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N&B;: Freixas, el Amo.(3)

en Dominación

24 de Diciembre de 2009, Francia (Residencia Withmore)

No participaría en la conversación que tenían esos dos mientras llegaban a la mansión de Withmore para la cena a la que les había invitado. ‘Por cortesía’. Le interesaba una mierda que Seúl se estuviera subiendo por las paredes ya por esa cría. La tal Rosalie se dejaba ver poco por la zona estudiantil de Seúl, ni siquiera iba a ver a su padre al despacho más que para exigir cosas que él le daba con gusto. La había visto dos veces desde que empezase el curso, y ni siquiera dentro del centro sino en las cuadras, pues aún estaba en los cursos inferiores. Seúl la tenía estrechamente vigilada a la espera de que diese un paso en falso. Pero la joven era, a pesar de todo, una estudiante modelo. Buenas notas, idiomas, actividades extracurriculares como equitación, esgrima, danza clásica…  Lo que más crispaba a Seúl cada día, sin duda. Incluso Krum mostraba interés por ella, pero no estaba tan loco como para hacer algo en contra de los deseos de Valeria y León. Ya había encontrado a una preciosidad inteligente y autoritaria, una que le obedecía e idolatraba. Janet Loette. Miró a su pequeña tímida, vestida con un traje de gala. Estaba despampanante, y León orgulloso de su avance. El de ambos.

Apenas se cubría ya, y había aprendido por las malas a quedarse quieta completamente, a obedecer. Era de esperar, pero aun así se había controlado como Amo y eso era un orgullo. La deuda bajaba lentamente, no así como su excitación al ver que ni siquiera pestañeaba a los gritos de Seúl. Krum le estaba provocando, y era el momento preciso para probar.

- Nena, ayuda a tu señor a calmarse. Lo necesita.- Su gesto a punto estuvo de mostrar duda, pero lo corrigió de inmediato y asintió.- Bien preciosa.- El ligero temblor de su labio se lo dejó claro. Aún le molestaba, a eso no se acostumbraba. En cuanto Seúl la vio acercarse y arrodillarse junto a su asiento dejó la conversación y le miró fijamente.

- No me jodas, Eric.- Se rió a carcajadas.- La cría está de infarto, no juegas limpio.- Le señaló el maletín que traía consigo.

- ¿Cuántas cámaras vas a ponerle a tu… cría en su casa?- Krum estalló en carcajadas mientras Seúl le miraba con odio. Le tenían calado.- Adelante nena, no queremos que esté tan nervioso si esa bonita amazona está presente hoy.- Y Amanda obedeció.

No tardaron en llegar, y les recibieron junto al resto de claustro de profesores y algunas alumnas más. Y muchos, muchos miembros de la élite del país, de las empresas más importantes. Seguramente algunos de ellos serían asociados de León, pues pudo reconocer a más de una de sus sumisas entre las invitadas. El servicio les acompañó, sentándoles y sirviéndoles como a reyes. Pero la chiquilla no estaba, y el cabreo de Seúl iba en aumento cada vez que alguien le preguntaba a Bill por su pequeña.

- Pasará las navidades castigada.- En cuanto lo escuchó levantó la vista del plato, como Seúl. Como Krum.- Nah, ¿me veis capaz?- Miró directamente a Seúl frente a él. Iba a matarlo, o al menos eso expresaba su cara.- Mi pequeñina es un encanto.- Una mierda.- Está pasando una fase difícil, pero bueno. Todos hemos tenido ese problema, ¿verdad Wheel?- Robert Wheel, otro de los mayores capitalistas del país, miró a Withmore de reojo. No era el único en saber que su hija era un demonio con falda.

- Por cierto, me han comentado algo de que te has casado.- ¿Comentado? Se centró en su plato ignorando la cara de Seúl. No se hablaba de otra cosa en Le Rosey, al menos no salida de la boca de esa cría, que ponía a parir a su nueva madre y su hija, que ahora era su hermanastra. La rata roja era ya conocida por todo Le Rosey aun sin haber pisado la escuela.

- ¿Tiene una niña, verdad? ¿Por qué no la ingresas en Le Rosey?- Withmore siempre tan previsible.

- Es una salvaje, como su madre.- Y las risas a su jocoso comentario fueron coreadas por casi toda la mesa.- Además dudo que vaya a ser algo duradero. Mi Meredit va antes y por ahora no está muy contenta con el cambio.- Y que lo digas.

