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Que hicimos Naty...

en Amor filial

Salgo por la puerta azul de mi dormitorio, avanzo pasillo adelante, desciendo la escalera de madera, paso junto a Natalia, mi hermana, que esta sentada en el sofá del living con su dosis diaria de crack emocional a menos de la mitad, la miro, me mira, y no decimos palabra alguna, como siempre a sido desde que tengo uso de conciencia... jamas nos hemos llevado bien, hola o chau, esta mamá?... solo eso.

Entro tambaleándome en la cocina para tomar un té de algo que limpie la resaca que una noche de tomar y fumar dejó plantada en mi hígado y en mi cabeza, tomo la taza, no sin antes poner el agua al fuego.

Pienso en voz baja mientras me cuelgo en el saquito de te dentro de la taza, "tengo que dejar de llegar hecho mierda, cada vez me siento peor luego de estas salidas". El silbido del agua hirviendo me saca del pensamiento y del saquito de té, ya esta, la saco del fuego, lleno la taza de ella y con una cuchara diminuta comienzo a revolver con la intencion de disolver. "Y encima esta idiota medio drogada en el living". Muevo la cabeza en señal de negativa y me siento en el borde de la mesa con la taza entre mis manos.

"Hola Rodrigo, mama llamo temprano para avisar que hoy no iba a venir", dijo Naty asomada a la puerta de la cocina, apoyada contra uno de sus marcos celestes. Debo decir que me costo reaccionar, como ya conté antes, no era cosa de todos los días que mi hermana me dirija la palabra, y me limite a mirarla y asentir con la cabeza.

"Gracias por avisarme o, anda a cagar nena... no sabes hablar?... maleducado", retrucó mi hermana con voz entrecortada y llorosa, mientras sus ojos se humedecían a niveles alarmantes. Juro por Dios que pensé, en ese momento, se iría con unas desbordantes ganas de clavarme un cuchillo en el pecho o en su defecto en mi espalda, pero no, ella permaneció apoyada levemente contra el marco de la puerta y continuaba manteniendo tal humedad en los ojos que parecía, inundarían la casa de llanto contenido.

"Perdonáme Nat... es que ultimamente vivo colgado, además, debo decirte que me toma por sorpresa el que me dirijas la palabra", le dije mientras aproximaba la taza de té a mis labios para dar el primer sorbo.

"Rodri, nuestra familia no se ve bien, sin padre, apenas tuvimos a una madre que desaparece días y días de casa, y con suerte llama para avisar el porque de esa ausencia, nos criamos de esa manera, como pretender que seamos comunicativos entre nosotros?". Asentí con mi cabeza, ella tenía toda la razón, nunca había hablado sobre este tema con nadie y era mas que extraño hablarlo y justamente con mi distante hermana, pero así se estaba dando.

"Quiero que me disculpes por ser tan distante y por no intentar un acercamiento en todo este tiempo como vos lo estas haciendo ". Al decirle eso, mi hermana me miro con una carita inundada de inocencia y ternura, debo confesar que nunca antes vi esa cara en ella, sería quizá porque la veía como a una perra sin corazón. Se aproximo hacia mi, ya con confianza, y ahí pude descubrir lo que jamas creí, iba a descubrir... mi hermana, a pesar de sus apenas 17 añitos era ya toda una mujer... una mujer hermosa, con unos ojos almendra por los cuales cualquier hombre daría lo que sea con tal de verse reflejado en ellos, su piel blanca, sus facciones suaves, el cuello delgado y largo... baje mas la mirada, no pude evitarlo, una musculosa blanca totalmente ajustada ocultaba casi hasta ahogarlos, a dos pechos pequeños pero bien formados, redonditos, compactos, hasta imaginaba lo tersos que serían, y mis ojos querían mas, mucho mas, por lo cual continué con mi safari visual llegando a su pancita plana y un ombliguito digno de postularse a maravilla del mundo, chiquito pero profundo. Mas abajo una pollerita rosada bastante cortita desnudaba sus piernas largas, y era obvio que así serían, ella mide algo menos de 1,70... casi como yo. Pero las miré sin antes olvidarme de su deliciosa cinturita, que era la curva perfecta que hacía de ella una anfora única e irremplazable, el sitio en donde mis manos serían capaces de perder la razón.

