miprimita.com

Incesto, Drogas y Jim Morrison

en Amor filial

A veces, cuando la vena se hincha como si fuése un tubo fluorecente y Pam me entierra en ella el plateado y fino pico, quiero morirme.

Pam limpia la roja sangre con algodón y yo siento que a veces me muéro, pero es solo el momento... el instante sagrado en el cuál me pierdo en las turbias aguas del ojo de la muerte. Después me levánto, bajo, tómo el colectivo en Plaza Espóra vuelvo a mi casa.

Al llegar no faltan las puteadas en nombre a mi falta de responsabilidad, a los incumplimientos de horarios y la puta que los parió. Es increíble, pero hacen culto a la rutina. Cálcan casi a la perfección cada día. Mi madre céba mates para mi viejo que sentado en el sofá negro del living, mira algún partido de fútbol por televisión mientras asiente con su cabeza a todo lo que mi madre le comenta, obviamente, sin escucharla. Estoy seguro de que si le habla de un amante o la compra con tarjeta de un vestido fino que les endeudó la vida, el muy boludo asiente mirándo como a Ronaldo lo bajan desde atrás al borde del área grande. "Si mi amor, si". En el cuarto de arriba mi hermana, (de 16 años) con alguna amiga o su noviecito de turno que no suelen durarle mas de dos semanas.

Cuando era más chico, solía pensar que de haberme criado en una familia normal no hubiera caído en éstas cosas, pero con el tiempo contesté a esa duda con la famosa frase de que cada familia es un mundo, y no existen mundos perfectos. Eso era antes porque ahora ya no pienso más, ni siquiera recuerdo lo que pensaba. Gásto muchísimo dinero en drogas como para ocupar mi mente con pelotudeces vanales.

Pam ya cumplió 23 años, yo 34, y hace seis que estamos juntos, hace tres que compartímos el extraño viaje de las drogas... pensar que aquélla princesita de cristal se había convertido de una noche a otra en la reina de los grandes vuelos, y yo, desgraciadamente túve que ver en eso. Júro que no me siento el tipo más felíz del mundo por ello pero se dió asi, Pam no quería verme volar sin ella y decidió ser mi copiloto.

Desde que lo hacemos juntos, el ritual del pico no fálta a la cita. Me levánta la manga de la camisa, golpéa con sus dedos la carne, búsca la vena, enrrólla la dura goma, entierra la aguja para extraer un tanto de sangre hasta llenar la jeringa para luego mezclarla con la sustancia. Páso seguido y ya terminada la mezcla, la inyécta, extrae la aguja, limpia con algodón y espera su turno.

Desde los parlantes ubicados a los lados de la cama del cuarto en donde realizamos el ritual, no falta jamás la voz de Jim Morrison marcándonos el camino. "¿Te paráste a considerar cómo vas a sentir la fría pulverización de tus talones bajo las calientes mandíbulas de un oso pardo?" dice en Shaman´s Blues... claro que no me detuve a considerárlo, pero ya es demasiado tarde para eso.

A ella le gusta coger luego de picarnos. Le gusta ver mis ojos cambiándo a medida que la sustancia se confúnde en mi torrente sanguíneo mientras la penétro. Le gusta volar acoplada a mi cuerpo, a mi alma. Le gusta sentir el efecto al comenzar el vuelo justo al borde del orgasmo, que a veces no lléga.

Jim no canta... óra. "Nadémos hasta la luna / Subámos a través de la marea / Rindámonos a los mundos expectantes que púlen nuestro costado / No quéda nada abierto / Y no hay tiempo para decidir / Nos metimos dentro de un río / En nuestro paseo a la luz de la luna". Pam cánta, o intenta hacerlo pués balbucéa un inglés inentendible mientras su vagina se devora a mi pene en un subi y baja que no tiene ritmo pero abúnda en ardor. Como ámo a esta mujer.

Llégo a casa y encuentro a mi vieja cebándo mate, mi viejo mirándo un partido de la serie Z de Malasia o algo asi... diciéndo a todo que si con su cabeza. Querés mate? SI, Querés bizcochitos? SI, Querés que te den por el culo? SI. Patético. Y el cuadro de seguro se remáta con la pendeja de mi hermana hablándo pendejadas con sus amigas pendejas o el pendejo de su transa de turno.

