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G zero (la nueva integrante)

en No Consentido

El avión de las fuerzas aéreas francesas llegó a su destino, Sofía miraba a una joven de cabello negro recogido, detrás de sus gafas había unos tristes ojos azules, poseía una cintura de avispa, un pecho pequeño pero firme, pero había un problema.

Ella estaba con su madre en el momento del atentado, su madre murió, ella quedó paralitica, bajaba en su silla de ruedas.

-Esta es Anne Delacourd, la cuarta astronauta, espero que os llevéis bien – decía Annette.

Todas fueron a darle la mano, Sofía cuando se la estrechó, podía sentir su tristeza, Victoria, no le dio la mano, decidió abrazarla con fuerza mientras le susurraba unas palabras de ánimo.

Anne no podía evitar llorar mientras se abrazaba a Victoria.

En los días de entrenamiento Anne demostraba que podía hacer lo que sus compañeras hacían, sus habilidades con el ordenador eran dignas de un genio, pero su porte era triste, aún le dolía la perdida de su madre.

Faltaban pocos días para el lanzamiento, dejaron un día libre para que las astronautas se divirtieran, Maria se fue a disfrutar de la noche, no sin una fuerte vigilancia.

Sofía decidió hacer compañía a Anne, al llamar a la puerta de su habitación, la abrió la poderosa presencia de Victoria.

Sofía se sintió intimidada por ella, pero Victoria la dejó pasar.

-¿no ibas a salir de juerga? – preguntó Victoria.

-no, no tengo cuerpo para fiestas –mintió Sofía -¿tu que haces?

Victoria la miraba de forma aterradora.

-no te importa – dijo la chilena.

Sofía decidió no decir nada a una mujer que levanta 108 kilos

-ah, bienvenida – decía Anne con una sonrisa forzada en un perfecto castellano.

-gracias ¿qué tal la estancia aquí? – preguntaba Sofía esquivando a Victoria.

-Muy bien, me estoy escribiendo con un argentino – decía Anne.

-¿un novio? ¿Quién es? – decía Sofía sonriendo.

-en realidad es un rival, solo le conozco por el nick de trinchera, le conocí intentando entrar en mis datos, intenté rechazarlo, pero el es muy hábil, me dijo que tenia madera, desde entonces me reta a entrar a algunos sistemas – decía Anne.

-¿no crees que deberías hacer otras amistades? – decía Sofía que pensaba que ese trinchera podría ser un delincuente.

-el trabajo que tenia mi madre la absorbía, cuando eres hija de alguien importante, todo cambia, mis compañeros se acercaban porque sus padres se lo pedían con la esperanza de obtener la amistad de mi madre, en mis cumpleaños ella estaba en una cumbre internacional, hasta ahora, el era el único que me ofrecía animo y consuelo, sobretodo cuando estaba en el hospital.

-l-lo siento – decía Sofía.

-Lo que más me duele es que mi madre se tomó un descanso para estar conmigo, pero van esos, esos.... y me la quitan – decía Anne rompiendo a llorar.

Victoria la abrazaba con dulzura, Sofía tenía miedo de haber dicho algo que no debía.

-y-yo – decía Sofía.

Anne se secaba las lágrimas y se esforzó en decir.

-tranquila, pero es tan injusto, cuando iba a poder estar con ella, ocurre esto, me siento, tan, furiosa.

Sofía se acercó a Anne y puso sus manos en las manos de la integrante francesa.

-¿Por qué no le enseñas a "dios"? – preguntó sonriendo Victoria.

Anne no entendía nada, Sofía daba unos cuantos pasos atrás.

Pero antes de que pudiera huir, Victoria la agarró con fuerza, Sofía no podía competir con los músculos de la chilena que la despojó de su camisa y le mostró la espalda de la argentina a Anne.

Anne, al ver el tatuaje de Sofía, soltó una dulce sonrisa.

-vaya si es el famoso jugador Maradona, veo que le gusta el futbol – decía Anne.

-tutéame, ahora somos casi amantes – decía Sofía con sarcasmo.

Esas palabras soltaron una pequeña risa a Anne.

-en mi país también nos gusta mucho el futbol, mi equipo favorito es el Paris Saint german, aunque nuestros jugadores distan mucho de la leyenda de Maradona – decía Anne.

-en realidad me lo hice para mi novio, a mi no me gusta el futbol – decía Sofía.

-si, te matas para conseguir una posición, pero después lo dejas todo por el, sacrificas amistades, oportunidades e incluso dignidad por amor, hasta que…. – Victoria interrumpió su conversación cuando vio a Anne y a Sofía temblando de miedo.

Al parecer mientras decía esas palabras mostraba hostilidad y apretaba los puños, se disculpó y se fue de la habitación.

-esto… Sofi – decía Anne.

-¿si? Anne – respondió Sofía.

