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N&B;: Diario, Megan B.(10)

en Erotismo y Amor

Noche 15: La Ruptura.

 20 de Agosto, 2012. (Venecia-Italia)

Tomó aire mirándose ese delantal blanco que apenas la cubría. Pero los zapatos de tacón llevaban su nombre. Ahora era una sumisa, con todo lo que ello suponía pues ahora podía mirar sin que le llamasen la atención y no tenía que llevar trenza. Al menos eso le tapaba un poco la espalda pero seguía llevando las nalgas al aire, como los pechos. Tomó aire otra vez y una jarra que Janet le pasaba, dirigiéndose a la mesa donde debía servir a los invitados como cada noche. Les había entretenido tocando el violín, bailando con Rosi… Y poco más, pues Janet la salvaba de las reuniones y la encerraba con llave en el cuarto de Krum. No por no dejarle salir, sino para que nadie pudiera entrar. De un leve vistazo su corazón se paró pero no sus pies. Estaba ahí, había vuelto al fin. No le había visto el pelo en cinco días, y cuando apareció esa tarde tenía un aspecto horrible por lo que le habían dicho. Con barba y unas ojeras que se parecían a las suyas. Ahora se había afeitado, arreglado para la cena y seguía sin hablarle, sin acercarse a ella a pesar de llevar horas en el barco. No le miró más de un segundo aun desde esa distancia que les separaba sirviéndole una copa a ese Amo al que Rosi llamaba ‘el melenas’. Y ciertamente las tenía, pero no permitió que la enganchase por la cintura y la sentase encima suya. No esta vez. Dio un paso atrás cuando su mano se acercó, separándose de la mesa y de ese peligro en potencia con el pelo largo y castaño como ella, pero más oscuro.

- Mi Amo no me permite otras compañías, señor.- Susurró lo que Janet le había dicho la mañana siguiente a la prueba de primeriza sin levantar la mirada y él rió, como el resto de los comensales.

- No me extraña, encanto. Debes estar muy solicitada.- Simplemente asintió y le sirvió al siguiente. Sí, mi subconsciente lleva días chillando como una loca. Era la quincuagésima vez que lo decía, y no solo a él. A más de una también. Al menos había veinte invitados, y cada uno había traído consigo más sumisas, incluso algunos sumisos. - ¿Me harás un hueco después?- Ni lo pensó, no quiso.

- Déjala tranquila, Lauren, es un encanto pero ahora mismo tiene dueño.- Escuchó decir al hombre que tenía al lado sin querer mirar.

Mantener la vista baja ahora era una ayuda, sobre todo para no ver al que se acaba de sentar al fondo de la mesa y lleva sin aparecer días. El que… Tampoco lo quiso pensar ahora. Le sirvió la copa a ese cincuentón afable de pelo canoso y pasó al siguiente. Un tal Finley que le resultaba familiar, no supo de qué. Seguramente de que la llevaba mirando desde que llegó.

- Hablando del rey de Roma…- Murmuró ese hombre de rasgos africanos y ojos color miel sonriéndole.- Creo que ha fallado, ¿no?- ¿Lo sabía? ¿Lo quería saber? No. Se encogió de hombros por si acaso le preguntaba a ella y pasó al siguiente.

- Bueno, por lo visto no ha sido el único.- Dijo la mujer que tenía enfrente. Bianca o algo así se llamaba, evidentemente alemana por el acento. Además era enorme.- León le permitió excluir cosas de esa programación por pasos que tienen y adivina lo que su reina ha excluido.- Se paralizó a medio servir la copa.

- ¿¡A él!?- La intensidad de las carcajadas la tensaron.- Será posible….- Ay va. ¿Eso contaba como logro por su parte o como cagada?- Ey, cuidado chiquita.- Vio lo que ese Finley le señalaba. Acababa de derramar dos gotas de vino sobre el mantel blanco y sujetó la jarra sin aire cuando sintió un azote en el trasero, apartándose.- Espeeeera, ven aquí.- Dio un paso al frente otra vez con la respiración acelerada.- Ya deberías saber reaccionar correctamente. ¿Te han castigado alguna vez?- Negó y escuchó murmullos antes de la pregunta crispada del melenas.

