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Mi tía Maite

en Amor filial

La decisión de mi madre fue tajante, nada de irme a vivir a una residencia de estudiantes, la orden fue muy clara: Te vas a vivir a casa de mi hermana, además tu tía te quiere mucho. Dónde vas a estar mejor.

 Y así fue como me trasladé a Madrid para estudiar Fisioterapia en la Complutense y pasé a estar bajo la estrecha vigilancia de mi tía Maite.

 Mis tíos vivían en un caserón antiguo en pleno centro de la ciudad en la Plaza de Tirso de Molina , él dedicado al trabajo en una compañía de Seguros española en la que había empezado a trabajar a los 16 años, y mi tía atendiendo su casa.

 El único asunto en el que mis padres cedieron, y yo tenía mis dudas al respecto, fue que me dejaron llevarme mi moto, una vieja Vespa que había pertenecido a mi padre pero que estaba en perfectas condiciones.

 Me trasladé a la capital a finales de Septiembre cuando en Madrid todavía hace calor y mi tía me recibió con alegría, su marido estaba en la oficina.

 Hacía años que no la veía y me sorprendió su asombroso parecido con mi madre. Ambas en la cuarentena y las dos muy parecidas de cara, pero en el caso de mi tía con un cuerpo espectacular, de esos que muchas mujeres califican de gorda. Yo en vez de gorda diría abundante, rotundo, temendo, un buen culo aunque con la cintura estrecha, un par de tetas importantes y todo lo demás a juego, lo que se suele llamar una jamona en sazón.

 Me recibió en camisón, cosa natural porque llegué a su casa a primera hora, un camisón que sin ser como los que salen en las películas o en los relatos, a mi me produjo un shock.

 La parte de abajo le llegaba a medio muslo y por arriba dos finas tiras de tela que dejaban al aire un escote de vértigo. 

Fue curioso que vestida con ese atuendo mínimo ella se comportara como si estuviera vestida con un hábito de monja.

 Mientras me preparaba un café tuve la oportunidad de recrearme contemplando sus carnes, el culo, como ya he dicho, grande, tanto en anchura como en profundidad y al aire unos muslos fuertes, rotundos, sin un gramo de celulitis.

 En cuanto a las tetas tuve la oportunidad de verlas cuando me sirvió el café. Se inclinó hacia delante y su escote se abrió hasta permitirme no solo verle las tetas sino también su vientre. Una visión celestial que me produjo una erección de caballo.

 A sus 44 años mi tía Maite era un monumento a la lujuria. Una señora de bandera, la cara era simplemente agradable pero el cuerpo y su abundancia llamaban la atención.

 Como ya he dicho mi madre y ella de cara eran muy parecidas pero en todo lo demás eran completamente distintas. Mi madre no hubiera salido con un camisón como el de mi tía ni obligada por la Guardia Civil.

 Mi madre, seria, recatada, discreta, poco habladora y sobre todo estricta en todos los ordenes.

 Mi tía Maite todo lo contrario, un autentico polvorín, quizás en su carácter y en su seguridad había influido que era perfectamente consciente de que los hombres se la comían con la mirada. Habladora, descarada, provocadora y bromista.

 Sin entrar en más fantasías me gustó ver lo desenvuelto de mi tía, no me esperaba yo el espectáculo que me había ofrecido nada más llegar.

 El día transcurrió con toda normalidad, por la tarde llegó su marido, quien me recibió también con mucho cariño y siendo aún temprano nos fuimos todos a dormir.

 Todavía no había conciliado el sueño cuando empecé a oír ruidos y voces, no fue difícil averiguar su origen, mis tíos estaban follando. Esperé un rato aguzando el oído hasta estar seguro de lo que oía y una vez no me cupo duda me levanté y silenciosamente recorrí los escasos metros que separaban ambas habitaciones.

 Estaba claro que  el que su sobrino estuviera durmiendo en la casa no le importó a mi tía un comino de cara a expresar sus sensaciones. Comprobé que a la hora de follar mi tía era una loba que no ponía límite a sus instintos. 

 Fóllate a tu perra, méteme un dedo en el culo, siento tus huevos chocando contra mi culo, estoy cachonda perdida, cabrón, ya sabes que soy muy puta, fóllate a tu puta, lléname de leche. Dame más duro, más duro. Cómeme las tetas.

 La escena de por la mañana y el oírla follar con el aquel descaro hizo que la imagen de mi tía cambiara para mi y que mi imaginación empezara a trabajar.

 A partir de ese día tan pronto empezaban la follar yo silenciosamente me iba a su puerta a escuchar los gritos y las expresiones que mi tía dedicaba a la coyunda. Su marido apenas abría la boca.

