Voy a poseeros (Crónicas prohibidas 14)

"...enardecido, le dijo: "Voy a poseeros", entonces Aline se tendió boca abajo, con el culo en pompa, esperando recibirlo, pero él se negó. En cambio, se sentó sobre una silla, ante un espejo, y le dijo: "Empalaos con mi verga, como hicisteis con aquel hombre"...."

Alexis y Nox se acercaron a Aline, que yacía sobre el lecho, boca abajo, con su hermoso cuerpo desnudo estremecido por los sollozos. Se tendieron a cada lado y comenzaron a acariciarla. Poco a poco ella se fue calmando y correspondió a los besos de ambos. Pero también poco a poco Nox se fue quedando quieto y se limitó a observar cómo Alexis la seducía. Sin embargo, el príncipe lo notó y dijo: "Tócala. Prepárala para mí", y entonces Nox buscó la entrepierna de Aline y su lengua estimuló el botón oculto entre los delicados labios. Alexis buscó la boca de su prometida y la besó. Comprendió que la joven no sabía besar y sonrió. Con paciencia, comenzó a enseñarle cómo corresponder a sus besos. Luego, la boca del príncipe bajó hacia los suaves senos y al tocar uno de los pezones con la lengua, la joven gimió. "¿Duele mucho?". Ella negó con la cabeza y entonces él comenzó a atormentar la suave punta con su boca, hasta que ella jadeó y se inclinó buscando el capullo de él. Con suaves palabras, Alexis fue diciéndole cómo le gustaba que lo mamara, y ella aprendió a darle el máximo placer. Lo maravilló su docilidad, porque sabía que era una hembra con mucho orgullo. Al fin, enardecido, le dijo: "Voy a poseeros", entonces Aline se tendió boca abajo, con el culo en pompa, esperando recibirlo, pero él se negó. En cambio, se sentó sobre una silla, ante un espejo, y le dijo: "Empalaos con mi verga, como hicisteis con aquel hombre". Aline se ruborizó, pero hizo lo que le pedía. Puso la punta de la verga de Alexis contra la entrada de su culo y lentamente fue bajando sus caderas, hasta que el garrote estuvo completamente dentro de su cuerpo. "Quédate quieta", pidió el príncipe en un susurro, y ella obedeció. Se había ido acostumbrando a ser sodomizada, aunque nunca por una verga tan gruesa y larga. "¿Os duele, mi señor?", preguntó preocupada, y Alexis rió. "¿Doler? Es la cosa más placentera que he sentido en mi vida… sois una delicia, mi zorra viciosa. Ahora os vais a mover muy lentamente de arriba abajo… mientras Nox os mama esa raja exquisita que tenéis… pero cuidado con correros, ¿entendido?". "Sí, mi señor", respondió Aline, e inició el movimiento muy despacio. Pero a medida que continuó moviéndose, no pudo dejar de acelerar el ritmo. Pronto Alexis la tenía agarrada por la cintura y se empujaba violentamente dentro de ella. Aquello dolía, pero estaba demasiado excitada para rechazarlo. El dolor de las acometidas le ayudaba a no abandonarse del todo al placer y contribuyó a que no se corriera. Cuando se supo al borde del orgasmo, Alexis la detuvo y la ayudó a levantarse. La tendió boca abajo, con el culo en pompa y se masturbó. Se corrió por fin y el semen cayó salpicando la raja de Aline. Con sus dedos, los dos hombres empujaron el líquido blanco dentro del coño virginal de la duquesa, que ardía de deseo. "Lo lamento, putita, pero no puedo dejar que te corras… no lo harás durante toda esta semana, hasta la noche de tu boda… es lo que quiere tu prometido…". Al oír esto, la mirada de Aline se ensombreció, pero no dijo nada.

