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La máquina tragaperras con cara de payaso (y II)

en Control Mental

La máquina tragaperras roja que tiene una cara de payaso dibujada (parte II y final)

Un apagón de luz provoca un calambrazo a un cuarentón que nota como de repente tiene algo que le permite controlar a las personas – en dos partes

 Otra vez está nevando, paso un momento por casa y me voy a comer al restaurante. Cuando entro la actividad está en su momento álgido y en el bar hay varias personas esperando mesa. Un saludo lejano a mi hermana (le va a encantar cuando le cuenten mi presencia en el bar de Marisa, siempre fueron amigas) y enseguida oigo desde una de las mesas:

 —Javier, ven a comer con nosotras y así podemos charlar

 Pilar y Carmen me hacen gestos desde una mesa. Estoy a punto de escaparme de ellas porque he visto a Desi y Paco al fondo del comedor, pero ya están pagando y se marchan. Tengo que telefonear al concejal para que me cuente que tal le ha ido, le encanta hablar de sexo, bueno, como a todos. Igual es un buen momento para probar con estas dos mujeres mi nueva herramienta mental.

 Nos saludamos amablemente y tras hacer la comanda toco el brazo de ambas mujeres como si hiciera un gesto amistoso y aprovecho para pensar:

 —Me vais a contestar a todo lo que os pregunte, sin sorprenderos y con total sinceridad. Después de la conversación olvidaréis lo que me habéis contado.

 Mientras le metemos mano a unos aperitivos se me ocurre que quiero saciar mi curiosidad.

 —¿Es verdad que sois pareja?. ¿Cómo os lo montáis para el sexo?

 Carmen parece llevar la voz cantante y sin reparo alguno empieza a hablar:

 —Siempre hemos sido buenas amigas y cuando nuestros respectivos hijos marcharon a estudiar a Madrid, nos quedamos bastante solas, ambas divorciadas hace años y centradas en nuestra labor en la asociación cultural. Por suerte gozamos de una buena situación económica y no tenemos que estar encima del trabajo diario de nuestros negocios. Ya sabes, el roce hace el cariño y somos muy conocidas, así que no podemos andar buscando sexo por ahí y a ambas nos gustó. Dos mujeres solas que siempre han sido amigas disimulan bastante bien. El año pasado nos fuimos una semana a Londres y coincidimos en el hotel con una joven pareja de aquí que nos vio besarnos y pasear cogidas de la mano. Algo habrán contado, suponemos

 Pilar toma el relevo:

 —Durante mucho tiempo tras el divorcio, el sexo no tuvo ninguna importancia para ninguna de nosotras. Alguna paja de vez en cuando y solucionados los calentones. Pero una noche nos pusimos a ver juntas una película porno y las escenas en las que se lo hacían dos mujeres nos pusieron muy excitadas, así que empezamos a darnos placer y cada vez nos gustó más y más, de manera que ahora es una parte importante y necesaria de nuestra amistad y relación de pareja. No creas, cuando salimos de viaje casi siempre alquilamos los servicios de algún boy con musculitos y polla grande, para variar un poco, somos bolleras en pareja pero con ganas de hombre de vez en cuando

 —Vaya, vaya, quien lo diría

 —¿Tan viejas y feas somos que no se te ocurre que sigamos teniendo sexo?

 —Muy al contrario, sois dos mujeres atractivas, en la mejor edad

 —Igual quieres invitarnos a café y copas en tu casa después de comer, para seguir hablando

 —Por supuesto, y para lo que queráis

 Después de comer caminamos por el nevado jardín los menos de cincuenta metros que nos separan de mi casa. Se agradece el calor al entrar porque sigue nevando. Enciendo la chimenea.

 —¿Qué os apetece tomar?

 Qué raro, las dos piden gintonic. Bueno, pues yo también. Aprovecho el momento de dar a cada una de ellas su copa para repetir el mensaje mental:

 —Vamos a tener sexo y vais a gozar mejor que nunca. Tomaos la copa deprisita y quitaos la ropa

 He puesto en el vídeo una peli de tortilleras, sin sonido. Las dos mujeres se desnudan sin ninguna vacilación, y cuando yo rápidamente me quito la ropa, me miran valorándome, con cara de satisfacción.

