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Especial N&B;: Juego (III)

en Dominación

Especial N&B: Juego (III)

Vivian Lou

 

Estaba contadísima. Pobrecilla, lo que le quedaba aún. Lo iba a pasar realmente mal. Miró de reojo a Susan, recordando sus primeros días de adiestramiento con Eric. Lilian no era tan vergonzosa como ella por lo que había visto en Le Rosey durante el curso, por lo que Megan le decía. Y lo que acababa de ver. De lejos parecía una borde de mierda, una tía rara que no hablaba con nadie e iba a su puta bola. Ciertamente era así, pero no por lo que ellas creían.

- Vivi, cuéntale al grupo dónde nacisteis, algo sobre vosotras.- Miró a esa chica pelirroja, encogida entre los dos Amos que la estaban entreteniendo mientras planeaban lo siguiente y respondió.

- En Francia. Tenemos dieciséis, diecisiete en Agosto. – Obvió en su mente el recuerdo antes de decirlo.- Yo me crié con mi padre, Susi con mi madre.- Una loca esquizofrénica que no debería haber tenido hijas y un borracho de mierda que estaba mejor muerto.- Le Rosey nos acogió cuando murieron.- Cuando mi madre acabó con mi padre delante de Susi y les quitaron nuestra custodia. Suspiró siguiendo el juego, viendo que Eric le hacía un gesto a Krum. ¿La diana? Joder…- Rose, te toca.- Ni la miró. La pobre estaba tan feliz de estar ahí como Susi, que empezaba a sonreír mientras Lori cantaba, a relajarse. No tendría que haberle mentido, avanzar sin ella. Pero no estaba preparada, aún no. La verdad era demasiado para alguien como Susi.

- Nací en Brasil.- Se quedó mirando a esos dos, que a espaldas de la pelirroja hacían gestos y se comunicaban. Eric acababa de darle permiso a Krum. Mierda, pobrecilla.- Y me adoptaron, soy huérfana.- Ahora sí que la miró sabiendo todo lo que no iba a decir, que la violaron siendo una cría, que había pasado la mayor parte de su vida en un manicomio hasta ahora. Suspiró mirando a esos dos, la sonrisa de Krum fija en Lilian.

- Eso es muy poco, nena, diles porqué te ayudamos ahora.- La chavala iba a flipar.

- Me hago daño a mí misma y pongo en peligro mi futuro, mi salud.- Se quedó mirándola tan atentamente como ella miraba a Rose. Ni se inmutaba aunque Lori hubiera dejado de cantar.- Pero siendo sumisa soy feliz, me hace sentir deseada.- Miró a Megan extrañada y ella le hizo un gesto con la mano levantando el pulgar. Estaba bien, aunque su cara dijese que en cualquier momento iba a echar a correr. Pobrecilla.

- Bien, mucho mejor.- Eric le masajeó los hombros, y cuando le hizo un gesto Krum le intentó retirar el pelo de la cara sin conseguirlo. Lo tenía demasiado rizado, salvaje, y vio la desconfianza con la que le miraba y la sonrisa de Lori cuando suspiró nerviosa, sonrojada.- Pregunta nena, te toca.- Lori le guiñó un ojo y no lo pudo creer. Qué fuerte. Estaba excitada incluso ahora.

- ¿Cómo te ayudan a ti, Vivi?- La estaba mirando fijamente con sus ojos color miel.

- Me controlan la ansiedad.- Como a todas, a base de castigos si reviento.- Y obedecer me ayuda a seguir un patrón de comportamiento con el que no pueda volver a recaer.

Respuesta de Manual, como le decía siempre a Susi. Si seguían las respuestas concretas a rajatabla nunca iban a fallar. Le tocaba preguntar, y le preguntó a Megan lo mismo para ponérselo un poco difícil. Pero ella siempre tenía las respuestas correctas.

- Me ayudan a no volver a recaer, es evidente. Además que cuando lo haces bien, el premio es lo mejor.- Le guiñó un ojo a esa chica y ella le apartó la mirada.- Canta Lori.- Tuvo que reírse, y al ver que Su también reía se sintió mucho más tranquila. Hoy ellas no eran el centro, seguro.

Se quedaron en silencio escuchando La Mer, la canción que Lori siempre cantaba para relajar a Eric. Miró a Susi de soslayo y la pilló mirándola. No se habían hablado en mucho tiempo, seguramente seguía molesta por su mentira. Si supiese la verdad… Le guiñó un ojo y ella sonrió. No era difícil que la perdonase, menos en el jacuzzi de Eric. Era donde mejor se sentía.

