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Necesitaba Dinero (2 de 4)

en Sadomaso

Necesitaba Dinero (2 de 4) Verónica estará cinco días filmando

Ricardo Erecto.

 

Llegaron al lugar indicado. Los recibió una recepcionista.

-¿Verónica Gutiérrez?-

-Sí, y el señor es mi dueño. Él me trae aquí porque necesita dinero.-

-Esta señorita ¿Le pertenece?-

-Sí, trabaja de puta para mí, pero está rindiendo poco. Por eso la he traído, para compensar ingresos.-

-¿Algún límite en el castigo?-

-No, quiero los diez mil, por lo tanto hágale lo que consideren necesario.-

-Bien, se hará lo que indique. Al ingresar aquí siempre les esposamos los brazos en la espalda y le colocamos grilletes en los tobillos, por si se revelan antes de ingresar a las celdas. Luego no tienen retorno. Pon tus manos en la espalda.-

Verónica obedeció y escuchó el “clic” de las esposas que se cerraban. Luego se repitió la escena en sus tobillos. Su bombacha se humedeció. El flujo de la vagina había llegado hasta la tela.

Una mujer que estaba presente la condujo al interior. Damián vio cómo su prima, con dificultad para caminar por los grilletes, desaparecía detrás de la puerta rumbo a la celda en la que estaría encerrada cuando no fuera torturada. Lo invitaron a regresar el viernes para retirar a la “actriz”. 

Damián quedó el resto de los días pensativo. ¿Qué buscaba su prima? ¿Verdaderamente necesitaba ese dinero o también lo hacía por una cierta curiosidad de verse sometida por otros? Imaginaba que no la iba a pasar bien. En esos lugares generalmente no tienen piedad y con la salvedad de “…hágale lo que consideren necesario” sería cruelmente castigada, pero ella lo había elegido así.

En cuanto a Verónica, luego de llegar a la celda, la mujer que la acompañaba, le quitó las esposas.

-Desnúdate de la cintura para arriba y te bajas la falda y las bragas hasta los tobillos.-

Verónica obedeció. Nuevamente le pusieron las esposas y le quitaron los grilletes, sacándole las dos prendas que estaban en sus tobillos. Ahora estaba completamente desnuda.

-Veo que estás bien depilada, una tarea menos para mi. Tienes la piel bastante blanca, creo que las marcas del látigo van a resaltar muy bien. Ahora acuéstate que más tarde te traerán algo para que comas y descansa mucho que mañana… comenzará la filmación.-

Se cerró la puerta de la celda y Verónica quedó tendida sobre un edredón  y con sus manos esposadas enla espalda. Hubiesequerido tocarse la concha ya que estaba excitada aunque temerosa de lo podía ocurrir en esos días en que estaría recluida en ese lugar.

No se escuchaba sonido alguno y desconocía si alguna otra mujer estuviera ocupando alguna celda. Poco después llegó una comida liviana que apenas probó. Luego y dada la oscuridad reinante se quedó dormida aunque se despertó varias veces sobresaltada, soñando que era cruelmente torturada en una mazmorra.

A las 8 fue despertada y le indicaron que primero le harían una enema y luego tomaría un baño, cuidando de higienizarse cuidadosamente. Cuando le fueron a aplicar la enema, vio a otras dos mujeres que se estaban preparando para lo mismo. Les metieron la cánula en el culo y le hicieron entrar el líquido.

Luego se encontraron nuevamente en las duchas. Ninguna de las tres se atrevió a hablar.

Una vez listas llegaros tres hombres que condujo a cada una a una sala diferente. Verónica fue conducida a una que tenía una gruesa columna en el medio. Allí la ataron de espalda a la misma con los brazos por detrás.

-Para comenzar, unos latigazos creo que te sentarán bien. Muchachos, comiencen a filmar.-

Se encendieron las luces y el verdugo se acercó, látigo en mano, que hizo restallar en el aire. Luego lo levantó para impactar directamente justo debajo del ombligo dela muchacha. Unprolongado gemido partió de su garganta.

Imaginaba que podía ser doloroso recibir un azote en el vientre, pero nunca pensó que dolería tanto. Bajó su cabeza para mirar dónde había impactado la cola del látigo y casi horrorizada vio un grueso cordón rojo que se destacaba frente a su piel blanca.

Apenas levantó su cabeza el látigo hizo impacto sobre sus tetas. Le quemaba la piel pero no podía siquiera tocarse para aliviar el ardor. Se sucedió otro azote en los muslos.