 Cada mañana era para mi un espectáculo, mi tía aparecía en camisón y yo me daba una ración de vista. Con la ventana al fondo algunos de sus camisones se volvía traslúcido y yo podía ver al trasluz su figura, sus nalgas, su vientre, sus tetas. Y cuando me ponía el café tenía asegurado un plano de sus tetas.

 Viendo esas desnudeces no podía evitar que me viniera a la cabeza la escena de ella follando y pidiendo polla como una posesa.

 Hubiera dado mi alma por ocupar el lugar de mi tío en su cama aún sabiendo que era imposible. No hacía falta más que ver con la frecuencia y con el furor con el que compartían cama.  

 Poco a poco se fue apoderando de mi una especie de fiebre que me abrasaba y en la que Maite era siempre la protagonista. Me tenían loco sus tetas, su culo, sus muslos pero por encima de todo me enfermaba oírla follar, lo descarada que era haciéndolo y me veía a mi mismo disfrutando de su cuerpo y de su deseo.

 Mi rutina era siempre la misma, desayunaba con mi tía, me iba a clase y no volvía a casa hasta las cinco o las seis de la tarde y eso los días que no tenía practicas.

 Aquel día en el que todo cambió me fui a clase y allí supe que una profesora estaba de baja por lo que teníamos dos horas libres antes de comer. Como las clases de por la tarde no me interesaban pensé en lo rico que sería volver a casa y comer con mi tía, aunque daba por hecho que ella no iría en camisón.

 No serían aún las doce cuando aparqué la moto en la plaza  frente a la casa. Como quería darle una sorpresa abrí la puerta sin hacer ruido y me adentré en la casa pensando que Maite estaría en la cocina.

 No había dado ni tres pasos cuando oí a mi tía lanzando uno de los gemidos que me eran familiares:

 Dios que bien me follas, me vuelves loca, quiero que te vuelvas a follar mi culo como el otro día, quiero que me llenes con tu leche, me voy a correr, me voy a correr como una puta, sigue dándome verga, sigue, sigue que me estoy corriendo…

 Entre bufidos oí a mi tío responderla:

 Que puta eres y que viciosa, como te gusta que te folle.

 Salí con el mismo sigilo con el que había entrado pensando que lo de mis tíos era algo fuera de lo normal, venirse del trabajo para echar un polvo mañanero como si fueran adolescentes.

 Según llegué a la calle una idea se abrió camino en mi cerebro, había dado por hecho que con quien estaba follando Maite era con su marido pero podía no ser así. Para salir de dudas llamé a mi tío a su oficina con una excusa.

 Tío necesito hacer unas fotocopias y me pregunto si las podría hacer en tu oficina.

 Si claro, pero no será un libro entero.

 No que va, son apenas dos docenas.

 Está bien vente cuando quieras.

 Tardaré un poco estoy en la Universidad.

 Me senté en una terraza frente a la puerta de la casa de mis tíos y esperé a ver quien salía. Al rato salió una señora, luego otra y por fin un hombre de entre 30 y 40 años con ademanes de tener prisa. Me fijé bien en su cara, pelo largo, algo de barba, y ojos claros, es más haciéndome el distraído le hice una foto con mi teléfono. Esperé un rato más por ver si salía otro hombre pero no salió nadie.

 Acto seguido cogí la moto y me fui a la oficina de mi tío. Hice una copia de  mis propios apuntes y cuando me iba a ir él me propuso que comiéramos juntos:

 Ya no te vas a volver a la Universidad, te invito a comer, de menú.

 Nos fuimos a una tasca cercana y cuando todavía no habíamos pedido un hombre desde mi espalda dijo:

 Paco no te importa que coma con vosotros, tengo prisa y no hay otra mesa libre.

 Toma asiento Javier, este es mi sobrino Pablo.

 Y Javier se sentó en nuestra mesa, pelo largo, algo de barba y ojos claros. Me quedé helado, era el mismo que había visto salir de la casa.

 Javier se dedica a labores comerciales, el es el que nos trae negocio, anda siempre de aquí para allá, visitando clientes.

 Comimos, dejé a mi tío y a Javier con la disculpa de que tenía que volver a la Universidad y me fui a toda prisa.

 Pensé que la cabeza me iba a explotar: mi tía Maite se dedicaba a follar en su propia casa con un compañero de su marido. Que puta, pensé. La siguiente idea que me vino a la mente fue: si se la folla Javier, también me la puedo follar yo, es más me la voy a follar. Si o si.

 Esa misma noche cuando apenas acabamos de cenar Maite nos dijo:

 Quedaros un rato viendo la tele, yo me voy a acostar, todo el día he tenido un dolor de cabeza horrible.

 Tu lo que estás es escocida, pensé.