Súbo las escaleras. Odio que sean en espiral, ¿porqué complicarla tanto?, con los giros que tengo después del ritual de los picos no quiero más que llegar y tirarme en mi cama hasta el otro día. Páso por la puerta del cuarto de mi hermana... entreabierta, que raro, quizá no esté. Me asómo por mera curiosidad y el asombro me tóma preso en la celda de la mayor de las sorpresas. Mi hermanita, si, esa niña de 16 años, aquélla nenita que no muchos años atrás me pedía que la lléve a la calesita de la plaza del barrio y le cómpre caramelos de frutilla o chocolates, estaba frente a su espejo sacándo la cola y arqueándo su espalda en la acción para ver como le quedaba una mini azul bien apretada que se le pegaba a la carne casi calcándo la perfecta ondulez de sus caderas. Una remerita pequeña como para una muñeca y no para ella, por la pequeñez del talle, adornaba el resto, que completaba las perfectas curvaturas de aquél adolecente cuerpo.

Mierda, que estaba haciéndo, mirar a mi hermanita, la que me faltába. Además, Pam es una belleza, como si me hiciéra falta mirar a otra mina, a mi hermana para colmo. Mejor me voy a dormir que la mezcla al parecer hoy me pegó como la mierda.

Pero no podía moverme de ahí, razonaba con la mente y no con el cuerpo, no podía evitar de ninguna manera observar a mi hermanita luciéndo esa ropita que la hacía tan apetecible. Me párta un rayo, que buena esta la pendeja, créo que es hora de dejar las drogas, no me puede estar pasándo esto. No háce falta explicar que a esas alturas una erección importante abarcaba a mi pantalón, tan parada la tenía que debí llevar mi cadera hacia atrás para asi no hacer tan obvia a la dureza.

Estaba hipnotizado, anodadádo, sorprendido mientras sin dárse cuenta de mi presencia, ella desfilaba frente al espejo, poniéndo caritas sensuales, sacándo su colita o sus pechitos que marcaban a sus pezoncitos perfectamente en la diminuta remerita al estilo barbie.

"Hola hermanito, que hacés ahí parado tontis... pasá". Me dijo al verme sin siquiera sorprenderse y con una sonrisa que le abarcaba toda la cara como la luz al día.

"Ehhhh, es que noté que tenías la puerta entreabierta y me asomé, de curioso nomás. Mejor me voy nena, seguí con lo tuyo". Contesté para volar de ahí e irme a dormir como tenía planeado y tratar de ponerle paños fríos a esa erección que realmente, me estaba doliéndo.

"Dale... pasá un ratito. Mirá, estaba probándome ropa que me prestó mi amiga, asi que me podés ayudar a decidirme si esto me quéda bien o no".

"No Cami, estoy colgadísimo, mejor me voy y mañana me contás que elegíste, si?".

"Porfiiiiiii, dále, pasá y después te vas a dormir... no seas malito". No me quedó más que pasar, digámos... interiormente rogaba por que me invite a hacerlo. Recordé en ese momento una canción de Morrison en la que describía como un asesino visitaba sigilosamente el cuarto de los suyos, uno por uno... "Tomó un rostro de la vieja galería / Y bajó hasta el vestíbulo / Y fue hasta la habitación donde estaba su hermana". Que asi sea me dije por dentro mientras mi hermanita cerraba la puerta tras de mi.

Toda la vida túve a mi hermana cerca mío, inclúso me abrazó más veces que huellas en las arenas de una playa en pleno verano y me ha besado afectuosamente otras tantas, típico de las hermanas menores, pero ésta tarde es diferente a todas las demás. Hoy la miro y véo a toda una mujer atractiva, de piernas hermosas, mostrándome como le quéda una pollerita diminuta que le dibuja cada curvatura de las caderas y una remerita igual de pequeña que insinúa lo que nunca hubiese querido ver... unos pechos de ensueño coronados por marcados pezoncitos de similares a los que podría encontrar en un burdel.

"A ver que opinás... pero no me mientas hermanito, sino me enojo". Dió media vuelta como si estuviése desfilándo por las escalinatas de alguna universidad de renombre internacional ante miles de personas dejándome ver su perfecta figura adolecente. Mientras lo hace, permanezco inmóvil, petrificado, con la mirada clavada en las sinuosas onduleces, sin emitir palabra alguna y una erección que empezaba a causarme cierto dolor.

