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Salidas del Convento (11) Final

en Sadomaso

Salidas del Convento 11

Algunos días después Rolando volvió a comunicarse con Martín, anunciándole que su búsqueda de compradores de esclavas había sido exitosa. Había seis interesados, dos locales y cuatro del exterior.

Quedaron en que tres días más tarde los llevaría a todos para presentarles las esclavas y cerrar trato.

-Tienes que tenerlas bien afeitadas, con el cabellos arreglado, vistiendo una diminuta tanga o braga y una túnica. Ambas prendas se las quitaremos cuando comiencen las ofertas. Estarán amarradas con un collar y una cadena a alguno de los postes que allí tienes.-

-Bien, así estará. ¿Llegarán cerca del mediodía?-

-Un poco antes para servirles un aperitivo antes que les mostremos la mercadería a vender.-

-Así quedamos. Estarán como tú dices.-

Tres días más tarde luego de se tomar una ducha y depilarse concienzudamente los coños, Martín les alcanzó una tanga y una túnica. Ambas mujeres se sorprendieron porque ya hacía mucho tiempo que no vestían prenda alguna. Se habían acostumbrado tanto a la desnudez que hasta se sentían incómodas con esas prendas. Una vez vestidas, les colocó un collar metálico y las acercó a unos postes donde quedó fija el otro extremo de la cadena.

A pesar de las conversaciones que habían escuchado respecto de la venta de esclavas y otros detalles, ninguna de las dos sospechaba qué iba a ocurrir. En principio supusieron que habría una fiesta con amigos del Señor Marqués y que ellas serían los adornos del salón y quizás esclavas en exhibición para marcar la importancia del Señor Marqués.

A la hora convenida llegaron los posibles compradores. Ninguno de ellos tenía aspecto amigable y era evidente que eran intermediarios y traficantes de esclavas, conocedores de su oficio. Miguel les sirvió una bebida alcohólica para que estuvieran mejor predispuestos a pagar altas sumas de dinero.

Rolando también hacía su trabajo. Antes de bajar al sótano, comentaba las bondades de ambas esclavas y mostraba nuevas fotos de las jóvenes, insistiendo que eran salidas de un convento. Todos estaban intrigados y deseosos de conocer la mercadería que se ofrecía, pero tanto Rolando como Martín insistían en servir bebidas a los visitantes.

Finalmente se dirigieron al sótano. Allí tanto María como Lucían estaban esperando esas visitas. El collar y la cadena unida al mismo les permitían sólo cierta movilidad. Sus cuerpos estaban, en ese momento, cubiertos por una túnica.

Los visitantes rodearon a las esclavas mientras Martín procedía a quitarle la túnica a Lucía, dejándola solamente con las bragas puestas. Hubo una exclamación entre los visitantes. Se presentaba ante sus ojos un hermoso cuerpo, con tetas y culo muy firmes.

-Bájele las bragas que queremos ver su coño.-

Fue en ese momento que Lucía sintió vergüenza de exponerse desnuda ante extraños, pero el tono de voz era de una orden y dejó que Martín comenzara a bajarle las bragas hasta los tobillos y luego se la quitara completamente.

Ahora admiraban el coño rasurado con el clítoris apenas asomando de los labios vaginales. Uno de ellos se acercó y primero le palpó las tetas, luego el culo y finalmente metió sus dedos entre los labios del coño, introduciendo el pulgar en la vagina. Mientras tanto Lucía, permanecía inmóvil en una mezcla de miedo, rabia e impotencia por defenderse. El visitante completó la revisión haciéndole abrir la boca e investigando el estado de su dentadura.

¿Debía aceptar ser tratada así?¿Tenía opción de revelarse? Concluyó que no podía oponerse a ser tocada en sus partes íntimas como si fuera una esclava en venta. En ese momento entendió todo. ¡Claro!¡Ahora entendía! ¡La estaban vendiendo! Esos hombres estaban evaluando su cuerpo para valorizarlo. ¡Sería vendida! No pudo contener las lágrimas pensando en su futuro.

-Debo reconocer que pocas veces he comprado una esclava en estas condiciones. Está muy apetecible.-

También María comprendió que la presencia de esos hombres obedecía a que serían vendidas como esclavas a quién sabe quién y a qué lugar serían llevadas. Alguitas lágrimas escaparon de sus ojos.

