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Alma podrida (día 4)

en No Consentido

Sara lloro toda la noche, esta noche otra vez será violada, y la siguiente y la siguiente, su pesadilla jamás acabara.

-¡Oye Sara! ¿Vas a ser la victima toda tu vida? ¿O pensaras en una forma de liberarte? – decía una voz dentro de su cabeza.

-tengo miedo – decía Sara.

-¡el miedo es para los que se rinden! ¡Tú eres una triunfadora! – decía la voz.

-el es fuerte, no hay salida – decía Sara.

-tu eres lista y aún más fuerte todavía – decía la voz.

-no, no lo soy – decía Sara.

-Si, eres lo que quieres ser si tienes la actitud adecuada, además, no solo será a ti ¿te has fijado en la cámara? Un día morirás en este agujero, ¿qué pasara? Se acabara el dinero fácil, ¿dónde conseguirá tan jugosa fuente de ingresos? ¿Será.... Jazmín? – decía la voz.

-no – decía Sara pensando en su mejor amiga.

-¿Francisca? – dijo la voz.

-¡no! – decía Sara llenándole la cara de lagrimas mientras pensaba en su compañera de cuarto.

-no, es cierto, el siente odio por ti, seguro que será Luisa – decía la Voz.

Un sentimiento nuevo invadió el cuerpo profanado de Sara, un sentimiento poderoso e intenso, el odio.

-¡JAMAS! ¡QUIERO MATAR A ESE BASTARDO! – gritaba Sara pensando en su hermana pequeña.

-¡si! ¡Si!, esa es la actitud adecuada, pero ahora mantén la mente despejada, necesitamos un plan – decía la voz.

Víctor se levanto algo tarde, tuvo un sueño raro, algo que no recordaba, pero empezó a experimentar un sentimiento de culpa, no tenia tiempo de visitar a Sara, tenia que ir a la universidad.

Una vez allá, oía cuchicheos, el rumor empezaba a extenderse, de repente apareció el padre de Sara que lo golpeo en la cara, varios profesores le agarraron mientras el gritaba que le devolviera a su hija, el director, mando a casa a Víctor, mientras, el rumor persistiera.

Mientras se dirigía a su casa, el suceso de hace cinco años volvió a su mente, la turba intentando matarle, ¡podía volver a suceder! Tenia que preparar una forma de escapar, pero en ese momento todas las sospechas se confirmarían, tenia que borrar las pruebas, pero ayer en la universidad, contando con varias asociaciones benéficas y gracias al eco de las noticias, habrían manifestaciones en ciudades, no solo de España, las de varios países más, desde que se descubrió en la Web el sufrimiento de Sara, todas las cadenas de televisión se volcaron en ella formando un efecto domino a escala mundial, no podía descubrirse, no habría lugar donde esconderse, pero había ganado mucho dinero con la Web, era hora de cambiar de vida, volver a empezar, no sin darle el gran final, el ultimo suceso le dio una idea genial, tenia los instrumentos necesarios, y la sorpresa.

Llegó a su casa y abrió uno de los cojines del sofá, descubriendo la sorpresa, (modelo de pistola) e imagino cuanto tiempo tardaría su cerebro en salir del agujero que haría en su cráneo, de la mirada muerta que tendría, pero tuvo una erección cuando se la imagino de rodillas, suplicando por su vida, ofreciéndole su cuerpo para seguir viviendo, guardó su pistola y fue hacia donde estaba Sara, hoy habría una sesión muy muy larga.

Ramón consiguió la cámara del chico, su estado era muy grave, pero seguramente lo superaría, tenia un cierto sentimiento de culpa por haberle pedido ese favor, ahora vería si valía la pena.

La cámara estaba totalmente destrozada por la envestida del furgón, el audio no funcionaba, y solo había imágenes estáticas, de modo que no podrían leerles los labios para averiguar donde la retenían.

Ramón golpeo la pared con rabia, puede que tuviera las pruebas para empapelar a Víctor, pero aún tenia que encontrar a Sara, pero su compañero Carlos le pidió que viniera con insistencia.

Ramón, con rabia, fue con Carlos, fueron al ordenador y se conectaron con la Web, visionando los suplicios de Sara, Ramón estuvo a punto de golpear a Carlos cuando este señalo un lugar de la pantalla.

Ramón miraba la pantalla, apenas podía leerlo, pero tenía una cruz en el papel, era una esquela, una esquela de alguien ¿de quien era? No lo sabia, pero parecía ser la clave.

No sabia porque, pero sentía estar cerca, la prostituta deportada, el vendedor de alimentos invidente que no le identificó, las heridas del chico y las innumerables broncas del comisario, estos cuatro días de pesadilla por fin terminarían.

