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Cunilingus (Cómo comerle el coño a una mujer)

en Textos educativos

Cunilingus (Cómo comerle el coño a una mujer)

Parece fácil, pero a lo largo de mi vida me he dado cuenta que muchos hombres, salvo honrosas excepciones, no tienen ni puta idea de cómo usar su lengua para darle placer a una mujer en el sentido más material y directo de esta expresión...

En primer lugar, a bastantes no les gusta ni siquiera que les mencionen la palabreja que escribí al principio. Muchos no saben qué significa. Puesto que está en latín, ha de ser alguna parte de la misa cuyo nombre ahora se menciona en castellano. Y otros más piensan que el sexo oral por definición es cuando los maman a ellos, no cuando se ponen a la obra.

De ahí que preguntarle a un tío si le gusta practicar el sexo oral invariablemente merece una respuesta afirmativa. Ya a la hora de la verdad no falta el imbécil que recula y entonces nos hace rectificar de la buena impresión inicial que nos había causado... qué chasco darnos cuenta que es un egoísta más, sólo dispuesto a satisfacerse y luego, como suele suceder: si te ví, no me acuerdo.

Otros más salen con la pendejada mayúscula de que aquel sitio al sur "huele mal". Incluso hay mujeres que han caído muy bajo en eso de quererse parecer a los hombres y se lo creen. Flor de autoestima. Pero con la higiene adecuada, esto no tiene por qué ser así.

Veamos: un olor característico, a veces un tanto fuerte, sí tiene. Pero la entrepierna de los tíos no es tan inodora que digamos, y eso no los acompleja ni los hace desistir del sexo oral... cuando los que reciben son ellos, claro.

Fuera del agua y del jabón aplicados con la frecuencia normal, y de las numerosas líneas de productos para la higiene íntima tan en boga hoy día, amén de los desodorantes, perfumes y demás menjurjes similares y conexos, toda persona tiene un olor personal carcteristico. Pocas experiencias eróticas hay tan intensas y gratificantes como aprender a reconocer ese olor propio del ser amado. Recuerdo a una amiga, casada muy jovencita con un piloto que se mató en un accidente, que durante meses dormía con las camisas del difunto para poder sentir al menos su olor.

Los seres humanos hemos prescindido en los últimos años de muchas experiencias sensoriales y esto resulta mutilante. A medida que la cultura se nos ha ido haciendo cada vez más audiovisual, prestamos menos atención a los demás sentidos que sin embargo aportan mucho a la magia y el encanto de la vida y en concreto, del encuentro. Hay que reivindicar el placer a través del gusto, el tacto y el olfato. Sobre todo a través de este último, detodos nuestros sentidos quizá el más arraigado en nuestras raíces animales.

Pero volviendo a nuestro tema: Cómo comerle el coño a una mujer, ¿qué podemos decir que sea útil? Forzosamente saldrán a relucir algunas verdades de Perogrullo que quizás no lo sean tanto. Veamos:

La higiene. Insisto porque este punto es muy importante. Antes de iniciar el encuentro, es bueno que los participantes se aseguren de haberse tomado algún tiempo para la higiene más básica: cepillarse los dientes, por ejemplo. Imprescindible lavarse las manos. Tengo una pareja de amigos mexicanos y la mujer le exige al hombre que se lave las manos no sólo antes, sino después de comer porque un día no lo hizo, había comido chile... y ni les cuento el ardor que le produjo cada caricia. El día que los hombres aprendan de la peor manera lo que es una infección vaginal de tricomonas creo que se tomarán esto de lavarse las manos más en serio.

La piel: en general, la piel de las mujeres suele ser más delicada que la de los hombres. La piel del glande es muy fina y delicada, además de sensible por la multitud de terminaciones nerviosas que hay en el área, pero la de la vulva lo es más. Las mucosas de la vulva y de la vagina son muy vulnerables y deben ser tocadas con mucha gentileza. Nada de tirones bruscos y mucho menos mordiscos. Me consta: no son gratos, ni divertidos, ni excitantes. ¿Estamos?