Los tres se tendieron en la cama y entonces Alexis la besó y acarició su cara: "Eres muy inocente…", dijo, "y hay mucho que debes aprender aún… ¿te choca mi deseo por Nox?", preguntó, y Aline bajó la vista. "¿Sientes celos?". Ella asintió. "Debes usar la energía de ese sentimiento para acrecentar tu deseo", afirmó. Y diciendo esto, Alexis besó a Nox en la boca. Aline se sintió devastada por la pasión arrolladora que había en esa caricia. Tanta, que Nox se sorprendió. "Mira" observó el príncipe, deleitado, "esto lo excita". En efecto: la negra polla del mulato se alzaba, completamente erguida. "Mámalo, mientras él hace lo mismo conmigo", dijo Alexis, y Aline se aplicó a ello, aunque se sentía muy confusa. La pareja se concentró en excitar al lacayo y pronto éste se encontró gimiendo desesperado. "Continúa así", pidió el príncipe, mientras se lubricaba la polla con un poco de aceite y se colocaba detrás de Nox. "Voy a empalarte", anunció, y el mulato cerró los ojos. Aline continuó masturbándolo, mientras Alexis la obligaba a mirar cómo lo penetraba. A pesar de que relajó el esfínter todo lo que pudo, al sentir cómo la generosa verga lo atravesaba, Nox gritó. Pero el príncipe no se detuvo y continuó sodomizándolo con entusiasmo. "Mámalo", ordenó a Aline, y ella así lo hizo. Continuaron de ese modo durante largo rato. "Eres delicioso", musitó el príncipe al oído del lacayo, y entonces éste se derramó inconteniblemente en los labios de la duquesa. "Traga todo", ordenó Alexis, y ella obedeció. Aunque ya había tragado semen antes, desde el día en que su padre la desfloró por el culo, a Aline aquello le repelía un poco, pero no dijo nada. El espectáculo de la joven lamiendo el capullo negro hasta dejarlo limpio exacerbó el deseo de Alexis, quien dejó a Nox y obligó a la joven a tenderse boca arriba, con las piernas bien abiertas. Se dio una paja y terminó derramando su leche contra la entrada del coño virgen, cerrado por las anillas. Como la vez anterior, los dos hombres empujaron el líquido viscoso para que penetrara por el estrecho canal. Alexis tenía la esperanza de preñarla lo más pronto posible. Ardía en deseos de ver a aquella adorable criatura con una panza de varios meses. La follaría como un poseso, estaba seguro, y aquellos senos se hincharían de leche, acrecentando varias veces su tamaño normal. Qué hermosa se vería, pensó. Y qué deseable.

En ese momento, sin embargo, la puerta de la habitación se abrió y apareció Adrien. Al verlo, Aline desvió su mirada en un mudo gesto de desprecio. "Mi señor", dijo Valcour, ignorando el gesto y dirigiéndose a Alexis, "deseo gozar de la puta que alquilé en la subasta, si no os importa…", y al decirlo, alzó a Aline por los cabellos. Ella gimió, pero no opuso resistencia. "Por supuesto, mi señor… ", respondió Alexis de buen talante. "Espero que no os importe si me quedo a ver cómo la gozáis… me gusta mirar", y diciendo esto fue a sentarse a un sillón cercano. El mulato se hizo a un lado y Adrien colocó a Aline en cuatro patas sobre la alfombra, con el culo en pompa. Sin mediar palabra la empaló a fondo. Ella soportó sus acometidas con un valor hijo de la rabia. De todos modos, no duró mucho. A pesar de que Adrien deseaba salpicarle el coño con su leche, no pudo contenerse y se corrió dentro del culo. Aquello debió de enfurecerlo, pero no dijo nada. Después de él siguieron sus invitados, que la usaron en diversas posiciones, y Alexis se limitó a observar, aunque al final tenía la verga enhiesta y no desaprovechó la ocasión de follarla de nuevo. Se corrió sobre la raja y al príncipe de Valcour ese gesto no le pasó inadvertido.

Encolerizado, Adrien dijo entonces: "Creo, mi señor, que ha llegado el momento de marcar a esta potranca". Nox palideció. A Alexis tampoco le gustó la idea, pero no podía oponerse. Era la ley. "Tenéis razón, y os lo agradezco. Supongo que tendréis todo lo necesario". Como respuesta, la puerta se abrió y Vivienne entró empujando un carrito con un pequeño brasero. "Cuando vosotros dispongáis, caballeros", repuso Alexis. Entonces Adrien ordenó: "Sujetadla", pero nada habría podido preparar a Aline para lo que iba a sentir.