 A partir del día siguiente tuve que faltar a clase para vigilar a Maite, el Martes no recibió visita, el Miércoles si, Javier apareció sobre las 11, el Jueves nada, el  Viernes volvió Javier a visitarla.

 Puesto a observarlo todo me di cuenta que mis tíos con toda regularidad follaron martes, jueves y el fin de semana , Javier visitaba a Maite Lunes, Miércoles y Viernes. En otras palabras Maite follaba como mínimo 6 veces por semana, cuando no hacía doblete el fin de semana.

 Para completar mis averiguaciones y sabiendo los días de visita hice algo que cualquiera puede hacer hoy en día, dejé mi teléfono en modo grabación en el dormitorio de Maite, no se otros modelos pero con el IPhone se  puede dejar grabando con el teléfono aparentemente apagado, y sigue grabando.

 Ese día cuando volví a casa estaba ansioso por oír lo que había registrado, los nervios merecieron la pena.

 Que cachonda he estado estos días. Hoy quiero que te comas mi culo.

 Tu cachonda estás siempre. Lo que quieres es que me folle tu culo. Que viciosa eres.

 Primero te lo comes y luego si te dejo te lo follas, pero te lo tienes que ganar.

 Javier, con toda seguridad se bajó a la mina a tenor de las palabras de mi tía.

 Ay que rico siento tu lengua, me estás volviendo loca, noto que se me está abriendo mi culo. Méteme la lengua más adentro.

 Javier méteme esa polla que me vuelve loca, rómpeme el culo que estoy muy cachonda y con ganas de que me folles por detrás.

 Y al poco rato:

 Que gorda la tienes y como siento tus huevos chocando contra mis nalgas. Me vas a desgarrar el ano.

 ¿Sigues sin darle tu culo a Paco?

 Ya te dije que este culo es solo para ti. Sigue por dios, sigue. Me vas a hacer correrme, me tienes muy arriba, dame duro como si me fueras a empalar, dame fuerte como si quisieras sacarme tu polla por la boca.

 A continuación gemidos, chillidos y un grito final de Maite:

 Para, para, que me vas a matar. Me he corrido como una perra.

 Me gusta que tu culo sea solo para mi. Y me encanta llenártelo de leche.

 No se porque lo consiento, mientras yo te soy fiel, tu sigues follando con María, nunca debí presentártela. Sabes que con ella corres un peligro, como se entere su marido te echa del trabajo.

 Si pudiera disponer de ti a diario no iría con María, pero como no es así tienes que entenderlo. Yo necesito meterla en caliente a diario.

 Eres un cerdo y un machista y nosotras somos muy putas las dos, casadas, amigas y follando con el mismo hombre.

 Me encanta que seáis así.

 Mi siguiente objetivo fue localizar a su amiga María.

 Cambié mi lugar de observación los días que sabía que Javier no visitaba a mi tía. Me trasladé enfrente de la oficina de mi tío.

 Al primer día Bingo. Le vi salir, dirigirse a su utilitario y en mi moto y con el casco puesto me fue fácil seguirle.

 Paró en una colonia de chalets en Prosperidad, aparcó y llamó a la puerta de uno de ellos.

 La misma rutina, una hora y media dentro de la casa y salida con prisas.

 No le seguí, en el buzón de la casa vi dos nombres de los que tomé nota:

 Teófilo Campuzano López

María Martínez Luzón

 Sabiendo lo que ya sabía mi relación con Maite fue poco a poco cambiando, me dediqué a partir de ese momento al halagarla y tuve la sensación de que le gustaba:

 Que guapa estás hoy, me encanta tu cara por las mañanas, sin maquillaje, hay mujeres que recién salidas de la cama están feísimas tu en cambio estas preciosa.

 Que sabrás tu de mujeres recién salidas de la cama.

 Lo se, y repito, estás muy guapa. Y tienes un cuerpazo de escandalo.

 No seas descarado que soy tu tía.

 Solo he dicho que eres muy guapa y que tienes un cuerpo precioso.

 Algo me iras a pedir. Zalamero que eres un zalamero.

 A la mañana siguiente de una noche en la que los volví a oír follar como dos animales al llegar a la cocina vi a mi tía sentada. Me puse detrás de ella y sin pedir permiso le empecé a dar un masaje en los hombros

 Me ha parecido que estabas tensa.

 Pues lo has adivinado, no he dormido bien y me duele un poco el cuello.

 Ya con su permiso me dediqué a sobar sus carnes, los hombros, el cuello, la espalda.

 Que rico me estás haciendo pero ten cuidado no vayas a bajar las manos adonde no debes.

 Y adonde no debo.

 A mis tetas, mocoso, que estoy viendo como te asomas al balcón.

