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Negro&Blanco;: La Élite (2)

en Dominación

Sorpresas

Megan Bloom

 

La vio bajar a desayunar en albornoz. Ya empezaba. Demasiado margen le había dado Eric hasta ahora, seguro que gracias a Lorena. Podía decir poco, pero sin hablar hacía maravillas, y llevaba a Lily de la mano hasta que se sentó, con la mirada baja. Bueno, no lo estaba haciendo del todo mal dados los hechos. Al menos ella como primeriza no tenía que hacer posiciones aún, sólo la de presentación, la primera, la segunda… Vio la mirada que Krum le dirigía. Y la quinta, seguro. De esa no se iba a librar nadie, pero le podía pasar la información a la tablet que llevaba en la mano. Ese había sido el acuerdo al menos, había conseguido un poco de contacto con ella. Si le hablaba más de la cuenta no volverían a dejarla acercarse, por lista. A veces podía ser una gruñona empedernida, cosa que ya había visto era por Le Rosey y su selectivo ambiente, como lo llamaba ella.

- ¿Qué quieres desayunar, nena?- Le preguntó Eric. Otro que parecía más feliz de lo acostumbrado. En la intimidad era divertida, impulsiva, y por más que su problema fuese grave lo conseguía aplacar bastante bien a su manera.

- Pan tumaca, Amo.- No entendió esa expresión española. Volvió a Krum suspirando, sabiendo lo mucho que podría gustarle Lily si la conocía a fondo. Podría haberle dicho cosas sobre ella, sus traumas, pero no lo que sabía con certeza y les descolocaría.

Ese era el fallo seguramente ahora, seguir su rutina diaria de evadirse del planeta. No la estaban dejando ser ella, lo sabía mejor que nadie. Miró a Rosalie de soslayo, que comía en silencio. Vaya nochecita de mierda había tenido la pobre, se le veía en la cara. Aún le dolería el castigo de Krum por haber sacado el consolador. Lo borró de su mente centrándose en el…

- ¿Pan qué?- Y sonrió sabiendo que siendo Eric su Amo estaba más que a salvo. Al menos por la guerrilla entre Amos que siempre tenían. No le dejaría acercarse a ella más de lo estrictamente necesario, y siendo Krum eso iba a ser muy poco. Suspiró

- Pan con tomate rayado y…- Suspiró.- ¿Puedo hacérmelo yo, Amo?- Miró fijamente a Lily. Algo había pasado para que se lanzara así, con esa confianza. Aunque normalmente no pedía nada ahora no le quedaba otra.

- Lori, acompáñala.- Las observó levantarse y la ligera sonrisa de Lily. Algo gordo había pasado, ella sonreía cuando estaba muy nerviosa o… ¿Ya confiaba en él?

No, eso no era posible. No después de lo de ayer, de lo derrotada que la había visto con Krum antes de irse a la habitación. ¡A ella le había costado horrores! Los juegos de Eric, seguro que era eso. Al menos ella tenía suerte. No quiso acordarse de lo demás, aún le dolía la espalda, pero se lo había ganado por intentar bajarle esa ansia a Krum, sabiendo que Susi estaba a punto de llegar a la habitación y si no hacía algo descargaría su ira contra la gemela equivocada. Con ella sería indulgente, y lo había sido bastante. Sonrió sabiendo que aún le importaba lo suficiente para no dañarla directamente mientras se bebía el zumo y masticaba la tostada en silencio. Pan tumaca… A veces era imposible entenderla, las expresiones de esa zona de España la pillaban desprevenida, pero no era la única. Miró a Eric, que la miraba a ella fijamente. ¿Pasa algo?

- Krum, dáselo ya.- Miró a su derecha, a sus ojos de cristal con el pelo castaño bien peinado hacia atrás. A su gesto de fastidio pasándole un diario negro. El de Lilian.

- Tienes actividad extra, princesa.- Abrió el diario viendo lo que había escrito, todas esas páginas. Uala. Estalló.- Contesta a sus preguntas como quedamos.- Miró la tablet que Lily había dejado ahí asintiendo. Al menos...- Megan.- Krum le cogió la mano y frunció el ceño de inmediato con esas cejas negras.- Sólo-sus-preguntas.- Bajó la mirada y asintió. Tampoco se la iba a jugar, eso era suficiente. Tendría millones.- Bien cielo.- No sabía cómo podía seguir latiéndole el corazón de esa manera cuando la tocaba, no después de todo lo que sabía. Y aun así latía con fuerza. Seguía sin rendirse.

