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N&B;: Freixas, el Amo.(10)

en Dominación

10 de Junio de 2010, Francia (Aveyron)

Colgó el móvil y a punto estuvo de estrellarlo contra la pared del estudio donde seguía corrigiendo trabajos. ¡Hijo de puta! Le había retirado la puja quedándose con un pellizco por ‘antiguas inconveniencias’. León no le iba a permitir tener a Amanda. Ni siquiera su paso a Veterana. Fue directo hacia su habitación sin pensarlo ni un instante, a cambiarse rápidamente para ir a la presentación de Verona. Para hablar con León. No podía hacerle eso, ahora era un Amo del PRE. De la Élite. ¡Joder, Amanda no! Tomó el ascensor a toda prisa hacia los subterráneos donde tenía esa moto nueva esperándole. Con ella llegaría antes a Aveyron, en media hora podría estar allí. Se ajustó el casco, el traje protector tan negro como esa moto y salió a toda prisa de Le Rosey. Tardó menos de media hora en estar en las puertas de la mansión de Aveyron y ni siquiera se preocupó de dónde dejaba la moto entrando a toda prisa, dándole el casco a una de las chicas del servicio, igual que el traje protector. Y llegó justo en el momento que la comitiva dirigía sus pasos a los pisos inferiores, viendo a todos ellos y la mirada de León clavada en él. Le sonrió de medio lado y siguió caminando, pero no podía perder esta discusión. A Amanda.

- Eric, cálmate.- Krum se interpuso en su camino.- Tengo mis motivos.- ¿Él?

- Me importan un cuerno los motivos, esto no puede estar dentro de tu maldita normativa de mierda.- Varios conocidos se pararon a observarles, incluida Ruth.

- Lo está, Eric. Ella ha consentido, pero yo no. - Atravesó a Krum con la mirada.- Yo me he opuesto, soy el psicólogo y no te veo preparado para ello.

- ¿¡Tú!?- En cuanto le cogió por la camisa varios brazos se cernieron sobre él, sujetándole.- ¡¡Soltadme!!- Cerró los ojos, respiró profundo varias veces y soltó a Krum lentamente, como el resto de Amos a él.

- Bien, eso es, cálmate.- Le murmuró Ruth a su lado.- ¿Necesitas una ducha?- Negó a la oscuridad abriendo los ojos, clavándolos en Krum con la respiración agitada.

- Hará falta un milagro para que no te mate hoy, Krum.- Echó a andar escaleras abajo apartando gente.- Esta me la deberás de por vida. – No sólo era por pagar una antigua deuda con León, ese hijo de puta… Amanda… Frenó su paso escuchando las voces femeninas por un pasillo contiguo. Lo siguió hasta dar con el grupo de mujeres que se preparaba para salir, incluida Verona, la cual estaba de espaldas a él mientras le ponían toda clase de joyas. Quieta, callada. Y ni rastro de Amanda.- Mierda.- Murmuró para sí mismo volviendo por donde había venido hacia la sala principal, pensando en esa chiquilla. Seguro que León no había esperado una sola noche para hacerla suya.

¿Ya había sucumbido?, con León no había mucha opción y seguramente ya la habría castigado más de una vez dada su actitud. Pero ahora no era su mayor problema. Ella no. Quería vengarse, quería destruirles como fuese, que sufrieran por el dolor que le estaban causando. Necesitaba a Amanda, y la necesitaba ahora. Se centró en andar directo a un sitio apartado intentando vaciar su mente. El dolor le palpitaba tras los ojos presionando a su cuerpo para liberar su ira, pero si se dejaba llevar no habría oportunidad. No había nada. Estaba rodeado de antiguos alumnos de Valeria, incluso algunos le miraban de soslayo con desconfianza. Si querían jugar sucio con él para provocarle lo estaban consiguiendo de la peor forma posible.