 Seguí como si no me hubiera dicho nada. Mis manos se deslizaron por sus costados por debajo de las axilas y ahí llegué a sentir la firmeza y a la vez la suavidad de sus senos. Fueron apenas unos roces, pero yo supe lo que estaba tocando y ella también, y no dijo nada.

 Para ser exacto si dijo:

 Mañana me das otro masajito que éste me ha sentado muy bien, me has dejado muy relajada. Se ve que estás aprovechando tus estudios tienes unas manos milagrosas.

 Esa noche, saltándose el protocolo volví a oírlos follar.

 A la mañana siguiente cuando llegué a la cocina mi tía no estaba, miré en el cuarto de baño y tampoco así que me acerqué a su cuarto y pregunté:

 ¿Tía te encuentras bien?

 Pasa Pablo, pasa, que no me puedo ni mover.

 Me la encontré tendida en la cama boca abajo con un gesto de dolor en su cara.

 ¿Que te pasa?

 Tengo un lumbago terrible no puedo ni moverme.

 Espera un momento voy a por un ibuprofeno.

 Volví con la medicina y un vaso de agua y dije:

 Deja que te haga efecto y si te sigue doliendo te doy un masaje.

 No perdamos el tiempo dame el masaje ya. No es la primera vez que me da y yo se lo que me dura y lo que me duele.

 (Que harías tu anoche para tener ese tirón, pensé.)

 Autorizado por la paciente a proceder, actué como un autentico profesional, primero bajé la sabana hasta dejarle la mitad de las nalgas al aire, en eso no fui malintencionado, para dar un masaje lumbar es necesario llegar a la parte alta de la nalga, acto seguido tiré del camisón hasta sacárselo para dejarle la espalda al aire.

 Pon tus brazos por encima de la cabeza.

 Maite me obedeció, la postura no tenía la más mínima utilidad terapéutica pero me permitió ver como las tetas de mi tía se salían por sus costado aplastadas por su propio cuerpo. Estaba dispuesto a gozar de la oportunidad que el destino me ofrecía.

 Tendida boca abajo con la espalda completamente al aire Maite me pareció una diosa, la mujer más deseable del universo. La piel suave como la seda, la cintura estrecha y a partir de ahí dos montañas de carne que yo había dejado medio al aire.

 La lumbalgia se suele producir como consecuencia de un ligamento o un músculo. ¿Te ha dado al levantarte o ha sido durante la noche?

 Si, según me he levantado me ha dado el latigazo.

 ¿Sientes hormigueo en un muslo?

 Si en el izquierdo y en la nalga del mismo lado.

 No cabe duda es una lumbalgia y algo de ciática. Empezaré por la zona lumbar, no te quejes si en algún momento te hago daño.

 Trátame con delicadeza que soy muy sensible al dolor.

 No voy a entrar en detalles de cómo se da un masaje, si diré que se comienza desde el centro sin tocar la columna y se da el mansaje lentamente hacia el costado.

 Amasé y amasé las carnes de mi tía y en cada pasada como si formara parte del procedimiento acababa mi rutina en la parte alta de sus nalgas.

 En toda mi exploración no encontré ninguna zona más dura lo que me hizo pensar si la lumbalgia de Maite era tan solo una coartada para que pasara lo que estaba pasando.

 Le dediqué más de veinte minutos a cada costado antes de preguntarla si sentía alivio.

 Su respuesta fue afirmativa.

 Vamos ahora a ver la nalga.

 No se te ocurra destaparme.

 Si fueras a una consulta no dirías eso pero no te preocupes no te voy a destapar. 

Deslicé mis manos por debajo de la sabana y en los siguientes minutos amasé la nalga de mi tía, deslicé mis manos sobre ella, bajé hasta alcanzar la zona donde se encuentran la nalga y el muslo.

 Maite que había permanecido en silencio, al sentir mis manos en la zona en la que estaba trabajando me dedicó unos gemidos suaves.

 ¿ Te hago daño?

 No mi amor, ahora mismo me tienes en la gloria, sigue.

 Seguí otro buen rato pero para decir la verdad lo que vino a continuación no fue un masaje terapéutico fue lo que en Sudamérica llaman un faje, en otras palabras, me dediqué a sobar el culo de Maite a mi total placer acompañado por sus gemidos que yo entendí de aprobación. Solo me contuve a la hora de hundir mis manos entre sus cachetes para alcanzar su chocho.

 Después de casi una hora de caricias sentía mis manos agotadas.

 Por ahora no puedo darte más masaje, sería contraproducente y además se me empiezan a dormir las manos.

 Me siento mucho mejor, me ha encantado y no me has hecho ningún daño.

 Te debes levantar no te conviene estar en la cama, hoy no voy a clase y me dedico a mimarte.

 Date la vuelta que no quiero que me veas desnuda.

