13 de Febrero de 2010, Francia (Le Rosey)
Estaba aquí, otra vez. Y eso podía significar muchas cosas. O bien había vuelto su pequeña al fin de la mansión de Aveyron o esa imprevisible chiquilla acababa de cagarla. Recorrió los pasillos mirando ese mensaje en su móvil de Seúl. Reunión con Verona, ponía solamente, pero eran las cuatro de la mañana. ¡Qué hacía ahí a esas horas!. Se dirigió a la sala de juntas y a través de la cristalera la vio. Y sus ojos rasgados se centraron en él de tal forma que no ver a su pequeña en esa habitación fue el menor de sus problemas ahora. Withmore estaba ahí otra vez, con Wheel, con León y Krum. ¿Dónde estaba Seúl?
- Siéntate.- Obedeció de inmediato y se colocó frente a ella.- ¿Has tenido pesadillas este mes Eric?- Asintió sin mirarla. Cada noche.- ¿Has hecho daño a alguien?- Negó en rotundo. No, pero cada vez pasaba más tiempo encerrado en el estudio de artes con Janet.- Como veis es un claro ejemplo de la valía del PRE.
- No es comparable.- Miró a Wheel, que parecía al borde del colapso nervioso.- La chiquilla se ha vuelto loca, no deja que nadie se le acerque.- Se estaba perdiendo algo, seguro.- La tuvieron que sacar del agua a punto de congelarse por Dios.- Le vio taparse la cara sin entender nada.- No la quiero cerca de mi Meredit, no en estas condiciones, y menos después de esto.- Dirigió a Bill una mirada con esos ojos azules de puro odio.
- Lo siento, de verdad.- León rió a carcajadas.-Yo me encargaré de ellas por ahora, Robert.- Murmuró Withmore.- Estarán con el psicólogo hasta que se recuperen del shock.- No quiso pensarlo dos veces. No podía ser eso. ¿Hablaban de Amanda? No era la primera vez que estaba con Withmore, pero no sabía qué pintaba Wheel ahí. Ni por qué Bill había recuperado su puesto en Le Rosey. ¿Había pagado su deuda? Miró a Krum y este le hizo un gesto. Después le contaría lo sucedido. Se relajó un poco más, sobre todo cuando miró esos ojos rasgados fijos en él. No debía fallar ahora, lo sabía, había pasado algo gordo y de su calma también dependía algo si le habían llamado.
- No estás en condiciones de incluirte, yo pagaré los gastos.- León estaba muy serio. Demasiado. Y eso sólo significaba que este momento era importante.- Pero las circunstancias han cambiado los planes Wheel, ya lo has visto.- Señaló una tablet frente a ellos. Sabía el trato anterior con Wheel, que iba a entregar la mano de su hija cuando fuese el momento a uno de los socios de León para afianzar su relación como socios capitalistas. Se centró en la tablet, marca indiscutible de Seúl. Algo había hecho, y León miraba a Withmore fijamente de una forma que conocía. Tenía problemas, serios.- El trato era simple y no has sabido controlar a tu hija.- No, en lugar de eso se había quitado de en medio un mes. Aunque tampoco le habían dejado mucha opción. Se iba o desaparecía del mapa.- La deuda que tienes ahora no la vas a pagar ni en todos los años que le quedan de vida.- ¿Había hecho algo esa mocosa? Miró a Wheel y el gesto que había cambiado por uno de sumo cabreo dirigido a Withmore en exclusiva. Como toda la mesa, incluso Krum. Lo hizo igualmente sabiendo que era algo grupal y Withmore bajó la mirada.- Que la traiga ya.
Krum se levantó y salió de la sala de juntas, pero la mirada de Valeria le impidió moverse de ese asiento. No, ahora no podía ser un Amo. No con ella delante o volvería a llamarle la atención. Con la última ya había sido suficiente. Se estaba encariñando de su pequeña tímida y eso no podía hacerlo. Para dejárselo claro se la había llevado con ella a Aveyron. La deuda seguía bajando de todas formas, tenía que centrarse en eso. León había conseguido muchos compradores interesados en su obra, que cada vez era más grande, más oscura otra vez. Cada día que ella no estaba y se encontraba rodeado por todas esas alumnas que le miraban pidiendo guerra. Oyó el chirrido de la puerta y vio a Seúl cogido de la mano de Rosalie Withmore, tirando de ella. Y la muchacha estaba callada, con los ojos enrojecidos de llorar. Callada, se repitió. Por Dios… La sentaron a su lado y ni siquiera se movió un palmo.
- Ahora dile a tu padre lo que quieres.- Se tensó cuando Seúl le puso la mano en el hombro.- Pide por esa boquita, criatura, esta vez te lo concederá seguro.- La sonrisa que tenía era la más amplia que había visto en su vida.- ¿Qué quieres?
- Quiero entrar en el PRE.- Miró la ligera sonrisa de León.
- ¿Por qué?- Les observó atentamente. Estaba vencida y Seúl radiante de felicidad.
- Hago daño a la gente.-Susurró la chiquilla en apenas un murmullo.