 

-La diana-

El juego continuó, y se hizo evidente que la cosa había cambiado de matiz cuando después de un par de preguntas entre Rose, Vivian y Megan sobre dónde habían nacido, qué edad tenían y cuáles eran sus enfermedades y problemas o cómo las habían ayudado le tocó el turno a Eric cuando Lori dejó de cantar otra vez, cediéndole su pregunta. Todo su cuerpo se estremeció entre burbujas. ¿Estás excitada? Se lo decía a ella. Asintió sin habla, pues notaba el pálpito que no cesaba a pesar de que llevaran un buen rato hablando entre ellas y sólo hubiera observado. Pero su mente estaba atenta a cualquier movimiento, a cualquier roce de ellos a ambos lados de su cuerpo. Sobre todo de Krum, que de tanto en tanto le intentaba apartar los rizos de la cara sin éxito.

- Se acabó el juego, ¿verdad?- Preguntó en general y miró el reloj en su muñeca que marcaba las doce. Para cuando terminaron de reír asintieron, todos ellos.

- Ahora vamos a jugar a otro, nena. Se llama la diana.- ¿La diana?- Sólo debemos elegir un centro, vamos. ¿A quién queréis hoy?- Y todas ellas la señalaron. No sabía lo que significaba ese juego, pero si Eric sonreía así y Krum la miraba de esa manera… La sonrisa perversa de Megan se lo terminó de dejar claro. –Bien, te tocó Lil.- Ya estamos.

Empezaron a salir del jacuzzi, se ponían los albornoces, y aunque fue Megan quien le trajo el suyo y se lo puso con rapidez no perdió de vista ni a Krum ni a Eric cuando se metieron en Narnia charlando tan animadamente, como las demás. Megan tuvo que cogerla del brazo para que reaccionara y escuchó atentamente las reglas mientras iban hacia esa habitación. Se frenó.

- ¿¡Que no me puedo qué!?- Se rió de ella. Lo había dicho, acababa de decir ‘No puedes correrte sin permiso de tu Amo’.

Paralizada de pies a cabeza vio cómo esa habitación que antes le había parecido el mejor sitio de la casa se convertía en una prueba más de la que no sabía qué esperar siquiera, como del juego que estaba a punto de empezar con ella como centro de la diana. Una que apareció como si hubiera salido de la nada cuando Krum y Eric la descolgaron lentamente del techo. Una diana blanca de tamaño brutal, como una mesa redonda en la que le hicieron subirse cuando la anclaron a un metro del suelo, acolchada por lo que notó en cuanto lo hizo, con enganches para sus muñecas y tobillos por lo que pudo comprobar con el corazón en la boca viendo la amplia sonrisa de Megan, atando su mano derecha, de Krum, con su mirada fija en ella mientras le ataba el pie derecho acariciándole la pierna. Y lo mismo pasó con su pie y mano izquierdos hasta que Eric se acercó a ella con el antifaz y dejó de verles.

- Eric.- Sabía que no podía hablar ahora pero estaba atada, a oscuras, y aunque sabía dónde estaba no podía respirar ante esa sensación que conocía tan bien. Estar despierta, con los ojos abiertos, y ver sólo oscuridad. Tembló.

- Nena, calma. - Negó. No, no podía. Intentó soltarse retorciéndose.- Shhh…Cálmate.

- Por favor, no me gusta este juego.- Tironeó de sus manos angustiada sin ver nada hasta que sintió un contacto cálido en la cara.- Por favor, suéltame, por favor.- No escuchaba a ninguna de las chicas, sólo sentía que le acariciaban la mejilla, la pierna. Que le cogían la mano derecha.- Megan.

- Porqué Lil.- Le susurró Eric al oído quedamente.- Porqué no te gusta.

- Es mi pesadilla.- Sollozó a la oscuridad intentando soltarse cuando dejó de sentirles contra su piel.- ¡Eric!- Notó un movimiento en todo el cuerpo. Le quitó el antifaz y la besó de inmediato frenando su miedo.- Por favor…- Sus ojos la observaban con pena.

- Shhh…Estoy aquí nena, no te voy a dejar sola.- Le secó las lágrimas y besó sus labios otra vez.- Pero esto tenemos que hacerlo mi musa, te ayudará, lo prometo.- Negó asustada. No quería.- Mira a Lori.- Le señaló a su izquierda.- Ella lo detesta también  pero con la diana acaba hablando, se expresa.- Ella asintió, ¿pero por eso estaba atada? Se miró la muñeca y Eric rió.- A ninguna le gusta al principio Lil, te acostumbrarás.- Le besó la nariz y volvió a sentir que le cogían la otra mano. Era Krum.