"No nos distanciemos mas hermanito, porfi, necesito sentir que no estoy sola nunca más". Y se pego contra mi fundiéndose en un fuerte abrazo... abrazo que puso a los hermosos pechos de mi hermanita contra mi pecho sintiéndolos abarcarme en su totalidad, hecho que no pudo evitar que debajo de mis pantalones una peligrosa erección se hiciera presente. Con mi mentón apoyado en su hombro pude disfrutar de una vista inmejorable, la cola de Naty era sin ningún lugar a dudas, el mejor culo que había visto. Su redondez era perfecta, y su pollera rosadita, a la que elevaba por su tamaño, mostraba como los muslos se abrían para formar dos deliciosos glúteos. La visión me dejo sin palabras y el abrazo... wowww, el abrazo sin respiración.

"Bueno Nat, es mejor que sigamos en lo nuestro, ya quedó claro que vamos a evitar estar distantes y ese fue un paso enorme entre nosotros dos". Esputé para cortar el clima que mi sucia mente había creado y para que mi hermana se vaya antes de que mi locura cruce la línea sin retorno. Alejé mi mentón de su hombro, la miré a los ojos y sonreí, intenté alejarme pero ella me abrazó aún mas fuerte. A esas alturas, la razón ya no coordinaba y no entendía que es lo que ocurría allí.

"Hermanito, necesitaba que me abracen así... necesitaba sentir que no estoy solita, que importo". Al decirme eso hundió su carita en mi pecho y mi miembro estaba en un estado de petrificación tal que el pantalón me causaba dolor. No podía seguir con eso, se que no faltaba mucho para perder el juicio y no quería hacer cosas de las que me arrepentiría de por vida, porque obviamente, era mi hermana, y siempre sería así.

"Nat, me voy a vestir que debo salir a encontrarme con unos amigos", dije para tratar de calmar mi sed de un disparate e irme volando a mi cuarto a dedicarle a tan bella Eva una buena paja.

"Ya tenés que irte?, si solo falta que te pongas un buzo o una remera". Y vaya si me faltaba, su carita estaba alojada en mi pecho, piel contra piel, sintiendo su cálida respiración en mi carne de su sangre, despertando cada vez mas al monstruo de mi lujuria.

"Bueno hermana, ya... hablámos después". Pero ni atinó a separarse de mi, todo lo contrario, sentí como su pelvis se arrimó hasta rozar a mi bulto, ya enorme por ese entonces.

"Rodri, porfi, contesta con total sinceridad... te parezco atractiva?". Abrí los ojos tan grandes como nunca antes.

"Soy tu hermano Naty y no corresponde que conteste a esa pregunta, pero cae de maduro que sos una jovencita muy atractiva". Le respondí, oponiendo ya mucho menos resistencia, pero sabiendo que se había llegado al punto sin retorno.

"Ro... vos...", y el silencio la poseyó porque ya dominado por mis más bajos instintos apoye totalmente mi miembro en su pelvis. Pensé que esa acción la asustaría pero para mi enésima sorpresa del día, un leve y casi inaudible gemidito se oyó desde sus labios. Eso me puso a mil y ya no habría marcha atrás, así que mis manos se posaron en su cinturita y la traje hacia mi. El resultado fue espectacular, mi hermanita empezó a friccionar su vagina contra mi miembro, lo hacía lentamente pero fuerte.

"Hermanito, deseo esto desde que tengo conciencia, creí que alejarme de vos sería lo mejor pero ya no aguanto más". Crashhhhhh... otra vez se congela el relato, se silencia la sala, se frena la imagen... mi hermana me deseó siempre... las sorpresas continuaban.

Mis manos bajaron hasta comenzar a acariciar sus muslos por sobre la pollerita, la abarcaba toda, la apretaba para luego acariciarla dulcemente y no pude evitar a mis dedos viajando por la linea de su culito. Llegaron las manos al final de la pollerita y la levante hasta su cintura... si, su culo quedó desnudo ante mis ojos que lo disfrutaban asomados a su hombro. Comenzamos a besarnos apasionadamente en los labios, las lenguas recorrían cada espacio nuestras bocas sedientas de placer, como nuestros cuerpos. Hasta que mi lengua comenzo a lamer su orejita, su fino cuellito y ahí pude constatar con total seguridad que Naty estaba caliente a mas no poder.

"Uyyyyy Rodri, me estás volviéndo loquita". No quedaban dudas... ya no podríamos volvernos sobre los pasos caminados.

