miprimita.com

N&B;: Diario, Megan B.(7)

en Dominación

Noche 1: El Barco

06 de Agosto, 2012. (Roma-Italia)

 

Ese laberinto era inmenso, lujoso, atrayente, cálido… Como el árabe. Estaba forrado de una manera tan descomunal que no podía ser bueno. ¡¡Y no lo era!! Le recordó su voz interna a gritos con ese PDF de castigos. ¿Qué no fallase? No lo pensaba hacer, desde luego. Jamás. ¿Cómo podía haber acabado así? ¿De la mano de esos dos sin dejar de andar como una marioneta que llevaran hacia el espectáculo? ¿Por qué sigues andando y no echas a correr? ¿¿Por qué te pone tanto?? ¿¿¿POR QUÉ MIERDA HUELE A CLORO Y HACE TANTO CALOR???

- Ya puedes mirar cielo, adelante.- Y al levantar la vista vio un cuadro de Rubens a la moderna. Montones de cuerpos desnudos iluminados por los alógenos azulados de una piscina en una sala inmensa, con plantas, palmeras... Parecía un oasis repleto de nudistas, con muchas chicas. En el agua, en las hamacas, entre los brazos de ese enorme árabe que estaba también desnudo ahora… UA-LA- ¿Qué opinas ahora princesa?

- Que el tamaño importa.- Sobretodo el de la cartera. Y ese hombre lo tenía todo, pero no pudo evitar reírse de la escena. ¡¡¡Qué puta locura de barco era ese!!!- Amo.- Se recordó intentando por todos los medios dejar de reír. No tenía gracia, lo sabía, pero era eso o echar a correr. Ambas, le dijo su subconsciente con una pizca de sarcasmo.

- Ehhh…- Vio los gestos de Krum mirándola mientras se echaba el pelo hacia atrás.

- No me río de lo de Amo.- Dijo en seguida volviendo a ponerse seria.- Pero es que… Mira eso, es…- Se tuvo que reír otra vez.- Es como la versión porno actualizada de Lawrence de Arabia.- Y Janet estalló en carcajadas a su lado. Bueno, al menos tenía sentido del humor aunque no le hubiera dirigido la palabra desde el avión.

Sintió un tirón de su mano derecha y dio traspiés tras Krum, que tiraba de ella por un pasillo a zancadas. No le decía nada. ¿A qué tanta prisa? ¿¡La iba a castigar!? ¿¡¡Cómo puede ponerte la idea de que te haga lo que has visto!!? Porque estás pirada, por eso. Porque firmas un contrato que ni lees, sigues a un desconocido hasta Italia QUE TE HA SOBADO EN LA DUCHA y con que te mire ya... Y te acaba de meter en una habitación, ha cerrado la puerta y te sonríe.

- Acabas de inspirarme completamente, cariño, te felicito.- ¿Inspirado significa excitado?- Desnúdate ahora mismo.- Uala. Pues va a ser que sí.

- ¿No hay opción B?- Vio el gesto que hacía mordiéndose el labio sin dejar de sonreír, repasándola con esa mirada de cristal de arriba abajo que la paralizaba.- ¿Amo?

- Oh, princesa. Claro que sí.- Se acercaba lentamente, paso a paso y mirándola de esa manera que ya la denudaba.- Lo haces tú.- Empezó a desajustarse la corbata lentamente, los primeros botones de la camisa y las mangas mientras avanzaba y ella reculaba.- O lo hago yo.- Dio con la espalda en una columna y ahí se aferró con ambas manos. ¡Que vieneeee!- ¿Te da vergüenza ahora?- ¿Si? No. ¡No lo sé! Pero cerró los ojos en cuanto le acarició la cara, asintiendo.

Y siguió haciéndolo por su cuello sintiendo su aliento en la mejilla. Esta vez sonreía, también se intuía, sobre todo cuando notó que le desabrochaba la camisa lentamente. Sin prisa alguna, botón a botón hasta que sus manos le rodearon la cintura bajando despacio a la cadera. Le dio media vuelta de un impulso que no se esperó, abrazándose a ella completamente pegado a su cuerpo, el cual se sostenía de puntillas a duras penas rodeada por él. Sus brazos. Su calor.