- Lo pondremos muy fácil, Lilian, poco a poco.- Le aseguró y buscó a Megan a sus pies, que se acercaba a coger su mano también sonriéndole ligeramente.- Cerrarás los ojos, y cuando no puedas más los abrirás y nos dirás lo que sientes, ¿te parece mejor así, verdad?- Asintió. Todo menos el antifaz. Abrir los ojos era opcional, el antifaz no. Como las ataduras.- De acuerdo.- Le soltó la mano y Eric se bajó de la diana sin dejar de acariciarle la cara, poniéndose tras ella con Lorena al lado sonriéndole.

- Cierra los ojos cariño.- Le susurró al oído y lentamente lo hizo.- Y ahora imagina que estamos en esta habitación tu y yo solos.- Pero no lo estaban, y la oscuridad…- Que acabamos de salir del baño y quiero jugar contigo.- Tragó despacio sintiendo el pálpito de su excitación volver de golpe a sus susurros. Eso era exactamente lo que estaba haciendo.- Voy a acariciarte.- Dijo masajeándole el cuello con lentitud, los hombros.- A besarte.- Notó sus besos en la sien junto a su aliento en la oreja mientras sus manos se internaban por el interior del albornoz hacia su pecho.- A hacerte sentir placer, mi musa, a hacer desaparecer la oscuridad que tanto temes.- Jadeó cuando tomó sus pechos entre sus manos y abrió los ojos cuando pellizcó sus pezones, falta de aire.- Oh pequeña, has aguantado bastante más que antes, bien hecho.- Le dijo retirando las manos de su cuerpo, sonriendo.- ¿Qué has sentido?- ¿En serio tenía que decirlo? Miró a Krum y Megan a su lado, a las gemelas y a Rose a sus pies. Y volvió a Eric y a Lori, que sonreían esperando su respuesta.

- A ti.- Murmuró obviando la palabra que seguramente quería oír.

- Vale, ahora vuelve a cerrarlos, y cuando te diga podrás abrirlos, ¿de acuerdo?- No mucho.- Tranquila, no voy a permitir que pases miedo nena. Este juego es divertido para todos, no solo para nosotros.- Eso tampoco es que lo terminara de tener tan claro con tanta gente expectante.- Venga, ciérralos.- Suspiró y lo hizo.- Volvemos a estar solos, mi musa.- Para nada.- Lori amor, pon música.

Le besó la frente, la nariz, los labios, donde se hundió con la lengua por delante rozándola con la suya, cogiendo su mano izquierda y acariciándole la muñeca, el cuello. Empezó a escuchar un sonido suave y envolvente, una melodía lenta de un arpa mientras sus manos volvían a internarse bajo el albornoz y sin abrir los ojos notó que se volvía a subir con ella a la diana. Se aferró a la mano que le cogió la suya, la izquierda. Lori. La apretó con fuerza cuando notó el ligero mordisco en su cuello, los besos suaves con los que la oscuridad que mantenía con los ojos cerrados no parecía tan temible. Estaba con él, con ella y su música, y sus caricias lentas por su cuerpo empezaron a relajarla lentamente, como la melodía del violín, como sus besos bajando hacia su pecho poco a poco aumentando el pálpito, más cuando llegó a su vientre y continuó bajando, acariciándole despacio el cuello, los pechos, la cintura… Jadeó con el primer contacto de sus manos en las ingles, bajando por sus muslos igual que sus besos se volvían a acercar lentamente a sus pechos, a su pezón sin que sus manos dejaran de tocar sus piernas. Gimió sin remedio a la sensación que la invadía cuando le lamió el pezón izquierdo, luego el derecho. Besó lentamente su cuello, su cintura, tocándole los pechos y excitando sus pezones, masajeando sus piernas desde los pies hasta la ingle. Ambas a la vez sin que esa música cesara ni el placer dejara de recorrerla, de envolverla a cada centímetro con ese calor, esa suavidad que tenía tantas manos y bocas como las que sentía en todo su cuerpo hasta que todo cesó, incluida la música y sus gemidos.