 —Estás muy bueno, Javi, vaya aparato que tienes ahí

 —Vosotras si que estáis buenas, engañáis con vuestra manera casi monjil de vestir recatadamente y sin arreglaros demasiado, pero sin ropa sois dos tías buenas

 Pilar es la mayor, pasa de los cincuenta años, es más bien bajita, como su prima Rosa, pero guapa de cara con llamativos ojos azules, media melena de color castaño, tetas grandes ya algo caídas, delgada pero ancha, con un culo y unos muslos grandes que están muy bien. Su pareja, Carmen, es más del estilo de mujer típico de esta zona: alta, delgada, rubia con mechas oscuras, con tetas pequeñas puntiagudas, de las que casi caben enteras en la boca, también un poco caídas, piernas finas, largas, bonitas y culo pequeño, muy redondo, duro. Las dos llevan el sexo completamente depilado y me sorprende ver que ambas llevan un discreto piercing con una piedra de color lila en el ombligo. Coquetería oculta. Me excita verlas cogidas de la cintura con una mano mientras con la otra se tocan mutuamente las tetas y no dejan de besarse suavemente en los labios, al mismo tiempo que me miran sonriendo, esperando que yo haga algo.

 Lo que hago es ponerme ciego con mis manos tocando y palpando a las dos mujeres por todo su cuerpo y dejándo que ambas se den un buen festín conmigo mientras me ponen la polla verdaderamente tiesa y dura. Quiero ver cómo se comen el chocho la una a la otra, y así se lo indico. Tienen práctica, claro está, se montan un sesenta y nueve vicioso, situándose Carmen debajo, lamiendo, besando, mamando de manera guarra y babosa, encharcándose de saliva y fluidos sexuales.

 —No os podéis correr hasta que os lo diga. Quiero follaros a las dos

 Como Pilar está situada sobre su pareja, es a la primera que le meto la polla en el coño. Mojada, caliente, acogedora y el añadido de alguna que otra lamida por parte de Carmen cuando la saco. Mola mogollón. Después de unos cuantos buenos pollazos cambio de lado del sesenta y nueve y se la meto a Carmen. Igual de bueno y excitante. A las tías les debe gustar porque ambas hacen ruidos y dan gruñiditos de aceptación y excitación.

 Coloco a los dos hembras a cuatro patas, una al lado de la otra, y sin más preámbulo penetro a Pilar, le doy una docena de pollazos y me voy a penetrar a Carmen. Así durante un buen rato, entro en una, follo y salgo para follarme a la otra. Mientras, se besan la boca con ganas, y la que en un momento dado no tiene la polla dentro, aprovecha para comerle las tetas a la que me estoy follando. Tengo ganas de acabar.

 —Comeos el chocho, quiero que os corráis rápidamente

 Me quedo mirando a dos lobas que se devoran la una a la otra a la búsqueda de dar y obtener placer. Lo consiguen en pocos minutos y la habitación se llena de gemidos y gritos propios de dos orgasmos casi al unísono, largos, sentidos, gozados hasta el último suave estertor de cada una de las mujeres. Se tumban y no les doy tiempo a recuperarse, ahí va lo mío.

 —Ahhhhh, joder, qué bueno

 He hecho lo posible por dirigir los chorros de semen hacia la cara de las dos lesbis y lucen aspecto de guarra de peli porno, con la saliva, los líquidos vaginales y mi leche de hombre manchándolas la cara, las tetas, los muslos.

 Discretamente les inculco la idea de que tienen que irse, que quizás quedemos en otras ocasiones para profundizar en nuestras pasiones, y entre ellas deben recordar que nunca han follado con mejor polla que la mía. Se visten tras una ducha, unos cariñosos besos en los labios, intercambio de números de teléfono, algunas risas y el compromiso de que públicamente seguiremos tratando como hasta ahora, de manera educada pero distante, y hasta la próxima vez.

 Necesito descansar, estoy molido, pero satisfecho. Esto, sea lo que sea, es una maravilla. Que dure, por favor, que dure toda la vida.

 Ramirín, nombre maldito para mí desde mi más tierna infancia. Ramiro es de mi misma edad, fuimos juntos al colegio, al Instituto, a la facultad de Económicas, a la mili. Siempre dándome la lata el muy cabrón. Un tío inaguantable, pedante, prepotente, creído de sí mismo, pijo de pueblo, facha; un gilipollas al que he tenido que aguantar (sufrir, más bien) los casi cincuenta años de mi vida por el simple hecho de que mi madre y la suya fueron muy amigas y por mi falta de decisión para romper definitivamente con un tío situado en las antípodas de mi forma de ser y pensar. No somos amigos, claro, pero cuando coincidimos (ahora es concejal de deportes y te lo encuentras en cualquier acto, vestido con chándal y zapatillas de marca, con una mochila con palas de paddel, en la mano una botella de una conocida bebida isotónica, luciendo sonrisa blanqueada y la cara morena de lámpara de gimnasio), el tal Ramirín se empeña en saludarme y tratarme como si nuestra obligada amistad infantil siguiera activa. Es el culpable de que dejara de ir por la pastelería de su familia, con los hojaldres de crema tan cojonudos que hacen. Coño, si hasta en su día se atrevió a darme una charla para convencerme de que Luisa no era buena novia para mí porque su padre era un rojo y eso es peligroso para la salud mental de los hijos. Pues he pensado que igual mi nueva habilidad me permita resarcirme de tantos años de aguantar al bobo de Ramiro.

