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Negro&Blanco;: La Élite (1)

en Dominación

Sinceridad

Eric Freixas

Las observó dormir aún a ambas, una a cada lado de su cuerpo. Lorena como siempre se había enganchado a su brazo y le daba la espalda. Pero Lilian… Sonrió a esa carita que se apoyaba sobre su pecho escuchando la música que había puesto para dormir, moviéndose poco a poco. Salió de la habitación hacia la terraza viendo el amanecer. Esta noche ninguno de los dos había tenido pesadillas tampoco. Funcionaba con ella también, un anclaje de sonido con el mundo y muy posiblemente la compañía. Suspiró un instante profundamente desperezándose. Hoy empezaría de verdad con ella con el horario que seguiría todo el verano, y sobre todo con la información que se había reservado hasta conseguir una confianza plena. Lo que no esperaba es que lo hiciese tan pronto. Aprendía rápido a valorar lo que le gustaba y lo que no y lo aceptaba sin tapujo alguno. Pero ahora sabía que era imposible que su experiencia sexual fuese nula. Volvió a la habitación viendo que Lorena ya se había enganchado a ella. Mi amor… Le retiró un rizo de la cara a Lilian y ni siquiera se inmutó. Estaba profundamente dormida, y le rozó esos labios gruesos y rosados antes de decidirse a ponerse en marcha. Quedaba mucho día por delante. Se vistió, cogió el diario que había dejado junto a esa tablet en la mesilla y volvió a leer su seca respuesta a las primeras respuestas, las que había visto la noche anterior hasta el momento de intervenir en sus pesadillas, mientras salía de la habitación.

 1. ¿Crees que merecías tu primer castigo? Escribe 5 cosas que creas merecerte.

SI.

UN RESPIRO, mi música, internet, chocolate negro, mi propia habitación y ropa interior.

2. ¿Alguna vez te han castigado antes de entrar en el PRE? ¿Cuántas?

No.

3. ¿Has realizado actos sexuales con anterioridad, incluyendo masturbación? ¿Cuáles?

No.

Lo de los castigos estaba claro. Su reacción había sido esclarecedora al respecto. Pero el sexo…Tenía que ser mentira, eso o Lilian era algo fuera de serie. Se dirigió al piso inferior donde seguramente encontraría a Krum. Solía levantarse a esa hora para hacer ejercicio, y el gimnasio fue su objetivo mientras echaba un vistazo a la siguiente hoja. Vaya, había escrito bastante más.

 4. ¿Qué opinas del sexo?

Hay muchas cosas que no entiendo aún, sobretodo la parte de que se use el sexo como terapia. Funciona, no lo estoy poniendo en duda, ¿pero a quién se le ocurrió esto? ¿No se supone que siendo menores, como somos todas, esto no puede ser legal? De todas formas imagino que siendo tan ricos ya habréis más que asegurado vuestro cuello con todo eso de las fichas y los consentimientos por escrito que Eric me mencionó. Pero mi duda es, ¿si no firmas qué pasa?

Volvió a leer lo que había puesto refrenando el paso. Era bastante más rebuscada de lo que pensaba. A pesar de haber echado un vistazo a su otro diario aquí no había dudado en responderles directamente a ellos, no había divagaciones sobre cómo se sentía como en el otro, sino respuestas sinceras y directas. ¿Y si era cierto?

5. ¿Del dinero?

Tengo clara la idea de que esto no es gratis, que de alguna manera tanto el lujo, la tecnología, el recinto, los caballos y un enorme etcétera los paga alguien. O mucha gente, posiblemente, ¿quién paga todo esto? Ya me han aclarado que mi deuda con el PRE es de por vida, pero ¿qué pasa si la pago antes de alguna manera que no sea de sumisa? ¿Tendría que seguir siendo sumisa aun así el resto de mi vida? Eso es demasiado tiempo, ¿cuánto se cobra por hora?

