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El virgo (9)

en Grandes Relatos

Daniela encontró al ganador en la web era un hombre de treinta y cinco años, pelo castaño recogido en una coleta, había ofrecido 250.000 soles, tenia un mensaje.

"Joven, he oído hablar de ti, ha de decirte que siempre ha sido mi fantasía ser el primer hombre en estrenar a una chica, no se como eres, puesto que soy ciego, pero si me han dicho como eres"

"como un sueño hecho realidad, joven, inocente, hermosa y de actitud muy sumisa"

"tienes un gran corazón, espero que este dinero te ayude, dentro de diez horas, estaré contigo"

Daniela se sentía preocupada, es cierto que es mucho dinero, pero tiene que compartir su primera vez con un desconocido, alguien que no amaba, alguien que solo la usaría para saciar sus deseos.

Al salir del cibercafé, Daniela sentía ganas de huir, de llorar, ¿pero que solucionaría?, ella escogió el camino, su destino estaba sellado.

Iba a ser cogida y no podría hacer nada.

Pensaba en visitar a su madre para ver como estaba, pero le dio vergüenza ¿cómo podría verla después de esa subasta?

A medida que caminaba, pensaba en anular la subasta ¿pero que diría la gente? ¿qué ella no era más que una mentirosa que se exhibe?, Daniela se sentía en un callejón sin salida, pero después de tanto esfuerzo, no podía echarse atrás.

Al llegar al hospital, vio a su madre ¡que bien cuidada estaba! Hablaron de sus cosas alegremente, hasta que surgió el tema.

-bueno ¿quién es el afortunado? – dijo su madre.

Daniela se quedó callada, pero se lo contó.

-bueno, por lo menos no te devorará con la mirada, puedes dejar esto cuando quieras hija, no quiero que sufras por nosotros – decia su madre.

Daniela abrazó a su madre y le dio un beso, entonces le dijo estas palabras.

-no tengo vuelta atrás, además, primero sois vosotros.

Cuando salió del edificio, corrió, mientras corria, lagrimas de angustia le salían por sus hermosos ojos ¿a quien podia acudir? Sentia tanto miedo de su primera vez.

Inconscientemente estaba en el portal de la casa de María ¿qué podía hacer ella? Temblaba de vergüenza cuando acercó su dedo al botón del portero automático, pero la retiró, decidió marcharse.

-¡Daniela! – decia una voz que salía del portal.

Al girarse, Daniela vio a María, estaba tan bien arreglada, sin duda iba a alguna fiesta.

-¿qué te ocurre? – preguntaba María.

-nada – decía Daniela.

Pero antes de darse a la fuga, María la cogió del brazo.

-d-dejame, llegaras tarde – decía Daniela.

-a los hombres hay que hacerlos esperar – decía María – demos un paseo.

Pasearon en la calle, había un silencio incomodo, pero María sabia que le pasaba.

-¿tienes miedo de tu primera vez? – preguntó María.

Daniela se sintió turbada, pero afirmó con la cabeza

María no sabia que decir, Daniela era tan inocente, no sabia que palabras usar.

-¿cómo fue tu primera vez? – preguntó Daniela.

Eso sorprendió a María, hizo memoria y dijo.

-bueno, fue a los trece, era una niña muy atrevida, me colé en un vestuario de chicos, del ultimo curso del colegio, solo por un reto que me hicieron mis amigas, tenia que robar unos calzoncillos, pero me encontré con una revista pornográfica.

Daniela atendía sorprendida, ¿tan joven se inició María?.

-la ojeé y… bueno, me excitó mucho, me toqué en ese mismo vestuario hasta que un chico que salía de la ducha entró – siguió María.

-¿t-te violó? – preguntaba temerosamente mientras cogía suavemente los hombros de su amiga.

-¡no! ¡que va! Pero me miró boquiabierto, se le cayó la toalla, fue la primera verga que vi y en vez de asustarme, sentí curiosidad – decía María.