 Todos los fachas casposos del pueblo suelen ir a tomar un vermut a la hora del aperitivo a una taberna típica del centro del pueblo. Años hace que no paso por allí, pero hoy, como si tal cosa y agradeciendo que tímidamente ha salido el sol después de varias semanas de temporal, me hago el encontradizo con Ramiro y le invito a un par de vermuts (nunca dice no a una invitación, tiene fama de ser bastante rácano en todos los sentidos). Un ratito de charla intrascendente (e insufrible) y al darnos la mano para despedirnos se me ocurre decir para mí:

 —El viernes por la noche me invitáis a cenar a tu casa, tu y tu mujer, y no se te olvide tener unos pasteles de hojaldre y crema

 Dicho y hecho. Inmediatamente quedo invitado a cenar y hasta entonces me despido. Al pasar cerca de la peluquería de moda coincido con Fran, la mujer de Ramiro, a quien ya ha telefoneado su esposo para decirle lo de la cena.

 —Hola Javier, cuanto tiempo, nos vemos el viernes a eso de las nueve

 —Por supuesto, oye, qué guapa estás, el invierno te sienta muy bien

 —Tu siempre tan atento, gracias

 Dos besos de compromiso y Fran marcha camino de la pastelería, dado que es ella quien la trabaja y regenta. Fran (Francisca, claro) es también conocida como Paca la gorda, entre muchas mujeres, o, entre muchos hombres, Fran pirineos. Es una mujer alta y grande que a primera vista parece muy sobrada de quilos, pero que si así es, los tiene muy bien repartidos por el cuerpo. Tiene de todo muy bien puesto, de tamaño grande y con muchas curvas. En el lenguaje del porno se diría que es una gordibuena modelo XXL.

 A las nueve menos cinco de la noche del viernes pulso el timbre de la casa de Ramiro. He cogido de la bodega del restaurante dos botellas de un buen champán francés y tras los saludos de rigor, no me aguanto las ganas de liarla lo antes posible. Abrimos la primera botella para acompañar un surtido de aperitivos y como quien no quiere la cosa, tras la segunda copa y antes de sentarnos a la mesa, pongo mis manos en los brazos del matrimonio:

 —Os excita estar conmigo. Tenéis ganas de sexo y de hacer todo lo que os pida. Nos vamos a dar gusto y lo pasaremos muy bien. Desnudaos

 Ramirín es una especie de espárrago blanco con bigote, alto, delgado, con estómago fofo y con una polla muy larga y estrecha, oscura, casi negra. Su mujer es otra cosa: muy alta, morena de piel y con la larga melena rizada teñida de negro muy negro, unos ojazos oscuros brillantes que parece que se encienden como brasas cuando te miran, labios gruesos pintados de rojo y muchas curvas. Lleva un sujetador negro que parece un andamio lleno de encajes, para poder sujetar y contener dos tetas muy grandes, tremendas, morenas sin marcas de biquini, caídas, pero fabulosas, blandas, suaves, con unas areolas oscuras redondeadas y unos pezones tiesos y duros que parecen dos dedos meñiques arrugados. Joder qué tetas, nunca he visto unas tan grandes. Como me voy a poner.

 Fran no tiene estómago, apenas un poco de tripa cobijando un redondo y bonito ombligo, hasta donde llega la mata de vello púbico más denso, negro y rizado que jamás he visto. Parece la selva del Amazonas protegiendo un chochazo con unos labios grandes y anchos, de un color más claro que el resto de su morena piel, ya mojados, mucho. Los muslos son dos duras anchas columnas continuadas por dos piernas largas, gruesas, pero bonitas. Cuando se da la vuelta de manera sexy, su espalda recta, morena, ancha y fuerte es muy llamativa, aunque desaparece de la vista en cuanto te fijas en el culo: de tamaño grande, redondo, morena la piel, sin imperfecciones, con una raja más oscura, larga y ancha que separa dos medias lunas fabulosas y enseña un ano grande, oscuro, arrugado. Es como una diana que está pidiendo que le de unos cuantos disparos de semen. Qué caliente me ha puesto ver desnuda a esta tremenda mujer; dicen que está gorda, envidia cochina, ¡está muy buena!.

