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Ciberpunk (1)

en Amor filial

Una joven madre dejó a sus dos hijos recién nacidos dentro de un orfanato, abandonándolos por siempre más.

Días después, un hombre buscaba un bebé con cualidades genéticas que fuesen adecuadas para su empresa, su aguja pinchaba los pies de los bebes, analizando su sangre, hasta que encontró a una niña que según los análisis daba resultados mejores que los esperados, en ese instante se la llevó, separándola de su hermano, ambos lloraron, pero a medida que se separaban, el sonido de los llantos era más y más débil.

23 años después

un joven roquero gritaba canciones de rebeldía para la gente del estadio mientras hacia rugir su guitarra, la gente apenas escuchaba el mensaje y solo pensaba en el tono de la canción, la música y en la imagen del roquero, las letras de su canción hablaban de desigualdad, de necesidad de cambio, de un mundo mejor.

Después de su actuación y de cobrar sus honorarios, se metió en su caravana, Enrique era un cantante independiente que había alcanzado gran fama por la fuerza de sus canciones y su atractivo, era pelirrojo, con ojos cibernéticos blancos, buena musculatura, entrenada en las peleas callejeras y reforzada por los tratamientos genéticos y una cicatriz en el rostro que no hacia más que aumentar su atractivo, conducía su caravana por diversos puntos de Europa, España, Francia, Holanda, Italia, Inglaterra, en el año 2033 el gobierno estaba en las corporaciones, los antiguos gobiernos, antes llenos de poder, no eran más que un elemento decorativo, Enrique y muchos como el, peleaban contra este mundo donde la cibernética se había convertido en una moda, gente con brazos mecánicos, implantes Inteligentes, cuerpos esculpidos por la genética, de hecho el tenia ambos ojos y ambos brazos cibernéticos, era la era del metal, hombre y maquina unidos en un ser.

Enrique vio algo que le atrajo la atención, era una moto, bastante buena, cerca de allí, varios pandilleros estaban arrancando las ropas de la motorista que inútilmente suplicaba ayuda, nadie en este mundo se metería con los calaveras de acero sacando diversión, ¿o sí?

Enrique aparcó su caravana y gritó a los calaveras, estos miraron al roquero, pero el líder empezaba a bajar los pantalones de la motorista y se preparaba para penetrarla.

-hola Ramón, veo que has sustituido tu brazo, un modelo antiguo, creía que tendrías mejor gusto – decía Enrique jocosamente.

El líder de la banda dejó lo que hacia y se fijó en el roquero, se levantó y lo miró con odio, recordó el día en que Enrique le arrancó un brazo con un disparo de escopeta porque cometió el error de intentar robarle la caravana, ordenó a sus hombres que lo atacaran, todos se fueron a por él, pero Ramón desenfundó sus dos pistolas y empezó a derribar uno a uno los hombres que se le acercaban, una puntería entrenada en la experiencia y mejorada por sus ciberopticos, una docena de calaveras de acero menos de que preocuparse.

Ramón agarró a la chica y la usó de escudo humano mientras le decía.

-¡tira el arma o la mato!.

Enrique, sonrió.

-Ramón, Ramón, Ramón, ¿cuándo vas a aprender? ¿De que conozco a esa putita? ¿Me importa que viva o muera? Y si es por el sexo, solo tengo que chasquear los dedos y me vienen todas las vírgenes para que las estrene ¿qué pasa si la matas? Simple, te mato a ti, mis balas están hechas para eliminar ciborgs de calidad, no gente como tu que tiene piezas antiguas.

Ramón empezó a temblar, la chica temblaba, pero tuvo la sangre fría suficiente como para apoyar uno de los dedos en una arteria de Ramón e inyectarle una droga que lo dejó paralizado, Enrique miraba con sorpresa esa actuación y aplaudió, se acercó a la motorista que estaba aun aprisionada y con la fuerza de sus brazos rompió el brazo cibernético que aprisionaba a la chica, la joven quería soltarse, pero Enrique la calmó.

-buena actuación, es una buena forma de deshacerse de alguien molesto, pero yo prefiero hacerlo así.

Enrique cogió una de las pistolas y disparó a Ramón en la cabeza, matándolo instantáneamente, la joven gritó pero Enrique le dijo.