Ignoró las miradas y los susurros sentándose a un lado, lejos de todos los Amos y Amas que le miraban, fijo en el fuego en mitad de la sala. Apenas conocía a la mayoría, él había sido el último y ni siquiera había terminado con él cuando se fue. Miró a León, tan feliz y radiante. Le había puesto a Verona en bandeja de plata y ahora el muy hijo de puta le quitaba a Amanda, la posibilidad de que fuese suya. ¿Preparado? Llevaba meses luchando contra sí mismo, siguiendo cada paso que Valeria había dado con él. Con Krum. Le observó sentándose junto a León sin dirigirle la mirada. Lo mataría, lo… León le miró fijamente un instante y le hizo un gesto de calma. ¡¡Hijo de puta!! Se la pagaría, esto ni por asomo era comparable a su error con Tohfa. Ya lo había pagado durante años, igual que ella. Sabían lo que Amanda significaba para él, como Rosalie para Seúl, y a pesar de sus errores le habían permitido tenerla de nuevo. ¿Por dinero? Ya no tenía nada que ver, podía permitírselo. ¿¡Por qué joder!? Observó el desfile de mujeres con las bandejas de comida que iban hacia cada uno de sus respectivos Amos y Amas.

Excepto hacia él. Solo, le obligarían a quedarse solo viendo. Y entonces lo entendió. ¡¡Otra jodida prueba de mierda!!  Apretó los dientes y se echó el pelo hacia atrás sintiendo el dolor presionar su mente hacia sus más oscuros pensamientos. No, no. ¡Ahora no! Si pierdes la guerra se acabó totalmente. Se centró en mirar el fuego, a ninguna chica en particular, pero cuando vio la melena recortada y negra de Rosalie frente a Lauren frunció el ceño. Buscó a Seúl entre los invitados pero no estaba. ¿¡Qué mierda hacía esa chiquilla sola en Aveyron!? ¿Había hecho algo otra vez? Krum había dicho que jamás había visto mejor a Seúl que en ese mes, que… Se hizo el silencio en el momento que Verona entró en la sala con otro plato como las demás en las manos y una cereza en la boca. Por Dios… Su mirada era una copia de la antigua que solía portar Valeria, fija en León con odio. Observó la sonrisa de León y la suya se amplió. No había sucumbido en absoluto, y su gesto escupiéndole a León en el pecho se lo terminó de aclarar. La estudió fijamente haciendo caso omiso al baile, viendo a Krum probar suerte con ella. Odio, pura rabia. Como la que él sentía ahora mismo escuchando a León reír a su negativa acorde con el rugido de la leona enjaulada, abrazándola contra él a pesar de sus faltas. Sonrió aún más y el pensamiento ganó al dolor. Si querían jugar sucio, él también sabía hacerlo. Sólo tenía que darle a León lo que quería, ahora mismo no estaba en disposición de reclamar a Amanda. No con esa actitud.

Terminó el baile y vio cómo la posicionaba para presentarla. Seguía siendo joven, pero a pesar del miedo que seguramente le infundía León ahora se negaba a aceptar la realidad. A ser su reina. Le odiaba con toda su alma, sólo había que mirarla para darse cuenta. Krum fue el primero en medirla, y por su reacción llamando a Ruth supo que la chiquilla estaba excitada. Incluso se revolvió ante las caricias de Ruth y no lo dudó, se levantó mirándola fijamente, subiendo a la tarima de dos zancadas. Sabía lo que León quería perfectamente por todos los medios, y él cómo provocarlo. Conocía bien los castigos de León, los de Valeria. La antigua actitud de su Ama para con él aún la tenía grabada en mente. Le miró con todo su odio mientras se acercaba a ella y directamente le abrió los labios del sexo verificando lo que creía. Excitada aun en esa situación, ya la había hecho suya en ese aspecto. No lo dudó viendo su debilidad en cuanto le rozó el ano. Estaba inflamado, aparte de lubricado con una crema seguramente calmante. León estaba siendo demasiado descuidado con ella. Y esa mirada rasgada de odio que se fue tornando en terror al sentirle ahí sin perderla de vista.

