Alma podrida.
Durante los meses al juicio, Victor, despues de una lenta recuperacion en el hospital, alegó agresión policial, el juez no queria oir ninguna de las razones que alegaron la policia y la familia de Sara, la cual, vio como se derrumbaba el mundo cuando solo lo condenaron a un año, lo peor fueron las palabras cuando se cruzaron.
-te arrepentiras de haber nacido.
Los dias siguientes Sara recibia cartas de Victor, cartas amenazadoras en las que varios reclusos con sida la violarian una y otra vez, cartas que la hacian llorar, el padre de Sara se sentia impotente ante la ley, ya no confiaba en el sistema, pero tal vez......
Dos semanas mas tarde, en el centro psiquiatrico de las Baleares, el padre de Sara se presentó ante la directora del centro.
-hola Julia ¿todo bien? decia el padre de Sara.
-de maravilla Pedro, lastima sobre la sentencia respondio Julia con lastima.
-vine a pedirte un favor, necesito que traslades a uno de tus internos más violentos dijo Pedro yendo al grano.
Esas palabras sorprendieron a Julia, la cual intentó hacerle entrar en razón.
-oye, se que estas muy dolido por esto, pero no es la solución.
-¿y cual es la solución? Julia dijo Pedro dolido.
Julia no sabia que pensar, pero Pedro le respondio.
-esta vez no te lo pido, te lo exijo, envia a uno de tus "mosntruos" decia Pedro seriamente.
Antes de que Julia pudiese hablar, Pedro se le adelantó diciendole.
-tus dos hijos se les acumulan los gastos y pueden perder sus casas por faltar al pago de sus hipotecas, pero podria no solo podria pagar esos gastos, tambien puedo pagarles las hipotecas, hacer que se liberen de tan pesada carga respondio Pedro.
Julia empezó a pensarlo, sus hijos empezaban a tener problemas economicos realmente agobiantes, practicamente cada mes les daba algo de su sueldo para "ir tirando", pero sabia que no duraria más.
-no tengo todo el dia dijo Pedro metiendole prisas.
Julia aceptó el trato, le llevo a la sala de maxima seguridad.
-al ser una isla es muy dificil escapar, por eso nos meten aquí a los más enfermos de España aclaro Julia.
Pedro vio lo que lo más probable fueran demonios que se mudaron a la tierra, gente con todo tipo de antecedentes, pero se detuvo ante una puerta, la ventana mostraba a un hombre joven, de unos veintitres años, tenia unas esposas especiales que no le impedian el movimiento de las manos, sino también de los dedos.
Julia agarro a Pedro mientras decia.
-¿has perdido la razón? Ese tio es realmente peligroso.
Esas palabras encendieron la chispa a Pedro.
-preparame una reunion con el pidio Pedro a Julia.
De nada sirvieron las advertencias, Julia miro al recluso con un vuelco al corazon.
Dos dias más tarde.
Pedro se encontraba detrás de un cristal blindado, el recluso que estaba frente suyo respondia al nombre de Salvador, era de constitucion fuerte aunque no era un musculitos, pelo corto, bien peinado, moreno y ojos azules, bastante guapo, era tal vez el ultimo hombre que pudiera enloquecer, culto, brillante estudiante, de buena familia, no tomaba drogas ni estupefacientes, ni siquiera fumaba, pero de repente le dio por descuartizar personas solo para usar sangre y organos para hacer cuadros, Salvador hablaba con voz casi hipnotica una voz que podia dar confianza, pero Pedro le preguntó.
-¿es cierto que estas aquí por lo que dicen? A mi me pareces una persona normal y corriente.
Salvador se echo a reir, cuando descargó su jococidad le dijo a Pedro.
-este mundo los hombres se encadenan a leyes, no solo a las de la constitucion o el codigo penal, sino a unas leyes morales no escritas, unas leyes que si no las cumplen, te miran mal o te consideran loco yo simplemente escogi ser libre, se que piensa que soy un ser amoral por lo que leyó, pero yo también tengo mis propias normas morales, curioso ¿no?, queria ser libre pero también quiero atarme, quiza necesite normas para tener un limite a superar ¿no lo considera asi? Señor Pedro Ortega.
Pedro le dio un vuelco al corazón ¿cómo sabia su nombre si no se lo ha dicho, Salvador respondió a su pregunta.
-incluso en este lugar llegan las noticias, fue un caso sonado con una sentencia injusta, se atar cabos ¿sabe? ¿quién en su sano juicio entraria aquí? Alguien que odie tanto como para evitar la muerte rapida que puede hacer un matón, ud. Tiene todos los números, pero quisiera algo, después de encargarme de el, me encantaria irme de Europa, comenzar de nuevo, no más celdas, ¿hacemos el trato?.
