miprimita.com

Desvirgada

en Hetero: Primera vez

Desvirgada

(Este relato forma parte de la serie La Doma (5))

...Solté un alarido desgarrador cuando la suave tela se rasgó y el tipo se detuvo. Su polla ocupaba completamente toda mi vagina. Resoplaba, excitado, sin atreverse a realizar ningún movimiento. Las lágrimas acudieron a mis ojos, pero supongo que el deseo fue más fuerte y aflojé. Poco a poco él empezó a retirarse, con una lentitud aún más perturbadora. Volvió a penetrarme muy despacio, y así estuvo, violándome y desvirgándome, durante largo rato, con una lentitud enervante...

Shen: Después de haber sido sodomizada por Lu y por mí, Cathy se volvió más dócil y la doma entró a otra etapa. Habíamos hecho muchas cosas dirigidas a quebrar su voluntad. La alimentábamos sólo una vez al día y habíamos reducido paulatinamente sus períodos de sueño, de modo que alternábamos vigilias de varias horas, con una o dos de descanso. La meta era que se acostumbrara a dormir menos de seis horas diarias. Esto buscaba mantenerla en un estado constante de cansancio y carencia.

La privación sensorial, el uso de drogas, el aislamiento, las amenazas, el abuso, la desnudez e indefensión eran medios para lograr su obediencia, y la fuimos consiguiendo poco a poco. Pronto fue innecesario el uso del látigo y de la picana. Le inculcamos un profundo deseo de complacernos. No abandonamos la humillación, sin embargo. Ella fue asumiendo la conducta de una esclava sexual, con una aguda necesidad de aprobación que nosotros satisfacíamos.

Antes de que le permitiéramos comer, debía pedir que la sodomizáramos. A poco de esto, comenzó a moverse y a colaborar para darnos mayor placer. Comprendió que de este modo el clímax ocurría más pronto y el dolor era menor. Seguía ignorando que Lu y yo éramos dos personas distintas. Como sus ojos continuaban vendados, creía que sólo uno la sodomizaba.

Otra cosa que hicimos fue eyacular sobre su comida y obligarla a comer el alimento revuelto con semen. El hambre debía ser muy intensa para que admitiera semejante humillación. La montábamos a veces tres o cuatro veces al día. Pero sólo la alimentábamos una vez. Ella no sabía si iba a comer o no, pero igual se prestaba a ser sodomizada, con tal de evitar el castigo. A veces la montaba sólo Lu, a veces sólo yo, y a veces participábamos los dos de aquel placer tan intenso. Porque debo admitir que la puta era sencillamente deliciosa.

En la siguiente sesión a aquella en la cual Lu le desvirgó el culo, decidimos marcarla a fuego con el signo de nuestro clan: el dragón. Para ello, yo la encadené, colgada del techo, con los tobillos inmovilizados por los grilletes, y Lu aplicó el hierro al rojo blanco sobre la suave piel de su nalga izquierda. Un fino vapor surgió de la carne chamuscada y un grito espantoso brotó de su garganta. Yo me apiadé y le inyecté un somnífero de inmediato. Perdió el conocimiento casi enseguida y colgó exánime. Aproveché y le hice la primera cura sobre la piel calcinada. Lu se burló de mí por ser tan "blandengue", como decía él.

Con todo, él estaba consciente de la necesidad de cuidarla. Como esclava sexual, Cathy era una mercancía de lujo que podía alcanzar altos precios en el mercado de sumisas. Su tipo físico: rubia, de ojos azules, era muy codiciado, especialmente por los potentados de otras razas que podían pagarse el capricho de violar a una chica blanca, joven y bonita como ella. Por eso preservábamos la virginidad de su coño. Seguramente no tardaríamos en encontrar un comprador dispuesto a pagar un precio muy alto por desflorarla y disfrutarla como la puta que era. Pero mientras ese momento llegaba, y mientras avanzara el proceso de convertirla en una sumisa obediente y servicial, deseosa de complacer a cualquier hombre, estábamos dispuestos a sacrificarnos y a continuar gozando de sus mamadas y del placer de sodomizarla.

Era ideal para los propósitos de la doma, y que esta ocurriera en menos tiempo, que fuéramos dos personas quienes nos encargáramos de ella. El hecho de ser gemelos idénticos ayudaba mucho. De este modo, podíamos turnarnos, y en lo que uno "trabajaba" a la puta, el otro grababa todo en vídeo o podía descansar. A pesar de todo, el proceso fue agotador, no sólo para la sumisa sino también para nosotros. Al principio Cathy se rebeló varias veces y tuvimos bastantes sesiones de azotes y picana que no relato aquí por no redundar.