- Me tienes intrigado Megan.- Dejó de respirar ante eso.- Inteligente, preciosa, valiente, graciosa, sincera…- Uala ya vale. La bajó lentamente, así como sus manos fueron rozándole el vientre internándose bajo la falda.- Y tan dulce…- Jadeó al sentir la caricia.- ¿Quieres tu premio ahora?- Asintió otra vez de inmediato sin voz.- Oh cielo…

Volvió a darle la vuelta y fue directamente a topar con su boca, con su lengua que la invadió ansiosa. Sus manos aferrándole los muslos la elevaron y abrieron hasta que notó la columna a su espalda. Y su erección rozándose por debajo de la ropa con ella, directamente contra su excitada entrepierna. Empujándola, presionándola. Se dejó ir completamente llevando las manos directas a su camisa, la cual desabrochó haciendo caso omiso a la queja de su muñeca izquierda herida y él quitó de su cuerpo en cuestión de segundos, dejándola en el suelo y volviendo a atraparla con más fuerza que antes, besándola de una manera que le quitó el poco aire que había cogido de los pulmones.

- No dejas de sorprenderme.- Dijo comenzando a alejarse de esa columna a paso rápido volviendo a besarla. Hasta que dejó de sostenerla y cayó en blando.- Ahora quieta, no te muevas.- Paró incluso de respirar apoyada en los codos, mirándole atentamente.

Sus ojos la observaban como si fuese un mapa, siguiendo una frontera invisible desde su cara pasando por su camisa abierta, su cintura, sus piernas y pies. Se acuclilló sin perder esa desquiciante sonrisa cogiéndola por el tobillo derecho, llevándolo hacia su pecho desnudo donde lo dejó posado. Caliente era algo nimio para lo que la planta de su pie le transmitió a través de ese contacto directo. Y sus manos, sus manos que le aceleraban la respiración cogiéndole el otro pie de igual manera, haciendo que tocase su piel, acariciándole las pantorrillas sin rozar la venda de su pierna izquierda hasta llegar a las rodillas con ambas manos, recorriendo centímetro a centímetro sin perder contacto visual. Hasta que empezó a separarlas y a volver a repasar su cuerpo anclando esa mirada en su centro, con lo que todo se aceleró. Todo su cuerpo se contrajo ante esa escrutadora observación.

- Ya…- Reía, y no pudo remediar pensar por qué.- Mi pequeña princesa no me teme a mí.- Susurró acariciándole los muslos.- Ni nada de lo que ha visto hasta ahora.- Le apartó la mirada. Algo sí.- ¿Los castigos?- Volvió a él, a esa sonrisa amplificada que le frunció el ceño.- Lo sé cielo. No eres la primera, eso ya lo has visto.- Sus manos volvieron a bajar por sus pantorrillas, alzando sus pies hasta colocarlos en sus hombros. Se acercaba.- Y aun así…- En cuanto sintió el roce en su entrepierna juntó las rodillas. Su mirada se clavó en ella sin sonrisa alguna.- Quieta.- Tragó despacio viendo cómo se llevaba un dedo a la boca. El dedo que acababa de encontrar su tremenda excitación. Uala…- Mírame.- Abrió los ojos a esa gélida intensidad que le colapsaba el pensamiento.- ¿Quieres correrte Megan?- ¡¡¡UALA!!!- ¡Chst!- Abrió los ojos otra vez respirando tan aprisa que se escuchaba a sí misma.- Sé que sí pero te quiero escuchar, cielo. Y pídelo como debes.- La frase se formó en su mente, dio cincuenta vueltas a su vergüenza y acabó por salir con un hilo de voz tan leve que hasta los perros hubieran tenido problemas para oírla.

- Quiero correrme.- Un ligero achuchón de su tobillo se lo recordó.- Como nunca antes, Amo, por favor.- El largo siseo que hizo entre sus dientes le tensó cada músculo.

Y de un movimiento le tenía encima, besándola de una forma que le hizo abrir la boca hasta el máximo de su capacidad. Esa lengua ansiosa de ella la distrajo por un instante del hecho de que estaba con las rodillas a la altura de los hombros hasta que sintió sus dedos moverse en la entrepierna que había dejado expuesta, excitada y ansiosa. Su velocidad y rudeza fueron algo impactante para todo su placer.

