Dedicado a todos los que me leen (sobretodo a la barbiesuperstar) pero dedicado especialmente a los que siguen el corazón sin que le detengan unas normas morales.

Carlos conoció a Teresa en una discoteca, bailaron toda la noche y tomaron copas, subieron a casa de ella, ella estaba sola por el momento.
Carlos beso los labios de Teresa, acaricio los cabellos de su melena pelirroja mientras notaba los senos de Teresa en su pecho, sus manos bajaron por su curvilínea espalda hasta llegar a su trasero respingón.
Carlos desabrocho la camisa de Teresa y le quito los botones, uno a uno, abriendo lentamente la camisa que protegía su bello cuerpo de las miradas ajenas, lo que vio Carlos es una piel tersa, suave y calida solamente profanada por el sujetador blanco inmaculado.
Carlos beso su piel, jugueteo con el ombligo de su chica y ella suspiraba de placer mientras acariciaba los cabellos de su amado.
Carlos desabrocho el sujetador de Teresa, liberando los senos de la joven, unos senos tersos y juveniles, tan blandos y suaves que se podría dormir sobre ellos, acerco su boca a sus rozados y pequeños pezones y los chupo con fuerza, Teresa tenia los pechos muy sensibles y notaba como el placer le recorría el cuerpo mientras se mordía los dedos para suspirar fuerte, mientras uno de sus pechos era saboreado, el otro era acariciado y masajeado con suavidad y dulzura.
Carlos bajo lentamente las bragas de Teresa, descubriendo un verdadero tesoro, su pequeño agujero del placer.
El joven se coloco entre las piernas de su chica y saboreo su néctar mientras Teresa empujaba la cabeza, hacia dentro, notando como la lengua de su chico recorría su interior, llegando al orgasmo.
El joven se desabrocho los pantalones, mostrando su miembro, en ese momento la joven recordó las palabras de su madre.
-si quieres que este a tu lado, hazte desear, no te ofrezcas a la primera de cambio.
En ese momento Teresa se retiro, explicando que no estaba preparada, Carlos entendió esas palabras y se vistió, se acerco al oído de Teresa y le susurro que esperará.
(Pobre pringado).
Pasaron los días y aunque se toqueteaban y se besaban, Teresa no dejaba consumar la relación, por un motivo u otro, algunas veces ni siquiera la dejaba tocar por el simple motivo de haber visto a otra chica, Carlos cada día estaba más frustrado.
(Y con dolor de huevos si no hacia "trabajos manuales")
un día se fueron a una fiesta, Carlos necesitaba emborracharse y Teresa se fue a charlar con unas amigas que vio en la fiesta, ahora Carlos estaba solo, distraído, vulnerable.
Un jaguar ya ha divisado su presa, se acerca despacio hacia su vulnerable víctima, la cual, esta concentrada en su tristeza, pero el jaguar no entiende de la tristeza de su victima, solo tiene un deseo, un deseo que debe ser satisfecho.
Carlos noto una mano femenina que le tocaba el trasero, al darse la vuelta, vio a una mujer sudamericana bastante joven, de casi veinte años, tenia una mirada inocente, unos labios carnosos y una hermosa piel morena tapada parcialmente por sus cabellos negros, era increíblemente atractiva, como un ángel.
-hola papi, ¿qué haces tan solo? ¿No quieres que salgamos fuera?
Carlos sentía el deseo crecer en el, casi se le paso por la cabeza la idea de violarla, pero pensó en su novia, ¿podría mirarla a la cara si le ponía los cuernos?, se llevo un trago de su vaso a la boca, pero la dulce morena ataco sus labios besándolo, cogiéndolo por sorpresa, ella bebió el licor que quedaba en la boca de Carlos, se separo de el siendo unida aun por un hilillo de saliva.
-gracias por invitarme, pero la bebida era muy fuerte, me siento mareada y nadie me quiere llevar.
Mirando a Carlos con inocencia y poniendo sus manos en el pecho le dijo suplicante.
-¿me puedes acompañar? Papi, tengo miedo de estar solita, quiero que me protejas, prometo que me dejare coger muy fuerte.

Dentro de la cabeza de Carlos

Un sabio le estaba diciendo a Carlos que no, que no lo haga, que debe de ser fiel a su novia.
¡bang!,
un agujero aparece en la cabeza del sabio, un agujero de bala, en ese momento, un musculoso monstruo con forma de verga le dijo.
-a ver chaval ¡mas hambre no! ¡¿cómo cojones vas a ser fiel a tu chica si ella no te da motivos?! ¿¡vas a considerarte un hombre rechazando la oferta de esta hembra!? ¡solo faltaría que te pagase! ¡llévatela a un sitio donde puedas gozarla solamente tú y follatela hasta que se desgaste su coño! ¡ES UNA ORDEN!