No como las gemelas, al menos Vivian. A la vuelta del cuarto de Veteranas ya para dormir las había visto a una en cada punta de la cama, dándose la espalda. Había dormido entre ellas y Vivian desde entonces no hablaba con nadie. Ella sí que estaba mal ahora. Ni siquiera a su susurro cuando vio que Susan dormía de que ella la protegería como fuese dijo nada. Suspiró con la mano aún cogida por Krum bajo la mesa mientras él miraba el periódico de la zona. Y también la planificación ante él de los sistemas de vigilancia que aún no habían instalado en la casa. Volvió a suspirar mirando a Rosi y su cara larga, como Verona. Todas menos Jo, que estaba sonriendo mientras desayunaba sus cereales. Pero Rosi aún ni estaba, y sabiendo quién se encargaba de ella ahora ese contacto de su mano que de tanto en tanto le rozaba con el pulgar le cruzó los brazos a su subconsciente con un profundo bufido a su latir desbocado.

- Qué pasa.- Levantó la vista a la puerta del ventanal ante la seca pregunta de Eric, donde Lorena le hacía gestos frenéticos para que fuese con ella, saliendo a la carrera otra vez.

Krum tiró de su mano levantándola, corriendo tras ellos con la tostada en su otra mano a medio comer por esa puerta lateral a la sala principal que daba a una pequeña cocina. Aún tampoco tenían servicio fijo, no habían llegado por el cambio de planes tan radical para esas vacaciones. Pero por lo visto a Lily no le importaba un comino. Uala, ¿desde cuándo sabe cocinar? Siempre se quejaba de la comida de Le Rosey pero… Miró el pasmo de Eric, el de Krum. La sonrisa de Lori.

 

-Sorpresas-

Ya que estaba podía hacerse algo rico de verdad. No sabía dónde estaban las cosas en esa cocina, pero ya había investigado cada cajón buscando un escurridor y nada. Se subió a la encimera de pie abriendo los armarios altos. El rayador ya lo tenía, los tomates no, la fruta… Fresas y plátano había. Ni rastro de tomate. Bueno, pero había sirope de chocolate. Genial. Eso y un plato grande. ¿Sartén? ¿Aceite? Vale, listo. Lavó las fresas, pero no había más que cubiertos de plástico en esa cocina para cortarlos. Menos es nada. Las partió por la mitad, hizo lo mismo con los plátanos mientras el aceite calentaba y volvió a mirar la nevera, el congelador, moviendo el pie al ver que apenas había nada. ¿Helado? No, no le apetecía. Bueno, da igual. Puso el plátano a freír y como siempre se echó hacia atrás ante el chisporroteo del aceite caliente, poniendo el resto con cuidado. Cuando tuvo el color adecuado le echó un poco de ese sirope en el plato con las fresas colocadas. Y miel, un poquito, sino estaría demasiado empalagoso. Servilletas… En cuanto dio media vuelta con el plato en la mano viéndoles sonreír desde la puerta y a Eric acercarse llevando la mano directa al plato no lo pensó dos veces.

- ¡Manos arriba!- Vio su expresión de pasmo y se dio cuenta. No era Eric, sino su Amo. Bajó la vista al plato que acababa de hacerse, que no era lo que le había dejado hacer después de todo. Ay va…-No…no había tomates, Amo.

- Mírame Lily.- Levantó la vista a la suya, a una amplia sonrisa.- Ya me dirás cómo has aprendido a hacer esta maravilla de plato pero… ¿Manos arriba?- Se reía.

- Es… es que es…- ¿Y eso cómo se lo explico? ¿Que Meredit durante las vacaciones le ordenaba al servicio no hacerle de comer? ¿Que aún así Nana  la había enseñado?- Me lo enseñaron así, que el plato no se toca hasta que esté en la mesa, Amo.- ¡Mierda, Nana, se había olvidado por completo de ella! ¿Puedo mandar una carta? No, ya de pedir se acabó, la había cagado un montón. Aunque le había hecho reír, ¿eso contaba?

- Pues a la mesa.- Se lo cogió de las manos y la llevó directa a sentarse, lo puso frente a ella, metió el dedo en el chocolate y se lo acercó sonriendo.- Este es mi precio por el engaño, chupa.- Miró al resto, que miraba a su plato, a ella. A Eric y su dedo.- Nena, esa mirada.- Ay, leches. La bajó y se acercó a ese dedo, metiéndoselo en la boca. Chocolateeee… Sonrió a ese sabor que tanto había echado de menos. Sus peticiones también se cumplían de cierta manera. La suya.- Mmm.- Eric se mordía el labio sonriendo, porque ese era Eric. El que la besó delante de toda la mesa pendiente a ellos no. Miró a Megan de reojo un instante antes de que él se separara.- Rico, ¿eh?

