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Vive tu vida Vicent

en Parodias

Cloud y sus compañeros habían encontrado una cueva en la que había detrás una catarata, entraron allá refugiándose de las temibles Armas, unos monstruos que el planeta tierra creó para defenderse contra cualquiera que la amenazase, Vicent, un hombre pálido y delgado de cabellos largos que llevaba un traje de rojo sangre, sentía algo en ese lugar, algo que temía, pero que deseaba ir, no podía explicarlo con palabras, es como si ese lugar hubiese un hermoso recuerdo que deseaba olvidar.

Yuffie, una kunoichi de pelo corto que vestía un jersey verde y pantalón corto, cuyo cuerpo era bastante delgado, observó a Vicent, le parecía curiosa su reacción, Vicent solía ser un hombre frío, apático y carente del miedo, era la primera vez que lo veía así, se acercó a el y le preguntó.

-¿ocurre algo? Valentine.

-Nada – decía Vicent con frialdad.

Pero a medida que entraban, el corazón de Vicent latía con fuerza, la mano cibernética que tenía sonaba por el tembleque que tenia y si se podía afinar el oído, se podría escuchar de los labios de Vicent, no debemos entrar, no debemos entrar.

Se hallaron ante un altar donde gobernaba un gran cristal, allí estaba el cuerpo congelado de una mujer de veinticinco años, muy hermosa, muy bonita, Vicent la observó con lagrimas en los ojos.

Una imagen translucida de la mujer salió del cuerpo y observó al grupo que se preparaban para combatir, pero Vicent les ordenó que bajasen las armas.

El fantasma de aquella mujer empezó a hablar.

-hola poderosos guerreros, mi nombre es Lucrecia, soy consciente de lo que sucede en el mundo y he de deciros que yo soy una de las causantes de este desastre.

Todos la miraron sorprendidos, Lucrecia continuó hablando.

-hace muchos años, encontramos un organismo muy evolucionado que llamamos Jenova, estaba congelado y sus funciones vitales eran nulas, pero era fascinante, como científica disfruté observando esas células, desvelando sus secretos.

Vicent, se tapaba los oídos, actuaba de un modo muy extraño para el, pero era un episodio de su vida que no quería revivir.

-un día, un científico de ideas revolucionarias me propuso un proyecto, se que ese proyecto fue el causante de eso, pero ¿quién no quería ser la madre de un dios?, extrajeron uno de mis óvulos y lo fertilizaron con células de Jenova, después lo implantaron en mi, fue una experiencia muy bonita, sentir como esa semilla germinaba y crecía dentro de mi, la maternidad, un sentimiento tan antiguo, pero tan hermoso.

Vicent rompió a llorar, Yuffie le alcanzaba un pañuelo para secarle los ojos, cosa que el guerrero escarlata rechazó.

-yo cuando di a luz a ese bebe, mi cuerpo sufrió excesivo daño, pero las células de Jenova que quedaron en mi cuerpo no me permitieron morir, ahora estoy en un estado en el que no estoy viva ni muerta, ese bebé que nació de mis entrañas lo llamé, Sephirot.

Todos quedaron mudos ¿ella era la madre de Sephirot? ¿Sephirot tenia madre?

Lucrecia no podía evitar que se le asomasen algunas lágrimas.

-os pido, bravos guerreros, que matéis a mi hijo, como madre me duele pediros eso, pero es lo mejor para el planeta, os lo suplico, no fracaséis.

Cloud, Barret, Tifa, Nanaki, Yuffie, Cid y Caith Smith le prometieron que lo harían, Vicent, no decía nada.

-una cosa más valientes guerreros, dejadme a solas con Vicent – dijo Lucrecia.

A Vicent casi se le paraba el corazón, veía impotente como sus compañeros se iban de la cueva, Yuffie lanzaba una mirada al guerrero escarlata antes de abandonar la cueva, Vicent se quedó solo con Lucrecia, la cual, inició la conversación.

-se que mantienes esa actitud de antaño, pero se que llevas demasiado tiempo sufriendo, no puedes escapar a los sentimientos, esta en todos los seres vivos, esta en tu alma, hazme esta promesa, olvídame y se feliz.

-N-no puedo, te deseaba tanto, eras mi ángel, nada de este mundo significaba nada hasta que me ordenaron escoltarte – decía Vicent luchando contra sus lagrimas.