 

Se tuvo que reír a la ocurrencia. Tenía cada salida que… Una cajita de sorpresas. Vio a Krum haciendo pesas y se sentó en la bicicleta estática a esperar que terminara. No le gustaba que le interrumpieran mientras hacía ejercicio y él tenía entretenimiento de sobra. ¿Cuánto había escrito su musa?

6. ¿Los amigos?

Megan es la única por ahora, y por lo que parece a veces está tan puteada como yo, como todas. Aunque creo que Lorena es un caso aparte, ella sonríe casi siempre. Sobre todo si Eric está con ella. ¿Te puedes enamorar de tu Amo como Lori o es algo obligatorio? Sensato no es.

 

Volvió a leer esa pregunta sin creer que tuviera tan buen ojo. Por su carita inocente nunca diría que fuese tan observadora, al menos no hasta ese punto. Pero sincera… Eso no podía ser verdad. Volvió a leer ese seco No a la experiencia sexual antes de seguir. Era imposible.

7. ¿La familia?

Si lo que de verdad quieres saber es si os considero mi familia la respuesta es no, soy huérfana, punto. No hay más. Estáis en mi vida porque no tengo otra opción que esa ahora. Que cambie de opinión no lo sé, puede, pero por ahora no. La familia no te da miedo, no te acosa sexualmente, no te hace llamarle Amo o señor ni te adiestra para ser sumisa. Cuidáis de mí, no lo niego, pero todavía estoy por saber el porqué, para qué. Tanta atención no puede ser gratis.

Vaya con su musa, tenía los pies bien puestos en el suelo. Miró a Krum, levantándose y estirándose. A su saludo le hizo un gesto señalando el diario y él sonrió ampliamente.

- Te dije que era de letras.- Se carcajeó. Él sí lo había leído entero. Continuó.

 

 8. ¿De ti misma?

Hoy nada bueno, pregunta mañana cuando no me hayan castigado, cuando no me hayan abandonado dejándome al cuidado de una institución que me va a adiestrar para ser sumisa de por vida. Cuando no me haya caído de esa mala bestia a la que me habéis hecho montarme. (Lo he llamado Amo, no por tocar las narices, pero es que da miedo)

Se tuvo que reír de nuevo. Le encantaba esa chispa irónica que tenía, las ocurrencias, y se recordó lo de Narnia sin dejar de reír. La pobre ni se había quejado del golpe al caerse de ese semental y había aguantado más de una hora de clase al sol. Siguió leyendo intrigado. Amo…

 

9. ¿Y de tus compañeras?

No voy a opinar de gente que no conozco. Ni siquiera sé los problemas o ‘enfermedades’ por los que están aquí en la mayoría de los casos. Dos días no dan para conocer a nadie, aunque viendo el carácter de algunas de ellas me puedo hacer a la idea de que han pasado por mucho.

Joder con la cría. De tonta no tenía un solo pelo. Seguramente se refería a Verona y a Rosalie, le había impactado ver sus castigos, estaba claro. Era algo que tarde o temprano iba a tener que afrontar y de todas ellas seguramente su inicio estaba siendo el más suave. Aun así estaba atenta a muchas más cosas de las que él creía. La siguiente pregunta iba a ser divertida, fijo.

10. ¿Y de tu señor?

Krum, te llamé prepotente. Lo sigo pensando en el fondo, y por más mala espina que me des siento haberte cortado. Pero responder a esto y llamarlo diario sabiendo que lo vas a leer me parece la ironía más grande del día de locos que llevo. No te conozco apenas.

 

Rió a pierna suelta mirándole, viendo que se acercaba a echar un vistazo.

- Te pasa por curioso.- Le señaló por donde iba.

- Ya… Tú lee.- Krum se cruzó de brazos y esa sonrisa maliciosa le cortó la suya. Siguió.

 

 11. ¿Y de tu Amo?