En cuanto empezó el desayuno, sin que Lorena ni él dejaran de picar en su plato, dándole un beso en la mejilla de tanto en tanto entre risas sin que ella levantara la mirada ni dijese nada hasta que llegó la hora de esa pregunta. Cómo lo había aprendido. Y lo respondió suspirando, sin atreverse a preguntar por el tema de Nana. Terminaron de desayunar en silencio a partir de ese momento, pero Eric no le soltó la mano ni cuando se levantaron, llevando la tablet en la otra de camino a saber dónde por esos pasillos de mármol.

- Hoy va a haber mucha gente en la casa, nena. Mantén la vista baja y no te separes ni de mí ni de Lorena o el que sea que esté a tu cargo, ¿queda claro?- Asintió.- Bien nena. Ahora te voy a mostrar lo que vamos a hacer cada mañana después de desayunar.- Se frenó. ¿suelo de madera? Eso era...- Mira.- Levantó la vista viendo el estudio de arte donde había visto las esculturas el día anterior. Tras ella iban las gemelas, con Lori sonriendo y sentándose todas en los taburetes frente a las mesas de material preparados con cuadernos.- Ponte aquí nena.- Le señaló un cojín cuadrado en mitad de la sala frente a la pared al que se acercó cogida aún a su mano, ayudándola a subirse y quitándole la tablet.- Bien.- Se puso ante ella, y aunque ahora era mucho más alta se sintió pequeña en cuanto llevó sus manos al albornoz que Lori le había dicho que se dejara hoy en vez del vestido. Su pulso se disparó- Calma.- ¡Me estás desnudando en una sala, subida a un cojín!- Esta nena, es la posición uno.- Lo miró pasmada. Eso también quería saberlo pero…- De pie, mirada baja.- Le deslizó las manos por los hombros y el albornoz cayó a sus pies.- Shhh… Calma nena, estoy aquí, y aquí seguiré contigo la próxima hora y media mostrándote posiciones.- Le besó la mano.- No te muevas.- Desapareció tras ella y escuchó un ruido.

Sabía que estaba detrás, como las gemelas, y Lorena. Suspiró profundamente para calmar el tremendo palpitar que tenía hasta que volvió a aparecer ante ella con una baqueta, un cuaderno y un lápiz en la boca. ¡La iban a dibujar! Vio que se sentaba sin quitarle le vista de encima. Ay por Dios. Tragó despacio mirando sus pezones excitados.

- Bien nena, lo haces muy bien, ahora quieta.- Abrió el cuaderno y dejó de mirarla, pero al escuchar ese sonido de hojas tras ella se tensó miró de reojo en esa dirección sin pensarlo.- Mirada baja cielo, relájate y mantente quieta, no quiero tener que repetirlo, ¿de acuerdo?- Asintió aunque no lo hizo muy convencida de que pudiera mantenerse quieta, menos relajarse. Encendió dos focos en la pared que la pusieron más nerviosa aún balanceándose en ese cojín un poco.- Lilian, qué pasa.

- Que me muero de vergüenza, Amo.- Susurró. Aunque le esquivase la mirada su respiración acelerada lo decía todo.

- Bueno, lo entiendo, pero vas a tener que acostumbrarte nena.- Se reía.- Así no olvidarás las posiciones.- Eso seguro.- Esta en concreto se usa cuando tu Amo o señor entra en la sala donde tú estás o si eres primeriza, que siempre es la que debes poner en todo momento si no te ordenan otra cosa.- Bueno, saberlo le ahorraría más de un problema seguro, pero los nervios no se iban.- Estoy aquí para adiestrarte Lily, no lo olvides tampoco.- Suspiró. Y mantuvo la posición con la vista baja sin mirarle, viendo directamente el albornoz a sus pies, el suelo de madera. Y a medida que el tiempo pasaba le costaba más no centrarse en algo en ese silencio con el rasgar de los lápices rodeándola, sobre todo por detrás.

- ¿Podrías poner música, Amo?- Algo por favor, algo que me distraiga.

- ¿Música?- Le miró y asintió aprisa. Por favor… Sonrió.- Bien nena, si eso te ayuda a no moverte, sí.- Suspiró más tranquila viendo que se levantaba, pero cuando volvió con la tablet y se la entregó no supo qué…- Pon lo que quieras.- Buah, ¿en serio? Sonrió yendo directa a esa lista de reproducción que había puesto por la mañana, y dejó la tablet en el cojín frente a sus pies viendo el video.- Buen truco nena, me lo apunto.