Rolando comentó: "Ya les había anticipado que eran dos ejemplares de muy buena calidad. Quién finalmente las compre no se arrepentirá de la mercadería que llevan."

Los otros visitantes también procedieron a evaluar el cuerpo de Lucía, magreándolo, metiéndole dedos en sus agujeros y apretando sus pezones.

Una vez finalizada la evaluación de Lucía se procedió en forma análoga con María. También fue manoseada y los dedos de los visitantes se introdujeron irrespetuosamente en sus agujeros. Ella permanecía impasible ante tanto maltrato, haciendo un verdadero esfuerzo por no quejarse. Sabía que cualquier acción que molestara a los visitantes le iba a costar muy caro.

-Ustedes has visto, tocado y evaluado los cuerpos de estas dos esclavas. Ahora esperamos sus ofertas. De la calidad de las mismas no es necesario hablar, como tampoco de su sumisión. Han permanecido calladas y han puesto sus cuerpos a consideración de ustedes. Así podrán usarlas y abusar de ellas. Recuerden que han estado varios años en un convento. No se trata de putas devenidas en esclavas. ¡Son verdaderas esclavas! Han sido entrenadas por mi amigo Martín Ortega, de larga experiencia en el trato de esclavas. ¿Imaginas a estas jovencitas amarradas a un poste de castigos mientras el látigo azota sus cuerpos? ¿Imaginan las marcas que puede dejar el azote de una vara sobre sus pechos?-

-Vamos primero por Lucía, 28 años, 1 metro sesenta y ocho de altura. El resto creo que está a la vista. No dejen de observar la firmeza de sus tetas.-

Los posibles compradores comenzaron a valorizar a Lucía. Los traficantes imaginaban a cuánto podrían vender luego estos ejemplares, especialmente en el exterior y los interesados directos cuánto podrían gozar follándolas, castigándolas y disponiendo de ellas. La primera oferta fue de un millón cien mil.

Martín sorprendido por tan alto valor preguntó ¿Cuánto? El oferente creyendo que Martín se ofendía por tan bajo valor de inmediato aumentó a un millón quinientos mil.

Rolando, entendiendo lo que ocurría, dijo dirigiéndose a otros posibles oferentes: "¿Les parece solamente un millón y medio por esta esclava? Ese es casi un precio para liquidar mercadería en desuso."

Otro de los asistentes comentó:

-Rolando, si se paga mucho más, luego exportarla y nuestra ganancia, ¿a cuánto deberíamos venderla? Creo que un millón y medio para el consumidor final está bien pero no para exportarla por un traficante de esclavas como algunos de nosotros.-

Lucía no podía creer lo que escuchaba. Estaba siendo rematada y había alguien dispuesto a pagar un millón y medio por ella. ¿Qué le haría para justificar semejante valor. Ni aun como puta con muchos servicios diarios llegaría a compensar semejante valor. ¿Qué harían con ella? En ese momento recordó cuando el Señor Marqués la suspendía de sus tobillos y con un látigo azotaba todo su cuerpo. ¿Eso valdría pagar un millón y medio o serían cosas peores? Decidió seguir atenta a las conversaciones de esos hombres, pero conciente que no estaba en sus manos cambiar el curso de los acontecimientos.

-Es una esclava bien entrenada. Ahora se han borrado pero las marcas que deja sobre su piel un buen látigo de cuero son algo de admirar, sin decirle los gemidos y gritos cuando Martín la torturaba con electricidad. Ustedes saben de qué estoy hablando, torturar y humillar una de estas esclavas excita a cualquiera.-

-Si debo aceptar como cierto lo que dicen, aumentaré la oferta que escuchamos a un millón seiscientos mil para llevármela. Es para el uso de mi hijo que está aprendiendo a torturar esclavas aunque con frecuencia es excesivamente riguroso y debemos cambiarlas porque quedan inservibles. Veremos si esta le dura más.-

Rolando, satisfecho, dio por cerradas las ofertas. Lucía, la ex novicia del Convento acababa de ser vendida como esclava. Le esperaban días difíciles. La última frase, "que debían cambiarlas con frecuencia porque quedaban inservibles", la asustó. ¿Qué le deparaba el destino? Sintió un nudo en el culo.