- ¡Mmmh!- Así no le costó conseguir su primer gemido completamente sellado con sus labios haciendo que dejara de apoyarse en los codos, arqueando la espalda sobre el colchón. Paró tan rápido y mirándola tan fijamente que su cuerpo tembló.

- He dicho quieta.- Continuó aferrando su mentón, girándolo hacia el cabecero de la cama.- Obedece cada orden hasta la siguiente, Megan. Norma 34.- Le mordió el lóbulo y tiró un poco de él, hablando en su oreja a ese pálpito que tenía dentro. Su propio corazón completamente desbocado. – Y no te niegues al placer cerrando los ojos nunca más. Si vuelves a fallar, te castigaré.- Un sonido salió de su garganta. ¿Miedo? ¿Excitación? Su subconsciente se lo aclaró. ¡¡AMBOS TIA LOCA!! Cerró los… ¡¡NI SE TE OCURRA!!-Dejaste de leer la normativa, ¿verdad cielo?- Asintió aprisa sin voz, que se acababa de esconder con su valoración de enfado en algún sitio remoto.- Sí, eso ha sido algo estúpido por tu parte…- Mucho. Muchísimo. Cerró los ojos un instante cuando le volvió a girar la cara para no encontrarse con esa mirada.- La próxima vez estoy seguro de que leerás hasta el último párrafo que ponga ante tus ojos, ¿no es así?- Volvió a asentir con la vista fija en esa pared al fondo de la estancia. Una en la que Janet esperaba de pie con una sonrisa, mirando al suelo. Desnuda. ¿¡¡¡UALA PERO QUÉ HACE AHÍ!!!?- Chsss…- Le soltó la mandíbula pero no se atrevió a moverse, impactada por esa mujer desnuda de pechos grandes y curvas acentuadas con el pelo castaño y rizado hasta los hombros.- Y aun así…- Su frase avecinó sus movimientos, con los que sus dedos recorrieron la tremenda humedad que le colapsaba el sexo e intentó no cerrar los ojos con un esfuerzo sobre humano para no mirar directamente a Janet, centrando su atención en una planta cercana que le pareció igual de estática que ella.- Mírame.- Lo hizo falta de aire, pues seguía aplastada por su cuerpo en esa postura contra la cama, arrollada por él de todas las formas posibles que conocía, y sus ojos…eran dos cubitos de hielo rodeados de negro. A pesar de la ligera sonrisa transmitían peligrosidad, malicia. Le acercó la mano situándola ante su rostro, con lo que pudo ver perfectamente el brillo en sus dedos.- Chúpalos.- Abrió los ojos aún más completamente impactada mirándole con una ceja levantada. ¡¡Tiene que estar de coña!!- Ahora.-¡¡¡PERO SI JANET…!!! La observó un instante de reojo. No les miraba, pero...- No lo repito.

Les dio un rápido lametazo, como si una gota de helado estuviera a punto de caer. Y reía, reía sin dejar de mirarla mientras notaba en la boca el mismo sabor salado que su propio cuerpo producía a mansalva ahora por múltiples razones. Krum se levantó entonces, cogiendo sus tobillos y depositando sus pies en la cama sin cerrar sus piernas.

- Janet.- La miró de reojo y avanzaba hacia ellos. ¡¡UALA PERO…!!- Eh.- Le miró, y con sólo hacerlo se le paró el corazón. ¿Eso contaba como fallo? Janet llegó a su lado, y siguió mirándole como él lo hacía ahora mientras hablaba con ella.- ¿Qué opinas?- Se le agudizó el francés y el oído sobremanera, con lo que pudo comprender casi todo lo que decían. ¡¡MÁS TE VALE!! Le gritó esa voz, tan paralizada como ella a sus miradas.

- Es admirable, Amo.- Frunció el ceño mientras ella la miraba directamente a la entrepierna. ¡¡NO TE MUEVAS!! Él le hizo un gesto con la mano.- Pero…todas…falta…y educación.- Se quedó atenta al asentimiento de Krum. Ella hablaba demasiado rápido.

- Andando entonces.- Eso lo dijo en inglés.- Te encargas tú, yo voy a tener una charla con Freixas. A las diez aquí.- Y sin más se dio media vuelta y se marchó.