Le miró nerviosa y bajó la vista a la canción que había escogido por si pillaba el mensaje, como había hecho Lori con ella la noche anterior. ‘La la la’ era lo que hacía, eso o moverse. Y parecía que no le hacía ni caso hasta que le oyó reír, a él y a Lorena tras ella.

- Eres…- Se levantó de su asiento. Estaba sonriendo de oreja a oreja, con los brazos en jarras.- Vale, ya lo has dejado claro, pero bésame por permitirte tanto capricho o lo quito.- Lo hizo sonriendo. Empezaba a ser divertido y ya no estaba nerviosa después de tanto rato ahí de pie. Las chicas tras ella no tenían nada que no tuviera ella misma y él ya lo había visto todo.- Oh nena, vas muy bien, sigue así.- Suspiró. Ya llevaban al menos media hora ahí. Eran las once pasadas.

Y volvió a sentarse otro rato más mientras la música seguía sonando y ella viendo los videos uno tras otro. El truco era genial. Esa canción no tanto, pero el mensaje ya no importaba. Lo que seguía rondándole la mente era Nana. Tanto capricho… ¿Ser ella misma era un capricho? La mujer siempre estaba en vacaciones, cuando iba ya fuese verano o navidad, y aunque ya no era su casa… Suspiró. El PRE era su casa ahora, no tenía más nada. ¿Qué le iba a decir a Nana? ¿Hola qué tal, ya no te veo más porque he acabado en una organización seguramente secreta que me instruye en el sexo como sumisa? ¿Que ese cabrón para el que trabajas y su hija son el mismísimo demonio? No, eso ya lo sabía. Podía preguntarle por Meredit y su labio partido, fijo que ella también se habría reído un rato sin saber las consecuencias que le había traído. ¿Estaría preocupada? Buah, esa canción era un pestiño. Tenía que retocar esa lista, aparte de encontrar el momento adecuado para preguntarle si podía enviarle una carta a Nana. Por lo menos para decirle que seguía viva.

- Seguimos con la dos, ¿vale?- Asintió y miró la tablet fijamente, olvidándose del tema por completo.- Manos detrás de la nuca y vista al frente.- Bueno, podía seguir escuchando la música.- Ahora separa un poco las piernas.- Lo hizo.- Más nena, así.- Le cogió el tobillo izquierdo y lo separó del derecho medio metro. Tragó despacio viendo su mirada, con el lápiz en la boca. Y ya no hubo música, sólo un palpitar tremendo.- ¿Estás cómoda?- Se encogió de hombros, sabiendo que era la misma que les había visto a las Veteranas castigadas. Pero el pálpito lo contrarrestaba con esa imagen suya ahí abajo. Se quitó el lápiz de la boca sonriente y le besó la cadera acelerándole el pulso.- Mi musa, qué bella estás.- Miró al frente. Y lo hizo a pesar de oírle reír quedamente, pasar una página de ese cuaderno, seguir dibujando. El tiempo volvió a pasar canción tras canción hasta una que le gustaba mucho. Lazy song.- Nena, ese pie habilidoso te va a costar caro si no dejas de moverlo.- No se había dado cuenta de que seguía el ritmo. Suspiró nerviosa, sabiendo que la acababa de cagar.- Bueno, no pensaba hacerla hoy pero ya veo que harás lalala con lo que sea, ¿no?- Frunció el ceño sin moverse aún, sin entender su propósito.- Preséntate nena.

Perdió el aliento, pero de esa se acordaba. No sabía que fuese una posición en sí pero se arrodilló y abrió las piernas mirando el video, sabiendo lo que iba a pasar perfectamente. Esto ya no era igual, y ellas seguían detrás. No por Lori, ella… Suspiró profundamente bajando los brazos de la nuca, poniéndolos a los lados del cuerpo. Como en la sala gris. Le pasaba por despistarse con ese vídeo, con esa canción. Quizá no era tan buen truco después de todo.

- ¿Estás dispuesta Lily?- La pregunta aumentó el pálpito, sabiendo a lo que se refería. La gemela se lo había dejado bien claro en el avión. Asintió.- ¿Puedo?- Vio la mano ante ella. Y asintió levemente. Eso también lo había hecho antes en la limusina, con Krum, con él. Delante de todas.- Oh nena… Te lo voy a recompensar.- Dejó de respirar al oírlo, sabiendo que esta noche sería Eric, no su Amo. Y que estarían solos ellos tres, tranquilos, jugando. Haciendo guarradas sí, pero… La mano se internó entre sus piernas.- Por Dios…- Le levantó la cara y la besó profundamente, moviendo la mano, dándole de comer al pálpito sabiendo que estaban tras ella, que la observaban, que no iba a esperar a esa noche para recompensárselo. Pero no pudo sostenerlo más tiempo.