La pusimos a dieta para afinar aún más su figura y usamos el consolador en el culo para irla abriendo y para fortalecer los músculos de su pelvis. También cuidamos su piel y su pelo a fin de tuvieran el mejor aspecto. Por fin llegó el día en que el paso lógico era desflorarla. Estuvimos trabajando con ella de modo que fuera cada vez más sumisa. Tan pronto nos escuchaba entrar, se arrodillaba delante, bajaba la cremallera y sacaba ella misma la polla. Se ponía a mamar de inmediato, tal como le habíamos enseñado, y cuando la verga estaba erecta, nos ofrecía sus nalgas para que la sodomizáramos como a una perra. Sin embargo, ese día no la montamos. En cambio, la narcotizamos, la envolvimos en un saco de tela oscura y la sacamos de la isla. Poco después llegamos a la mansión.

Cathy: Desperté en una cama muy cómoda, cubierta de sábanas de satén blancas. El cambio fue perturbador para mí, luego de tanto tiempo en la plataforma de madera y el piso siempre húmedo. Estaba completamente desnuda. Mi piel y mi pelo estaban limpios y no tenía puestas ni la mordaza ni la venda sobre los ojos. Sin embargo, mis muñecas y mis tobillos estaban sujetos con grilletes y cadenas, de modo que mi cuerpo describía una X sobre el centro de la cama, que era lo suficientemente grande para que cupieran en ella al menos tres parejas.

La habitación no tenía ventanas, y salvo el lecho, tampoco muebles de ningún tipo. Una alfombra beige se extendía de pared a pared. Frente a la cama, un enorme espejo ocupaba la casi totalidad de la superficie de la pared. La iluminación y la temperatura eran agradables. Yo albergaba pocas dudas acerca de lo que me esperaba. Seguramente Shen me había llevado ahí para gozarme con mayor comodidad que en aquella habitación húmeda y sórdida.

Lo que más me desconcertaba de Shen eran sus cambios repentinos de humor. A veces podía ser casi tierno, y otras era de una brutalidad terrible. Para mí, era una especie de Dr. Jerkyll y Mr. Hyde. Nunca sabía con quién iba a toparme. Le temía. Me había lastimado mucho y nada en el mundo deseaba yo tanto como complacerlo a fin de evitar el castigo.

La puerta se abrió y entró Shen. No venía solo, sin embargo. Tras él entraron un hombre y una mujer desnudos. Eran altos y bien formados, aunque fue claro que no se trataba de unos jovencitos. Pero para ser maduros, estaban en muy buena forma física. Eran blancos y se veían saludables, pero no pude identificarlos porque sus rostros llevaban máscaras que los cubrían, dejando únicamente libres las bocas. Tampoco era posible saber cuál era el color de sus cabellos.

-Escúchame bien, esclava, -dijo Shen, con su voz de los peores momentos- vas a darles placer a estas personas y accederás a todo. Yo te indicaré lo que debes hacer... eres una puta y estás a su disposición. Han pagado mucho dinero por usarte y se merecen un buen servicio. Si te resistes o haces cualquier tontería, te aseguro que te pesará... ¿Está claro?

Los miré con miedo, y luego miré a Shen. Pero la expresión en su rostro no me dejó lugar a dudas. Sabía que cumpliría su amenaza, de modo que decidí cooperar. Me sentía profundamente humillada. Shen no sólo me usaba para su placer, fornicando en mi boca y en mi culo, sino que además me estaba alquilando como puta. Sin decir más, liberó mis muñecas y tobillos y me ordenó permanecer acostada boca arriba.

-Abre las piernas -dijo. Yo obedecí maquinalmente. Resignada, me quedé mirando al techo.

La mujer se acercó a mí, y sin decir palabra comenzó a mamarme la raja. Su lengua se abrió paso por entre mis labios hasta tocar mi botón. Debía de tener mucha experiencia porque lo hizo de tal modo que me proporcionó un placer exquisito. Sus movimientos eran lentos y suaves. Su lengua recorrió toda mi abertura, desde el monte de Venus hasta el culo. Yo abrí aún más mis piernas para recibir aquella caricia deliciosa, cerré los ojos y me entregué al placer.