La anatomía: no, no digo que el encuentro se convierta en una clase médica, Pero conocer el cuerpo de la dama en cuestión podría ayudar al galán, o en su caso a su compañera, a encontrar el llamado punto G o al menos a orientarse mejor y no confundir el culo con las témporas. Hasta los exploradores más avezados necesitaban de vez en cuando hacerse con un mapa y una brújula. ¿Qué mejor que conocer de antemano el territorio? ¿Qué cómo se hace esto? Pues con mucha delicadeza: cuando ya hay alguna confianza, se abren los labios mayores, luego los labios menores, que están más al centro, y luego se tiene una vista completa de la parte profunda de la raja. Arriba (suponiendo que la dama está colocada boca arriba) está el clítoris, que es una pequeña protuberancia que durante la excitación se llena de sangre. Más abajo está el meato urinario (cuidado: es muy sensible) y aún más abajo, la abertura vaginal. Luego viene el espacio del perineo y después el esfínter anal. Toda el área es muy sensible, pero hay zonas más sensibles que otras. Explorar este territorio, sobre todo cuando está totalmente inexplorado por vosotros y previo a la cópula, puede ser una experiencia verdaderamente excitante para ambos.

Conocer y conocerse. Cada cabeza es un mundo. Y cada coño y cada polla, también. Lo que gusta a unos, disgusta a otros. Tomad esto en cuenta y aprended qué es lo que pone a mil a vuestra pareja. Reditúa.

La lubricación. No sólo es esencial para el buen funcionamiento de un auto. Es que sin ella en la cama no vais a ninguna parte. Para la penetración, sobre todo si es anal, debiera ser un requisito obligatorio. Es necesario ser un bestia para ponerse a bombear sin lubricar el pistón antes. Aunque no lo parezca, para el sexo oral la lubricación también se necesita. El lubricante natural por excelencia es la saliva. De modo que ya sabéis: es fundamental el buen uso de la

Lengua: no sólo sirve para hablar, aunque es preciso saber usarla bien si esperáis ligaros a alguien. De otro modo, no os comeréis una rosca. Es ideal explorar tentativamente (nunca mejor dicho) la raja con la lengua bien empapada en saliva. Guiados por los sonidos que emita la dama, podéis variar la trayectoria, la intensidad del contacto, la presión, etc. Esencial que este músculo sea ágil, móvil y de buen aguante.

Variación: No os estacionéis en un solo lugar. Moveos a lo largo, dedicad vuestra atención durante un rato al clítoris, bajad y buscad la entrada de la vagina, y si no tenéis prejuicios, intentad el beso negro.

Esencial: repito, la delicadeza. la brusquedad, el descuido, los movimientos torpes y desconsiderados no abonan nada a vuestro favor. Pensad que estáis tocando el instrumento más fino del mundo, al lado del cual un violín Stradivarius es un trozo de leña. O imaginad que la raja de la dama es vuestro glande. ¿Os gustaría que lo "acariciasen" con los dientes... de una sierra eléctrica, para más INRI?

El sesenta y nueve: una de las posturas más eróticas que existen, con la ventaja de que el placer es recíproco. Todos debiéramos practicarlo más a menudo.

Lugares y vestuarios: para las almas aventureras que gustan de los escarceos libidinosos en lugares arriesgados, el comer el coño a una mujer en uno de esos sitios añade pimienta al asunto. Para ello, es indispensable privilegiar el uso de las faldas sobre el de los pantalones. Comerle el coño a una chica que se ha bajado los pantalones resulta un tanto complicado. Levantarle la falda es mucho más fácil y si, además, descubrimos que no lleva bragas, miel sobre hojuelas. Siempre resulta muy erótico y excitante descubrir que nuestra pareja ha prescindido de esas prendas de cara a un hipotético encuentro con nosotros.

Y con esto me despido por hoy. Hay otras cosas en el tintero mas, como dijo el poeta: "quédese para mañana". Besos a todos.

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