Sara estuvo mezclando cosas en un pequeño recipiente, consiguió la mezcla adecuada, se sorprendió a si misma de lo que podía hacer, cogió varios viales y los lleno con ese fluido, los llevó en una pequeña bolsa, oyó pasos ¿cómo es que había venido tan pronto? Escondió los viales y se coloco en un rincón, no podía evitar ser violada otra vez, pero si aguantaba y tenía paciencia, tendría su libertad.

Víctor entro dando un portazo, encendió la cámara y enseño la pistola.

-bien querido publico, ha sido un placer haber actuado para vosotros, pero esto es el final, pero os dejare decidir como acabara todo, ¿un disparo en la cabeza? ¿Tortura? ¿Quemarla viva?, os lo dejo a vuestra elección, mientras tanto, yo me daré un ultimo disfrute con esa zorrita – decía Víctor con crueldad.

Sara vio que este seria su ultimo día de vida, estaba asustada, no quería morir, pero decidió no exteriorizarlo, no darle el gusto de verla suplicar, es más, ella quería que la recordase enfrentándose a el.

-¿no vas a darles más tiempo para decidir?, si que tienes prisa – decía Sara con descaro.

Víctor miró a Sara con sorpresa ¿cómo se atrevía a decirle eso? Fue a su lado y le metió la pistola en su boca.

-¡ahora no te ríes tanto! ¿Verdad? – decía Víctor gritando.

Sara no dijo nada, simplemente relamió el cañón de la pistola con dulzura, acaricio el arma como si fuese la polla del hombre de sus sueños, con una mirada sensual.

Víctor, quedó hipnotizado ante esa imagen, se excitó tanto que al final eyaculo solo con esa visión.

-¡¿ya?! ¿Yo que? ¿Solo soy yo o todas notan tu leche en sus tetas solo al desabrocharse un botón? – decía jocosa Sara.

Víctor reacciono dándole una bofetada a Sara arrojándola al viejo colchón, Víctor se quitó los pantalones y se preparó para violarla con furia.

-¡ya me acuerdo de ti! Eres ese profesor que estaba siempre cabreado, sobretodo con las chicas, me acuerdo que te hice la broma por que en el perfecto examen que hice solo me pusiste un 5 y no un 10 – dijo Sara recordando el suceso.

-¡¿ya lo recuerdas?! ¡Puta!, ¿¡recuerdas lo que me sucedió!? – gritaba Víctor.

-si, nunca pensé que eso se me iría de las manos, ya no había vuelta atrás y aunque lo confesara todo no me harían caso, el síndrome de Estocolmo dirían, pero ahora has demostrado lo que eres, y pienso que debieron quemarte en ese lugar ¿qué te sucedía? ¿Tenías mucha arma pero se disparaba sola? ¿Te llamaban Víctor "el rápido" – decía Sara con una sonrisa de burla.

Víctor, cegado por la ira intentó penetrarla, pero estaba tan ofuscado que solo dio en el colchón.

-perdona que te lo diga, pero mi coño esta más arriba, ¿acaso además de aguante te falta puntería? – dijo Sara en medio de una enloquecida risa.

Víctor temblaba de ira, encendió la hoguera y puso los atizadores a calentar.

-oh ¿vas a preparar la cena? Córtate la polla, como no sirve para lo que ha de servir, al menos que sirva para alimento – seguía diciendo Sara emitiendo más y más risas que rozaban lo diabólico.

-¿por qué coño no se calienta más rápido? – decía Víctor nervioso.

-ah ¿quieres calentarlos más rápido? Déjame hacer un baile sexual a esas varas, pero no me mires, que siempre eres muy fugaz – decía Sara sin parar de reír.

Víctor se tapó los oídos gritando ¡cállate!.

Pero Sara se sentía poderosa, veía a Víctor derrumbarse como un castillo de naipes, puede que ella firmase su sentencia de muerte, pero se estaba vengándose a placer.

-¿qué sucede ahí fuera? Nunca me dices nada, ¿hay concentraciones para darme ánimos? ¿La policía se ha movilizado? ¿He salido guapa en los periódicos? Lo más seguro es que sospechen de ti, que te miren mal, esa mirada de ¡eres culpable! En cada persona te está apuñalando más y más, no importa lo que hagas eyaculador prematuro, en cuanto salgas de está madriguera tendrás a un policía con tu foto buscándote.

Víctor gritó, gritó como si toda la tensión que tenia dentro estallara como una bomba nuclear, apuntó con su arma y disparo hasta vaciar el cargador.

Sara al ver la reacción instintivamente se puso a cubierto, pero las balas no la alcanzaron, es mas, si se hubiera quedado quieta ni siquiera la rozarían.

Víctor todavía apretaba el gatillo, pero no salía ni una bala más, Sara, al ver el resultado y sacando valor, dijo con una sonrisa forzada.