Carlos le embozo una sonrisa, se acerco al oído de la morenita y le pregunto.
-¿por donde vives?
Ella respondió su dirección.
-esta demasiado lejos, preciosa, las calles a estas horas son muy peligrosas para una chica tan guapa como tu, mi casa esta cerca, déjame cobijarte por esta noche – susurro Carlos al oído de la morenita.
Ambos salieron mientras Teresa seguía hablando con sus amigas, en efecto, Carlos vivía justo al lado, mientras subían en el ascensor, ambos amantes se besaron, las manos hambrientas de Carlos recorrían con pasión el cuerpo de su acompañante, al entrar en su casa tiro a su nueva amiga a la cama, estaba vestida con un top muy ajustado en el que se le veía los pezones y tenia un pantalón lleno de rotos, la muchacha miraba a Carlos como si fuese una niña.
Pero Carlos ya no era el joven bondadoso que era antaño, ahora era una bestia que quería devorar a aquella chica, con sus manos arranco las prendas de la joven convirtiéndolas en jirones, la morenita no había visto tanta pasión, lo detuvo con estas palabras.
-por favor papi, no tan fuerte, tu eres muy fuerte y yo tan pequeñita, por favor, trátame bien.
Esas palabras provocaron un efecto hipnótico en Carlos, que el beso en sus labios, sus manos acariciaron los pechos de la morenita.

Carlos, abandono los labios de su amante para lamer su lóbulo auditivo, la punta de la lengua recorrió su rostro hasta el cuello, la chica reacciono riendo y moviéndose.

-jijiji, papi, no me hagas cosquillas.

La lengua siguió bajando hasta recorrer la aureola del pecho derecho de la chica.

Ahí la morenita se quedo quieta, soltando un pequeño suspiro

Carlos siguió atacando los pechos de la morenita, mientras sus manos recorrían su vientre hasta llegar a su cuevita.

-mmmm papi, me gusta lo que haces.

Sus dedos acariciaron su entrada mientras que el disfrutaba de aquellos pequeños pastelitos de carne sensual.

-papi, déjame llevarme algo a la boca, anda – decía la morenita con cara de suplica.

Ella se arrodillo ante Carlos y acaricio la tranca del joven, la verdad es que Carlos tenía una buena "arma"

-papi, ¿eso tan grande es para mi?

Carlos respondió afirmativamente mientras acariciaba los cabellos de su amiga.

Ella por su parte, acaricio con falso temor el pene de Carlos, puso su mejilla en su calida carne, sintiendo su calor, su lengua paso por el tallo, llegando al glande que saboreo la punta como un pirulí, después engulló toda la verga y succiono con toda la pasión que podía hacer.

Carlos disfrutaba del calor de esa boca desconocida, miro la cara de su compañera para ver si le sonaba de algo.

Ella respondió con una mirada inocente y chispota.

Carlos había decidido penetrarla, dejo salir su verga de la boca de su amante y la tumbo a la cama, pero vio que tenía un preservativo puesto.

La morenita señalo su lengua mientras le guiñaba un ojo, se ve que lo había colocado con su boca.

Carlos separo las piernas de su amiga mientras apuntaba su polla a la concha.

-papi ¿me cabra todo esto dentro? – decía la muchacha temerosa

Carlos le dio un beso en su frente y empujo despacio.

-ay ay, poquito a poco papi, es muy grande.

Carlos le costaba entrar, era muy estrecha, pero notaba el calor de su interior, le hacia sentir, bien.

Cuando la hundió del todo, empezó a moverse, primero despacio, para acostumbrar la vagina a su nuevo amiguito.

-ay, papi, mmmmmmmmm, que rico, si, que rico es, dame mas papi

Carlos aumento las envestidas, agarro las caderas de su amante para darle mas fuerte y más rápido, ambos estaban llegando al orgasmo, en ese momento la morenita abrazo a Carlos con todas sus fuerzas y lanzo un grito al mismo tiempo que empezaba a convulsionarse.

-ah, ah, mi amor, ah, que rico ha estado, ah.

En ese momento Teresa entro, se llevo las manos a la boca, Carlos intento explicarse, pero antes de que Teresa le lanzase un grito, la morenita le dijo.

-Mira pendeja, tú no quieres a tu chico porque le hiciste pasar hambre, yo si me gusta un chico, lo cojo cada noche y no lo suelto, asi que fuera de casa de mi chico.

Teresa se quedo sorprendida de la actitud de la morenita, miro a Carlos, pero este abrazo a la exótica joven, Teresa rompió a llorar y se fue.

-¿cómo te llamas? – preguntó Carlos

-Maria – respondió la joven.