- Ya puedes abrirlos Lilian.- Dijo su voz lejos, muy lejos. Los abrió viendo a una de las gemelas sonriendo encima suya, desnuda. Como ella, como todos, incluido Krum tras la gemela y los demás… Miró en la dirección que había escuchado su voz tras ella. Estaba sentado en la cama con Lori.- Qué has sentido, mi pequeña.

- A ti.- Dijo frunciendo el ceño sabiendo que no era así y todos rieron. Miró a Krum encima suya mientras el resto bajaba. Pero él no.- Se acabó, ¿no?- Negó sonriendo y volvió a escuchar la música sin querer mirar lo que tenía entre las piernas.

- Ciérralos.- Le dijo sonriente y negó con el pulso acelerado mirando a otra parte.- ¿No?

- Nena, haz caso a tu señor, no le enfades.- Notó que le desataba la muñeca izquierda.

- Tranquila Lilian, ¿acaso no has sentido placer?- No quiso contestar a eso. En cuanto tuvo la mano libre se tapó el pecho.- Vamos, cierra los ojos.- Se acercó a ella, besándole la mejilla, el cuello.- Te aseguro que te daré lo que quieres, preciosa.- Sus manos le desataron la otra muñeca y no dudó en cruzarla sobre su pecho también, muerta de vergüenza.- Me sigues odiando, ¿eh?- Negó. No era eso.- Pues déjame hacerte gemir de placer, Lily, te lo mereces. Lo estás haciendo muy bien.- Le susurró al oído antes de morderle el lóbulo, besando su cuello otra vez y poniéndole toda la piel de gallina además de al pálpito en alerta máxima. Cerró los ojos pero su respiración se aceleró en cuanto lo hizo, sabiendo que estaba desnudo encima suya. Que estaba con las piernas abiertas, desnuda y debajo de él. De Krum.

- No puedo.- Abrió los ojos.- No es que te odie, es que no me siento bien contigo.

- Te doy miedo.- Negó volviendo a esquivarle la mirada.- Entonces por qué.

- No lo sé.- Sí lo sé, pero como te lo diga… Ni la música calmó ese pensamiento.

- No mientas, Lilian.- Dijo Eric a su espalda.- Di por qué.- Pues vale, tú mismo.

- Porque eres el tipo de tío que siempre he odiado. Un capullo tocapelotas.- Masculló cruzada de brazos mirando a otra parte.- Y encima loquero.- Recordó con tirria. - Ya está, lo dije. Se acabó el juego.- Se había expresado. Punto.- Estoy castigada, ¿no?

- Por supuesto que no, princesa preciosa.- Le dijo riendo y le miró de soslayo a esos ojos que la paralizaban aun estando medio atada a esa diana.- Cálmate, ahora viene la mejor parte.- Los mismos que le recorrieron todo el cuerpo en camino descendente acelerándole el pulso más de lo que ya estaba.- El premio a tu sinceridad.- Desapareció de su campo de visión sin dejar de acariciarle la cintura. Buscó a Megan, pero ella estaba en la cama con las gemelas, con Rose y Lori, charlando tan campantes. Sólo Eric la observaba sentado a los pies de la cama con una sonrisa, guiñándole un ojo.

- Haah.- Perdió totalmente el aliento con el roce directo de su lengua entre las piernas, con el brusco movimiento que le tensó las nalgas y aceleró su cuerpo.- Ah… Eric…- No paraba, y tuvo que cerrar los ojos ante ese placer tan intenso que le levantó la cadera hacia su boca sacándole un agudo gemido sin aire hasta que frenó, dejó de lamerla así y empezó a hacerlo más lento dándole un respiro pero sin frenar la sensación del todo.

- Mi musa…- Miró hacia arriba y sus ojos toparon directamente con los azules de Eric, con su sonrisa.- ¿Te gusta ahora?- No pudo contestar, tuvo que volver a cerrar los suyos ante la rapidez con la que Krum volvía a mover la lengua directamente sobre su clítoris. De un lado a otro, con dureza y sin pudor alguno. No iba a aguantar mucho más a ese ritmo.

- ¡Ahh, Ah!- Su cadera volvía a levantarse, a buscarle por instinto. Era diferente, era muy diferente a él. Más bruto, directo y salvaje.- ¡Eric!