-si, sabia que sentías algo por mi, a pesar de tu actitud apática, no querías separarte de mi e incluso te enfrentabas con criaturas que estaban fuera de tus posibilidades para protegerme, pero, ignoraba que me amases, yo lamento haber escogido ese proyecto, pero si la historia se volviese a repetir, volvería a tomar esa opción, soy o mejor dicho, era científica, los avances científicos requieren sacrificios.

-¡no pienso aceptar ese destino! – respondió Vicent de rodillas.

-aún no lo aceptas, como tampoco aceptas que no ha sido culpa tuya, te inyectaste células de Jenova para ser inmortal y pasar la eternidad entre pesadillas, pero así me haces daño, mucho daño, por eso te pido que olvides esa falsa culpa, olvides la tristeza, que te olvides de mi, seguro que encontrarás a otra que te haga feliz.

-no existe esa otra, tu siempre serás mi ángel – decía Vicent.

-tu tristeza no solo te daña a ti, sino a otras oportunidades de amar, como esa joven ninja ¿te has fijado como te miraba? ¿Te has fijado como te atendía? Solo un necio seria incapaz de ver amor en eso.

Vicent se quedó boquiabierto ¿Yuffie?.

-¡no es una mujer! – respondió Vicent.

-tampoco es una niña – respondió Lucrecia – comienza una nueva vida con ella, solo te pido eso, ahora he de decirte, adiós.

Vicent no quería que se fuera, se acercó corriendo a su amada antes de que esta se desvaneciera, abrazó su cuerpo congelado mientras lloraba y gritaba el nombre de su amada Lucrecia, miles de recuerdos le sacudían al alma como látigos de hierro candente, tantas oportunidades de decirle cuanto la amaba que se habían perdido.

Vicent salió de la cueva por su propio pie, se había secado las lagrimas y mantuvo la compostura, Tifa, una mujer de cabellos largos y gran delantera, se acercó a el para preguntarle que le había dicho.

El le respondió con una mirada feroz, casi diabólica, Tifa retrocedía asustada.

Con la aeronave de Cid se fueron a Gold Saucer, en el cielo podían ver todavía la roca espacial que se acercaba para impactar contra la tierra, al aterrizar, Cloud y los demás se fueron a preparar el plan de ataque y sus armas y materias, en cambio Vicent, solo quería pasear, olvidar aquel encuentro, Yuffie le seguía a una distancia prudencial.

Vicent se paró y le dijo a Yuffie.

-¡deja ya de seguirme!.

-¿qué te había dicho aquella mujer? – decía Yuffie con curiosidad.

-¡nada! – decía Vicent con rabia.

-estas muy cambiado ¿quién era realmente esa Lucrecia? – preguntaba Yuffie con deseo de saber que parte de la vida de Vicent formaba esa mujer.

-¡que cambie o no es asunto mío! Y lo que haga yo con mi vida te importa un rábano – decía Vicent de forma brusca.

-¡esta bien! ¡Haz lo que te plazca! – gritaba Yuffie mientras le sacaba la lengua como una niña pequeña.

Pero a medida que se alejaba, no podía evitar llorar, dentro de su cabeza llamaba entupido a Vicent, la kunoichi se paró delante de un cristal, se miraba su reflejo.

Deseaba tanto a Vicent, pero al mirarse veía que era imposible, su cuerpo era demasiado delgado, sin apenas senos, su pelo corto no competía con la hermosa melena de la fantasma y su apariencia, era tan, infantil, nada comparado con la bella adultez de Lucrecia.

Pero vio mas en el espejo, veía a varias personas que sonreían diabólicamente, preparó su arma, un shuriken de grandes dimensiones.

-hola pequeña, ¿quieres pasarlo bien con nosotros antes de que el mundo se acabe? – decía uno de los hombres que se acercaban.

-con vosotros ni borracha ni muerta – decía Yuffie que veía los bultos lujuriosos que se podían observar en los pantalones de los hombres.

-no tienes opción, pequeña, ven con nosotros – decía el sujeto.

La kunoichi peleó como un ejercito contra aquellos hombres hambrientos de lujuria que estaban motivados por la cercanía del meteorito aniquilador, pero de repente miles de voltios recorrieron el juvenil cuerpo de la kunoichi, haciéndola caer, los hombres se la echaron encima, sus manos callosas arrancaban sus prendas, descubriendo su piel desnuda.

-no, no, por favor, no quiero que mi primera vez sea así – pensaba Yuffie cuando sentía dedos tocando su concha y sus senos.