 Lo primero es mi pequeña venganza contra Ramirín y después me voy a ocupar, pero bien, de su esposa.

 —Te encanta mi polla, verdad Ramiro, ven a chuparla, arrodíllate

 Será la persuasión mental, pero el tipo me está haciendo una mamada de categoría. Mientras, me doy un festín con las tetazas de Fran; joder, qué bueno es tener tanta carne rica a tu disposición, podría esconder mi cabeza entera debajo de estas dos maravillas, y qué pezones. Guau, que mujer.

 No quiero correrme todavía, así que obligo al hombre a que deje mi polla y a doblarse por la cintura apoyando los brazos en la mesa del comedor, mientras su mujer me restriega la polla con un lubricante que ha traído del cuarto de baño.

 —Cómele el culo a tu marido, mete la lengua bien dentro y menéale el rabo con suavidad

 No se podrá quejar Ramirín, Fran le está haciendo un servicio trasero de los buenos y como no quiero que goce, le pido que le lubrique el culo metiéndole los dedos.

 —Te mueres de ganas de que te de por el culo, eh, Ramirín. No sabía que fueras tan maricón, pero vas a quedar muy contento. Fran, arrodíllate delante de tu marido y cómele la polla hasta que se corra y yo te mande parar

 No me ha resultado fácil entrar, pero tras varios intentos meto el capullo y allá va el resto de un único golpe de riñones. Algo se queja el enculado, pero le doy un par de azotes en su blandurrio culo exigiendo que se esté callado. Realmente paso del agujero de este tipo, pero lo que quiero es que sea consciente de que le he dado por el culo y le ha gustado mucho, tanto como para correrse, gozar y pensar en repetirlo más adelante si yo se lo pido.

 En un par de minutos Ramiro eyacula en la boca de Fran y, o hace tiempo que no folla o este delgaducho es un lechero del copón. La cantidad de semen que traga la mujer y cómo desborda de su boca cayendo sobre las tetas, es verdaderamente llamativo.

 —Te ha dado sueño tu orgasmo. Vas a irte a la cama a dormir y mañana recordarás lo bien que lo has pasado. A nadie se lo vas a contar y cuando me veas sentirás tanta íntima vergüenza que simplemente me saludarás pero como si apenas nos conociéramos

 Según sale el marido del comedor, ordeno a la mujer que se vaya a limpiar la boca y las tetas y que se prepare para follar conmigo. A mí me parece que sin necesidad de sugerirle nada está excitada de la hostia.

 La noche del viernes ha sido muy larga. ¡Qué manera de follar con Fran pirineos!. He tomado dos veces media pastilla de viagra (me lo ha facilitado ella, de las que guarda el marido en casa e incluso se ha tomado una pequeña porción para ponerse más a tono) y creo que me he corrido más veces que en ninguna otra noche de mi vida. Esta mujer es un volcán. Le he hecho hablar y ya se que folla muy poco con su marido, cada tres o cuatro meses, y siempre va salida como una yegua en celo (esta información le va a encantar a mi amigo Paco, máximo defensor de que la pastelera Fran pirineos es un bombón fabuloso que está muy mal follada), de manera que usa varios juguetes sexuales para darse gusto y con una amiga va algún que otro fin de semana a Madrid o Barcelona o Toulouse a desfogarse con boys de alquiler. Le pregunto por su amiga y me confirma que es Norma, la dueña del estanco.

 Después de haber parado un rato para cenar algo, sin olvidarme de los pasteles de crema, la paja cubana que me hace es algo tremendo, con esas dos tetas bien embadurnadas de aceite lubricante, suaves y brillantes, y usando su boca para comerme el capullo al mismo tiempo, ¡vaya corrida de lujo!. Cómo me ha gustado ver mi semen sobre sus tetas. No he tenido que sugerirle mentalmente casi nada, ha participado con ganas de cualquier cosa que he querido hacer, se ha corrido muchas veces (se queda callada y sin moverse durante varios segundos, con los ojos cerrados, y luego pega un largo y fuerte grito que mantiene hasta que termina su orgasmo), casi siempre ayudada por el masajeo del clítoris (también lo tiene grande, me ha dado un gran gustazo comerlo en medio de su mata de negro vello), y sólo puso algún reparo cuando le empecé a castigar los pezones un poco más de la cuenta. El culo no se lo han hecho muchas veces y temía que le pudiera doler, pero se ha terminado excitando como la mayor de las zorras con mi polla entera dentro, después de darle unos cuantos azotes con la mano. Me ha contado que su marido, cuando se enfada con ella, le pega unos fuertes correazos en el culo, aunque luego no se la folla. Por supuesto, antes de quedarme amodorrado he llevado a su mente que está muy contenta y va a seguir acostándose conmigo cuando yo se lo pida o cuando a ella le apetezca y me lo haga saber. Sería de locos dejar pasar una mujer como esta, es verdaderamente impresionante.