Alrededor de cincuenta veces la cola del látigo golpeó su cuerpo antes que cesara momentáneamente el castigo. Las lágrimas corrían abundantes por sus mejillas y apenas podía balbucear algunas palabras. Pedía que cesara el castigo, cosa que, por supuesto, el verdugo ignoró.

Así quedó un tiempo hasta que se calmara y su cuerpo dejara de temblar. Entonces vio que se acercaba nuevamente el hombre y sin mediar palabra le dio un fuerte puñetazo en la teta izquierda. Luego siguió otra en la derecha y finalmente otro en el bajo vientre. Verónica desesperadamente trataba, aunque infructuosamente, de zafar de las ligaduras que la mantenían atada. Apenas se repuso, otra triada de golpes que impactó sobre su cuerpo. Luego de diez series de puñetazos, el verdugo se retiró.

Pasó algo más de media hora cuando regresó, pero esta vez con unas disciplinas enla mano. Ladesató de la columna, y la llevó a una mesa que permitía dejar sus piernas separadas en alto quedando su concha completamente expuesta. Por supuesto ese era el objetivo del próximo castigo. Los camarógrafos continuando tomando tomas desde distintos ángulos para no perder detalle de cómo iba siendo marcado el cuerpo de Verónica.

Las disciplinas constaban de una docena de tientos de cuero anudado. El primer impacto dio de lleno sobre la concha pero también alcanzó el agujero del culo y parte del ya maltrecho vientre. Fueron suficiente diez azotes para que los labios vaginales quedaran hinchados, rojos y de extrema sensibilidad. A estas alturas Verónica ya no tenía fuerza siquiera para gritar.

Allí no había finalizado los castigos de este primer día. Luego de un tiempo prudencial le vendaron los ojos y la ataron a un caballete con su culo bien expuesto. Poco después sintió cómo, sin preparación previa, una pija pugnaba por entrar en su agujero más pequeño. A pesar de sus gritos e imploraciones, el hombre siguió empujando hasta que la tuvo totalmente adentro.

Esta penetración anal era bien distinta de la experimentada cuando Damiánla sodomizó. Afortunadamenteen aquella ocasión había sido placentero pero en ésta, el dolor de la dilatación  era insoportable. Mientras tanto las cámaras continuaban filmando todo lo que ocurría en esa sala.

Llegó el momento en que sintió que un líquido caliente le llenaba el recto. Poco después se retiraba la pija flácida para comenzar a empujar otra rígida que pugnaba por entrar. Así recibió tres enculadas una a continuación de la otra.

-Bueno puta, es todo por hoy. Te han quedado muy buenas marcas, pero solamente en tu parte delantera. Quizás mañana te decoremos la espalda y el culo.-

Así despidieron a Verónica de ese primer día de castigos. Fue conducida ala celda. Seacostó de espaldas ya que toda su parte delantera estaba cruzada de marcas. Pasó el resto de la tarde tratando de recuperarse.

Escuchaba gemidos y lamentos de las celdas vecinas y ella misma de vez en cuando emitía sonidos lastimeros. Sus compañeras de aventuras parecían que no habían tenido mejor suerte que Verónica. ¿Por qué deberían haber tenido mejor suerte? Estaban allí para ser torturadas a cambio de dinero.

El segundo día no fue mejor que el primero. Fue llevada a la sala y las cámaras comenzaron a filmar. Desnuda, como siempre, le ataron las muñecas y mediante una roldada elevaron sus brazos hasta que quedaron estirados, sus tobillos fueron separados por una barra. Su cuerpo quedaba nuevamente expuesto a diversos castigos.

-Hoy comenzaremos con unos azotes en la espalda, el culo y las piernas.-

Sin más el verdugo levantó el látigo y descargó un fuerte azote en el redondo y blanco culo de Verónica, quien no pudo contener un gemido lastimero. Nunca pensó que un azote en el culo podía ser tan doloroso. El segundo fue a la espalda y el tercero a las piernas. La secuencia era similar a la sufrida en su parte delantera.

Perdió la cuenta de cuantos latigazos recibió antes que finalizara ese castigo, pero estimó en más de cincuenta. Le dolía todo el cuerpo y si bien no podía verse el estado en que había quedado su piel, podía imaginarlo. Tuvo unos quince minutos de descanso hasta que regresó nuevamente el verdugo.