Me gustaría saber porqué una persona con mi mismo problema, pero evidentemente mucho más jodido, está a cargo de otras. ¿Y a mí se me vigila constantemente? Él vive enfadado excepto cuando está con Lorena o haces las cosas como quiere que las hagas. Sigo opinando que dos días no dan para nada, porque mi opinión sobre Eric ha cambiado tanto de un día para otro que no sé qué esperar nunca. Lo que me consuela es que es capaz de disculparse y cuando vuelve a ser Eric y no mi Amo es el mejor hombre que he conocido nunca. En Eric confío, en mi Amo no. (Ni en ese maldito caballo tampoco, Eric, no me gusta NADA ese ‘color’)

 

Tuvo que leerlo dos veces más, sobre todo el principio. Y cada vez que lo leía más atónito estaba, tanto como lo había estado la noche anterior a esas cortas palabras. Si eres Eric, había dicho. Ahora entendía bastante mejor a su musa y el hecho de que hubiera aceptado al saber que dentro de su habitación seguiría siendo Eric por ella. Bueno, normalmente la habitación la pisaban para sus juegos y dormir, no era un cambio muy grande. No podía volvía a perder el control así con ella. Había estado cerca, el pensamiento le había cruzado la mente. La posibilidad que había generado sus pesadillas con esos recuerdos.

- ¿Puedo saber por qué te has disculpado con ella?- Levantó la vista de ese párrafo a los ojos de Krum.- En tu informe de ayer no ponía nada de disculpas.- Se encogió de hombros.

- Si te digo lo que pasó ayer no lo vas a creer, ponga en el papel que lo ponga.- Miró las hojas que seguían a una sola pregunta. Su opinión sobre el PRE. Por Dios, había escrito páginas y páginas sobre ello.

- Pues dímelo.- Suspiró un instante haciéndole un breve resumen tras su primer castigo, el nivel de calma que había llegado a tener, que seguía obedeciendo a pesar de todo cada orden.

- Era necesario disculparme porque estaba asustada.  El resto…bueno, pasó la prueba de respuesta anal a la primera.- Murmuró sonriente a un atónito Krum siguiéndole hacia su despacho.

- ¿Cómo cojones lo haces?- Rió a carcajadas a su pregunta, pero esta vez estaba casi seguro de que él había tenido poco que ver.- ¿Ha mentido en la experiencia sexual, verdad?- Cada vez lo tenía más claro. Asintió.

- Eso creo. Si la hubieras visto ayer… Por Dios.- Notó su erección de buena mañana con sólo acordarse, sentándose tranquilamente en uno de los asientos de ese despacho.

- Quiero el permiso ya, lo sabes.- No, negó. Aún no. Demasiado pronto.- ¿Y mi adiestramiento tampoco?- Le miró fijamente.

- Si te comportas, Krum, no la agobies. Va mejor que ninguna otra por ahora sin saber nada.- Krum frunció el ceño mirando el diario en sus manos, por donde iba.- Qué.

- Lee y luego me dices.- Vio que se metía en el baño a darse una ducha, sonriente.

 

12. ¿Y del PRE?

Tengo claro que todo tiene un objetivo mucho más allá de lo que dice mi ficha sobre las ‘enfermedades’ que se supone que tengo. (Quiero aclarar que no soy autista. No me ‘integro socialmente’ por gusto, no por discapacidad.) Tampoco entiendo el hecho de que deba seguir ciegamente y sin pensar las órdenes de todos los miembros del PRE, algo que me han repetido varias veces. A pesar de saber que no tengo otra que hacerlo sí me gustaría ver la meta a la que se me lleva con todas esas actividades y el adiestramiento de sumisa (por cierto, lo del Manual de Sumisión genial, subrealista pero útil). Opino que todo tendrá un objetivo más que enseñarme por amor al arte. Entré aquí, en la Élite, con el planteamiento según Eric de elegir una rama para estudiar, para ser alguien. Pero el PRE y todo lo que he visto hasta ahora descarta la voluntad propia. Creo que lo único que he elegido en mi beneficio y por mi cuenta en estos dos días ha sido… Nada, ni siquiera cuándo ir al baño. No niego que por una parte no preocuparme por todo es un alivio, pero quiero decidir lo que se supone que he venido a hacer. Al menos en lo que respecta a las actividades, porque la equitación no es algo que me guste. Ni la música tampoco, no como a Lorena. ¿Puedo decidir eso o son obligatorias? El resto del adiestramiento ya veo que no es opcional, aunque me aterre en el fondo a donde me lleva.