 Ah, le he sugerido a Fran que tampoco pasa nada si le comenta en secreto a sus amigas que su marido se pone muy contento con una polla en el culo y que se quede tranquila, ya no le va a dar más correazos, en todo caso seré yo quien lo haga para excitarme. Nos metemos en la ducha y me dejo enjabonar, lavar y aclarar por la tremenda mujer. Antes de irme despierto a Ramirín para ordenarle que se acabó lo de azotar o maltratar a su mujer de la forma que sea.

 Gracias eternas a la máquina tragaperras, al apagón, a la electricidad o a los dioses de la casualidad que me bendijeron con este don. Además, no puedo dejar de pensar que el control mental lleva aparejada la mejora de mis prestaciones sexuales. Estoy hecho un toro, me recupero rápidamente, que no soy un chaval, joder, y nunca en mi vida me he corrido tantas veces y tan bien como ahora.

 Me ha llamado Luisa por teléfono. Hemos charlado un rato de distintas cosas, bien, de manera distendida, riendo; sin hacer mención a la follada del otro día. El lunes cierra el bar por día de descanso y hemos quedado en su casa a la hora de comer. Dice medio en broma que no me preocupe porque ya ha comprado lubricante. Me hace sentir bien, tengo ganas de que llegue el lunes a mediodía. No quiero piensar en ello, pero no creo que se haya pasado del todo lo que sentí por ella. No se.

 Paco sigue desaparecido y con el teléfono apagado. Lo de Desi debe ser algo especial. No paran.

 Norma, la amiga de correrías sexuales de Fran, es la dueña del estanco situado en la zona más céntrica del pueblo. Además, es la esposa de Contreras, el director de la agencia del banco que aquí todos utilizamos. Mi hermana y yo nos hemos reunido últimamente en un par de ocasiones con él para ver la posibilidad de solicitar un importante préstamo para acometer algunas reformas en el hotel y ampliar el restaurante con una terraza estable para todo el año y no sólo veraniega, como es ahora. La cosa está difícil porque el interés es muy alto y aunque nos va bien, tampoco es que seamos millonarios. Hoy sábado, aprovechando que el día no está mal del todo a pesar del frío, hay mercadillo y es casi una tradición que todos nos demos una vuelta por los puestos antes del aperitivo. Estoy cansado, pero voy a hacerme el encontradizo con Contreras (no se si alguien utiliza su nombre de pila, pero todos, hasta su mujer, le llamamos así).

 No encuentro a Contreras, pero sí a Norma (cuyo nombre de verdad es Tecla, razón por la que se llevó regular con sus padres, hasta que logró cambiarlo legalmente teniendo ya al menos treinta años). No fumo, pero en su estanco compramos el tabaco de las máquinas expendedoras de restaurante y hotel, así que algún trato tenemos.

 —Hola guapa, muy sola te veo por el mercadillo

 —Pues más o menos como tu, aunque cuentan que últimamente solo no estás nunca

 —Vaya, vaya; y si nos tomamos unas cervezas y me cuentas los cotilleos, ¿qué te parece?

 Logramos sentarnos en una cafetería cercana y tras pedir unas cañas y la excelente tortilla de patatas con champiñón que aquí hacen, nos ponemos a hablar. Norma es la gacetillera extraoficial del pueblo, de todo se entera y los que no le tenemos especial simpatía por ello le apodamos Coti.

 Un breve apretón de mi mano en su brazo y una clara sugerencia:

 —Cuéntame todo lo que tenga que saber relacionado conmigo y mi familia y después háblame de ti y Contreras, ¿de acuerdo?