- Mirada baja, callada y obediente. - Le hizo un gesto para que se levantara y se sentó en la cama agradeciendo no tener que mirarla directamente.- Continúa así incluso si él...todos tus fallos por mí…dudes nunca.- Con el tono que estaba usando no dudaba lo que le acababa de espetar. La duda que tenía era ese maldito por qué que no dejaba de palpitar en su entrepierna, en su mente. Incluso en su boca.- Desnúdate y…un paso por detrás de mí. Si te ordeno…de inmediato sin… Ni un fallo. ¿Está claro?- Asintió aún metida en su propia mente quitándose la camisa, desabrochando la falda. Y la siguió, viendo que se calzaba con unos tacones largos de aguja blancos.

Pero cuando abrió la puerta principal y sus tacones salieron de la habitación aflojó el paso. ¡¡UALA QUE IBAN DESNUDAS POR EL PASILLO!! El cuadro de Rubens iba a tener dos personajes más, eso estaba claro, pues sin perder de vista esos zapatos caminando sobre la pulida y brillante madera por la que ella iba descalza el olor a cloro le invadió la nariz, así como la cálida humedad le envolvió la piel. Siguió sus pasos en ese resplandor azulado escuchando susurros, el agua, y una risa que reconoció de inmediato. El árabe, el director del PRE. Se acercaban a él, y cuanto más cerca estaban más se hacía el silencio. Más pies veía con esos tacones y más se miraba los suyos intentando ir atrás de alguna manera aunque siguiese andando hasta que Janet se paró. Sus ojos ya se miraban el pecho, que subía y bajaba con rapidez y los pezones excitados aún. El silencio se rompió por completo con una ronca orden, melosa pero directa.

- Ven pajarito, preséntate.- ES…ESPERAESPERAESPERA. ¿¡¡AHÍ!!? Su subconsciente corrió despavorido al saber la respuesta perfectamente y no pudo pensar más. Se arrodilló como había hecho en el asiento del coche, solo que esta vez se esperó lo que iba a pasar.- Mi reina, adelante.- Y sólo vio una mano de piel blanca con un enorme anillo y tatuada hasta el codo que al igual que Krum y ese hombre comprobaron el nivel de excitación que tenía. Se retiró, viendo los zapatos con unos pies igual de tatuados alejarse.- Deliciosa, ¿verdad?

- Sí mi rey.- El acento era inglés sin duda alguna, y la respuesta forzada.

Continuó diciendo un nombre. Allegra, y otra mano igual de tatuada la tocó y rió, con lo que si ya sentía que el bufet que ahora era su cuerpo la avergonzaba, eso la terminó de rendir a un solo pensamiento. Eso no era presentarse, sino convertirse en jarrón. Amanda la siguió. Español fijo, de dedos largos y piel blanca que apenas la rozaron con delicadeza. Luego Lorena, que de igual manera la rozó solamente con una mano pequeña de piel blanca. Sarah, de piel más oscura y una mano completamente diferente a la anterior. Más grande y pero igual de delicada que se introdujo rozándole lentamente los labios del sexo hasta que se tensó.

- Y las gemelas. No seas tímida pajarito, adelante.- Dos pares de pies se acercaron a ella, descalzos esta vez. Ni siquiera supo los nombres de las dos chicas que apenas la tocaron hasta que escuchó el de Janet, y viendo su mano de manicura perfecta adentrarse en su entrepierna se tensó. Más cuando le pasó el paño frío que llevaba, limpiándola.- ¿Quieres saber su nombre mi reina?- Joder, al menos eso…

- No mi rey.- Frunció el ceño pero no se atrevió a levantar la mirada. Esa respuesta de acento inglés acababa de romperle todos los esquemas, esa la recordaría. Como su risa ronca, la cual volvió a tensarla sobre ese suelo de rodillas como estaba.

- A cenar entonces. Vamos.- Una mano apareció ante sus ojos, y por su tamaño y color supo que era de él.- Arriba pajarito, lo has hecho muy bien.- ¿De florero? Buah, estupendamente.

Su subconsciente había vuelto, y empezó a hacerle una pregunta tras otra mientras se dejaba llevar por esa mano enorme mirándose directamente el pecho para no ver nada más. ¿Sigue siendo fácil? ¡No, para nada! ¿Dónde estaba esa hoja en la que había escrito sus derechos? Tenía una necesidad insana por subrayar Ser Humano hasta traspasar todo el ‘diario’ con el boli. Pasillo tras pasillo de madera pulida no vio otra cosa ni escuchó más que esos tacones de todas ellas tras sus pasos. A su dichosa voz interna que parecía al borde del colapso nervioso gritándole, preguntándole por todo lo que se le ocurría mientras el calor y el olor a cloro quedaban atrás.