Uno de los hombres se colocó encima de ella, dispuesto a gozarla, Yuffie sentía que perdía la consciencia, pero antes de sumirse en la oscuridad, oyó un disparo.

Vicent disparó a los agresores, no hubo piedad a pesar de las suplicas de los agresores, fue frió, calculador, mortal y totalmente motivado, a medida que mataba a los agresores, el recuerdo de Lucrecia se desvanecía, cuando el ultimo murió, fue a ver a Yuffie y comprobó que estaba bien, no la habían penetrado, había llegado a tiempo.

Pero no podía evitar turbarse ante la imagen de la ninja desnuda, cogió su capa y la cubrió para llevársela al hotel.

Yuffie se despertó adolorida ¿qué le había pasado? De repente recordó las caras de sus agresores, no podía evitar llorar, solo pensar que ellos le habían robado la virginidad la hacían sentirse sucia.

Pero vio que estaba cubierta por la capa de Vicent, entonces paso sus dedos por su concha y vio que su himen estaba intacto, entonces recordó el disparo ¿Vicent le había salvado? Esa sensación la hacían sonrojar, se sentía como la princesa de un cuento rescatado por un apuesto caballero de armadura brillante, olió con fuerza el olor de la capa mientras la sentía en su piel.

-¿ya estas despierta? – preguntó Vicent sentado en una silla.

Yuffie se alarmó y le dijo sonrojada que si.

-me alegra saberlo, oye siento haberte hablado así, pero son cosas que no me gusta hablar – decía Vicent de forma reflexiva.

Yuffie se acercó aun cubierta con la capa de Vicent y le preguntó.

-¿Quién era Lucrecia?

Vicent estaba cansino por ese asunto, pero conocía a Yuffie, nunca se rendía cuando se le metía algo en la cabeza no se la sacaban ni a tiros.

-Lucrecia – Vicent hizo una larga pausa antes de continuar – bueno, era mi amor inalcanzable, una científica con corazón y carisma, a pesar de que estaba recién salida de la universidad, ocupó un puesto importante en los laboratorios Shinra, yo era un turco recién salido de la academia, cuando la ví por primera vez, me pareció un ángel, me robó el corazón desde ese día, la protegía con todas mis fuerzas, pero había una cosa que era imposible para mi.

Yuffie atendía con atención ante esas palabras.

-confesarle mi amor, lo intenté varias veces, pero nunca lo conseguí, nunca tuve valor, irónico ¿no? podía enfrentarme a bestias que me superaban en poder y en numero, pero no expresar las palabras te amo a la mujer que amaba.

Unas lagrimas se asomaban en los ojos de Vicent, Yuffie se puso al lado de el para consolarle.

-l-lo lamento, no pensaba que te dañasen ese tipo de cosas, ¿quieres estar a solas? – decía Yuffie.

-si por favor – respondió Vicent.

-bien, voy a tomarme una ducha – dijo Yuffie mientras se iba al baño.

Vicent no podía dejar de recordar las palabras de Lucrecia, que volvieron tras la conversación con Yuffie, no podía olvidar su amor, pero ¿de verdad la hacia daño al torturarse a si mismo? ¿Yuffie estaba enamorada de el?.

Vicent hizo un gesto de negación ¿cómo puede esa kunoichi enamorarse de el? Lo único que la motivaba era su búsqueda constante de materia y salvar al pueblo de Wutai, no creía que la ninja tuviera tiempo para amar ¿o si?

Yuffie sentía el agua recorrer su cuerpo adolescente, sentía como la calida agua recorría su piel dándole placer con el calor, pero no podía dejar de pensar, sentía fascinación por Vicent ¿por qué? Tal vez hubiera sido su instinto ninja, descubrir secretos y Vicent era totalmente misterioso, hasta ahora nadie sabia que lo motivaba, quien era, como era posible que se transformase en bestias poderosas, sus manos acariciaban su cuerpo, no estaba muy satisfecha con el, le hubiera gustado ser mas dotada, como la mitad del volumen de los pechos de Tifa, se deshizo de esos pensamientos y puso jabón en las manos, empezando por sus brazos, la mano jabonosa recorrió el otro brazo, llenándolo de espuma, recorriendo el antebrazo, luego el brazo, hasta llegar al hombro, entonces acarició sus axilas depiladas.

Repitió la operación con el otro brazo, después se llenó las manos de más jabón.