 Básicamente me cuenta lo que ya se, como la comentada tarde pasada con Luisa y que se me viera salir del pub acompañando a la farmacéutica para ir a su casa. Su amiga Fran (ella la llama Paqui) ha tenido tiempo de telefonear y darle un rápido resumen de la noche que hemos pasado. Me llaman la atención dos apuntes: mi cuñado y mi hermana tienen por costumbre tomar de vez en cuando un par de días libres entre semana, aprovechando para ir a Zaragoza, Pamplona, Toulouse. Parece ser que en estas ciudades van a varios clubs de ambiente liberal en donde follan delante de otras parejas porque son exhibicionistas. Bueno, algo ya me imaginaba porque cuando cogen vacaciones suelen ir a una conocida zona nudista de Cataluña, igual me acerco algún día a conocer ese tipo de club. Chofa, mi empleada, es un poco puta y de vez en cuando se saca un dinero extra follando con clientes del hotel en el propio hotel; tiene fama de ser muy guarra y hace un tiempo se comentó que María Luisa y Chofa se lo montaban de vez en cuando. Tendré que enterarme.

 Contreras estará hasta el martes en una reunión de trabajo en Barcelona, por lo que se me ocurre que en su casa vamos a estar más cómodos y podremos hablar en total confianza. Ninguna pega por su parte, hasta ahí podíamos llegar.

 Vamos en su coche porque viven en un chalet algo alejado de la zona más céntrica. La conversación va por derroteros que me interesan.

 —Contreras y yo no tenemos sexo nunca. Ya hace varios años, desde que se casó nuestra hija, que aunque nos llevamos bien y vivimos juntos, estamos distantes y cada uno a lo suyo. El tiene un rollete en otro pueblo con una empleada del banco y yo hago mis viajecitos por ahí con Paqui para darnos gusto con algún scort que esté bueno y tenga polla grande; por cierto, que según Paqui lo tuyo es llamativo por el tamaño y lo que duras empalmao

 Estoy cansado y no se si tengo ganas de tirarme a Coti, pero me fijo bien en ella mientras nos tomamos unas cervezas en el comedor de su casa y, aunque sólo sea por curiosidad, no puedo evitar decir para mí:

 —Quítate la ropa

 No está nada mal, no es un bellezón como Luisa ni una tía tremenda como Fran o la misma Rosa, pero tiene un puntito excitante: unas tetas altas y juntas no muy grandes pero muy bonitas, como dos flanes siempre en movimiento, sin que se vean los pezones, de los que llaman en brioche, ocultos dentro de una rojiza areola de gran tamaño que cubre la parte delantera de cada pecho. Es alta y delgada, entre rubia y pelirroja. Sin la trenza con la que sujeta su melena le llega hasta el culo, que es pequeño, prieto, alto, con pecas de un bonito color tostado al igual que las que tiene por toda su piel. Piernas largas, muslos delgados y completamente rasurado el sexo. No representa los casi cincuenta años que tiene, sino bastantes menos.

 No se si estoy por la faena, así que según me está mamando la polla con unas ganas tremendas (las exclamaciones que ha hecho de excitación al verla nunca me las había dicho ninguna mujer con tanta alegría) me preocupo de llevar a su ánimo que haga lo que más le guste (total, si a mí no me va el asunto lo voy a parar ipso facto) y resulta que Norma es toda una aficionada a usar la lengua, y una artista, añado. Lleva muchos minutos lamiendo mis huevos, lentamente, con detenimiento y suavidad, llenándome de saliva y provocándome una erección cojonuda que parece aumentar cuando pasea su lengua por el perineo camino de la raja del culo. Con mucha delicadeza se mete cada uno de los testículos en la boca como si los fuera a saborear y me resulta excitante y relajante al mismo tiempo, porque según crece mi excitación rápidamente deja de ocuparse de mis huevos y pasa de nuevo a la polla, así una y otra vez, en una deliciosa tortura. Joder, qué bueno.

 Sigue con el recital de lengua. Es ahora mi culo quien tiene el placer de recibir las atenciones de Coti. Mi raja es lamida arriba y abajo muchas, muchas veces, parándose la puntita de la lengua en mi ano, entrando un poquito más cada vez y recibiendo mi capullo, al mismo tiempo, un lento y suave masaje con las puntas de los dedos. Empiezo a necesitar liberarme del calentón que tengo, quiero correrme ya, y antes de que tenga tiempo de indicárselo a Norma, parece adivinarlo porque se centra en mamar el rabo mientras con sus largos dedos masajea mi próstata entrando y saliendo sin prisa.

 Ahhhh, que corrida más larga y buena. Me ha gustado la lenta expulsión de mi semen con sólo un par de grandes y densos chorros y la sensación de liberación que ha provocado Coti al sacar del culo sus dedos de golpe al comenzar mi eyaculación. Ha sido muy bueno, como si se destaponara el almacén de mi leche.

 Como Norma está muy excitada y yo acabado del todo, le he sugerido que se haga un pajote y sólo recuerde el tremendo polvazo que le he echado hasta lograr su orgasmo. Perfecto.

