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Carolina 3

en Textos de risa

Eleuterio era el único superviviente de un comando especial, había entrado en un templo después de encontrar férrea resistencia, pero acabó en una trampa, los soldados enemigos lo capturaron y lo llevaron ante su líder, Eleuterio al levantar la vista para escupirle en la cara, vio con horror que era Carolina.

Ella llevaba el vestido mini de la tienda de ropa, la cual lo miraba relamiéndose sus labios.

-desposadle de los pantalones y tumbadlo en la mesa – ordenaba Carolina.

Sus soldados obedecieron, quitaron la prenda de Eleuterio y lo ataron en la mesa, después de que Carolina les ordenara que los dejaran solos, se acercó a Eleuterio y le dijo.

-bien, precioso, ahora vamos a disfrutar.

-¡oye! ¡Espera! ¡Tú no tienes edad para estas cosas!

Pero Carolina acariciaba el pene de Eleuterio con sus senos, poniéndolo duro, a pesar de las suplicas del soldado.

-¡vamos a pasarlo muy bien! – decía Carolina mientras acercaba el pene de Eleuterio a su boca.

En ese momento, el guardaespaldas despertó sudando, pero vio algo que le hizo frotar los ojos, al mirarlo de nuevo, vio a Carolina a punto de hacerle una felación.

-buenos días – decía Carolina sonriente.

Eleuterio la agarró y la puso en sus piernas, con violencia le bajó los pantalones y las bragas y empezó a golpear sus nalgas con la mano abierta y con fuerza, mientras Carolina, sentía una nueva sensación.

El desayuno fue tenso, ella estaba de pie, puesto que le ardía horrores su culo, Eleuterio estaba muy enfadado con Carolina, pero estaba cada día más necesitado y temía el día en el respondería a los acosos de Carolina violándola en repetidas veces, pero hoy tendría su medicina, le dio a Carolina unos cuantos billetes, Carolina no se creía lo que veía ¿después de lo de ayer? Le daba dinero.

-Carolina, hoy quiero que vayas a un hotel para que pienses sobre tu vida, este dinero es para los gastos – decía Eleuterio.

-¿qué ocurre tío? – preguntaba Carolina preocupada.

-yo necesito estar un tiempo a solas, ya sabes, esta situación es nueva para mi – decía Eleuterio.

-¿me presentas a tu novia? Podríamos hacer un trío – decía Carolina con una sonrisa.

Joder con la niña, debe ser eso de la intuición femenina.

-no viene una novia y no puedes quedarte aquí – decía Eleuterio.

Carolina pensó un poco y supo que pasaba.

-¡¿vas a traer una puta?! ¿¡Estando yo aquí dispuesta a darte placer gratuito!? – se quejaba Carolina.

-¡tienes una hora para irte a partir de YA! – decía Eleuterio con voz autoritaria.

-Esta bien, esta bien, me iré, me iré con alguien que me acepte – decía Carolina enfadada.

-¡pues cásate con el y ten hijos como una cerda! – decía Eleuterio con crueldad.

Eso llegó al corazón de Carolina, que se fue llorando de casa, Eleuterio no le importó mucho, puso una película de acción de las que tanto le gustaban, pero la primera escena que vio era cuando los mafiosos violaban a la hija del prota, provocándole el cabreo que justifica la matanza de toda la banda.

Cuando terminó la película, se sintió algo turbado, pero llamaron a la puerta.

Al abrir se encontró con una mujer espectacular enfundada en un vestido de lujo.

-¿me dejas pasar? Macho Mio

Fueron al dormitorio y se prepararon para hacer el amor, ella empezó a besarlo como una profesional, pero Eleuterio no disfrutaba, ella se tumbó y abrió sus piernas para recibirlo, pero cuando Eleuterio la miraba desabrochando sus pantalones, una imagen pasó por su cerebro como un relámpago.

Veía a Carolina tumbada en esa cama con las ropas desgarradas y con los ojos llenos de lágrimas mientras decía.

-¡tío! ¡Ayúdame!

-¿qué te pasa? – preguntaba la chica.

-Nada, nada – decía Eleuterio.

Eleuterio, empezó a penetrarla, pero la imagen que veía era la de Carolina sometida con violencia, su pene empezaba a perder vigor.

-¿estas bien? Que yo sepa me follas siempre como si fuera el ultimo día – decía la prostituta preocupada.

-tranquila, no me pasa nada – decía Eleuterio.

Besaba a la chica, pero no había pasión, no le ponía las ganas de otras veces, entonces de la televisión se oyó un disparo de una película, pero el lo asoció con que mataban a Carolina después de "usarla", apartó a la prostituta y dijo.

-lo siento, hoy no tengo muchas ganas, coge la pasta y vete.

La chica le dio un beso a Eleuterio y le dirigió una mirada de preocupación, el guardaespaldas quería distraer su cerebro poniendo la televisión.

Lo que vio eran los noticiarios, aumento de las violaciones, chicas jóvenes victimas de violación, desapariciones de chicas, etc...

Eso lo turbó más, cuando se disponía a ir a dar una vuelta, al abrir la puerta, la tele emitía una escena que soltaba la frase.