De pronto Shen me obligó a mirarlo con un brusco tirón a mi cabellera. Sentí la polla contra mi boca y en forma automática abrí mis labios y comencé a mamar. Pero cuando alcé la vista, vi que no era a Shen a quien estaba mamando sino al enmascarado. Su verga era sonrosada, y más larga y gruesa que la de mi amo. Pensé que seguramente haría estragos en mi culo. Más que los que había hecho él al sodomizarme la primera vez. Pero no tuve tiempo para pensar mucho. Me dediqué a darle a aquel desconocido todo el placer posible. Me sabía vigilada y no quería sufrir un nuevo castigo.

La mujer trabajaba hábilmente entre mis piernas. Su lengua penetró en mi culo y lo llenó de saliva. Pensé que estaba preparándome para que el enmascarado me sodomizara. Pero luego aquella carne móvil y cálida buscó mi estrecho coñito virgen y me penetró. Di un respingo, asustada, pero ella me sujetó con sus manos y yo me abandoné. Su lengua me fue penetrando, tratando de agrandar desesperadamente la abertura. La idea se abrió paso de pronto en mi cerebro y comprendí: iban a desflorarme. Quise gritar de pavor, pero mi mirada se cruzó con la de Shen. Percibí su frialdad y supe que si hacía una escena iba a cobrárselo con inusual saña. El miedo me paralizó y me entregué, completamente amedrentada.

La mujer siguió excitándome, pero yo ya no sentía placer. Para entonces, el enmascarado tenía la verga completamente enhiesta. Apartó a la mujer con un gesto y se colocó entre mis piernas. Puso la punta del glande contra la entrada del coño. Los ojos de la mujer y de Shen estaban fijos en los míos. Sujetaron mis brazos y mi cuerpo para inmovilizarme, mientras el desconocido comenzó a penetrarme. A pesar de estar considerablemente húmeda, no fue fácil. Traté de relajarme, mientras Shen y la enmascarada chupaban por turnos mis pezones y me acariciaban casi con ternura, pero el miedo era más fuerte. Por fin, de un solo envite, el desconocido empujó su pelvis y la verga entró hasta el fondo de mi coño, desvirgándome.

Yo solté un alarido desgarrador cuando la suave tela se rasgó y el tipo se detuvo. Su polla ocupaba completamente toda mi vagina. Resoplaba, excitado, sin atreverse a realizar ningún movimiento. Las lágrimas acudieron a mis ojos, pero supongo que el deseo fue más fuerte y aflojé. Poco a poco él empezó a retirarse, con una lentitud aún más perturbadora. Volvió a penetrarme muy despacio, y así estuvo, violándome y desvirgándome, durante largo rato, con una lentitud enervante. Su ritmo era muy pausado y casi tierno. Asió mis caderas y me fue enseñando cómo moverme para darle placer. Yo obedecí como una autómata. El dolor era terrible, su verga me llenaba completamente, pero el miedo al castigo estaba profundamente arraigado en mí.

Poco a poco, sin embargo, la excitación fue siendo más fuerte que dolor. Miré interrogante a Shen y le pregunté si podía correrme, a lo que me respondió que no, y que me azotaría si alcanzaba el orgasmo sin su autorización. Entonces la mujer se sentó sobre mí, con las rodillas a cada lado de mi cabeza, y tiró de mi cabello, obligándome a comerle el coño. Yo jamás había hecho nada semejante y no sabía qué hacer, pero ella me fue guiando con suaves tirones de pelo. Recordé la forma en que ella había usado su lengua en mi coño y traté de imitar sus movimientos lo mejor que pude.

Mientras esto ocurría, Shen se había colocado tras el desconocido. A pesar de la posición en que me hallaba, no dejé de darme cuenta de lo que hacía por el enorme espejo de la pared, al que de vez en cuando lograba mirar. Shen se puso a chuparle los testículos y penetró con su lengua en el culo del enmascarado. A pesar de todo lo que había vivido en aquellos días, me estremeció el extremo de depravación a que mi amo podía llegar. No me quedó duda sobre lo que pretendía hacer, y cerré los ojos cuando comenzó a sodomizar a mi violador, que continuaba montándome, cada vez con mayor entusiasmo.