Terminó la cena mirando a Amanda frente a él, el gesto preocupado que tenía, e ignorando la banal conversación sobre inversiones y estadísticas de mercado a la que Seúl estaba atento como el que más. No así como Krum, que había optado por… Le dio una ligera patada por debajo de la mesa y su el gesto de preocupación de Amanda se desvaneció. La estaba tocando en público, el muy hijo de puta. Le sonrió de oreja a oreja y no dudó en jugar al mismo juego. Janet estaba a su lado, y por lo que sabía tenía la fea costumbre de hablar más de la cuenta.

- Nena, ¿te gustó mi último cuadro?- Una imagen que se quedaría en su mente de por vida, sin duda alguna. Y en cuanto vio su parálisis y la mirada que le dirigía Krum fue directo a su entrepierna por debajo de ese corto vestido. Sin ropa interior, depilada y disponible, como decía Krum.- Ya veo que sí cariño. Pero contesta, me interesa saber la opinión de mis modelos.- Le susurró acariciando su clítoris despacio. Sin ninguna prisa.- Vamos.

- Eric…- Sonrió a la llamada de atención de Krum sin detenerse. Era su juego.- Dile cielo.

- Su valor lo define por sí mismo, señor.- Frunció el ceño y dejó de mover la mano viendo por donde iba.- Estoy en deuda por tal alago.- Pero qué hijo de…- Y segura de que encontrará un buen comprador que lo encuentre merecedor del precio que su don requiere.- Retiró la mano y la risa de Krum le tensó la mandíbula.

- ¡Ah, mi pequeñina ha decidido bajar!- El anuncio de Withmore le giró la cabeza a todos los asistentes. Rosalie Withmore estaba en pijama, un camisón blanco que apenas le llegaba a medio muslo.- ¿Nos acompañas amorcito?- La mirada que le dirigió a su padre y a todos los asistentes lo dejó claro antes de salir por su boca.

- Paso.- Dio media vuelta y su larga melena negra le acompañó el movimiento.- ¡Nana!

Una de las mujeres que esperaban de pie del servicio corrió tras ella. Miró a Seúl de inmediato, y su pie taconeando el suelo se escuchaba por encima de la conversación y las risas que el seco comentario de la niña había generado en la mesa. Iba a estallar, y en cuanto terminaron de cenar y les llevaron a un enorme salón vio que se separaba de la masa poco a poco. Maletín en mano y un gesto que conocía de sobra.

- ¿Estamos seguros de que no la va a tocar?- Le susurró a Krum a su lado, con una copa de Whisky ya en la mano. Al menos hacía una hora de la intrusión de la chiquilla y Seúl seguía enervado.

- No, pero eso lo pone más interesante, ¿no crees?- No tanto, sobre todo si hacía peligrar su puesto como Amo. Como profesor en Le Rosey. Era un reto diario que tenía su recompensa cada noche gracias a su pequeña. Y estaba tan hermosa ahora mismo…

- Amanda cariño, ve al servicio.- Se levantó de inmediato de su asiento.- No te vayas a perder, ¿eh nena?- Le guiñó un ojo. Pero su ceño fruncido le dijo que no había entendido su intención.

- Cuando quieras Janet.- Hijo de…- Acompaña a esta hermosura, que no se pierda.- Y la sonrisa de Janet cogiendo a Amanda de la mano...- Vigilemos al vigilante.

La siguió con la mirada por evitar la risita de Krum, viendo que se detenía y se soltaba de Janet. Pero en cuanto se levantó y se acercó un poco, mientras ella se acuclillaba, pudo ver el motivo de su sonrisa. Una que pocas veces mostraba. Había un gato a sus pies al que acariciaba lentamente. Se quedó observando esa sonrisa mientras el gato se rozaba contra ella pidiendo más. No era la primera vez que la veía en la misma tesitura. Ese gato callejero que se colaba en Le Rosey por el ventanal de su clase normalmente producía el mismo efecto en ella. Y más de una vez le había costado un castigo pero… Estaba tan hermosa… Su pequeña tímida esa misma noche iba a tener una lección intensiva de obediencia. Pero ahora tenían que encargarse de otro asunto, uno Alemán que podía poner en peligro su puesto. León pocas veces perdonaba los errores, no de ese calibre. Él lo sabía mejor que nadie, y en algún momento pagaría el que ya había tenido. Era cuestión de tiempo.

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