- ¿¡En dos semanas!?- Asintió sin saber qué hacer, si seguir sirviendo o quedarse quieta. Se estaba empezando a poner de los nervios.- ¡¡Krum!! ¿No has castigado a esta monada? ¿Tan buena es?- Optó por moverse, tenía que hacerlo ya y se centró en servir la siguiente copa sin derramar una sola gota.

- Demasiado.- Su comentario hizo reír a esa gente, pero a ella le envió otro mensaje.

Se lo seguía echando en cara, la estupidez que había cometido haciendo caso a Eric, creyendo que le gustaría que hiciese más que bien su prueba. No podía culparle después de lo que había sabido pero… Todo por una venganza entre ellos en la que la habían metido, ahora lo sabía por Amanda. A punto estuvo de tirarle la jarra de cristal desde ahí aunque se contuvo. Estaba sirviendo a una mesa llena de Amos y Amas que no iban a pensarse dos veces si castigarla o no. Dos comensales más, un chico joven y rubio arrodillado al lado de una mujer llamada Ruth, pura simpatía según Rosi, a la que sirvió en silencio oyéndoles ahora hablar de una nueva inversión en Japón y otros negocios hasta que llegó a él. Le sirvió la copa viendo que no movía un solo dedo y continuó por…

- Tres.- Se arrodilló a su lado y sostuvo la jarra hasta que se la quitó de las manos.

Pasó el resto de la comida ahí siempre que no la reclamaran, escuchándoles hablar de pajaritos (sumisas o sumisos) por todas partes del mundo y los diferentes problemas que se habían encontrado. Hasta que alguien en la mesa preguntó por más vino y volvió a tener la jarra ante ella. Se levantó, pero ni siquiera había visto quién lo había pedido.

- Aquí encanto.- El melenas tenía que ser. Se contuvo el suspiro y avanzó hacia él directa, sirviéndole la maldita copa. Ya era la tercera vez que se la rellenaba.- Y a este pajarito qué le pasa. Parece triste.- ¿Se refería a ella?- ¿Qué te pasó a ti para acabar aquí, preciosa? Eso de leer fichas no es lo mío.- Le rozó el muslo y se le erizó la piel.

- Enséñaselo.- La orden desde el otro extremo de la mesa hizo que soltara la jarra. Si no le faltaban motivos para odiarle ahora, esto ya era el colmo. Se quitó la pulsera de encaje de la mano izquierda a juego con el delantal y le mostró la cicatriz al melenas.

- Pero qué... ¿¡Te intentaste suicidar!?- Asintió volviendo a cubrirse la muñeca aprisa, cogiendo la jarra.- ¡¡Si tienes catorce años!!- Se quedó mirando el vino oscilando. Sí, y también los tengo para estar casi desnuda sirviéndote vino, asqueroso. No podía irse hasta que no la dispensaran pero estaba a punto de gritar.

- ¿Por qué, nenita?- No miró a esa tal Ruth pero no lo dudó ni un instante. Tenía las palabras adecuadas para devolvérsela.

- Por venganza, señora.- Se hizo el más sumo silencio ante la verdad más grande de su vida y su mensaje directo a ese capullo de mierda que acababa de hacerle mostrar su herida más profunda a veinte desconocidos. Aparte de ocultarle lo que de verdad importaba.- Y por dinero.- Añadió entre dientes sin poder contenerlo más. Oyó su silla.

- ¡Ven, ahora!- Se dio la vuelta viéndole salir del comedor a paso rápido, sabiendo perfectamente dónde iba.

- Vaya, parece que al final va a haber castigo, encanto. Ve.- Sintió el roce en la nalga y empezó a andar alejándose de las risas y los comentarios, de los Amos y Amas de esa mesa con la jarra en la mano. La iba a necesitar, y miró el contenido tirándolo en el baño más cercano antes de seguir su trayectoria. La jarra, no el vino. Nunca más.

Recorrió las escaleras y salones hasta su habitación a un paso cada vez más rápido. Y en cuanto llegó y le vio ante la puerta esperando la asió con fuerza para no tirársela directamente a él. Dio cuatro pasos, esperó en posición uno con la vista baja y escuchó el portazo. Aún no.