 Conmigo de espaldas Maite se puso el camisón y se levantó.

Al pasar por detrás de mi no pude evitar mirar a la cama y en el centro de donde había estado echada mi querida tía una mancha de humedad. Evidencia de que mi masaje le había puesto cachonda.

 Si esta tarde sigues igual te debo dar otro masaje.

 A mi este dolor me suele durar dos o tres días, así que vete preparando. Si me quitas el dolor, como no te voy a pagar te haré un regalito.

 ¿Puedo elegir?

 Esta bien, te dejo elegir. Que quieres por esta primera sesión, solo un detallito que no me cueste muy caro.

 No te va a costar nada.

 Ya me estoy figurando lo que quieres, dímelo.

 Quiero que me enseñes las tetas.

 Estaba segura y no me he equivocado, mi sobrino se ha puesto cachondo acariciando a la vieja de su tía. Primero me has visto el culo y ahora me quieres ver las tetas, eres un salido.

 Y sin decir nada más se bajó el camisón hasta la cintura.

 Aunque ya las había visto cuando mi tía se inclinaba verlas ahora en todo su esplendor me pareció una visión celestial, grandes, con la areola pequeña y unos pezones grandes y parados como dos bellotas. En lo referente a las tetas soy un autentico estudioso, la teta perfecta tiene que tener un pliegue en la parte inferior, algunos lo llaman la prueba del lápiz, que consiste en poner un lápiz debajo del seno y que el lápiz no se caiga. Mi tía era poseedora de unas tetas perfectas, y naturales.

 ¿Te gustan?

 Son las tetas más bonitas del mundo.

 Por eso no me quitas el ojo de ellas. Bueno ya las has visto, deuda pagada. Vete que me voy a duchar.

 ¿Me dejas verte?

 Eres un descarado, recuerda que soy tu tía y podría ser tu madre.

 Sus palabras fueron claras pero su tono no era de estar molesta, me pareció que le gustaban mis halagos y hasta mis deseos.

 Ese día fui yo quien hizo el desayuno y quien se lo sirvió a ella. Me esforcé en mimarla. La dejé sentada en un sillón con la orden tajante de mantener la espalda recta. Maite tuvo el detalle de aparecer con uno de sus camisones mínimos que no era con el que yo le había dado el masaje.

Como mis habilidades en la cocina son nulas a la hora de comer le pregunté qué quería y me bajé al bar a pedirlo. De paso me acerqué a la Farmacia y compré una mantita eléctrica para colocársela en la parte baja de su espalda.

 A media tarde mi tía decidió que necesitaba otro masaje.

 Tengo la espalda cargada, ven en unos minutos a mi cuarto.

 Cuando llegué a su habitación vi que Maite lo había preparado todo. Tendida boca abajo en la cama, la espalda completamente desnuda y la mitad de su culo al aire, había bajado la sabana hasta más abajo de lo que yo la había puesto por la mañana.

 Recreándome en lo que veía sentí que me estaba poniendo palote y tuve la seguridad de que mi tía quería provocarme, y lo estaba consiguiendo.

 Antes de empezar la sesión le hice a mi tía una pregunta trampa, daba por hecho cual iba a ser su contestación. Las lumbalgias a veces producen adormecimiento e incluso dolor en una de las nalgas, irradiando hasta el muslo correspondiente. En la literatura medica que yo había repasado no se recogía que el dolor se propagara a ambas nalgas.

 A ver tía, para saber a que nos enfrentamos, esta mañana te dolía la zona lumbar y tenías la nalga y el muslo izquierdo como adormecidos. ¿Dónde te está molestando ahora mismo?

 Me sigue doliendo mucho la espalda y tengo adormecidas las nalgas y los muslos de las dos piernas.

 En ese mismo momento tuve la seguridad absoluta que lo que mi tía estaba deseando es que me dedicara a darle un magreo en la zona que decía tener adormecida y que la lumbalgia era un invento.

 Empezaré por ahí, y sin más preámbulos me dediqué a amasar la nalga que me caía más cerca. Nada que ver con un masaje terapéutico. Con su culo casi al aire me dediqué desde el minuto uno a magrear sus dos cerros de carne. Dos medias sandías de carne dura y suave que estuve un buen rato acariciando. Mis manos ya sin disimulo alguno se introdujeron en la raja que separa los dos cachetes y la recorrí , abajo y arriba, desde su comienzo en la espalda hasta los aledaños de su ano.

 Su reacción inmediata fue separar sus muslos para facilitarme la operación.

 Cuando mis dedos estaban a punto de alcanzar el ano lo rodeaba para seguir acariciando sus carnes.