-a ver, tienes dos opciones, vienes conmigo o estas por ahí gritando a pleno pulmón folladme pandilleros.

La joven temblaba ante esas palabras, se agarró con fuerza al roquero que lo abrazaba con ternura, no se había fijado bien antes, pero esas ropas eran demasiado buenas para un motorista, no tenia compañeros ¿una niña de buena familia que quería emociones? Sintió el deseo de dejar que la violasen para que aprendiese a ir por ahí con buen equipo.

Pero le gustaba proteger a las damas, además estaba buena y el no quería dormir solo, la llevó a la parte de atrás de la caravana y preparó la cama.

-mira nena, no tengo ropa cara así que cúbrete con mis vestimentas, son pocas, son baratas, pero tapan, en la nevera tengo cervezas y hemos de compartir la cama.

Ese ultimo comentario alarmó a la chica, pero se calmo enseguida, después de todo, él la había salvado.

Mientras Enrique bajaba de la caravana para recuperar la moto de la chica, recordaba su cuerpo, unos senos del tamaño y forma de manzanas con unos pezones rojo sangre, unas largas y esculturales piernas que le habían sorprendido ya que no tenían códigos de barras, señal de modificación genética, un vello publico, rojo, escaso que apenas cubría su concha, Enrique sentía que se calentaba, tal vez hoy no dormiría solo.

La moto era muy buena, sin trucar, salida de la fabrica, vio el nombre de la corporación Kaiser´s manufactures.

Como odiaba a las corporaciones, parecían señores feudales, peleándose entre sí y explotando como podían a la gente.

Cogió la moto y la colocó en uno de los soportes de la caravana.

Al entrar, se encontró con una pelirroja de cabellos cortos, muy cortos, su cara era pecosa, unos labios rojos y carnosos y unos ojos naturales de un verde intenso.

Enrique le encantaban los ojos naturales, eran tan morbosos, tan escasos como vírgenes.

Las ropas masculinas que se colocó la motorista apenas ocultaban el hermoso cuerpo de la chica, unas curvas que estrellarían a más de un motorista experto alimentaban los deseos de Enrique.

Pero los ojos de Enrique analizaron a la chica, le localizó varios implantes.

Su brazo izquierdo era cibernético, cubierto de realskin, una piel sintética que la hace parecida a la humana y los dedos de su mano eran inyectores de droga, poseía un corazón y unos pulmones mejorados genéticamente y su estructura ósea estaba también reforzada, los oídos fueron también alterados genéticamente para escuchar con mas precisión.

También se fijó en un segundo estomago con analizador de veneno, un implante anticonceptivo y anti ETT en su vagina y en cuanto a su sangre, nanomaquinas y anticuerpos alterados genéticamente y parte de su cráneo es un sistema de memoria.

Exteriormente no parecía una ciborg, pero tiene más de lo que aparenta y ultimo modelo, pero no había muestras de bioescultura salvo los huesos y el organismo cardiopulmonar, eso le atraía la atención.

-g-gracias por salvarme – decía la chica.

-no creas que lo hice por gusto, solo quería echar un polvo y me había encaprichado de ti precisamente – decía Enrique.

La chica retrocedió asustada y se puso en posición de combate.

-sabes muay thai, al parecer tuviste buenos maestros, pero el miedo se huele en ti, por mucho que entrenes da igual, si dudas, mueres, o algo peor – decía Enrique acercándose.

La motorista descargó un puñetazo contra Enrique, pero él lo paró con su brazo cibernético.

-buen golpe, tranquila, no quiero follarte, aún no, solo quiero saber porque estás tan loca como para ir a un barrio tan peligroso – dijo Enrique.

La joven se sentó, mientras, Enrique sacó un cable de uno de sus brazos y lo conecto a un enchufe de la caravana, la cual, activó una antena conectada a un satélite.

Los ojos de Enrique observaron a la chica, sus cabellos, sus labios, sus ojos, logaritmos examinaban el cuerpo, cada parte única, las modificaciones de su brazo y órganos, el sonido de su voz, altura, peso.

Empezó con los archivos de la policía.

-Veras, vine a Barcelona para buscar a mi hermano – decía la chica.