- Te ha tocado.- ¿A cuál de todos se refería? Espera. No era una pregunta.- ¿Has bebido?- Negó en rotundo apretando la jarra en su mano.- ¿Has vomitado?- Negó y vio que le daba vueltas alrededor como un buitre. Aún no, pero se tensó mirando al suelo.- Ya lo sabes.- Tampoco era una pregunta. Espera.- Ahora entiendes tu tremenda metedura de pata, ¿no?- Negó apretando los dientes.- Cómo que…

- ¡¡Eres un desgraciado!!- Le plantó cara de una vez fija en esos ojos cristalinos dando vía libre a su voz interna.- ¡¡¡Me has tenido engañada dos semanas, haciéndome creer que si aceptaba cada paso estaría sólo contigo, que follaríamos o lo que fuese, que me deseabas y me querías, pero esto…!!!- Le empujó apartándole de ella.- ¡¡¡HAN RESERVADO MI VIRGINIDAD Y NI SIQUIERA HAS TENIDO LA DECENCIA DE DECÍRMELO TÚ MISMO!!!- La miraba atónito sin moverse.- He aguantado tus órdenes, tus caprichos, tus magreos, incluso he sido tan gilipollas de confiar en ti a pesar de donde me has traído, tarado de mierda.- Se quitó esas pulseras de encaje con el delantal a tirones y se lo tiró a la cara sin que reaccionara.- ¡¡Mírame joder, soy una porno chacha de catorce años, cabrón!! ¿¡Qué se te pasó por la cabeza!? Me viste un día y dijiste. Voy a joderle la existencia un poco más, a ser tan egoísta que por disfrutar un poco con ella y hacer que me quiera le voy a cambiar la vida, a convertirla en una maceta donde todo el mundo pueda mear. Luego la hundo en la mierda y la abandono cinco días con todos esos…- Ni le salían las palabras del cabreo.-Después de que me usarais como a una imbécil dentro de vuestra trifulca personal. ¡¡Pues bien, ya has conseguido lo que creía imposible a pesar de todo y de que no tengo más opciones que tú y este maldito Programa de perversión pedófila!!- Sollozó sintiendo ese dolor y no pudo sostener el impulso de la rabia. Tiró la jarra contra la pared haciéndola añicos, esparciendo los cristales entre ellos sin dejar de mirarle.- ¡¡Te odio Krum, con toda mi alma!!- Se dirigió al baño y dio un portazo, apoyándose contra la puerta y encogiéndose, llorando sin aire, temblando de la pura rabia aferrándose a sus rodillas.

Pasó casi una hora en ese baño en silencio sin escuchar más que su llanto descontrolado, duchándose para calmarse antes de tener que salir a afrontar el seguro castigo que le iba a caer por sus palabras. A pesar de todo era su Amo, y lo seguiría siendo hasta que se hiciera Veterana y el mejor postor la comprase. Acalló el sollozo poniéndose el albornoz y los tacones que había en el baño y abrió la puerta lentamente. No había nadie y los cristales seguían ahí. La única diferencia era una nota pequeña encima de ellos a la que se acercó con cuidado. Una lista que le dejó sin aliento, haciendo que se sentase en la cama y volviendo a sacarle las lágrimas.

Inversión de Megan Bloom:

1. Oussam Guennouni                         12.000 €

2. Krum Steller                                   8.620 €

3. Finley Evans                                   6.400 €

4. Lauren Máveric                                4.000 €

5. Gabriela Ponti                                 3.560 €

6. Richard Prest                                   3.200€

7. Víctor Luan                                    2.950 €

8. César Gómez                                 2.780 €

9. Cassidy Brestol                              2.510 €

10. Salomé Dissusso                          2.500 €

11. Alisa Carter                                  2.480 €

Suma actual de inversión adquirida para la candidata: 51.000 €

*La puja final para el paso a Veterana de la candidata será iniciada por la primera cifra y correspondiente pujador. En caso de no llegar a ser superada en el tiempo de instrucción que el Amo actual considere y bajo el consentimiento por escrito de la candidata, será la puja definitiva y ganadora de los honores de dicho paso.

*De ser superada la suma total antes de que la candidata abandone el Programa de Rescate Extremo (Élite), la candidata quedará sujeta a los contratos que estipulan su endeudamiento para con el benefactor que haya alcanzado tal cifra.