 Mi siguiente área de actuación fueron sus muslos, descendí de donde estaba trabajando, metí mis manos por debajo de la sabana y rodee su muslo con mi dos manos relajando todos los músculos que lo componen. No tenía constancia de que mi tía hiciera ningún tipo de gimnasia pero lo que encontré fueron músculos duros y tonificados, sin un gramo de grasa.

 ¿Vas al gimnasio o sales a correr?

 Ni una cosa ni la otra , por qué lo preguntas.

 Porque tienes un culo y unos muslos duros y sin una gota de grasa, tienes el cuerpo de una mujer de 25 años que además hace ejercicio a diario.

 Lo dices por halagarme, eres un zalamero.

 Lo digo porque es verdad. Tiene una carne de una calidad excepcional.

 Que es eso de la calidad de la carne.

 En la carne humana que es de lo que yo se, hay carnes y carnes, carnes blandas con músculos casi inapreciables, carnes fofas que más que carnes son grasa y carnes de primera, como las tuyas, carnes duras, tonificadas y en las que no se detecta un gramo de grasas. Es milagroso que sin hacer ejercicio tu tengas esta calidad de carne.

 Mientras le soltaba este rollo mis manos seguían incrustados entre sus cachetes, amasando sus carnes y acercándome cada vez más a la zona prohibida y digo prohibida porque sería difícil de explicar que para aliviar una lumbalgia era necesario acariciarle el culo y el coño.

 Para poderme dedicar con comodidad a la nalga más alejada acabé por retirar completamente la sabana, fue un movimiento innecesario porque mi tía ya tenía el culo casi al aire pero lo hice para valorar cual sería su reacción. A pesar de que la acababa de dejar desnuda de cuerpo entero mi tía no opuso la menor resistencia ni hizo el más mínimo comentario. Sin necesidad de pedir permiso y sin ninguna resistencia por su parte tenía a mi tía Maite desnuda , tendida en su cama y esperando que yo me dedicara a acariciar su cuerpo.

 Le dediqué tiempo y esfuerzo a una zona que me vuelve loco y es el área en donde se encuentran la nalga y el muslo en la entrepierna. En esa zona se forma un rollito de carne que es una delicia y que a las mujeres les vuelve locas cuando se les acaricia.

 Esta zona es muy importante, tiene que estar completamente relajada o el dolor no se te irá. ¿Te hago daño?

 No cariño me tienes en la gloria. Lo único que me tiene incomoda es que me tienes desnuda tendida en una cama y tu estás completamente vestido.

 Estas en manos de un profesional de la Fisioterapia, no dirías eso si yo no fuera tu sobrino, pero si te produce violencia lo resuelvo ahora mismo, me quito la ropa y me quedo en pelota.

 Estás loco, ni se te ocurra, pero podrías ponerte más cómodo, quítate la camisa y si no te da vergüenza los pantalones, pero nada más.

 Dicho y hecho, ahora el que pasó a estar incomodo fui yo porque estando con solo los calzoncillos era imposible disimular mi erección ni la mancha de humedad que me delataba.

 Yo por mi hubiera seguido hasta que se hiciera de noche pero mi obligación era fingir una cierta pauta profesional.

 Se te ha pasado el hormigueo o crees que debo seguir.

 Sigue un rato más que me está aliviando mucho.

 Seguí trabajando la parte interna de sus muslos hasta la zona en la que sería erróneo llamarles muslos. Hasta justo donde empezaba su coño.

 Mi mano deslizándose adelante y detrás entre sus muslos tropezaba a cada envite con el suave pelo que tapizaba su chocho. Maite no podía reprimir de cuando en cuando un gemido o una respiración más agitada. Oyendo su respiración y sus gemidos cogí fuerzas para que cada vez mis caricias fueran más cercanas y en esas estaba cuando mi tía, que estaba completamente tendida en la cama, separó las piernas y levantó el culo cuanto pudo hasta quedarse casi a cuatro patas, solo apoyada en sus brazos y en sus rodillas.

 Descaradamente me asomé a ver lo que Maite me estaba ofreciendo su chocho y su culo al aire, espatarrada, ofreciéndomelo.

 La invitación no podía ser más clara de manera que metí mi mano entre sus muslos hasta alcanzar la mata de pelo que lo adornaba y desde ahí lentamente recorrí su llaga notando la humedad y disfrutando de ella.

 Mi tía me respondió con un gemido largo para después decirme:

 Más no te lo he podido ofrecer, compórtate como un hombre y coge lo que te dan.

 Antes de coger nada necesito recrearme en tu cuerpo desnudo, déjame que te vea.

 Me levanté para contemplar el espectáculo que se me estaba ofreciendo, no podía creérmelo, mi tía en cuatro, espatarrada, con sus muslos abiertos y sus tetas colgando, el culo en esa posición me pareció aún más hermoso y más tentador, me vinieron a la cabeza sus palabras pidiéndole a Javier que se lo comiera y a punto estuve de lanzar mi lengua contra él.