-¿de veras? ¡Que suerte! Aquí hay mucha gente que ni siquiera se encuentra a sí mismo – bromeó Enrique.

Un gesto de desaprobación indicó que a la motorista no le gustaban los chistes, prosiguió con la historia.

-veras, cuando era un bebe, mis padres me adoptaron, me dieron una educación, un futuro, hasta que en la red descubrí que no estaba sola.

-¿para que quieres hurgar en el pasado si ya tienes un futuro? – dijo Enrique con crueldad.

La joven le miró con desaprobación.

-venga, tranquila, nos tomamos una cervezas y continuas con la historia, escucho mucho mejor cuando estoy borracho - decía Enrique abriendo una nevera y lanzando una cerveza a la joven.

La chica abrió el refresco y tomó un sorbo, pero vio que Enrique se la tomó de golpe y luego aplastó la lata vacía con su mano cibernética.

-oye, estamos hablando y apenas nos conocemos, mi nombre es Ingrid Maier ¿el suyo? – decía la chica.

-tutéame, que compartiremos lecho y calor, me llamo Enrique Santana, pero mi nombre artístico es Enric Saintblood, viajo por el planeta cantando en contra de esas putas corporaciones que nos sacan la sangre.

Ingrid no aprobaba esas palabras, pero Enrique había terminado la búsqueda.

No había perfil genético, sus modificaciones no estaban en el mercado, no hay antecedentes, nada, la chica no existía en la red, algo imposible.

-¿eres newtraning? – preguntó Enrique refiriéndose a la gente que introduce la mente en la red para interactuar.

-no, en realidad soy periodista freelance– decía Ingrid.

Enrique sonrió, le encantaba esos capullos, que luchaban por tener la verdad en primera mano, lastima que muchas cadenas informativas estén en manos de corporaciones.

-¿vas a entrevistarme? – preguntó Enrique redireccionando la búsqueda en listados de periodistas.

-no traigo grabadora, ni agenda digital ni nada, solo vine a buscar a mi hermano – respondió Ingrid.

-no iras muy lejos en esta zona sin un arma ¿qué sitio buscas exactamente? – respondió Enrique.

-el orfanato flor feliz – respondió Ingrid.

Enrique se quedó de piedra, allí se crió él, no era un sitio muy feliz la verdad, el personal del centro se sacaba un sobresueldo filmando películas de pedofilia y si un corporativo necesitaba un órgano para su hijo, ellos se lo arrancaban de los niños que "cuidaban", Enrique escapó a los ocho años durante el incendio del 2018, ver a los bedeles arder fue una experiencia maravillosa.

Los datos revelaban una cosa, o no era Ingrid periodista o guardaba muy bien su identidad, replegó su cable y programó la caravana para que fuese sola al orfanato, tras eso, Enrique se sentó al lado de Ingrid, que no parecía agradarle la idea de sentarse con él.

-soy tan famoso como kerry Eurodyne o Jonny Silverhand, para ti debe ser una oportunidad perdida el no entrevistarme ¿no? – decía Enrique.

-¿intentas impresionarme para que me acueste contigo? – preguntó Ingrid.

-la verdad, es que no hay muchas chicas tan guapas como tu sin acudir a la bioescultura – decía Enrique.

Eso hizo sonrojar a Ingrid, lentamente, se despojó de su camisa, mostrando sus hermosos senos.

-lo hago porque me salvaste y por que eres bastante guapo – decía Ingrid.

-no para competir con tu mirada – decía Enrique sonriendo.

Ambos se fundieron en un beso, el le hundió la lengua, cogiendola por sorpresa, separándolo de el.

-¿pero que haces? – gritaba Ingrid.

-¿nunca te habían besado? – preguntó Enrique.

-si, bueno, en realidad, tal vez no – decía Ingrid dubitativa.

-tranquila, déjate llevar – decía Enrique abrazándola.

Ambos jóvenes se fundieron en un beso, Ingrid se dejó llevar, moviendo su lengua como pudo, alcanzando mucho placar.

Enrique empezó a bajar los pantalones de su amante, descubriendo unas hermosas bragas de encaje, de las caras.