Sin mediar palabra, se bajó el pantalón y con la pija ya dura se acercó a la joven que debía permanecer inmóvil y con las piernas separadas.

-¡No! ¡No me coja! ¡Tengo la concha destrozada por el castigo de ayer!-

Como respuesta recibió un fuerte cachetazo en su mejilla izquierda.

-¡Cállate puta! No estás aquí para dar órdenes. Haré contigo todo lo que me plazca.-

De inmediato acercó el glande a la concha y comenzó a empujar. Verónica gemía de dolor mientras gruesas lágrimas se deslizaban por su cara y caían sobre las tetas. Solamente paró el movimiento cuando el verdugo había descargado sus huevos.

Tuvo otro pequeño descanso. La concha le dolía mucho y esperaba que el castigo siguiente se dirigiera a otra parte de un cuerpo. Poco después regresó el verdugo. Le desató los tobillos y las muñecas. Observó con detenimiento el estado dela concha. Decidióbuscar otra parte para castigar. Era cierto que el estado en que estaba no admitía más torturas.

Le cruzó los brazos en la espalda y los ató fuertemente. A continuación le unió los tobillos con otra cuerda para finalmente suspenderla de  los mismos, quedando Verónica en posición invertida y sin posibilidades de moverse. El verdugo fue en busca de una fusta.

El propósito era azotar la parte inferior de las tetas que habían quedado protegidas en el castigo del día anterior. Ahora se mostraban accesibles. Levantó la fusta y la descargó con fuerza primero en una y luego enla otra. Unnuevo gemido partió de su garganta.

Sin prisa pero tampoco sin pausa siguió recibiendo azotes tanto en la parte inferior de las tetas como en la misma areola y los pezones. Solamente cesaron los azotes cuando ambas tetas quedaron cubiertas de marcas rojo cereza. Todavía debió permanecer unos minutos suspendida de sus tobillos, tiempo usado por el hombre para separarle los glúteos y meterle un cilindro metálico en el culo, que no tenía otro objeto que molestarla. Se aseguró que no pudiera quitárselo ya que no tenía previsto sodomizarla. Tomó los pezones entre sus dedos y los retorció con fuerza. Luego la bajó de la posición en que estaba y la condujo a la celda.

Así terminaba el segundo día.

El tercero fue dedicado casi exclusivamente a castigarla con la picana eléctrica y otras descargas a través de su cuerpo. Desde ponerle electrodos en la concha y pinzas en los pezones que además de apretarlos resultaban buenos contactos eléctricos.

El cuarto día estuvo casi exclusivamente dedicado a perforaciones con agujas y alfileres, incluso debió soportar el cierre parcial de los labios vaginales con alfileres de gancho (4 en total) que los atravesaban de lado a lado. Previamente al cierre del conducto, unas gotas de líquido irritante se habían deslizado por las paredes vaginales. También sus tetas , en especial los pezones, fueron atravesados por agujas.

El quinto día, último de filmación, estaría dedicado casi exclusivamente a azotes con látigos, disciplinas, fustas, cañas y correas similares a las usadas en cinturones. Si bien todo su cuerpo quedó cubierto de marcas frescas, su concha fue la más afectada. Presentada al verdugo como puta, éste decidió que no podría usarla por unos días. Así suspendida de los tobillos y con las piernas separadas golpeó tan delicada parte no solamente con el látigo sino también con la fusta y las disciplinas.

Las correas fueron usadas especialmente en el culo y las tetas, mientras que las disciplinas castigaron severamente los muslos de la joven.

A  las 13 la llevaron a la celda y unos minutos antes de las 14 la obligaron a vestirse con la ropa que había llegado, y se dirigieron a la recepción a la espera que Damián pasara a buscarla.

A las 14 en punto llegó Damián a buscar a su prima.

-¿Cómo se ha comportado la puta? ¿Ha cumplido todo lo requerido?-

-Sí, según me informan ha cumplido con todo. Lo felicito por la propiedad que tiene. Aquí tiene los diez mil prometidos en efectivo.-

-Muchas gracias. Quizás en otra oportunidad la traiga nuevamente.-

-Cuando usted guste señor.-

Tomó de un brazo a su prima y se dirigieron al auto. Debido a lo corta de la pollera y lo escotado de la camisa, Damián pudo apreciar las marcas que presentaba. Además notó la dificultad que tenía para caminar. Subieron al auto.