 Antes de irme le he ordenado tajantemente que se olvide ahora y en el futuro de los cotilleos relacionados conmigo o mi familia. Paso de malos rollos. Me deja el coche de su marido para irme a casa y me agradece el placer que le he dado. Voy a dormir toda la tarde e igual empalmo con la noche.

 Hoy domingo trabaja Chofa, así que me parece buen momento para interrogarla sobre sus actividades en el hotel. Nos saludamos, me cuenta las pocas novedades del día y tomando un café en un cuartito en donde en ocasiones descansa el personal, pongo mi mano sobre su brazo y pregunto:

 —Cuéntame lo que haces en el hotel además de trabajar, ¿follando te sacas buenos sobresueldos?

 —Ya te has enterado, lo siento. Me gusta mucho el sexo y de vez en cuando me lo hago con clientes del hotel que me ponen y, a veces, me pagan por hacerles lo que más les gusta. No le hago daño a nadie, ¿verdad?, y soy muy discreta

 —Esto es un negocio en donde la buena reputación es un elemento necesario y sabes que parte importante de nuestra clientela son familias con niños aún pequeños que vienen en las épocas de vacaciones escolares, así que al menor comentario que vuelva a oír te pongo de patitas en la calle. Te aprecio Chofa, pero debo cuidar el negocio

 —Te agradezco la advertencia y que no me despidas ahora mismo. Sería muy duro para mí dejar el hotel. ¿Me dejas agradecértelo a mi manera?

 No contesto, pero cierro la puerta del cuarto con llave y dejo a Chofa que actúe. Desabrocha mi cinturón, baja rápidamente pantalón y calzoncillos e inmediatamente, tras una sonrisa valorando lo que ve, empieza a darme un concierto de flauta de verdadera categoría. Que manera de lamer, chupar, mamar; es muy buena comiendo una polla. No creo que hayan pasado más de dos minutos, pero tengo una corrida estupenda, y sin que yo tenga que sugerirle nada, me limpia con la punta de la lengua, con mucha suavidad y cuidado. Cojonudo.

 No hablamos, simplemente me subo la ropa para vestirme y en el último momento recuerdo algo que quiero saber:

 —¿Te lo has hecho alguna vez con María Luisa, la del bar de las patatas bravas?

 —¿La que fue tu novia?. No, nunca, aunque no me importaría, porque yo tengo un puntito bollo y Luisa es una tía que me pone, anda que no está buena, vaya culito, no deberías dejarla escapar ahora que otra vez tenéis trato

 Bien, pues no ha empezado mal el domingo. Me tomo un buen desayuno en el bar del restaurante, leo los periódicos, charlo un rato con Antoine y Maite (están un poco nerviosos porque hay una celebración de veinticinco personas de una familia francesa bastante influyente en la comarca y quieren quedar muy bien, así que hay que abrir un salón anejo que se usa para estos casos), les ofrezco mi ayuda al mediodía para encargarme de la sala y de ir acomodando las reservas, y me llama por teléfono Paco.

 —Concejal, ¿qué pasa?, estás desaparecido

 —Hostia, Javi, me he enamorao o algo parecido. Me gusta Desi, un montón

 —Pero, ¿para follar o va más en serio el asunto?

 —Me gusta mucho, estoy muy bien con ella; no paramos de follar, pero no es sólo eso

 —Me alegro, a ver si esta vez te lo tomas en serio

 —Estoy en un brete, me dicen que no hay mesa en el restaurante para hoy, joder, que es domingo y he quedado con Desi y con mi madre, enchúfame

 —¿A las dos está bien?. Tu tranquilo que hoy me encargo yo de la sala general. ¿He oído bien, con tu madre y Desi a la vez?

 —Ya ves. Acuérdate de guardarle tiramisú a mi madre que es lo que más le gusta. Gracias, tío. Hasta dentro de un rato

 Guau, pobre Paco, con Desi y su madre juntas. Esto va muy en serio, este cae. A ponerme el traje negro y la camisa blanca de trabajar en el comedor.

 Los domingos, con el restaurante y el bar llenos a rebosar, se trabaja mucho y con prisas, pero es agradable tratar con tanta gente y dar de comer bien y a precios razonables a amigos, vecinos, conocidos, desconocidos y gente con la que no quieres saber nada, también, pero a los que tratas como buen profesional que eres. Se aprende mucho viendo a la gente comer y cómo se comporta en la mesa. Hay de todo.