Y mi duda más grande respecto a este Programa es si el sexo es lo único con lo que se paga el PRE. Sigue siendo algo con lo que no se compran caballos, ni mansiones, ni nada de lo que hay en esta casa a no ser que lo llames por su nombre. Prostitución. Queréis que esté calmada y obedezca, y en cierta forma hasta lo entiendo sabiendo mi problema, pero el miedo que generáis a cada momento, las dudas…Me cabrea y me hace pensar en que si antes en Le Rosey creía no tener muchas opciones que no implicaran acabar casada con un rico asqueroso que me ignore, como quería mi padrastro, ahora las acabo de perder todas y cada una de ellas por un futuro más incierto aún en el que me veo de sumisa hasta que o bien me muera o huya para tener una vida de verdad que no implique obedecer a todo el que tengo delante. Por cierto, ¿sólo hay Amos, no Amas? ¿No enseñáis a ser Amo/a a nadie, sólo sumisas? ¿No hay sumisos?

Creo que tengo razón en lo que he comprobado hasta ahora, por más que digáis que si no hay consentimiento por escrito no habrá ‘sexo’, ¿cuánto estáis dispuestos a esperar? Porque llevo dos días en esta casa y si esto sigue así dudo que vaya a terminar el verano virgen. ¿Por eso presionáis tanto con el tema? ¿Para que no tengamos otra que querer? ¿Es obligatorio hacerlo o es sólo la impresión que tengo ahora mismo?

No sé si me excita o me aterra pensar que acabaré por ceder si es así, pero no quiero ni pensar en qué habrá detrás de todo esto aparte de gente con mucho dinero y sin remordimientos ni tapujos por pervertir y adiestrar a menores, por mucho que nos ayuden en nuestra ‘situación’.

Aún no he terminado de leer los objetivos del PRE, ni algo que llamáis las Posturas de Sumisión, pero estoy segura de que lea lo que lea y vea lo que vea esto sólo va a llevar un camino concreto. Sexo, sólo sexo. Y no sé si la idea me convence como para aceptarlo de buena voluntad sin volver a enfadarme. No quiero que me castiguen por no tener otra opción.

Lo leyó tantas veces que perdió la cuenta hasta que Krum salió de la ducha y le miró aún atónito por la respuesta de Lilian. Y esa ligera sonrisa a su parálisis le hizo reaccionar.

- Reunión. Ya.- Dijo levantándose, dejando el diario en esa mesa y subiendo directamente a las habitaciones con un solo pensamiento en mente. Eso lo había escrito antes de los juegos. Antes. Por Dios…

Entró con todo el sigilo que pudo, y al ver a Lori abrazada a una almohada con ese sonido de violonchelo saliendo del cabecero pero ni rastro de Lilian se le pusieron de corbata. Fue directamente al baño a mirar sin encontrarla, ni tampoco en esa habitación que había dejado abierta, en Narnia. Salió otra vez aprisa y entonces la vio de refilón con el albornoz puesto, sentada en una butaca de la terraza de espaldas a él. Suspiró un instante con calma observando sus bucles carmesí brillar con los primeros rayos de sol, viendo que seguía un ritmo con el pie descalzo que en nada tenía que ver con la música de la habitación. Sin que se diera cuenta de su presencia miró la pantalla de la tablet que manejaba por si estaba buscando algo que no debiera, pero sólo había un video, posiblemente de lo que estaba escuchando.