-Lévame a casa. Espero reponerme.-

-No, te llevaré a mi casa.-

Damián, por favor, no estoy en condiciones de coger. Esta mañana me han azotado en la concha y la tengo destrozada. Por eso no quiero ir a tu casa porque me dolerá muchísimo si me quieres coger.-

-Justamente Verónica, veo que has sido duramente castigada. Puedes estar en casa hasta que te repongas. No pensaba en usar tus agujeros. Puedo contratar una mucama para que te atienda.-

-No es necesario tanto. Te agradezco tu atención. Me sentiré más segura si estoy contigo.-

Llegaron a la casa de Damián y una vez en el dormitorio le pidió que se desnudara, cosa que su prima hizo de inmediato. Damián no podía creer en sus ojos. Marcas y moretones cubrían su cuerpo. Cuando Verónica abrió y separó las piernas, mostró una concha hinchada y amoratada de tantos azotes recibidos. Luego se puso boca abajo para mostrar su maltrecho culo.

-Mi pobre Verónica. No debí prestarme a este capricho tuyo. Mira cómo te han dejado. ¡Imagino lo que has sufrido!-

-No Damián. Era mi deseo verme sometida y además ganar el dinero. Sabes que tengo algunas deudas y esto me permite saldarlas. Quiero que me tomes fotografías para tener como testimonio de lo que he pasado. Quiero que se noten las marcas del látigo y los golpes.-

-¿Estás segura de lo que dices?-

-Sí, estoy segura. Tómame muchas fotos y que muestren bien el estado en que quedó todo mi cuerpo pero en especial la concha.-

Damián tomó su cámara, la puso en la máxima definición y comenzó a fotografiar a su prima desnuda y mostrando las múltiples marcas sobre su piel. Al finalizar le comentó:

-Bueno, creo que lo mejor es que tomes un baño con agua fresca, para calmar el dolor y luego te acuestas. Bajaré a comprar algún analgésico, para que por lo menos puedas descansar. ¿Dónde dormías?-

-En el piso de una celda sobre un edredón, desnuda y encadenada.-

-No debí dejar que fueras. Ha sido una locura.-

-No Damián no fue ninguna locura. A pesar de todo lo que debí soportar, aprendí algunas cosas que ya conversaremos.-

-Bien, métete en el agua. Yo vuelvo enseguida.-

El agua fresca de la bañera calmó un poco su dolor. Al regreso de Damián, tomó la medicina y quedó dormida. La despertó para la cena.

-¿Quieres que te traiga la cena aquí o prefieres ir al comedor?-

-No quiero molestarte más. Voy al comedor, pero te pido si puedo ir solamente con las bragas.-

-Ven como quieras.-

Cenaron casi en silencio. Damián quería saber qué pasaba por la cabeza de Verónica, pero se contuvo. Finalizada la cena se dirigieron al dormitorio. Verónica pidió permiso para quitarse las bragas y dormir desnuda.

-Por supuesto vístete (o desvístete) como quieras.-

Ambos se acostaron. Verónica prefirió quedarse boca abajo.

-Dime Verónica. Estoy realmente intrigado. ¿Qué pasa por tu cabeza? ¿Por qué has querido esta experiencia? No me digas que es por el dinero, porque no te creo.-

-Aunque no me creas fue en parte por el dinero, pero no solamente por eso. ¿Sabes? Creo que después de todo el haber comenzado a trabajar de puta descubrió en mí esa parte que tenía oculta que me gusta ser obediente con los hombres.-

-¿Es algo así como que te gusta ser sumisa? ¿Ser castigada si no te comportas como se espera?-

-Creo que estás interpretando lo que siento. Cuando era azotada, cuando me sodomizaron, cuando me torturaron con  la picana eléctrica, sentía que mi concha se humedecía. A pesar del dolor estaba excitada. Me sentía como una prisionera que sus captores la violan y torturan por propio placer y esa sensación no me disgustaba.-

-No es sencillo entenderte. ¿Qué piensas hacer ahora?-

-Primero reponerme. No puedo salir a trabajar con estas marcas. Quiero meditar mucho  qué hacer, tengo una idea que me da vuelta pero quiero madurarla.-

-Supongo que no será otra locura como ésta. Quizás yo pueda ayudarte en tu decisión.-

-En cualquier caso voy a necesitar tu ayuda y consejo y quizás hasta tu aceptación de lo que proponga.-

-Me dejas un poco inquieto. Si vienes con esos misterios es que te traes algo… digamos conflictivo.-

-No es conflictivo, pero déjamelo madurarlo. Es el estado en que me encuentro no es fácil llevar adelante algún proyecto.-

-Es cierto. Tendría ganas de acariciarte para que sientas un poco comprensión por lo que te pasa, pero de la manera que tienes el culo, creo es que mejor no tocarte.-

-Me gusta que me acaricies el culo. Me duele pero tu mano me calmará.-

-Te pasaré un poco de crema hidratante. Creo que te calmará bastante.-

Damián apoyó su mano en los glúteos marcados e inflamados de su prima y casi instantáneamente sintió una erección. Comenzó a aplicarle la crema y tocar esas rayas producidas por el látigo o lo que fuera, le excitaba. La erección no escapó a la vista de Verónica.