 Ya crecido por la rendición incondicional de  mi pareja mientras me recreaba contemplando su cuerpo le dije:

 Ponte boca arriba que quiero verte entera. Me encanta tu culo, me vuelve loco, tienes un culo precioso y unos muslos divinos pero quiero verte boca arriba quiero que me enseñes tus tetas y tu coño.

 Maite no se hizo de rogar ni puso el menor inconveniente. Rodó sobre su cuerpo y se tendió mirando al techo. Le agradecí que en esa posición tuviera el detalle de mantener sus muslos separados. Y no solo eso, sino el que mirándome a los ojos, su mano derecha se dirigiera a su chocho y se acariciara delante de mi.

 Estabas loco porque yo te ofreciera mi cuerpo, si te vale de algo a mi también me tenías cachonda perdida. En alguna ocasión cuando me mirabas las tetas en el desayuno he estado por ofrecértelas. Nunca me había pasado ponerme tan caliente con solo que me miraras.

 Para acabar de calentarme mi tía levantó los brazos por encima de su cabeza y me dejó ver que sus axilas, en contra de la costumbre generalizada, no estaban depiladas, dos matas de pelo largo y oscuro las decoraban.

 Esta moda de quitarse el pelo de las mujeres no me convence y a mi marido tampoco, me gusta ir al natural. ¿Te gusta?

 Me vuelve loco, tienes el cuerpo más hermoso que he visto en mi vida.

 Eres un abusón, tu tía desnuda delante de ti y tu sigues con tus calzoncillos puestos.

 Me puse a dos palmos de sus narices y con lentitud me los bajé. Huelga decir que lo que yo tenía entre las piernas era un hierro.

 Antes de cualquiera otra cosa necesito hacer una comprobación.

 Me cogió la polla con la mano y se la metió en la boca.

 Quiero saber a como sabes, es muy importante.

 Paseó su lengua por mi prepucio, a continuación se la metió algo más profundo para volver a dedicarse a chupetear la punta de mi verga.

 Me encanta tu sabor, pero ahora no toca esto. Mira a ver si mi sabor te gusta a ti. Siendo como somos familia hay cosas que creo que no debemos hacer pero hay muchas otras que si.

 ¿Qué es lo que no podemos hacer?

 Que me folles, cariño. Por muy cachonda que me tengas no te voy a dejar que me la metas.

 ( No tardé mucho en comprobar que mi tía era una gran mentirosa)

 Antes de comerte el coño necesito que me saques de una duda que me está matando. ¿ Has tenido lumbalgia?

 ¿Tu que crees?

 Yo creo que no o tus síntomas son muy raros.

 O sea que no te he engañado, yo lo que quería era que me acariciaras de cuerpo entero, ya te he dicho que me tenías muy cachonda y yo se que no hay hombre que se me resista. O sea que sabías que no tenía nada y me has estado dando un magreo.Y has sido muy descarado dejándome el culo al aire. Ahí he sabido que ya te tenía preso. Cómeme el coño, cómetelo entero que estoy ardiendo. Me tienes muy cachonda.

 Dejé la charla y me lancé de cabeza entre sus muslos, Maite me ayudó abriéndolos de par en par y no solo eso, ella misma separó los labios de su coño para facilitar mi tarea.

 Con mi nariz apoyada en su alfombra de pelo lancé mi lengua buscando su humedad, primero con lengüetadas anchas y lentas para poco a poco ir aumentando la frecuencia. No era yo ni mucho menos un experto pero la naturaleza es sabia y los instintos están para eso.

 El sabor y el olor de mi tía debían estar cargados de feromonas porque al sentirlo mi polla, que ya estaba acharolada, noté que se hinchaba.

 Me supo a hembra en celo, a verriondez, y al mismo tiempo un cierto sabor como de almendras amargas, un sabor delicioso que yo desconocía.

 Mientras yo me dedicaba a los lengüetazos mi tía me dio una instrucción o para ser más exacto una orden.

 Méteme un dedo en el culo, métemelo ya, ya.

 Se ve que sus propios jugos le habían chorreado por que al tantear su ano me lo encontré también húmedo. Le metí mi dedo índice que entró sin ninguna dificultad.

 No tardó mucho en pedirme que le metiera otro dedo mientras anunciaba a gritos que estaba cachondísima y que se iba a correr.

 Me tienes muy excitada, estoy ardiendo, me vas a hacer correrme como una perra, sigue mi amor, sigue que ya me estoy viniendo, me estoy viniendo, me corro toda como una puta, me estoy corriendo. Ya me he corrido, me he corrido muy duro.