-me puedes soltar, es que puedo sentir tus latidos en mi pecho – dijo Anne.

Sofía se dio cuenta de que se abrazaba tanto a Anne que parecían siamesas, se separó de ella y se disculpó.

-¿necesitas algo? – preguntó Sofía.

-no, nada, solo quiero descansar, ha sido un viaje muy largo – respondió Anne.

-ok, ahora te dejo – respondió Sofía.

Después de despedirse de ella, Anne empezó a llorar en la soledad, sentada en su silla de ruedas, demasiado sumida en sus depresivos pensamientos como para escuchar la ventana que se abría y el hombre que iba a agarrarla.

Annette paseaba por la sala de pantallas, vio unas cuantas que estaban apagadas.

-¿esas cámaras? ¿Qué les pasa? – decía Anne.

-se apagaron hace dos minutos, ahora esta yendo mantenimiento para arreglarlas – decía el soldado.

-tu y tu, venid conmigo – decía Annette a dos corpulentos legionarios.

Annette corría por los pasillos, no le importaba mucho que causase inquietud en los que se cruzaba, Anne era muy importante, era el alma del proyecto.

En cuanto entró en la habitación de Anne, sus peores temores de manifestaron.

La silla de ruedas estaba tirada en el suelo y había numerosos signos de lucha.

-¡máxima alerta! Quiero que registren todas las instalaciones y la selva !no pueden haber ido muy lejos¡ – gritaba Annette.

-¡maldita sea! Se han dado cuenta demasiado pronto, ¡acelerad! – decía un joven con un marcado acento árabe.

La furgoneta aceleró hacia la salida cuya barra estaba bajada, no les importó, el vehículo destrozó la barra, arrancándola de cuajo, la parte delantera del vehículo quedó destrozada, pero aún se movía.

Mientras, en la bodega de la furgoneta, Anne estaba amordazada y tenía las manos atadas, había tres árabes con ella que la observaban.

-tiene buena pinta la infiel ¿por qué no nos divertimos con ella? – decía uno de ellos.

-Hassan, ya habrá tiempo, primero prepara la cámara, hemos de filmar como la degollamos como la bestia de granja que ella es – decía el árabe más mayor.

-si padre – decía el mismo árabe, el se fue preparando la cámara no sin antes mirar a Anne, esta vio aterrada la erección que tenia su captor, el otro captor tenia barba de tres días, era de rasgos caucasianos y estaba acariciando un cuchillo de forma intimidatoria.

-padre, la cámara esta lista.

-bien, hijo, añadiremos una clase a los infieles, como tienen que tratar a las rameras como ella.

En cuanto el árabe joven empezó a grabar, el caucasiano metió lentamente el filo de su cuchillo dentro de la camisa de Anne y la rajó junto con su sostén, dejando entrever su inocente pecho.

Anne estaba aterrada, pero intentó calmarse, a pesar de que su cuerpo temblaba como un flan de gelatina, no haría ninguna queja, no suplicaría, no les iba a dar ese placer a esos bastardos, el padre sostenía la cámara, mientras su hijo, acariciaba las insensibles piernas de Anne, la cual, lo miraba con odio, eso ofendió a Hassan, que abofeteó a Anne y agarró con fuerza los pequeños senos de la francesa.

-perra infiel, te voy a romper – decía Hassan con odio.

El árabe se quitó los pantalones mostrando una erección que dejó con la mirada abierta a Anne, entonces Hassan le quitó la mordaza con la intención de forzar su boca, pero Anne le recibió escupiendo a los ojos de Hassan, el cual le molestó y le pegó una patada tan fuerte que le rompió la mandíbula, en ese momento el árabe lo intentó de nuevo, Anne no podía evitar sentir el sabor del sucio miembro viril que entraba violentamente por su fracturada boca, el dolor y las arcadas eran insufribles, sobretodo porque Hassan agarraba su cabeza marcando el ritmo.

-ah, ah, si ramera, en cuanto te decapitemos, me llevare tu cabeza para que me la mames muchas veces, te entregare al imán con la simiente saliéndote de tu cuello cercenado.

El árabe eyaculó dentro de la boca de Anne, que no pudo evitar vomitarlo.

Entonces Hassan, con sus poderosas manos agarró los pantalones de Anne y los arrancó con violencia junto a sus bragas.

Sus inertes piernas fueron abiertas y levantadas, Hassan estaba de pié, apuntando su verga a la concha de Anne.

-Ahora aprenderás cual es tu lugar, mujer – decía Hassan con crueldad.

Pero una bala atravesó la puerta, hiriendo de gravedad al árabe, su padre gritó cuando vio como caía su hijo, el vehículo empezó girar violentamente mientras el caucasiano abría la puerta para ver tres vehículos con legionarios disparándoles como si respiraran de esa manera.