Ahora vamos a proceder con la otra esclava, María de 27 años. También es un a ex novicia Si observan bien su cuerpo no parece de más de 20, tetas firmes, culo redondo y muy bien formado, conchita apretada y agujero trasero casi sin dilatar. Un muy buen ejemplar para disfrutar.-

María no podía acostumbrarse a escuchar esas cosas sobre su persona y describir las partes de su cuerpo de ese modo. Había sido castigada de muchas formas pero nunca humillada de palabra de esa forma. Sí entendía que así, o peor, sería tratada luego de ser propiedad de otro amo.

No quería resignarse pero uno de los presentes la miraba con expresión de ya estar gozándola. Fue el mismo que se acercó y le metió el dedo pulgar en la vagina, hasta el fondo. De su garganta sólo salió un pequeño gemido.

Los demás visitantes se acercaron y palparon distintas partes de su cuerpo y continuó escuchando expresiones soeces sobre su condición de esclava. Parecía que todos querían conocer la humedad de su vagina. Todos, sin excepción, le metieron un dedo en la concha. Finalmente Rolando tomó la palabra para comenzar la venta.

-¿Qué dicen señores de esta esclava? Es una oportunidad para no perder. No es frecuente encontrar, como dije respecto de Lucía, esclavas tan sumisas y con semejantes cuerpos. Ustedes han podido apreciar las bondades de sus tetas y su culo. Insisto en este punto porque la firmeza y turgencia de esas tetas, que son naturales y sin relleno, no son frecuentes. ¿Cuánto están dispuestos a pagar? ¿No vale una fortuna esta esclava?-

-¿De verdad es una ex monja?-

-Ex monja no, ex novicia, pero ahora una esclava cuyo destino será servir a su nuevo dueño.-

-Ofrezco un millón por ella.-

-¿Sólo un millón? Es casi un precio ridículo. ¿Cómo pagar sólo un millón por este ejemplar?-

Otro de los asistentes de inmediato ofreció un millón y medio.

-Así estamos mejor, pero creo que esta esclava vale más. Observen ese coño. Casi no ha sido usado y hace muy buenas mamadas. 27 años, sumisa y completamente domada como podrán observar y sin marcas de látigo aunque ha recibido una buena cantidad de azotes. ¿Cuánto vale este ejemplar?-

Otra oferta de un millón setecientos pero de inmediato uno de los presentes ofertó dos millones. Esa fue la última.-

-Bueno, la vendemos en dos millones. Creo que es un precio adecuado para comprar una esclava como la que ofrecemos en esta oportunidad. Ninguno de los dos compradores se arrepentirá. Se llevan dos muy buenos ejemplares.-

De inmediato ambos compradores trajeron sus respectivos maletines y comenzaron a contar el efectivo. Una vez que estuvo todo en poder de Martín, y antes de conducirlas a los transportes que las llevarían a su destino final, decidieron tomar una copa para festejar el acontecimiento.

Luego de algunos brindis por las dos transacciones realizadas, Martín preguntó cómo quería que entregara las esclavas.

El comprador de Lucía manifestó que la cubriera con una túnica y la encadenara con esposas y grilletes. En su vehículo tenía una jaula apropiada para transportarla. A Lucía le corrían las lágrimas por su rostro. Fue en ese momento que tomó plena conciencia de lo que estaba ocurriendo. ¿Por qué el destino la trataba tan mal?¿No había sido siempre obediente y y dedicada a los demás? Esto era injusto pero en ese momento las esposas se cerraban sobre sus muñecas.

María viajaría un poco más incómoda. El comprador pidió que estuviera desnuda pero con sus brazos atados en la espalda, sus piernas recogidas y atadas y su cuerpo colocado en un cajón de madera de forma aproximadamente cúbica, con unos pocos agujeros para ventilación. La tapa del mismo sería clavada para evitar cualquier intento de fuga. ¿Por qué tomar tantas precauciones? No solamente estaría encadenada y desnuda sino también metida en un cajón y clavarían la tapa. Se sentía humillada innecesariamente. Desde que había sido secuestrada no se había rebelado y había obedecido aun las órdenes más humillantes. Las lágrimas salían de sus ojos en abundancia y en silencio.

Se acondicionaron ambas esclavas como fuera solicitado por los nuevos dueños y Martín y Rolando comenzaron el reparto del dinero obtenido. Había sido un buen negocio para ambos. Martín comenzó a pensar cómo lograr tener otra joven para gozarla adecuadamente.

 

FIN

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