*De no llegar a ser superada la inversión total antes de que la candidata abandone el Programa de Rescate Extremo (Élite), deberá hacerse cargo de su deuda de forma personal, condicionando el orden de preferencias a la lista de inversores definitiva en ese momento y la suma final de cada uno de los benefactores citados con sus respectivas sumas aportadas.

*Las formas de pago serán indicadas por la candidata en todo momento, considerando que el tiempo de devolución no supere el límite estipulado en el contrato que firmará en ese caso con cada uno de los benefactores.

Dio la vuelta al papel viendo que había escrito algo a mano.

Mi niña dulce,

Si te hubiera dicho lo que realmente mueve este Programa me habrías odiado desde ese mismo instante con el resultado seguro de ir de un castigo a otro por lo que ahora me acabas de decir, incluso podrías haber recaído en unos vicios que están más inscritos en nuestras vidas de lo que crees y es algo que no estoy dispuesto a permitirte. No después del comportamiento ejemplar que has demostrado, el coraje y la entereza de seguir adelante.

Ahora sé que ha sido por mí y no tengo palabras para decirte lo mucho que eso me hace feliz. Pero desgraciadamente para ambos no tenemos muchas opciones ni recursos y la realidad es la que es. No puedo ofrecer ahora más de lo que he podido conseguir en estos cinco días y aun así ha sido insuficiente todo esfuerzo para posicionarme en primer lugar, para mantenerte conmigo y que esto no suceda. Que sufras de esta manera y estés en el PRE no fue mi elección, cielo, sólo me dio la oportunidad. Sí. Soy egoísta, y no soy hombre de una sola mujer, lo sabes, pero también te puedo decir que no te dejaría jamás por ninguna otra. Cumplo mi palabra, cielo, y voy a conseguir ese dinero como sea mientras estamos separados. Lo conseguiré aunque tú no me aceptes, con la esperanza de que el tiempo que estés en Le Rosey junto a Eric te haga reflexionar sobre si me quieres o me odias. En cualquier caso esperaré tu decisión, sea cual sea y lo que ello me depare. Si quieres saber porqué te elegí a ti deberás esperar, pues no me gustaría que se perdiera un solo detalle de cómo impactaste en mi vida con una sola frase.

Nota: Respecto a lo que yo siento por ti sólo tientes que mirar bajo la cama.

Se secó las lágrimas intentando respirar por la boca, porque por la nariz ya era imposible. Y por un momento tuvo miedo de mirar bajo la cama, pero acabó haciéndolo, viendo un cajón grande. Enorme. Tuvo que dejar la hoja en la cama para tirar de él, viendo el matasellos de Estados Unidos y un sobre pegado en él con el ceño fruncido mientras abría la caja a lo largo de la cinta adhesiva con uno de los cristales más grandes que había por el suelo. Apartó todo el motón de virutas del embalaje y en cuanto descubrió la forma de lo que ocultaban dejó de respirar. La funda negra de un violín, el cual abrió con lentitud, viendo el interior en el que reposaba el instrumento sin poder llegar a creer lo que veía. Su violín, era el suyo, con las filigranas grabadas en la madera a modo de flores. El que había vendido hacía meses por conseguir más alcohol. Se tapó la boca intentando ahogarse a sí misma por lo que le había dicho, por lo que estaba leyendo ahora en ese papel que había dentro del sobre pegado en la caja sin poder retener las lágrimas una vez más.

Nota importante: Siento no ser lo que esperabas, haberte hecho llorar de esa manera ha sido y será mi castigo durante mucho tiempo. Siendo un hombre tan sumamente egoísta por haberte traído hasta mi infierno personal sólo para tenerte a mi lado me gustaría que supieras que quiero que me quieras porque te amo Megan, pero entiendo que me odies. Adiós princesa.

Fue hacia la puerta a la carreray la encontró cerrada a cal y canto. La golpeó, chilló. Le llamó a gritos. No podía salir, y aunque pudiera no podía dejar de llorar aún. Se tiró en la cama hundiendo la cara en la almohada sin poder pensar, sólo sentir. Y esta vez no sabía qué era pero dolía desde lo más profundo y la dejaba sin aire. Sin palabras ni pensamientos. Sin él.

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