- Ah…- Y no frenó, todo lo contrario. Aumentó el ritmo tanto que tuvo que aferrarse a él, a su camisa blanca sin que dejara de besarla. Ni ella de jadear hasta que no pudo con esa intensidad frenética que su mano llevaba.- AHA, AH…- La abrazó contra él sin que soltara su camisa, intentando recuperar el aliento. Había sido muy rápido y muy intenso, no se lo esperaba para nada.

- Nena, eres increíble.- Le besaba el cuello, y abrió lentamente los ojos mientras se separaba de ella.- Increíble.- La besó otra vez, como lo había hecho esa mañana en el despacho de Krum. Con una pasión que le paralizaba el cuerpo por completo.- Joder…

Vio su mirada de ojos azules brillantes con una amplia sonrisa que apuntaba hacia abajo. A la tablet que había manchado al correrse. Y volvió a la realidad, a la música, a la habitación, a ellas. Pero no sólo estaban las gemelas y Lori. Estaban todos en esa sala tras ella, incluso Krum.

Miró a su Amo, sonriendo, pero ella tembló. Acababa de correrse delante de todos.

- Shhh, calma nena, shhh.- La cubrió con el albornoz de inmediato sin siquiera pedírselo, abrazándola.- Orgulloso se queda corto para lo que me acabas de hacer sentir, Lilian, no te avergüences.- No supo porqué pero sollozó.- Oh, nena no, cálmate vamos, shhh…- La cogió de ese asiento sentándose él, poniéndola encima suyo.- Por qué lloras mi musa, con lo bien que lo has hecho.

- No…- Se intentó calmar. ¿Eso era una recompensa?- No lo sé, Amo.- Porque no me lo esperaba, ni que ellos estuvieran detrás.

Todos. Ni que se hubiera dejado llevar tanto aunque no pudiera remediarlo. Que él no hubiera tenido reparo alguno en mostrarles esa parte que consideraba privada. ¿Qué clase de recompensa era esa? Tantas cosas se cruzaron en su mente que se encogió aún más.

- Ey, Lily.- Megan se sentó a su lado y ocultó la cara de pura vergüenza.- Oye, no pasa nada, vamos.- Eric le giró la cara hacia ella en el momento que Lorena... No. Este no es Eric, es tu Amo. Sollozó otra vez, deseando salir de ahí pero sin poder moverse.- Eso es lo que se espera, la meta.- Le mostró su diario.- Considérate afortunada de que te cueste tan poco obviar lo que te rodea, tía, lo estás haciendo muy bien.- Se quedó mirando sus ojos verdes en silencio, los grises de Lori, que la miraba sonriente. Había leído sus respuesta.- Yo te responderé tus preguntas, ¿vale?- Asintió sin habla. Vale.

- Krum, ven.- ¡No! Se ocultó como pudo contra él.- Oh nena vamos, tranquila. ¿Por qué le temes tanto?- No tuvo que pensarlo dos veces.

- Porque no me gusta cómo me mira, Amo.- Se rió a carcajadas de su murmullo.

- Te mira así porque te desea nena, te quiere para él.- La aclaración le impactó sobremanera.- Pero eres mi musa, cariño.- La alejó un poco de su cuerpo, acariciándole la cara para llevarse las lágrimas, mirándola fijamente.- Mi preciosa musa que acaba de sorprendernos una vez más, de hacerme sentir más que orgulloso.- La besó, y como en el desayuno miró a Megan a su lado, que sonreía de oreja a oreja sin dejar de mirarla con Lori cogiéndole la mano.- Vamos, ve con ellos nena, vas a elegir las actividades que quieras hacer para tu futuro.- Le dio un beso en la nariz y la levantó, atándole el albornoz. Krum sonreía mientras Megan la cogía ahora del brazo dándole la tablet, limpiándola con el borde del albornoz. -Elige bien, Lilian.- Suspiró.

Y no tardó en avanzar bajando la mirada, sabiendo que aún le quedaba mucho día por delante. Miró atrás antes de salir, a su Amo, que sonreía sin que el resto la mirara siquiera ahora en esa clase. En esa galería en la que acababa de aprender que no iba a ser tan fácil como se lo había planteado en un principio, viendo a Krum de reojo avanzando a su lado, sus mocasines blancos. Y las sandalias con el nombre de Megan. Ella no la soltaría, no la dejaría sola contra él y sus malditas preguntas directas. La agarró con fuerza con esa frase en mente. Te mira así porque te desea. Suspiró profundamente cuando vio de soslayo su sonrisa. Sus ojos verdes.

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