Pero todo paró en cuanto le soltó la mano, sintiendo la caricia en la espalda que la hacía avanzar hacia una silla mientras le veía sentarse. Y a pesar de llevar ahora una toalla alrededor de la cintura se notaba la erección perfectamente haciendo campaña. Vio la palmada que se dio en la pierna y no quiso creerlo.

- ¿Tienes hambre pajarito?- Negó, no. Hambre no, nada de nada. Tenía tal nudo en el estómago que no iba a poder comer en un mes.- Tranquila vamos, ven. Siéntate conmigo.- Volvió a palmearse la pierna y esta vez lo tuvo que creer a marchas forzadas mientras se sentaba sobre ella. Su entrepierna hizo contacto con la piel oscura bajo ella y el calor de la piscina pareció volver de repente a invadirle cada poro.- Tiemblas cariño, ¿te encuentras bien?- Le masajeaba el cuello. Y negó, negó otra vez.- Janet, tráele un albornoz. Ha hecho un viaje muy largo y es tan pequeñita…- Desde luego se sentía pequeña, sobretodo comparada con él. Con ese barco. Con todo lo que acababa de pasarle y el cabreo de su subconsciente que intentaba hacerla reaccionar de alguna manera. Pero siempre volvía a su mente ese PDF de castigos, sus ojos como cristales rodeados de pestañas negras fijos en ella. Se puso el albornoz blanco y suave en cuanto lo sintió a su espalda y sus manos enormes lo cerraron, anudándolo.- ¿Mejor?

Tenía que admitir que sí, bastante. Asintió y su risa junto con un tremendo achuchón con el que le besó la mejilla hicieron que viese que no sólo ella estaba sentada en sus piernas. Por el anillo sabía quién era, por los tatuajes. La reina borde inglesa, el único dato que podía tener de ella, sin nombre alguno ni rostro al que aferrarse. De ninguna de ellas. Se obligó a comer cuando él fue acercándole a la boca las cosas mientras escuchaba su voz ronca hablar en un francés con tal acento y tan fluido que no pudo entenderlo. Ni quiso. Estaba demasiado enfocada en su propio subconsciente y la ristra de preguntas que acababa de redactar a un tamaño desorbitado en un diario inmenso de tapas negras. En esa pierna de piel oscura bajo ella que de tanto en tanto se movía y la levantaba, presionándola ahí mismo y dejando paralizada su mente segundos. Pero su subconsciente siempre volvía a sacarla de ahí, a abordarla a preguntas cada vez más dolorosas en un apartado del mundo sin espacio ni tiempo en el que se mantuvo no supo cuanto tiempo, sintiéndose cada vez más pequeña que antes.

- Se llama Megan, cielo.- Hasta que esa voz a su lado la devolvió al planeta, a Italia, al yate, a la mesa. Al PRE.

Y sin tener que pensarlo lloró, dejando salir el efecto de esa última pregunta que su subconsciente había escrito mirándola con odio. ¿El gran Víctor Bloom ha ganado? Sabía la respuesta demasiado bien. Pregunta cuatro… Traicionada se quedaba demasiado corto.

- Oh princesa no…- La cogía, la abrazaba. Y se aferró a él escondiendo la cara en su pecho, que seguía igual de desnudo y cálido.

- Lori nena, ayuda a la pequeña.- No conoció esa voz, ni la siguiente que escuchó tan cerca suya tan melodiosa y tranquila que se atrevió a mirar.

Unos ojos grises enormes, una chica rubia preciosa que sonreía mientras le cantaba y ella se quedaba en silencio. Ni siquiera conocía esa canción pero esos ojos, su sonrisa y la pequeña mano que le retiró las lágrimas la cautivaron. Ayuda, eso era una gran ayuda. Lori, un nombre. Y su cara. Una cara… Y tras ella más. La de un hombre de pelo rubio como ella y unos ojos azules de un brillo tan radiante como su sonrisa. Lori dejó de cantar y fue a alejarse, pero asió su mano aprisa. Que no se fuese.