Le arranque practicamente la musculosa y pude ver sus hermosos pechos de pezones rosaditos a los que no tarde en lamer y mordisaquear suavemente. Naty gemía con mas placer y eso me inspiraba a ir más allá sin pensar en palabras como incesto, amor filial y cosas de ese tipo. La agarre del culito y sin deshacer el abrazó la pusé contra la mesa, como lo estaba yo hasta ese momento.

Mis labios besaron su boca y emprendieron el viaje a la perla de la vida. Cuello, hombros, detenido en los pechos a los que masajeé con mis dedos mientras los abarcaba con mi saliva cálida y mi respiración sobre ellos, que a esas alturas era acelerada, fuera de ritmo, desesperada, como la de ella.

Mi boca se encontraba en su plana pancita cuando inundé con mi lengua a su ombliguito, pensar que minutos atrás lo miraba pensando en la suerte de quien pudiera hacerle lo que yo ya le estaba haciendo.

Y continué con el descenso, dulce por cierto, hasta toparme con el borde de la tanguita. La sente sobre la mesa, ella lo hizo sin problemas, le levante la colita y le quité la ropa interior. Una vez en mi mano, la revoleé quien sabe hacia donde, y miré con enorme pasión a su conchita, así quedé como hipnotizado hasta que mi hermana me quitó de ese impasse de placer visual... "Rodri, comemelá, quiero que me la cómas". Sus deseos son órdenes, como no hacerlo?, y unos lenguetazos suaves le masajearon los labiecitos rosaditos y delicadamente depiladitos en su totalidad, para luego moverme en circulos e introduciéndo dura la lengua. Que hermoso su sabor, saladito, tan particular... ¿olería así la inocencia perversa? ¿o el pecado imperdonable?... no importaba, le estaba chupándo la concha a una mujer, hermosa por cierto.

Ella comenzaba a mover locamente sus caderas, de arriba hacia abajo, y sus manos empujaban a mi cara contra su vagina que palpitaba de calentura y estaba altamente lubricada. Hasta que en medio del dulce y placentero trabajito allí abajo, escucho casi con tonos de enorme desesperación... "Ro, cojéme por favor, quiero que me la metás ya, no te tardes mas... estoy que vuelo de calentura". Los angelitos tambien deseaban pene.

Me paré frente a ella y bajé mis pantalones hasta los tobillos... el boxer fue lo de menos, acompañó a la suerte del pantalón. Tomé a mi pija desde su base y la guíe con mis dedos hacia su cuevita, apoyé el glande en la entrada de la colorada humedad latente y empujé... costó al principio pero logré enterrarsela hasta los huevos que golpeaban contra sus firmes y empapadas nalgas. Empezamos un frenetico mete-saca, digno de la maestría sexual... que placer me estaba dándo mi sangre, nunca había cojido con tanta lujuria y a mis 27 años eso ya era decir mucho, pues tuve mis batallas, ninguna como esta, claro está.

"Mi naty, como me encanta cojerte, princesita, me volvés loco", y mi pija se enterraba y se desenterraba de su conchita.

"Dame duro, soy tuya, cojéme hermanito, asi, siiiiiii...". La saqué, la di vuelta hasta dejarla con la carita apoyada sobre la mesa y la colita levantada, mostrándome la belleza palìtante de su sexo. Me agarré la pija y la dirijí a su vulva. Otra vez la enterré allí, pero mi cuerpo se dejó caer en sus espaldas. Y comencé nuevamente el mete-saca... "diossssss hermanito, acabamé adentro, porfis, no me la saqués hasta acabar".

La petición era peligrosísima, pero, hombres... ante un pedido así, quién piensa en las consecuencias?. Como pudo ella llevó sus brazos a mi cintura y me apretó mas contra su cuerpo, mientras mi pija se movía en su interior con desesperación de ahogado en sus últimos manotazos antes de hundirse en el respiro final. Sentí como se vino mi hermana, y a su vez, acabé, como pretendía, dentro de su concha.

Exhaustos quedamos en la misma posición, ella debajo mio, chorreando entre sus piernas su orgasmo y mi semen. Mi pija flácida descansaba entre los labios de su conchita.

"Nunca olvidaremos esto hermanito", me dijo. Y claro que así sería, erámos hermanos y habíamos cogido con la locura de amantes lujuriosos. Desde ese momento, no nos veríamos como nos viéramos, nunca más. Para bien o para mal, quedaría marcado ese día entre nosotros. La taza de té se enfriaba en la mesada... en que momento la habré puesto allí ?.

"Nunca...", respondi mientras mi mirada se clavó en esa maldita taza de té ya frío y la puta madre que los parió... que hicimos.

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