 

 

-Sinceridad-

 

Maximizó la pantalla tarareando la canción. ‘I could be the one’, y el video era bastante divertido, incluso comparativo con ella misma de una forma extraña. Se tuvo que reír en silencio cuando vio la parte del caballo, no quería despertar a Lori. Dejó la aplicación en segundo plano con otra canción del estilo y empezó a mirar las páginas de comentarios que solía visitar acerca de los nuevos personajes del juego al que estaba enganchada. Si había sala de informática ya sabía dónde iba a pasar su tiempo libre. Y hablaría con Megan, eso seguro. Vio que no le había contestado aún y suspiró profundamente viendo que habían cambiado las estadísticas de ataque de uno de sus personajes favoritos.

- Vaya cagada…- Murmuró para sí misma.

¿Es que no iban a dejar de meter la pata? Lo cerró bufando sin querer ver más abriendo del vídeo y abriendo una pestaña nueva del navegador. La señal era bastante buena, y el GPS no tardó en encontrar con esa aplicación de mapa el punto exacto donde estaban de Andalucía. ¡¡GENIAL!! Sonrió a la pantalla entusiasmada y buscó la página web de la zona para saber las planificaciones del ayuntamiento respecto a ese año para las fiestas de San Juan. Estaban bastante alejados de la zona poblada, pero habiendo costa habría fiesta. ¡Y feria de día! Hacía mucho que no cumplía esa costumbre y quizá Eric la dejase usar su salida semanal para ello. Ya casi era su cumpleaños, y miró el calendario planificado que seguramente Krum había puesto con el horario de actividades marcando ese día en concreto, escuchando la música de esa lista de reproducción que había puesto ahora en primer plano otra vez, siguiendo el ritmo con el pie. Ese tipo de música era la suya, no lo que ponían a todas horas tanto Lori como él. Miró el reloj y aún quedaba más de una hora para el desayuno. Perfecto, tenía tiempo de disfrutar un ratito más, tranquila. Suspiró profundamente y puso los pies encima de la mesa baja ante ella, recostándose en esa butaca completamente. Hasta que vio la sonrisa de Eric por encima suya y dio un repullo con un ligero chillido del susto. Se quitó los cascos de un tirón escuchándole reír.

- Buenos días a ti también.- Sonrió. Era Eric, y los nervios hicieron que se riera.

- Qué susto… - Vio el gesto que tenía mirándola fijamente, como estudiándola.- ¿Puedo estar un rato aquí antes del desayuno?- ¿Por eso la miraba así? Se giró echando un vistazo a la habitación y volvió a centrar su mirada en ella.

- Ven.- Le tendió la mano, suspiró un instante y la cogió. Eso era un no.- Trae la tablet si quieres, vamos a charlar un rato con Krum.- ¿A esas horas? Le siguió a través de la habitación en silencio, pero al ver que iba hacia la puerta se le aceleró la respiración y bajó la vista. ¡Ni siquiera le había dejado ir al baño, ni hacerse la trenza! Cuando cerró la puerta y notó que le levantaba la barbilla le miró.- Esto es extraoficial, así que queda entre nosotros, ¿vale nena?- Asintió confusa. Estaban fuera de la habitación.- Vamos, si nos damos prisa tendrás un rato para ti antes de desayunar.- Le guiñó un ojo mientras caminaban por el pasillo de la mano.

Seguía siendo Eric. ¡Y estaban fuera! Sonrió asintiendo, siguiendo el paso acelerado que llevaba escaleras abajo hasta el despacho de Krum, al que entró sin llamar. Y él estaba sin camisa ni zapatos, con el pelo mojado y recostado en ese sillón de respaldo alto. Miró a Eric sin saber muy bien si llamarle señor ahora o no, pero él la llevaba directo a uno de los asientos frente al escritorio de Krum. Cuando vio el diario encima de la mesa, el suyo, supo el motivo de esa charla. Se había pasado de la raya seguro, no se había cortado un pelo en decirles todo lo que pensaba. Pero no parecían enfadados, sino todo lo contrario. Al menos Krum, que sonreía de oreja a oreja. Eric simplemente la miraba fijamente como si su cara le sonase de algo.