- Me parece que ya ha elegido, Krum.- Dijo ese hombre riendo. Uala, qué guapo es…

- ¿Eso quieres princesa? ¿Quieres que Lori sea tu sumisa a cargo?- No sabía qué mierda era eso, quizá lo ponía en las normas que no se había leído. Pero sí, asintió mirando su amplia sonrisa de ojos grises.- Janet será igualmente tu Maestra. Aprenderás mucho de ella antes de que se vaya a la universidad, ¿verdad?- ¿Universidad? ¿¡Podían ir a la universidad!? Asintió viendo una lucecita al final del túnel a la que su subconsciente puso cara de póker mirando aún el largo túnel oscuro en el que se acababa de meter de cabeza.- Pero nada de juegos hoy, Freixas. Esta noche mi pequeña me necesita.- Le necesito… ¿Es eso verdad? Suspiró hasta que su subconsciente le hizo una alarmante pregunta. ¿¡¡Freixas no es el de los PDF!!? Le miró sin aire y abrazó a Krum escondiendo la cara.- ¿Qué pasa cielo?- Y tuvo que tragar despacio para hacer salir su voz, aún ronca.

- Es…- ¿Cómo lo decía? Dilo y ya.- El artista de los castigos por email, Amo.- Susurró, y su risa hizo coro a las de toda la mesa. La habían escuchado perfectamente. Estaban todos atentos a ella y por lo que sabía mínimo había quince personas a la mesa.

- Megan.- La voz ronca de ese otro hombre frenó las risas.- En francés.- Se paralizó hasta recordar lo que sí había leído. Lo que recordaba perfectamente. Si tenía que hacerlo lo haría, a rajatabla como decía ese diario. Y lo hizo en francés, como debía. No fallaría.

- Mi Amo me ha ordenado contestarle en inglés. Norma once.- Él iba por encima de ningún otro. ¿No? Y mucho se guardó de que por su tono no pareciese un reto. Lo del Ramadán no lo tenía tan claro como defensa. Espera.- Señor.- Eso también se lo habían explicado. Amo o señor, si no era uno era otro, y eso le aseguraba que no pareciese...

El siseo avecinó el tremendo beso con el que le cogió la cara con ambas manos, viendo sus ojos fijos en ella mientras su lengua casi la atragantaba de la pasión con la que le llenaba la boca y que le quitaba el aire, que hacía que su subconsciente se callara de una maldita vez. No hubo una sola voz ni risa, silencio y él. Solo él.

- Eso ha sido…- Volvió a besarla de la misma manera.- Se acabó la cena.- Y se levantó con ella, cogiendo su mano y tirando como antes de su cuerpo. Sabía el destino esta vez, y en menos de cuatro pasillos de madera estaban dentro del mismo camarote, viéndole cerrar y asegurándose de reojo de que Janet no estaba ahora.- Joder, Megan. Me tienes…- Le desanudó el albornoz, lo tiró a un lado, y sin perder un segundo volvió a besarla profundamente alzándola contra su cuerpo como hizo antes, andando con ella hasta posar su espalda sobre la cama. Esta vez no la soltó.- Voy a cumplir mi palabra hasta que pierdas el sentido.- Le susurró al oído haciéndola jadear con el tacto de sus manos recorriéndole el cuerpo, pellizcando sus pezones.- Ahora mismo.- Le mordió el lóbulo, besando su cuello y mordiendo otra vez mientras sus manos le recorrían el cuerpo hasta llegar a su entrepierna.- Oh joder…- Vio que se llevaba los dedos a la boca, cerrando los ojos. Estaba excitada otra vez, lo sabía perfectamente. Tanto como sabía que tenía ganas de mear y no era momento de pedir ir al baño. Esos ojos se abrieron y anclaron en los suyos una mirada que la atravesaba.- Va a ser un infierno no poder follarte cielo.- Frunció el ceño aún con la respiración agitada por sus palabras.- Los detalles mañana cariño. Ahora a lo que vamos.- Sin más le vio bajar hacia su entrepierna mientras sujetaba sus rodillas, abriéndola completamente a él. A su lengua, que como si de uno de esos besos tan intensos se tratara la tensó sobre la cama con un gemido sin aire.