- Para.- Lo hizo de inmediato aunque la sensación continuó levemente unos segundos más mientras recobraba el aliento y Eric le quitaba el albornoz por completo, sacándole las mangas y dando un tirón de él, sentándose tras ella e incorporándola hasta dar con el cálido apoyo que era su pecho.- Estoy aquí mi pequeña, ambos lo estamos para ayudarte.- Miró la sonrisa de Krum entre sus piernas, los ligeros besos que le daba en los muslos mirándola fijamente.- Y vamos a recompensarte por expresar con sinceridad lo que sientes, lo que piensas. Los dos.- Le giró la cara y la besó al tiempo que tomaba sus pechos entre sus manos y Krum volvía a retomar el movimiento de la lengua entre sus piernas.- Cierra los ojos, mi musa.- Lo hizo jadeando, sintiendo que le pellizcaba los pezones lentamente, que su lengua la recorría y se saciaba de ella tan rápido que apenas podía reaccionar, pensar. Gemir sin cesar al placer que aun en la oscuridad la encontraba. Palpitaba cada vez más tensando su cuerpo.- Córrete, nena.- Susurró a su oído volviendo a besarla profundamente y la palabra, el placer y las caricias de ambos intensificaron su placer hasta el límite y más allá.

- ¡¡MMMMHHH!!- Se dejó caer contra el pecho de Eric sin abrir los ojos, notando la succión en su entrepierna recorrerla ahora lentamente, por entero, de abajo arriba.

- Abre los ojos Lil.- Pestañeó lentamente, mirando sus iris cristalinos sin que dejara de recorrerle el sexo, sin quitarle esa mirada sonriente de encima.- Qué sientes.

- Calma.-Murmuró quedamente mientras Krum se separaba de ella un poco, acariciando sus muslos con ambas manos como Eric hacía con sus pechos. Despacio.

- Eres una delicia exquisita, Lilian.- Le susurró besando sus muslos, levantándose y… Miró a otra parte con el corazón palpitando frenético de nuevo al ver su miembro erecto apuntarla. Sintió que le desataba cada tobillo y se encogió cerrando las piernas.

- Ey Lily, vamos. Vuelve a la posición anterior nena, no seas mala con él. Hoy no has respondido sus preguntas tampoco.- Su mente volvió a pensar, a colapsarse de dudas.

- Me gustaría pedir ya mi día libre, Eric.- Lo dijo bajito pero Eric rió, igual que Krum, igual que las chicas tras ellos.

- Lo siento mi musa, hoy no, hoy vamos a estar todos juntos.- La abrazó estrechamente y la colocó de rodillas, poniéndola frente a él y su tremenda erección.- Aceptaste hacer lo que te pidiera nena.- Besó sus labios, su barbilla.- Te pido que no me des motivos para castigarte, no me gustaría dejar de hacerte sentir placer esta noche.- Le levantó los brazos, poniéndolos tras su nuca, besando su cuello mientras lo hacía, su pecho, acariciando su cintura.- Eso es mi musa. Sé buena, sabes hacerlo.- Las ligeras caricias en la base de su espalda le dijeron que Krum seguía ahí.- Separa las piernas cariño.- Lo hizo despacio, respirando deprisa.- Shhh… Ahora cierra los ojos, vamos a cambiar el juego.- La sujetó por la cintura haciendo que se aproximara al borde de la diana sin que cambiase la posición y cerró los ojos notando el ligero movimiento aún de ese sustento acolchado mientras dejaba de tocarla y la música volvía a sonar. Mejor ni pensar. Se ancló en lo que sentía.

Notó sus manos en la cintura, en los pechos, masajeando cada recoveco de ellos, su espalda, sus nalgas y muslos. Un olor le llegó a la nariz y la suavidad de sus manos recorriéndola le dijo que estaba usando algo para ello. Algún aceite de hierbas o… Coco, olía a coco. Continuó por su cuello relajando cada músculo en tensión, igual que por sus hombros. Era agradable, mucho. Tanto que cuando la beso le respondió sin dejar de sentir sus manos recorrer sus nalgas lentamente, su cintura. Se alejó.

- Bien, muy bien Lilian, ahora dime quién crees que te ha tocado sin abrir los ojos.- No tuvo que pensarlo dos veces.

- Krum.- Eric besaba de otra manera, sabía diferente.

- Ábrelos.- Lo hizo viendo a Megan ante ella sonreír, acariciándole la cara. Sus ojos verdes brillantes.

- Nuh, prueba otra vez.- Se acercó y la besó otra vez acelerándole el pulso por completo, mirando a Eric tras su amiga con una sonrisa, sintiendo las manos de Krum en su espalda sin que Megan dejara de besarla de esa manera que le acabó por cerrar los ojos. Sin pensarlo era fácil, era placentero.