 Úrsula, la madre de Paco, es un claro ejemplo de persona educada a la antigua que en la mesa se comporta de una manera exquisita. Viuda de militar, ella siempre ha tenido fama de ser demasiado seca y estricta, pero hasta donde yo se, es una persona agradable, cariñosa y con la que da gusto tratar. Me saluda con un par de besos, respondiendo de manera ingeniosa a mis bromas sobre lo guapa que está. Desi también me saluda muy cariñosamente. Tanto ella como Paco tienen una sonrisa de oreja a oreja, como de enamorados satisfechos que están en fase de vivir esa espiral de emociones que solemos llamar amor-pasión y que con tanto ahínco buscamos a lo largo de nuestra vida. Que sea verdad.

 También están en el comedor Carmen, Pilar y su prima Rosa y llegan ahora, ¡qué sorpresón!, María Luisa y Romerito, un amigo suyo de toda la vida bastante afeminado, tremendamente guapo y con fama de ser todo un ligón tanto de hombres como de mujeres. Ramiro, Fran y Norma entran (él me saluda sin ninguna familiaridad, perfecto) junto con el alcalde y su joven mujer, una pareja de vividores, pero que se hacen simpáticos por su carácter jovial y extrovertido. Mi hermana Maite ha venido un momento desde el otro salón a saludar de manera muy afectuosa a Luisa. El cotilleo va a ser cualquier cosa durante los próximos días. Me alegro. Bueno, hay que ponerse a trabajar en serio.

 Ya han pasado varios meses desde aquella fría noche de enero en que me llevé un calambrazo. Poco a poco he ido aprendiendo y creo que no hago mal uso del control mental. Procuro no abusar de nadie en ninguna situación y, además de mantener el secreto, eso por supuesto, me centro en situaciones que a nadie hacen daño y que si me producen beneficio, no lo hacen de manera exagerada ni a la vista de la gente. En ocasiones me exige una gran concentración y tener mucho cuidado en no ponerme a pensar en los momentos en los que tengo contacto físico con las personas.

 Ya he ido cortando con mis ligues del principio, salvo con Fran, es una máquina de darme gusto esta mujerona, y sólo muy de vez en cuando me acuesto con mujeres que me llaman especialmente la atención, por ejemplo, me llevé a Chofa un largo puente a Toulouse y fuimos a conocer un par de clubes liberales y de intercambio de parejas. ¡Vaya éxito!, la morena es un portento sexual. Soy lo más discreto posible en todo, por ejemplo, hablé con Contreras y su banco nos concedió un préstamo a bajo interés que estamos pagando sin casi enterarnos. De hecho, las obras ya están terminadas y, además, vamos a abrir un horno de pan en la zona más céntrica —Chofa estará a cargo—, aprovechando que el panadero de toda la vida se jubila en unas semanas y nadie le continúa, los tres trabajadores que tiene se vienen con nosotros. El banco que se joda, por supuesto.

 Con Luisa la historia es mucho más natural y convencional, no utilizo en ningún momento el poder de sugestión y manejo de las personas, simplemente vivimos una historia de novios, de pareja, que poco a poco se redescubren y se sienten muy bien juntos. El sexo entre nosotros es fabuloso y la verdad es que vivo más tiempo en su casa que en la mía. De nuevo hemos hablado de casarnos y lo haremos antes del próximo invierno. Desi y Paco viven juntos y alguna vez hablamos de casarnos las dos parejas en la misma ceremonia civil en el ayuntamiento. Dos parejas de cuarentones por el mismo precio.

 Aprovechando mi habilidad para el control mental (para mí mismo suelo decir la fuerza, porque me gusta la saga de La Guerra de las galaxias) hice que el dueño del bar de copas al que todavía voy bastantes noches me regalara la máquina tragaperras de la cara de payaso. Tal y como me contó, resulta que llevaba años estropeada y sin enchufarse y equivocadamente lo hizo la señora de la limpieza el día que a mí me dio el bendito calambrazo. En el salón de mi casa está la tragaperras como elemento decorativo, por supuesto, desenchufada. No se lo que durará esta situación, pero por si acaso, mejor que tenga yo la máquina, no vaya a ser que le pase lo mismo a más tíos por ahí. En esto de follar e influir en la gente, cuanto menos competencia, mejor. ¿No os parece?.

 Es curioso, en la palma de la mano derecha, en la molla de carne que todos tenemos a continuación del dedo pulgar, me ha salido como una mancha rojiza del tamaño de una moneda pequeña, de las de dos céntimos. El médico, tras hacerme pruebas, me ha dicho que no es nada malo, una simple mancha de la piel, y aquellos más cercanos a mí que la han visto aseguran que se parece mucho a la cara de un payaso.

fin de la parte II - FINAL

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