- Buenos días cielo.- Volvió a la sonrisa de Krum y le respondió de igual manera.- ¿Sabes por qué queremos hablar contigo?- Miró el diario otra vez.

- Di lo que piensas nena, sin miedo.- ¿En serio? Se miró las manos un instante.

- ¿Es porque me he pasado de sincera?- Krum se rió a carcajadas pero Eric no, seguía con esa cara inexpresiva.

- Dime una cosa Lil.- Apoyó los codos en las rodillas sin dejar de mirarla, suspirando profundamente mientras le giraba el asiento poniéndose de cara a ella.- Y sé más que sincera, ¿eh?- Asintió con el ceño fruncido.- ¿Has mentido en alguna de las preguntas de Krum?- Le miró extrañada y negó.- ¿Estás segura?

- Bastante.- ¿A qué venía eso? Se volvió a reclinar sobre el asiento sin dejar de mirarla.

- Lo que Eric quiere decir princesa es que no creemos que no haya experiencia sexual en tu historial previa al Programa.- Miró a Krum atónita y empezó a ponerse roja por momentos, apartándole la mirada.- Di la verdad, cielo, ¿cuándo fue la primera cosa que hiciste y con quién?- ¡Ay por Dios, trágame tierra!

- ¿Tengo que contestar a eso?- Susurró sin mirarles, y ante el rotundo sí de ambos a la vez bufó nerviosa. Y le señaló un instante a él, a Eric. Se hizo el silencio.

- Mírame nena.- Se mordió el labio y tomó aire antes de hacerlo, encontrándose con esa mirada fija en ella que le dejó sin aliento. Y no pudo sostenérsela un segundo más notando que se le iba a salir el corazón por la boca.- ¿¡Ni masturbarte!?- Esta vez sí le miró con la boca abierta por el tono, y a Krum, que parecía el asistente a un partido de tenis súper interesante.- Di.- No le iba a dejar pasar la pregunta.- Lilian.- ¡Joder!

- No sé hacerlo, ya está, ya lo he dicho.- Susurró nerviosa en un hilo de voz sintiendo unas ganas de echar a correr tremendas, cruzando las piernas y los brazos.

Se quedó con la vista fija en la tablet a su lado para no verles más. ¡Con lo a gusto que estaba arriba, joder! Menuda vergüenza, y delante de Krum. Sabía que la estaban mirando, los dos. Lo sentía en todo el cuerpo bajo el albornoz acelerándole la respiración.

- Oh joder, por Dios…- Escuchó el chirrido de la silla a su lado y vio el brazo que la rodeó y levantó del asiento en el aire. Eric la estaba abrazando de una forma que…

- Eric no…respiro.- Su risa a carcajadas la estrechó aún más antes de soltarla en pie sobre ese asiento, de separarse un instante para volver a acercarla

Y besarla de una manera como no había hecho hasta ahora que le aceleró todo mientras sus manos se cernía a ella por debajo del albornoz, acariciándole el muslo con una y el cuello con otra. No pudo evitar el jadeo cuando sin previo aviso esa mano subió a su entrepierna un poco más, cuando él le mordió ligeramente el labio y su hundió en su cuello mientras la abrazaba por debajo de las nalgas y volvía a levantarla, girándose con ella, mirándola fijamente con la boca entreabierta y la respiración agitada. La dejó sobre la mesa de cristal, y en cuanto sintió el frío contra su piel se giró para mirar a un sonriente Krum sin aire. ¡Que seguía ahí, joder!