Al que siguieron muchos más con ese ritmo atronador. Y cada vez que su cuerpo se arqueaba y ella gemía sin remedio notaba cómo succionaba dejando de mover la lengua de esa manera, saciándose de ella y todo el placer líquido que su cuerpo producía sólo para volver a moverse otra vez bruscamente sobre ese punto que descontrolaba su cuerpo, su respiración. Que hacía que perdiese el sentido como había augurado, excepto lo que sentía en ese momento. Le estaba costando mantener a raya las ganas de ir al baño y lo que sentía era cada vez más intenso, más duradero, haciendo que llegase a gritar sin un atisbo de aire levantando su cuerpo en el aire completamente arqueado. Seguía succionando cada vez que terminaba, seguía moviéndose sin parar un solo instante ni para dejarla respirar hasta que el último de los orgasmos de los que ya no llevaba ni la cuenta produjo un efecto en su cuerpo que la vació por entero, perdiendo el control de su esfínter completamente. Para cuando se atrevió a mirarle y ver la cara de pasmo que aún tenía no pudo refrenarlo. Se empezó a reír sin aire de su pecho empapado, de su parálisis. ¡¡Le acababa de mear encima!! ¡¡¡Por bruto, chupa ahora!!! Gritó su subconsciente a voces descojonada de la risa, como ella. Como él. Dejó de reírse en cuanto lo escuchó. Una risa que en nada tenía que ver con la que había escuchado hasta ahora. Carente de la malicia que solía tener y que se grabó en su mente, así como la mirada que le dirigía rebosante de felicidad. De cariño.

- Megan…- Se mordió el labio mirándose un instante.- Esto lo vas a pagar caro cielo.-Se quedó paralizada viendo su avance, con el que la estrechó contra su pecho aunque intentó separarle.

- ¡¡Te pasa por burro, que casi me asfixio!!- Dijo riendo a sus carcajadas mientras no dejaba de restregarse contra ella, viendo que no era un castigo, sino una venganza asquerosa.- ¡¡¡KRUM!!! ¡¡¡¡QUE ES MI PIS JODER!!!!- Y más reía a su intento de apartarse como fuese con brazos y piernas. Chilló sin dejar de reír cuando la tuvo completamente inmovilizada.- Guarro…- Dijo sin aire apenas mirando sus ojos completamente cambiados con una sonrisa que le quitó el poco aliento que le quedaba.

Estaba tan cerca que su flequillo tan repeinado antes, ahora le rozaba la frente. Y no pudo más. Le besó dejándose llevar y esta vez no la detuvo, sino que le respondió haciendo que cerrase los ojos. No para negarse al placer, sino porque lo sentía de una forma que la impulsaba. Hasta que un escozor que su mente había ignorado hizo que se mirase la muñeca. El vendaje tenía sangre.

- ¡Joder!- Sin más la levantó de la cama y la llevó a paso rápido por una puerta hacia el baño. Uno enorme en el que la sentó en el váter, arrodillándose ante ella y cogiendo su mano con cuidado.- Se te han saltado los puntos, Megan, ten más cuidado.- Había sido en parte culpa suya pero ya no había sonrisa, ni siquiera la miraba mientras le retiraba la venda por completo y abría un armario cercano, sacando un botiquín de primeros auxilios. ¿Estaba preocupado o molesto? No sabría decirlo así que lo intentó.

- Y tú sigues oliendo a pis, Krum, date una ducha.- Le sonrió a su gesto serio mientras la observaba, esperando su reacción. No sabía qué esperar, no le conocía apenas.

- Buena idea, cariño.- Agarró su brazo y tiró de él. Y en cuanto se vio subida a sus hombros con ese brazo con la herida completamente inmovilizado por su mano, igual que su pierna, volvió a reaccionar.

- ¡¡Pero qué haces!!- Iba directo a la ducha, una sin mampara. Sólo un enorme plato de cerámica inclinada con una alcachofa que empezó a soltar agua fría a presión sobre ella haciéndola chillar, retorcerse como pudo y reír.- ¡¡QUE VENGATIVO ERES!!- Le escuchó reír a carcajadas, lo sintió mientras el agua iba volviéndose cálida poco a poco.

- Cielo, no tienes idea de quién soy aún.- La bajó de sus hombros lentamente, sujetando aún su brazo para que no se mojase, como toda ella. Como él. No pudo callarse.