Pedro sentia como si hiciera un trato con el diablo, ese hombre no parecia real, demasiado confiado, demasiado frio.
-ok finalmente respondio Pedro.
-¿ok?, que afirmacion tan poco adecuada para este trato respondio Salvador.
-¿por qué motivo? preguntó Pedro.
-ok viene de la guerra de la independencia americana, cuando no habia bajas en un bando, marcaban un O.K, que significaba 0 killed, de ahí esa palabra y le aseguro que no habra ningun 0 killed en el lugar donde me envie.
Un mes despues.
Victor se habia hecho amigo de un enorme colectivo de reclusos, no solo por las heridas que alego que fue por brutalidad policial, sino por la historia de cómo empezó a derrumbarse su mundo, estaba tranquilo, en su celda, escribiendo una carta terriblemente obscena para Sara, pero una voz le pregunto.
-¿tu testamento?.
Victor se giro, vio la cara sonriente de Salvador, esposado, al final habia sido trasladado a la misma prision que Victor, los reclusos notaban algo malvado y irreverente en ese nuevo inquilino, pero Victor notaba como sus ojos se le clavaban en el alma, en un principio el estaba algo lejos, observandole, pero cada dia que pasaba estaba más y más cerca, se colocaba más cerca para observarle, una situacion que Victor, no encontraba nada comoda.
Salvador leia un libro bastante gordo, lo hacia con una sonrisa que daba escalofrios, pero se le interpuso un recluso de más de dos metros, un exboxeador que mató a tres personas con sus puños, el boxeador le cogió por el cuello y lo levantó en vilo.
-tienes que pagar por tu derecho a vivir, apoquina dijo el recluso.
Salvador no hablaba, simplemente le miro fijamente a los ojos, como si quisiera encadenar sus ojos con su mirada, eso el recluso lo tomaba como una señal de desafio, pero lo que el no notó, es que Salvador tenia pequeñas cuchillas ocultas bajo la piel, cuchillas que los guardias no lograron ver, filos que sacó mientras miraba los ojos del recluso y con ellos seccionó los nervios cubitales.
El recluso gritó, en ese momento Salvador aprobecho para seccionar las junturas de los gemelos del recluso, que al perder los musculos que soportaban su peso, cayó de rodillas, por ultimo, le seccionó la yugular, sangre oscura de la vena salio disparada golpeando a Salvador, los demás reclusos miraron el espectaculo con la boca abierta, aquel hombre que acababa de matar, era el más fuerte del pabellon y ese novato lo mató como si fuese lo más facil de abatir.
Mientras el ex-boxeador estaba de rodillas combulsionandose, el psicopata cortó el diafracma y metió las manos dentro del cuerpo.
Uno de los reclusos consiguio reaccionar, pero Salvador arrancó el corazón que todavia latia del cuerpo inerte y lo mostró al recluso que atacaba.
El corazón lanzó un chorro de sangre que impactó en los ojos del recluso.
Con la perdida de visión del recluso, Salvador zancadilleó al corredor y cuando cayó al suelo el psicopata le privó de la consciencia golpeandole en la nuca con su libro.
-gracias por presentarte voluntario a mis practicas - decia Salvador.
El psicopata metió la mano dentro del cuerpo inerte y saco varios metros de intestino que usó para atar al que estaba insconciente, luego abrio la pierna del cadaver con presicion quirurgica, sacando el femur del recluso, con el libro, rompió por la mitad el femur, astillandolo de tal manera que le dio filo, en cuanto se despertó el recluso, grito con horror al darse cuenta de que estaba atado con visceras humanas, entonces notó como un filo le probocaba un corte en la cara, luego otro y otro, el recluso suplico clemencia, pero Salvador le hizo callar metiendole el hueso por la boca y lo movio de tal manera que proboco un corte en la garganta y saco el femur por ese lado.
El recluso se combulsionaba como si buscase la vida, una vida que se extinguio en unos minutos cuando se asfixió.
El psicopata miro con una sonrisa a los otros presos, estos se apartaron, para ellos era alguien intocable, el portador de la muerte.
A la mañana siguiente, Victor desayunaba con sus otros amigos internos, pero estos se apartaron cuando veian a Salvador acercarse, se sentó al lado de Victor.
-que buena persona soy, es que no entiendo como no me canonizan, hoy he dado de comer a los gusanos y ratas gracias a tus dos coleguillas, bueno, ellos no volveran, espero que no te importe.
-¿qu..quien eres? preguntó Victor nervioso.
Salvador se acercó al oido de Victor y le dijo.
-tsk tsk tsk, ten paciencia amigo, pronto nos conoceremos.
En ese momento Salvador se fue, Victor no paraba de mirar a Salvador, cuando Victor acercó su cuchara a su boca, vio que tenia un ojo humano, haciendole reaccionar con miedo y asco.