Enrique pensaba que algo no iba bien, moto recién comprada, buen equipo, cibertecnologia ultimo modelo incluso ropa intima cara, pero apartó esos pensamientos de su cabeza al quitárselas, descubriendo una concha cuyos pelos habían sido extraídos, imposibilitando que crezcan de nuevo, en su lugar había un tatuaje inteligente, una flor en forma de capullo.

Ingrid se excitaba, Enrique tenia un cuerpo de infarto y su olor, le daba confianza para dejarse hacer, su excitación creó un efecto que Enrique contempló.

Al excitarse Ingrid, los músculos erectores del pelo, los responsables de erizar el vello de Ingrid, activaban el tatuaje, el cual, mostró como se abría la flor, una flor preciosa.

-vaya, veo que estas preparada – decía Enrique.

-n-no me trates como una niña - decía Ingrid.

Enrique acercó su boca a la almeja de Ingrid y empezó a lamerla con ganas y maestría.

Los jadeos de Ingrid animaban al roquero a seguir lamiendo, los labios escarlata de la joven soltaba sonidos eróticos que aumentaban la libido de Enrique cuya lengua exploraba rincones de la vulva que hasta Ingrid desconocía, arrancándole un violento orgasmo.

Enrique saboreaba el néctar resultante de ese orgasmo y miró la extasiada mirada verde de Ingrid.

-veo que has disfrutado ¿qué tal si me devuelves el favor? – decía Enrique que se levantaba, mostrando una enorme erección.

Ingrid se asustó, nunca vio nada tan grande, ni siquiera modificado, pero Enrique la cogió por la cabeza y la dirigió a su tranca natural.

La pobre chica casi se atragantaba, le costaba respirar, pero en cuanto se acostumbró empezó a mover la lengua.

-así putita, sigue moviendo esa lengua que tanto usas para los micrófonos – decía Enrique lleno de placer.

Ingrid no le gustaba que la trataran así, pero Enric, tenia algo especial, no sabia que, tal vez sea, su olor.

Enric movía violentamente la cabeza de la chica, lo cual significaba que se iba a correr y decididamente, iba a hacerlo dentro de su boca.

Ingrid notaba como su boca se llenaba de leche atragantándola, se soltó de Enrique tosiendo y vomitando el semen que había tragado.

Pero el roquero no tenia bastante, la penetró por la vagina mientras estaba ella boca abajo y la agarró por los senos con violencia.

-AAAAAYYYYYYY, BASTA BESTIA, ¡ME VAS A MATAR! – gritaba dolida Ingrid mientras Enrique la penetraba con brutalidad y estrujaba los pechos de la joven de forma dolorosa.

-¿crees que te duele? Seguro que esos pandilleros te harían algo peor, así que no te quejes – decía Enrique sonriendo.

Ingrid no hizo nada, se limitó a aguantar las brutales envestidas apretando los dientes, tenia la sensación de que el pene de Enrique la atravesaría de parte a parte.

Suspiró aliviada cuando Enrique gritó de gozo mientras llenaba su matriz de leche.

Enrique se tumbó encima de su adolorida pareja para recuperar la respiración, mientras que Ingrid olía a su amante.

-tienes un olor que me recuerda a algo, no se a que – decía Ingrid.

-eso me recuerda que tengo hambre ¿quieres comer algo? – dijo Enrique cortando la conversación.

Ingrid hizo una mueca de desaprobación por el comportamiento de Enrique.

-por cierto ¿cómo sabrás que es tu hermano cuando lo encuentres? – preguntaba Enrique.

Ingrid sacó un punzón con una luz en la parte posterior.

-con esto, analiza el ADN, si comparte rasgos genéticos conmigo, saldrá verde, sino, será rojo – decía Ingrid ilusionada.

Enrique no hacia caso a esas palabras, el vehiculo llegó a lo que quedaba de lo que era un infierno infantil, ambos bajaron y miraron los archivos, había miles de niños, algunos de ellos Enrique los conoció antes de ser violados o privados de sus órganos, entonces Ingrid gritó victoriosamente.

-¡lo tengo! Solo falta meterlo en un analizador y ya sabré quien es mi hermano.

Enrique sonrió, se alegraba de que encontrase una valiosa pista, pero presintió varias presencias, cuatro personas trajeadas, no le hacia falta el scanner para saber que tenían ciberimplantes para aburrir, pero lo que le subió la adrenalina era la identificación que llevaban.