Hizo una pausa, dubitativa.

-n-no creas que soy una puta o una fresca – aclaraba María.

-¿por qué iba a pensar eso? – preguntó Daniela.

María podía hablar de esos temas sin temor, pero Daniela era inocente, alguien que el sexo es desconocido para ella, pero siguió.

-me acerqué a el y se la toqué, el me decía que no pero yo le amenacé con gritar, la verdad es que me sorprendió lo rápido que se levantaba, quizás por la influencia de la revista, me atreví a llevármela a la boca – decía María avergonzada.

-¿no te dio asco? – preguntó Daniela.

-no, la verdad es que sabia bien, solo que no me cabia toda en la boca, sentí las manos del chico marcar el ritmo, pero el ritmo que me hacia chupar me daba arcadas, en ese momento, echó toda su leche en mi boca – decía María cogiendo confianza.

-¿a que sabe esa leche? – preguntaba Daniela interesada, empezaba a humedecerse.

María veía los pezones erectos de Daniela, aclarando que podía hablar libremente.

-es algo agria, pero te puedes acostumbrar, pero no acabó ahí – respondió María.

-¿qué más pasó? – preguntaba Daniela interesada.

-me llevó a las duchas y me desnudé, estaba tan avergonzada y tenia tanto miedo, pero tenia tanta curiosidad, el me susurró al oído que era la cosa mas bonita que había visto, a mi me empezaban a crecer los pechos y no tenia vello y tenia aparatos correctores, me puso de espaldas a la pared y mirándome a los ojos, sentí como me forzaba el himen, me dolía mucho tanto que lloré, pero le pedí que siguiera – decía María.

-¿tanto te dolió? – preguntó Daniela.

-si, pero fue un momento, a medida que me bombeaba, me sentí bien, me lo hacia despacio para acostumbrarme, lentamente aceleró el ritmo dándome más y más gusto hasta que llegamos juntos al orgasmo, nunca olvidare la sensación de cómo se me llenaba la concha, como salía la leche y se me escurría por las piernas, afortunadamente estaba en mis días no fértiles, de modo que no me embarazó – decía María.

-vaya ¿tanto gustó da? – preguntó Daniela.

-tienes que probarlo, pero lo más curioso de todo es que mis amigas cuando me vieron traer los calzoncillos me miraban de forma rara, me preguntaron que me había hecho porque me notaban cambiada, después leí que las relaciones sexuales es un buen tratamiento de belleza – decía María.

-¿entonces? Si lo hago ¿me volveré bonita? – preguntaba Daniela.

-ya eres bonita, pero si quieres, después de tu primera vez, podríamos ir por ahí, te conseguiría algunos chicos – decía María sonriendo.

-gracias, lo pensaré - respondió Daniela.

Ambas se abrazaron y Daniela fue a ver a Manuela, esa conversación le daba ánimos para cumplir el acuerdo, pero dudaba que Manuela estuviese de acuerdo con eso, ¿cómo reaccionaria? Tenia tanto miedo de ella.

Cuando llegó a la mansión de Manuela le temblaba las piernas, ella tenia mucho poder, podría aplastarla a ella y a su familia sin pestañear, pero tenia que decírselo.

Los sirvientes de Manuela la llevaron a su habitación, se encontró con ella, en la ventana, en una actitud triste, cuando vio a Daniela, corrió a abrazarla.

-lo siento, no pensé que alguien superara mi ofrecimiento – decía Manuela con lagrimas en los ojos.

Daniela la abrazó también, sabia que su primera vez no fue bonita, lo mejor era no hablar de ese asunto.

-¿cuándo viene? – preguntó Manuela.

-dentro de siete horas – respondió Daniela aún nerviosa.

-¿tienes miedo? – preguntó Manuela.

-n-no, bueno, un poco – respondió Daniela.

-¿y tienes miedo de mi? – preguntó Manuela.