 Pensé yo que una vez se había corrido me iba a tocar a mi gozar y a ella trabajar pero no fue así.

 No te muevas de donde estás, todavía estoy muy arriba, sigue dándome lengua que me quiero correr otra vez, dame lengua, dale lengua a tu putita.

 Empecé otra vez con mi tarea y debía ser verdad que estaba muy arriba porque no tardo nada en empezar a chillar anunciando su nuevo orgasmo.

 Que lengua tan rica tienes, me vas a hacer correrme otra vez, que ganas tenía de tenerte entre mis muslos, ay, que gusto me estas dando, me voy a correr, me voy a correr, me estoy corriendo muy duro, no pares hasta que yo te diga.

 Esta vez Maite terminó con un grito desgarrador que se debió de oír en toda la plaza. Hizo coincidir su grito con un apretón de sus muslos, tuve la impresión de que me iba a reventar la cabeza, tal era la fuerza de mi tía.

 Se quedó deslavazada, pensé que se había desmallado  pero no era así.

 Me sentí con fuerzas como para comprometerla con algo que yo sabía de su relación con Javier.

 Ya me has dejado claro que no me vamos a follar, vale si esa es tu voluntad, pero hay algo que me tienes que dar si o si.

 ¿A que te refieres?

 Tu culo, te la quiero meter en el culo.

 Eres muy vicioso para ser tan jovencito. Que sabes tu si me gusta o no me gusta.

 No se nada, se que me quiero coger tu culo. ¿Me lo vas a dar o lo tengo que coger al asalto?

 Va depender de ti, si me das el gusto que yo necesito, si me corro contigo cada vez que me toques, si me apagas el fuego en el que me abraso ya te adelanto que no vas a tener que pedírmelo, te lo voy a dar yo, porque me encanta aunque hace mucho que no lo he practicado.

 Y sin que yo preguntara nada ella continuó con una charla completamente falsa pero con la que ella se quería justificar.

 Soy una mujer muy caliente y muy necesitada de cariño y de sexo y no tengo ni una cosa ni la otra. Detrás de mis risas y mis bromas soy una mujer insatisfecha y desgraciada.

 Mientras hablaba me vino a la cabeza que quien hablaba de ser una mujer insatisfecha follaba seis veces por semana. Mi tía sin duda era una farsante.

 Pero el tío no te da lo tuyo

 Lo intenta el pobre pero no ha conseguido nunca que me corra follando con él. Yo le quiero pero necesito hombre, sexo, vicio. Estoy todo el día salida como una perra deseando follar. Me toco a menudo pero eso no me quita la necesidad.

 Si yo te puedo servir de alivio estoy a tu entera disposición.

 Eres una amor pero no creo que esté bien que tu y yo follemos.

 Me vas a dar tu culo y no me quieres dar tu coño.

 Lo de mi culo está por ver y llámame rara pero que me folle mi sobrino de 20 años me parece una barbaridad. Además me podrías preñar. Relájate y déjame hacer a mi.

 Lo que vino a continuación fue algo que yo no había experimentado nunca, mi tía Maite me hizo una mamada, la primera de mi vida y me hizo sentir que la vida se me iba.

 Me corrí como una bestia, sentí que de mi brotaba un manantial que mi tía se tragó con alegría. Nos quedamos un buen rato descansando y fui yo quien rompió el silencio.

 Maite date una vuelta que quiero disfrutar de verte desnuda.

 Si eres capaz de estar un rato con los ojos cerrados te doy una sorpresa.

 Para demostrarle mi conformidad me tendí boca abajo y le dije:

 No me doy la vuelta hasta que tu me lo mandes.

 La espera fue muy corta y mi tía me autorizó a volverme.

 Maite había aprovechado el tiempo porque poco tenía que hacer.

 Cuando me volví ella seguía desnuda pero se había puesto unos ligueros negros, media a juego y taconazos.

 Se paseó por delante de mi, se acercó hasta darme con las tetas en la cara, me enseño su culo y se inclinó hacia delante mientras se separaba las nalgas y acabó por ponerme uno de sus zapatos de tacón en el pecho para que me pudiera recrear viendo su sexo abierto para mi.

 ¿Me quieres dar otra lengüetadita ? Yo me he vuelto a poner cachonda.

 Disfrutando con el espectáculo de mi tía desnuda me vino a la cabeza como me iba a desembarazar de Javier y para mi sorpresa qué tendría que hacer para follarme a su amiga María ( a la que ni siquiera conocía pero que me imaginaba yo que sería parecida a mi tía)

 Con esa idea en mi cabeza sujeté a mi pareja por las nalgas y tiré hacia mi, ella fue descendiendo hasta que su coño entró en contacto con mi lengua.

Continuará.

Agradezco los comentarios y las sugerencias.

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