- Mírame.- Volvió la cara hacia él otra vez, viendo la amplia sonrisa que tenía.-Eso que has puesto sobre mí…- Tragó despacio mientras le besaba el cuello.- Sobre Lorena…- Susurró a su oído.- De Krum…- Escuchó su risa y sintió un ligero mordisco que la encogió. ¡¡Que está detrás!!- Del PRE…- Se separó de ella y la miró con fijación cogiéndola por los hombros.- No andas desencaminada mi musa. Esto es lo que hay básicamente. Yo y Krum, quienes te van a adiestrar como sumisa, cada día.- Le apartó la mirada. Ya lo sabía, era de esperar después de lo de ayer.- ¿Sigues estando de acuerdo con nuestro trato sobre la habitación?- ¿Qué? Pues claro que sí. Asintió.- No va a ser un camino fácil nena, pero lo estás haciendo tan increíblemente bien…

- Eric, lo que dice es que no me conoce y tiene dudas. Importantes.- A esas palabras Eric frenó su avance hacia ella. Miró a Krum a su espalda con el diario en la mano y esa mirada de cristal que la atravesaba.- ¿Quieres respuestas, cielo?- Asintió. La verdad, sí.

- Pues se las resuelves por correo Krum, para algo tiene una tablet nueva.- Le giró la cara y vio el gesto que le dedicaba a Krum antes de mirarla a ella de una forma muy diferente.- Mi pequeña musa…

- ¿Quieres ver las actividades que puedes elegir, princesa?- Eric volvió a frenarse y se dio cuenta de lo que estaba pasando entre esos dos por la mirada que le dirigió a Krum.

- Sí.- Pero dejad de picaros que parecéis críos y cuando él se enfada no hay nadie que le controle más que Lorena. Y no está.- ¿Puedo?- Le preguntó a Eric y sin más la besó.

- Ahora no, en su hora.- Dijo secamente a Krum y se temió lo peor. ¿Se iban a pelear o algo así?- Primero voy a darte los buenos días que te mereces, nena, me has impresionado de verdad.- Volvió a besarla con fuerza y sin reparo varios segundo, de forma intensa.- Estoy más que orgulloso de mi musa.- Sus manos se cernieron a sus muslos, así como esos besos y ligeros mordiscos a su cuello mientras ella se aferraba al borde de la mesa. Ya estamos.-Voy a demostrártelo aquí mismo, cariño. ¿Quieres?- Le miró sin aire. Ya no era Eric.

- Sí pero…- ¡¡Con Krum delante ni de broma!!- Aquí no Amo, por favor.- Murmuró quedamente a pesar de sentir el pálpito enloquecido. Bajó la vista con un suspiro cuando él se alejó un poco de ella.

- Mírame Lilian.- Lo hizo lentamente viendo que a su gesto de preocupación cerraba los ojos y suspiraba profundamente.- Ve arriba, aún tienes tiempo antes del desayuno como querías.- Asintió de inmediato y él se acercó a besarle la frente.-Cuando bajes no olvides esa actitud, nena. Hoy va a ser un día difícil para ambos.- La ayudó a bajar de la mesa y cogió la tablet en silencio sin entender muy bien a qué se refería.

Ni quería saberlo por ahora, sólo avanzó a paso rápido. Pero él ni siquiera la acompañó a la salida, se quedó con Krum, que aún la miraba sonriente mientras cerraba la puerta. Seguía siendo un tocapelotas hasta con Eric. ¿Por qué? Lo pensó de camino a la habitación casi a la carrera. Ya eran las nueve y media, y su aviso de que el día iba a ser difícil no hacía más que enervarla. Entró sigilosamente en la habitación donde Lori aún dormía abrazada a una almohada con brazos y piernas y se tumbó a su lado, escuchando una pieza tranquila de piano de fondo. Puso la tablet a cargar en la mesilla y se quedó ahí con los ojos cerrados, relajándose e intentando dejar la mente en blanco. Ni siquiera usar la tablet ahora le quitaría ese pálpito.

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