-¡no solo te falta puntería en el follar, sino también en las armas, mi hermana pequeña que tiene ocho años tiene mejor manejo en las armas que tú.

Víctor ya no parecía consciente, el odio lo dominaba, apunto con su pistola y apretó el gatillo, pero solo consiguió que la pistola hiciera clic, clic.

-¿¡que estas tonto!?, ¡no hay balas! – decía Sara riéndose.

Víctor le lanzó la pistola, errando su objetivo, copio dos varas y fue directo a golpearla con ellas, pero mientras se dirigía a Sara, esta le preguntó.

-¿qué se consigue con azufre?.

Sara copio un vial y lo lanzó con precisión al rostro de Víctor, el líquido álzanos la cara y los ojos del agresor corroyéndole la cara.

-¡acido sulfúrico! – respondió Sara.

Víctor se llevo las manos a la cara gritando de dolor, lanzaba bastonazos a diestro y siniestro con la esperanza de que algún golpe alcanzara a Sara, pero esta hacia gestos de mofa ante la cámara.

-¡¿donde estas?! ¡¿Dónde?! – gritaba Víctor.

-aquí – decía Sara en una pared.

Víctor corrió como si estuviese poseído en la dirección donde salía la voz, pero Sara se apartó y Víctor se estrelló contra la pared.

-esto por las mamadas que me obligaste a hacer – pensaba Sara.

Víctor, adolorido, seguía buscando a Sara, esta lanzó un guijarro a la hoguera.

El sonido fue detonante, corrió hacia allá y cayó en las llamas, sintió el fuego devorando su ropa, el calor amenazando a su carne.

-¡eso por lo de esa pandilla! – pensaba Sara con odio.

Víctor rodó hacia un charco que Sara usaba para beber y empezó a apagar las llamas, pero Sara copio un cable de alta tensión y lo arrojó al agua, electrocutando a Víctor.

-¡esto por la ruleta! – decía Sara gritando de odio.

La joven sentía un gran placer viendo a Víctor retorcerse de dolor por la electricidad recorriendo su cuerpo, en ese momento la puerta se abrió y apareció Ramón y Carlos con sus armas, el nombre del difunto fue suficiente para averiguar el ultimo lugar donde trabajo el sujeto de la esquela, este mismo lugar donde tenia encerrada a Sara, Carlos aparto el cable antes de que Víctor muriera electrocutado mientras que Ramón atendía a la chica.

-¡Dejad que muera ese bastardo! – lloraba Sara cuando veía que ayudaban a Víctor.

-no, pequeña, tu eres mejor que el, además, ¿no seremos tan egoístas de negarles un culo tan bonito a los habitantes del "hotel rejas"? – decía Ramón intentando calmarla.

Pero Víctor, en un descuido de Carlos, se apoderó del arma del policía y apuntó a Sara al grito de puta, Ramón, instintivamente, saco su arma reglamentaria y disparó los testículos de Víctor que cayó gritando de dolor.

-me alegra ver que siempre pones el seguro – decía Ramón.

Carlos hizo una señal de aprobación.

Sara y Carlos se fueron, Ramón atendió a Víctor, quería que sufriese en la cárcel, no que se desangrase, cuando hizo todo lo que pudo, miro a la cámara, apuntó al objetivo.

Los usuarios de la Web no daban crédito a lo que veían, les apuntaban con el arma.

-the show is over – dijo Ramón antes de disparar el arma.

Epilogo.

Ramón fue al cine, lo hizo de incógnito para que no le reconocieran, ya fue bastante lo que pasó después del caso de Víctor, el cual consiguió suicidarse al conseguir un cristal para cortarse el cuello, un caso en el que ascendió a Capitán, un caso que le dio fama mundial a pesar de que Sara fue la que consiguió reducir a Víctor, recuerdos de hace dos años que vuelven en una película de cine.

La película no reflejaba nada la realidad, persecuciones, explosiones, cosas espectaculares, solo era un divertimento para la gente, pero para el, fueron cuatro días de pesadilla, pero le gustó el final, las palabras del actor que le representaba decía esas palabras al actor que representaba a Víctor.

-si, todos vivimos malos momentos, momentos en los que la vida es una mierda, pero la diferencia entre tu y yo, es que yo me levanto con fe a que el nuevo día será mejor, que enfrentándome a lo que me atormenta, no como tú que se enfrenta dándole la culpa a los demás, así llegaste tu, a ser una escoria, un paria, un alma podrida.

Todos aplaudieron esa frase, pero Ramón sintió unos suaves labios femeninos besándole, cuando se separaron esos labios la reconoció, ¡era Sara!

-faltaba el beso de los protagonistas – decía Sara con una sonrisa.

 

¿qué tal la historia? ¿necesita mejorar? Espero comentarios

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