Eran matones de Kaiser´s manufactures.

-señorita Ingrid, su padre está preocupada por usted, hemos venido a llevarla de vuelta – decía el musculoso trajeado.

-¡NO! Estoy tan cerca de encontrarle, por favor dadme tiempo – decía Ingrid desesperada.

-estos no son lugares para una señorita como usted, nos ordenaron que la devolviéramos a su casa en la torre Amadeus por las buenas o por las malas – decía el matón acercándose.

-¡eh! ¡Basura! La chica te ha dicho que no quiere nada de ti, así que largo.

El matón lo miró y con una sonrisa le dijo.

-¿Tu eres Enric Saintblood? Vaya, será un placer hacer que dejes de cantar basura.

El matón desenfundó primero, pero Enrique era más rápido, antes de que el cañón de su adversario le apuntase, Enrique atravesó la cabeza del matón de un solo disparo, los otros tres se cubrieron y abrieron fuego contra Enrique, el cual, consiguió cobertura y les respondió el ataque mientras Ingrid se mantenía a cubierto.

Enrique derribó otro matón, pero estos dieron el aviso a los otros equipos de rastreo y contenían a Enrique, dentro de poco veinte hombres trajeados con sus armas llegarían, después, soldados corporativos.

Ingrid no quería que Enrique muriera, entonces corrió hacia los matones.

-¡BASTAAAAA! - Gritó Ingrid.

Los matones pararon de disparar, no querían darle a la joven, Enrique también cesó el fuego.

-¿qué coño le pasa a esta loca? – preguntó Enrique.

-bien señorita ¿viene con nosotros? – decía uno de los matones.

-s-si, pero dejad a Enrique, por favor – decía Ingrid con la mirada baja.

-el matón comunicó por radio las nuevas ordenes, Enrique se levantó para impedir que se la llevara, pero Ingrid se lanzó hacia él y lo abrazó.

-no puedo, no puedo permitir que te maten, hueles como mi hermano – decía Ingrid llorando.

Enrique sintió que le tocó la fibra sensible, iba a abrazarla, pero de repente, no se podía mover, Ingrid le había inyectado la droga paralizante.

No podía moverse ni hablar, solo ver impotente como escoltaban a Ingrid hacia arriba y se la llevaban lejos de el.

Dos horas mas tarde, Enrique recuperó la movilidad, pero golpeó el suelo con sus puños mecánicos mientras gritaba de rabia, los matones se habían llevado a su chica.

-NADIE, NADIE LE QUITA NADA A ENRIC SAINTBLOOD Y MUCHO MENOS UNA SUCIA RATA COORPORATIVA – gritaba Enrique.

Al levantarse, vio el punzón de Ingrid, lo recogió y se fue a su caravana.

Tiró el punzón a la cama y sacó el cable de su brazo para conectarse al sistema, esta vez miraba los periódicos de las corporaciones.

Miles y miles de noticias con fotos de la familia Amadeus, los propietarios de Kaiser´s manufactures, allí estaba Ingrid, con trajes caros, peinados estupendos y teniendo una vida de lujo.

-puta corporativista, debí dejarte que te follaran a gusto – decía Enrique mientras apretaba sus puños.

Se desenganchó del ordenador de forma brusca y se tumbó a la cama, a la mierda con Ingrid, que se pegue la vida padre a costa del pueblo mientras pueda.

-ay, mierda – decía Enrique sintiendo un pinchazo.

Entonces vio la aguja, iba a tirarla por la ventana, pero vio algo que le heló la sangre.

La luz era verde.

Manipuló la aguja para apagar la luz y se pinchó en el cuello.

La misma luz otra vez.

-no, no puede ser – decía Enrique mientras se dirigía al espejo de su baño.

Se miró el rostro, si, era muy parecido al de Ingrid, se dirigió al dormitorio, veía la destrozada ropa de Ingrid, iba a tirarla fuera, pero, no podía, se abrazó a esas prendas y de sus ojos salieron unas lagrimas.

¿Qué me pasa?

¿Por qué siento que me arrancasen el alma?

¿Por qué has venido ahora? ¿Por qué?

Se tumbó en la cama, con la esperanza de que el sueño le diese algunas respuestas.

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