"¿Y tontis... qué te parece?". Me dijo sonriéndo y parada frente a mi con sus manos apoyadas a cada lado de su cintura esperándo mi veredicto.

"Ejeeeeeeem... te quéda muy bien... mejor dicho, muy sensual... el tema es para que situación lo pensás usar". La miró fijamente a sus ojos y ella baja la mirada casi instantáneamente.

"En realidad no hay ningún motivo para usarla, solo que quería que viéras como me quedaba... simplemente eso. Pero, entonces, ¿me quéda bien?". La vocecita de bebita que púso hizo que mis ratones se conviertan en tyranosaurios rex en época de apareamiento. No se si era la mezcla que estaba corriéndo por mis ríos sanguíneos a velocidades increíbles o solo la excitación de ver lo visto, pero mi erección me estaba haciéndo transpirar y ya los deseos de poseer ese cuerpo eran incontenibles.

"Muy bien... te quéda muy bien bebé". Y no le estaba mintiéndo en lo más mínimo. Una sonrisa de cien mil dientes ocuparon su dulce carita y los ojitos se le iluminaron como si fuésen las únicas dos estrellas en el inmenso cielo nocturno. Bajé la mirada hasta sus pechos, luego a sus caderas... que buena está mi hermanita, como gozaría con ese cuerpito de mujer. Cuando menos lo esperaba se acerca y me abraza. Yo la abrazo aún más, a tal punto que nos quédamos adheridos pecho contra pechos, pancita contra panza y si, erección contra ingle.

"Gracias hermanito, sos lo más". Su carita apoyada en mi hombro hizo que aquéllas palabras con vocecita de bebita se asemejen a un cálido suspiririto acariciándo a mi oído. Con mi mentón apoyado en su hombro observé como se paraba su colita, la ondulación que nacía apénas culminaba la suave y blanca espalda minada de pequeños lunarcitos. No aguanto más, esto es un suplicio... un dulce suplicio. Sin separárse de su piel mis manos inquietas se dirigen hacia aquél escultural trasero y lo acaricio. Le estoy acariciándo el culito a mi hermana... la que me faltaba. Y miro mientras lo hágo, apoyando el mentón en su hombro, lo disfrúto. Recuerdo la sonrisita de Pam, miro mis brazos picados, mi hermana en silencio. Que carajo estoy haciéndo. Deshágo a tan poderoso y caliente abrazo, me sepáro de ella, la miro a la cara y esta parece no entender nada. Me siento una mierda.

"Hermanita, perdonáme por favor, no tiene nombre lo que hice". Dicho esto, doy la vuelta, abro la puerta y cruzó el pasillo apenadísimo y más caliente que una brasa. Entró a mi cuarto, cierro la puerta y lo primero que hágo antes de sentarme es oprimir el PLAY de mi equipo de música para tratar de no pensar en lo que acaba de pasar. "¿Cómo debés pensar e imaginarte cómo me siento en los prados / Mientras vos estás en el campo? / Estoy solo por vos / Y lloro". Shaman´s Blues escúpe esa frase. Pam ocupa mi mente ahora. Pam llora en mis pensamientos y me siento peor.

Golpéan la puerta y luego se abre, es mi hermana con una sonrisa en la cara y ese cuerpo nacido en el mismísimo Olimpo que primero se asoma y sin pedir permiso entra y cierra la puerta. "No te sientas mal hermanito, no te hagas drama". Me sorprendió que no me haya mandádo a la mierda cuando le agarré los glúteos pero más me sorprende que vénga hasta mi habitación a ver como me encontraba.

"Que buen tema, y ni te pregúnto de quién es porque imagino que no escuchás otra cosa que no sea Jim Morrison". Obviamente no escúcho otra cosa y mi hermana lo sabía porque siempre inúndo mi casa con sus melodías, pero sé que lo mencionó para romper el silencio que parió su entrada.

"Si... es de Mr Mojón Risin o sea, Jim cuando estaba con los Doors, una delicia". Sonreí aliviado, al menos no me estaba puteándo herida y eso quitaba el peso de la cagada que hace instantes estuve por cometer. Me siento en el piso apoyándo mi espalda contra mi cama y ella lo hace pero al borde de la mísma. No quiero ni mirar de reojo, ya que seguramente, encontraría la suave piel de sus hermosas piernas desnudas debido a la pequeñez de su prenda.

