No dire mi nombre, ni como llegue a ser un fantasma condenado
a no ver la paz, llevo condenado en este mundo mas de 700 años, por un
crimen que la estupida humanidad convirtio en mito, un crimen que se repite una
tras otra hoy en dia, permitidme describir como era mi vida
era un hombre vital, de unos 22 años, por desgracia tenia vello por todo el
cuerpo, no el vello de los Ubersexuales, tenia vello practicamente por todo el
cuerpo, y por si fuera poco, estaba enfermo de una enfermedad que ahora se
llama progeria, la cual me obligaba a matar animales en las granjas, ninguno de
mis familiares me aceptaban, nadie en mi comunidad queria saber de mi,
practicamente se me olvido el nombre, nunca tuve nombre, solo el apodo de "el
lobo".
desde los 12 años vivi en el bosque, como un animal, incluso los niños sabian de
mi y no pasaban por el bosque, al principio era triste, sin nadie que te
aceptase, sin nadie que te dedicase su amor, pero con los años y el terror, me
converti en el rey del bosque.
mi unico amigo humano era un cazador, no era como los demas, provenia de familia
de medicos, me juro que encontraria una cura contra mi enfermedad.
por desgracia ocurrio ese dia que maldigo todos los dias
una niña aparecio en el bosque, tenia aproximadamente 13 años, lo que recuerdo
bien era esa caperuza roja.
era distinta, de gran corazon, podia respirar su inocencia y su ternura, cuando
me vio, me hablo con normalidad y con la voz mas dulce que escuche jamas.
me dijo que traia comida para su abuela que no podia moverse de la cama.
durante 2 meses al pasar por el boque hablaba conmigo, yo cada vez estaba mas
¿enamorado? si, debi estar enamorado de ella, sentia como si mi vacio se me
llenase solo con verla.
un dia decidi adelantarme a su viaje, llegue a casa de su abuela, tan pronto
como me vio empezo a gritar, pero yo la sumi en el silencio eterno.
bebi su sangre y comi su carne, pero, de repente paré, vi su cuerpo, desnucado,
descuartizado, con las tripas fuera, era el primer ser humano que mataba, no era
distinto a los animales que cazaba en el bosque, pero ¿que diria la pequeña
caperucita cuando hubiera visto a su abuela asesinada? no queria que me
rechazase, no queria que me odiase, en un momento a otro llegaria aqui, tire las
ropas manchadas de sangre y me puse el camison de la abuela, no habia tiempo de
enterrarla ¿y si?...
corte el cuerpo de la abuela y cocine su carne, puse su sangre en una botella de
vino, no se que me paso por la cabeza ¿si ella bebiera de su sangre y comiese su
carne no tendria mas remedio que aceptarme? hoy en dia me averguenzo de pensar
en ello.
ella aparecio, lamento tardar mucho, pero buscaba a su amigo ¿era yo su amigo?
una lagrima de emocion salio de mis ojos, me trajo la comida, ella me confeso
que tenia hambre y sed, seguramente me habria buscado por todas partes.
le ofreci el plato de carne y la botella de vino (la carne y la sangre de la
abuela) ella las consumio, aunque noto un sabor diferente, me confeso que le
gusto mucho la comida, no podia evitar sonreir, ella era mi alma gemela.
estaba muy oscuro, caperucita me pidio si podia quedarse esta noche, quedarse
conmigo a dormir, ese era un sueño hecho realidad, se quito la caperuza, era
hermosa, cabellos largos cuales hilos de oro, ella no habia nacido, ella fue
creada por Dios, se quito sus ropas lentamente, podia ver su hermosa figura,
empezaba a notar mi verga mostrarse monstruosa, pero no debia delatarme, no
todavía, mientras se acercaba, veia que sospechaba.
Abuelita, cuanto pelo tienes
Tenia que inventar algo.
Es para calentarme mejor.
Ella dio otro paso, volvio a preguntar
Abuelita, que orejas mas grandes tienes.
Son para oirte mejor.
Dio otro paso mas, empezaba a sospechar que algo iba mal.
Abuelita, que ojos mas grandes tienes.
Son para verte mejor.
Dio un paso vacilante, le temblaba la voz, estaba sospechando.
Abuelita, que uñas mas largas tienes.
Son para rascarme mejor.
Ella dio un paso mas, podia oler su sudor, podia oir su angustiado corazon, estaba a mi alcance
a-abuelita, que boca m-mas grande tienes.
Me lanze a por ella, la meti en la cama, ella peleaba, lloraba, gritaba, la mire a los ojos y entre dentro de ella, ella me suplicaba que la dejase ir, que le dolia, que la mataba, yo la bombeaba con furia, dios, que bien me sentia dentro de ella, como apretaba, no hice caso de sus lagrimas ni de sus gritos, senti su virgo romperse, senti su sangre derramarse, iba a sembrar dentro de ella, cuando me corri, le arranque la yugular de un mordisco, su sangre era dulce como la miel, relami su herida, bebi hasta saciarme, hasta que vi su mirada muerta.
Intente ayudarla, curarla, pero ella ya habia abandonado este mundo, me senti vacio, me odiaba, todo lo que era hermoso, todo lo que daba sentido a mi vida se fue por culpa de mis instintos, mire el espejo, vi mi rostro peludo manchado de sangre, no podia evitar llorar.
Vi al cazador que entro por la puerta, vio la escena, me exigio explicaciones lanzandome contra la pared una y otra vez, pero yo era mas fuerte que el, lo lanze contra el suelo, iba a darle muerte.
Pero ella con su mirada carente de vida me observo, detuve mi ataque, ayude a levantar al cazador y lo lleve afuera, lo lleve al bosque, sabia que tenia que hacer.
Al llegar, el cazador me volvio a exigir explicaciones, mi respuesta fue darle su ballesta cargada, me puse de rodillas y le dije.
Libra al mundo de mi, libra al mundo de este demonio.
El cazador miro mis ojos, sintio que no debia matarme, pero tomo, la decisión correcta, apunto la ballesta hacia mi cabeza.
No queria una muerte rapida, me movi, senti la flecha atravesarme el cuello, me ahogaba con mi propia sangre, el cazador intento ayudarme, pero lo noquee con un puñetazo y me fui.
Mientras moria, todo, todo me recordaba a ella, mis lagrimas se desbordaban, ¡que imbecil fui al destruir ese regalo! Antes las flores no tenian sentido, hasta que llego ella, antes los cantos de los pajaros no tenian sentido, hasta que llego ella, antes la vida no tenia sentido, sin ella, nada tenia sentido.
Encontre una cueva, oscura, profunda, fria como mi alma, este seria el lugar perfecto para que muera alguien como yo, no merecia morir junto al cuerpo de ella, no merecia nada de ella.
Alli, mi vida se apago
Por eso, aviso a todas las caperucitas rojas, nunca os entretengais con desconocidos, yo mori, pero hay otros como yo.
Cuidaros
Eduard Frodd nacido en 1283 muerto en 1305