-Te estás excitando. Me resultará muy doloroso darte la concha o el culo para que lo uses. Si quieres puedo intentar con  la boca.-

-Será mejor que no te muevas. No es la primera vez que me pongo al palo y no termino con la leche fuera de los huevos.-

-Me siento en la obligación de hacer algo por ti.-

-Olvídalo.-

-Dime, ¿Por qué crees que te has excitado? ¿Hubieses querido ser tú el que agarraba el látigo para azotarme?-

-No lo creo, pero debo reconocer que la visión de tu cuerpo azotado, ese culo y espalda marcados, me pusieron cachondo.-

-Quizás más adelante puedas cumplir tu sueño y azotarme.-

-No digas eso. A propósito, me has dicho que te torturaron con la picana. ¿Cómo fue eso?-

-Fue el tercer día. Me fijaron a una mesa metálica previamente mojada. Estaba con los brazos estirados, las piernas abiertas y varias correas me inmovilizaban completamente. Entonces se acercó el verdugo portando una varilla metálica que apenas apoyó en el ombligo. Una intensa descarga recorrió todo mi cuerpo. No te imaginas lo que fue.-

-Luego fue desplazando la varilla hacia las tetas y la llevó primero a uno y luego a otro de los pezones. El hombre me decía: “Así te va salir leche frita”. ¡Qué sensibles son los pezones! Creí que no iba a resistir más pero cuando ya estaba al límite, levantó la varilla y llegó por un momentola paz. Noduró mucho. Ahora estaba cerca del pubis y movía la varilla hacia la concha.-

-Creo que describir lo que fueron esas y otras descargas en la concha es casi imposible. Todo mi cuerpo con el paso dela corriente. Hastallegó a introducir un poco la varilla en la vagina.-

Mientras tanto Damián notaba que su pija estaba cada vez más dura. La historia de la tortura de su prima, contada por ella misma lo excitaba terriblemente.

-Después me introdujeron un cilindro metálico en el culo. Era una mesa preparada para eso, ya que se abrió una puertita y desde abajo me metieron el metal en el culo, empujado por un dedo que se metía profundamente en el culo. Entonces, sin otro aditamento me aplicaban descargas eléctricas que iban desde el culo a todas partes del cuerpo en contacto con la mesa metálica-

-Después me colocaron unas pinzas cocodrilo en los pezones y entonces la corriente iba desde el culo a las tetas. Cada una de estas descargas duraban solamente unos segundos pero se repetían muchas veces.-

-Luego sentí que me metían algo enla vagina. Imaginélo que sobrevendría. Imploré que no lo hicieran y una fuerte cachetada en la cara y en una de las tetas me convenció que debía someterme. Entonces comenzaron las descargas nuevamente, desde la concha al culo, a las tetas, no sé hacia adónde pero te puedo asegurar que todo mi cuerpo temblaba como una hoja.-

En ese momento Verónica observa el bulto de Damián. Ella también estaba excitada en parte al ver la polla de Damián y en parte recordando cómola torturaban. Haciendoun esfuerzo se levantó apenas y se puso la pija enla boca. Sulengua recorría el glande e incluso lo hacía llegar hasta el paladar. Obviamente Damián estaba gozando de la mamada de su prima y Verónica se sentía feliz de tener la polla de su primo en su boca.

Come era de esperar, poco después la boca de Verónica se llena de semen. Lo tragó de una vez y sonriente le preguntó a Damián:

-¿Te ha gustado la mamada, mi chulo?-

-No me digas así. Me ha gustado y sé del esfuerzo que has hecho y te lo agradezco.-

-La agradecida soy yo por poder recompensarte en parte por todo lo haces por mí.-

-Será mejor dormir. ¿Quieres otro analgésico?-

-No es necesario. La crema me ha aliviado mucho.-

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