Levantó su pierna derecha, haciendo que la punta de los dedos de sus pies señalasen el techo, la pierna que la sostenía solo se apoyaba por la punta de los dedos, después de todo, era una kunoichi, debía entrenar la elasticidad y el equilibrio, aun en un terreno resbaladizo.

Sus manos acariciaban el muslo, llenándolo de jabón, sus manos subían y subían hasta llegar al gemelo y al talón, al terminar, hizo lo mismo con la otra pierna.

Yuffie siguió con sus ejercicios de elasticidad, separó las piernas lateralmente hasta que el cuerpo de Yuffie parecía una T invertida, con sus manos levantó su cuerpo con las piernas aún separadas.

Yuffie apretó los dientes de dolor, las piernas se elevaban separándose más, hasta que decidió que era bastante.

Se puso de pie y su cuerpo se doblaba hacia atrás hasta que podía tocar la parte posterior de sus rodillas, Yuffie sonreía, era una de las kunoichis más elásticas, ¿cuántas posturas sexuales podía hacerle a Vicent?

Eso sonrojó a la ninja que se descuidó y cayó de culo haciéndose daño, Vicent oyó la caída y fue a ver que pasaba con el arma desenfundada, entonces vio a Yuffie desnuda y tocándose su trasero adolorido.

Vicent decidió darse la vuelta, Yuffie lo observó, le parecía mono, decidió tantearle.

-¿m-me has visto? – preguntó Yuffie fingiendo vergüenza.

-no mucho – respondió Vicent mostrando seguridad.

-¿te gustó lo que viste? – preguntó Yuffie mostrando aún más vergüenza.

Hubo un largo silencio ¿a que venia la pregunta? ¿Una trampa? ¿O lo que dijo Lucrecia era verdad?

-dime Yuffie ¿acaso deseas tener sexo conmigo? – preguntó Vicent sin vacilar.

Yuffie se levantó y le dijo firmemente.

-si, me gustas Vicent, no se por que pero, al principio era para saber como eras, pero ahora que se parte de tu vida, me gustas más, somos idénticos, guerreros solitarios con un estigma, pronto atacaremos a Sephirot, puede que nosotros no sobrevivamos, por eso, te pido que tu me robes la virginidad.

Vicent se sintió turbado, no quería responder.

Yuffie sospechaba que tipo de respuesta daría Vicent, entonces gritó.

-¡si! ¡Ya lo sé! Para ti solo soy una niña – decía Yuffie furiosa.

Esas palabras hicieron reaccionar a Vicent agarrándola de los hombros, Yuffie pensaba que se había enfadado y que le haría daño, pero el rostro del guerrero escarlata se acercó al suyo, mirándola a los ojos mientras le decía.

-no, a partir de hoy no.

Vicent besó a Yuffie con fuerza, ella recibió el beso sorprendida, pero reaccionó jugando con su lengua la lengua de Vicent.

Yuffie se sintió turbada cuando las manos del exturco acariciaban sus brazos para luego abandonarlos y posarlos en sus caderas, Vicent le agradaba el tacto de la piel de Yuffie, tan suave, tan hermosa, como la seda.

Yuffie, notaba como las manos de su amante subían acariciando su vientre y sus costillas, pero cuando llegó a su pecho se separó de el.

-¿qué pasa? – preguntó Vicent.

-mi busto, seguro que no te gusta – decía Yuffie tristemente..

Vicent no le gustaba verla así, acomplejada, la agarró de la cintura y la subió a los hombros a pesar de las quejas de la kunoichi, luego la tiró encima de la cama y se colocó sobre la ninja mientras le susurraba al oído.

-eso lo decidiré yo.

Las manos de Vicent acariciaron los pequeños pechos de Yuffie, la ninja se resistía por sus complejos, pero Vicent se quitó su cinturón y ató las manos de la kunoichi a la cama.

-¡Por favor! No me lo mires, no es nada bonit-ahhh – suplicaba Yuffie, pero cuando Vicent le chupó uno de los pezones no pudo evitar soltar un jadeo.

Vicent se le acercó al oído y le dijo.

-son deliciosos, déjame disfrutarlos.

La boca de Vicent succionó el pezón izquierdo de la kunoichi mientras que sus dedos acariciaban el pezón derecho.

Yuffie tenía los pechos muy sensibles, sentía como pequeñas descargas de placer recorrían su cuerpo, descargas tan intensas que quería evitarlas, pero estaba atada y Vicent era más fuerte, no podía hacer otra cosa más que gozar.