"Hermanito, estás enamorado de Pam?". Que pregúnta... normal, pero rara viniéndo de los labios de mi hermanita, más aún con los acontecimientos de hace apénas minutos.

"Para toda la vida, ella es mi otra mitad, mi chica soñada, mi realidad y mi dulce sueño". Clavé la mirada contra un posters de... si si, de Morrison, mientras él decía desde los parlantes. "El barco de cristal se está llenándo / mil chicas, mil emociones / Un millón de maneras para pasar el tiempo / Cuándo vuelva te escribiré unas líneas". Sugestiva la frase, en estos momentos me sentía dentro del barco de cristal al que Jim hace referencia y esa mujercita a mi lado era una de las mil chicas... pero que mierda, porque no me sáco ésta inmundicia de la cabeza, que me está pasándo.

"Que hermoso debe ser que digan eso de una, realmente Pam es una afortunada al tenerte". Bajó la mirada y sus ojos se nublaron por un instante... lo sé porque al escuchar eso la miré.

"Vamos nena, no te hagás la tonta. Tenés una fila de pretendientes y a más de uno he visto mirarte como si fuéras una rosa en el desierto. A mi no... yo no te creo esa de que nadie te mira ni piensa que sos única". Sonrío, sin mala intención y es que realmente me parece que no tiene razón o al menos no se dá cuenta de la realidad. Es hermosa, dulce, simpática, creo que es la típica chica que cualquier chico desearía y no lo digo porque séa el hermano, eso está claro.

"No me entendés... yo me refiero a sentirse tan amada por la persona que amás. Véo que no tenés muy en claro la psicología femenina hermanito". Mocosa insolente... ahora ella me enseñaría las cosas de la vida, la que me faltaba. Acto seguido, se pone de pie, acomóda su diminuta pollerita azul y se recuésta boca abajo sobre mi cama, apoyándo los codos sobre la mísma y sosteniéndo con sus manos a tan divina carita de ángel adolecente.

"No te molésta que me recuéste en tu cama, no?".

"Paaa... para nada hermanita, ¿porqué habría de molestarme?". En ese momento una bola de saliva atraviesa mi garganta con su particular sonido (glup) y no lo puedo evitar, mi mirada se internó en aquélla colita de ensueño que tan hermosa se insinúa debajo de aquél retazo llamado pollera, o mini o como quieran llamarla. En esa posición puedo ver como se cálcan esos glúteos, separados por una línea (y no de droga), por la que mataría a mis padres. Me estaba calentándo nuevamente en gran manera, y cuando digo esto, me refiero a una erección colosal en mis pantalones... DANGER. ¿Qué carajo hágo?, esto no me puede estar pasándo a mi, ¿porqué a mi?.

"Hermanita, quiero que me discúlpes por lo que sucedió en tu cuarto, pero no púde evitar llevar mis manos a tu cola". Mientras se lo digo no puedo dejar de mirársela. Esta situación me supéra.

"Te gusta realmente?". Y sonriéndo, me dirije la mirada a mis ojos que se hallaban sumergidos en las mismísimas llamas del más profundo de los deseos.

"Me fascina hermanita... por eso te invito a que en éste preciso instante sálgas corriéndo de éste cuarto, por favor". No podía permitir que pasara algo. INCESTO... la palabra y toda la dimensión de su significado se inflamó dentro de mi mente y le dió un respiro a mis fuertes deseos de poseerla.

"Y si no quiero?; Si te doy permiso a que me toqués nuevamente la cola?". No puedo creer lo que acábo de oír... mi hermana pidiéndome que le toque su bonito culo. ¿Estaré viviéndo una experiencia surrealista debido a la mezcla que me metí en la casa de Pam horas atrás?. ¿O simplemente se trataba de un sueño del cuál no podía ni quería despertar?. Lo único cierto es que no créo que Jim haya alucinado jamás como yo en éste momento, ni siquiera metiéndose el ácido más poderoso de su época. "Nadémos hasta la luna / Subámos a través de la marea / Rindámonos a los mundos expectantes / que púlen nuestro costado / No quéda nada abierto / Y no hay tiempo para decidir / Nos metimos dentro de un río / Es nuestro paseo a la luz de la luna", la dulce voz de los comienzos del Rey Lagarto parecía incitarme a tomar el puñal entre mis manos y sumergirlo en las carnes de la razón.