Esa pregunta sorprendió a Daniela, pero Manuela continuó.

-si, so consciente de que me temes, viste como maté con una sonrisa a mi padre, debes pensar que si he matado a una persona, también podría matarte a ti, pero no es así, no puedo matarte, he estado pensando mucho, sobre nuestra relación, no se si soy lesbiana, tal vez sea por esos terribles días de mi cautiverio o por esa posición de ser un objeto de matrimonio para dar más poder a mi padre, más de una vez pensé en quitarme la vida y veía todos los hombres como monstruos y te vea a ti como una forma de evitar esos pensamientos – decía Manuela mientras lloraba.

-has sufrido mucho, tienes que olvidar, eres joven, llena de vida, fíjate en mi ¿me ves deseando la muerte por mi situación? – decía Daniela en un intento de consolarla.

-eres mi modelo de vida, sigues viviendo a pesar de los obstáculos, ahora se que no siento amor por ti, solo, admiración – decía Manuela.

-yo…, no se que sexualidad soy, ¿quieres que un día pasemos una noche juntas? – decía Daniela temerosa.

Manuela la miraba sorprendida, ¿Daniela dijo eso? ¿tanto le había cambiado lo de la subasta? Sus labios dibujaron una sonrisa a pesar de su rostro lleno de lagrimas.

-seria un honor ser tu primera chica ¿por cierto? ¿es solo el himen lo que ofreciste? – preguntó Manuela.

-pues… si – respondió Daniela.

Manuela se abrazó con fuerza a Daniela, los pechos de ambas jóvenes se aplastaban y acariciaban mientras los labios de Manuela besaban a los de la virgen, la cual, notaba como la lengua de Manuela entraba en su boca, dándole una extraña sensación, la virgen respondió al beso metiendo su lengua, saboreando la boca de su amiga, a medida que duraba el beso, las jóvenes sentían el deseo, las manos dejaban de abrazar para explorar los rincones desconocidos de las feminas, las curvas, los senos, la suave piel, hasta que Daniela se separó asustada.

-¿por por que? – preguntaba Manuela.

-tengo miedo de perder el control y entregarte el virgo a ti en vez del comprador – respondió Daniela.

Manuela se entristeció, pero miró de forma picara a Daniela.

-veo que te gustan los labios de mujer – dijo Manuela.

-¿y con que ojos veré a mis amigas? – respondió Daniela.

Ambas se rieron, Manuela le ofreció quedarse para prepararse, a medida que pasaban las horas, el corazón de Daniela se volvía más y más inquieta.

Sabia que habría un antes y un después, que no seria la misma, ¿se convertiría en una pervertida? ¿o el sexo le desagradaría para siempre? Sentía ganas de llorar por la angustia, pero aguantó.

En esas horas Daniela comió y se aseó al máximo para el, se vistió con una prenda de una pieza, con falda larga, unas sandalias cómodas y una rosa en sus cabellos, se miró al espejo.

-animo, solo será una noche, una noche, después te reirás cuando mires atrás – decía Daniela para si.

Cuando salió al aeropuerto a recibir a su comprador, no pudo evitar las miradas de sorpresa, admiración y deseo de los hombres, no la veían como una prostituta ni como una trabajadora de un restaurante de comida rápida, la veían como una mujer, como una flor abierta mostrando su belleza.

Al llegar al aeropuerto, unos hombres le preguntaron si era Daniela, ella respondió afirmativamente, la llevaron a un avión.

Eso asustó a Daniela ¿la iban a secuestrar? ¿va a ser vendida a una mafia?.

El avión era un jet privado, cuando Daniela vio el interior, le pareció casi una casa volante, con ducha, cocina, dormitorio y sala de estar.

-bienvenida señorita Daniela, he captado su reacción de sorpresa, yo viajo mucho, de modo que pagar una casa por cada lugar en donde viajo me parece una tontería – decía un hombre con gafas negras.

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