-ah, Vi-Vicent, ¿d-donde h-has mmmmm  apren-ah- aprendido a hacer estooooohhhhh? – decía Yuffie entre jadeos.

Vicent le puso un dedo en los labios de Yuffie mientras le susurraba que era secreto, después siguió tratando sus pechos con habilidad y sin piedad, la kunoichi jadeaba y sudaba, sentía que pronto le llegaría el orgasmo, que no tardó mucho.

La ninja se mordió los labios para evitar gritar de placer, su cuerpo estaba dominado por el éxtasis, los dedos de Vicent acariciaron su concha, llena de erótico lubricante, entonces se acercó a su oído.

-Yuffie, veo que estas lista para recibirme, pero debo decirte que si llego a perder el control, me transformaré en una bestia, puede que te reviente el útero, aún así ¿quieres seguir?

Los extasiados ojos de Yuffie miraron los preocupados ojos de Valentine, pero la respuesta no dejaba dudas.

-quiero que seas mi primer hombre, habrán mas días, puede que mas hombres, pero mi primera vez nunca se me olvidará y quiero que seas tu el que me inicie, no quiero olvidarte, nunca.

Vicent se quitó su ropa, descubriendo un cuerpo musculoso marcado por cicatrices que dan muestra de una vida llena de batallas, Yuffie lo encontraba morbosamente atractivo, lo miraba sonrojada, con los ojos extasiados y una expresión inocente y asustadiza.

Vicent se liberó de sus ropas, entonces Yuffie se arrepentía de pedirle que la desvirgase.

El exturco tenia un pene descomunalmente enorme y grueso, Yuffie lo miraba con terror, Vicent se dio cuenta de ello y le preguntó si quería seguir.

Ella temblaba, miraba los ojos de su amado, no dijo nada.

Pero separó sus piernas, invitándolo a ser uno con ella.

Vicent se acercaba, Yuffie cerró los ojos aterrada, pero Vicent la cogió del rostro mientras le decía.

-no cierres los ojos, mírame a los ojos, mírame.

Yuffie, temerosa, le hizo caso, miró a los ojos de Vicent y se dio cuenta de que estaban llenos de ternura, empezó a sentir como el entraba dentro de ella, rompiendo la frágil resistencia de su himen, sintió dolor, pero por poco tiempo, lentamente Vicent se acercaba a ella, hundiéndose dentro de ella, hasta besarle en los labios y luego susurrarle.

-ahora tu y yo somos una persona.

Vicent empezó a moverse, despacio, temiendo dañarla, Yuffie le respondía con jadeos y con una mirada dulce y llena de gozo.

Una mirada que volvía loco a Vicent y que lentamente aceleraba sus envestidas, notando el suave, húmedo y calido interior de su amada, pero sentía como la bestia que tenia que controlar se le escapaba de su control, que poco a poco se transformaba.

Los gritos de placer de Yuffie y la expresión sometida por el placer que exponía su rostro, no hacían mas que alimentar a la bestia, Vicent sintió como sus manos se convirtieron en garras, como su nariz se alargaba y como le crecía el vello del cuerpo.

El pene de Vicent crecía dentro del útero de Yuffie, la cual, sintió una mezcla de placer y dolor, si ella pudiera abrir los ojos, vería a un licántropo poseyéndola con fuerza, bombeándola con velocidad.

Entonces Yuffie gritó de nuevo, un grito de placer mientras que sus ojos se le salían las lagrimas, Vicent, al ver ese rostro deformado por la lujuria y el dolor, también llegó al máximo placer.

Dejando sus semillas dentro de ella.

Yuffie notó como Vicent se corría dentro de ella, sentía como si fuese a reventar, pero Vicent retiró su verga, sacando tras ella, parte de las semillas que dejó en el interior de Yuffie.

Vicent recuperó su forma humana, Yuffie jadeaba para recobrar el aliento, Vicent se dio cuenta de lo que hizo.

-lo siento, estuvo tan bien que me fui dentro de ti.

Yuffie, aún jadeando, se llevó una mano a su concha y metió sus dedos dentro de ella, sacándolos llenos del semen de Vicent, se los llevó a su boca, saboreando el fluido blanco masculino para después decir.

-n-no me importa si el niño es tuyo.

Mientras tanto en la cascada, el espíritu de Lucrecia siente bienestar, ahora Vicent volverá a vivir de nuevo.

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