"Me estás jodiéndo... no se juega con ésto Camila... somos hermanos". Los últimos resquicios de razón aflóran desde mis labios mientras clávo mis ojos en esos ojos que me miran por sobre su hombro. Y sonríe, la muy turra sonríe cuándo a su edad debería morirse de miedo o por lo menos, sentir dudas al respecto.

"Hermanito... ¿querés o no querés tocarme la colita?. Porque si no lo deseás me voy y ya, hacémos como que acá no pasó nada." Mis ojos se abriéron al punto de parecerme a un personaje de Animé, con esos inmensos ojos que reniegan de los rasgos oculares de quiénes los dibujan. La situación me supéra... y el silencio me gána una batalla... ahora me parézco al pelotudo más grande del mundo al cuadrado.

"Entonces... éste silencio correspónde a un no como respuesta?. Por mi parte, quiero que sépas, siempre esperé el momento de que me véas y me toques... deséo que lo hágas, pero eso ya depende de vos". Jamás lo hubiése pensádo... ni siquiera lo registraba en mi baúl mental de las cosas que jamás serían... ni en mis momentos de grandes vuelos farmacológicos. La miro a los ojos, me mira, sonríe, piénso... piénso, hace mucho no lo hacía... demasiada droga supongo. Intenté preguntarle porque deseaba tal cosa pero a veces algunas preguntas es mejor meterselás en el bolsillo interno de las dudas y pasar a la siguiente ronda.

Me páro sin quitárle los ojos de la cara, ella no baja la mirada en ningún momento... que segura se ve la pendeja y la envidio por eso... con esa seguridad, a su edad, hubiése evitado más de un dolor de huevos. Me siento en el borde de la cama, y mi mano más atrevida (me refiero a mi derecha), se pósa sobre ese perfecto, redondo y firme culito que tan bien la naturaleza (o los pendejos que creía tan boludos),habían formado. Primero acaricio sus glúteos, muy suavemente para luego deslizarme por el final de su espaldita y el elástico de su mini azulada... hasta ese momento, la frontera a cruzar, el límite que me sepára del paraíso mísmo, de lo prohibido. Acto seguido, uno de mis dedos sálta la cérca, se introdúce más allá del elástico de la mini y la tanguita... y róza al nacimiento de la línea de tan apetecible culito. Cami suspira y ciérra sus ojos como queriéndo cocer sus párpados. Los demás dedos se atréven y van a por el botín, pero delicadamente. Otro dedo, y otro más... asi hasta que la mano se encuentra ubicada sobre la carne de semejante trasero y es detenida en su travesía por el elástico que no permite el paso de la muñeca.

Ahora mis dedos se cuélan en la línea de su culo y los suspiros de Cami comienzan a superarse a si mísmos a cada momento... se aceléra en gran manera su respiración y su mirada se pósa en un punto imaginario en frente de ella, mientras con sensualidad extrema muerde su labio inferior.

"¿Cami... te gusta?".

"Hermanit... ooo, me encánta sentir tus manos, no parés por favor". Su respuesta con vocecita de bebita incendiada me da el permiso para pasar al siguiente nivel. Con la punta de uno de mis dedos alcanzo a rozar parte de sus labios vaginales. Los noto mojadísimos y eso provoca que mi erección alcance valores de increíble dureza. Un suspiro inmenso, el mayor de todos los que hasta el momento, mi joven hermana había emitido, irrumpe en la habitación... estaba calentísima.

Desde los parlantes la voz de Jim se derráma por toda la habitación, "Jovencita tenés que amar a tu hombre / Jovencita tenés que amar a tu hombre / Tómalo de la mano / Hacélo entender"... murmurába "Riders On The Storm"... y claro que lo entendía, lo entendíamos a la perfección.

Me páro, obsérvo aquélla onírica adolecencia recostada sobre mi cama y bájo mis pantalones, que cáen hasta mis tobillos junto con el boxer. Me los quito quedándo solo en remera mientras Cami, como espectánte he imaginándo lo que vendría, continúa con su mirada en ese punto imaginario que había creado frente a ella.