- ¿Y por eso?- Lo estaba disfrutando con toda su alma. Se le veía. Tanto como el gesto de pena de Rosalie, que empezó a llorar.
- Me merezco un castigo.- Seúl le palmeó el hombro que había mantenido sujeto.
- Ni lo dudes mocosa, porque si no lo hace él lo haré yo.- Se giró hacia Wheel, que se había levantado hecho una furia.- A partir de ahora ni te acercarás a mi Meredit, ¿queda claro?- ¿¡Qué había hecho!? Rosalie sollozó.- Y tú, Withmore, olvídate de mi subvención.- En cuanto vio la sonrisa de León miró a Bill. Eso era la mitad de su renta.
Robert Wheel salió de la sala de juntas sin decir nada más, igual que Krum levantó a Rosalie del asiento y sin poder creer lo que veía Seúl se la sentó encima. Y ella ni se movió, sólo sollozaba en silencio sin apartar la vista del suelo.
- Bueno, lo que nos atañe ahora es fácil Withmore.- Escuchó a León pero no podía apartar la mirada de Valeria, que acababa de aferrarse a la mesa y mantenía los ojos cerrados.- Mi reina, te duele.- Levantó una mano ante el avance de León y con lentitud volvió a abrir los ojos. Los centró en él con una ligera sonrisa y su respiración se calmó. No estaba bien, iba a peor incluso con los mejores médicos.- Krum, a lo que vamos, rápido.- Vio los papeles que este sacaba de su maletín y lo supo al instante. Acababan de hacer el movimiento final contra Withmore, que miraba a su hija fijamente aún con un gesto entre asombro y rencor.
- El nuevo trato que se plantea es simple.- Empezó Krum poniendo ante Withmore esa cantidad de papeles.- Todos los gastos, financiación y tu puesto quedarán asegurados, así como tus propiedades y futuros ingresos para sustentar tu nivel de vida.- Aparte de tu cuello, pero a cambio de…- A cambio, Rosi entrará en el PRE hasta la mayoría de edad, acogerás a cada chica que nosotros consideremos en la escuela, estarás siempre dispuesto a escuchar las consideraciones del señor Guennouni sobre la dirección del centro y cuando sea el momento Rosi ocupará tu lugar como esposa de Seúl Prodochev, quien se encargará de su educación de ahora en adelante en Alemania.- Se quedó con la boca abierta, pero no tanto como Withmore. Ni la mismísima Rosalie, que volvió a respirar al cabo de segundos.
- ¡No!- Seúl no tardó en levantarse con ella, en sujetarla, pues ahora se revolvía con ira como una culebra.- ¡¡MALDITO INÚTIL, COMO FIRMES ESO TE MATO!!- Wheel cogió el bolígrafo sin mirar a su hija.-¡¡¡NO!!!- Firmó, y en cuanto lo hizo Rosalie dejó de moverse, de gritar.- Me las pagarás…- Murmuró sollozando, y a la señal de León se la llevó de la sala de juntas. Ya era suya.
En cuanto terminaron el papeleo en silencio y dejaron a un más que derrotado Withmore en esa sala vio la comitiva de mujeres que esperaba a Valeria con una silla de ruedas en el pasillo, en la que se negó a sentarse. Pero León la sujetó igualmente.
- ¿Me dices ya cómo mierda ha conseguido Seúl todo esto?- Estaba claro quién había tramado todo el trato, porque a pesar de que León hubiera conseguido Le Rosey por completo él había sacado una tajada impresionante. Además de a Rosalie.
- ¿Sabes ese cacharro en el que trabajaba?- Asintió.- Vale más que todas las vírgenes de Le Rosey.- Hijo de puta… Seguramente ahora era tan rico como León.
- Ahora habrá una menos.- No pudo evitar el comentario, sabía dónde estaría Seúl perfectamente. De camino a Alemania sin lugar a dudas y con Rosalie en su poder.
- Dos.- Frunció el ceño, pero en cuanto le contó todo lo sucedido… Por Dios, se referían a esa ‘rata roja’ y su madre. A Meredit Wheel. Sabía por lo que Krum y Seúl le contaban de la tendencia sexual de la chiquilla para liberarse de su rabia, de que Meredit iba con ella, pero eso… Un fallo, uno monumental para los planes de León al que habían conseguido sacarle tajada. Todos menos él.
Se centró en Valeria, a la que acababan de sentar a la fuerza en esa silla que el mismo León empujaba por la ladera pavimentada hasta uno de los todoterreno negros de su flota. Estaba mal, muy mal, pero cuando levantó la mano y vio que una de las jóvenes se acercaba a él…
¡Amanda! Ni siquiera la había reconocido con ese pañuelo. Le sonreía, iba directa hacia él, y le cogió la mano sin perder la sonrisa. Levantó la vista incrédulo hacia Valeria, que le observaba atentamente desde esa silla de ruedas. No se la había quitado para que no se encariñara, sino para que se diera cuenta de la falta que le hacía su compañía. Su sonrisa era la recompensa, no tener pesadillas de nuevo cada noche. La besó sin pensarlo.