El padre de Hassan atendía a su hijo, le quedaba poco tiempo de vida, sangraba abundantemente.

-p-padre, al fin veré el paraíso, pero antes, levántame, quiero haceros ganar tiempo – decía Hassan.

El viejo árabe comprendía lo que quería decir y le ayudó a levantarse, en ese momento Hassan corrió hacia la puerta y saltó contra uno de los jeeps, estrellándose en la ventanilla, haciendo que perdieran el control y se estrellasen, los otros dos jeeps se desviaron para evitar la colisión.

-Bien, empecemos a degollarla, graba el momento – dijo el árabe.

Pero el caucasiano respondió que era mejor rendirse, que les matarían los legionarios.

-ya te hemos pagado para que nos la trajeses, ahora hemos de cumplir con la voluntad de... – antes de que pudiera decir alguna cosa, el árabe notó como el filo del puñal en su corazón, antes de caer como un saco de arena.

El caucasiano agarró a Anne y saltó con ella a la carretera cuando habían perdido de vista los jeeps, se dirigió a los arboles y esperó a que pasaran los jeeps de largo.

El caucasiano no era religioso, más bien agnóstico, pero los 50.000 euros que le dieron eran una razón poderosa para hacer lo que hizo.

Observó a Anne, era su tipo de chica, sabia que sus posibilidades eran escasas ¿por que no darse un pequeño gusto.

Cuando Anne vio al caucasiano desabrocharse los pantalones, ella se arrastro para huir, pero el la cogió por los pies y separó las nalgas de la joven.

Anne lloraba cuando sentía el glande de su secuestrador intentando entrar, sentía dolor cuando estaba empezando a entrar en ella, sentía como la desgarraba.

El caucasiano por otra parte empujaba más y más fuerte, sin tener en cuenta el dolor que sentía su victima, gozando del estrecho esfínter de la joven, la cual sentía fuego con cada envestida, se sentía como un objeto, hasta que un disparo cercenó la verga del agresor.

El caucasiano cayó de rodillas mientras veía a Annette apuntándole con su arma, el hombre suplicó, pero un tiro en el entrecejo apagó sus suplicas para siempre.

-traed ayuda medica ¡ya! – gritaba Annette.

Los soldados avisaban por radio a que trajeran un helicóptero medico mientras Annette abrazaba con dulzura materna a Anne.

-Anne ¿estas bien? – decía Annette preocupada.

Anne lloraba, pero respondió que si con la cabeza.

Annette estuvo al lado de Anne hasta que la vegetación se movía debido a las aspas del helicóptero que llegaba.

Mientras iban hacia la base, Annette examinó a Anne, tenia rota la mandíbula y sufría un desgarro anal, apretaba sus puños con rabia por lo que ha pasado.

al llegar a la sala medica, todas las compañeras fueron a verla, dándole todo el consuelo que podían generar, Sofía lloraba como si fuera una niña pequeña, Victoria gritaba enfurecida lanzando amenazas de muerte por doquier y Maria hablaba de su vida en un intento de hacer olvidar a Anne el cruel momento por el que ha pasado.

Cuando todas fueron a dormir, Annette fue a ver a Anne, evitaba mirarla a los ojos, pero reunió el suficiente valor para decir.

-debía suponer que el enemigo estaba dentro, es culpa mía que hayas sufrido este infierno, mañana mismo volveremos a Francia y allí podrás rehacer tu vida, en cuanto a mi, presentare mi dimisión, ya que soy una deshonra para nuestro país.

Anne agarro a Annette de la mano con fuerza, hizo gestos para que le diese papel y algo para escribir ya que con la mandíbula fracturada no podía hablar, Annette se dio prisa en dárselos, Anne escribió con calma y le entregó el papel para que lo leyera.

"Annette, nadie podía prever esto, mi llegada era del máximo secreto, quien quiera que me haya hecho esto debe tener muchos recursos y mucho odio para querer cancelar el proyecto.

No quiero que dimitas, no eres ninguna vergüenza, al contrario, eres la mejor en tu trabajo y dudo mucho que el ministerio de defensa acepte tu dimisión, no cuando estamos tan cerca, este proyecto fue aprobado por Naciones Unidas como un paso a una unión global y no debemos abandonarlo bajo ningún concepto.

en cuanto a mi, sentí una gran alegría cuando me pidieron que participara, no por ser astronauta, sino para vengarme de los que me quitaron a mi madre, puede que me violen más veces, puede que me torturen con crueldad, puede que incluso me dejen tetraplejica, pero no hará sino reforzar mi determinación, porque se que si se cumple este proyecto, el golpe que recibirán ellos será mortal, el doctor dijo que en un mes me daría el alta, intentare curarme antes para poderme entrenar con mis compañeras"

Annette abrazó a Anne con lágrimas de emoción y prometió que jamás les pasaría nada.

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