"tiene que identificar un cadáver".

En ese momento estuvo decidido, fue a buscar a Carolina, telefoneó a todos los hoteles de la ciudad.

No se ha hospedado en ningún sitio.

El corazón de Eleuterio latía desesperado, imágenes del dolor de Carolina lo atormentaban, durante el día entero buscó por la ciudad, ya no tenia esperanzas de encontrarla vivía.

Pero la vio, se metía en un callejón, la seguían unos jóvenes con caras ansiosas, Eleuterio se sentía como el protagonista de la peli que vio esta mañana y desenfundó su arma, esos cabrones no iban a tocar un pelo a su sobrina y si lo han hecho, ¡PAGARIAN CON SUS VIDAS!

-¡tía! ¡Enróllate un poco! ¡Véndemelo por diez!

-¿¡diez!? ¿¡Por esta maravilla!? te lo estoy dejando a veinticinco porque me das pena – decía Carolina.

-¿cómo es eso de veinticinco euros por un porro que parece de manzanilla en vez de marihuana? – decía el otro.

-porque los entrego enrollados de una forma muy especial ¿quieres ver como los enrollo? – decía Carolina de forma sensual.

¡¿Trafica con drogas?! Eso no es una niña ¡es un peligro! Al grito de cuerpo de estupefacientes apareció desenfundando el arma sin pegar un tiro, todos huyeron aterrados, en especial Carolina que iba a deshacerse de la droga, pero Eleuterio la agarró a tiempo.

-oiga, señor policía, ¿no piensa tal vez que no sea necesario que me encierre? – decía Carolina de forma sensual mientras acariciaba el paquete de Eleuterio con sus nalgas.

Eleuterio la giró para que le viera la cara y le dijo.

-¡vámonos a casa! ¡Allí hablaremos!

Una vez en casa Eleuterio intentaba encontrar las palabras adecuadas, pero solo alcanzó a decir tras un largo silencio.

-¿desde cuando te dedicas a las drogas?

-¿drogas? Esto es medicina, todo un antidepresivo y un calmante contra el dolor – decía Carolina guiñándole un ojo.

-¿te has metido algo? – preguntó Eleuterio.

-algún que otro porrito – decía Carolina con tranquilidad.

-¿quién te suministra las drogas? – preguntaba Eleuterio.

-yo misma – decía Carolina tranquilamente.

Eleuterio se quedó con la boca abierta.

-¿cómo es eso? – preguntó Eleuterio.

-es una planta bonita y huele bien, además tiene sexo – decía Carolina con una sonrisa.

Eleuterio se quedó sin palabras.

-¿y tu? ¿Has taladrado bien a esa chica? – decía Carolina sonriendo.

-ehh, si, no ha estado mal – decía Eleuterio.

-¡¿no lo has hecho?! ¿Eres maricón? – preguntó Carolina.

-nooooo, lo que pasa es que.... estaba preocupado por ti – decía Eleuterio.

-¿perdón? – preguntaba Carolina.

-eres una chica bonita y ahí fuera hay muchas personas que no dudarían en, en, hacértelo a la fuerza – decía Eleuterio pensando que se volvía blando.

Carolina empezaba a sentir amor por el, lo abrazó con ternura mientras Eleuterio se disculpaba por las horribles cosas que le dijo.

-¿qué tenia esa chica que no tenia yo? – preguntaba Carolina.

-mmmm ¿qué es adulta?- respondía Eleuterio.

-¿aún tienes ganas de meterla? – preguntó Carolina algo disgustada.

-sobreviviré y no, no voy a estrenarte – decía Eleuterio.

-conozco a alguien que te hará sentir bien, vámonos – decía Carolina con ternura.

Eleuterio no sabia porque, pero siguió a Carolina, fueron hacia una casa, Carolina llamó al portero automático.

-¿quién es? – decía una voz femenina.

-soy yo – decía Carolina.

Cuando subían, Carolina le dijo a Eleuterio.

-le gusta con la luz apagada, no le quites esa ilusión.

Eleuterio se sentía turbado, como el día de su primera vez, Carolina se quedó fuera y el entró en la casa, estaba oscuro, pero unas manos le cogieron el rostro y lo besaron.

Eleuterio sintió una pasión como la que nunca sintió, no tardó en actuar, la tomó como nunca tomó a ninguna mujer y ella respondía dándole más placer del que nunca había sentido.

Eleuterio salió satisfecho, con una sonrisa en la cara mientras Carolina decía.

-baja tu primero, que he de hablar con ella.

Pero Eleuterio solo fue al piso de abajo, quería conocer esa diosa del amor, esa venus del sexo, esa musa que le había robado el corazón y observó con la discreción que tanto caracterizaba su trabajo.

Pero de esa puerta salió una mujer con granos, dientes más grandes de lo normal, pechos caídos, celulitis por todas partes y enorme pelambrera sobacal, vio como esa mujer daba dinero a Carolina con una sonrisa mientras su sobrina le decía.

-otra cliente satisfecha.

Cuando llegaron a casa, lo primero que hizo Eleuterio era ducharse todo el cuerpo con ganas y desesperación e intentaba mantenerse despierto para evitar soñar con "esa cosa"

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