(Leer con "Rubia de la cuarta fila" de Joaquín Sabina, como cortina musical)
Ojos en la madrugada
palma hirviendo con sabor a orín.
El relato sin cerebro
de esta noche te lo debo a ti.
No reniego de una letra erecta
no sepulto mi arte de caer
más abajo
más profundo
sin perder.
Leedor de una sola mano
introdúcelo pero hazlo bien
toma en cuenta, que he matado
mi placer para darte placer.
Hermanitas y cuñadas
tíos buenos con un exocet
todo sea, por graduarte, de voyeur.
En mi bolsillo sin fondo
los lectores que supe ganar
los que me peinan el culo
los que lo patean sin parar.
Y pensar que a ellos les apunto
con mis plumas de hiel y alquitrán
con mis sangres
con mis restos
con mis falks.
Leedor de una sola mano
muéstrame tu lado más fatal.
Calavera mar adentro
muerte lenta con sabor a sal.
Que los párpados retengan
todo lo que hay que retener.
He tatuado
otro poema
en mi piel.
Una estrella está pendiente
cuatro mueren por estupidez.
En el cielo de TR
ni las nubes han quedado en pie.
Y que salga el sol por donde quiera
que la luna me la quedo yo
con mis letras
con mis guerras
y tu ardor.
Leedor de una sola mano
dedo en busca de algún resplandor
invasión de puño enhiesto
humedades en cada oración.
No le cierres las ventanas
a mi intento de hacerte acabar
coge alguno, de este cuervo, en filial.
Leedor de una sola mano
sexo en vivo que no tiene piel.
Leedor de una sola mano
palma tópica en la Internet.
Leedor de una sola mano
soldadito de la obscenidad.
Leedor de una sola mano
semen frío en la soledad.