Me arrodillo en la cama detrás de ella. Apóyo mi mano izquierda a un costado de su cuerpo para que éste quéde suspendido sobre ella sin tocarla mientras con la derecha le acariciaba sus senos por sobre la fina remerita. Puedo sentir la dureza de sus pezones a través de la tela. Como me caliéntan esos pechos, que deliciosos deben ser. Las terribles gánas me llévan a meter mi mano majo su remerita... y es ahí cuando el paraíso baja hasta mi cama. Seguramente Jim me debe de estar envidiándo sentado en un sofá rojo y rodeádo de drogas. Bueno, bueno, envidio sus drogas... faltaría eso en éste momento para que la felicidad sea compléta. Sus pechos firmes y redondos, compactos y suaves céden ante mis caricias y mis leves pellízcos en sus durísimos pezoncitos de burdel.

Le levánto la remerita dejándole la espalda descubierta... que hermosa ninfa, su espalda es blanca como la luna y está regada de pequeños lunarcitos que se aseméjan a estrellitas en medio una la pálida noche en llamas. Mis húmedos labios y mi cálida lengua comiénzan a recorrer a ese terso firmamento mientras mi mano sigue deleitándose con sus pechos. Cami aceléra cada vez más su respiración al punto de quitarse completamente la remerita y lanzárla contra un cenicero con restos de marihuana y un vaso con olor a vodka... que cáe. Ahora, su torso se encontraba completamente desnudo... y admire a esa maravilla de la naturaleza por un instante eterno."Veo tu pelo ardiéndo / Las colinas están llenas de fuego"... Jim describía a ese momento en su "L.A Woman".

Mis dos manos se apóyan a cada lado de su cuerpo y entonces recuésto a mi pene sobre toda la línea de su redondo culito que aún yacía oculto debajo de la mini azulada, para empezar a moverme lentamente de arriba hacia abajo. Cami agárra con notable fuerza a las sábanas y húnde su cabeza en el colchón.

"Por favor hermanito, cojéme, quiero que me penetrés... quiero sentir tu carne dentro mío". Instantáneamente se tomó del borde de la mini y tiró hacia arriba, dejándosela en la cintura, como si fuése un cinturón. Su culo salía a la luz por primera vez... o mejor dicho, a mis ojos. Lo levantó lo más que púdo ofreciéndome a su zona más prohibída, a su infierno encantador, a su Venús incendiada. La tanguita blanca se perdía entre sus cachetes redondos y duros, y hasta podía distinguir como su humedad había transpasado la delgada tela de su ropa íntima. La córro hacia un costado y apoyo mi morado e hinchado glande entre los labios de su vagina.

"¿La querés putita?".

"Por favor hermanito, metémela, soy tu putita ahora, cojéme". Empujé solo dos veces hasta lograr clavársela hasta los huevos y es que estaba lubricadísima. Comencé a entrar y salir a gran velocidad. Mi hermana arqueaba su espalda mientras con sus manos se prendía de las sábanas como un gato al borde de una rama con temos a caer y hundía sus gritos en el colchón. Estaba en el cielo, sentirme dentro de aquélla cuevita apretada y caliente, una cuevita totalmente prohibída para mi, era como clavárme la mejor de las drogas.

Cuándo sentí que estaba por acabar, intenté salir de mi hermana pero ella me atrájo con sus talones en mi cintura y se movía como una loca. Era obvio que quería mi leche dentro de sus entrañas, era obvio que no me rehusaría a inundarla con mi néctar. Descargué grandes chorros de semen dentro de su vagina mientras a mis líquidos se sumaban los de ella que tambien acababa como si fuése una catarata de agua viscosa y caliente. Caí sobre ella y mi pene se púso flácido entre sus labios.

Morrison nos llevó sobre el lomo de su serpiente de siete millas a las orillas del lago de la realidad..."Este es el fin, hermosa amiga / Este es el fin, mi única amiga, el fin / De nuestros planes elaborados, el fin / De todo lo que resiste, el fin / Sin seguridad ni sorpresa, el fin / Ya nunca volveré a mirarte a los ojos otra vez / ¿Podés imaginar que seremos tan ilimitados y libres / Desesperadamente necesitados / De alguna manera extraña en una tierra desesperada?"... melodía hipnotizante que nos hipnotizo. Mi cara estaba sobre su cara... como todo mi cuerpo sobre mi cuerpo. Te amo Pam... perdonáme, pienso.