- Eso es, muy bien. Ahora mantenlos cerrados hasta que no puedas más.- Escuchó decir a Eric sintiendo un ligero empujón que la pegó al pecho de Krum, cálido como sus manos, que la recorrían ahora desde la cintura hasta los pechos.

Y él la empujó un poco hacia delante pegándola a Megan mientras sus leguas se rozaban y buscaban, se enroscaban y volvían a separarse. Por todas partes el calor la acorralaba y le hacía sentir el tremendo placer al que se rindió entre los roces de muchas manos, gemidos de mil voces y lenguas desquiciantes y atrayentes. Tan resbaladizas y cálidas como sus cuerpos. La sensación era más envolvente que la iluminada oscuridad en la que acabó postrada y sin aliento, sintiendo cada caricia en su sexo, cada beso en sus labios, cuello, pezones, hombros...  

- Ahm…- La luz la envolvió de una forma lenta, enloquecedora.- ¡AhhAHHA!- Robándole el aliento, saciándose de su boca, de su sexo.- ¡MMMH!- Se tensó por entero entre sus brazos, dejándose llevar por su placer hasta perder el control de todo. La luz la sostuvo, la envolvió unos interminables segundos en los que su cuerpo no tuvo forma.

- Oh, joder, Lilian.- Abrió los ojos viendo directamente a Krum ante ella. ¿¡Pero no estaba atrás!? Miró y no era Eric, ni Krum evidentemente, sino Rose. La rodeaban desde todos los ángulos. Las gemelas a ambos lados de su cuerpo.

- ¿Qué has sentido?- Buscó a Eric, a Lori, y los gemidos la llevaron a la cama tras Krum. La miraba fijamente mientras Lorena se hincaba en él una y otra vez con los ojos cerrados, esperando la respuesta. Pero ante la pregunta miró abajo sin aliento, a sus ojos verdes.

- ¡Eras tú!- Megan dio un ligero beso a su muslo y se apartó de su entrepierna riendo, como ahora hacía el resto sin dejar de tocarla, acariciándole el cuello, los brazos. ¿Qué he sentido? Sonrió incrédula aún.- Sólo había luz, Eric.- Murmuró sin encontrarle mucho sentido. El siseo que escuchó frente a ella le levantó la cara a la mirada de Krum, cristalina, penetrante. La besó aferrándola contra él, llenando por entero su boca, apretando sus resbaladizas nalgas en sus manos, recorriendo su espalda.

- A la cama, ahora mismo.- Krum la cogió en brazos llevándola con él.- Eres increíblemente bella, cielo. Increíble.- Le besó la mejilla antes de dejarla de rodillas otra vez en sábana blanca dándole la espalda, apartándole el pelo del cuello, besándolo, mordiéndolo, acelerando su respiración otra vez.- Princesa, te vamos a mostrar lo mucho que nos gustas a todos.- Abrazó su cuerpo notando su erección entre las nalgas, viendo que empezaba a estar rodeada por ellas y que la tocaban, la besaban. Lamían su cuerpo lentamente entre besos. Eric la miraba sonriente desde su entrepierna y Lori empezó a gemir con fuerza tras ella.

Acabó igual de postrada en esa cama, sintiendo la lengua de Eric horadar como loca su placer con Megan aferrada a su pecho y Krum tras ella. Cada vez que iba a llegar frenaban lentamente, cada vez que Megan la besaba y sus bocas se unían tenía que cerrar los ojos sintiendo cada empujón que Krum le daba desde atrás, pegándola a ella un poco más. Cada vez que los cerraba y se veía envuelta en luz Megan decía su nombre, la devolvía a la realidad, a la mirada de Krum fija en la suya. Hasta que llegó un momento en el que le tocó devolver todo ese placer sin dejar de recibir más. Y más mientras lamía el sexo de Megan escuchándola gemir, retorcerse por sus caricias. Una de las muchas que la tocaban y guiaban hacia el calor de sus sexos, moviéndose libremente y explorando con cada una de sus manos guiadas por las de Krum el placer de las gemelas, haciéndolas gemir y jadear mientras él la besaba ahora. Se tensó escuchando lo que provocaba, sintiendo con intensidad lo que recibía viendo bajo ella sus ojos azules, su pelo rubio. Chilló extasiada con el cuerpo arqueado sin ser consciente de nada más que del calor y el placer que la envolvían, sustentando su cuerpo en la pura luz, cálida y relajante, en la que cayó sin querer ni poder moverse.

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