero dar un a vuelta corta y regresar temprano.-

-¿Qué te traes entre manos?-

-Nada, luego quería hacerte algunas preguntas, profesor.-

-Ummmm. Eso de profesor me indica que tenemos polvo en vista.-

-Y… sí. Hace dos noches que no cogemos.-

Salieron, comieron algo en el camino y regresaron al hotel. Una vez en la habitación, Julieta vistió el tanga y el camisón transparente.

-Estoy intrigado. Qué tienes “in mente”-

-Mira, en cuanto te fuiste esta mañana, comencé a buscar en Internet cosas y me encontré el escrito de una tal Viviana del Prado que comentaba que los mejores polvos los había tenido cuando su pareja le ataba los brazos en la espalda.-

-¿Quieres algo de bondage?-

-Sí quiero que me violes, que uses mi cuerpo y yo no pueda defenderme, que tenga las manos atadas.-

-Juli, debo reconocer que no dejas nada sin preguntar y experimentar. Ahora bondage.-

-No me animaría hacerlo si no es contigo. Quiero que me ates las manos y luego me violes.-

-Puedo hacerlo pero te recomiendo que lo intentes solamente con personas de mucha confianza. Cuando los hombres nos calentamos y se presenta la ocasión, podemos hacer locuras. ¿Insistes en bondage?-

-Sí, ya te dije, quiero que me violes.-

-No tengo ni una cuerda, mañana podemos conseguir algo.-

-Yo me ocupé de conseguirla. En tu mesita de noche encontrarás la cuerda para atarme.-

Damián puso a Julieta boca abajo en la cama, se sentó a horcajadas sobre el culo de ella y procedió a atarme las manos. Luego la dio vuelta se sentó sobre la cadera y comenzó a magrearle las tetas, primero por encima de la tela y luego de bajar los breteles, dejó las tetas expuestas a su disposición.

Pellizcó suavemente los pezones hasta que estuvieron erectos, entonces le quitó el tanga, se colocó el preservativo  y se dispuso a penetrarla. A pesar de la preparación previa, la vagina no estaba muy lubricada, por lo cual la penetración no fue placentera para Julieta. Damián lo hacía de manera casi violenta para que ella abandonara esa fantasía del bondage que no era de su agrado. Comenzaron las embestidas y Julieta quería liberarse de sus manos atadas pero, lógicamente no podía, con lo cual acentuaba los movimientos de su cadera. Así Damián no demoró en correrse, mientras que Julieta quedó a un paso del orgasmo, pero sin alcanzarlo.

-Un poco más Damián, me falta poco y quiero correrme.-

-Al violador no le importa si la violada se corre o no. Busca solamente su placer.-

-¡Damián! ¡Por favor! Aunque sea con los dedos, pero hazme correrme.-

-No, las violadas no dan órdenes.-

Frustrada, alguna lágrima corrió por la mejilla dela muchacha. Damiánla volteó y le desató las manos.

-Espero que hayas aprendido que el bondage y la violación no son para ti. Tu forma de coger es otra.-

-Tienes razón, pero quería experimentar. ¿Me la pondrás de nuevo para que me corra?-

-Seguro que sí. Si me das una mamada, se pondrá en forma para metértela.-

Sin decir más, Julieta se inclinó sobre el pene de Damián, que ya se había quitado el forro y comenzó a pasar la lengua por el glande, humedecido con semen. Poco después estaba erecta como para adentrarse en las profundidades de la concha de Julieta. Un nuevo condón cubrió la pija y con suavidad comenzó a metérsela. Ahora la vagina sí estaba lubricada.

Este fue uno de los polvos de los que ambos estaban acostumbrados a gozar. Una vez relajados, Julieta comentó:

-La verdad es que no me gustó nada estar atada. Prefiero mil veces cuando nos acariciamos, me tocas la concha o el culo antes de penetrarme. Me dolió bastante la entrada con la concha seca.-

-No me sorprende lo que dices y lo sospeché de antemano pero conociendo lo insistente que eres, lo mejor era hacerlo y que te convencieras por ti misma. Esa no es la manera de coger que a mí me gusta y veo que a ti tampoco.-

-Profesor, ¡se las sabe todas!-

-No, no me las sé todas ni mucho menos. Simplemente que creo conocerte un poco más que hace una semana o diez días.-

-¿Me dejas que duerma abrazada a ti?-

-Por supuesto que sí.-

-Entonces me saco el camisón. Quiero estar desnuda a tu lado, apoyando mis tetas en tu pecho y mi concha abrazándote una pierna.-

Quedaron dormidos. Había sido otra experiencia nueva para Julieta.

Los días pasaban volando para Julieta. Durante el día hacía algunas excursiones y durante el anochecer y más tarde gozando la compañía del “profesor” y de su pija.

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