- Eres Krum Steller.- La miraba fijamente, recordándole lo que se había ido de su mente en ese momento tan intenso.- Mi Amo.- Bajó la mirada a su pecho por el que el agua corría. Una cosa no quita la otra, le dijo su subconsciente, haciéndole la pregunta clave.- Y estoy contigo, tío tremendo, en la ducha.- ¿Tanto te gusta? Sonrió mirándole otra vez, y su gesto cerrando los ojos y siseando hacia dentro le aceleró el pulso.

- Calla.- La acercó a él por la cintura de un tirón.- Calla o no respondo.- Estaba tremendamente empalmado y se recordó lo que había dicho. No podía follar con ella. Le escuchó tomar aire y soltarlo lentamente.- Eso sería un tremendo error por mi parte pero...- Se alejó un poco levantándole la barbilla.- A partir de ahora si tienes comentarios como ese me los dirás aquí, en nuestro cuarto. Fuera quiero que seas una tumba Megan. ¿Queda claro?- ¿Te conformas con eso? Sus ojos le hicieron asentir a ambas preguntas.-Bien, ahora date la vuelta, voy a lavarte y después lo harás tú.- Se quedó mirando esa sonrisa maliciosa tragando despacio.- Aún te queda mucha noche cielo.- La besó un instante y le dio una ligera palmada en el culo, girándola sin que se mojara la muñeca herida, sintiendo que le iba deshaciendo la trenza despacio. Suspiró.

Mas de Sildhara

Quintaesencia: La Ninfa de Maebe (V)

Quintaesencia: La Ninfa de Maebe (III)

N&B; 2010: Armonía (Justo castigo)

N&B;: Diario, Verona G.(30)

N&B;: Diario, Rosalie W. (21)

N&B;: Diario, Rosalie W. (19)

N&B;: Diario, Verona G.(21)

N&B;: Diario, Verona G.(20)

N&B;: Diario, Verona G.(19)

N&B;: Diario, Rosalie W. (17)

N&B;: Diario, Verona G.(17)

N&B;: Diario, Verona G.(16)

N&B;: Diario, Rosalie W. (15)

N&B;: Diario, Rosalie W. (14)

N&B;: Freixas, el Amo.(11)

Negro&Blanco;: La Élite (6)

Especial N&B;: Juego (III)

N&B;: Diario, Rosalie W. (13)

N&B;: Diario, Rosalie W. (12)

Negro&Blanco;: La Élite (5)

N&B;: Diario, Verona G.(15)

N&B;: Diario, Megan B.(10)

N&B;: Diario, Megan B.(9)

N&B;: Diario, Rosalie W. (11)

N&B;: Diario, Verona G.(14)

N&B;: Freixas, el Amo.(10)

N&B;: Diario, Rosalie W. (10)

N&B;: Diario, Rosalie W. (9)

N&B;: Freixas, el Amo.(9)

N&B;: Diario, Rosalie W. (8)

N&B;: Freixas, el Amo.(7)

N&B;: Freixas, el Amo.(8)

N&B;: Diario, Rosalie W. (7)

Negro&Blanco;: La Élite (4)

N&B;: Diario, Rosalie W. (6)

Negro&Blanco;: La Élite (3)

Negro&Blanco;: La Élite (2)

N&B;: Diario, Rosalie W. (5)

N&B;: Freixas, el Amo.(5)

N&B;: Diario, Rosalie W. (4)

N&B;: Freixas, el Amo.(5)

N&B;: Diario, Rosalie W. (3)

N&B;: Diario, Rosalie W. (1)

N&B;: Freixas, el Amo.(4)

N&B;: Diario, Rosalie W. (2)

N&B;: Freixas, el Amo.(3)

N&B;: Freixas, el Amo.(1)

N&B;: Freixas, el Amo.(2)

Negro&Blanco;: La Élite (1)

N&B;: Diario, Megan B.(8)

N&B;: Diario, Verona G.(13)

N&B;: Diario, Verona G.(12)

N&B;: Diario, Verona G.(10)

N&B;: Diario, Verona G.(7)

Especial N&B; XXX: Juego (I)

N&B;: Diario, Megan B.(4)

Negro y Blanco XXV

Negro y Blanco XIX

Negro y Blanco XX

Negro y Blanco XIII

Negro y Blanco III

Negro y Blanco IV

Negro y Blanco I

Negro y Blanco II