- Oussam…- Apenas fue un susurro. No nena, lo vas a chillar. Presionó, como el dolor le presionaba a él fijo en esa mirada rasgada hasta que la chiquilla se revolvió.- ¡¡Oussam párale, no!! ¡¡¡OUSSAM!!!- Se retiró sonriente mientras León la abrazaba riendo a carcajada limpia, mirándole con orgullo.

- ¡¡Tenemos ganador!!- Dijo León riendo aún.- Felicidades, Eric.- Se alejó sin dejar de mirar a Verona.- ¿Le temes mi reina?- Vio cómo asentía cerrando los ojos.- Curioso, Freixas fue el último alumno de tu madre en el PRE. Un verdadero Amo como ella.- Se tensó un instante al oírlo mientras se sentaba cerca de esa tarima sin perder de vista a Krum. Cabrón de...- Será él quien te adiestre entonces.- Volvió la vista hacia León sin creerlo, que le sonreía ampliamente de oreja a oreja. ¿¡A ella!? ¡¡Maldita sea, ella no!!

- Ehhh…- Atravesó a Krum y se levantó de su asiento con la respiración acelerada de pura rabia. ¡No habría pasado si hubieras consentido, joder!- León, no creo que…

- ¡¡NO!! ¡¡SUÉLTAME BASTARDO!!- Dirigió la mirada a Verona ante esa palabra a gritos, como el resto de la sala. Se acababa de soltar de León y estaba de pie ante él.- Me has arrebatado a mi hermana, mi cuerpo, mi futuro… Incluso pretendes hacerte con mi orgullo decorándome y tratándome como si fuese un puto objeto.- La música cesó y se hizo el más sumo silencio pero le dio igual, como a León, que la miraba fijamente.- No eres un rey, ni un hombre, ni siquiera un animal. Eres un demonio, un maldito...- El rugido de su dolor fue audible en toda la sala. Aun así le tiró a León la corona dorada que llevaba sobre la cabeza.- ¡No soy reina de nadie, menos tuya!- Le dio la espalda y en cuanto empezó a bajar los escalones directa hacia ellos no fue capaz de mover un músculo cuando vio su mirada rasgada fija en él alejarse por esa sala atestada de gente que la miraba sin habla. Valeria…

- Eric.- Miró a León, el gesto de furia que tenía fijo en el camino que la chiquilla había tomado a la carrera.- Tráela y empieza su instrucción. Ya.- No movió un dedo.

- Amanda o la Élite.- Se hizo el silencio y su mirada más oscura se clavó en él.León asintió.

- Como toques a mi reina te mataré. Ve.- Casi sin ser consciente de ello estaba corriendo tras Verona, viéndola al final del largo pasillo principal.

Se frenó un instante aferrándose el estómago, pero en cuando miró en su dirección con los dientes apretados y ese gesto de dolor inscrito en la cara volvió a iniciar la carrera. Como él, con toda la fuerza que su rabia le dio. Si León quería joderle la existencia iba a tener que plantearse mejor su decisión sobre Amanda. Un asentimiento era un paso, que le diera el derecho a tenerla otro. Tendría que cambiar y rápido, como esa chiquilla a la que estaba a punto de alcanzar y a la que amaba tanto que no era capaz de castigar como debía. Él sabía hacerlo, recordaba perfectamente la forma de calmar a Valeria, solo que ahora lo haría León. Ese dolor jamás se iría sin lo que necesitaba, sin lo que Val había ido a buscar fuera del PRE por puro orgullo teniéndolo tan cerca. Podía volver a hacerlo, necesitaba hacerlo para liberar su ira también. Era el único al que Valeria había obligado a estar en la Élite como Amo por alguna razón. Sin duda era por ella, debía odiarle más que a León, enfocar su ira y su dolor en él hasta el límite. Dejar que León fuese su único recurso para llenar ese vacío que tanto le dolía.

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