El tipo parecía tener una resistencia interminable. No sé cuánto tiempo pasó así, montándome y gozándome, al tiempo que me desfloraba. Mi sangre había manchado las sábanas blancas pero eso no parecía importarle a nadie. Shen le dio por el culo durante largo rato, mientras yo continuaba comiéndole el coño a la mujer. Finalmente, los dos hombres se incorporaron y ella se tendió a mi lado, boca arriba. Ambos se dieron una paja y se corrieron sobre nuestros pechos y caras. La desconocida se levantó y comenzó a chupar y lamer mis tetas, bebiendo toda la leche. Yo la imité, hasta que la hicimos desaparecer por completo. Luego, a una orden de Shen mamamos sus pollas hasta dejarlas limpias.

-Lo has hecho bien, putita -dijo mi amo, dándome una palmada en la cabeza. A pesar del dolor y de la humillación, yo me sentí exultante. Jamás me había hecho un gesto de aprobación tan claro. Me hizo tenderme en la cama y me inyectó en el muslo.

De inmediato, una sensación laxa me invadió. Me había narcotizado de nuevo. Pero yo lo agradecí, porque el dolor era muy fuerte. En el último minuto, antes de hundirme por completo en la oscuridad de la inconsciencia, con los ojos entrecerrados alcancé a ver que el hombre y la mujer se quitaban las máscaras.

La impresión me dejó helada: eran mis padres. Todavía oí cuando mi padre decía a Shen:

-La has entrenado bien. Es una puta deliciosa...

-Sí, -añadió la mujer- una vez que le reconstruyamos el virgo, podremos venderla muy cara para que la desflore un potentado... los árabes pagan mucho por las chicas blancas vírgenes...

Fue lo último que oí antes de hundirme en un sueño pesado y misericordioso.

Mas de hierobula

El principio del mundo

La primera sumisa (4)

Cunnilingus 2: O cómo comerle... bueno, ya se sabe

Qué guarra sois (Crónicas prohibidas 15)

Tres agujeros (Crónicas prohibidas 16)

Voy a poseeros (Crónicas prohibidas 14)

Tres (Trío MHM 1)

Un trío HMH muy especial... (Crónicas proh. 13)

Le encanta que le den por el culo (Crónicas 12)

Trío de mujeres (Crónicas prohibidas 10)

Cunilingus (Cómo comerle el coño a una mujer)

Quiero que te corras en mi culo (Crónicas proh. 9)

Sodomiza y viola a madre e hija (Crónicas proh. 8)

Una venganza... (Crónicas prohibidas 5)

El castigo (Crónicas Prohibidas 4)

Sodomízame (Crónicas prohibidas 6)

Soy tu puta... (Fóllame 3)

Me conviertes en la puta de tu padre y otras cosas

A ver cómo te lo montas (o consejos para...)

Menudo lío (6: Ménage à trois)

Menudo lío (7: Mi amo me anilla y me azota)

Desvirgada de nuevo...

Menudo lío (4: Quiero que me poseas...)

Menudo lío (3: Poseída por todos)

La violaron los dos...

Menudo lío

Casia (5: Mi hermano es muy puto…)

Aventuras y desventuras de un albañil

Xochitl

Fóllame (2: Es una puta deliciosa...)

Cómo me emputeciste 4: La puta que no sabía que...

Cómo me emputeciste 5: Voy a convertirte en una...

Cómo me emputeciste 2: Agujeros llenos de leche

Cómo me emputeciste 3: Es una verdadera puta...

Cómo me emputeciste...

La Bibliotecaria (7: Me follaron por todos los...)

El alumno (2: Préñame)

La Bibliotecaria (6: Carta de la sumisa... II)

La Bibliotecaria (5: Carta de la sumisa Cristina)

La Bibliotecaria (4)

La Doma (3: El director y la alumna)

Vergas

Fóllame (1)

Crónicas prohibidas (3: La subasta)

La Doma (2: El director y la alumna)

La bibliotecaria (3)

La bibliotecaria (2)

Crónicas prohibidas (2)

El alumno

La Doma (1: El director y la alumna)

La bibliotecaria

Crónicas prohibidas (1)

Sodomizada y violada

El más oscuro nombre del olvido (8)

El más oscuro nombre del olvido (7)

El más oscuro nombre del olvido (6)

El más oscuro nombre del olvido (5)

El más oscuro nombre del olvido (4)

El más oscuro nombre del olvido (3)

El más oscuro nombre del olvido (2)

El más oscuro nombre del olvido

Casia (2)

Casia (3)

La vendedora de lencería (1)

Casia (4)

El escritor de relatos (1)

Carta a mi nuevo amo

Casia (1)