"Hermanito... ".

"Que...".

"Me gusta Morrison".-

Mas de THECROW

El lado oscuro de la fiesta

Putas, las piernas abiertas de Argentina

Sexo, drogas y dolor

Cría Cuervos

La fragilidad del olvido

Tres lágrimas

Nena, no te duermas

Árbol de fuego

La cama de los sueños

Cosas del destino, burlas de mi suerte

Cortos de Crow: Entierro

Respirar

Adolescencia otoñal

Malvinas, la puta helada

Poema N°3: Si quieres

Poema N°2: Por quien vivo y por quien muero

Perversos

Poema N°1: Te doy

Contengo sombras

Entre sábanas de seda

Cortos de Crow: Todo negro

El Naufragio del Te Erre

El Ocaso de Caro

Una cogida con alas y sin piernas

El amante perfecto

Un día menos en este puto infierno

El filo de las drogas, su herida y el abismo

A Trazada

Ángeles caídos

Cortos de Crow: En el nombre del padre

Todo por Jim Morrison

Asesinato en tercera persona

Cría cuervos...

El viejo, su mundo personal y la chica

Sangre ...

Confesiones de una puta

El árbol de fuego. Nuestra morada

Ojos violeta

(Leedor) de una sola mano

Heroína

Todo negro

Yo, su hija, la más puta

Alas de una dama oscura

Confesión de un suicida por amor

Todo por Jim Morrison

Respirar (de rosas y claveles)

Jugando al límite

Un día menos en el infierno

No te duermas

Derrames de Silencio

Ángel crucificado

Hermana mía

Incesto, drogas y Jim Morrison (2)

Incesto en Do Menor

La Cama de los Sueños

Cosas del destino, burlas de mi suerte

El ocaso de Caro

Violación consentida

sosrevreP

Siempre más

Los hombres también lloran

eNTRE sÁBANAS dE sEDA

Laura va

Un espectáculo dantesco

iNCESTO, dROGAS y jIM mORRISON

iNVÓCAME

Héroes de hielo

Poema Nº19: Fuiste

Leedor de una sola mano

Hermanita mía

Los Cortos de Crow: En el nombre del padre

Entierro

La hipocresía de los hipócritas

Poema Nº18: Teníamos

Los cortos de Crow: Contengo sombras

Ella es mi chica

El Blanco Filo Del Slencio

Los cortos de Crow: La revancha sobre el gatillo

Poema Nª17 (Mi testamento)

Disfraces

Ángeles Caídos...

Cría cuervos...

Memorias de un adicto (version mejorada)

Un día menos en el infierno

25 de febrero, De Luces y De Sombras

Oscuridad En El Piano

Poema N°16 (Designio)

Poema N°15 (No Te Dejo)

Incesto en Do Menor

Poema N°14 (Te Amaré y Después... Te Amaré)

El Árbol De Fuego

Poema N°13 (¿Perdonarte?)

La Cama De Sus Sueños

Poema N°12 (Volviendo a Vos)

Poema N°11 (Mi Morada)

Poema N°10 (Tuyo y Mía)

Poema N°9 (Usted)

Duermes...

Perversos (2)

Meet the angel of death

Meet the angel of the dark flame

Interview with the female mystery

Poema Nº8: Quiero amarte siempre

Alejandría

Derrames de Silencio

A feast of Morrison

Todo negro

Sangre

Memorias de un adicto

¿Vale La Pena Amar?

Todo Por Jim Morrison

El Ocaso de Caro

La vida de Laura...

Maldito Océano Atlántico

Un Espectáculo Dantesco

Incesto, Drogas y Jim Morrison

Cosas del Destino, Burlas de mi Suerte

Poema (07: Si Queres)

Poema (06: Tengo Que Decirte Adiós)

La Terminal

Los hombres tambien lloran

Confesión de una puta

Bife y Mollejas

Llorá... pero no olvides

Poema (05: El Adiós Que No Escuché)

Poema (04: Llevate)

La puta y el gran falo

Poema (03: Sublime)

Poema (02: Logros En Vano)

Poema (01: Lamento)

Tormenta Perfecta

El que viaja a dedo

Pam, mi dealer y yo

Argentina Beauty (1)

Naty y yo... amor eterno

El divorcio

Será hereditario?

Que hicimos Naty...